En las discotecas pierdo. No por feo o por que huelo mal si no por que no me gusta bailar. Como si fuera poco, las canciones modernas me parecen puñetes en los oídos. Son raras las veces que he ido a una disco y haya salido feliz o con un premio. Normalmente salgo ebrio o con hambre. Mi prima, llegó del extranjero y a diferencia mía ella sí es un pez en el agua cuando el asunto es bailar. El reencuentro sería en un disco antigua. No queria ir, pero acepte la invitación. Por ser un local antiguo, ponen clásicos de rock e pop. Esó hizo que la velada no este tan incomoda. Baile un poco com ella y sus amigas, conversamos poco y bebí bastante. No lo suficiente para caerme, pero sí lo suficiente para estar alegre a pesar de estar sentando en un rincón. No sé cuanto tiempo pasó, lo único que se es todos estaban enparejados. Algunas parejas estaban sentadas comiendose a besos, otras bailaban músicas suaves, otras salían del baño con la cara de haber copulado. Ante tal espectáculo decidí fumar. En segundos llego un tipo, con camisa negra y un auricular en una oreja. - Señor, no sé puede fumar en esta parte del local. Lo puede hacer en el balcón del segundo piso. - Okay. Disculpe el transtorno. No apague el cigarro, solo me levante, me serví un vaso lleno de ron, le coloque un hielo y camine hacía el balcón. El balcón era pequeño y a diferencia del local, el piso de madera no estaba pulido. Había telas de araña en las esquinas y polvo en la baranda. Una vez que vote humo cerraron la puerta. Por vários minutos pensé en que diablos estaba haciendo en ese lugar. Estaba más que claro que no queria estar allí. Que debería haberle dicho a mi prima que al día siguiente la invitaba a almorzar o algo parecido. Bebí ron y me dije a mi mismo. Hace años que no existe más la zona de fumadores, pero aqui parece que no solo la música es antigua si no las leyes tambien. En esó la puerta se abrió y entro una chica. Una rubia no muy alta con un traje aparentemente cara se aproximo del balcón y extrajo un cigarro de su cartera. Antes de pensarlo mi mano estaba estirada con mi encendedor encendido. - Gracias. No hacia falta. - Se aproximo para prender el cigarro y con el reflejo de la llama pude ver que sus ojos eran claros y que sus labios estaban pintados de un rojo carmesí. - Salud - dijo aproximando su coctel colorido. - Por el tabaco y el silencio - dije. Ella se río. - Liv. - Dije mi nombre y bebí un poco de ron. - Suerte la tuya que no utilizas tacos. - Sí los utilzará no sentiría dolor, pues no bailo. - Yo no bailo mucho, pero igual duelen dejame decirte. - Bailarias sin tacos y sin música. - Es un propuesta interesante. Ayudeme a sacarme los tacos. continuará...
En las discotecas pierdo. No por feo o por que huelo mal si no por que no me gusta bailar. Como si fuera poco, las canciones modernas me parecen puñetes en los oídos. Son raras las veces que he ido a una disco y haya salido feliz o con un premio. Normalmente salgo ebrio o con hambre. Mi prima, llegó del extranjero y a diferencia mía ella sí es un pez en el agua cuando el asunto es bailar. El reencuentro sería en un disco antigua. No queria ir, pero acepte la invitación. Por ser un local antiguo, ponen clásicos de rock e pop. Esó hizo que la velada no este tan incomoda. Baile un poco com ella y sus amigas, conversamos poco y bebí bastante. No lo suficiente para caerme, pero sí lo suficiente para estar alegre a pesar de estar sentando en un rincón. No sé cuanto tiempo pasó, lo único que se es todos estaban enparejados. Algunas parejas estaban sentadas comiendose a besos, otras bailaban músicas suaves, otras salían del baño con la cara de haber copulado. Ante tal espectáculo decidí fumar. En segundos llego un tipo, con camisa negra y un auricular en una oreja. - Señor, no sé puede fumar en esta parte del local. Lo puede hacer en el balcón del segundo piso. - Okay. Disculpe el transtorno. No apague el cigarro, solo me levante, me serví un vaso lleno de ron, le coloque un hielo y camine hacía el balcón. El balcón era pequeño y a diferencia del local, el piso de madera no estaba pulido. Había telas de araña en las esquinas y polvo en la baranda. Una vez que vote humo cerraron la puerta. Por vários minutos pensé en que diablos estaba haciendo en ese lugar. Estaba más que claro que no queria estar allí. Que debería haberle dicho a mi prima que al día siguiente la invitaba a almorzar o algo parecido. Bebí ron y me dije a mi mismo. Hace años que no existe más la zona de fumadores, pero aqui parece que no solo la música es antigua si no las leyes tambien. En esó la puerta se abrió y entro una chica. Una rubia no muy alta con un traje aparentemente cara se aproximo del balcón y extrajo un cigarro de su cartera. Antes de pensarlo mi mano estaba estirada con mi encendedor encendido. - Gracias. No hacia falta. - Se aproximo para prender el cigarro y con el reflejo de la llama pude ver que sus ojos eran claros y que sus labios estaban pintados de un rojo carmesí. - Salud - dijo aproximando su coctel colorido. - Por el tabaco y el silencio - dije. Ella se río. - Liv. - Dije mi nombre y bebí un poco de ron. - Suerte la tuya que no utilizas tacos. - Sí los utilzará no sentiría dolor, pues no bailo. - Yo no bailo mucho, pero igual duelen dejame decirte. - Bailarias sin tacos y sin música. - Es un propuesta interesante. Ayudeme a sacarme los tacos. continuará...
Me arrodillé y desamarre los hilos negros que entrelazaban sus pantorillas. Cuando me levanté apague mi cigarro y con torpeza sujete una de sus manos y su cintura. - Esperaba algo más morderno. Pero ya veo que usted es un clásico. - Yo por mí parte percibo que sus palabras son muy respetuosas. Nuestros cuerpos se balanceaban al ritmo de un vals imaginario. - Nada de esó. Solo que cuando entre y me viste no sonreiste ni hiciste ningún tipo de gesto. Pensé este tipo es de los sérios. - Y yo me dije está es de las que fuman. - Callate tonto. - Por cierto la canción ya cambio. Ahora vamos a agitarnos un poco. Ella me miró con rareza, pero empezó a moverse con rapidez. Yo por mi parte imitaba a Chuck Berry. Seguramente lo hacía muy mal por que ella no paraba de reírse. - Bueno, bueno, necesito un trago - dijo después de abanarse. - No creó que aqui tengamos servicio al cuarto. - No sé preocupe mi estimado caballero. Aqui tengo un poco de escocés - dijo abriendo su cartera. - Y yo aún tengo algo de hielo. - Cogió un pedazo lo puso en el vaso y nos sirvio como si no hubiera un mañana. - Salud por los fumadores - bebímos un poco y encendimos dos cigarros. - Escucha esta canción. - Saco su celular y coloco The Break Up Song. Ambos muy desafinandamente coreamos "They don't write 'em like that anymore. They just don't write 'em like that anymore..." Su sonrisa era un espectáculo. Con sus movimientos de cadera y su cabello balanceando me estaba derritiendo. No lo pensé dos veces y le dije. - Dejame escribirte así. Pusó sus manos entrelazadas en mi cuello y yo le sujeté la cintura. Acerqué mis labios pero no la besé. Espere que ella se acerqué. Que ella también sienta algo de lo que estaba sintiendo. Tal cual, ella acercó sus labios y empezó a besarme. Fue un beso a fuego lento. Comenzó con nuestros labios en movimiento y poco a poco nuestras lenguas fueron conectandose y sintiendo el aroma de tabaco, ron y escocés. Después de estar comando el beso, ella tomo el control y mordio mis labios. Sus dientes apretaban con una precision quirúrgica. Presionaban pero no me hacían sangrar. Mis manos poco a poco fueron deslizándose por debajo de su falda. Con destreza la gire y con suaves movimientos mis dedos encontraron su sexo. Mi índice y medio masajearon su clitoris con movimientos circulares. Cuando su vagina humedeció, metí mis dedos. Gimió alto y con la voz excitada me dijo: metémela. - Primero toma esto - le dije abriendo mi cierre y sacando mi pene. Ella sonrio y antes de ponerse de rodillas tomo un sorbo del trago. Luego le echo un poco de bebida a mi pene. Finalmente de rodillas lamio la cabeza con una delicadeza que no era de creer. Succionaba todo y de tiempo en tiempo pasaba su lengua en mi uretra. Era un sensacion muy extraña, por un lado quería que pare y por el otro no queria que pare nunca. Empuje su cabeza y metí todo mi pene en su boca. Escuchar que se atoraba me causaba un inmenso placer. Cuando estaba recuperando el aire por tal mamada sentí que me beso. Con ternura subio su vestido y se agacho recostando sus brazos en la baranda. No pensé en condones en ese momento, solo atiné a meterle mi pene. Poco a poco fui subiendo la intensidad de los movimientos. Vi como ella de tiempo en tiempo volteaba y me decía: sigue, sigue. El sudor emanaba de mi frente, pero tal era mi concentración que solo sentía sus nalgas rebotando. Le di unas palmadas y tambien le cogí el cabello. Ella solo me respondia moviéndose más y más. - Me vengo, me vengo. - Adentro no. A los 90 del segundo tiempo saque mi pene y expelí mi semen en direccion a la calle de la baranda. - Buen chico. Merece un premio - dijo ella hincandose. Entonces nuevamente se puso el pene a la boca y extrajo lo poco que quedaba. Cuando se dio por satisfecha se pueso en pie y nos besamos. Como sí fuera cronometrado la puerta se abrió y dos tipos entraron para fumar. THE END.
Me arrodillé y desamarre los hilos negros que entrelazaban sus pantorillas. Cuando me levanté apague mi cigarro y con torpeza sujete una de sus manos y su cintura. - Esperaba algo más morderno. Pero ya veo que usted es un clásico. - Yo por mí parte percibo que sus palabras son muy respetuosas. Nuestros cuerpos se balanceaban al ritmo de un vals imaginario. - Nada de esó. Solo que cuando entre y me viste no sonreiste ni hiciste ningún tipo de gesto. Pensé este tipo es de los sérios. - Y yo me dije está es de las que fuman. - Callate tonto. - Por cierto la canción ya cambio. Ahora vamos a agitarnos un poco. Ella me miró con rareza, pero empezó a moverse con rapidez. Yo por mi parte imitaba a Chuck Berry. Seguramente lo hacía muy mal por que ella no paraba de reírse. - Bueno, bueno, necesito un trago - dijo después de abanarse. - No creó que aqui tengamos servicio al cuarto. - No sé preocupe mi estimado caballero. Aqui tengo un poco de escocés - dijo abriendo su cartera. - Y yo aún tengo algo de hielo. - Cogió un pedazo lo puso en el vaso y nos sirvio como si no hubiera un mañana. - Salud por los fumadores - bebímos un poco y encendimos dos cigarros. - Escucha esta canción. - Saco su celular y coloco The Break Up Song. Ambos muy desafinandamente coreamos "They don't write 'em like that anymore. They just don't write 'em like that anymore..." Su sonrisa era un espectáculo. Con sus movimientos de cadera y su cabello balanceando me estaba derritiendo. No lo pensé dos veces y le dije. - Dejame escribirte así. Pusó sus manos entrelazadas en mi cuello y yo le sujeté la cintura. Acerqué mis labios pero no la besé. Espere que ella se acerqué. Que ella también sienta algo de lo que estaba sintiendo. Tal cual, ella acercó sus labios y empezó a besarme. Fue un beso a fuego lento. Comenzó con nuestros labios en movimiento y poco a poco nuestras lenguas fueron conectandose y sintiendo el aroma de tabaco, ron y escocés. Después de estar comando el beso, ella tomo el control y mordio mis labios. Sus dientes apretaban con una precision quirúrgica. Presionaban pero no me hacían sangrar. Mis manos poco a poco fueron deslizándose por debajo de su falda. Con destreza la gire y con suaves movimientos mis dedos encontraron su sexo. Mi índice y medio masajearon su clitoris con movimientos circulares. Cuando su vagina humedeció, metí mis dedos. Gimió alto y con la voz excitada me dijo: metémela. - Primero toma esto - le dije abriendo mi cierre y sacando mi pene. Ella sonrio y antes de ponerse de rodillas tomo un sorbo del trago. Luego le echo un poco de bebida a mi pene. Finalmente de rodillas lamio la cabeza con una delicadeza que no era de creer. Succionaba todo y de tiempo en tiempo pasaba su lengua en mi uretra. Era un sensacion muy extraña, por un lado quería que pare y por el otro no queria que pare nunca. Empuje su cabeza y metí todo mi pene en su boca. Escuchar que se atoraba me causaba un inmenso placer. Cuando estaba recuperando el aire por tal mamada sentí que me beso. Con ternura subio su vestido y se agacho recostando sus brazos en la baranda. No pensé en condones en ese momento, solo atiné a meterle mi pene. Poco a poco fui subiendo la intensidad de los movimientos. Vi como ella de tiempo en tiempo volteaba y me decía: sigue, sigue. El sudor emanaba de mi frente, pero tal era mi concentración que solo sentía sus nalgas rebotando. Le di unas palmadas y tambien le cogí el cabello. Ella solo me respondia moviéndose más y más. - Me vengo, me vengo. - Adentro no. A los 90 del segundo tiempo saque mi pene y expelí mi semen en direccion a la calle de la baranda. - Buen chico. Merece un premio - dijo ella hincandose. Entonces nuevamente se puso el pene a la boca y extrajo lo poco que quedaba. Cuando se dio por satisfecha se pueso en pie y nos besamos. Como sí fuera cronometrado la puerta se abrió y dos tipos entraron para fumar. THE END.
