Huerto Mei

Tema en 'Relatos Eróticos Peruanos' iniciado por gnussi98, 31 Dic 2022.

    gnussi98

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    Hace tiempo que sigo este foro, pero no me había animado a escribir, intentaré contar algunos amoríos que marcaron mi mente, ojalá sea de su agrado.

    Después de mucho tiempo he regresado a Perú, a la casa de mi padre, después de varios años. El micro mini departamento en la azotea aún guarda algunos libros y objetos míos. Papá decidió darme este pequeñísimo departamento cuando empecé la universidad a cambio que me haga cargo completamente de las dos propiedades de él, ya que vivía con su nueva familia al interior del país.
    En pocas palabras yo era el casero, conserje, limpieza, pintor, albañil, electricista y, claro, en poco tiempo aprendí a "escoger" a los nuevos inquilinos.

    Ya había tenido algunas experiencias interesantes y memorables con algunas inquilinas, cierto día, mi padre me comunicó que no alquile un departamento del segundo piso, ya se había contactado con el dueño de un restaurant cercano y se irían a vivir una pareja ahí. Los esperé el día pactado para entregarles las llaves, firmar un contrato y explicarle las reglas básicas, grande fue mi sorpresa cuando vi que eran una pareja de chinos, uno era el que iba a tomar el departamento y el otro venía a ayudarle con el idioma.

    Al día siguiente llegaron como 5 chinos para la mudanza, entre ellos resaltó una chinita pequeña, un rostro bonito, bastante angelical, llevaba un vestido floreado y podía notarse sus senos pequeños y un culito coquetón, luego me enteraría que ella era la esposa y ambos administraban un chifa a un par de cuadras de mi casa.

    El chino fue siempre atento, me saludaba y me respondía al saludo, la chinita era totalmente huraña y diría que hasta algo grosera, no respondía mis saludos, quizá le caía mal, quizá su español era muy malo o había adivinado mis intenciones de depravado, no lo se.
    Los meses pasaron, la chinita me provocaba una erección inmediata cuando la veía, en especial cuando la veía subiendo las escaleras y podía ver sus piernas blancas y suaves, en mis fantasías, la veía como un anime.

    La azotea era mi patio, mi pequeño huerto y mi lugar de descanso, cultivaba varias plantas, frutas, vegetales y las cuidaba con mucho esmero, era el único recuerdo que tenía de mi madre, por eso me sorprendí una noche que al llegar a mi micro departamento encontré a la chinita husmeando mis tomates casi maduros, y sin inmutarse por mi presencia me dijo, "tomate mucho sol, no bueno" y sin decir otra palabra término de comer un tomate que ya tenía en la mano. Me molesté mucho, mi pequeño huerto en la azotea era algo muy íntimo y privado y los inquilinos no podían entrar ahí. La chinita ni se inmutó y se fue. Pasaron un par de días de ese incidente y una tarde alguien toca a mi puerta, pensé que algún inquilino se había quedado sin cable o problemas con la Internet, pero era la chinita, llevaba una bolsa plástica y un par de táperes con comida, "pala ti", me dijo. Pregunté el porqué, solo me dijo "como mucho tomate tuyo", le pregunté su nombre, me dijo "soy Mei" "a tlabajar,chau".

    El chifa estaba delicioso, como todos los chifas de mi país. No volví a ver a Mei casi dos semanas, una noche nos encontramos en la puerta, esta vez si respondió al saludo, le dije que las fresas estaban madurando, pero no entendió, "fresa" le repetí, pero no entendía, le señale que me acompañe a la azotea, subimos juntos y le enseñe las fresas de mi huerto, se rió fuertemente, arranqué dos fresas y le hice probar, conversamos un poco, me contó que venía de una provincia en China, su abuela tenía un campo grande y también una huerta con muchas frutas, mi pequeño huerto debió hacerle recordar a su abuela. Le pregunté si ya había terminado de trabajar ese día, "si, Lin en chifa bolacho" me contestó y se fue sin decir más. Pasaron varios días sin verla, decidí entonces, ir a comer al chifa, Mei me atendió, pedí el menú y al terminar le pregunté si podía ir a la azotea en la noche, quería enseñarle algo.

    Pensé que no había entendido, pero, en la noche tocó mi puerta y la invité a pasar, le ofrecí fruta fresca que me había enviado mi padre, aceptó y le dije que quería darle algo, le había comprado un libro con muchas fotos de la fusión de la comida chino-peruana, se puso seria,"glacias" me dijo y se levantó para irse, pensé que la había cagado, pero cuando la estaba acompañando a la puerta, se volvió a mi y me dio un beso en la mejilla y salió como alma que lleva el diablo.
    Pasaron varios días sin verla, el recuerdo de sus labios muy cerca a mi boca me volvía más ansioso, las pocas veces que la vi a lo largo de las semanas estaba trabajando en el chifa o llegando con el esposo después del trabajo. Una de las inquilinas, Janet, que luego escribiré su relato, me contó que a veces los chinos hablaban alto como discutiendo, pero era imposible entender, ella sospechaba que el chino bebía frecuentemente.

    Un día regresaba de la universidad y vi a Mei saliendo del trabajo con un par de bolsas pesadas, le di al alcance casi a toda velocidad y le propuse ayudarla, lo cual aceptó gustosa, fuimos conversando hasta llegar a casa y le invité a la azotea para beber algo, como siempre me miró y siguió su camino. Al cabo de unos minutos tocaron mi puerta, era ella tenía un vestido amarillo, era verano y se veía literalmente como un anime,eso me arrechó aún más. Preparé un zumo y lo bebimos, no quise ofrecerle alcohol, pensé que no lo iba a tomar bien, después de conversar sobre el trabajo, me preguntó si fumaba y si tenía cigarros, si, le repondí. Salimos a la azotea, la noche estaba fresca, el humo del cigarro le daba un aire nostálgico a la atmósfera, me contaba que el esposo bebía casi a diario, habían planeado venir primero a Perú a trabajar unos años y mudarse a USA, "más plata allá" me decía, yo sólo la escuchaba y lentamente le tomaba la mano, ella no se oponía, ambos en silencio, acerqué mi rostro lentamente al suyo y quise besarla ella me miró y me dijo "eso no está bien", pero tampoco se opuso cuando la besaba, ella me besaba con delicadeza, mis manos por primera vez sentían su cintura pequeña, tenía que agacharme un poco para besarla, mi excitación estaba al máximo, ella sentía mi verga dura, tomaba mi rostro con sus manos, finalmente se separó de mí y repitió, "tengo esposo, no está bien", se encogió de hombros y la vi bajar las escaleras.
    Entre a mi cuarto con una mezcla entre soledad y arrechura, estaba dispuesto a correrme una paja, cuando sentí nuevamente que tocaban la puerta, salí y estaba Mei nuevamente parada ahí, miraba hacia abajo, lentamente levanté su rostro y la besé de nuevo, esta vez con más pasión y algo más de fuerza, sus pequeñas manos ya no tocaban mi rostro, sino me abrazaba, empezaba a sentir su lengua jugando con la mía, como tratando de huir, entramos lentamente y sin despegarnos a mi habitación, su respiración estaba más agitada, le besaba el cuello, sentía su perfume y eso me arrechaba más, con mi mano le tocaba sus pechos pequeños a través del vestido y mi otra mano luchaba con el cierre del vestido, finalmente pude apreciar su brassier con pequeños encajes, procedí a besarle los pechos mientras nos echábamos en la cama, luché un poco, nuevamente, con su brassier hasta que finalmente sus pequeños pechos desnudos aparecieron frente a mi, sus pezones pequeños y rosados querían huir de mis besos, pero yo los chupaba con ternura y dedicación, como si de eso dependiera mi vida, ella solo respiraba agitada, por fin, esa chinita, esquiva y dueña de mis pajas y sueños húmedos, era mía.
    Comencé a quitarle el vestido por completo, quería ver que ocultaba ese trajecito de anime, admiré con cuidado su calzon pequeño y con encajes, no se opuso cuando le baje el calzoncito y me empecé a quitar toda la ropa, su vagina no estaba depilada, pero tenía una forma hermosa, sus pelitos eran suaves, quise entrar con mi lengua y probar cada uno de sus sabores, pero ella lo impidió con sus manos, lo intente nuevamente, esta vez, con poca resistencia, probé la vagina escondida dentro de esos vellos, era pequeñita, me extasiaba el olor y sabor de esa vagina asiática, ella no gemía, sólo respiraba agitadamente, mi boca cubría su vagina y mi lengua jugueteaba con su clitoris, parecía que no éramos expertos en el sexo, pero yo tenía una debilidad por el sexo oral, me enloquecia el sabor de Mei. Después de varios minutos, fui subiendo lentamente, pensé que se iba a oponer a que la penetre sin condón, por otro lado tampoco me importaba mucho en aquel momento, solo quería poseerla. En esa posición, la penetraba lentamente y mi boca disfrutaba de sus pezones, sentía su vagina apretada, eso me excitaba aún más, sus gemidos eran casi silenciosos, la penetraba una y otra vez, su vagina y mi pinga eran un solo mecanismo, que se movían con lubricacion infinita, ella me abrazaba y nuestras lenguas jugaban nuevamente, intenté poner sus piernas en mi hombro, pero me dio a entender que no quería eso. Seguimos en el juego del amor y la lujuria descontrolada, finalmente sentía que toda mi energía era expulsada en forma de semen dentro de su vagina estrecha, ella me miró y abrió sus ojos rasgados totalmente impresionada. Me eché al costado de ella y vi su vagina, mi semen se combinaba con sus vellos púbico y salía de a pocos de su vagina, ella solo se levantó y se fue al baño sin decir nada. Esa escena me excitó nuevamente, y hasta el día de hoy me produce una erección cuando esta regresa a mi mente.

    Mei se volvió a echar a mi lado, me preguntaba porqué vivía solo, sin familia y casi sin amigos, preguntó por mi madre y mi huerto, tomé un cartón que tenía en una repisa y con un plumón escribí: "Huerto Mei". La voy a colocar en la mitad del huerto, le dije, ella se rió y me besó, la abracé nuevamente y ya tenía la pinga dura nuevamente. Mei me cogió suavemente la pinga con su pequeña mano y me dijo "esposo duelme, bolacho, mañana hacemos otla vez", casi le rogué que se quedara, pero Mei se vistió y se fue. También me vestí y, como le había prometido, coloqué el cartón en un pared en el huerto.

    Nuestra aventura amatoria se repitió un par de veces más, pero eso lo contaré luego, hoy en vísperas de año nuevo tengo que tomar un avión rumbo a casa, me esperan casi 16 horas de vuelo, en mi maleta llevo un pedazo de cartón casi descolorido con el nombre de mi antiguo huerto y con el recuerdo de un amor clandestino que estaba destinado a terminar tan rápido como comenzó.
     
    gnussi98, 31 Dic 2022

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    Buen relato, como pocas veces he leído en este foro, además de ser un tema escaso acerca de aventuras con asiáticas en este país. El nombre Mei me hizo recordar a una china con el mismo nombre que atendía en un chifa de Arenales, cerca a la Javier Prado, iba casi a diario debido a la chamba, pensé que podría ser la misma china pero la Mei que conozco es alta 1.70m. aprox, de rostro angelical y jovial, figura delgada como casi todas las chinas. Siempre me atendía con una sonrisa, sabía que era cliente recurrente y le enseñé algunas algunas palabras en español, nunca supe si el chino era su esposo o su hermano, por eso nunca me propasé, me hubiera gustado al menos dejarle mi correo o mi número de cel para estar en contacto. Ella tenía una hija de 2 años aprox., espero le haya ido bien.
     
    LuisMX, 31 Dic 2022

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    #2
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    carloncho2103

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    Excelente relato, te queda una grata experiencia
     
    carloncho2103, 3 Ene 2023

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    #3
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    TiburonManso

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    Muy buen relato hermano, de los pocos que se ven con asiaticas.
     
    TiburonManso, 3 Ene 2023

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    Genre90

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    Una historia distinta, muy buena. Continúe con su historia por favor.
     
    Genre90, 4 Ene 2023

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    gnussi98

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    Pasaron varios días desde nuestro encuentro amoroso, Mei estaba inubicable, fui al chifa, pero sin éxito, le envié mensajes a su celular, pero tampoco respondió. A veces me quedaba espiando por la ventana que daba a la calle, pero veía al chino que llegaba solo a casa. Unas semanas después, Mei me escribió un mensaje al celular "tu estas en casa en noche", pospuse una reunión con los amigos de la universidad para esperarla.
    Vi que llegaron Mei y el esposo juntos a casa, luego de un largo rato Mei llamó a mi puerta. Le notaba tristeza en los ojos, "Lin bolacho duelme", me dijo. Me contó que había estado en casa de amigos, finalmente habían obtenido una Visa para USA, la madre del esposo vivía allá hace varios años y les había ayudado. Le ofrecí mi ayuda si quería quedarse, en el otro inmueble de mi padre había una habitación que faltaba alquilar y podía ofrecérselo, luego arreglaría cuentas con mi padre, pero Mei se rehusó, habían venido de China con el propósito de viajar a USA, Perú sólo era el punto de paso para muchos chinos que hacen esa travesía.
    Mei se acercó y me besó en la mejilla, "tu siemple bueno con Mei", me decía y terminamos besándonos nuevamente. El cariño y la arrechura van de la mano. Me había enamorado, sin querer, de Mei, por un lado quería que se quede a mi lado, por otro lado quería disfrazarla con algún Cosplay y saciar mis más bajos instintos.
    Nos besamos con ternura y mucha arrechura, estando parados le quité el polito que llevaba, esta vez no tuve problemas en abrirle el brassier, sus pechos se entregaron a mi, dispuestos a ser explorados y saboreados, Mei sólo cerraba los ojos y respiraba rápidamente, apenas si sentía sus gemidos. Puse sus manos contra la pared y procedí a bajarle el pantalón, sus glúteos eran pequeños, perfectos, su piel suave, su olor a colonia me arrechaba y me llevaba al éxtasis. La lámpara de mi habitación estaba prendida, pude observar mejor ese culito blanco suave. A pesar que Mei tenía 26 años, tenía el cuerpo de una adolescente. Mei se dejaba llevar por mi instinto, se quedó completamente desnuda con la manos en la pared, mientras mi lengua exploraba cada centímetro de su pequeño cuerpo de espaldas hacia mi. Me desnudé a toda velocidad y quise penetrarla en esa posición, Mei se volteó hacia mi y me dirigió a la cama. En poco tiempo mi lengua chocaba con su clitoris, mientras mi chinita cerraba los ojos y se dejaba llevar por el placer. Saqué un condón de la mesa de noche y me lo puse. Estando encima de Mei procedí a penetrarla despacio al principio, luego con algo más de velocidad, Mei metió la mano por debajo y me cogió la pinga, lentamente remangó el condón y me lo fue quitando. Le gustaba más sentir mi pinga dentro de ella al natural, como la primera vez. Mei no conocía, o no quería probar otras posiciones, tampoco le objeté esa decisión, sólo me arrodillé un poco en la cama y en esa posición la penetraba, jugaba con su vagina, le sacaba mi pinga y se lo frotaba en el clitoris, a Mei le gustaba, sus manos acariciaban mi pecho y veía que cerraba los ojos y se mordía los labios. Seguí penetrándola cada vez más rápido y saqué mi pinga antes de venirme, el semen salió disparado hacia su pecho y su barriga, Mei tomó el semen con su mano y lo esparció en todo su cuerpo, se levantó de la cama y se dirigió al baño.

    De vuelta en la cama, yo acariciaba su cuerpo, jugaba con sus pechos, su piel era tan tersa, conversamos mientras nos abrazamos y nos besamos, yo escuchaba atento lo que ella decía, podía entenderla completamente a pesar que su castellano era escaso. Ponía su mano en sus pechos y le repetía que entendía sus sentimientos. Mei tenía mucho miedo ir a USA, pero sabía que era lo mejor para ella, habían planeado ese viaje por mucho tiempo. Sentía sus lágrimas en su rostro, yo solo la besaba, ella se volteó, dándome la espalda, y con su mano cogió mi pinga y la llevó hacia ella, en esa posición empecé a penetrarla, mi mano acariciaba su pechos, mis dedos jugueteaban traviesos con sus pezones pequeños y excitados al máximo, en un momento Mei se volvió hacia mi, me besó con frenesí y empezó a subir lentamente sobre mi. Veía como lentamente se sentaba sobre mi pinga erecta, como queriendo explotar, empezaba a penetrarla lentamente, a través de sus vellos podía apreciar sus labios mayores, eran delgados y notaba su excitación, puesto que su pequeño clítoris se asomaba, como queriendo salir de esa conchita de la que ya antes no me habia querido despegar. En esa posición continuamos un buen rato, hasta que finalmente exploté dentro de ella, Mei sacó mi pinga y se embadurnó la mano con mi semen y luego frotó su cuerpo, me parecía algo raro pero excitante a la vez. Conversamos un poo más, le dije, le imploré, le lloré que se quede conmigo, pero ella se levantó, se cambió y se fue. Me quedé nuevamente desolado, a pesar del poco tiempo, me había acostumbrado a ella, a su olor, a su sabor, cada rincón de su menudo cuerpo estaba grabada en mi memoria, pero entendía sus decisiones.

    A la semana siguiente, el chino tocó mi puerta, tenía cierto olor a trago, su español había mejorado un poco. Me comentó que quería terminar el contrato antes de tiempo, le había sucedido un problema y tenían que mudarse. No quería causarles ningún prejuicio, por el contrario entendía el problema, ya Mei me lo había contado antes. Le pedí ver el apartamento antes de entregarle el dinero de la garantía, el chino aceptó sin reparo. Finalmente estaba todo convenido en dos semanas dejarían el apartamento. En la noche le escribí a Mei, me dijo que no regresaba hasta la siguiente semana, los días se hicieron eternos. A la semana siguiente Mei me dio una llamada, quería despedirse de mi, no iba a volver al apartamento, se iban a quedar en casa de unos amigos chinos y antes de irse los amigos les habían pedido que les ayuden en su chifa, ella ya me había contado la forma de trabajo de los migrantes chinos en Perú. Me entristecí mucho, sugerí buscarla donde fuera, pero no aceptó. Salí a caminar y fumar, en la calle me encontré con Janet, mi otra inquilina, también escribí sobre ella aquí. Conversamos varios temas sin importancia, y terminamos conversando sobre los chinos, les comenté que se iban y me dijo „esa chinita le está sacando la vuelta al marido“, le pregunté si había visto algo, „la veo distinta y se arregla más, una mujer sabe de esas cosas me dijo“, no contesté nada y nos despedimos.
     
    gnussi98, 4 Ene 2023

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    Buenos relatos con la asiatica cofra… gracias por empezar a compartir sus relatos.
     
    pegama1302, 6 Ene 2023

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    Relato triste, conciso, y muy bueno, pa'lante hay camino cofra! Un abrazo!
     
    pparamo1980, 8 Ene 2023

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    #8
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    gnussi98

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    El dia llegó y nuevamente varios chinos iniciaron la mudanza, no encontré ni rastros de Mei, estuve pendiente desde mi ventana como bajaban cajas, maletas, utensilios de cocina, pero ni por asomo pude encontrar rastros de mi chinita, en mi interior barajaba varias posibilidades, pedirle al chino una dirección en donde ubicarlo en caso reciba una carta o algo, seguir a la caravana de chinos, pero ninguna me convencía, El chino me entregó la llave del apartamento agradeciéndome varias veces por el tiempo que estuvieron ahí. Esa noche me sentía desconsolado, fumé varios cigarros sentados en mi pequeño huerto-azotea y pensaba en Mei.

    Al día siguiente tenía que presentar un trabajo final de la universidad, me repuse como pude. Después de la presentación, había quedado con un par de compañeros para estudiar para los exámenes finales en casa de uno de ellos, de pronto veo el celular y era un mensaje, Mei me escribía si iba a estar en la noche en mi casa, me excusé como pude y salí coriendo a mi casa, limpié mi pequeño apartamento y lo puse lo más acogedor que me fue posible. Cerca de las 8 de la noche, sentí el timbre de la puerta principal, baje al caballazo a recogerla y hacerla entrar al apartamento. Mei llevaba un vestido floreado, el mismo con el que la vi por primera vez, pero esta vez llevaba maquillaje, los labios levemente pintados y maquillaje en los ojos y las mejillas, estaba radiante! Tenía un aroma suave a colonia. Apenas entramos al apartamento y me abrazo, pero fue un abrazo de ternura, de complicidad quisiera decir que de amor, pero nunca lo sabré.

    Bebimos y conversamos, había trabajado desde muy temprano hasta muy tarde las últimas semanas, casi sin descanso, finalmente había hecho un trato con sus amigos y había podido tomar un día libre. Mei me tenía la mano tomado todo el tiempo que estuvimos conversando. Eran tan bella con ese maquillaje y ese vestido, me acerqué y nos besamos, la empecé a abrazar, quería poseerla en ese mismo instante, Mei me llevó de la mano hasta la cama y se fue al baño. Salió del baño llevando un babydoll negro transparente, no llevaba brassier sólo una tanguita de encaje también negra. Me paré de un salto de la cama y la empecé a besar ella me abrazaba y nuestras lenguas se envolvían en nuestras bocas. Mei debía medir 1.50m y era delgadita. Mientras la besaba, procedí a denudarme, quería tumbarla a la cama, pero ella se aferraba a mi cuello, a mi cuerpo, yo ya le estaba chupando las pequeñas tetitas que tenía, pero esta vez sentía sus gemidos leves, repetía algo en chino, eso me excitaba aún más. Con mi mano hice a una lado su tanguita y empece a sentir como se humedecía. Mei estaba totalmente húmeda, sus flujos vaginales empezaban a cubrír mis dedos y chorreban a casi toda mi mano. Sin decir nada, me abrazó del cuello y se trepó en mi, yo tomé sus piernas con mis brazos y trata de insertarla en esa posición, caminé unos metros, mi pene estaba loco por penetrarla, Meí agarró mi Pene duro como para reventar, y se la intrudujo dentro suyo, poniendo la tanguita negra de costado, en esa posición apoyé la espalda de Mei en mi ropero y empecé con el movimiento, era la primera vez que yo experimentaba esa pose, se sentía riquísimo como las piernas de Mei colgaban de mis brazos y empezabamos a movernos a un mismo ritmo de arriba a abajo, cada vez que su cuerpo bajaba, sonaba el clásico sonido de los cuerpos que chocan con lujuria y así mismo la llevé cargándola, sin despegarnos, a la cama, sus piernas buscaban como acomodarse, empezaron a subir lentamente hacia mis hombros. Ya en esa posición la fui penetrando una y otra vez, Mei jadeaba y gemía cada vez con más fuerza, repetía algo en chino y yo seguía entrando y saliendo de ella, cada vez más rápido, cada vez más fuerte. Mei pareceía mas desenvuelta, gemía sin reparo, cuando me besaba succionaba mi lengua con lujuria, algo en ella había cambiado, se sentía más „libre“.

    En esa posición, con sus piernas sobre mis hombros le hundí mi pene hasta lo mas profundo de su vaginita totalmente húmeda, una y otra vez, con fuerza, cuando intentaba moverse, le sujetaba las muñecas y mi boca y mi lengua le impedia articular palabra. Creo que se Mei se vino más de una vez en esa posición, le saqué el pene de su vagina y apenas si jadeaba por el cansancio y la arrechura, ella se quitó de un tirón el babydoll y yo le quité la tanga, quería probar sus fluidos, me agaché hacia ella y me relamia chupando todos sus fluidos vaginales, con mi lengua buscaba su clítoris y en especial ese botoncito que ya antes le había descubierto, Mei se volvía loca me tomaba de los cabellos, repetía una y otra vez algo en chino, así estuve varios minutos, luego le subí nuevamente las dos piernas encima de uno de mis hombros y la atravecé mientras que con mis manos apretaba sus piernas para sentir mayor presión sobre mi pene, ella jadeaba y me arañaba, la luz de la lámpara estaba prendida, veía su rostro estremcerse y como inclinaba su cabeza hacia atrás, yo tampoco podía más, saqué nuevamente mi pene de su pequeña vagina y eyaculé sobre ella, sobre su barriga, sus pechos y una parte en su rostro, ella me miraba jadeante sin decir nada, mi semen resbalaba lentamente por su mejilla y su frente y ella seguía mirándome fijamente sin tocarse ni decir nada, lentamente acerque mi pene a su boca y se lo pasé en los labios, ella no oponía resistencia, pero no abría la boca, sin embargio poco a poco empezó a sacar la lengua y probar mis fluidos, por primera vez, Mei me chupaba mi pinga sucia y con semen, por fin con un dedo se limpió la cara y luego chupo el dedo con calma, como queriendo probar o degustar mi sabor, con la otra mano terminó de embadurnarse mis fluidos en su menudo cuerpecito. Mei juntó los dedos de la mano y señaló su vagina, „pum pum“ me decía, su conchita estaba latiendo por la insesante furia del encuentro de nuestros sexos.
    Yo me creía hasta ese entonces experto en este juego, por todas las aventuras de conquista que hasta ese entonces rondaban, en ese particular ir y venir del romance momentáneo, sin promesa, sin futuro, sin esperanza; con Mei tenía sensaciones distintas, era un cóctel picoso y morboso de ansiedad, de felicidad, de afán y desespero.
     
    gnussi98, 9 Ene 2023

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    Luman

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    Uyyy cofra, lograste que se suelte la chinita y no sea fría como suelen ser ellas.
     
    Luman, 10 Ene 2023

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    Buen relato cofrade....continúe usted con la crónica...y si tuviera fotos, sería más que magnífico...
     
    spadina72, 10 Ene 2023

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    crisRed

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    Bello relato, esperamos que nos cuente más de sus aventuras.
     
    crisRed, 12 Ene 2023

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    gnussi98

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    Nos quedamos echados, en silencio, acariciando nuestros cuerpos. Mei se acurrucaba en mi como si yo fuera su refugio en medio de la tormenta y ella la mía, nos contemplábamos mutuamente, observando cada detalle de nuestra anatomía, todo aquel que ha sufrido se vuelve observador. Me gustaba ver sus pechos pequeños y sus pezones tímidos, parecían que se escondían y volvían a salir cuando se excitaba. Los vellos de su conchita eran finitos y traslucían con facilidad su vagina.

    Le repetía que no se fuera, que se quede conmigo, Mei me decía “Quiero, pero Mei casada”. Le contaba mis sueños, de mi pueblo. Mamá me había heredado una casa en la sierra, podíamos ir, cultivar de todo, y criar ganado, mis tías nos ayudarían. Mei me miraba fijamente y asentía con la cabeza, su mirada tenía un brillo especial y totalmente fija hacia mi, con cada palabra mía. Parecía que ella repetía cada palabra que yo decía, su mirada profunda y clara, hacían que mis más profundos sentimientos salgan a flote. Sin embargo, detrás de esa apariencia frágil, sabía que Mei ocultaba una carga emocional pesada: algo pasaba en su ser que dejó cicatrices en su corazón.

    Así, desnudos, nos deleitábamos en la intimidad de nuestros cuerpos y nos adentramos, de nuevo, en un reino de arrechura y complicidad, explorando cada rincón de nuestros cuerpos. Parecía que sólo de esa forma nuestras almas atormentadas encontraban refugio en la desilusión y la inseguridad. Ambos habíamos sido testigos de las dificultades de la vida y nos sentíamos desplazados en Lima, quizá, incluso, de este país que nos tocó vivir. Mei anhelaba regresar a su país natal, lejos de la amargura que había encontrado en su matrimonio fallido. Yo, por otro lado, me debatía entre seguir mis sueños de exploración y el deseo de estar junto a Mei. Mientras acariciaba su cuerpo desnudo y la piel tersa de Mei, encontraba cierta paz y la liberación que tanto necesitaba. Yo, desesperado por retenerla, luchaba por encontrar las palabras adecuadas para expresar mis sentimientos más profundos.

    Nuestros cuerpos se entrelazaron de nuevo en un acto, quiero creer que, de amor desgarrador y apasionado, como si quisiéramos grabar cada sensación y emoción en lo más profundo de nuestras almas, para que nunca pudieran ser olvidadas. Empecé nuevamente a rozar mis manos en su hendidura, que tanto placer y vicio me causaban. Bajé nuevamente a saborear ese sabor embriagante de su conchita, ese aroma me enloquecía y hacía olvidar mi tristeza, sólo quería poseerla de nuevo.

    Con mis dedos empecé a jugar de nuevo dentro de ella y mi lengua se abría camino, cada vez más en su interior. El dulce sabor de Mei en mi boca se esparcía por todas mis papilas gustativas y el aroma de su sexo impregnaba cada una de mis ideas. El cuerpo de Mei era una delicia para mí. Ella se estremecía nuevamente del goce con los gestos y expresiones de una mujer que experimenta plena satisfacción del haber nacido hembra.

    Me volví hacia ella ligeramente y le entregué mi pene, poniéndolo cerca de su boca, Mei comenzó a chuparlo con satisfacción y me incorporé entre sus piernas. Para ese entonces había practicado un par de veces el 69, pero sentirlo con Mei fue de lo más placentero que me había pasado, Mei succionaba mi pinga, super erecta, como si no hubiera mañana, y, efectivamente, no lo había.

    Con mis dientes comencé a mordisquear la carne tierna de su pubis mientras mis manos se entretenían con su culito. Me encantaba la forma de mariposa de sus labios interiores que, casi cada vez que se cerraban, se ondulaban lentamente. Con mi dedo los volvía a separar y de nuevo los chupaba con ternura y excitación. Cuando se abrían ante mí, veía la forma perfecta de su clítoris y, como la entrada de su vagina se abría invitadora. Despacio con mi lengua iba un poco más allá y saboreaba también el anito de Mei y regresaba, como por instinto, al clítoris. Ella se estremecía y pronunciaba algo en chino. Cuando me cansaba succionaba cada labio de su conchita como si fuera un chupete, luego el otro. Mei trataba de meter mi pinga completa a su deliciosa boquita. Sus labios externos estaban algo hinchados ya y los vellos incipientes de su conchita me rascaban de manera agradable.
    Yo quería seguir metiéndole a lengua tan adentro como podía. Mei entendió mi insinuación y, como si deseara acudir en mi ayuda, empezó a girarse y reclinó su cuerpo un poco para atrás y me ofreció su conchita abierta y expectante, abrió más las piernas y con sus manos abrió su conchita para que quede lo más accesible posible para mí lengua. Observé cómo las manos de Mei, al separarse los labios de su conchita habían permitido que la vagina también se entreabra y ofrezca un espectáculo que incluso hoy, más de 15 años después, aún pueda recordar cada forma. Hice un esfuerzo máximo para introducir mi lengua lo más profundo que puede dentro de ella. Hay algunas ventajas de la lengua frente al pene: su elasticidad y su incapacidad para permanecer quieta, por ejemplo.

    Creo que fue por el placer, Mei liberó sus manos y comenzó a acariciarse los pechos, quizá con la necesidad de conectar tantos centros de placer como le sea posible. Aprendí con ella que incluso mi nariz podía entrar a curiosear en ella mientras mi lengua chupaba su delicioso culito. Aunque me costaba un poco respirar, pero no quería parar, nuevamente volví a chuparle ese botoncito que ya lo conocía tan bien y Mei empezó a repetir con una voz casi lejana y apenas audible “si, si, si” y con una mano empezó a apretar mi cabeza como si intentara quedárselo dentro de ella. Noté con claridad que Mei empezó a tener algunos espasmos y terminó en un grito ahogado al principio y fuerte al final sin dejar de apretarme contra ella. Mei se quedó rendida y en silencio, respirando agitadamente.

    Me incorporé despacio sobre ella empecé a mordisquear sus pezones con suavidad y a chuparlos hasta que crecían dentro de mí boca y se endurecían. Con mis manos rodeaba ambos pechos como si fueran a escapar. “quiero todo dentlo”, me dijo casi exhausta.
    Yo subí hasta su cara y la besé, Mei, en una muestra de pasión sin límites me empezó a lamer la cara entera que estaba llena de fluidos. Después, nos entregamos en un cálido beso. Mi lengua y mi boca estaban casi acalambradas por esta acción, pero ver a Mei tan excitada, había valido la pena. Mei acomodó sus piernas alrededor de mi cuerpo y en esa posición la penetré nuevamente, cada embestida mía terminaba en un corto aullido de Mei.

    Recordaba mi primera vez con Mei, mis primeras caricias, al principio prudentes, luego francas y ahora era ardorosas y atrevidas y eso me arrechaba más y mi pinga endurecía nuevamente dentro de ella. Mei se entregaba toda a mí, sus piernas ya tocaban mis hombros y, en ese momento era el disfrute físico y espiritual para un afortunado como yo. ¡Qué rico era venirse dentro de Mei! Me sentía satisfecho agotado, Mei respiraba rápidamente y estaba aún más cansada que yo.

    Esa noche conversamos de todo, nuestros sueños, nuestra vida, hicimos el amor más veces, practicamos nuevas posiciones, como si nuestras vidas dependiera de ello, apenas si dormimos un poco. En la mañana, nuevamente afrontaba mi realidad, Mei tenía que seguir su camino y yo me quedaría desolado. Me fui al baño, tenía mucha ira acumulada, Mei me siguió al baño y entramos juntos a la ducha. Mei me empezó a jabonar los hombros, la espalda mis piernas una a una, nunca antes me habían dado un baño, en esa posición, mi pinga volvió a ponerse dura y Mei sabía que sería nuestro último polvo, Mei gemía con desesperación mientras la penetraba y el agua se confundía con mi llanto y nuestros fluidos.

    Parafraseandodo a Sabina: nos dijimos adiós, ojalá que volvamos a vernos, pero eso nunca sucedió. Ella me dio una pulsera que llevaba en su mano, no pude hacer nada para retenerla solo recordarla hasta hoy en día. En la noche bajé a ver a mi amiga e inquilina Janet, hice el amor con ella, mientras ella me cabalgaba, yo me colgué en sus pechos y lloré amargamente, ella me consoló, nunca le conté a ella ni a nadie sobre mi amor clandestino, y nunca volví a llorar por una mujer.

    Hasta hoy en día sigo buscando a Mei, pero no he logrado ubicarla, quisiera decirle que mis demonios desaparecieron y que volví a tener un huerto muy lejos de mi tierra y de todo lo que me recuerda a ella, pero, eso no será posible. A veces uso, aún, la pulsera que me dejó, quiero creer que ella también se acuerda de mi y sonríe cuando saborea una fresa, recordando nuestra historia que empezó y terminó en un huerto de la azotea.
     
    Última edición: 12 Jun 2023
    gnussi98, 12 Jun 2023

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    TuristaNocturno

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    Que buen relato cofra, una mezcla de emociones a lo largo del desenlace, se que ella también se acuerda de usted seguido, hay amores que se disfrutan intensamente pero no están destinados a quedarse para siempre.
     
    TuristaNocturno, 13 Jun 2023

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    Se debería hacer una recopilación de estás historias y lanzar una colección de historias inéditas. Sería un éxito.

    Volviendo al tema, y como dice el cofra líneas arriba, hay amores q están destinados a no seguir. Pero recuerda q se encontraron, coincidieron y compartieron en este basto tiempo espacio. Guarda los mejores momentos y sigue con tu vida.
     
    Lonja_123, 13 Jun 2023

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    oscarlima35

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    buena historia con dosis de amor gracias
     
    oscarlima35, 13 Jun 2023

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    Tonymaster

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    Que gran historia cofra, con todos lo ingredientes. Muchas gracias por compartirlo. Saludos
     
    Tonymaster, 14 Jun 2023

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    Por donde
    Vivo en. N Y hay chifa llamado ho mei aun es nombre comun aca
     
    luislimasjl, 14 Jun 2023

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    #18
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