Cófrades, recién me doy tiempo para escribir, pero esto me sucedió la semana pasada.
Generalmente, suelo ir los martes y miércoles a las 7am a la universidad para llegar a las 8. Todos sabemos que en hora punta el tráfico es un verdadero martirio y dolor de cabeza, pero con lo que me pasó ese día hasta se me olvidó que tenía que llegar temprano a mi práctica jajaja; pasaré a contarles mi breve historia.
Les cuento que para irme a la universidad tengo que atravesar todo la av. Universitaria y desde donde tomo el carro ya está lleno, por ende lo único que me queda es ir parada y agarrándome de donde pueda porque va repleto.
Subí al carro y estaba prácticamente colgando de la puerta, respirando todo el aliento del cobrador... hasta que más allá bajaron dos señoras y pude acomodarme mejor: estaba parada justo al lado del asiento reservado cuando de pronto sentí que una mano me tocó la nalga derecha. Inmediatamente volteé para ver quién era y me di con la sorpresa que atrás mío había una colegiala, una señorita con su uniforme aparentemente de un banco y un viejito.
-"Habrá sido de casualidad"-pensé.
No le tomé importancia y seguí volteada mirando por la ventana, cuando de repente el mismo viejito que estaba detrás mío se pegó más a mí.
Dentro de mí pensé "ptm, ni siquiera puedo avanzar". Al principio, me dieron ganas de voltear y mirarlo mal como para que se dé cuenta; sin embargo (si leyeron mi relato anterior sabrán que me encanta ver porno) imaginé que qué rico sería sentir el pene de un abuelo aunque sea rozándome.
No lo dudé dos veces y ahora la que se apegó más fui yo aprovechando que la colegiala pidió permiso para bajar.
-"Cómo hacer disimuladamente para que se ponga justo detrás mío"- de tal manera que mis nalgas puedan encajar directamente con su pene y sentirlo en el medio.
De tan solo armar mi plan durante el tráfico me había excitado demasiado.
Pareciera que este viejito quería seguirme el juego porque de la nada hizo exactamente lo que estaba pensando y se las ingenió para ponerse justo detrás de mí.
-"Qué hago ahora"- pensé. Porque tengo que admitir que me daba palta que alguien me viera y se diera cuenta, pero creo que la excitación ganó más y aprovechando que estaba agarrada de ese fierro que tienen los carros hice como si estuviera mirando por la ventana y me agaché un poquito y me curveé.
Cuando hice eso sentí todo el paquete del señor este. Gracias a Dios el tráfico ayudó mucho porque cada vez que el chofer paraba en seco el carro aprovechaba para pegarme y despegarme de él. Era como si me la estuviera clavando, pero con ropa y fue uffffffff.
De tan solo pensar que era con un desconocido y con un adulto mayor que a esa hora ya no puede tirar me hacía sentir genial.
Habremos pasado así al rededor de 6 minutos, pero desgraciadamente pasando el puente de Universitaria el tráfico baja y el carro avanzó normal: la gente ya se había dispersado más
Nos tuvimos que alejar porque era muy evidente, no sin antes moverme pero rozándolo como dándole las gracias.
Cuando llegué a la universidad lo primero que hice fue ir al baño y cuando me bajé el calzón estaba muy pero muy mojada y se sintió riquísimo.
Así que cuando lleguen a esa edad y alguna chibola les da señas no duden en hacerla feliz!!! jajaja.
Un abrazo a todos

Generalmente, suelo ir los martes y miércoles a las 7am a la universidad para llegar a las 8. Todos sabemos que en hora punta el tráfico es un verdadero martirio y dolor de cabeza, pero con lo que me pasó ese día hasta se me olvidó que tenía que llegar temprano a mi práctica jajaja; pasaré a contarles mi breve historia.
Les cuento que para irme a la universidad tengo que atravesar todo la av. Universitaria y desde donde tomo el carro ya está lleno, por ende lo único que me queda es ir parada y agarrándome de donde pueda porque va repleto.
Subí al carro y estaba prácticamente colgando de la puerta, respirando todo el aliento del cobrador... hasta que más allá bajaron dos señoras y pude acomodarme mejor: estaba parada justo al lado del asiento reservado cuando de pronto sentí que una mano me tocó la nalga derecha. Inmediatamente volteé para ver quién era y me di con la sorpresa que atrás mío había una colegiala, una señorita con su uniforme aparentemente de un banco y un viejito.
-"Habrá sido de casualidad"-pensé.
No le tomé importancia y seguí volteada mirando por la ventana, cuando de repente el mismo viejito que estaba detrás mío se pegó más a mí.
Dentro de mí pensé "ptm, ni siquiera puedo avanzar". Al principio, me dieron ganas de voltear y mirarlo mal como para que se dé cuenta; sin embargo (si leyeron mi relato anterior sabrán que me encanta ver porno) imaginé que qué rico sería sentir el pene de un abuelo aunque sea rozándome.
No lo dudé dos veces y ahora la que se apegó más fui yo aprovechando que la colegiala pidió permiso para bajar.
-"Cómo hacer disimuladamente para que se ponga justo detrás mío"- de tal manera que mis nalgas puedan encajar directamente con su pene y sentirlo en el medio.
De tan solo armar mi plan durante el tráfico me había excitado demasiado.
Pareciera que este viejito quería seguirme el juego porque de la nada hizo exactamente lo que estaba pensando y se las ingenió para ponerse justo detrás de mí.
-"Qué hago ahora"- pensé. Porque tengo que admitir que me daba palta que alguien me viera y se diera cuenta, pero creo que la excitación ganó más y aprovechando que estaba agarrada de ese fierro que tienen los carros hice como si estuviera mirando por la ventana y me agaché un poquito y me curveé.
Cuando hice eso sentí todo el paquete del señor este. Gracias a Dios el tráfico ayudó mucho porque cada vez que el chofer paraba en seco el carro aprovechaba para pegarme y despegarme de él. Era como si me la estuviera clavando, pero con ropa y fue uffffffff.
De tan solo pensar que era con un desconocido y con un adulto mayor que a esa hora ya no puede tirar me hacía sentir genial.
Habremos pasado así al rededor de 6 minutos, pero desgraciadamente pasando el puente de Universitaria el tráfico baja y el carro avanzó normal: la gente ya se había dispersado más
Cuando llegué a la universidad lo primero que hice fue ir al baño y cuando me bajé el calzón estaba muy pero muy mojada y se sintió riquísimo.
Así que cuando lleguen a esa edad y alguna chibola les da señas no duden en hacerla feliz!!! jajaja.
Un abrazo a todos