El rico desayuno

Continua tu relato cofrde

 

Esperando la continuación!!

 

Era floro, yo conozco al pata, es un gordo psjero

 

¿?
Solo veo puros comentarios tuyos levantando falsos.
¿Todo bien por casa, estimado?

 

Continue con el relato cofra

 

Ya la ibas conociendo más a la chama

 

Debiste pedirle su número no perdias nada

 

Ya te la querías comer a Maria la dueña del local

 

Continúa con el relato cofrade

 

Buen relato! Estaré a la espera de su continuación

 

Deseándoles que se encuentren bien en este estado de emergencia y traten de cumplir al máximo lo dispuesto por el gobierno, continuaré con esta historia.

Subí a la camioneta y me dirigí hacia el gimnasio, demoré un poco más de 5 minutos en llegar, no había espacio para cuadrarme, así que opté por ingresar al centro comercial. Busqué estacionamiento vacío y me cuadré, revisé el celular y no tenía mensajes de Keyla. Esperé unos minutos a que me escribiera.

Keyla: ¿Donde estas? ¿Llegaste?
Yo: claro, te estoy esperando abajo.

Esperé como 10 minutos y desde dentro de la camioneta vi que recién salía. La observaba y miraba para los lados, como buscándome. Sacó su celular y me escribió.

Keyla: mentiroso, no te veo.
Yo: te dije que estoy abajo.
Keyla: tampoco te veo.

Me bajé de la camioneta, le alcé la mano y me vió. Estaba vestida con pantalón jean pegado, zapatillas blanca con plataforma y un top negro. La esperé dentro de la camioneta, ella abrió la puerta de copiloto.

Keyla: no sabía que tenías caña.
Yo: buenas noches señorita!
Keyla: jajaja buenas noches, sorry.
Yo: esperame acá, voy a hacer sellar el ticket al gym
Keyla: dame, yo voy.
Yo: ¿segura?
Keyla: Claro, por hacerte esperar y no saludarte
Yo: jajajaja

Keyla se dirigió hacia el gym, me dió la espalda y se veía muy bien ese trasero y le resaltaba más por delgada que es. El jean le formaba mejor ese culito trabajado y su cabello largo en cola, le hacía ver más sexy. Físicamente Keyla es de piel blanca, cabello rubio y muy largo, cara hermosa, delgada de brazos pero buenas piernas. Es de talla baja, sin llegar a ser enana y senos muy pequeños. En el gimnasio, llevaba siempre su ropa deportiva con pantalón licra y se le veía muy bien, pero el jean que llevaba la moldeaba más.

Al ingreso al centro comercial, me daban un ticket por estacionamiento. El gimnasio cubría el estacionamiento, por eso necesitaba su sello. Keyla abrió la puerta y subió. Salimos del centro comercial.

Yo: Ahora, ¿Donde vamos? Conozco un restaurante de comida saludable cerca.
Keyla: nooooo, yo quiero un pollito a la brasa. Claro, si tú también deseas.
Yo: jajajaja, yo cuidándote y quieres grasa.
Keyla: si, mi cuerpo pide grasaaaaa, jajaja.
Yo: Quién diría que con ese cuerpito fitness, comes grasa.
Keyla: jajaja no como muy seguido grasa, pero de vez en cuando me doy ese gusto. No hay nada de malo.

Me dirigí hacia una polleria no muy conocida de nombre, pero muy buena. Celebrábamos cumpleaños con amigos de la empresa en esa polleria, ya que Don Belisario cerró uno de sus locales donde habitualmente íbamos. Llegamos a la polleria y para no desentonar me pedí un cuarto de pollo a la brasa, igual que Keyla. Usualmente pido pollo a la plancha. La comida estaba buena, la conversación empezó fría, pero luego agarramos más confianza, bromeandonos y riéndonos sin parar. Keyla es de las chicas que les gusta hablar mucho cuando le das confianza, les gusta ser escuchada.

La conversación empezó del cómo me lesioné y que esas cosas pasan en un instante. Luego hablamos cosas del gimnasio, dietas, otros deportes que practicabamos. Me comentó que al inicio no le daba mucha importancia al gym, pero cuando vió que ya había resultados, le comenzó a meter punch. Mientras seguía la conversación, me daba cuenta que no era de esas chicas que están pendiente del celular. Vive con su mamá y su hermanito cerca de la zona. Keyla tiene 19 años y estaba en una universidad privada. Yo le conté donde trabajaba y ella conocía donde era. Y le contaba como era mi trabajo y anécdotas chistosas. El tiempo iba avanzando y nos retiramos, ya que también me comentó que tenía una tarea virtual que debía de entregar antes de las 12. Me estacioné a metros de su casa y nos quedamos unos minutos conversando.

Keyla: muchas gracias, a la siguiente invito yo.
Yo: de nada. La pasé chevere.
Keyla: espero podamos coincidir otro día.
Yo: claro, pero tú eliges porque tú vas a invitar.

Así nos despedimos y manejé volando a mi casa para luego verme con mi enamorada. Los días siguientes pasaron sin novedad, no había ido al puesto de María. El viernes de esa semana, entraría muy temprano a trabajar, así que fui a comprar desayuno. Llegué al puesto y no había mucha gente, nos saludamos con María y le pedí mi desayuno.

Maria: siéntate, ahorita te lo llevo.
Yo: Quiero para llevarlo.
Maria: ah ok pensé que lo tomarías acá.
Yo: no, hoy entro más temprano a trabajar.

María comenzó a preparar mi pedido, mientras yo la observaba y preparaba las monedas en mi mano. Ella comenzaba a cantar en voz baja la canción de ese momento, yo me reía de ella. Me dió la bolsa del desayuno y le pagué.

Maria: te falta 10 soles por el concierto.
Yo: jajaja tengo que pagar por eso.
Maria: ¿Canto horrible?
Yo: jajaja no, pero tampoco para pagarte.
Maria: bueno ya me debes 10 soles y me debes tu historia. Chau chamo, hasta mañana.
Yo: chau

Me dirigí a la camioneta, ese sábado pedí no trabajar por la lesión en el pectoral. Así que no iba a ver a Maria y ella de nuevo me soltó la indirecta de contarle mi historia (o quizá era solo un deducción mía). Veía muy evidente, regresar y pedirle o darle mi número, pero tenía que hacer algo ese día. Se me ocurrió otra cosa. Escribí mi número celular de la empresa en un papelito y levanté mi mano para llamar al señor de seguridad. Él pensó que lo llamaba para que me ayudara a salir. Tenia

Yo: buenos días señor, mira hazme un favor.
Señor: digame
Yo: dale este papelito a la chamita del desayuno.

El señor vió que en el papel estaba un número telefónico y entendió la situación.

Señor: ok, yo le doy. Me hablas de la chamita de donde compras desayuno siempre.
Yo: si, pero no te vayas a equivocar le das a la más joven.
Señor: claro a la más chatita
Yo: exacto. Le das cuanto esté desocupada y no haya mucha gente, para que no le causes problemas en su trabajo


Le di las gracias, y le di su propina de siempre más un adicional. Ahora solo era cuestión de esperar que me escribiera y ese fin de semana me escaparía de mi enamorada para planear algo con María, si es que se da.

 

Buen relato cofra no nos deje esperando mucho esta vez

 

Continúa la historia, se ve muy interesante

 

Jajajaja... Genial, prosigue. Me río de María y la supuesta deuda de 10soles por el concierto... Mándala a " Yo soy"...

 

Esperé que Maria me escribiera, estaba atento si algún número desconocido me whatsappeaba. Ya era mediodía y no lo hacía, deduje que estaría ocupada y lo haría más tarde. Así llegó la noche y no lo había hecho, habían varias opciones. La primera es que el señor de seguridad no le había dado el papelito, ya sea por olvido o porque no le dió la gana. La segunda es que si recibió el papelito pero me había choteado. La tercera es que también recibió el papelito pero quería hacer todo caleta, y al darle mi número le traería problemas.

El sábado y domingo fue igual, no me escribió ni me llamó. Así llegó el lunes y fui temprano a su puesto. Mientras manejaba pensaba en las opciones. Así que llegando al mercado y estacionar, me encontré con el señor de seguridad.

Señor: buenos días joven, ¿y te llamó?
Esa pregunta me descartó la primera opción que expuse.
Yo: nada, ¿le diste a la que te dije?
Señor: si, a la más bajita.
Yo: ¿Te dijo algo, cuando le diste?
Señor: se sorprendió y lo guardó. Ella no se mueve mucho de su puesto, ya ni le toqué el tema.
Yo: gracias
Señor: si quiere cuando la vea sola, le digo que lo llame.
Yo: gracias, no es necesario.

Sentía que había ganado un aliado por la preocupación que ponía jajajaja. Me acerqué al puesto y actúe normal. Esperé que Maria terminara de atender otro cliente, la dueña de percató de mi presencia y decidió atenderme ella. La dueña me preparó todo para llevar y al momento de pagar me dí cuenta que no contaba con monedas para el pago. Saqué un billete para pagarle.

Dueña: hijo, ¿no tienes sencillo?
Yo: no señito.
Dueña: María, anda a sencillarte (pasándole la voz a María).
Dueña: Un momento hijo, no demora nada. (dirigiéndose a mi).

El tiempo que me quedé esperando a un costado no duró ni 20 segundos, cuando se me ocurrió ir detrás de María. Había visto por donde masomenos se dirigió y la encontré en un puesto de frutas, esperando que el dueño de esa tienda se desocupara para hacerle el favor de sencillarle. Ese día estaba vestida muy sport, como en la mayoría de veces que iba a trabajar, con su clásico moño en el cabello cubierto del gorrito blanco transparente que usan los cocineros en la cabeza. Al verla de costado, podía ver ese culito paradito, como lo relaté anteriormente no tenía un culazo; pero ese trasero era perfecto para su tamaño y contextura. Además ya la había visto en jean antes y podía asegurar de lo delicioso que debe de ser comerse a esa chamita.

Maria: hola, ¿no te gusta esperar?
Yo: preferí acompañarte. Pensé que me escribirias.
Maria: ¿Escribirte? ¿Dónde? No entiendo
Yo: ehhhh.. El señor que cuida los carros me dijo que te dió mi papelito.
María: ¿Papelito? Ahhhhh... ¿Ese número es tuyo? No sabia.
Yo: ¿El señor no te dijo?
María: me dijo "esto te manda un señor que tiene carro"
Yo: si tengo carro
María: no sabía, aparte tú tienes cara de carajito. No imaginé que eras tú, pensé que era un señor de esos que se dedican a acosar.
Yo: jajajajajajajaja disculpe por el acoso.
María: ese papel ya lo boté, dame tu número.

Explicando la palabra "carajito" y traduciendo a nuestra lengua perucha, así le dicen a los niños; pero en este contexto se refería a la cara de "chibolo". El frutero se desocupó para sencillarle, Maria le dió el billete y recibió billetes más cortos. Por la facilidad de la operación, concluí que muy a menudo ella se sencilla ahí o que quizás la compra de frutas para sus jugos lo hace ahí. Le dí mi número (número celular de la empresa), ella me guardó con mi nombre. Me preguntó cuánto era mi vuelto, me lo dió y fuimos caminando hacia el puesto de ella.

Maria: lo del papelito le conté a las chicas del puesto cuando el señor me lo dió.
Yo: ¿en serio? Y ¿se molestó la dueña?
María: nooo, la señora es chevere. Hasta me bromeaba que ya había conseguido mi millonario.
Yo: jajajaja.
Maria: más rato te escribo. Voy a seguir trabajando
Yo: chau
Maria: ya le di su vuelto (dirigiéndose a la dueña del puesto)

Salí del mercado, rumbo a la camioneta. No sé si les ha pasado, pero sentía que la chamita ya tenía medio pene dentro jajajaja. Así las opciones uno y dos se habían esfumado, la pelota ya estaba en mi cancha. Le dí su propina al señor de seguridad y me dirigí al trabajo.

 

Cofra su relato esta muy bueno, continúe porfa

 

Hola todas mis fotos y video aqui https://perutops.com/foro-relax//b4cxoi

 

Cofra, la historia engancha pero ya esta haciendo muy larga
Ojalá nos comparta la continuación pronto

 

Buena historia cifra pero muy pausada, espero q continúe ya con el desenlace final.

 

Continúa la historia