Aventuras pasionales de personas comunes

Tema en 'Relatos Eróticos Peruanos' iniciado por Srdestroyer, 5 Jul 2021.

    Srdestroyer

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    -A las 8 regreso, no me esperes, cena tú solo-. La mañana era calurosa, ella se ponía sus pantimedias, jalándoselas hasta los muslos-. Hay unas cosas que debo hacer y no estaré antes.

    -¿La pasarás con...? -el nudo de su corbata se hacía de la misma forma con que otra le inquietaba la tráquea-. Ya sabes... de lo que hablamos anoche.

    -Es posible, sí-. Se levantó la falda y la abrochó por detrás. Se acercó al espejo para colocarse delineador en los ojos.

    -Eso quiere decir que lo tenías planeado antes de decírmelo, o quizá ya lo habías hecho antes-. Se echó perfume en la camisa, peinó su cabello hacia el costado.

    -Eso es posible también, pero no lo sabrás.- Revisaba su celular en busca de mensajes, ignorando la figura de su esposo que la veía a través de sus gruesos lentes.

    -Entonces es verdad. Hoy lo harás por fin-. Cogió su maletín lleno de papeles y boletas.

    -Por fin es una buena forma de decir las cosas. Pero tú tranquilo que aún te amo, ¿ok? -Meneó la cabeza meciendo los cabellos, mirándose fijamente por última vez en su espejo iluminado para salir súbitamente del dormitorio.

    -Adios amor, yo también... te amo.

    -------------------

    El calor especialmente en la calle hacía incómoda la caminata, aumentando su intensidad por dentro de un atuendo oscuro y corporativo. Pero la vistosidad era efectiva en tanto su figura atravesaba la línea visual de los hombres trabajando. Para ellos, como de costumbre, aquella era una imagen compuesta solo por piernas que se movían, pero desafortunadamente para ellos, les estaba prohibido lanzar silbidos lobeznos. De haber estado en otro distrito, podrían, pero no allí. Entonces la vieron caminar como si el mundo le perteneciera y estuviera debajo de sus preciosos pies.

    Pero más al fondo, casi a escondidas, levantando unos pesados costales de arena, la fornida forma del hombre más fanfarrón observaba con burla las expresiones de deseo de sus colegas. Martín era conocido más por su fuerza y sus fantásticas historias con mujeres que por su astucia. No era precisamente laborioso y por ello no escalaba laboralmente, pero para él estaba bien siempre y cuando requieran de sus extremidades. Para todos era un misterio que una persona así se quede en la obra por tanto tiempo, algunos incluso pensaban que era parte de algún sindicato. Pero la respuesta, según él y que nadie creía, era que una de las arquitectas encargadas del proyecto le había puesto el ojo y no se quería deshacer de él. Esa arquitecta, en efecto, hija de uno de los grandes inversores, era la misma que pasaba frente a todos ellos sin hacerles distinción. Excepto a uno.

    -Eh, ¿la ves? -susurró a uno de sus compañeros cercanos-. Esa perra rica viene por mí porque sabe que tengo algo que ella quiere.

    -No hables huevadas-, le respondió el otro con cierta desgana.- Qué te va a hacer caso a ti si solo eres un obrero.

    -Ya vas a ver. Hoy me va a llamar y le voy a hacer el amor como nunca en su vida.

    Su compañero soltó una risita moviendo la cabeza en forma de no.

    -Ya vas a ver. Mañana te lo voy a contar todo con detalles.

    La mujer pasó de largo. El colega volvió a reír no sin antes burlarse de él con un te lo dije. En silencio ambos retornaron a sus labores.

    -------------------

    Hacia el otro extremo, en el módulo de ventas, la joven mujer saludaba al ingeniero y a una coqueta asesora sentada con un cliente pez gordo. Todo estaba de maravilla esa mañana, las ventas se disparaban y la construcción avanzaba como planeado. Mas ante la aparente perfección de su día recordó con cierto disgusto la insatisfacción de su reciente matrimonio, que pendía de un fino hilo, y que podía ser solamente salvado por la exploración separada del placer. La cuestión de su casamiento ya hacía tiempo había sido comprendida, ya que eran puros términos razonables más no sentimentales los que la unían con su esposo. Todo esto por vivir bien, pensó. Fue al baño mientras recordaba que hacía nomas unos días encontró una nueva afición: la observación de hombres.

    Sentada en el retrete, trajo a su mente dos días antes, cuando conversaba con ingenieros y capataces la situación de la obra. Un momento fortuito la hizo voltear hacia un lado y mirar hacia abajo, dos pisos más al fondo, donde encontró la escena de un claro ejemplo de despido. Uno de esos obreros se había ido hacia un costado para orinar un enorme chorro de pichi que salía expedido a presión. Quizá una de las maneras de reaccionar hubiera sido la de llamar al capataz para que amoneste y corra al desadaptado, que tenía el módulo de baño portátil a solo unos metros distancia. Pero no. Se quedó absorta fijando su mirada en la cañería del fuerte obrero, que sin vergüenza alguna incluso mecía la cosa. Ella sonrió. Pero luego dejó de hacerlo al pensar en la aburridísima vida y costumbres de su esposo, totalmente lo opuesto en opulencia sexual que exhibía tal peón. Entonces el hombre acabó y se volteó, solo para toparse con la mirada fija de la mujer que desde arriba lo observaba. Éste hizo una leve sonrisa y ella desapareció.

    Al día siguiente discutiría con su esposo sobre maneras de elevar la líbido para tratar su problema de impotencia. Allí fue que introdujo la idea de un extraño, pero no le dijo quién. Cómo iría a reaccionar al saber que su esposa tenía apetito por uno de los obreros de su propia compañía contratista, no había forma de saber. Así que dejó todo en manos del destino.

    Terminó de limpiarse cuando le llegó una notificación de mensaje, era su esposo, quien a la distancia parecía que se arrepentía:

    "Amor, sé que estás decidida y todo pero en verdad tienes que hacerlo?? Lamento mucho no poder hacerte disfrutar en la cama, pero es que ya sabes que tengo toda esta presión de toda la vida de los fundamentos religiosos. Pensé que el matrimonio me haría más libre en el sexo pero se me han quedado miedos sobre eso que no puedo superar. Por qué no mejor lo hablamos mejor y vamos a una terapia para parejas? Conozco una buena que ayuda a practicantes como nosotros."

    Miró la pantalla pero a penas pudo escribir una respuesta. Esto de la vida matrimonial la cansaba, y no había forma de decir que no lo había intentado. Su reflejo en el espejo daba señal de que estaba en la etapa más fértil de su vida, estaba lista para cada aventura, incluso la de tener hijos. Pero la estaba desaprovechando. No iba a malgastar su tiempo en terapias cuando lo que necesitaba era algo mucho más pasional. Salió del baño y luego del módulo.

    -------------------

    La arquitecta ahora venía directamente para hablar con el capataz de la obra, un enclenque con casco blanco y lentes de sol oscuros plastificados. Este se acercó raudo y hablaron cosas. A nadie parecía importarle, menos a los dos colegas que veían desde el fondo. Martín decía:

    -Te dije que iba a venir por mí.

    -No seas loco, cómo va a venir por ti.

    -Es que le gusto pues. La otra vez me vio la... -pensó bien lo que estaba a punto de decir.

    Antes de que su compañero continúe la interrogación, el capataz, con una señal de disgusto, llamó a Martín desde el fondo para que se acercara. Este miró a su colega:

    Te lo dije -susurró.

    (continuará...)

    * son casi las 3 a.m. y no me alcanza el tiempo para colocar toda la historia, que quizá ya ven por donde anda. Publicaré las siguientes partes según su interés. Gracias!
     
    Srdestroyer, 5 Jul 2021

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    A Bulls y grindo doido les gusta esto.
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