Cómo convertí a mi amiga en "amiga con derechos" - Parte 2/3

Cuando llegué a casa después de esa experiencia mi cabeza no paraba de dar vueltas. Aún no terminaba de procesar lo que pasó. Por fortuna, estaba con mucho sueño y solo pensé en descansar y logré dormir con facilidad. Al día siguiente y ya más descansado solo me dediqué a hacer mis cosas habituales, todo fuera del contexto de esta historia. Durante la semana siguiente, Franchi y yo solo hablábamos de lo que hicimos en el hotel y alucinábamos con cada cosa que vivimos en esas casi 4 horas que estuvimos a solas en la habitación. Cada vez que ella sentía ganas de tocarse o cuando ya se había tocado me lo decía casi siempre; también nos hacíamos intercambio de videos porno con algunas poses o algún tipo de situación podíamos replicar.

Cuando veía este tipo de interacción, cuando me mandaba referencias de cosas por hacer, entendí que Franchi no quería quedarse con solo una noche de sexo. Y no me equivoqué, quería otra más, y yo también quería.

Mientras se acercaba el viernes, el segundo después de aquella “primera vez”, estuvimos coordinando qué cosas podíamos hacer y qué cosas nos gustaría que cada uno nos hiciera, también definimos el hotel. Franchi me comentó que, a espaldas de Plaza San Miguel, hay 3 hoteles, pero hay uno más que está en una zona más escondida y que muchas parejas que estudian en la PUCP suelen recurrir para estar a solas. Así que quedamos en vernos plan de 7:30 pm en un punto céntrico y cercano a ese hotel.

-¿Cómo te fue, Franchi? ¿Qué tal estuvo la chamba?
-Bien, felizmente. Oye, te cuento que estuve durante casi todas estas dos semanas pensando en lo que hicimos.
-¿En serio? ¡Me sorprendes!
-¿De veras crees que te sorprende que te lo diga yo?- Me pregunta sorprendida ella también.
-Pues, no se. Es que me sorprende que hable esto de ti. Tal vez porque te sigo viendo como una chica inocente y tranquila.
-¡Ay, por favor! Tengo 23 años. No estás hablando con una niña.
-¡Jajaja! Tienes razón. Debe ser porque apenas te veo como mujer.
-Poco a poco.- Me responde después de darme un beso en la mejilla.

Llegamos a la habitación y luego de dejar nuestras cosas Franchi se me acerca.
-¿Qué quieres hacer?
-Mmmmm, no sé. Sorpréndeme.
-Justo te iba a decir que te tengo una sorpresa.
-¿Ah, sí?
-Ajap, y no es lo que imaginas.- Me responde con su clásica picardía. -Pero primero quítate la ropa.-

Me quedé solo con el bóxer y me acosté en la cama mientras ella saca un lazo negro grande de su cartera, toma mis manos y las ata a la cabecera de la cama. No recuerdo con qué, pero quizá con otra tela me venda los ojos. De repente, empecé a sentir sus uñas acariciándome. Por momentos sentía sus dedos, su cabello, sus senos, su lengua y su boca chupándome mis tetillas mientras me quitaba mi boxer para luego masajear mi miembro con sus manos. Cuando bajó para chupar mi pene sentí que se había esmerado en hacerlo mejor que la vez anterior porque hasta sentí que lo babeaba mucho. Realmente fue muy agradable sentir eso, y más porque no podía ver lo que Franchi hacía. Luego de un rato de estar así, siento que camina de rodillas hacia mi cara, imaginé que Franchi se sentaría en mi cara, y así fue; posó su sexo en mi boca y noté que se había depilado. Comencé a saborear sus mieles mientras volvía a oír sus gemidos, sus jadeos, como la perra arrecha que se pone cuando se excita. Después de un rato así, toma mi cabeza y la empieza a presionar contra sus pelvis para luego restregarse la calentura de su concha en mi boca. Por momentos pegaba tan fuerte mi cara contra su vagina que no podía respirar y le pedía que por favor pare o que no presione tanto, pero no me escuchaba; en ese momento para ella yo solo era esa almohada que usa en silencio para frotar su entrepierna y quitarse el cosquilleo que tiene en su clítoris.

Apenas dejó de presionar su sexo contra mi cara, aproveché para levantarme y embestirla. La tuve en misionero casi diez minutos. Nuestros gemidos se volvían rugidos, todo mezclado con besos, mordidas, lametazos en la cara. Esta vez quisimos dejarnos llevar aún más que la vez anterior. Sentimos que habíamos perdido el control, dejamos a nuestros cuerpos disfrutar. Contar esta sensación era casi interpretarlo desde lo abstracto.

-¡No lo saques nunca!- Fue lo poco que llegué a oír de ella.

Cambiamos de posición, ella se echó sobre mí y yo la seguí embistiendo; cuando paré le di una que otra nalgada y eso la encendió más porque luego ella misma empezó a moverse sola. Me dijo que nunca se había movido así en su vida. Cuando me dijo que ya se iba a venir noté que sus iris se le iban de sus ojos y sus piernas empezaron a temblar, pero a mi no me importó, no la quise escuchar, yo quise seguir penetrándola, no quise parar. Cuando de repente sentí cómo su vagina empujaba mi pene hacia afuera y…¡Tuvo un squirt que mojó la cama! Apenas vi eso abrí sus labios con una mano y con la otra le sobré el clítoris con tal rapidez que parecía un vibrador hasta que hizo otro squirt, y otro, y otro… El deseo y la pasión en ambos estaba a full. Franchi me rogó que pare, pero yo no quise, le seguí estimulando su clítoris una y otra vez mientras ella se venía y mojaba la cama con varios chorros que salían de ella. Franchi realmente me sorprendió mucho por sus capacidades físicas y amatorias en la cama, a pesar de que para muchos es una muchachita que transmite ternura, candidez, inocencia. Según muchos y me incluyo, ella es “purito corazón”, pero esa faceta escondida de amante insaciable y mujer salvaje me revolvió el cerebro.

Los últimos minutos que pasamos en la habitación hicimos una suerte de intercambio de secretos, luego de acomodarnos bien en la cama ya que el colchón estaba todo mojado. Uno de los secretos más grandes que le conté fue que unos meses atrás yo les hacía fotos eróticas a unas chicas que conocía, pero no se lo conté con palabras, le mostré una cuenta que tengo donde están colgadas esas fotos.

-¿En serio hacías eso con las chicas?- Me pregunta con cara de sorpresa.
- Sí, claro. Obviamente como ves no se les ve el rostro porque quiero que sea algo discreto entre ellas y yo.
- Mmmmmmmm, interesante.
- Así que, si te interesa tener esa experiencia, me dices y podemos hacer algo bonito con mi cámara.
- Pues, creo que sí podría. ¿Pero las vas a editar, cierto? ¿No vas a mostrar mi cara?
- No, para nada. No quiero que después alguien lo vea y te termine perjudicando.
- Está bien. Solo te acepto porque otras chicas ya han confiado en ti.
- ¿Puedes la otra semana?
- Puedo la siguiente. Pasa que mi mamá me pidió que la acompañe a una reu con su hermano.
- Está bien. ¡Quedamos!
- ¡Quedamos!

Cuando salimos del hotel pedimos un taxi que nos haga doble carrera. Cuando la dejé en su casa me quise despedir de Franchi con un beso en la mejilla, una despedida normal, pero ella me toma el mentón y me planta un beso bien profundo en la boca.

-Chau, lindo.- Me dice en tono coqueto.
-Bye, niña.- Le respondo.

 

Excelente relato cofra.. siga deleitándonos con más anécdotas con su amiga con derechos... Saludos.

 

bueno el relato cofra se pasaron no jajaja

 

Buena con la continuación.... Saludos.

 

Muy excitante narrativaaaa... muy buena segunda parte ¡¡¡

 

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Interesante historia, buen relato