Antimemorias de un kinero: así empezó

Cap. 28

Lo inimaginable e inevitable ha sucedido. Gonza y Cami están saliendo. Están en la primera etapa donde todo es color de rosa. Aun no hacen un viaje juntos, pero de seguro que están tirando como locos todos los días. Si me agrada la idea de que ambos se junten, pero siendo sinceros tengo una extraña sensación de perder a Cami; sin ser mía la he perdido creo yo para siempre.

Por el momento no tengo ganas de verlos juntos besuqueándose en mi presencia, la idea de la parrilla en mi casa queda postergada hasta nuevo aviso. Lo extraño es que Gonza debe creer que estoy realmente molesto porque no me ha escrito de aquella vez que me envió la selfie con Camila. Ese día seguro que sucedió todo y Camila con las chelas encima acepto irse al hotel ese mismo día o tal vez lo hicieron en la playa como completando el suceso años atrás. No puedo más, la cabeza me explota. Querer tener lo que no puedes ni debes. Es una batalla que ni siquiera tengo motivo de pelar salvo la arrechura. El camino se me hace cada vez más estrecho y sólo debo quedarme con Andrea. La vida en realidad me esta haciendo un favor. Andrea tiene que ser mi ultimo barco para navegar hasta los confines de la tierra. Ya no tengo más amigas ni conocidas. Decido renunciar y ser exclusivamente para Andrea, ya llevo así buen tiempo. No la pienso fregar.

Me siento un poco incomodo, nada me atormenta, todo anda a la perfección. No estoy acostumbrado a andar así, sin una piedra en el zapato. No todo puede ser felicidad ando alerta a cada movimiento; pero la marea esta tranquila. No hay historias ni aventuras a medias tintas salvo que seguir con mi camino. Es territorio desconocido para mí. Estoy saliendo del trabajo y en el lobby lo veo nuevamente, creo también trabaja en el mismo edificio que el mío. No sé lo que hace aquí. Es Braulio, me sonríe a lo lejos.

Quiero llegar a casa, beber una cerveza fría y quedarme dormido en la sala. No tengo ganas ni de tirar; pero sorpresa mía Andrea esta súper arreglada, con una putifalda que de inmediato vuelvo a recordar cuando la conocí. Hoy se bebe me dice, se me acerca y me muerde la oreja. La pija se me pone dura al sentir su fragancia. Le digo para un rapidito, que no sea mala, que me ha puesto grave de solo verla así. Me dice que no. Que me la aguante o que mejor si tiramos en el baño de la discoteca. Quiere romper la rutina, quiere sentirse deseada salvajemente por mí. Quiere a su toro embravecido para tener sexo guarro.

Después de mucho tiempo que voy a una discoteca y es la primera vez que voy de la mano con una pareja con la que vivo. Me siento exclusivo de ella; pero eso me dura poco. No puedo dejar de ver a las demás damitas que están ahí bebiendo y bailando en sus diminutas putifaldas. No puedo mas con la pija que la tengo super dura. Andrea muy amablemente me trae un trago en las rocas y de pronto siento algo frio que recorre mi espalda. Es un cubo de hielo que Andrea me ha metido y se me acerca diciéndome que me enfríe un poco, que ando muy caliente y me aplasta la pinga que esta toda dura.

Me relajo y divierto porque con toda esta arrechura se que al llegar a casa me voy a tirar a Andrea, sacarle ese diminuto vestido y terminar dentro de ella. Ya no ando con la angustia de estar buscando a alguien en la fiesta y de al menos poder rozarle la pija. Ya no más. Nuevamente todo vuelve a suceder, el bucle continuo, espero que no. En la fiesta me he encontrado con Braulio. Esta con unos hombres un poco mayores, pero en su grupo hay varias mujeres deslumbrantes, como de perfil de modelo. Altas, con vestidos y escotes pronunciados, caribeñas al parecer. Nos cruzamos miradas y se toma la molestia de saludarme. Me extiende la mano y para no ser descortés lo saludo. En ese preciso momento ambos volteamos, como si nos estuvieran observando. Es Andrea que nos mira. Ellos no están bien, no sé si en algún momento lo estuvieron; pero en este momento tienen rencillas. Andrea parece enfurecida, gira y se va. Voy tras ella, pero no me hace caso, sale de la fiesta y camina sin destino. No se que hacer salvo seguirla. Esta embravecida sin estarlo. La sigo sin decirle nada. Estoy aquí para ella; pero se que tal vez hoy no hay sexo guarro, tengo la leche en la cabeza y no puedo pensar bien.

Es de mañana, día soleado; pero no es el sol que me despierta sino una agradable mamada que estoy sintiendo. Es Andrea que esta que me la chupa, esta peladita y me vuelve loco. Me hace silencio con los dedos y sigue en lo suyo. Hay una sazón especial en esta mamada. Está un poco más desinhibida, como si no nos conociéramos, como si fuéramos extraños. Al verla a los ojos mientras me la chupa no logro verla a ella. Es una extraña y eso para ser sincero me gusta. Quien se apoderó de mi Andrea que ahora es la campeona olímpica de las mamadas. No puedo mas y voy a explotar ahí mismo en su cara. Eso es lo que quiere; sentir mi magma caliente en su rostro. Me quedo dormido de tan rica mamada. A los minutos vuelvo en mi y no la veo. No esta en casa. Le marco al celular, pero no hay respuesta. Andrea se ha ido, no sé adónde. No sé qué le pasa.

No puedo pensar en nada más que en Braulio; nuevamente viene al alterarlo todo. A raíz de ese encuentro, en la disco, le cambió su comportamiento. En tan fuerte su desprecio hacia él o hay algo que yo no sé. No logro estar en calma. No tengo como ubicar a Braulio salvo hasta el lunes que tal vez lo vea en el lobby del edificio.
No tengo más que hacer ni donde buscar. Me doy cuenta que nos hemos aislado, ya no tenemos más amigos en común a quien preguntar por ella. Ya esta por anochecer, no hay comunicación hasta que de pronto entra un mensaje de Andrea, al menos desde su celular. Es un breve video, una fiesta exclusiva en una casa, ahí esta ella totalmente ebria, hay más chicas y varios hombres similares a los que vi con Braulio. Es un bacanal; pero por qué me enviaría ella ese video. Luego me llegan capturas de conversaciones de Andrea con otras personas. En todas ellas están quedando para tener encuentros sexuales además de las transferencias realizadas. No entendía o no quería entender ese balde de agua fría. De nuevo todo se repite. Lo que antes me había dicho Gonza, que las chicas que estuvieron, en la gran manzana, difícilmente renuncian del todo; solo toman un breve descanso o si son muy solicitadas se vuelven super exclusivas para algunos peces gordos únicamente. Estoy en shock. Al rato me llega un emoticón guiñando un ojo de un numero desconocido. Abro la foto de perfil y es Braulio.