Reencuentro casual, sexo casual

Estaba leyendo el post “Que rico es puntear culos” y me acorde de algo que me paso cerca de la navidad pasada. Por esos azares de la vida almorzando en un restaurante del centro me había encontrado con una colega, amiga de mi ex esposa a la que no veía tiempo y que en la universidad habíamos tenido nuestros encontrones (ella fue culpable de nuestra unión), me dijo que trabajaba en una entidad del Estado a pocas cuadras de mi oficina y que si la podía ayudar a llevar compras para sus sobrinos, después de pensarlo y resolver que vivía de camino a mi casa decidí que la podía acompañar, así que le dije que pasaba a las 7 por su trabajo.

Esa tarde atendí mi despacho como cualquier día, me tome un tiempo para tomarme un vino con un colega antes de cerrar la oficina pues ya no abriríamos los pocos días que restaban del año y no sé que me dio por arreglarme un poco, tenía la sensación de que algo podía pasar y así fue… Alrededor de las 7:15pm llegue a la puerta del edificio donde trabaja y le mando un mensaje por whatsapp indicándole que ya estaba afuera a lo que ella me responde que por favor espere unos minutos que están terminando un brindis por fiestas.

Esa situación me incomodo un poco pues me decía “yo si dejo los tragos por buena gente y esta comadre que no veo de tiempo se esta emborrachando arriba”… pasados 15 minutos más la llamo y me contesta entre risas que ya esta bajando que hable con el portero para que me haga pasar al recibidor. Muy amablemente me hacen pasar y como a los 10 minutos baja por el ascensor acompañada por compañeras de su trabajo con dos bolsas negras que por un momento pensé que ya no era abogada sino personal de limpieza y le dije ¿Qué es eso?

“Son los regalos para mis sobrinos, ayúdame con una bolsa y vamos que se hace tarde, te invito a comer en mi casa, tenemos que hablar de negocios…” pensé que al menos algo bueno podía sacar por la espera, algunos casos nuevos que llevar pensé así que cogí una bolsa y salimos rumbo a la Av. Abancay, para mala suerte del momento ningún taxi quería llevarla hasta su casa y en uno de los intentos me jala y me dice “¡subamos al micro, hay espacio!” por un momento pensé que era broma, en micro era un viaje de una hora y media en el mejor de los casos así que ella fue hasta el fondo y puso las dos bolsas delante de ella y yo me pare a su costado.

El micro se fue llenando y nosotros conversábamos poniéndonos al día de muchas cosas hasta que en el camino subía y subía gente, todos con sus respectivos bultos que me hicieron moverme poco a poco mas cerca de ella, terminando por estar detrás de ella y casi conversando al oído y en un momento de picardía me dice, no te aproveches que el micro va lleno a lo que respondí “mas vale malo conocido que feo por conocer” y se lanzo una buena carcajada diciendo “sigues siendo la misma rata de siempre”, pensé que si había estado bebiendo con sus compañeros de oficina, tal vez el trago le estaba haciendo efecto y podía usar eso a mi favor, al menos la voy a puntear me dije.

Ella estaba con un vestido largo, de esos que tienen una pequeña abertura al lado para que puedan caminar y tener movilidad, total ese día tenía que trabajar y no sería ir muy elegante, aquel vestido dejaba notar y posteriormente sentir sus formas, poco a poco me peque a ella y comencé a puntearla al compás de los movimientos del bus, ella comenzó a sentir mi excitación y comenzó a arquearse para sentir con mayor comodidad a mi pene que ya estaba rígido por la exitación.

El bus fue avanzando a paso ligero en el tráfico propio de los días festivos y en medio del calor de la gente le hablaba cosas al odio sobre lo bien que la pasamos en la universidad antes de que me presentase a mi ex esposa y eso la éxito al punto de deslizar su mano y frotarme por encima del pantalón, la cantidad de gente fue su cómplice y yo hice lo propio para sobarle su culo y sentir como se perdía un hilo dental entre sus nalgas.

De pronto su mano me dio un ajusto en los huevos y me dice arrímate que se bajan, nos movimos como pudimos entre la gente del bus y nos sentamos en el último asiento, puse las bolsas sobre mis piernas y la abrace como si fuéramos pareja, ella puso su mano debajo de las bolsas y comenzó a frotarme por encima de mi pantalón para poco a poco buscar la bragueta y deslizarla para adentrarse entre mis prendas y llegar a mi pene y frotarlo con cariño.

Yo miraba hacia la ventana haciéndome el huevon (y estaba con los cojones llenos de la excitación) mientras ella hacia lo suyo y poco a poco el bus ya estaba con todos sentados cuando sube un vendedor de golosinas y ella lo llama descuadrándome de plano…”que fue” le dije, y ella me dijo “espera, te va gustar”, le di crédito a su imaginación y compre una barra de Halls y un Chupetín el cual desenvolvió y comenzó a chuparlo con malicia despertando más y más mis deseos de poseerla, cayendo en la impotencia de estar en el bus.

Preso de la excitación le quito el Chupetín y le doy un beso y levanto una de las bolsas y se la pongo sobre sus piernas y poco a poco debajo del mismo levante su vestido, hice a un lado su hilo y comencé a introducirlo en su conchita, jugueteando con sus labios, humedeciéndolos para después entrar lentamente y salir para volver a jugar en la entrada de esa puerta al infierno (porque al cielo estoy seguro no lo sería).

En lo que duro el trayecto del bus nos besamos con pasión, como si el mundo se fuera terminar repentinamente, no dejamos espacio para los suspiros o las palabras, nos besábamos y nos masturbábamos mutuamente en el bus sin importar que la gente suba o baje y los juguetes que mañana mas tarde abrirían sus sobrinos eran nuestros cómplices en esa aventura que aún estaba a mitad de camino.

 

Buen relato cofrade, bastante arrechante por el peligro que puedan verlos, se agradece

 

Continúala cofrade

 

Ya en el trayecto a casa y mirando sorprendido lo que minutos antes había sido un rico chupetín le digo, estamos cerca a mi casa, baja y de ahí te llevo a la tuya y ella dijo “vamos a ese telo dónde íbamos cuando me traías de la universidad”… fue mas que suficiente para volver varios años atrás dónde un día no podía valer nada y una propuesta como esa podía valer todo.

La calentura nos ganó y bajamos antes de lo pensado por “La Bolichera”, entramos a un hotel cercano y pedimos la habitación mas decente que había, no había ascensor así que toco cargar las bolsas con la promesa de volver a cogerla tal como lo había hecho año atrás, llegamos al piso, abrí la puerta, tire las cosas, la tumbe en la cama y me abalance sobre ella, levantaba poco a poco su vestido mientras iba besando sus largas piernas para probar el dulce que dejo aquel chupetín, todo abajo era una mezcla de fluidos endulzados por aquella golosina, la cual fue desapareciendo lamida a lamida que le daba a sus labios vaginales y su delicioso clítoris.

En ese cuarto solo éramos el sonido de mi boca deleitándose con su conchita, sus gemidos y a lo lejos el sonido de los autos al pasar por la calle, nada me iba impedir comerme esa conchita, sentía como se retorcía de placer y sus manos agarrándome la cabeza impulsándome a no parar en mi labor hasta que ella retomo la iniciativa con un “déjame mostrarte lo que te has pedido estos años”, ahora era yo el que estaba tumbado en la cama y ella bajaba besándome el cuello, pasando por mi pecho hasta llegar a mi pene que estaba preparado para su boca.

Lamió toda la base y los testículos con delicadeza para luego engullirse todo mi miembro y succionarlo con placer una y otra vez hasta sacárselo de la boca y cachetearse con él, su boca era una máquina de saliva, era tibia y se engolosinaba con mi pene como lo hizo con aquel chupetín en el bus que nos trajo al hotel, a cada lamida e intento de garganta profunda me hacía perder el control al borde de querer terminar en su boca, lo que hizo que la coja con fuerza por la cabeza y con rápidos movimientos le hiciera tragarse todo mi pene haciendo un sonido de lo mas delicioso hasta que finalmente una descarga descomunal de semen hizo que saltara medio ahogada medio enferma de lujuria.

Si piensas que aquí terminamos te equivocas me dijo y volvió a hacer su trabajo esta vez con más intensidad, me limpio con su lengua los restos de semen que me salieron y mi compañero de batallas por obra de sabe Dios que conjuro estaba listo para el combate y simplemente ella se montó, subió encima y comenzó la cabalgata mas salvaje que había tenido, ahora con la seguridad de que no me iba a venir rápido retomamos el compás que teníamos cuando lo hacíamos de jóvenes, poco a poco y con gran intensidad sentí venir sus contracciones acompañadas de gritos y golpes a mi pecho que no sabía si ella se venía o simplemente a mi me iba a dar un paro cardiaco.

Cuando acabo por fin bajo sus revoluciones y pude voltearla para ponerla en perrito y comenzar a cogerla tirando su cabeza hacia atrás con ayuda de su cabello, …”jálame duro, cógeme fuerte, muérdeme” repetía una y otra vez mientas cumplía con sus deseos, la cogía con fuerza, le tiraba de los cabellos y ella volteaba a mirarme con lujuria, cambiamos a misionero y le mordí el cuello, le succione los pezones mientras la cogía casi con odio, eso ya no era sexo, era una batalla por ver quien dominaba a quien.

Sudado y adolorido por las mordidas y arañones que me propino me pare con ánimo de que me haga un buen oral pero el instinto de preservación pudo mas y me fui a la ducha, necesitaba refrescarme para poder seguir con la faena, un chapuzón y estaba listo para proseguir, salgo secándome con la toalla y ella estaba tirada en la cama a punto de dormirse, me senté a su lado y la mire un tanto sorprendido por como en aquel rostro amable podía haber una fiera que se entrega en la cama con tal intensidad.

Movido por mi arrechura, pase mi mano por su conchita y la comencé a estimular desde afuera hacia dentro, poco a poco ella empezaba a disfrutar, estaba boca abajo y podía ver su culito invitándome a penetrarla, nunca se lo hice por la vía anal cuando estuvimos en la universidad, no sabía si ya había probado dicha experiencia, era una buena oportunidad de probar ello, de otorgarle ese placer masoquista que al parecer tanto disfruta así que me coloque encima y comencé a frotar mi pene entre sus nalgas poco a poco mojando mas su conchita llevando su fluidos a su culito que fui pulseando de a pocos para después meter lentamente la cabeza y provocar una reacción brusca de ella “por ahí no, duele nunca lo hice por ahí por ahí no”… fue en vano porque apoye mi peso sobre su cuerpo y termine de meterlo y sentir la estrechez de su cuerpo.

Ella apretaba las sabanas con sus manos y yo poco a poco comenzaba a moverme y ella mordía el cojín para aguantar el dolor y yo empujaba hacia dentro preso del placer, con el paso de los movimientos dejo de morder el cojín y empujarme hacia atrás comenzó a disfrutar del sexo anal hasta que me termine por segunda vez, ahora dentro de sus entrañas.

El día siguiente fue todo un problema para ella, después de eso se quedó rendida y durmió de largo, lo mismo hice yo pero no tengo que rendirle cuentas a nadie pues la oficina es mía, ella sin embargo se tuvo que inventar una buena historia para poder llegar a su trabajo pasado el mediodía, ese fue el primero de 5 encuentros que tuvimos hasta la fecha con mi amiga, alguna vez mi ex y ahora mi amante.

 

Uf q buena amiga doctor...q buen relato espero q vengan mas historias Diablito
saludos

 

Gran relato cofrade, gracias por compartirlo en el foro.

 

Sabes Cofrade, tu relato me hace añorar una amiga que no la veo en años....voy a ponerme en contacto con ella haber si sale un remenber....saludos

 

Excelente relato cofra!!! Muy buena su experiencia con su nueva amante!

 

Gracias por las palabras de aliento y agradecimientos, como indique, fueron 5 los encuentros que tuve con ella antes de mandarnos a la , así que continuaré con el segundo de estos, espero que les guste y otra vez Gracias!!!

Un vino, un cerveza

Pocos días después de aquel encuentro la comunicación se cortó y no me hice problemas pues pensé que tal vez habría algo de vergüenza en ella o que tal vez no quería hacerse líos pensando en tener una relación con la ex pareja de una amiga, tuve que abrir la oficina pues algunos clientes habían venido de provincia a pasar fiestas con sus familiares así que fui al despacho por ellos. Era la víspera de navidad y estaba en la oficina, renegando porque faltando media hora para la reunión me llaman avisando que el cliente en cuestión no vendría y que dejaríamos nuestra reunión para otra fecha.

Molesto sin mucho que hacer encendí la tele y me puse a jugar God of War como quien descarga un poco la tensión cuando sonó el teléfono. Me pareció raro porque había avisado a todos mis clientes y puesto un aviso en la web que no atendería dos semanas por las fiestas, así que ignore la llamada, seguía jugando cuando volvió a sonar así que pensé que debía ser algo importante y conteste. “Necesito conversar contigo, ¿Hasta que hora vas a estar en tu oficina?” …A que hora puedes venir, solo vine a ver un tema puntual con un cliente, si es urgente te espero o lo dejamos para otro día respondí (Nunca hay que dejar que la ansiedad por un eventual polvo nos gane). “Estoy en el trabajo, vine a mover unos pendientes, necesito hablarte de un caso”, termina tus cosas y te espero fue mi respuesta.

Pasaron las fiestas, ya me había apersonado a su proceso y veía que la tenía difícil por la manera en que el abogado anterior había llevado el proceso, así que todo dependía del criterio del Juez, para esto ya había mandado el contrato a Maritza y estaba a la espera de la firma del mismo para finiquitar el asunto, el punto es que para empezar el año laboral me llama molesta porque en el contrato estipulaba un honorario por éxito que señalaba nunca le había indicado y que tenía incomodo al cliente, así que quedamos en reunirnos para discutir el tema. Ese día no quise ir a buscarla, le dije que pasara por mi porque tenía que hacer seguimiento de mis procesos y la espere a que llegase, esperando siempre lo peor de una mujer que viene molestar por algo que se le dijo y que aparentemente no escucho.

Me llamo a las 8 y me dijo baja, “Vamos a comer algo afuera y discutimos esto, estoy sin almorzar y me duele la cabeza”, colgué y baje, no saludamos y caminamos al Pasaje José Olaya a cenar a una dizque Trattoría llamada Vermona, entramos y fuimos al fondo del local donde habían espacio como que privados para sentarse y degustar lo que sirvieran, entro un mozo muy atento (y gay hasta donde note) que nos dio una especie de control remoto con 4 botones, uno para llamarlo y ordenar, otro para repetir lo que sea que estemos tomando, uno para la cuenta y otro que no recuerdo para qué.

Pedimos pastas y una botella de vino, hizo sus descargos y yo los míos, tan abrupta estaba la conversación que una pareja intento entrar y al sentir caldeado el ambiente se fue a las mesas de afuera, llegado al acuerdo comimos (ella más que yo) y nos secamos el vino, pedimos otro y ya éramos amigos otra vez, uno más y ya no estaba sentado en el sofá frente a ella sino a su lado, íbamos por la mitad del tercero y ya nos besábamos con furia mientras nuestras manos buscaban que poseer el cuerpo del otro. Terminamos la botella de vino y me dijo “¿Te acuerdas del halls?”, asentí y ella lo saco del bolso diciendo que me iba a mostrar lo que podíamos hacer con ello, presiono el botón para que venga el mozo gay y pidió un piqueo y otra botella de vino, el mozo anoto y se fue feliz porque la cuenta se iba engrosando y al parecer no había mucha gente en el local.

Ella saco un halls y nos besamos, hasta ahí nada extraordinario para cualquiera de nosotros creo yo hasta que con sus manos se las arregló para sacar a mi muchacho a que tome aire y darle un refrescante y prolongado beso que me saco de cuadro, sabía que en cualquier momento podía venir el mozo con el pedido pero ella no quería sacar la cabeza de ahí, fue la primera vez que me resistía conscientemente a una buena mamada. Ella lo chupaba rico y yo se la empujaba y después trataba en vano de sacarla de entre mis pierdas, ella se reía por mi desesperación al paso que mi pene estaba por estallar de lo rico que me la estaban chupando.

En medio de la mejor mamada que me estaban dando escuche pasos, el mozo venía en camino y ella se apartó y con toda velocidad puso su cartapacio sobre mis piernas al momento en que nos traen el pedido, ella muy fresca lo abre y dice “antes de terminar firma de una vez el contrato”, el mozo se retira y yo me muerdo la manga para aguantar el dolor que me propino ese cartapacio sobre mi pene erecto, lo agarro con cariño, lo comenzó a acariciar y a besar suavemente hasta que volvió a retomar fuerzas, estaba mas que listo para venirme y se sirvió un poco de vino, pensé que me iba a dejar con las ganas la muy pendeja pero vino lo mejor.

Se puso de pie y se levantó un poco la falda y bajo su hilo y sentándose sobre mí se metió todo mi pene para comenzar a cabalgarme lentamente, poco a poco sentía como se iba mojando y como me apretaba la cabeza contra su pecho aumentando la intensidad de sus movimientos, nos besamos, nos mordimos, sus movimientos eran fuertes, quería que me venga o ella era la que estaba por venirme fue rápido, fue violento, fue delicioso, hice que se levante y que se ponga de rodillas en el sofá y nos acomodamos para darle de perrito, poco a poco se la iba hundiendo y ella mordía el cojín del sofá, la fui bombeando con mayor fuerza cuidando de no hacer golpear el mueble con la pared porque sospecharían.

Por un momento me olvide de donde estábamos y le di un buen par de nalgadas y ella volteo a mirarme contenta pues le excitaba mas el hecho de que en cualquier momento podíamos ser descubiertos, se la saque y comencé a jugar con la entrada de su culito, ella volvió a voltear y su mirada lo dijo todo, no hubo negativa, fue un consentimiento expresado en sus ojos que jamás olvidaré, poco a poco fui metiéndosela y era ella que quien llevaba el ritmo de nuestros movimientos, esta vez no grito, esta vez lo recibió y disfruto de su dolor, pude notar sus lágrimas corriendo su maquillaje mientras la penetraba, tanto fue mi excitación que no pude mas y me vine dentro de ella al compás de sus contracciones, era la primera vez que me venía junto a una mujer, la primera vez en un lugar así de paso.

Lentamente siguió moviéndose, quería sacarme hasta la última gota de semen y en cada movimiento sentía la gloria, poco a poco se levantó y se sentó delante de mi, se metió mi pene a la boca y limpio todo rastro de semen o fluido suyo de encima, lo guardo, me cerro la bragueta, me senté a su lado comenzamos a comer y tomar vino. La noche recién empezaba…

 

Esa noche después de nuestro encuentro caminamos un poco por la plaza mayor burlándonos y criticando un poco la situación actual de nuestra política y para seguir la discusión decidimos ir a tomar unas cervezas, la idea era ir al Rincón Cervecero pero estaba lleno y la idea de esperar por una mesa me ponía de mal humor así que nos miramos, vimos el frente y ahí estaba, el recordado Munich.

Bajamos y nos ubicamos al fondo, pedimos dos chopp de cerveza cusqueña, continuábamos con nuestra discusión cuando divisamos a una vieja amiga de nuestra época universitaria, estaba toda formal así que asumimos que trabajaría cerca, tal vez el poder judicial o la fiscalía. Maritza se apresuró a pararse y llamarla por su chapa, “pepera” , maldita drogadicta como te va, se dieron un abrazo y se sentaron una a cada lado mío.

Nos contó que efectivamente estaba trabajando en la fiscalía y tenía que encontrarse con un supuesto amigo, mas bien creo que esperaba a un contacto por la forma en como miraba todas las mesas pero con el trago y la conversación fluida mando al carajo eso y se entregó al raje de la noche. Estamos divirtiéndonos de lo mas normal y Maritza se paró para ir al baño. ¿Te la estas tirando? Pregunto Ana de lo mas directa en lo que pude sorber la cerveza que casi derramo ante tamaña pregunta. Estamos saliendo, fue mi respuesta y ella replico, ¿Pero te la estas tirando, verdad?, lo único que podía hacer era reír y dejar que ella crea lo que su mente quisiera.

Tomamos un poco mas y me pare para ir al baño y dejarlas rajar, tal vez sobre la pregunta poco discreta que me hizo Ana o quién sabe si Maritza de oficio le contaría lo que estaba pasando conmigo, el punto es que fui a orinar y a mi regreso no estaba Maritza. Ana me dijo que tuvo que salir a responder el teléfono a la calle porque la bulla no la dejaba escuchar bien, al parecer era una llamada de su casa. No le di mucha importancia y seguí tomando con Ana.

Lamentablemente al lado del Munich han abierto una especia de disco que la verdad malogra el ambiente del lugar pero en fin, ya estábamos bien avanzados en tragos y Maritza ni su sombra, no podía llamar desde el bar pues la señal es baja así que dimos por terminadas las cervezas, pague la cuenta y salimos por ella, subimos las escaleras y miramos por todas partes sin dar con ella, Ana quien ya estaba bien bebida fue afectada por el cambio de ambiente pues por lo general el munich es un lugar bien cargado debido a su ubicación y salir a la calle de golpe puede afectar a cualquiera.

Llame una y otra vez a Maritza sin tener respuesta de ella hasta que escuche el regurgitar de Ana que se puso a vomitar a un lado de la vereda, me hubiera gustado hacerme el desentendido pero en esa posición lejos de ver como vomitaba pude notar unos ricos pechos así que me aproxime a ella y le pregunte si se sentía mejor, compre una botella de agua y un barra de halls y se los di para que se recomponga. Seguía llamando a Maritza y nada por lo que decidí para pedir un taxi para Ana pero ella me contuvo y me dijo, tengo carro, llévame…

 

Genio.

 

Gran saga cofrade... ojalá no demore mucho en continuar...

 

Ana estaba mal, efectivamente le choco el cambio de ambiente y me dio como excusa que no había almorzado y le dio como a muchos borrachos hablar de otras cosas, como… “esperaba que baje un pata con el que tenía en mente un encontrón, y mírame aquí ebria con el agarre de mi amiga jajajaja”… bajamos a la cochera y la subí al asiento de copiloto, me asegure que tuviera el cinturón bien puesto y una bolsa por si le venía el huayco otra vez.

Encendí el carro y me di con una grata sorpresa, la radio se encendió y ella había estado escuchando a Chabelos, sonaba el beso negro y me reí de lo gracioso de la situación, salir de la cochera con esa canción a todo volumen en carro ajeno y con un flaca ebria presta para un incursión, pero se me bajaron las ganas cuando recordé que no era con ella con quien había venido sino con Maritza y di varias vueltas por la Plaza San Martin tratando de ubicarla, su celular sonaba y sonaba pero no contestaba y comenzaba a preocuparme, si Ana se mareo tal vez ella también.

De pronto la vi, no estaba sola, parecía discutir con alguien, baje la velocidad y me acerque lo mas que pude, encendí las luces intermitentes y baje del carro cargado de adrenalina, el alcohol hizo que me alucinara un jason statham o bruce Willis bajando del carro enternado dispuesto a meter golpe al que se meta con mi chica, ella me vio, yo lo mire, ella fue hacia el auto, el la quiso alcanzar, yo lo jale del brazo y le aseste un rodillazo al vientre seguido de un combazo a la mitra.

Escuche el pitazo de un policía, de esos que solo aparecen cuando ya resolviste el problema, me quiso intervenir y al toque saque mi licencia para matar (carne de abogado) y le dije que el fulano en cuestión tiene orden de no acercarse a Martiza pues ella lo denuncio por agresión física y recién estaban divorciado, el policía volteo la mirada y lo agarro al pata, así que aproveche para meterme al carro y arrancar tan rápido como pude.

¿A dónde voy? Me lo repetía en mi cabeza una y otra vez mientras entraba por la vía expresa, Ana estaba dormida y Maritza contenía sus lágrimas mientras hablaba para si misma algo del tipo que había golpeado. Maneje hasta la Javier Prado tratando de no ir muy rápido y de pronto ella dijo: ¿Vives solo verdad, o sea estas separado o aún viven juntos?, a lo que contesté, vivo solo ya mas de seis meses, ella se fue con mi hija a casa de sus padres y me quede con el departamento porque lo saque a mi nombre, sino estaría peleando por eso también, no hay problema, siguiente parada Santiago de Surco.

Seguí hasta pasar el puente Benavides y tome la siguiente salida y tomando atajos llegue a mi destino, metí el carro en la cochera y cuando volteo ambas estaba dormidas, la puta que las parió dije, ahora que hago pensaba, apague el motor y cerré la puerta con fuerza y reaccionaron, bajen les dije, estamos en mi casa, les voy a preparar algo de comer, subimos y freí unos nuggets al tanto que sacaba unos vasos del bar y un Appleton Estate de 18 años al tiempo que pensaba, ojalá lo valgan.

Comieron, tomaron un poco de agua y les dije vamos a la sala, ya mas recompuestas comenzamos a tomar mientras Martiza nos contaba lo que había pasado, el pata era su ex y le estaba reclamando por algunas cosas, como por ejemplo que había ido a su departamento a sacar unas cosas (nunca den la llave de sus depas, casas, a sus parejas si no son casados) y encontró algunas cosas mías, básicamente un corbata y los gemelos de mi camisa, a lo que Ana comenzó con la ronda de preguntas sobre de cuando salíamos y otras cosas que solo preguntan las mujeres, una a una las fuimos contestando y todo parecía estar bien.

De un momento a otro Maritza dijo voy a fumar y salió al balconcito a encender su cigarrillo, parecía que necesitaba un espacio para pensar sus cosas y se lo dimos, yo estaba mas próximo a Ana que estaba mas suelta, sin zapatos, sin saco y el cabello suelto que le daban un toque lujurioso, mientras conversábamos escuchaba a lo lejos que Maritza hablaba por teléfono y fingí no escuchar nada. Abrió la puerta del balcón y entro, se aplasto en el sofá y se bebió su trago de un solo tiro y se sirvió otro mucho mas cargado que el anterior, escuchamos música, Ana se puso a bailar y con Maritza se pusieron medio sensuales y yo bien sentado mirando el espectáculo sintiendo como armaba la carpa.

En uno de esos bailes llenos de gritos Ana le dio un empujón a Maritza y cayó en el sofá bien mareada y se durmió, la mira y me quise parar y Ana se puso frente a mi, me jalo por la corbata y nos besamos me la quise dar de moralista y le jale de los cabellos y le dije que haces a lo que contesto, no te hagas que hace rato se ve que quieres y me palpo el miembro por encima del pantalón, me volvió a jalar y me deje caer en el sofá con ella encima besándonos, se comenzó a frotar contra mi pene que deseperaba por salir del pantalón al paso que le iba desabrochando la blusa y ella me sacaba la corbata y proseguía con la camisa.

Cambiamos de posición y ambos si nada arriba, aun besándonos y frotándonos, baje un poco por su cuello para terminar en sus pechos, estaban firmes, tenía los pezones pequeños de un color marroncito claro, estaba tan erectos como podía estarlos y yo los succionaba con pasión mientras era presionado contra ellos por las manos de Ana, así que parodiando al programa “El precio de la Historia” era momento de sacar llamar al experto.

Ana me había sacado la correa y me baje el pantalón, le quise arrimar el hilo y ella me sorprendió al jalárselo y romperlo mientras decía métemela, quiero sentirte, quiero que me caches con ella al costado, fue cuando reaccione y me di cuenta que Maritza seguía tumbada en el otro sofá y la verdad poco me importo, se la metí duro y parejo y ella lo disfruto, podía sentir sus uñas clavadas en mis nalgas y su boca mordisqueando mi hombro, no iba a parar si así le gustaba así le iba a dar.

Quise gritar por como me estaba magullando el cuerpo y en un momento de sadismo me levante, la puse boca abajo y la penetre por el culito, quiso gritar y solo atino a morder el cojín y soltar gemidos ahogados al paso que seguía penetrándola sin parar hasta sentir que ella empujaba y quería liberarse pero ya era muy tarde, pensé que te gustaba fuerte le susurraba al oído y ella soltó el cojín para pedir cambio de posición.

Me senté en el sofá como pude porque se me prendió y no dejaba de chuparme el pene, quería que me venga y lo quería conseguir a cualquier costo y yo no quería dejar de desfrutar de mi presa, le tome la cabeza con ambas manos y le saque unas lágrimas atorándola con toda mi pene, tenía que demostrar quien dominaba la situación y lo estaba consiguiendo. Ella se incorporó, tomo agua y luego se monto y comenzó a cabalgarme despacio mientras me dio un beso bastante dulce, suave, con un olor mezcla del halls que se había metido y todo el alcohol que habíamos bebido cuando siento las contracciones que hacía con su vagina, tenía una técnica bien rica para eso y consiguió que me venga dentro, fue demasiado bueno ese polvo.

Se quedo un rato mas montada besándome mientras mi pene perdía su fuerza y sentía como bajaban los fluidos de su vagina y me dijo ayúdame a hacer algo…

Se paró y acercándose a Maritza me dijo ayúdame a desvestirla, al principio no entendía lo que quería hacer así que le ayude sin chistar, le quitamos con cuidado sus prendas y la cargamos hasta mi habitación, entramos junto con ella, nos cobijamos y me dijo, veamos que pasa mas tarde…

 

Idolo casi me corro mentalmente.

 

sorprendente, continue por fa

 

Un super aporte cofra continúe con la historia que muy buena

 

Desperté como cualquiera de nosotros, con una erección. La diferencia aquí era el dolor de cabeza por el alcohol de anoche y que tenía a Martiza apoyada en mi brazo derecho que se despertó con el beso tímido que le plante en la frente, hasta ese momento la cosa pintaba dulce hasta que se levantó bruscamente porque Ana estaba también en la cama con nosotros.

¿Qué pasó? Pregunto Maritza claramente confundida y Ana se despertó con una sonrisa burlona respondiendo a su pregunta con un “Que no hemos hecho huevona jajajajaja”, Maritza se paró de la cama camino hacia la ventana y volvió a sentarse en la cama tratando de hacer memoria, recorrió con su mirada la habitación, vio a Ana sonriendo casi burlonamente y termino conmigo que tenía cara de asustado, sabía que no habíamos hecho nada, sino mas bien que me había montado a su amiga (era mas de ella que mía desde la universidad). Se puso de pio y me tiro la almohada al compás de insultarnos a ambos, busco sus ropas y se metió a la ducha.

En la ducha estaba histérica, nos lanzo insultos de la A a la Z y en todos los idiomas que le fueran posibles, Ana opto por coger mi bata y yo por ponerme unos bóxer y esperar que saliera de la ducha, esperamos regular (mujeres) y al final salió como si fuera a trabajar y Ana remata la situación con un “huevona hola! Es sábadoooo!!! Y Maritza devolvió con un lo sé pero no soy ni ando como perra.

Al parecer Maritza se había tomado bastante en serio nuestras salidas y bueno aún no sabía que no había pasado nada entre los 3 sino solo con Ana lo que podría ser peor para mi así que la deje partir esa mañana, Ana se ofreció a ayudarme a limpiar y después me preparó el desayuno, la situación me pareció sacada de una película europea donde todos tiran contra todos y después no pasó nada y bueno nunca viaje a Europa pero Ana sí lo hizo para sacar su especialización así que de ahí asumo su manera de ver las cosas.

Esa mañana paso rápida y hasta cierto punto amena gracias a que Ana sabía como animarme (sorpresa grata debo decir) y termino saliendo del departamento después de almorzar y ayudarme con lo servicios, por lo que confundido y sin tener idea de que hacer hice lo mejor que pude, prendí la tele conecte el wii y me puse a jugar Resident Evil y no pare hasta terminar con el juego mientras acomodaba mis ideas y planeaba una cuartada porque el único que tenía algo que perder en todo este asunto era su humilde servidor.

Seguí la lógica de quien se encuentra un oso en el bosque, te tiras al piso y te haces el muertito esperando se canse de rugir y se vaya, y vaya que me Martiza me rugió por 3 días por todos los medios posibles, mensajes de bos, texto, correos, menos mal que no publico nada en el Facebook, bueno no hizo mas que mandar indirectas felizmente, no pensé que las cosas se arreglarían de ese modo, y mucho menos que terminarían así.

Había pasado exactamente una semana desde aquel encuentro, asumí que ya no vería a Martiza pues probablemente ya habría cruzado información Ana quien tampoco cruzaba comunicación conmigo hasta que recibí un correo de Martiza con el clásico “tenemos que hablar”. Asumí que sería una reunión para reproches y como para no quedar mal y dar la cara fui a su casa, era un jueves para viernes (que era feriado largo) así que fui no muy formal porque cabría la posibilidad de recibir algún golpe contundente o recibir algún liquido caliente, iba a la boca del lobo así que tenía que ir con las previsiones del caso.

Toque el timbre y me abrió la Señora Raquel, la empleada de la casa que muy amablemente me invito un té mientras esperaba que llegue la señora Maritza, la cosa no me pintaba bien, ni probe el té, fui al baño y me lave la cara para estar alerta cuando sentí que ella estaba en la sala despachando a Raquel que levanto la voz para decirme, hasta pronto señor así que abrí la puerta del baño para responder al saludo.

Me paro en medio de la sala (estratégicamente para poder esquivar lo que pueda venir volando) y me dice siéntate, me hablo de un sin de huevadas, que sus relaciones antiguas, que el tiempo que nos conocesmos, que planes por aquí y por allá y terminamos besándonos, la cosa esta toda tierna ya volviéndose calentona cuando escuche un portazo, era Ana y estaba desnuda…

 

la ptm broder, termina esta historia esta interesante

 

..... Continuacion de Pelicula, ahhhh

 

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