Crónicas del Placer Marcelina pagandome la apuesta (mature, asian, white)

Señora de las 4 decadas

Llegó a trabajar como asistente de uno de mis colegas. Marce, como yo la llamaba, tenía un temperamento contestatario aunque complice si de diversion, baile y chupeta se trataba.

Casi ya rozando sus 4 decadas, no tenia relacion conocida, parecia soportar el peso de su apellido, de los estudios pagados por su padre y de ese auto nuevo que estaba pagando.

Ya nos conociamos mas de 2 años, yo tenia 5 años menos y quizas me veia como un vecino o primo menor, nuestras casa estaban cerca como 15 minutos una de otra y habiamos coincidido en algunos lugares del distrito fuera de hora de trabajo.

Era de buen comer, antojada y aunque no era una chica nada fitness ni flaca como sardina era una mezcla de buen diente criollo mezclada con exotismo oriental.

Sus rostro redondo heredado de sus ancestros asiaticos, cabello liso que usaba corto o en degradé.

Por supuesto, tenía ojos achinados, pero grandes y un poco saltones. Como amante de la playita (fuimos un par de veces) su piel lucia blanca, ligeramente amarilla en sus zonas descubiertas pero se tornaba rosacea en aquellas zonas donde no le daba el sol, sus hombros y su pecho estaba cubierto de pecas que lo hacian mas atractivos y podia verlo cada vez que usaba escotes.

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2 Entre sus muslos maduritos.

Para nadie era un secreto que la cola de Marcelina era uno o de sus atributos, el sobrepeso del que a veces se lamentaba con sus amigas era lo de menos, no era alta pero si robusta y de piernas gruesas. Acostumbrada al buen disfrute gastonomico en familia llegaba a sus 4 decadas , con unos muslos y una cola con volumen.

Con sus atributos fisicos, fuera del canon, robusta madurita y con rostro exotico Marce no o dudaba en mantener un estilo fashion con vestidos entallados y botas, pasando por pantalones jeans levanta colas segun la ocasion.

Pese a vivir un poco mas lejos, yo solia llegaba más temprano y dejaba mi carro al fondo del parqueo del edificio. Era usual verla llegar apurada aciclandose y al final del dia la veia acomodandose en su auto para irse a casa.

Varias veces la habia visto llegar con esos vestidos enterizo, de hilo o de tela. De los que te cubren los brazos con una pequeña manga ajustada. Parecia fascinarles mucho los vestidos entubados que sobremarcaban las curvas de su cuerpo por igual: hombros, pancita, delantera sobria redondeada y derriere madurito marcado.

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