Hola Foro, tuve la suerte de despedirme de Ruby poco antes que desapareciera, llamé antes por teléfono y recepción me confirmó que estaba, no la veía en meses así que me emocioné y fui a las Cookies. Recuerdo que en el taxi temblaba de ansiedad (¿les ha pasado eso?), desde que la recepcionista me dijo que Ruby estaba atendiendo la pichula se me paró y estaba que quería explotar dentro de mis pantalones. Fui increíble llegar y verla de lejos, me di toda la vuelta y me senté en el bar para espiarla, para recorrer su cuerpo de arriba abajo una y otra vez mientras me tomaba una cervecita helada, viendo ese culaso que dentro de minutos sería mío. En un momento Ruby salió a caminar y caminé detrás de ella por esos pasadizos oscuros mirándole el rabo, estaba con un enterizo de lycra que marcaba perfectamente todas sus formas, no me avergüenza decir que prácticamente estaba babeando, la deseaba mucho, esa mujer me volvía loco, caminé detrás de ella por varios minutos hasta que regresó a su cuarto, no pude más y me le acerqué, ella se acordó de mí y me sonrió pícara, con una sola mirada se dio cuenta de lo mucho que la deseaba, me hizo entrar rápidamente y me pegó el chanchazo a mi pene y empezó a sobarse, sabía que eso me encantaba, de cerca pude oler su cuello, su cabello, su perfume de puta. Le cogí la cintura y me le pegué más, le enterré el ñaño entre las nalgas por encima de esa malla de lycra que parecía una segunda piel, varias gotas se me salieron, luego procedimos a desvestirnos, nos echamos en la cama y ella empezó con el fellatio, yo lo disfrutaba mientras con una mano le amasaba las nalgotas y miraba en el espejo todo el monumento de mujer que me comería en minutos, estaba ansioso así que la eché en la cama y la penetré, fue riquísimo, sentía su papita besando mi pinga de arriba abajo, de arriba abajo, su cara de loca mirándome, su pelito negro laceado , perfecto, me llegó al pincho y le dije mirándola "Que rica eres Ruby", ella me sonrió y luego me cabalgó así como me gustaba, de espaldas, hacia adelante y hacia atrás, de arriba hacia abajo, esas nalgotas saltando encima de mi miembro, que rico por Dios, que deliciosa sensación, me pajeo cada vez que me acuerdo. Finalmente, para cerrar con broche de oro la puse en perro y luego de varias embestidas y gemidos arrechantes por parte de ella se me salió todo el quaker, saqué la pinga y la puse a descansar un rato encima de su culo, fue una de las veces en que me salió más leche en toda mi vida, no paraba de salir y salir. Ahora que escribo esto me pongo a pensar que si hubiera sabido que esa sería la última vez que la vería le hubiera insistido con pedirle el teléfono (nunca se lo pedí, me vacilaba la idea de que “lo nuestro” fuera siempre en las Cookies, en esas cuatro paredes), tampoco sé si me lo hubiera dado, lo más probable es que no. Agradezco las fotos que han subido los demás cófrades (si pueden suban más) porque me hizo acordar esa noche, mi último gran polvo con Ruby.