Mis inquilinas y el despertar del deseo

Tema en 'Relatos Eróticos Peruanos' iniciado por gnussi98, 4 Ene 2023.

    gnussi98

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    Tenía poco tiempo en Lima. Iba a empezar la universidad y a la vez también empezar a hacerme cargo del cuidado y mantenimiento de un par de casas de mi padre. El trato era justo, mi padre pagaba mis estudios y me daba un pequeño apartamento en la azotea de una de las casas. Veía a Lima enorme y sin sentido, la ciudad me generaba un poco de ansiedad y temor. Vengo de un pueblo pequeño al interior de Arequipa. Sólo viví en la misma Arequipa durante mi último año de la secundaria, estuve un par de años más en Arequipa y me enviaron a Lima. Es aquí donde empieza esta historia.

    Un apartamento había quedado vacío, y como de costumbre había puesto un aviso, habían llegado algunas parejas interesados en el lugar, sin embargo no me convencían del todo, no tenían „pinta de solvencia“ como decía mi padre. Cierto día recibo una llamada y converso con un tipo, me comentaba que buscaba el departamento para él y su esposa. Hicimos una cita y llegó el día pactado. El tipo estaba en mediados de cuarenta, con aspecto solvente y un rostro amable, venía acompañado con su esposa, ella llevaba tacos altos y eso le hacía ver más alta, debía medir 1,65 o algo así. Me impresionó sus caderas, a pesar de llevar un pantalón holgado, parecía tener una figura espectacular. Mi contacto con mujeres apenas se habían dado en mi tierra y apenas con una o dos chicas de las universidad. Una chica de esas „dimensiones“ las había visto cuando iba al centro comercial cerca de casa o en la facultad de letras de mi universidad, era bastante llamativa, tenía el cabello castaño y lacio, su rostro era de alguien de mediados de veinte, sonreía naturalmente, casi ni presté atención a las primeras palabras del esposo, ya que me quedé un poco embobado al verla.
    Conversamos sobre el pago, él me preguntó sobre el tipo de personas que vivían en los otros apartamentos, le comenté que la primera planta eran oficinas y en la segunda planta vivían tres familias en total, todos ellos con niños, el tercer piso era una especie de almacen para los de la oficina del primer piso y en el cuarto piso sólo había un pequeño apartamento, allí vivía yo solo. „Es practicamente una casa familiar“, le comenté. Me comentó que él viajaba mucho, a veces venía una señora a ayudar a su esposa con los quehaceres del hogar y con el niño. Le propuse preparar el contrato y podía venir luego a firmarlo, ya había visto el estado del apartamento y les había agradado. Le solicité su DNI para poder hacer el contrato y ella preguntó, „¿también el mío?“, no dije nada, ella sacó su DNI y le di una mirada rápida, „voy apuntar sólo sus datos“ les dije. Se llamaba Janet, nos despedimos cordialmente y me aseguraron que iban a regresar en la noche para firmar el contrato y entregarles las llaves. Apenas salieron por la puerta y entré corriendo a la computadora, en aquel tiempo el facebook era poco conocido, pero el hi5 era la sensación del momento. Después de un par de búsquedas, pude encontrar su contacto, no me había equivocado, tenía un cuerpo espectacular, un cuerpo trabajado, quizá por el ejercicio, piernas largas y en especial esas caderas que provocaban sólo lujuria, probablemente era difícil hacer algo con una mujer así, pero al menos quedaba el morbo de ver esas caderas y esa meneada de culo de vez en cuando.

    Llegaron un sábado por la mañana, apenas me estaba levantando y pude observar por mi ventana que daba la calle que llegaban en un camión de mudanza. Janet tenía puesto un licra y un top pequeño, me mordía los labios de verla de esa forma, bajé corriendo y me ofrecí a ayudar con una gran sonrisa, el esposo me lo agradeció y empezamos a subir todo. Cada vez que podía aprovechaba algún espacio para rozarla, era un espectáculo viendóla con ese ligra de algodón y ese top, sus caderas eran un espectáculo aparte. Terminamos y el esposo quiso invitarme a tomar desayuno, me negué respetuasamente, „no se preocupe, cortesía de la casa“, le dije, me lo agradeció varias veces, Janet también me lo agradeció y se despidió de mi con un beso en la mejilla, creo que la intención de ayudarlos era mínima, comparada con mis ganas de querer ver esas caderas de cerca y de darle uno que otro roce. Si el infierno existe, creo que tiene un espacio reservado para personas como yo.

    Los días pasaron, a veces nos cruzábamos e intercambiamos algunas ideas, me preguntaba por la universidad y esas cosas, tenía un poco temor de tutearla, al fin y al cabo era una señora. Sin embargo, al segundo o tercer encuentro me dijo que la tuteara, al esposo casi no la veía. A veces lo veía llegar en un auto, pero veía que sólo se llevaba al niño o lo traía de vuelta.
    Había terminado, con dificultad, el primer semestre de la universidad, a veces cachueleaba para ganarme un poco de dinero, mi padre sólo me había autorizado gastar el alquiler de un pequeño apartamento para pagar la pensión de la universidad y un poco de dinero para mis pasajes y mi comida. Un par de amigos del colegio se habían quedado en mi pueblo natal y el resto había migrado a la ciudad, sólo dos o tres habíamos migrado a Lima, pero no tenía contacto con ellos. Mi círculo social se basaba en un par de compañeros de la universidad y mis plantas de la azotea que cuidaba con dedicación. Un día la encontré en la tarde, estaba sola, me dijo que venía del gym, me preguntó si podía ayudarla con su TV nueva, no podía ver los canales del cable y tampoco sabía instalar el reproductor del DVD. Le dije que al día siguiente iba a ir para ayudarla, así quedamos y según lo pactado, llegué puntual. Estaba con ropa ancha, no podía apreciar a gusto esas caderas que se habían vuelto parte de mis pajas nocturnas. Estaba sola en el apartamento, la señora que la ayudaba, había salido con su hijo al parque. Janet no era muy brillante, lo que resultaba en una conversación poco profunda pero, bastante divertida y amena. Siempre sonreía, su sonrisa era sincera, yo soñaba con probar sus labios que estaban siempre perfectamente delineados. Jugué un rato con el control de su TV, recién salían los televisores de pantalla plana de esa gama, sabía donde estaba el problema, pero quise alargar la visita y le dije que quizá tenía que cambiar el terminal del cable, ella conversaba y me hacía preguntas sobre mi, la casa, mis padres, etc, cuando estaba a punto de terminar con su encargo, llegaron su hijo, Gonzalo, y la nana. Gonzalo me invitó a jugar, acepté con gusto, ella se avergonzó un poco, pero le dije que me gustaban los juguetes y además nunca había tenido un hermano con quien jugar. Jugué un rato y luego me despedí. Janet quería pagarme por la ayuda con la TV, pero me negué, „no te preocupes, cortesía de la casa“, le dije, ambos nos reímos.

    Pasaron algunas semanas, mis clases habían empezado nuevamente, mi tiempo pasaba en las clases de la universidad, del inglés y uno que otro cachuelo, los fines de semana estudiaba un poco y hacía mis trabajos, algunas veces salía a pasear largamente con la bicicleta o me iba al centro comercial cercano a entretener la vista. Mi tía a veces me enviaba encomienda desde mi pueblo, queso, alguna menestra, pan, fruta o algún dulce, a veces era demasaido para mi. Una noche, Janet tocó mi puerta, me dijo que había un problema con la llave de su ducha, le indiqué que tenía que salir en ese momento, pero al dia siguiente temprano iba a ver lo de la llave del baño. Aproveché que estaba ahí y le conté lo de las encomiendas de mi tía, le dije que me gustaría compartirlo con ella, „los productos de mi tierra son bien ricos, en serio“, le conté, Janet me lo agradeció y se fue.Esa noche me encontré con un amigo de la infancia, apenas terminó el colegio, su papá lo envío a la ciudad a hacer una carrera técnica corta, había conseguido trabajo en una mina y a veces venía a Lima a visitar a su mamá. Le conté sobre Janet y mis deseos meramente carnales con ella. „estás arrecho, huevón!“, me dijo. „invítala a salir“, me aconsejó. No sabía como hacerlo, casi no tenía experiencia con mujeres, sólo había cachado una vez, cuando terminé el colegio, con una compañera de la escuela, pero no fue nada extraordinario. „Vamos al chongo, yo te invito“, me dijo, cagándose de risa. Acepté la invitación, escogí una chica con cabello castaño, mientras me la cachaba, me imaginaba cahándome a Janet. Después del chongo nos fuimos a comer algo y tomar unas cervezas, le confesé que no sabía como invitar a salir a Janet, no tenía experiencia, Lima me atemorizaba y encima no tenía mucho dinero para gastar en una salida con una mujer como ella. „Usa la creatividad, pe huevón“, me increpó.

    Al dia siguiente bajé al apartamento de Jane con un par de herramientas a ver que pasaba. Era sólo un pequeño ajuste y cambiar una pequeña válvula, no demoraba ni cinco minutos, en un lado del baño había un pequeño tendedero, Janet había colgado ahí sus calzones, veía sus tangas blancas, negras, rosas, era un espectáculo para mi, nuevamente tenía la pinga totalmente erecta, quería robarme al menos una y castigarme a pajazos. Nuevamente hice el ademán para demorarme más de la cuenta, Gonzalo entraba a cada rato y me hacía mil preguntas, cuando terminé, de reparar la llave, le dije que no había sido nada serio. Janet me volvió a agradecer, „disculpa que siempre te reciba en estas fachas“, me dijo riéndose, „no te preocupes, está es tu casa“, le dije.
    "¿Qué vas a hacer más tarde?“, me preguntó. „Voy a hacer carapulcra, me sale muy bien“, agregó. Gonzalo repitió: „mi mamá es la mejor cocinera de Carapulcra del mundo“, yo sólo atine a sonreír y acepté la invitación.
    Bajé a la hora acordada, Janet llevaba una blusa blanca que transparentaba el sostén, tenía puesto un jean algo ajustado y sus caderas nuevamente provocaban el éxtasis dentro de mi. „Ya casi termino“, se excusó, „por cierto, ¿sabes algo de computadoras? quiero instalar un juego para Gonzalo pero no se como hacerlo“. Mientras le instalaba el juego, jugaba con él y sus juguetes. Janet terminaba de cocinar y conversábamos amenamente. Durante el amuerzo, Janet me contaba que le gustaba bailar salsa, su marido tenía un par de discotecas y un casino, ella había entrado a trabajar como anfitriona de un casino y ahí conocieron. Él había construido una casa en el terreno de su madre y había vivido un tiempo ahí, pero ella tenía muchos problemas con su suegra y el marido era muy pegado a la mamá, me contaba. Me preguntó si tenía planes al día siguiente, le dije que iba a ir al centro comercial, a veces había conciertos gratuitos. „Si tienen tiempo pueden ir“, le dije. Me dijo que iba a ver, al dia siguiente el papá de Gonzalo lo iba a venir a recoger y no sabía exactamente a que hora. „Si voy, iría sola sin Gonzalo“, me dijo. En ese momento como diría mi amigo „se me presentó la virgencita“. „Normal“ le dije. „No te prometo nada“, agregó, „pero si voy, estaré allá entre las 6 y las 7“. Esa noche ni pude dormir bien, pensando en todas las probabilidades que podría tener con Janet, no estaba seguro si en verdad me veía como un amigo, cómo a un chibolo o si también sentía algo por mi.
     
    gnussi98, 4 Ene 2023

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    buen comienzo cofra! continúe cuando pueda y detalle bastante las partes más sucias e inmorales que siempre suelen ser las mejores y más interesantes, jeje.
    un saludo!
     
    yoniperez, 4 Ene 2023

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    Buena cofrade , prosiga con el relato !
     
    chikipunk, 4 Ene 2023

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    buena introducción cofrade. Tenga a bien continuar con la historia...y si tienes fotos, no dudes en subirlas.
     
    spadina72, 4 Ene 2023

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    Sigue con la historia me hizo recordar cuando trabaje una vez de conserge de un edificio por Magdalena, yo estaba enbobado de una señora joven
     
    Duketoo, 4 Ene 2023

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    excelente historia. siga se ve muy prometedora.
     
    cumpitax, 5 Ene 2023

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    Bien relatado cofra, esperamos la continuacion
     
    carloncho2103, 5 Ene 2023

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    Siga cofra eso me hace recordar a las hijas de la señora donde alquilaba cuartos, tenían un cuerpazo y yo ni sabía como entrarles xq eran muy reservadas
     
    Luman, 5 Ene 2023

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    Las milf seductoras son un suculento y bien arrechas
     
    Manguera, 6 Ene 2023

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    #9
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    gnussi98

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    (Segunda parte)

    Al dia siguiente tomé mi desayuno temprano y me fui a manejar un poco de bicicleta, eso me relajaba, además evitaba que me acuchille a pajas pensando en las caderas y el culo de Janet. Llegué a casa al final del día, me arreglé lo mejor que pude para la ocasión. Estuve puntual a las 6 de la tarde en el centro comercial, me puse a caminar y ver las tiendas, el tiempo pasaba y no había rastro de Janet, ya empezaba a perder las esperanzas, casi a las siete decido ir por última vez al lugar donde habíamos quedado, pero, tampoco estaba. No tenía ganas de nada, me estaba dirigiendo a la salida, cuando a lo lejos la veo llegar. Llevaba un pantalón blanco ceñido, bien ceñido, unos tacos altos, una blusita celeste y una cartera. Llevaba el cabello suelto y un maquillaje llamativo. Se veía deliciosa, hermosa, no podría encontrar el adjetivo necesario para describirla, noté que más de uno voltéo a ver el culazo y las caderazas que se notaban como queriendo escapar de ese pantalón. Cuando me vió, me dirigió un saludo con la mano y una sonrisa. Me saludo efusivamente, llevaba un perfume caro, delicioso, incluso hoy, cuando huelo esa fragancia en alguna mujer, recuerdo con nostalgia esa primera „cita“. Fuimos a tomar algo, ella tenía sed, había discutido un poco con el papá de su hijo, el quería traerlo de vuelta al día siguiente, ya que era feriado, ella quería que lo lleve a casa esa misma noche, finalmente Gonzalo iba a volver al día siguiente.

    Conversamos un poco más y nos fuimos a ver el concierto, era un grupo de cumbia, el ambiente estaba bueno, aprovechando el feriado largo, el centro comercial se encontraba lleno. Empezamos a corear las canciones de moda, empezaron a tocar una salsa, Janet se animó y me dijo para salir a bailar, me avergoncé un poco pero, salí con ella, me reía porque sabía que el baile no era una de mis virtudes, por el contrario. „No te paltees, yo te llevo“, me dijo alegremente. Mientras la tomaba de la cintura, sus piernas rozaban con las mías y sentía su aroma, me dejaba llevar por ella. Me gustaba esa canción, mi madre lo escuchaba en versión balada, le comenté. „No bailas tan mal“ me susurraba al oído, nos reíamos mientras conversábamos. Bailamos un par de temas más, nos fuimos a beber algo, ambos teníamos sed. Después de un rato, regresamos al concierto, bailamos un par de canciones más. Se acercó un tipo y pidió bailar con ella, ella sonrió, „no gracias“, le dijo y siguió bailando conmigo, al poco tiempo se repitió lo mismo con otro más que también fue amablemente rechazado por Janet, nos divertimos un poco más juntos y me dijo para irnos, quería llegar temprano a casa,al día siguiente quería ir a visitar a su mamá. Se fue al baño, mientras la esperaba se me acercó el primer tipo que la invitó a bailar „tas ganado chibolo, pero mucha jerma pa ti, no las vas a hacer“, me dijo. No le respondí, ni tampoco me inmuté, mi cabeza estaba suficientemente ocupada en eso de „usar la creatividad“.

    Nos fuimos caminando tranquilos a casa, aún era temprano, la gente seguía entrando al centro comercial, la bestía gigante llamada Lima empezaba a despertar su vida nocturna, recordé por un momento a mi abuela: „si vas a Lima ten cuidado, no confíes en nadie“, me habia dicho antes de morir. Janet no me mostraba el „sajiro“ que mi amigo me había comentado, y tampoco sabía como iniciar el siguiente paso, caminábamos como dos patas, distanciados, riéndonos y comentado la música del concierto, me preguntó si ya me iba ir a dormir o tenía algún plan, „quiero ver el Código Da Vinci“ le dije, „me han dicho que es buena“. Me preguntó si la tenía en DVD, le dije que recién la había comprado, le pregunté, algo tímido, si quería verla, me miró un rato y me invito a verla en su TV, „de pasada puedes ver porque no está bien el sonido“, me comentó. „Bacán“ le dije, le ofrecí beber o comer algo mientras mirábamos la película, me ofreció comprar un six pack de cuzqueñas, le dije que iba a la bodega de la ezquina y regresaba, llegamos a puerta de la casa, ella se fue al apartamento y yo me fui presuroso a comprar las chelitas, de pasada, y después de una oración mental, me fui avergonzado a la farmacia de al frente y compre una caja de condones, „la fe es lo último que se pierde“ me había dicho mi amigo la noche anterior.

    Cuando llegué a su apartamento, Janet se había cambiado, se había puesto un buzo y una polera ancha, eso me desanimó un poco, pensé que me había „friendzoneado“. Me senté en el mueble esperando que ella se siente junto a mi, pero se fue al otro sofá. Mirábamos la pela, mientras conversabamos, poco a poco me empezaba a preguntar porqué vivía sólo, qué había pasado con mis padres, qué hacían tantas plantas en mi azotea y en fin. Yo casi había perdido las esperanzas de poder hacer algo esa noche, cuando de pronto algo me arrancó de la realidad: -„te puedo preguntar algo“, -„si, qué pasa“-, -„¿eres gay?“, -„no que yo sepa“, le respondí. „¿y porqué no tienes enamorada?“, insistió muy seria, „no lo se, supongo que por falta de tiempo o soy muy huevón“,-„no eres un huevón“, me dijo, nuevamente seria. „Cuéntame, somos amigos, ¿acaso no te gusta nadie?“, volvió a preguntar. Me quedé en silencio un rato y le respondí, sin inmutarme, „está claro que tú me gustas hace tiempo, ¿no?“. Janet se sonrojó, puso pausa el vídeo y me dijo „tu eres muy joven para mi“, „la edad es una construcción social, pero no es una sola“, le respondí, otra vez, sin inmutarme y dándomela de filósofo, conocedor o simplemente posero. „Debo decirte que a veces hablas bien raro y no te entiendo por completo“, me dijo. Esta vez sólo la miraba sin decir nada, ella continuó: „además tengo un hijo y no estoy totalmente separada del papá de Gonzalo, sólo estamos distanciados“, me dijo, esta vez bajando un poco la voz, „lo se“, le contesté, y terminé mi cerveza de un trago. Janet había estado medio recostada en el sofá, pero se incorporó de inmediato, ya no decia nada, sólo me observaba en silencio. Abrí otra cerveza y procedí a beberla, „no vas a decir nada“, me dijo. „¿Puedo besarte?“ le pregunté, esta vez mirándola fijamente y casi con mi último aliento. Janet agachó la mirada y respondió timidamente: „no lo se“. Me acerqué lentamente a ella, me sentía un caballero medieval o el Cid Campeador a punto de conquistar nuevas tierras después de una cruenta batalla.

    Ella estaba sentada en el mueble y yo de pie frente a ella, le tomé de la mano y con un movimiento la invité a ponerse de pie, en esa posición, le tome de la cintura y me acerque para besarla. Ella correspondió, primero un beso lento, casi de adolescentes enamorados, sin embargo, unos segundos despues sentí como su lengua se introducía dentro de mi boca y jalaba mi lengua tímida, nunca había besado de esa forma, pero no quería intimidarme frente a ella. Nos besamos con apasionamiento, mis manos acaricibian su cintura, lentamente buscaba por debajo de la polera. Pude sentir la piel de su cintura delgada con mis manos. Poco a poco mis manos bajaban, algo de timidez me embargaba, le había dedicado tantas pajas y por fin podía sentir su piel, lentamente dibujaba sus caderas con mis manos, eso era el éxtasis total. Janet estaba entretenida con mi boca, su lengua entraba y salía de mi boca en una danza interminable, yo entraba lentamente debajo de su buzo y sentía por primera vez esa tanga que antes había espiado en el baño. Instintivamente me saqué la casaca que llevaba puesta y me alejé de su boca para poder sacarme la camisa. Janet me quedó mirando con un brillo en los ojos, que nunca había visto hasta ese momento, sin decir palabra me tocó la entrepierna por encima del pantalón y exclamó „puta mare, está durazo“ mientras se mordía el labio. La abracé por el culo y la acerqué con fuerza hacia mi y la besé otra vez, acariciaba con fuerza sus nalgas, Janet me abrazaba contra su cuerpo. Le saque la polera, sólo llevaba un sosten negro, veía sus tetas, no eran muy grandes, automaticamente me lancé hacia ellos, los besaba por encima del sostén, con mis manos le acariciaba el culo y las caderas, quería arrancarle el sostén, no sabía como abrirlos, Janet se dió cuenta que estaba luchando con sus brassier y se los quitó en dos segundos. „Eres un arrecho!“, me susurró. Me abalancé hacia sus pechos nuevamente, quería tener dos bocas para poder chuparle sus pezones rosados y pequeños a la misma vez, sentía mi calzoncillo totalmente mojado, mi pinga estaba a punto de explotar, sin mediar palabras, le bajé el buzo que llevaba y apareció ante mi una tanga negra, era la gloria!

    Janet me jaló del pantalón y trató de quitarme la correa, yo le ayudaba con una mano mientras que con otra seguía acariciándole las tetas, me saqué el pantalón y el boxer casi de un tirón. Janet me jaló un par de veces la pinga, si lo hacía un par de veces más estaba seguro podría haber eyaculado en ese momento. Le metí la mano debajo de la tanga y acaricia su vagina, estaba totalmente rasurada y mojada, no se sentía ni un rastro de vello en su conchita, mi pinga empezaba a gotear, Janet se bajó el calzón y me preguntó sin rodeos „te vas a cuidar, ¿no? Yo no me estoy cuidando“, apresuradamente saqué la caja de condones de la casaca, Janeth se rió picaramente y me dijo, „¿ya sabías que lo íbamos a hacer?“. „Quiero hacerte el amor desde la primera vez que te vi“, le repliqué. Janet se rió nuevamente y me respondió muy seria „se dice cachar“. Sólo había cachado en misionero con una amiga en mi pueblo, y con una prostituta, pero no fue una grata experiencia. Nos besamos ya sin ropa, Janet se dirigió al mueble y sin decir nada se volteó, semejante culo frente a mi, hasta quería llorar de la emoción y de arrechura, me puse, como pude, el condón, Janet tenía los labios mayores pronunciados y se podía apreciar su excitación, estaba totalmente húmeda ya que su clítoris se asomaba, como queriendo ser el protagonista de toda la historia. Acariciaba esas caderas inmensas en esa posición, pensaba que la geometría de sus curvas eran perfectas y ambas se unian en una pequeña y húmeda incisión, que estaba mojada y emanaba un suave olor a arrechura y lujuria. No me atreví a chuparselo, era muy nuevo y bastante huevón. Procedí a insertar mi pene suavemente mientras Janet gemía y arqueaba más su cuerpo para que mi pene entre sin dificultad. Cuando estuve dentro de ella, sentía como sus paredes vaginales apretujaban mi pene, a través del condón sentí lo caliente que tenía la vagina, casi no me movía quería disfrutar esa sensación, las caderas de Janet empezaron a moverse lentamente en círculos como invitándome a entrar totalmente y empezar con la danza de nuestros sexos. Empecé entonces a moverme lentamente, entraba y salía de Janet, ella sólo gemía y respiraba rápidamente, la verdad es que mis embestidas no fueron muchas, después de un par de minutos sentía que algo dentro de mi salía con furia y fuerza, los jugos exquisitos de Janeth por otro lado chorreaban a través de su vagina y se deslizaban por mis piernas, en esa posición nos quedamos pegados un rato, sin decir nada, luego lentamente ella se despegó de mi y dentro del condón quedo la huella de mi verdadero despertar sexual.

    Me quité el condón delante de ella y la miré avergonzado, como si fuera un niño que había cometido una travesura. „Qué rico! Estabas bien arrecho“ me dijo picaramente. Janet se echó en el mueble y me invitó con su cuerpo a echarme con ella, conversamos un poco más, me dijo que hace tiempo se había dado cuenta como la miraba, pero me veía muy chibolo. Mientras conversábamos le acariciaba las tetas, y jugaba por encima con su conchita. Yo era consciente que mi rendimiento no había sido lo apropiado para una mujer como Janet y, como cualquiera comprenderá, con mis 20 años a cuestas no debía hacer casi esfuerzo para tener una segunda erección, en especial con un cuerpo desnudo y dispuesto a la acción como el de ella, a mi lado. Empecé a besarla nuevamente, así echados, mi mano empezaba a escarbar lentamente su hermosa hendidura buscando su exitación.
     
    gnussi98, 6 Ene 2023

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    Qué buen relato cofrade, continúe por favor
     
    El Manchas, 6 Ene 2023

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    Realmente uno de los mejores relatos que he leído en el foro, bravo y continúe!
     
    El Carnosaurio, 6 Ene 2023

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    Buen relato espero q prosiga,
     
    eldotado, 8 Ene 2023

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    gnussi98

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    (Tercera parte)

    Empecé a besarla nuevamente, así echados, mi mano empezaba a escarbar lentamente su hermosa hendidura buscando su excitación. Janet, sin reparo, cogió mi pene y lo llevaba de arriba a abajo, en un movimiento suave pero, presionándolo cada vez más. Sin mediar palabra, Janet se incorporó en el piso, casi de rodillas, mientras contemplaba mi pene frente a ella y seguía jugándo con él. De cuando en cuando levantaba los ojos y me dirigía una mirada arrecha y pícara, sin decir nada, se acercaba, como una aguila que quiere comer una serpiente. Con mi pene totalmente erecto, ella lo cogió en en su mano, acercó primero su lengua a la cabeza de mi pene, lo probo una, dos, tres veces, me miró nuevamente, yo estaba casi en shock, se metió de a poco mi pene a la boca y se lo volvió a sacar. Janet fue enguyendo cada vez mi pene. Instintivamente comencé apretándo su cabeza contra mi para que mi pene entrara cada vez más en su boca, vi que ella en ningún momento hizo nada para que parara, todo lo contrario, cada vez chupaba con más devoción, así que en unos pocos segundos la tenía casi toda metida en su boca, ella no paraba de soltar saliva que encharcaba mi pinga y mis huevos, retiré mi mano de su cabeza y ella enseguida se la sacó de la boca para coger aire, mi pene chorreaba y brillaba debido a su saliva, no pasaron ni cinco segundos y ya la volvía a tener en su boca. En un momento lo presionó con su boca y lo empezó a escupir, las palabras no pueden describir mis sentimientos, en mi cabeza las ideas estallaban, me sentía un poco mareado, quizá por las cervezas, Janet era una maestra, no sólo tenía un cuerpo hermoso y un rostro bello, sino parecía hecha fisiológicamente para el sexo, para su gozo y el de su hombre de turno.

    Una cosa era haber visto sagas completas de porno en internet o en el viejo DVD en casa de mi tía durante mi adolescencia, pero, estar con una mujer, más aún del tipo de Janet, era simplemente indescriptible. Era como pasar de jugar fútbol de la canchita comunal de mi tierra a estar disputando un partido en la Champions League, me sentía el tipo más poderoso, lechero o simplemente un huevón que estuvo en el momento adecuado y el lugar correcto para que todo esto me estuviera sucediendo. Janet continuaba haciendo que mi pene entrara y saliera de su boca sin parar, metiéndosela hasta que su barbilla chocaba con mis huevos, entonces miré al espejo que tenía en su sala, y la veía a ella de espaldas en medio de mis piernas y como su cabeza no paraba de subir y bajar, sus caderas y su culo en esa posición formaban una curva hermosa, esa visión me acabó de volver loco, me di cuenta de que la tenía que parar o me vería forzado a ayacular en su boca y sin permiso. Le quite suavemente mi pene de su boca y su rostro estaba húmedo, sus ojos como llorosos, de su boca y su nariz salía saliva y líquido seminal y ella me miraba con una cara de cansancio y arrechura que jamás podré borrar de mi memoria. Janet se echó en la pequeña alfombra de la sala con la piernas abiertas a la espera que la penetre, casi con miedo y mucho respeto le pregunté, todo idiotizado, „¿te puedo chupar la concha?“, ella solo movió la cabeza y su mano lentamente me llevó a esa conchita húmeda y que nuevamente expulsaba un pequeño flujo de flluido. Sin quererlo Janet me haría probar el néctar más delicioso de una mujer, nunca antes había tenido la boca tan cerca de la vagina de una mujer, el olor a arrechura y excitación acompañada de la sensación de ser casi un primerizo, hizo que en un segundo tenga ensartado mis labios y mi lengua dentro de su vagina. Con mi lengua sólo trataba de ir más a fondo, como si más dentro de ella hubiera algo que me importase más que mi propia vida, fui conociendo, de primera mano, sus labios, su clítoris, y hasta el gusto de los distintos fluidos que emanaban. Janet me presionaba con sus piernas la cabeza, a veces me hacía doler un poco, pero el dolor no me importaba en ese momento. Me jalaba de los cabellos empujando mi cabeza hacia ella, mientras escuchaba sus gemidos, „sigue no pares“ reptía una y otra vez, sentía que sus piernas temblaban un poco, luego empezaban a temblar con más fuerza y escuchaba a Janet nuevamente gemir y ahogarse en su gémido, era delicioso!

    Levanté levemente la cabeza y me fuí arrastrando hacia ella, quería poseerla así, estiré la mano para sacar otro condón, cuando escucho a Janet decir „si quieres puedes metérmela así nomás y acabar dentro, luego tomo la pastilla“, me lo dijo con la voz entrecortada, como si fuéramos complices de un juego prohibido. Luego pegó su boca a la mía y nos besamos en esa posición, mientras ella se echaba completamente en la alfombra y yo encima de ella. No me di cuenta cuando estuve dentro de ella, sólo recuerdo que mi pene estaba completamente duro y sentía la presión y el calor de esa conchita que antes había degustado hasta la saciedad. Yo estaba haciendo un gran esfuerzo para no acabar, sudaba y gemía junto a ella, mi sudor caía a sus pechos, ella me abrazaba con las piernas y repetía una y otra vez „ya, ya“ y gemia lentamente y ese gemido terminaba en un sonido agudo e inaudible. En esa posición nos miramos apenas unos segundos y sentía nuevamente como eyaculaba dentro de ella mientras Janet me miraba como anodadada y con la boca bien abierta. Terminé agotado, mi pene dentro de ella empezaba lentamente a perder el tamaño y sentía el palpitar de su vagina. Fueron muy pocas veces las veces que cachamos sin condón, ella no se cuidaba y tenía miedo de poder salir embarazda, yo por mi parte no tenía nada que ofrecerle, más que mi gratitud y un cariño inmenso de amigos o amantes.

    Nos reincoporamos y nos vestimos, creo que bebí un litro de agua del tirón, había terminado agotado, ella por su parte también estaba cansada, „mañana no me voy y poder ni levantar“ decía y nos reíamos. Acordamos que mientras nada cambie entre nosotros, debía recordar que ella estaba alejada, pero no separada, del papá de su hijo, así que mientras menos supieran de lo nuestro, mejor para ella. Acepté la propuesta sin chistar, ya sabía lo que Lima podría ofrecerme y estaba dispuesto a buscar más.

    Janet estuvo como inquilina, parte de mi vida y mis historias un par de años más. Siempre nos respetamos mutuamente, nuestros encuentros eran casuales, sin ataduras ni exigencias, a veces una o dos veces por semana, a veces luego de varios meses. Fue la única que me recibió con mucha alegría y los ojos llorosos cuando volví a casa luego de haber estado un año en el extranjero, pueden encontrar la historia aquí. Aún ahora y tan distanciados, a veces conversamos por el facebook, „cuando vengas a Perú, puedes venir a mi casa y ayudarme, tengo un problema con mi computadora“, me dice, y nos cagamos de risa juntos. Más adelante escribiré un par de histroias más con ella, que la recuerdo con cariño.
     
    gnussi98, 11 Ene 2023

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    #14
    vampiroenamorad, yobelito, g4mys y 18 otros les gusta esto.

    Carlos Maldonado

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    Que hermosa historia amigo!!!
     
    Carlos Maldonado, 11 Ene 2023

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    #15
    A yoniperez le gusta esto.

    Autobus008

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    Autobus008, 11 Ene 2023

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    #16

    gnussi98

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    Como lo escribí en el título de este post. La idea era describir varias anecdotas o aventuras que tuve con algunas de mis inquilinas. Fueron más de cinco años que estuve a cargo de las propiedades de mi padre y por ende además de mi amiga janet, varias historias sucedieron, esta es una de ellas.

    Todo iba sin contratiempos, seguía avanzando en la universidad, sin grandes logros ni grandes penas. Empezaba a hacer más cachuelos y ganaba más dinero, si todo iba tal cual, pronto podría lograr mi máximo anhelo en ese momento: la independencia total de la ayuda paterna. En el plano sexual, tenía mi cómplice,amante y amiga, en el otro inmueble de mi padre empezaba a abrirme a nuevos canales y había cruzado un par de veces medio lima por el gusto de cacharme una compañera de la universidad, no podía quejarme. Cada día aprendía más sobre el sexo, las mujeres y las relaciones escondidas, que eran las que más me gustaban.
    Albino vivía en uno de los apartamentos junto a su esposa, Jessy, y dos hijos pequeños en edad escolar, habían estado ahí desde antes que yo me mudara a Lima. Albino era amigo del hermano de mi padre y por recomendación de él, mi padre les había alquilado un lugar en uno de los inmuebles. Ambos eran de Cajamarca, o eso era lo que decían. Jessy debería tener cerca a treinta años, tez blanca y cabello teñido de rojo, siempre la veía con ropa holgada, como de ama de casa, siempre tenía la mirada esquiva, sólo nos saludabamos con un „joven buenas tardes“ y es todo. Albino era mucho mayor que Jessy, él tenía másde cincuenta años, lo había visto en el contrato de alquiler. En realidad, no me había fijado significativamente en ella, ambos eran de poco conversar. Albino decía que tenía un negocio cerca a la casa, pero me resultaba raro que los veía a ambos durante el dia en casa. Eran puntuales en el pago y no generaban molestia ni sospecha alguna en el resto de inquilinos, así que lo que hicieran con su vida no me incomodaba.

    En cierta ocasión, después de uno de los encuentros amorosos con Janet, ella me comentó que Jessy salía de noche con el esposo y a veces regresaba ella sola muy temprano, cuando Janet se iba al gym o salía a trotar. "Bien rara esa chica", me decía. No le prestaba atención, pero empecé a estar más alerta después de un par de conversaciones con Janet. Un día,me avisaron que había basura regada frente a la casa, quizá algún recolector había dejado las bolsas de basura abierta o algún perro callejero había hecho de las suyas, pensé. Tuve que recoger todo el desorden y llenarlo nuevamente en bolsas, me sorprendí, cuando recogiendo los restos de basura encontré una bolsa semi transparente y semi-rota que contenían dos objetos algo pesados y grandes, al fijarme bien, pude notar que eran dos consoladores de gran tamaño, no había visto uno de cerca, pero en la infinidad de pornos en mi haber, era fácil de reconocerlos. Supose que no eran de la oficina del primer piso, tampoco de Janet, la conocía bien y habíamos quedado en que yo iba a regalarle uno para nuestros juegos. En uno de los apartamentos vivían una pareja de adultos mayores y no parecían apegados a juegos de ese tipo. Sólo me quedaba sospechar de la familia de policías y Albino y Jessica. Fue entonces que el morbo se apoderó de mi.

    Había estado espiando desde la ventana de mi habitación que daba a la calle y veía casi a diario que Albino y Jessy salían en la noche, a veces Albino regresaba de madrugada, pero solo. Un par de veces que salí muy temprano de casa también vi a Jessy llegar en un taxi. Todo era medio raro y por ende más excitante.
    Una noche, mientras estudiaba, tuve ganas de comer algo, pero no tenia ganas de prepararme nada. Cerca a la casa había un par de puestos de comida rápida, me fui a ver que encontraba. Cuando me disponía bajar las escaleras, vi que alguien estaba saliendo, pensé que era Janet, quería darle el alcance, un polvito de fin de semana no estaba de más. Apuré el paso y cuando salí a la puerta principal, noté una figura femenina, llevaba un pantalón licra, y unos tacos inmensos, tenía puesto un abrigo largo, le di el alcance y era Jessy, llevaba harto maquillaje, sus labios estaban de un rojo brillante y su perfume se exparcia por doquier. La saludé con empatía, tenía la mirada distinta, parecía que iba a una fiesta o a celebrar. Me quedé algo atónito cuando me saludó con un beso en la mejilla, muy cerca a la boca, le correspondí y la tome ligeramente de la cintura. Me dijo que se estaba yendo a un compromiso en casa de una amiga, estaba más suelta, conversaba más alegre que de costumbre, se le notaba pícara y coqueta, atrás había quedado la imagen de ama de casa con la que la había visto hasta ese entonces.

    Casi por juego empecé a "meterle letra" le decía que se veía muy elegante y atractiva y de seguro el compromiso iba a estar muy bueno. "Pero con este abrigo no puedes ver mi ropa" me dijo con una media sonrisa. Le respondí que era una pena y sin más preguntas ni decoros, se abrió el abrigo y me mostró un pequeño polito con tiras que llevaba por dentro, el escote que llevaba hizo que me ponga arrechazo en el acto. "¿Porqué no me invitas a tomar algo antes de ir a la casa de mi amiga?", me dijo sin titubear y de la forma más natural del mundo, me quedé huevón, no sabía a qué estaba jugando exactamente. De puro penderejete le respondí: "¿porqué no nos vamos a un lugar más tranquilo los dos y ahí nos tomamos algo antes de tu compromiso?", "claro, normalazo" me dijo, sin inmutarse un segundo. Fuimos a una bodega de ahí cerca y me dispuse a comprar unas chelitas, pero me interrumpió y me susurró al oído"¿porqué mejor no te compras un par de kankunes con Sprite?". Lo dude un poco, no era muy "parador" con el trago, pero no quería echarme para atrás, „¿algo más?“ le pregunté -"cigarritos y su halls, ¿no?", repondió.

    Salimos de la bodega con bolsa en mano, le dije que me espere un rato, iba a comprar algo en la farmacia, se quedó ahí esperando y me fui corriendo a comprar los condones. Caminamos una o dos cuadras más, ya antes había visto un hostal grande cerca, la cogí de la mano y entramos juntos. Nunca había entrado a un telo en mi vida, tenía un poco de roche que algún conocido nos viera, pero a Jessy ni se le movía un pelo. Ya en el cuarto, se sacó el abrigo,podía ver el escote pronunciado que había visto antes en la oscuridad, el licra negro que llevaba transparentaba levemente un hilito dental, eso me excitaba. Mezcle el ron con el sprite y le serví a vaso lleno, yo me hice el huevón y le metí más gaseosa a mi vaso. Empezamos a conversar tonterías, sin importancia, Jessy abrió la ventana y se puso a fumar un cigarro, la acompañe con un cigarro, casi de inmediato se bebió su vaso. Sin mucho rodeo le agarré de la cintura y la besé, mi pinga estaba dura y ella se apegaba apretándola más con su cuerpo.

    Así estuvimos un rato, bebiendo y fumando, de cuando en cuando le agarraba el culo por encima del pantalón, intentaba meter mi mano por debajo, pero ella se despegaba. Ya casi nos habíamos acabado las dos botellas, yo ya estaba bastante ebrio a pesar que era el que tomaba menos, "quiero cacharte" le dije, Jessy, ella se cagó de risa y se fue al baño. Luego tomó su cartera y como si fuera algo natural sacó un origami de papel, lo abrió y metió su dedo, era un polvo blanco, esnifó hasta dos veces por cada orificio de la nariz, "¿quieres? ta buena, es purita" me dijo. Lo rehusé amablemente, pero eso me arrechó aún más, me acerque a ella y la besé más fuerte, le empecé a meter mi mano bajo el pantalón, sentía su hilo dental, su vagina estaba depilada, sentía que empezaba a humedecerse cuando empezaba a introducirle mis dedos. Sin mucho aspaviento, le quité el polo de tiras y el sostén, sus pechos eran pálidos, medianos y sus tetas algo caidas, su pezones eran grandes, cuando los chupaba empezaban a levantarse, así nos fuimos desnudando poco a poco, su culo era mediano, paradito, no tenía barriga, pero un tatuaje de alas al final de la espalda con unas iniciales, parecían las iniciales de su marido, no lo recuerdo y tampoco me importó en ese momento. Así sin muchas contemplaciones le quité el hilito empecé a meterle dos dedos a la concha, ella estaba húmeda. La quedé mirando, como huevón, un rato, su mirada estaba rarísima, como perdida y yo estaba ebrio y más deshinbido, le dije: „agáchate quiero que me la chupes“, Jessy obediente se puso de rodillas en el piso y empezo a masturbarme y de poco empezó a meterse mi pene en su boca.

    La situación resultaba por demas grotesca, yo sólo había salido a comer un pequeño snack pero en vez de eso, estaba en un hostal y la inquilina se estaba atragantando con mi pene. Lo chupaba de forma magnifica, como si de un dulce se tratase. La tenía agarrada del cabello y le apretujaba la cabeza hacia mi cuerpo, después de un largo rato, le dije que ponga al filo de la cama que me la quería cachar de perrito, ella se fue de nuevo a su cartera mientras yo buscaba un condón. Nuevamente, como si fuera algo natural, sacó de su cartera una tira de condones arranco uno y se regresó a su lugar, empezó a ponerme el condón con sus manos y ya con el condón semi enrollado en mi pene empezo a chuparlo de nuevo para terminar de ponerlo completamente. Se puso al filo de la cama, yo empecé primero a meterle los dedos, quería masturbarla primero, ella sólo gemía con un gemido arrecho, luego me dijo „métemela por favor!“ empecé entonces a cacharla en esa posición, ella pedía que le envista más duro, así que empecé con un movimiento más fuerte. Luego, quizá por el alcohol, le di un palmazo durísimo en una de sus nalgas y noté que pegó un gemido más fuerte. Nos subimos a la cama y así de perrito la estaba cachando y con mi mano le jalaba el pelo, fuerte hacia atrás, ella ni se inmutaba, sino lo disfrutaba, empecé a decirle de todo, „qué rica perra eres“ y ella sólo respondía „si, si, soy tu puta, soy tu perra“. Mi pene estaba durísimo, pero no me venía. Se me vino la maquiavélica idea de darle por el culo y se lo dije, ella se paro como si tuviera un resorte de la cama y saco un frasco de lubricante de su cartera. Se echo en la cama con las piernas abiertas de par y empezó a embadurnarse el orificio anal con esa crema, yo estaba de rodillas en la cama mirando ese espectáculo hasta que ella me dijo que ya estaba lista. En esa posición la penetré analmente, su culo estaba apretadito ahí habré durado unos diez minutos más, saqué el pene de su culo y me saqué el condón, quería venirme sobre ella, eyaculé sobre todo su cuerpo y saltó hacia su rostro, „ay, me manchaste“ me dijo sin molestarse, y se secó con la sábana, yo me acosté cansado y borracho. Jessy se fue al baño y me dijo si le podía prestar algo de dinero, tenia 20 ó 30 soles en la billetera, se los di sin titubeo, sacó nuevamente el origami de la cartera y esnifó un poco más del polvito blanco. Se despidió y me dijo que otro dia le avise con tiempo

    Yyo me quedé cansado y borracho, después de casi dos horas recién salí del hotel sin entender nada. Varios dias después la vi con Albino y me saludó „joven buenas tardes“. Nunca pregunté y nunca me enteré que había pasado.
     
    gnussi98, 12 Ene 2023

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    #17

    luke240567

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    luke240567, 13 Ene 2023

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    #18

    gnussi98

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    (Cuarta parte)

    Pasaron varios días desde ese encuentro. Aún me quedaba muchas ganas de Janet y como todo novato quería experimentar varias cosas y que mejor que hacerlo con alguien dispuesta y además con ese cuerpo que se manejaba. A los días me escribe un mensaje, me decía que la había pasado muy bien, pero estaba con su hijo todo el día. Me dijo que al día siguiente la nana de Gonzalo no iba a estar y que Gonzalo se iba a quedar un par de horas más en el colegio para prepararse para una actuación. Las mañanas eran complicadas para mi por mi horario en la universidad, pero tenía tantas ganas de repetir el encuentro que le escribí diciendo que apenas regrese de dejar a su hijo me escriba. Tenía muchos deseos de verla y "conversar" también con ella.

    Al día siguiente temprano me mandó un mensaje y bajé corriendo a su apartamento. Janet estaba con un licra similar al que tenía cuando se mudó, nos saludamos y nos besamos como si hubieran sido semanas o meses sin vernos. Ese día cachamos rico, me agradeció por mi comprensión de no forzar lo nuestro. Me dejó en claro que no buscaba una relación, además yo era consciente que el papá de su hijo le estaba ofreciendo una vida bastante acomodada y yo no tenía ni donde caerme muerto. Me pidió que le de clases a Gonzalo de vez en cuando. El niño tenía un poco de problemas en la escuela. Ella le había hablado al papá de Gonzalo que yo podía ofrecerle una ayuda al niño y que él estaba dispuesto incluso a pagarme por horas. Me confesó que el papá del niño estaba convencido que yo era rarito o gay. Así que se nos ocurrió la idea de dejarlo con ese concepto sobre mi. Al fin y al cabo, desde cualquier punto de vista yo salía ganando, al menos eso pensaba yo. Ese día nos despedimos y continué con mi rutina.

    Iba a ver a Gonzalo dos veces por semana, le ayudaba con sus tareas y le explicaba temas de la escuela. Janet por su parte me daba el dinero que el papá de Gonzalo le daba especialmente por esto. La señora que la ayudaba estaba muchas veces también presente, a veces aprovechaba un descuido y le agarraba el culo o nos dábamos unos chapes en el baño.

    Un sábado estaba todo arrecho y le mandé un mensaje para ver si podíamos hacer algo, pero Janet no me respondió. Me quedé con las ganas. Ya antes de dormir, estaba viendo un película en la PC y siento que alguien toca suavemente mi puerta. Me levanté y era Janet, estaba bien producida. Llevaba una falda por encima de la rodilla y un blusa con un escote discreto, tenía aliento a alcohol. Había estado en una fiesta con su familia y había dejado a Gonzalo en casa de su mamá. Entramos a mi apartamento y empezamos a besarnos en un pequeño sillón que tenía, empecé meterle la mano bajo la falda y con la otra mano le desabotonaba la blusa, llevaba un brassier negro. Yo ya estaba mejor entrenado en quitar sostenes así que casi no tuve problemas, me encantaba besar sus tetas, no eran muy grandes, regulares y algo caídos, pero sus pezones rosados y pequeños eran una delicia. Así a medio desvestirnos nos fuimos a mi cama, ella se dejó caer sin reparo y yo sobre ella. Janet inclinó su pelvis hacia arriba para que pueda quitarle la falda, sólo se quedó en calzon. El calzoncito era de encaje, se lo puse de costado y empecé a chuparle la conchita. Siempre me encantó chuparle la concha a Janet porque tenía un olor bien suave, incluso cuando estaba totalmente mojada y excitada, su olor era embriagante para mi gusto.

    Estuve un buen rato chupando su vagina y metiéndole mis dedos, estaba descubriendo de a pocos, que zonas en su vagina le producían mayor excitación, tarde varias sesiones con ella en encontrar su "botoncito", de rato en rato le escupia la vagina y volvía a chuparlo. Cuando le quité el calzón me tomó del rostro y me dijo casi como suplicando y avergonzada "hoy quiero que me lo metas por atrás, pero no pienses que soy una puta", yo le respondí "¡no eres una puta! Y quisiera intentarlo también pero no soy un gran experto, vamos a hacerlo juntos, ¿si?" Y Janet me besó y me respondió "gracias por entenderme, sabía que no me había equivocado contigo".
    Me cogió entonces el pene con su mano y empezó a frotarlo, le dije que se eche en la cama, me puse de rodillas frente a su cara y le entregué mi pene, que estaba bien duro, para que lo chupe. En esa posición ella lo chupaba y yo podía jugar tranquilamente con su conchita y sus pechos, ella se atragantaba con mi pene y gemía cuando le introducía los dedos. En esa posición sus caderas se dibujaban perfectas y su cuerpo se entregaba completamente a mi. Me coloqué entre sus piernas para ponerme el condón. Otra vez y medio avergonzada me preguntó, "podemos hacerlo sin condón, quiero sentirte dentro mio". La empecé a penetrar en esa posición del misionero, cada vez más rápido y cada vez más fuerte, cada vez que sentía que podría venirme, bajaba la velocidad, luego le dije que quería cambiar. Se puso en posición perrito, pegó su cabeza a la almohada y con las manos estiradas, se cogió fuertemente como pudo del colchón, su culo estaba totalmente inclinado hacia arriba. En esa posición le chupe lentamente la concha y empecé a chuparle también la entrada del culo, ella gemia empecé a escupir su culito y de poco metía un dedo y encima más saliva otra vez le metía otro poco y otra vez más saliva, ya le estaba metiendo dos dedos y escupiendo todo lo que podía. Ella ya había practicado el sexo anal, pero no era mi intención hacerla doler, sino que ambos disfrutemos del momento. Puse mi pene en la entrada de su culito y lo moje con un poco más de saliva, la imagen de ver mi glande entrando en su culito la tengo impresa en mi memoria, hasta ese momento no había practicado el sexo anal.

    Que rico se sentía cuando mi pinga entró casi por completo,la presión que sentía en mi miembro era totalmente distinta que cuando estaba en su vagina o en su boca. Empecé a moverme lentamente mientras Janet gemía del gozo, de cuando en cuando se formaba un vacío en el culo y salía como pedos de su culo, ya había leído algo de eso, pero nunca lo había visto en ninguna porno. Empezaba a incrementar el ritmo, poco a poco mis pies se apoyaban más al colchón y me iba levantando un poco más, Janet gemia y empezaba a gritaba de placer, yo ya estaba casi de pie dándole más duro, Janet me decía con voz entrecortada, "qué rico me rompes el culo", eso me arrechaba más y le empujaba más fuerte, Janet empezó a echarse cada vez más en la cama y yo me sostenía con ambas manos de su culazo, debido a la excitacionle agarré del pelo y lleve su cabeza hacia atrás con fuerza, ella no decía nada solo gemia y apretaba lo dientes con fuerza. Sentía que sus piernas se aflojaban y ya estaba echada casi completamente en la cama y yo encima de ella, le dije que se voltee, quería darle misionero pero siempre por el culo, cuando se volteó vi que su culo estaba completamente abierto y parecía que palpitaba. Se echó de espaldas en la cama y empecé a cacharla en misionero, pero analmente, sus piernas estaban en mis hombros ella gemia, nuestros rostros estaban frente a frente, ya estaba a punto de venirme y solté un chorro grande de saliva hacia su boca, ella abrió la boca y se dejó que le escupa dentro de la boca. Al mismo tiempo mi pinga ya casi adolorida emanaba el semen que había estado acumulando, continúe bombeándola hasta quedarme sin nada de leche. Cuando saqué la pinga, vi su culo abierto y como salía primero como un hilito, pero luego un buen grumo de mi esperma.

    Nos echamos juntos y nos miramos por un rato contemplándonos mutuamente. "Disculpa que no te dije antes, me gusta el sexo anal, pero no quería que me veas como una perra o una cualquiera", me dijo ya con más confianza. "Quiero que seas una puta y una perra conmigo sólo cuando estamos cachando, ¿te parece?", le pregunté, ella asintió con tranquilidad, "seré tu puta privada cuando estemos en la intimidad", respondió.
    Después de eso nuestro encuentro fueron incontables, a veces iba como su invitado a almorzar o cenar con Janet y su hijo, otras veces ella me pedia ayuda, no sólo para que le ayude con los trabajos de su hijo, sino también cuando ella necesitaba hacer alguna diligencia en la computadora. A veces nos quedábamos un fin de semana sólos, después de cachar, nos gustaba explorar nuestros cuerpos con detenimiento, ella me mostraba su vagina y que puntos eran para qué, otras veces ella exploraba mi pene y mis testículos meticulosamente. Comíamos algo rápido y volviamos a cachar. Muy pocas veces salimos juntos, máximo dos tres veces, nuestros encuentros fueron exclusivamente en su apartamento o en el mio.

    Cuando llegue de Brasil, después de un año, me abrazo con cariño y fue el único ser humano que me dijo, que me había echado de menos. Me confesó luego que se había excitado mucho verme el cambio que mi cuerpo había tomado en Brasil. Como regalo de bienvenida hicimos el amor primero en mi huerto privado y luego en mi apartamento.
    Después de varios años como mi inquilina, un día me dijo que tenían que marcharse. Le pregunté si se iba a casar con el papá de Gonzalo, ella se rió y me preguntó "¿cómo sabes?, ¿alguien te ha dicho algo?", le repondi que había visto varios catálogos de novia que le habían enviado. Se rió y me lo confesó, me alegré por ella y en especial por Gonzalo, el niño merecia tener una familia funcional y junta. En plan joda le pregunté si ya había escogido la lencería del traje de novia, ella se cagó de risa, "tu nunca cambias, ¿no?". Me invitó a la boda, Gonzalo le había hablado a su papá bastante de mi.

    Una semana antes de su mudanza, Janet me llamó, su hermana estaba cuidando a Gonzalo en su apartamento, quería despedirse de mi. Cuando llegó a mi apartamento, nos besamos y nos abrazamos con nostalgia, como queriendo recordar cada olor y cada forma de nuestros cuerpo, "hoy no quiero que me caches", me dijo. Le pregunté si quería pasar el tiempo oyendo algo de música o conversando. "Nunca vas a dejar de ser tan sano", me dijo, y luego agregó "hoy no quiero que me caches, hoy quiero que me hagas el amor". Nos besamos lentamente y empezamos a desnudarnos como dos niños que hacen una última travesura. No había rincón de nuestro cuerpo que no hayamos conocido y explorado antes con detenimiento y mucha atención. La penetré varias veces y espere que ella llegue al orgasmo primero para luego dejarla beber de mi semen caliente y que me diga, como siempre, que le gustó.

    El día de la mudanza no fue necesaria mi ayuda. El esposo había traído personal para esto. Él me agradeció, Gonzalo le había hablado mucho de mi y cómo jugábamos juntos y le ayudaba con sus tareas y sus trabajos, incluso le enseñe a montar la bicicleta y a golpear al primero que le quiera agarrar de lorna. Gonzalo lloró y eso me entristeció un poco y asi una gran amiga y amante se fue de mi lado. Sin embargo semanas más tarde me llamó, un día antes de su boda. "¡Ayúdame por favor!", me dijo casi sollozando. El aire acondicionado del salón de recepción estaba hecho y en pleno verano los invitados se iban a asfixiar.

    Llamé a un amigo especialista y ese mismo dia fui con él a ver el problema. Mi amigo pudo arreglarlo después de varias horas, el esposo en agradecimiento le pago el trabajo y le dio una buena propina, el esposo casi nos rogó para ir al matrimonio, pero sólo yo fui solo de sapo.
    A pesar que me habían dicho que iba a ser una ceremonia sencilla, había como 100 invitados. Comí y baile un rato, conocí a sus hermanas y primas de Janet, entendí el porqué de esas caderas que me habían dejado impactado desde el primer momento. Después de un rato el esposo se me acercó, y me dijo "¿y causita?, ¿ya le sacaste plan a alguien? Hay flacas bien ricas y flacos también por seaca" y se cagó de risa, sólo me sonreí haciéndome el huevón. No me quedé hasta el final, mi amigo me mandó un SMS, se habia olvidado un multimetro y su casaca.
    Me fui al cuarto de servicio antes de despedirme y cogí las cosas de mi amigo, tras de mi vino Janet, estaba hermosa con un vestido algo beige que le resaltaba las caderas. Me agradeció de nuevo el favor y me dijo que me iba a echar de menos, y que me irían a visitar de nuevo. Le desee lo mejor en su vida. Janet me sonrió coquetamente, miró a todo lado y me dijo despacito "al final escogí la lencería del catalogo", tuve una erección de inmediato, pero no quería ser tan cara de palo. Entonces le contesté, para apaciguar el ambiente, "me muero por verlo, pero ya eres una mujer casada", Janet me mira con ese brillo en los ojos, que yo ya conocía, y me responde coqueta "no te preocupes, cortesía de la casa" y se subió el vestido. Tenía una lencería blanca transparente, ya no me aguanté la arrechura y le metí mi mano bajo el calzoncito y despacio le metí dos deditos, sólo para comprobar que estaba mojada, jugué un poco con mi dedos y luego ella se acomodó el vestido, metí mis dedos a mi boca quería saborearla por última vez, ella tomó mis dedos y también se lo metió a la boca y me besó por última vez. Así nos despedimos, me acompaño hasta la puerta y, tras de ella vino Gonzalo corriendo, "amigo cuando mi papá me compre mi play station vienes a mi casa a jugar, ¿ya?". Y me marché.

    A veces conversamos por Facebook, desde esa vez no tuvimos otro encuentro sexual. Siempre me dice que tengo que ir a buscarla cuando regrese a Perú. Tuvo dos hijos más, pero aún mantiene esas ricas caderas, quizá un día regresaré a Perú y jugaré a la Play con Gonzalo y sus hermanos y cuando se vayan a dormir, haré el amor con Janet, pero, es sólo un decir
     
    Última edición: 16 Ene 2023
    gnussi98, 16 Ene 2023

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    Jajajaja buen arriesgado cofra, ni en la boda respetas. Bien ganado.
     
    Luman, 16 Ene 2023

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    #20
    A grindo doido y yoniperez les gusta esto.

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