Hay días que son mejores no recordar. Hay momentos en los que la inexperiencia y el miedo nos ciegan. Hay horas que no sabemos cómo actuar. Este, más que un relato es una reflexión. Es un mea culpa, que debe ser tomado muy enserio, para que, si les pasa, puedan actuar como caballeros, manos amigas o simplemente como humanos. Resulta, que cuando termine el colegio, no tenía ni idea de qué hacer con mi vida. Intente entrar en la universidad y por poco me quede afuera. Para no perder más tiempo, decidí entrar en una ONG americana para estudiar inglés. El costo beneficio era muy bueno. Tres veces por semana en una sala con cinco personas por el módico valor de treinta soles. Era casi como tener un profesor particular. En mi clase, conocí a una selvática y un puneño. Las diferencias fueron el hilo conductor que tejió nuestra amistad. Semana tras semana, aprendíamos ingles en un ambiente tenue. Hasta la profesora entendió que la mejor forma de enseñar era con risas y ocurrencias y no con monólogos y ejercicios sin fin. Los meses fueron pasando y note que el puneño se aproximaba lentamente a mi querida amiga. Ya era posible ver que las bromas, los toques y las sonrisas estaban enrarecidas. Todo parecía normal hasta que llego el fatídico día del partido de Perú. Ambos vivían cerca, por eso habían decidido ver el juego juntos. Para no pasar como mal educados me convidaron, pero yo a sabiendas que el amor estaba en el aire, o por lo menos era lo que parecía, decidí no hacer mal tercio y no aceptar tan falso convite. El lunes, como era de costumbre, los espere en las escaleras para comprar unas empanadas de queso con azúcar refinada. Me pareció raro que ninguno de los dos apareciera. Comí solo y entre al aula. Una media hora después llego mi amiga. Se sentó a mi lado y no dijo una palabra en por lo menos media hora. Estaba diferente, sus ojos no vibraban, su cabello había sufrido una coloración oscura y sus labios ya no estaban con el tinte rojo que le caracterizaba. Cuando decidió hablar, me pidió para irnos de la clase. Necesitaba decirme algo muy importante en privado. En la soledad del patio y entre lágrimas me dijo que el sábado el puneño había llegado en la hora pactada con unas cervezas. Y que desde que entró a la casa insinuó descaradamente que quería tener sexo con ella. Al principio, ella lo tomo como broma, como si fuera una de las tantas ocurrencias de él. Al pasar los minutos él la beso y le obligo a que ponga su mano en su miembro. Ella con los nervios a flor de piel le dijo que era virgen y que aún no estaba preparada. Él, con la cara amarga le dijo que talvez un poco de cerveza le haga cambiar de parecer. Ella no acepto y le dijo que le invitaba a retirarse se seguía con esa conversación. Después de eso él no toco más en el tema. Había vuelto a ser el tipo buena gente de la clase. Aquel ser ocurrente que tenía una forma peculiar de ver la vida. Como él siempre tenía comportamientos extraños, pues ella no le tomo la importancia que debía. Pensó que debía un calor hormonal de adolescente. Así pasaron los minutos y con la emoción de los goles, ella accedió a tomar un vaso de cerveza. Él muy cortés, fue a la cocina y le trajo uno. Después de eso, ella simplemente vio todo escuro. Cuando se despertó, él estaba sentado en la cama desnudo y viendo el noticiero. Ella dio un grito tan fuerte que sin más ni menos él se vistió. La selvática le decía que le dé una explicación, él solo atinó a decirle que después de la cerveza ella le dijo que quería probarlo. Que la haga suya. Con las piernas temblando, mi amiga le dio una cachetada y lo expulso de su casa. Seguidamente se echó a llorar. Se sentía sucia. Quería que el mundo pare de rodar y muera allí mismo. Algunas horas después, limpio todo para que la dueña de la casa no se diera cuenta. Con asco pego el condón utilizado y lo tiro en la privada. Con cada vuelta del preservativo ella soltaba una lágrima. Cuando finalmente el condón desapareció, se bañó. El agua caliente junto con el aroma del jabón, más que sacarle la suciedad y el asco, le estaban limpiando el alma. Por la noche, no pudo dormir bien, se acorde varias veces pensando en que el imberbe le habría echo. Por la mañana, enfurecida, quemo las sábanas. Lloro por horas, hasta que sintió que debía tomar una actitud. O se dejaba consumir por el asco o borraba el pasado y empezaba una nueva vida. Fue así que entro al primer salón de belleza que vio. El cambio debía ser en todos los sentidos. Por la noche fue a la iglesia para buscar fuerzas. Yo, atónito por lo que escuchaba, solo atine a decir que había que denunciarle. Que en la secretaria debían tener todos sus datos y que si hacía falta yo podía ser testigo. Ella rápidamente me dijo que no. Que lo que más pesa no es el acto en sí, ya que no se acordaba de nada, si no la verguenza de tener un rotulo en la cara. Que la gente la vería como la violada y no más como ella. La abrase con ternura. Pero rápidamente su antebrazo me separo. Por su mirada pude ver que ya no confiaba en nadie. Jure que nunca rebelaría su identidad y que, estaría siempre disponible para ella. Esa fue la última vez que la vi. Y como era de esperarse, el puneño desapareció. Hoy siento que puede haber hecho algo más. No sé, talvez, seguirla de lejos para ver cómo estaba. Buscar los datos del tipejo y darle una paliza...
Hay días que son mejores no recordar. Hay momentos en los que la inexperiencia y el miedo nos ciegan. Hay horas que no sabemos cómo actuar. Este, más que un relato es una reflexión. Es un mea culpa, que debe ser tomado muy enserio, para que, si les pasa, puedan actuar como caballeros, manos amigas o simplemente como humanos. Resulta, que cuando termine el colegio, no tenía ni idea de qué hacer con mi vida. Intente entrar en la universidad y por poco me quede afuera. Para no perder más tiempo, decidí entrar en una ONG americana para estudiar inglés. El costo beneficio era muy bueno. Tres veces por semana en una sala con cinco personas por el módico valor de treinta soles. Era casi como tener un profesor particular. En mi clase, conocí a una selvática y un puneño. Las diferencias fueron el hilo conductor que tejió nuestra amistad. Semana tras semana, aprendíamos ingles en un ambiente tenue. Hasta la profesora entendió que la mejor forma de enseñar era con risas y ocurrencias y no con monólogos y ejercicios sin fin. Los meses fueron pasando y note que el puneño se aproximaba lentamente a mi querida amiga. Ya era posible ver que las bromas, los toques y las sonrisas estaban enrarecidas. Todo parecía normal hasta que llego el fatídico día del partido de Perú. Ambos vivían cerca, por eso habían decidido ver el juego juntos. Para no pasar como mal educados me convidaron, pero yo a sabiendas que el amor estaba en el aire, o por lo menos era lo que parecía, decidí no hacer mal tercio y no aceptar tan falso convite. El lunes, como era de costumbre, los espere en las escaleras para comprar unas empanadas de queso con azúcar refinada. Me pareció raro que ninguno de los dos apareciera. Comí solo y entre al aula. Una media hora después llego mi amiga. Se sentó a mi lado y no dijo una palabra en por lo menos media hora. Estaba diferente, sus ojos no vibraban, su cabello había sufrido una coloración oscura y sus labios ya no estaban con el tinte rojo que le caracterizaba. Cuando decidió hablar, me pidió para irnos de la clase. Necesitaba decirme algo muy importante en privado. En la soledad del patio y entre lágrimas me dijo que el sábado el puneño había llegado en la hora pactada con unas cervezas. Y que desde que entró a la casa insinuó descaradamente que quería tener sexo con ella. Al principio, ella lo tomo como broma, como si fuera una de las tantas ocurrencias de él. Al pasar los minutos él la beso y le obligo a que ponga su mano en su miembro. Ella con los nervios a flor de piel le dijo que era virgen y que aún no estaba preparada. Él, con la cara amarga le dijo que talvez un poco de cerveza le haga cambiar de parecer. Ella no acepto y le dijo que le invitaba a retirarse se seguía con esa conversación. Después de eso él no toco más en el tema. Había vuelto a ser el tipo buena gente de la clase. Aquel ser ocurrente que tenía una forma peculiar de ver la vida. Como él siempre tenía comportamientos extraños, pues ella no le tomo la importancia que debía. Pensó que debía un calor hormonal de adolescente. Así pasaron los minutos y con la emoción de los goles, ella accedió a tomar un vaso de cerveza. Él muy cortés, fue a la cocina y le trajo uno. Después de eso, ella simplemente vio todo escuro. Cuando se despertó, él estaba sentado en la cama desnudo y viendo el noticiero. Ella dio un grito tan fuerte que sin más ni menos él se vistió. La selvática le decía que le dé una explicación, él solo atinó a decirle que después de la cerveza ella le dijo que quería probarlo. Que la haga suya. Con las piernas temblando, mi amiga le dio una cachetada y lo expulso de su casa. Seguidamente se echó a llorar. Se sentía sucia. Quería que el mundo pare de rodar y muera allí mismo. Algunas horas después, limpio todo para que la dueña de la casa no se diera cuenta. Con asco pego el condón utilizado y lo tiro en la privada. Con cada vuelta del preservativo ella soltaba una lágrima. Cuando finalmente el condón desapareció, se bañó. El agua caliente junto con el aroma del jabón, más que sacarle la suciedad y el asco, le estaban limpiando el alma. Por la noche, no pudo dormir bien, se acorde varias veces pensando en que el imberbe le habría echo. Por la mañana, enfurecida, quemo las sábanas. Lloro por horas, hasta que sintió que debía tomar una actitud. O se dejaba consumir por el asco o borraba el pasado y empezaba una nueva vida. Fue así que entro al primer salón de belleza que vio. El cambio debía ser en todos los sentidos. Por la noche fue a la iglesia para buscar fuerzas. Yo, atónito por lo que escuchaba, solo atine a decir que había que denunciarle. Que en la secretaria debían tener todos sus datos y que si hacía falta yo podía ser testigo. Ella rápidamente me dijo que no. Que lo que más pesa no es el acto en sí, ya que no se acordaba de nada, si no la verguenza de tener un rotulo en la cara. Que la gente la vería como la violada y no más como ella. La abrase con ternura. Pero rápidamente su antebrazo me separo. Por su mirada pude ver que ya no confiaba en nadie. Jure que nunca rebelaría su identidad y que, estaría siempre disponible para ella. Esa fue la última vez que la vi. Y como era de esperarse, el puneño desapareció. Hoy siento que puede haber hecho algo más. No sé, talvez, seguirla de lejos para ver cómo estaba. Buscar los datos del tipejo y darle una paliza...
Tiene razon cofrade, es un llamado a la reflexion, muchos de nosotros somos grandes cherocas, pero de alli a forzar una relacion con esos medios tan asquerosos es un mundo de distancia, esperemos su amiga haya logrado superar el trauma y el puneño de michi ojala la vida le haya devuelto con la misma moneda.
Tiene razon cofrade, es un llamado a la reflexion, muchos de nosotros somos grandes cherocas, pero de alli a forzar una relacion con esos medios tan asquerosos es un mundo de distancia, esperemos su amiga haya logrado superar el trauma y el puneño de michi ojala la vida le haya devuelto con la misma moneda.
Este relato me hace acordar que una vez, tengamos un problema de programación, mi amigo y yo no sabíamos como resolverlo, así que decimos consultarle a un compañero de su trabajo, el cual ademas era profesor de un instituto, llegamos y el tipo era un patan con mayusculas, solo le interesaba que le paguemos por su "asesoría" lo hicimos y nos quedamos un rato en su oficina programando. En eso llega una alumna. La delegada con unas listas de su salón, el tipo la hace pasar y la lleva a una sala contigua, ahí escuchamos que la presionaba a beber licor, la chica tomaba con recelo, el tipo cada vez era mas osado, en una de esas escuchamos un forcejeo, el íntentaba desabrocharle el jean. Mi amigo y yo tuvimos que intervenir, lo separamos y hicimos que la chica llamara a una amiga para que la acompañe por que estaba un tanto ebria. El Patan nos echo. Ganas no me faltaron de sacarle la CSM, pero optamos por irnos.
Este relato me hace acordar que una vez, tengamos un problema de programación, mi amigo y yo no sabíamos como resolverlo, así que decimos consultarle a un compañero de su trabajo, el cual ademas era profesor de un instituto, llegamos y el tipo era un patan con mayusculas, solo le interesaba que le paguemos por su "asesoría" lo hicimos y nos quedamos un rato en su oficina programando. En eso llega una alumna. La delegada con unas listas de su salón, el tipo la hace pasar y la lleva a una sala contigua, ahí escuchamos que la presionaba a beber licor, la chica tomaba con recelo, el tipo cada vez era mas osado, en una de esas escuchamos un forcejeo, el íntentaba desabrocharle el jean. Mi amigo y yo tuvimos que intervenir, lo separamos y hicimos que la chica llamara a una amiga para que la acompañe por que estaba un tanto ebria. El Patan nos echo. Ganas no me faltaron de sacarle la CSM, pero optamos por irnos.
Es cosa de cuidado una violación una mujer nunca se recupera del todo de ese evento tan traumático...
Es cosa de cuidado una violación una mujer nunca se recupera del todo de ese evento tan traumático...
Si cofrade, espero que la línea tenue entre la violación y el sexo consentido no sea quebrado por nadie de está página.
Si cofrade, espero que la línea tenue entre la violación y el sexo consentido no sea quebrado por nadie de está página.
Cofra, eso es lo que pasa muchas veces. No sabemos como reaccionar. Como es algo atipico, el miedo nos traba. Por lo menos, usted evito que pasara.
Cofra, eso es lo que pasa muchas veces. No sabemos como reaccionar. Como es algo atipico, el miedo nos traba. Por lo menos, usted evito que pasara.
ESo es verdad. Conozco a una señora que fue violentada hace más de 20 años, pero a dia de hoy los recuerdos de tiempo en tiempo la atormentan. Toma pastillas y sigue tratamiento con una psicologa, pero todo indica que nunca lo superara.
ESo es verdad. Conozco a una señora que fue violentada hace más de 20 años, pero a dia de hoy los recuerdos de tiempo en tiempo la atormentan. Toma pastillas y sigue tratamiento con una psicologa, pero todo indica que nunca lo superara.
Este post va de relato a otro tema. Las violaciones son más frecuentes de lo que se pueden imaginar y normalmente suceden con personas cercanas. 1/4 niños la sufre siendo los varones más afectados. El problema de las denuncias es que las víctimas no lo cuentan hasta adultos y de adultos días después. Lo importante y lo que podemos hacer es no permitir normalizar la conducta de violación. Ahora también hay muchas mujeres con esta fantasía y como dice la canción de Manzanita y un ramito de violetas... En un ambiente de control todo se puede llevar a cabo. Saludos cofrades
Este post va de relato a otro tema. Las violaciones son más frecuentes de lo que se pueden imaginar y normalmente suceden con personas cercanas. 1/4 niños la sufre siendo los varones más afectados. El problema de las denuncias es que las víctimas no lo cuentan hasta adultos y de adultos días después. Lo importante y lo que podemos hacer es no permitir normalizar la conducta de violación. Ahora también hay muchas mujeres con esta fantasía y como dice la canción de Manzanita y un ramito de violetas... En un ambiente de control todo se puede llevar a cabo. Saludos cofrades