Dama prohibida

A la melancolía

No te enojes conmigo, melancolía,
porque tome la pluma para alabarte
y, alabándote, incline la cabeza
sentado sobre un tronco como un anacoreta.
Así me contemplaste ayer, como otras muchas veces,
bajo los matinales rayos del cálido sol:
Ávido el buitre graznaba en el valle,
soñándome carroña sobre madera muerta.
¡Te equivocaste, pájaro devastador,
aunque momificado descansara en mi leño!
No viste mi mirada llena de placer
pasear en derredor altiva y ufana;
y que cuando insidiosa no mira a tus alturas,
extinta para las nubes más lejanas,
se hunde en lo más profundo de sí misma
para radiante iluminar el abismo del ser.
Muchas veces sentado en soledad profunda,
encorvado, cual bárbaro oferente,
pensaba en ti, melancolía,
¡Penitente, pese a mis pocos años!
Sentado así, me complacía el vuelo del buitre,
el estruendo de la avalancha,
y tú, inepta quimera de los hombres,
me hablabas con verdad, mas con horrible y severo semblante.
Acerba diosa de la abrupta naturaleza,
amiga mía, te complaces en manifestarte a mi alrededor
y en mostrarme amenazante el rastro del buitre
y el goce de la avalancha, para aniquilarme.
En torno a mí respira enseñando los dientes
la apetencia de muerte:
¡torturante avidez que amenaza la vida!
Seductora sobre la inmóvil estructura de la roca
la flor suspira por las mariposas.
Todo esto soy —me estremezco al sentirlo—:
mariposa seducida, flor solitaria,
buitre y rápido torrente de hielo,
gemido de la tormenta — todo para ensalzarte,
fiera diosa, ante quien profundamente inclino la cabeza,
y suspirando entono un cántico monstruoso de alabanza,
sólo para ensalzarte, ¡que con cordura
de vida, vida, vida esté sediento!
No te enojes conmigo, divinidad malvada,
porque con rimas dulcemente te orne.
Aquel a quien te acercas se estremece ¡oh rostro terrorífico!
Aquel a quien alcanzas se conmueve, ¡oh malvado derecho!
Y yo aquí estremeciéndome balbuceo canto tras canto
y me convulsiono en rítmicas figuras:
fluye la tinta, salpica la pluma afilada,
¡oh diosa, diosa, déjame — déjame hacer mi voluntad!

FN


No pretendo ni si quiera acercarme a un trazo, a un bosquejo, a un borrador del peor escrito del histórico y lumbrera FN, pero camino a mi casa y al encontrarme con una dama que siempre fue prohibida, me inspiró algunos de sus versos que siendo sinceros hace poco conocí y calaron mucho en mí.

Su esposo había fallecido y muchos carroñeros la rondaban, ella tan sutil como sabia deslumbraba su brutal coquetería, a veces no se daba cuenta y otras te atrapaba para masticarte y dejarte a tu mínima expresión.

Y me fui al pasado que un beso juguetón nos unió, ella estaba perfecta, genuina y distinta, de la mano de su galán que solo era su enamorado. Fue curioso, un verano tentador y retador, salió, eramos jóvenes aventureros y no trascendió. Posteriormente los años vinieron con resquebrar saludes, primero sus antepasados, luego el mayor de sus hijos y finalmente el antes y después con la pronta partida de su pareja de toda la vida.

Una brisa marina en mi cerebro, deslizo tan pronto y contundente que me dejó ver sus intimidades, ese largo y extraño vestido me propuso la mejor vista, sus piernas tonificadas se abrieron ante mí, ella lo supo, giro suavemente y ese aire tibio me bendijo y nos encontramos en silencio en una ola de sus besos y leves movimientos de caderas cuando llegan al alma.

Y no solo yo fui un niño, ella quiso traer su pasado muy sano, cerrando sus ojos, llevándome a todos lados con un simple tocar, era como sanación, vino un silbido potente pero a la vez dulce y tierno. Cuando me di cuenta estaba en mi percha, la cual empezó a cantar con autoridad. Sus manos fueron desatando los temores, alejándolos y llegando a crear extensas armonías entre dos disimiles seres. La hora avanzaba, yo quería correr y de hecho lo intenté, ella apoyó todo su cuerpo sobre mí, casi era una lucha constante. Yo quiero agua y esas gotas no me llenan, yo quiero comida y ese bocado no satisface pero de pronto cuando estuvo sentada en mi, no hubo necesidad de ser el loco empedernido que las usa como objetos. Se puede crecer y mejorar desde la experiencia de una viuda que si jugó largo y tendido de joven, nunca a profundidad lo sabré, pero el presente es y puede ser mejor que todo y me dediqué a eso sin saber porque...........

 

buen relato maestro si que como dice donde hubo fuego---cenizas quedan saludos.

 

Gracias Doc, así es, a veces puede pasar una vida pero si ambos coinciden y de alguna manera se necesitan ( para bien o mal), pasa. Valeu, falou. Saludos.