Ribeyro y su obra... acercándose al maestro!!!

Tema en 'Libros y Lectura' iniciado por CARLO_123, 19 May 2009.

    gael gustavo

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    No me dejes
    Es necesario olvidar
    Todo se puede olvidar
    Quien se escapa ya
    Olvidar el tiempo
    De los malentendidos
    Y el tiempo perdido
    A saber cómo
    Olvidar estas horas
    Quiénes mataban a veces
    A golpes de porqué
    El corazón de la felicidad
    No me dejes
    No me dejes
    No me dejes
    No me dejes
    Yo te ofreceré
    Perlas de lluvia
    Llegadas del país
    Donde no llueve
    Yo cavaré la tierra
    Hasta después de mi muerte
    Para cubrir tu cuerpo
    De oro y de luz
    Haré un ámbito
    Donde el amor será rey
    Donde el amor será ley
    Donde serás reina
    No me dejes
    No me dejes
    No me dejes
    No me dejes
    No me dejes
    Yo te inventaré
    Unas palabras absurdas
    Que te incluirá
    Yo te hablaré
    De esos amantes
    Quien vio dos veces
    Sus corazones abrazarse
    Yo te diré
    La historia de este rey
    Muerto de no haber
    Podido encontrarte
    No me dejes
    No me dejes
    No me dejes
    No me dejes
    A menudo vimos
    Reflejarse el fuego
    De un antiguo volcán
    Que se creía demasiado viejo
    Es, parece
    de las tierras quemadas
    Dando más trigo
    Que mejor abril
    Y cuando viene la noche
    Para que un cielo brille
    El rojo y el negro
    No se casan
    No me dejes
    No me dejes
    No me dejes
    No me dejes
    No me dejes
    No voy a llorar más
    No voy a hablar más
    Me esconderé allí
    Al mirarte
    Bailar y sonreír
    Y a escucharte
    Cantar y luego reir
    Déjame hacerte
    La sombra de tu sombra
    La sombra de tu mano
    La sombra de tu perro
    No me dejes
    No me dejes
    No me dejes
    No me dejes
     
    gael gustavo, 3 Ene 2010

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    Recuerdo cuando estaba en la Academia Nobel del centro un profesor pelado llamado Lucio que enseñaba literalmente Razonamiento verbal...trajo este cuento, para una práctica de comprensión de lectura...recuerdo cuando empecé a leer el cuento..me pregunte porque uno la insignia estaba justo en un basural… y al toque le dije al profe, que seguro alguien la dejo allí a propósito y no por pérdida… al toque el profe me dijo seguro tu vas a Derecho.., en de niño en la biblioteca de la casa teníamos La palabra del Mudo…..
     
    Don Diavolo, 3 Ene 2010

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    #42
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    Oigan, deben leerse "LOS GENIECILLOS DOMINICALES" un dia encontre una edicion antigua que la vendian por el Jiron Quilca y la primera vez que la lei parecia que estaba leyendo mi autobiografia.
    Si alguien tuviera la edicion en PDF que se juegue la direccion para bajarla.

    Aqui les dejo una reseña de esta novela de Ribeyro.


    "Cualquier parecido con la realidad si es pura coincidencia".


    http://jcoaguila.blogspot.com/2008/08/el-parnaso-en-el-bar-sobre-los.html
     
    madmax1981, 10 Ene 2010

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    #43
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    El maestro ... su evolucion ... y seguira vivo ... en cada uno de sus relatos!!!

    [​IMG]
     
    CARLO_123, 12 Ene 2010

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    #44
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    Excelente Carlo_123, hace tiempo estaba buscando esa secuencia de fotos. Lo vi en un reportaje de SOMOS, incluso cada foto tenia leyendas del mismo Ribeyro, algo asi como "Piedron", "Cagado", "Contento".....

    Inxs
     
    inxs, 13 Ene 2010

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    #45
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    Gran verdad brother ...... Ahora Vargas Llosa es un premio Nobel ....... y Ribeyro es y seguira siendo ..... Ribeyro!!!

    Me habia despegado del tema que he creado para conocer la obra del gran Julio Ramon .... pero dificil alejarse de su obra .... no se si a algunos de ustedes le sucede ... pero considero que la obra del gran Ribeyro es ... parte de la vida misma ....!!! Tanto asi que hay muchas veces que me siento un personaje de Ribeyro!!
     
    CARLO_123, 19 Nov 2010

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    #46

    almidon de yuca

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    Como dice un capitulo de el libro de beto ortiz referido a bruno de olazabal"yo q queria ser ribeiro he quedado convertido en el mas patetico de sus personajes" y lo fue ciertamente .......ya contare una anecdota referida al busto q se le revelo en un ovalo en miraflores poco despues de fallecer...hasta en eso era dramatico su historia dejenme encontrarlo y lo comparto......:)
     
    almidon de yuca, 19 Nov 2010

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    #47

    Marcelo

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    Había borrado cinta y estaba sentado en la mejor banca de Lima: una de las escaleras que conducen a la playa. Trataba de chupar una cerveza caliente –sí, ya sé que son asquerosas, pero supongo que esa sería la idea. Cuando me disponía a fumar, alguien se sentó a mi lado y me pidió un cigarrillo. Le ofrecí un pucho, volteé hacia él y agucé la mirada: cara afilada, rasgos angulosos... el tipo me parecía conocido. Él me miró, mientras ensayaba un gesto de auto-complacencia y de a-mí-qué-chu. Lo examiné otra vez, y pronto me di cuenta de que compartía tabaco y banca con el mismísimo Julio Ramón Ribeyro. Lo que sigue es resultado de una conversa de resaca matizada por el humo del tabaco y la neblina que subía por el acantilado:



    Flaco, ésta te la tengo que soltar de hachazo. ¿Qué es para ti escribir?
    Escribir, más que transmitir un conocimiento, es acceder a un conocimiento. El acto en sí nos permite aprehender una realidad que hasta el momento se nos presentaba en forma incompleta, velada, fugitiva o caótica. Por ejemplo, muchas cosas las comprendemos solo cuando las escribimos. Porque escribir es escrutar en nosotros mismos y en el mundo con un instrumento mucho más riguroso que el pensamiento invisible: el pensamiento gráfico, visual, reversible e implacable de los signos alfabéticos. Sin embargo, en términos morales y estéticos, escribir es antes que nada una inmolación consciente y razonada que el escritor –el verdadero– hace de su tiempo, de su salud, de sus intereses materiales, de su vida, en suma, para crear un orden de palabras que lo satisfaga. Entonces, según tu teoría, ¿cualquier tipo de literatura es conocimiento?

    ¿Incluso las novelas románticas y las de esos vampiritos medio rosquetones?
    No (nunca tanto). Pero en lo que a mí respecta, a veces pienso que la literatura es solo una coartada de la que me valgo para librarme del proceso de la vida. Lo que yo llamo mis sacrificios (no ser abogado, ni profesor de la universidad, ni político, ni agregado cultural) son tal vez fracasos simulados, imposibilidades. Mi excusa: soy escritor. Mi relativo éxito en este terreno excusa mis torpezas en los otros. Siempre he huido de toda prueba, de toda confrontación, de toda responsabilidad. Menos de la de escribir.

    ¿Escribes en el sitio que sea, así sea un ñoba o un parque?
    Jamás. Necesito mi marco habitual –cigarrillos, vino, un sillón cómodo, a veces música, una ventana a la calle. De otro modo me es imposible hacerlo. Se diría que las ideas no brotan de mí espontáneamente por una operación subterránea de mi espíritu, sino que son extraídas de mi contorno por un fenómeno de ósmosis. Ahora, biológicamente, escribir me daña: fumo demasiado, bebo, se me entumecen los dedos, me arden los músculos del cuello, y siento los síntomas de la tortura. Pero todo esto va acompañado paralelamente de un gozo tan singular que podría hablarse casi de un caso de masoquismo.

    Ya que has tocado el tema –y en vista de que te estás fumando todos mis puchos–, ¿se puede afirmar que el fumar rige tu vida, que subsistes de acuerdo a los dictámenes vejatorios de una especie de tabacocracia?
    Lo que está claro es que a partir de cierto momento mi historia se confunde con la historia de mis cigarrillos. Con el tiempo, el fumar se fue infiltrando en todos los actos de mi vida, al punto que ninguno –salvo el dormir– podía cumplirse sin la intervención del cigarrillo. En este aspecto llegué a extremos maniacos o demoniacos, como el no poder abrir una carta importantísima y dejarla horas de horas sobre mi mesa hasta conseguir los cigarrillos que me permitieran desgarrar el sobre y leerla. Esa carta podía incluso contener el cheque que necesitaba para resolver el problema de mi falta de tabaco. Pero el orden no podía ser invertido. Estaba pues instalado en plena insania.

    ¡Asu! Imagino que el imperio del cigarro terminó por volverte loco...
    Hermano, la locura no consiste en carecer de razón sino en querer llevar la razón que uno tiene hasta sus últimas consecuencias.

    Qué profundidad maestro. A ver, suéltate otra. Impulsado por el vicio, ¿llegaste a hacer algo que de otro modo te habría sido impensable?
    Claro que sí. Un día no pude ya comprar ni cigarrillos franceses –y en consecuencia leer mis cartas– y tuve que cometer un acto vil: vender mis libros. Eran apenas doscientos o algo así, pero eran los que más quería, aquellos que arrastraba durante años por países, trenes y pensiones y que habían sobrevivido a todos los avatares de mi vida vagabunda.

    Lo que hace la angustia. ¿Cómo te sentiste al respecto?
    Me tomó un par de días terminar de desprenderme de todos, y cuando finalmente lo había hecho, sentado en mi cama encendí un pitillo y quedé mirando mi estante vacío. Mis libros se habían hecho literalmente humo.

    ¿Pudiste sacar algo en limpio de esta experiencia?
    Sí. Más allá de que por algún tiempo la ambulancia se convirtió en cierta forma en mi medio habitual de locomoción, el fumar posibilitó que escribiera toda mi obra. Y es que, reflexionando, el cigarrillo era para mí un hábito y un rito. Como todo hábito se había agregado a mi naturaleza hasta formar parte de ella, de modo que quitármelo equivalía a una mutilación; y como todo rito estaba sometido a la observación de un protocolo riguroso, sancionado por la ejecución de actos precisos –el de escribir, por ejemplo– y el empleo de objetos de culto irreemplazables.

    A ver si por suerte o gracia divina se me pega un poco de lo tuyo, ¿qué acostumbras leer?, ¿tienes algún autor predilecto?
    Yo leo prácticamente todo, quizás porque no puedo aún librarme de una concepción caduca de la cultura: la del hombre universal, aquel que debe saber todo. Como en esta época es imposible saber todo, lo único que logro es no saber nada bien y saber todo mal. En consecuencia, mi cultura no es ni siquiera un bazar sino un baratillo, un mercado de las pulgas. Por lo mismo siento la necesidad de codificar mis conocimientos, que por falta de uso se disuelven en el crepúsculo del olvido. Si supiera todo lo que supe, sabría más de lo que sé.

    ¿Me da la impresión solamente o de verdad estás diciendo que saber mucho no sirve de nada?
    Totalmente en silencio, Julio Ramón me clavó una mirada contemplativa y en su cara vi que se dibujaba una media, casi imperceptible sonrisa. Opté por ofrecerle otro cigarro pero mi cajetilla, vacía ya, había dado todo de sí. Él en respuesta desenfundó algo que se me antojó sería una enorme chimenea: la prendió, le dio una gran pitada y cuando parecía a punto de soltar una frase similar a “eres tremendo huev...”, el maestro escupió: Lo que digo es que la cultura no es un almacén de autores leídos sino una forma de razonar. La cultura no depende de la acumulación de conocimientos, incluso en varias materias, sino del orden que estos conocimientos guardan en nuestra memoria y de la presencia de estos conocimientos en nuestro comportamiento. Por eso mismo, el componente de una tribu primitiva que posee el mundo en diez nociones básicas es más culto que el especialista en arte sacro bizantino que no sabe freír un par de huevos.

    De hecho que en eso has dado en el clavo –por cierto, bien cojinovas esos compadres–, pero no has respondido a mi pregunta...
    Mira, en el fondo, me fatiga leer lo que carece de valor literario. Tú piensa nomás: por cada buen escritor, ¡cuántas malas copias tiene que ensayar la naturaleza! Son las malas pruebas del modelo original, la mercancía con fallas que se vende al por mayor. Ahora sí, ¿contento?

    Entonces el flaco se puso de pie, hizo un gesto que preferí interpretar como una despedida y caminó con dirección a las escaleras. Conforme se alejaba y bajaba por ellas, su silueta se difuminaba, confundiéndose con la bruma matinal y el humo de esa gigantesca chimenea. Hasta que por fin desapareció y yo me quedé ahí, solo, resaqueado, sin cigarros y sin plata para comprarlos, con la certeza de poseer ya las llaves pero dudando de si algún día encontraría tan siquiera una sola puerta.

    (*) Textos de las respuestas de Julio Ramón Riveyro en esta nota tomados de los libros Prosas apátridas, La palabra del mudo y La tentación del fracaso.
     
    Marcelo, 19 Nov 2010

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    #48
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    Tantas veces aparentemente solo .... pero no tanto .... siempre un libro de Ribeyro ... el maestro!!!

    Me despegue tal vez de este tema ... pero no de leer al gran Julio Ramon!!

    Y observo que el Diario La Republica esta poniendo al alcance una serie con los cuentos del gran Julio Ramon .... Bueno ese diario para algo tenia que servir ... Oportinidad de acercarse a la obra del maestro .. a un precio bastante accesible!!

    Ver:

     
    CARLO_123, 23 Abr 2011

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    #49
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    Recuerdos de mi padre



    Pasa una corta temporada en Lima y se aloja en el mismo departamento barranquino en el que transcurrieron los últimos días de su padre: Julio Ramón Ribeyro, uno de los mayores prosistas peruanos del siglo XX. Habla de él con una mezcla de orgullo, alegría y enorme gratitud. Lo recuerda tierno y bienhumorado, leyéndole acaso una de sus fascinantes historias o hablándole de fútbol o literatura. Aquí los hallazgos y remembranzas de un hijo que continúa descubriendo a su padre hurgando en los relatos que dejó.

    Por Liz Mineo

    Julio Ramón Ribeyro Cordero no puede decirme exactamente cuándo fue pero sí recuerda que, después de leer varias veces el último relato que escribió su padre, una certeza lo sacudió.

    Titulado ‘Surf’, el texto trata de un escritor que se instala en el sexto piso de un edificio con vista al mar para escribir el libro que le daría el reconocimiento largamente anhelado. Como en muchos de los cuentos de Ribeyro, el protagonista fracasa en su intento.

    “El personaje es él”, dice el hijo de Ribeyro ahora, sentado en el estudio barranquino en el que su padre escribió ese cuento cinco meses antes de morir. “Cuando lo escribió, él no sabía en qué momento de su vida se encontraba, pero es su retrato final.”
    Ribeyro escribió el cuento en julio de 1994 y murió en diciembre de ese año. El relato permaneció inédito hasta fines del 2009, fecha en la que el sello Seix Barral lo incluyó en una nueva edición de La palabra del mudo. Según su hijo, ese cuento contiene claves para desentrañar el misterio que aún representa su padre para él.

    Dulce y permisivo
    Instalado temporalmente en el departamento en el que el escritor vivió los últimos cuatro años de su vida, Ribeyro hijo nos recibió la tarde del último martes. Tiene 44 años, pero su atuendo informal –polo negro, blue jeans y zapatillas marrones– lo hace lucir diez años más joven, lo que invita al tuteo inmediato.

    –¿Qué es lo que más extrañas de tu padre?

    –Conversar con él. Hablábamos de todo, de literatura, de fútbol.

    –¿En qué idioma hablaban?

    –En español. Nunca cruzamos una palabra en francés. Mi padre tenía pocas reglas, pero una de ellas era que en casa se hablaba español.

    Como padre, Ribeyro era permisivo y dulce. Nunca le pegó ni le levantó la voz a su hijo, recuerda Alida Cordero, su viuda. En conversación telefónica desde París, Cordero dijo a esta revista: “Cuando Julito se portaba mal, Julio Ramón le escribía en un papel por qué no debía hacer lo que hizo y se lo pegaba en la puerta de su cuarto. Nunca lo resondró. Siempre trató con mucha dulzura a él y a sus amigos. Era el papá de los amigos de Julito”.

    Entre los recuerdos que él guarda son especiales los paseos con su padre por el Boulevard St-Germain en el Barrio Latino en busca de espaguetis frescos; los partidos de fútbol en la televisión, los viajes al Perú que hicieron juntos en 1978 y 1980; y las reuniones en su casa de París con escritores y artistas. Le encanta contar cómo un día su padre lo dejó olvidado en el parque al que lo había llevado a jugar.

    “Tenía mucha facilidad para olvidar las cosas prácticas de la vida,” relata. “Cuando regresó a casa sin mí, mi madre le preguntó: ‘¿Dónde está tu hijo?’. Cuando llegaron al parque, me vieron jugando con los otros niños. Tenía dos años. No lo recuerdo, así que no debe haber sido traumático”.

    Lo que sí resultó traumático fue el cáncer al estómago y al esófago que le diagnosticaron a su padre en 1973 y que provocó dos operaciones que redujeron sus órganos digestivos. Perdió 20 kilos para siempre, dice su hijo que en ese momento tenía ocho años. Los doctores le dieron al escritor seis meses de vida, pero vivió 20 años más.

    “Fueron 20 años de regalo”, asegura. “Cada año era un año extra. Teníamos una relación completa. Lo vi mucho cuando crecí. Él pasaba mucho tiempo en casa. Nos reíamos mucho juntos”.

    Ribeyro hijo nació y creció en París, pero pasó su juventud en Londres y Los Ángeles, estudiando dirección de fotografía.
    Dieciséis años después de su muerte, el estudio de su padre está casi igual como él lo dejó. Su hijo piensa enchapar el piso con madera. Será el único cambio. Afiches que celebran las obras del escritor y diplomas de premios cubren una pared, y frente a ella está la mesa ante la cual Ribeyro se sentaba a leer y escribir. Sobre esa misma mesa ahora está la laptop del hijo, que en estos días trabaja en un guión de cine.

    En la otra pared, la biblioteca rebosa con libros que el escritor trajo de París, medallas aún en sus cajas de terciopelo y una colección de casetes y CDs que va desde sinfonías de Mozart, canciones de Susana Baca, arias de Caruso, piezas de jazz de Glenn Miller hasta boleros de Luis Miguel.

    En una esquina, sobre una mesa redonda, cerca del balcón de vidrio que da al mar, reposa la máquina de escribir Olympia, que el escritor utilizó para hacer la mayor parte de sus obras. Solo hacia el final de su vida, empezó a usar una computadora Apple.

    Ribeyro no era Vallejo

    Cuando se le pregunta si recuerda a su padre melancólico o torturado, el hijo responde sin dudar.

    “Nunca se sintió Vallejo. No rechazaba la felicidad. Era muy divertido. Pero no se sentía cómodo con extraños. Detestaba las entrevistas”.

    –Y tú, ¿las rechazas también?

    –Depende.

    El escritor rehuía las entrevistas porque le molestaba que le hicieran siempre las mismas preguntas, y que los periodistas no supieran nada de literatura, dijo a Jorge Coaguila, quien lo entrevistó en seis ocasiones entre 1991 y 1993. “Era tímido e inseguro”, afirma Coaguila, quien ya publicó tres libros sobre Ribeyro y prepara una biografía. “Pero me sedujo su mirada del mundo y la imagen del fracaso en sus historias. Sus personajes son los perdedores, los derrotados, con los que muchos nos identificamos”.

    La versión de que solo en los últimos años de su vida en el Perú Ribyero fue plenamente feliz es desmentida por su viuda desde París. “Es mentira que haya sido feliz sólo después de que regresó al Perú”, dice Alida Cordero. “Fue feliz de niño, fue feliz con todas las novias que tuvo, fue feliz cuando nos casamos y fue feliz cuando nació Julito. Fue feliz cuando estaba con sus amigos, cuando viajaba, cuando iba al Perú, pero no se puede ser feliz los 365 días del año”.

    En 1990, al cabo de poco más de treinta años de residencia en París, Ribeyro decidió volver a Lima. Aquí se reencontró con sus amigos y su familia. Su última fiesta de cumpleaños la celebró en el sótano de la quinta miraflorina en la que vivieron, de jóvenes, él y su hermano Juan Antonio. Julio Ramón mantuvo una correspondencia constante con su hermano. Sus cartas han sido publicadas en un libro titulado Cartas a Juan Antonio.

    “Vivían uno para el otro”, precisa Lucy Ipenza, la viuda de Juan Antonio. “Eran amigos, se contaban todo. Eran almas gemelas. Cuando Julio Ramón murió, Juan Antonio no pudo soportar la tristeza y se fue tras él”. Juan Antonio murió dos años después de su hermano.

    De los cuentos de su padre, el hijo guarda un afecto especial por ‘Silvio en El Rosedal’, no solo por el relato en sí mismo sino por el recuerdo de su padre leyéndoselo en su departamento en París cuando era un adolescente. “No estoy muy seguro de haber entendido todo en ese momento –comenta sonriendo–. Pero recuerdo que cuando mi padre lo leyó estaba muy emocionado. Él estaba seguro de que había escrito algo muy especial”.

    El hijo admira que su padre no se haya convertido en un escritor profesional, de esos que firman contratos con editoriales para escribir libros cada año, que se pasean por librerías para firmar textos y presentarlos. “Él no hubiera soportado eso”, dice.

    “Prefería la libertad del anonimato. Le encantaba escribir; publicar era otra historia. No buscaba ni la fama ni la figuración”.

    Pero afirma que le agrada el reconocimiento que la obra de su padre está alcanzando en América Latina. El interés se ha reavivado después de la nueva edición de La palabra del mudo y La tentación del fracaso, su diario personal. En marzo pasado, El Mercurio y La Tercera de Chile publicaron elogiosos artículos sobre Ribeyro.

    –¿Hay obras que te faltan leer de tu padre?

    –Sí, no he leído todas sus novelas.

    Pero planea hacerlo. ‘Surf’, el cuento que lo impactó, lo seduce por su mezcla de ficción y realidad y sus guiños al lector. En él, el escritor, que nunca tuvo el reconocimiento que creía merecer, se enfrenta a la frustración de no poder escribir una obra maestra, primero zambulléndose en una “vida agitada y libertina”, luego aislándose del mundo y contemplando el mar para después acabar por convertirse en un corredor de olas. Tras varios intentos fallidos por domarlas, una noche el escritor encuentra una ola que lo “conduce a la eternidad.” Ribeyro hijo tiene ahora la certeza de que conocerá más a su padre leyendo una y otra vez las ficciones que dejó; mientras tanto, ha empezado a tomar clases de surfing.


    LaRepublica.pe
     
    DAngelS, 27 Abr 2011

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    #50

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    Brother DAngelS .... He leido de cabo a rabo la entrevista que usted reseña .... y vaya que siempre es gratificante conocer mas acerca del maestro .... como tambien es gratificante que haya cofrades como usted ... como marcelo, almidon de yuca, inxs, madmax1981, diavolo, gael gustavo, Top Gun .... y muchos mas (disculpen por no mencionarlos) ... con quienes se comparte la sana aficion de leer al grande e incomparable Julio Ramon .... !!!
    Saludos y exitos brother!!!
     
    CARLO_123, 27 Abr 2011

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    #51
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    Sin discusión, Ribeyro ha sido uno de nuestros más grandes prosistas, un hombre sencillo que nos ha legado textos y relatos para disfrutarlos, con personajes de carne y hueso con los que uno a veces se puede identificar, sentir simpatía como por don Memo (Tristes querellas en la vieja quinta) o pena como por el rancio don Diego (El marqués y los gallinazos) y Roberto (Alienación).
    De sus cuentos, el que más me gustó fue el referente al espejo de los abuelos, donde narra lo que normalmente es un incidente anecdótico en toda casa, porque ¿quien no ha roto algo alguna vez con la pelota?, elevandolo con el hecho de romper con las ataduras del pasado ("el espejo donde se miraban mis abuelos...") y mirar hacia adelante.
     
    SolitarioFritz, 27 Abr 2011

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    #52
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    Buen punto brother!!!

    Bien revisando los post observo que los enlaces de los cuentos subidos por el susodicho han caducado .... por tal razon cumplo con el deber de volverlos a subir ... y de compartirlos ... de a tanto .... segun el tiempo ... Saludos brothers!!!


    01 Direccion equivocada.pdf

    Enlace: http://www.badongo.com/file/25375076


    02 El Banquete.pdf

    Enlace: http://www.badongo.com/file/25375077
     
    CARLO_123, 3 May 2011

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    He leido a Ribeyro desde que tuve 9 años...agarre un dia los viejos Populibros de mi papa y conoci a este prosista genial. Para mi, esta por encima de Vargas Llosa pues nadie mejor que el para retratar al ciudadano comun en sus cuentos. Alienacion, La insignia o El profesos suplente son los que mas me marcaron. De color modesto o La piel de indio cuesta poco...en fin...dicen que tiene el don de retratar a los personajes mas perdedores de la sociedad y hacer que nos identifiquemos con ellos.
     
    CARLONCHOFOTOS3X, 19 May 2011

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    Bueno brother ... una satisfaccion que comparta usted la sana aficion de leer al gran Julio Ramon ..... Un escritor de culto!!!

    Para usted va ... uno de los mas logrados relatos de Ribeyro:

    14 Solo para fumadores.pdf

    http://www.badongo.com/file/25375095
     
    CARLO_123, 24 May 2011

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    #58
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    Esto se publico en Colombia .... Bueno ... el maestro se sabe que JRR no es un escritor que se lee y ya .... Es lo que se llama un escritor querido, entrañable .... de culto!!!


     
    CARLO_123, 27 May 2011

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    #59
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    Hola CARLO_123

    Gracias por la mención. Juilo Ramon Ribeyro hizo que volviera a los libros, un cuentista excepcional de la vida cotidiana, escrita hace algunas decadas y tan actual como hoy en día.

    También es el autor que recomiendo a las personas que como yo no le aficionaba la lectura, una vez que la encuentras empiezas a devorar otros libros sin dejar de releerlos de cuando en cuando.

    Para los que no les gusta de leer, comiencen por Julio Ramon Ribeyro encontraran la senda de la buena lectura.

    Otra cuento de JRR que me fascina es "Solo para fumadores"

    Saludos

    DAngelS
     
    DAngelS, 31 May 2011

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    #60
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