Conociendo a Marcela

Ya dentro del cuarto, iniciamos con una revolcada en la cama, comiéndonos a besos profundos, extrañando nuestro cuerpos y las ansias de volver a sentirnos, ya había pasado como un año desde que la conocía, y manteníamos encuentros furtivos a escondidas, pero esa noche, éramos libres de expresar todo el libido y perversiones de nuestros genitales. Cada uno nos desvestimos rápidamente, a pesar que ella estaba picada por el trago bebido en la discoteca, no desentonaba en el movimiento de su ser. Llevaba puesto un sostén con encaje color morado en conjunto con sus bragas, era una dulzura verla y una delicia tocarla, sentía como me mordía los labios y con su mano izquierda acariciaba el glande que se encontraba en todo su esplendor. En eso, lentamente la volteo ofreciéndome su espalda y todo su nuca para el deleite de mis caricias, empecé a soplar delicadamente su cuello y al deslizar la punta de mi lengua por el dorso de su cuerpo, se retorcía, se mojaba y se movía de adelante hacia atrás, llego a morderle tiernamente sus nalgas carnosas y redonda, ya que estaba totalmente excitada introduzco mi dedo medio de la mano derecha, como sus juegos empapaban los otros dedos fuera de su vulva, penetraba cada vez más profundo aquel afortunado dedo y la palma de la mano chocaba constantemente con su clítoris, no pudo más y gemía de placer, sin más, coloque el preservativo en el falo duro, y le entregue las más ansiosas embestidas, como se humedecían los testículos y todo el vello púbico de sus fluidos, recordé que ella llevaba una cámara digital en su bolso, y le propuse fotografiarnos mientras duraba el coito, a lo que ella no se negó, y con su mirada traviesa lo saca y nos tomábamos fotos en cada momento, primero ella, ya que se puso encima para cabalgar, enfocaba como mi pene entraba en su vagina en diferentes ángulos, era una perversión total de ambos, esa complicidad era lo máximo, giro y estando encima veía su trasero y su sexo subía y bajaba para el estímulo del placer, el flash iluminaba sus nalgas y como su ano también estaba húmedo. No me quede con la ganas y trataba de dilatar su culito, introduje solo una parte del dedo índice de la mano izquierda no me dijo nada (ya en encuentro anteriores había tenido el placer de degustar su estrecho anito), entonces me mande todo el dedo y con la otra mano tomando fotos, enfocaba su rostro como lo vivía, como se mordía sus labios y cerraba los ojos alcanzando la cúspide del orgasmo, deje la cámara a lado de la cama, y la puse boca abajo con el rostro contra la cama y elevando su cadera, le metí una lengüeteada de su ano, tenía que zampárselo todo y terminar en aquel estrecho orificio, y no quiso, me pidió que esta vez no lo meta por ahí, yo estaba empilado y lo direccionaba por ahí, - no por favor no- - cariño ya pues dejarme sentirte toda para mí- - haz todo lo que quieras pero no me lo metas por ahí- - entonces eyaculo en tu boca y tu cara- - si amor, dámelo todo-

La agarre como pollo a la brasa, bombeándola con energía, todo mi cuerpo sudaba y el ambiente se encontraba con la temperatura elevada, ella solo lo disfrutaba y yo a punto de explotar, no pude contenerlo más, salgo de su vientre y coloco mi piernas a ambos lados de sus hombros, retiro el condón, y masturbándome con rapidez, apunto hacia su rostro todo el semen espeso, el primer chorro cayo en su ojo izquierdo, el segundo chorro callo con fuerza dentro de su boca casi por sus amígdalas y las ultimas gotas en su frente y cabello, ella tose desesperamente y casi se atoro, salto corriendo al baño a escupirlo, me asusto ya que se lo trago y me comento que lo sentía en sus garganta. Nos quedamos a pasar las siguientes horas a dormir hasta que amanezca y acordamos mutuamente a borrar todas las fotos.

Y así fue la última vez que pude satisfacer y sentir más morbo y libido que el vivido años atrás.
Supe que viajo a un país vecino por una temporada, pero regreso, por ahora solo recuerdo como disfrute de su cuerpo y de su entrega. Ya quisiera volver a comérmela e introducirme dentro de su apretado culo.

 

excelente cofrade, era una bandida erabrufiana, lo felicito, bien redactado y muy especifico