El abuelo y la China

Tema en 'Relatos Eróticos Peruanos' iniciado por Jonielperpetuador, 25 Feb 2022.

    Jonielperpetuador

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    Cuando era niño recuerdo que mi abuelo me llevó a la Base. Ahí tenían la flota de camiones encargados de distribuir materiales y desmonte. El segundo piso contaba con tres habitaciones, dos baños y la sala. Vi que una de las puertas estaba entreabierta, solo había entrado para sacar unas botas y que pensé que ahí las encontraría, nada. Recorrí la sala y tampoco. Luego a la otra y nada. La última habitación me demostró, a mis siete años, todo lo que puede prometer un cuerpo femenino: curvas, senos que cualquier hombre desearía y un señor culo que tranquilamente podría ser ofrecido como alternativa al viagra.

    Me acerqué lentamente, vi que había manchado la almohada con el labial, la cama era pequeña y tenía la boca abierta, las botas estaban frente a ella. Tenía los ojos rasgados , nariz espigada y su sexo era adornado por la selva más salvaje. Cogí las botas y salí, no se despertó para nada. Escuché la puerta abrirse y de inmediato salí del cuarto para meterme en el otro, dejar las botas en el piso y amarrarme las zapatillas, el abuelo gritó mi nombre, pero no dije nada. Escuché a lo lejos un "China qué carajo haces acá, te dije que te fueras y vengas por la noche". Acto seguido, mi abuelo abrió la puerta y me encontró, me dijo que teníamos que apurarnos para ir al club a jugar fútbol. La clásica pichanga de viernes con los viejos.

    Me quedé pensando durante días en cómo sería tener a una mujer así encima mío, sumado al desenfreno producto de las vedettes y bataclanas más reconocidas a finales de los años 90 que veía todo el tiempo. Periódicos y Televisión. También cine, pero solo después conocería la figura de Leonidas Zegarra y su Vedettes al desnudo. Quería ir a la base, pero el abuelo decía que ahí no había nada. En casa todos me decían lo mismo, pero no creía, ya la había visto y quería volverla a ver.

    Inventé todas las formas para estar más cerca a mi abuelo, pasaba más tiempo con él. Me compartía su pasión por la literatura. Me contaba de títulos de los que no entendía nada, pero que después terminaría leyendo en su biblioteca. Los prostíbulos de Vargas Llosa, Onetti o García Marquez aparecerían después. Era el camión, literatura, bistecks, camioneros borrachos y mujeres del camino que desaparecían en la noche de la carretera.

    Un día fui a Huachipa con mis viejos, esperaba volver pronto para ver al abuelo. Al llegar a casa mi abuela lloraba y decía que mi abuelo no iba a regresar, pero que podía verlo cuando quisiera. Esperaba que llame, recuerdo las navidades en que no quería que se vaya, quería en el fondo que me enseñara el secreto. Hasta que un día me recogió , condujo cerca de diez minutos y se detuvo en la gasolinera, ahí apareció la china.

    Podía relacionar las cosas y entender que ahora la mujer del abuelo era la china y no mi abuela. Le dio un beso y le preguntó por el trabajo. Junto a la gasolinera había un chifa y de ahí salía. Uno pensaría que hasta este punto era la típica china del chifa pero no, era mulata, exuberante, una mezcla singular de buenas carnes y refugio para heridos de guerra. Su voluptuosidad me hizo derramar gaseosa en el auto. Mi abuelo me carajeo, pero en un segundo, al meterle un palmaso en el culo a la china, parecía tranquilo.

    Iríamos al club y nos quedaríamos, imagino que mi abuelo dijo, voy a ver a mi nieto, juego con él y en la noche cacho. Es decir, la forma en la que me gustaría morir de viejo. Se llamaba Lizzet y levantaba miradas de todos, no tenía hijos y era gentil en el trato, mi abuelo la mimaba más que a nada, recuerdo que le compró un celular de los caros para esa época, estaba feliz. Esa noche comimos chicharrón de pollo vi caricaturas por un rato, tenía calor y me asomé a su habitación, desde el piso vi como la china resultaba intratable y lanzaba gemidos más cercanos al linchamientos de algún animal que a la propia música de los placeres carnales. Rebotaba, se agarraba de su brazos, el sonido de la cama era desesperante, quería aparecer y cubrirle la cabeza al abuelo para hacer el trabajo por él, pero el deseo, para aquel entonces, no más grande que el temor.

    A la mañana siguiente regresamos a casa, pero estaba vez varias de mis tías consolaban a mi abuela, le decían que esa chuchumeca no era mejor que ella, ese lenguaje, tan particular para ese tiempo. Arrastrado por el chisme seguí tomando gaseosa y comiendo pollo frito. La cocina es un refugio, pero también un espacio para obtener sabiduría. Fue la primera vez que escuché la palabra meretriz, sé que cobraba por sus servicios, el bodegero era el soplón y también se había atendido. Mi abuela no entendía razones y hasta llegó a romper su orgullo para ir a buscarlo. Mi viejita fue con ella, quise ir también, pero me dijeron que no podía.

    Volvieron a casa un par de horas y ahí lo supe. Al abuelo le había dado un paro y falleció mientras estaban en la chamba, los obreros lo llevaron al hospital. Cuando llegaron a el ya se encontraba sin vida. la noticia me golpeo, tener 10 años y ser pegado al abuelo. La china no se apareció en el funeral, intentaba hablar con los obreros para saber que ocurrió con ella, pero me decían que estaba muy chiquillo para saber.

    Mi vida cambió bastante, nos mudamos a un distrito mucho más tranquilo, la casa era espaciosa y recuerdo entretenerme con mi gameboy o algunos libros como Un mundo para julius o Crónicas marcianas. El despertar sexual permanecía como una definición de ficción que me gusta mucho: un escenario manifiesto y otro latente. Cuando cumplí 15 supe lo que tenía que hacer, no conté la experiencia a la gente del colegio, pero si les di la descripción y les pedí que me ayudaran a encontrar a la China.
     
    Jonielperpetuador, 25 Feb 2022

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    Interesante el relato, mi despertar sexual fue con una tia con quien dormí teniendo yo aprox 10 años y luego con una prima lejana a mis 11 años, no pasó nada....pero ya sentia el deseo sexual.
     
    BEBETO, 18 Mar 2022

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    luislimasjl

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    Y no lo continúo tiraba para un buen relato
     
    luislimasjl, 18 Mar 2022

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    A grindo doido le gusta esto.

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    Interesante historia de vida que nos relatas. Lamento la pérdida de tu abuelo. Esperamos poder leer la segunda parte de lo ocurrido.
     
    Peruano de cono norte, 25 Mar 2022

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