Plan Vecina

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En los últimos meses del colegio, mis compañeros siempre sacaban pecho y engrosaban la voz contando sus historias sexuales. Muchos decían haber tenido sexo en el baño de una fiesta de quince años. De los tantos relatos, solo uno de ellos fue capaz de llevar a su enamorada al colegio. Dicha muestra de hombría debe haber llenado el ego de mi compañero. Pero, al mismo tiempo, esa muestra me hizo creer que todas las historias si bien eran exageradas, deberían tener algo de verdad.
Ya en el ultimo mes del colegio, quisimos hacer una fiesta de promoción por nuestra propia cuenta. No habría viaje ni nada por decisión de padres y profesores. Yo fui uno de los encargados de organizar todos, vendí libros y hasta bañe perros para recaudar fondos. Todo esto con la intención de verlos actuar y aprender cómo debía atacar a una mujer.
El día de la fiesta, solo aparecieron treinta y cinco alumnos de la promoción. De los cuales solo 5 estaban acompañados por enamoradas o amigas. Si no era una amiga que llevo a 4 amigas más, la fiesta hubiera sido mas una borrachera que fiesta. Al momento de bailar veía cómo los que decían haber tenido orgias, no podían ni siquiera invitar a bailar. Ese momento fue un divisor de aguas, me di cuenta de quienes mentían y quienes contaban historias exageradas, pero que sí habían tenido algo de verdad.

Meses después de haber terminado el colegio, partía a Lima en busca de una carrera que no estaba seguro de seguir. En el camino decidí que en Lima sí tenia que conquistar mujeres. Que mi timidez no podía dejar que solo pueda tener sexo pagando o cuando una mujer este ebria. Pensé en todo lo que decían y hacían muchos de ellos y en cómo las mujeres los trataban. Era evidente que ellas siempre tenían el control de todo y que su voluntad hacia sucumbir hasta el más reacio de mis compañeros.

"Debe haber una forma para hacer con que ellas estén en la posición de obedecer y no de mando".

Llegando a la casa donde me quedaría, descubrí que era mas como un laberinto. Habitaciones por todos los lados y estudiantes entrando y saliendo. Para mi mala suerte me toco un cuarto en el sótano. Lugar donde solo habían dos piezas y aparentemente la otra estaba vacía.

"Aquí abajo nunca voy a poder ver a las mujeres que duermen arriba".

Todos los días después de mis clases anotaba pensamientos de cómo hacer para ser más atractivo o de cómo debería seducir a una mujer. Tenia muchas paginas escritas, pero no había puesto en práctica absolutamente nada. Por las madrugadas veía películas de seductores. Anotaba como hablaban, qué hacían y cómo se vestían. Después de correr observaba a las parejas. En las fiestas veía cómo los hombres iniciaban interacciones y me di cuenta que casi siempre las mujeres rechazaban unas tres veces y después aceptan al cuarto pretendiente de la noche. Veía como ellas realmente no se derretían por ellos, si no que por no estar solas o mostrar que habían pescado bailaban, bebían y a veces terminaban yéndose juntos.

"¿Muchos jóvenes que no huelen bien y terminan besándose con mujeres muy lindas y tú solo mirando?"

En una fiesta decidí poner en práctica lo que había aprendido hasta el momento. Como era de esperarse me trabe y después de una canción me dejaron solo en la pista de baile. Llegue a mi cuarto pensando en qué había echo mal.

"No huelo mal, tengo la ropa limpia, solo bebí una cerveza, salude educadamente y le dije para bailar. Ella parecía interesada, pero después del primer baile se fue. No soy Baryshnikov pero tampoco lo hice tan mal".

Cuando estaba cerca de dormir, escuche unos gemidos. Venían del cuarto de al lado. Curioso, salí del cuarto sin zapatos y puse mi oido en la puerta. Realmente no era una película y si una mujer gritando que para que le "den más". No sabia que había alguien en esa habitación y que me acuerde la dueña había dicho que no se podía llevar a invitados después de las diez de la noche. Con la curiosidad a flor de piel, decidí esperar hasta que salgan las personas de ese cuarto. Me dormí esperando en la puerta. Pero por la mañana me despertaron el sonido de unas ollas. Minutos después salió un tipo, alto y de buena presencia, tenia un casco en la mano y le decía a la chica: "la próxima semana vuelvo para darte tu ración de verga".

"Como es que ella no se ofende con tales palabras. La vez que le dije a una puta que había nacido para degustar penes, ella se enfureció y no quiso continuar con la felación".

Sabia que tenia una oportunidad única. Una mujer, aparentemente liberal, que tiene sexo una vez por semana con un tipo que debe no querer nada enserio. A pesar de no haber visto a la chica, por su voz parecía ser joven. Fui corriendo a mi escritorio y revise algunos apuntes y en una hoja en blanco escribí: "Plan vecina".

Continuará...

 

Ella salió del cuarto a mediodía, con premura en su caminar, por alguna razón llevaba un pequeño fierro en la mano y unas gafas oscuras. Regreso a medianoche, masivamente alcoholizada, su rostro estaba desencajado, sus mejillas rojizas, sus ojos cerrados y su caminar le hacia estirar las manos para no perder el equilibrio. Por lo visto la reunión fue buena, demoro doce horas en la calle. Mi mente volaba pensando en cuántas vergas habría mamado. No sé a donde fue, no sé que hizo, no sé con quienes se vio, lo que se es que regreso ebria. Di por perdida esa noche, pero antes de descansar vi que un rayo de luz aparecía en el pasadizo. No lo podía creer, la vecina había dejado la puerta entreabierta y sus luz estaba prendida. Pensé por varios minutos en si debía o no husmear. Al final la curiosidad pudo más y sin zapatos fui de puntillas a ver.

Diez años atrás habita hecho lo mismo, pero en aquella ocasión era para cobijarme en los brazos de mi madre, pues una pesadilla pusilánime me atormentaba. Al entrar vi cómo mi padre estaba montando a mi madre y cómo ella gemía y pedí que no pare.

"Ojalá y este desnuda o queriendo sexo".

Me asuste al verla caída en el sofá. Sus cabellos rojos brillaban con la luz. Parecía que era un ángel descansando. No sabia si debía entrar o abstenerme con lo ya visto. Al final, con torpeza entre. A pesar de la bulla emitida, ella no se movió un centímetro. Quise abrigarla, llevarla a su cama, pero decidí apagar la luz y cerrar la puerta.

"Es lo que un caballero debe hacer".

Al menos ahora sabia que es blanca, que tiene una nariz muy perfilada, que sus mejillas son rojizas y que sus cabellos parecen fuego. Pensé mucho en si quería continuar con el plan. Su cuerpo angelical me hacia dudar. Por una lado quería todo con ella. Por el otro su vida bohemia y libertina creaban conflictos morales y revivían traumas internos.

"El alcohol no es un buen compañero, te vuelve necio, canalla, bruto, torpe y te hace perder la dignidad. Ya lo decía el gordo Geraldo: mujer borracha hasta un perro sé la cacha".

Al otro día escuche bulla en su cuarto. Yo estudiaba para un examen. Era su hermano que había venido a verla. Ambos salieron con tal premura que no pude verlos, solo escucharles. A pesar de haber salido tantas horas el día anterior, ese día llego tarde. Sus tacos entonaron su llegada y su hermano reía sin recaudo. Los vi por el ojo de gato y al ver el estado paupérrimo de ella, odié a su hermano.

"¿Será que sí es su hermano?

A lo largo de doce días estuve entre exámenes, lecturas y espiadas a mi vecina. Todos los días llegaba alcoholizada. No sé si era alcohólica, lo que si sabia es que estaba a un paso de serlo. El plan vecina se había desmoronado, ella no sabia que yo existía y no hacia el mas mínimo esfuerzo por descubrir a su vecino.

En el décimo tercer día las cosas cambiaron. Salí para una entrevista de trabajo. Pensaba en ganar unos soles para no cargar a mis padres. Cuando estaba subiendo las escaleras allí estaba ella. Automáticamente corregir mi postura. Me arregle la corbata y pase con firmeza por su lado. Ella ni se inmuto. No movió ni un solo músculo. Sus lentes oscuros no me dejan ver sus ojos. Quería tener contacto visual. No podía aceptar que ella me ignore tanto. Todo fue en vano. Ella camino lentamente y cuando estábamos cerca de la puerta principal decidí ser caballero. Ella solo camino sin decir nada. Furioso camine con pasos pesados. Ella sin embargo disminuyo la marcha y saco una especie de tubo pequeño. Era un bastón blanco.

"Que torpe que fui. ¡Ella no me ignora, es ciega!".

En la entrevista no consegui concentrarme. Pensaba en que los deficientes visuales también son seres humanos. Tontamente pensaba que por no mirar, ellos tenían una vida ordenada y bien estructurada. En la noche llegando a casa, la vi nuevamente en la puerta. Está vez tome coraje.
- Hola.
- Hola. ¿Quién es? - respondió con duda.
- Ah sí. Soy tu vecino. No me había presentado antes porque no tuve la oportunidad. Recién hoy me di cuenta que tenia compañía en el sótano.
- Qué vergüenza - dijo sonrojándose. - Yo no he sido muy silenciosa que digamos.
- Por estar tan preocupado con los exámenes de la U ni cuenta me di.
- Qué bueno. Eso alivia un poco el peso de mi conciencia - comento riendo. No lo había notado antes, pero su sonrisa era tan linda que parecía de un comercial de pasta dental.
- Le invito un café para conocernos. Al final de cuentas somos vecinos.
- No me gusta el café. Pero sí acepto un vino.
- No bebo, pero podemos cambiar el vino por uvas y pastel.
- Hagamos así. En una hora ten listo el pastel y ven a mi cuarto - dicho esto sonó su móvil y se fue a una esquina.

Exactamente una hora después, allí estaba yo. En su puerta, con un pastel en la mano. Por razones que no entiendo, la puerta demoro en abrirse, pero todo estaba desordenado. A diferencia de mi cuarto el de ella era el doble de grande. Era tan grande que tenia como una especie de mini sala.

- Aqui está el pastel.
- Y aquí está la limonada con hielo - dijo riendo. - Es bueno de vez en cuando mantenerse cuerdo. A pesar de no mirar en su casa se movía con mucha destreza.
- Sírvete la primera tajada.
- ¿Es usted siempre así o es que me quiere impresionar?
- Solo soy así cuando me conviene. - Dije con voz calmada recordando uno de mis apuntes: ante preguntas capciosas, responde con calma y siempre con humor picante.

Ella era muy buena para conversar. El arte era su fuerte. Sabia de pinturas y teatro como pocos. No siempre fue ciega, pero una enfermedad hizo con que pierda gran parte de su visión. Había como revertir el cuadro, pero la operación era muy costosa.

"Lo que gasta en alcohol podría ahorrarlo para volver a ver".

Mi reloj marcaba las dos y yo tenia clases temprano. Intente pararme con calma, pero mi desesperación se sintió a quilómetros. Ella no mostró ninguna señal de sueño. Antes de irme ella me dio la mano. Cuando le correspondí paso sus manos por mi rostro.
- Tienes unas facciones simétricas.
- ¿Eso quiere decir?
- Que debes ser bonito o algo parecido.
Dicho esto fui a la puerta. Ella escucho la perilla y se saco el sostén. Yo torpe solo atine a cerrar la puerta con fuerza. Pude escuchar cómo ella se reía y decía: Pobre, quiere ser duro, pero es mantequilla derretida. Es tierno.

"Que carajos. No quiero ser tierno. No quiero ser uno más del montón".

En mi cama pense en sus senos. Imaginaba en qué serian blancos y que con suerte sus aureolas serian rosadas. No quería admitirlo pero el plan vecina estaba más vivo que nunca. Inconscientemente, baje mis manos y me masturbe.

A la mañana siguiente, ella toco mi puerta.
- Vecino, tengo panqueques. Sí tiene tiempo venga para que desayunemos juntos.

"No puede ser. Voy tare y se me presenta esto. No puedo perder esta chance. Seguramente el profe me acepta un trabajo extra".

Cuando entre a su cuarto, ella estaba vestida solo con una camisa masculina. Había, raros momentos felices en mi vida. Este era uno de ellos. Una mujer muy guapa, mostrándome sus senos en un polo translucido. Y sus piernas contorneadas dándome una invitación para hacer el amor.
- Es increíble cómo una panqueques sin sabor pueden ser tan deliciosas - dije esto acordándome de que es bueno romper el hielo con sarcasmo.
- Haber señor. Es solo hecharle jarabe y listo - quede como un tonto ante su respuesta.
- Lo siento no queria.
- Haber mi niño. Puedo ser tu madre. Aunque no lo parezca tengo más años de lo que piensas. Sé muy bien que ahora debes estar pensando que te provoco para que tengamos sexo.
- No. Bueno sí. Pero.
- ¡Escucha! He notado tu presencia desde el primer día. Sé que has escuchado todo lo que pasaba aquí. De cualquier forma, has sido tímido, a veces seductor y otras torpe. Osea es palpable que te falta experiencia.
- Debo retirarme.
- Antes que lo hagas toma esto - dijo cogiendo una hoja de un libro y entregándomela.
- ¿Cómo obtuviste esto? - dije temeroso, ya que era una hoja del plan vecina.
- Mi hermano la encontró en el pasillo. De cualquier forma. Sé que quieres algo conmigo, pero no te atreves a pedirlo. Ya fuiste desenmascarado y aun así no das el próximo paso.
- Estoy quedando muy mal, pero no es que no quiera es que realmente me trabo.
- Hagamos algo. Ve a donde tengas que ir y en la noche te enseño que debes hacer con una mujer.

continuará...

 

Esta muy interesante cofra, y tener una vecina que te enseñe los placeres de la vida sin complicaciones, mucho mejor

 

Unos niños con uniforme jugaban con agua en la calle. Las gotas salpicando por todos lados, me hicieron recordar que no me había bañado hace dos días.

"No puedo ir a su casa apestando. Tampoco puedo llegar y bañarme primero, seria una muestra de debilidad".

En el camino a casa me acorde de un viejo amigo. Le fui a visitar. Mi intención era pedirle su regadera prestada, habría que mentirle, decirle que se quemo mi ducha. Pero cuando entre a sus casa estaba con su novia y unos amigos. Me sirvieron agua con limón. Comí algunos bocaditos y con astucia me fui al baño. No podía bañarme, pero sí lavarme. Cogí una toalla aleatoria, la moje y enjabone. Me lave en seco las partes que creí mas importantes: mi pene, la ingle, mi trasero, los pies, las axilas, la cara y el cuello.

Poco después regrese a la sala, vi que se estaban tomando fotos. Aparecí en algunas. Cuando terminaron me despedí. Mi amigo me acompaño a la puerta. Seguía mi camino y me encontré con una vieja amiga. Me sorprendió verla en Lima. Ella estaba yendo a la casa de la que había acabado de salir. La vi espléndida. Aun sentía que me quería. Nunca le había dicho que me gustaba, pero si le había cogido la mano y besado los labios por algunos segundos. Ella nunca me busco, tampoco hice nada para encontrarla. Y las cosas quedaron así. Sin respuestas, sin títulos y sin conversaciones. Era extraño, pues otrora conversábamos por horas, éramos casi inseparables.

Retome el foco de mi misión y llegue a la casa. Sudaba y mis ganas de entrar al baño se acentuaban. Respire profundamente varias veces. Toque la puerta y no escuche respuesta. Volví a tocar. Dije que esperaría un par de minutos, pero me quede pegado por media hora. Finalmente, entendí que me habían plantado de una no cita. Triste y sin ánimos de nada me fui a mi cuarto. En eso escuche unos pasos y mi puerta sonó.
No quería abrir, sabia que era ella, pero la curiosidad me hizo levantarme y abrirle.
- He estado en mi casa meditando. Escuche qué tocaste, pero quería probar que harías ante una negativa - su aliento alcohólico delataba a un vino añejado.
- ¿Me tuviste media hora o sabe Dios cuanto solo para probarme?
- A las mujeres no nos gustan los hombres que no actúan. Mi hermano me leyó varias veces tus apuntes. En ellos pareces ser un hombre decidido, de acción, un James Bond, pero en la practica no eres así.
- ¿Querías que rompa la puerta? - estaba molesto y engrose la voz.
- Solo quería que toques con firmeza, esperes unos minutos y te largues a continuar con tu rutina. Eso es lo que hace un hombre de alto valor. Un niño, sin embargo, busca la aceptación del otro y no piense en si primero.

"Me ha desarmado y desenmascarado. Ahora tiene claro que estaba interpretando lo aprendido y que mi personalidad no es así".

- Quitate la ropa y conversemos.
- ¿Que?
- La timidez es un estado, un estilo de vida. Pero se puede cambiar eso con practica y confianza. No es malo que seas tímido, pero si es malo que eso no te deje llegar a tus metas. Estarás desnudo frente a una ciega, eso no debe ser problema. Solo te ayudara a que pierdas un poco la vergüenza y se te haga común estar sin ropa ante una mujer.

No dude en sus palabras, pero sí en su método. Respire y me desvestí. La humedad de la ciudad entraba por mis poros, quería abrigarme, pero no lo hice.

- Tengo la enfermedad de Usher. Es más que probable que pierda la audición también. Por eso es que bebo, que vivo con intensidad. Y me jode que tú, teniendo todo lo eches a perder por miedos infantiles.
- ¡Pero, tú me dijiste que volverías a mirar!
- Hago un tratamiento para evitar la sordera lo máximo posible. Pero, nunca más he de mirar el sol brillando - decía esto y al mismo tiempo se despojaba de su blusa y de su sostén.
- Lo siento mucho. Si hay algo que pueda hacer por ti, házmelo saber.

Estaba acongojado. Me dolió mucho escuchar sus palabras. No solo las que me decían mis verdades si no las que esclarecían el futuro de ella. Cerré los ojos y respire. En ese instante sentí que su mano fría estaba en mi pene. Me pregunté, confundido, si eso era todo, sí la tenia lista para ir a la cama.
- Mira, cuando hablamos de temas aleatorios, te concentras bien. Llegas a tal punto de ni siquiera tener una erección.
- Eh - no sabia que responder, me había sorprendido.
- Es exactamente lo que tienes que hacer. Puedes tener a una mujer muy bella a tu lado, con un escote que muestre sus protuberantes senos, o una falda corta que muestra sus tonificadas piernas, lo que importa es que mantengas el foco en lo que estas haciendo. Si están conversando, no te desvíes. Si la has escogido para esa noche, no voltees a ver a otras mujeres. Todo es un proceso. Es como cuando cortas cebolla, en algún momento el cuchillo llegara al corazón y veras todo por completo.
- Esa metáfora no quedo muy bien, pero sí entiendo el contexto.
- Admito que la cebolla fue horrible, pero lo que importa es que disfrutes del proceso y sepas valorar cada etapa. No vayas directo pensando en encamarte. Esa ansiedad de sexo hace con que actúes torpemente. Y eso no es atractivo.
- Entiendo bien, pero es muy difícil controlarse.
- Lo sé. Desde que te hice dar cuenta de la no erección, tu pene se endureció y ahora no para de gotear.
- Lo siento, pero es inevitable.
- Te equivocas, eso con el tiempo podrás controlarlo hasta cierto punto. Tampoco es que quiero que seas un monje budista que controle al milímetro sus instintos. Pero, si debes saber cuándo es el momento de estar duro y cuándo estar en modo natural - dicho esto soltó mi pene y se vistió.
- ¿Ya te vas?
- Piensa en lo que hablamos. Y por cierto, mejora tu postura. Le pregunte a mi hermano como caminas y me dijo que miras al suelo. Qué tienes los hombros caídos. Eso no es atractivo y denota poco autoestima. Lo que escribiste en ese papel es muy cierto, pero tienes que creértela. Tienes que hacer con que eso se vuelva natural y no solo una actuación de momentos. Una mujer no quiere dormir con un adonis y despertar con un depresivo.

"Me ha agarrado el pene con la mayor naturalidad de este mundo. Sin lugar a dudas ella parece de otro planeta".

Los días siguientes salí a correr. Me miraba en el espejo y repetía que era atractivo y que daba para más. Subsane el curso que casi desaprobé. Y empece a hablarle a todas mis compañeras. Eran pocas, pero igual intentaba que se vuelva normal tener una conversación con una mujer. Al principio fue difícil, tuve erecciones en momentos inapropiados. Pero, con el pasar de los días las cosas se empezaron a naturalizar. Practique mejorar mi voz, mejorar mi pronunciación. Sentí un cambio interno. Una semana después, llegue a casa y busque a mi vecina.
- Hola. Quería saber si puedes o tienes tiempo para conversar.
- Haré como si no hubiera escuchado eso. Cerrare la puerta y tocaras nuevamente y empezaremos de cero - y cerro la puerta sin más ni menos.
- Hola - toque con más fuerza y mejore mi postura.
- Hola vecino.
- ¿Tiene usted tiempo para conversar?
- Nuevamente estas equivocado. ¿No te das cuentas?
- La verdad que no. No entiendo qué estoy haciendo mal.
- Hombres normales piden las cosas o preguntan. Uno que quiere diferenciarse de la manada, no pide ni pregunta. Solo informa y convida. Por ejemplo dice: Hola vecina. Tengo libre a las ocho y si quiere conversar y tomar un café la espero en mi cuarto.
- Entiendo. Así me doy valor y al mismo tiempo le doy libertad para elija.
- Bingo. Te ganaste una mamada - bajo sus manos y riendo me agarro el pene.

Intente no tener una erección, pero fue inevitable.

- Aún debes controlar eso. No te he mostrado un centímetro de piel y ya estas acabando.
- Cuando alguien te gusta, creo que es más difícil.
- Dentro de todo, eres un romántico. Pero, calma. Con el tiempo acabaremos acostándonos.
- Te tomare la palabra.
- Claro que sí. Pero no quiero hacerlo con un niño, si no con un hombre.

continuará...

 

Que buen relato carajos que debe continuar

 

Excelente clase de la dama protagonista de su relato. Vale mucho más que un mero polvo. Aproveche cofra.
Saludos

 

Entretenido relato cofra

 

Los últimos días habían sido más agitados que de costumbre. Con las notas de la universidad en el aire, finalmente pude descansar. Por una parte, solo quería dormir y leer todo el día. Por otro lado, quería tener sexo con varias mujeres. Como mi vecina es una amante de las libertades individuales, del vivir al limite, antes que si quiera piense en dormir, ella me llama para hacer varias actividades. Salíamos a correr por las mañanas, aprovechamos el sol tibio del invierno y la arena blanda de las playas. A veces nos quedamos a meditar y conversar por horas. Hablamos de todo, menos de sexo. Hemos creado una conexión.

Un día en playa, después de haber recorrido nuestros siete kilómetros diarios. Ella me dijo:
- Algún día nos pondremos traje de gala y iremos a un bar italiano de los años 30. Tomaremos vino y bailaremos canciones casi extintas.
- Y podemos comer pan con azeite.
- Te has dado cuenta, que aquí todas las reuniones siempre envuelven a la comida.
- Verdad. ¡Qué loco!
- Pero no solo la comida, si no que el alcohol también es un protagonista. Inclusive le roba el lugar a Vírgenes y Santos.

Nos reímos sin parar. Cuando las carcajadas sucumbieron y el silencio se apodero del momento. Nos besamos. Fue un cálido intercambio de afecto. Sabia que podría ser una prueba o que simplemente era parte de la rutina. De cualquier forma, el ósculo fue prolongado. Sus manos contorneaban mis mejillas y mi cuello. Sus dedos se deslizaban entre el sudor, dibujando lineas imaginarias que llegaban hasta mi corazón. Me estaba enamorando.
- Vamos a la casa. Quiero que aprendas algo.
- Si claro - atine a responder. Fue un corte rápido, áspero y vil. No quería que ese momento tenga fin.

En la casa, nuestra rutina era bañarnos juntos y caminar desnudos por el cuarto. Según ella, de esa forma me acostumbraría al cuerpo femenino y perdería el miedo de enseñar lo que tenia.
- ¿El tamaño importa?
- Depende para que. Si quieres ser un actor del cine adulto, es fundamental que tengas medidas aventajadas. Si no tienes autoestima y creatividad, el tamaño será como un salvavidas. Ahora sí lo tienes chico, pero eres candente, sabes utilizar otras partes del cuerpo y sobretodo eres un buen explorador, créeme que la balanza se equilibra.
- Pero, menos de diez centímetros debe ser un calvario.
- Siempre y cuando no hagas con que tu pareja llegue al orgasmo. Al final de cuentas, los hombres se acuerdan de las mujeres por sus senos y traseros, nosotras nos acordamos por si nos hicieron ir a las nubes o no.
- Has debido ser sexóloga.
- Lo que quería enseñarte es que no siempre te hagas el interesante.
- ¿Yo interesante?
- Sí. Mira. Bueno en este caso escucha - ambos reímos. Lo más genial de ella es que se burlaba y fortalecía con su condición. - Las mujeres podemos hacer varias cosas al mismo tiempo. No es un don, si no que somos así. Entonces, siempre analizamos con quién hablamos. Por eso en una pelea de pareja, la mujer puede citar cosas del pasado. Hechos que muchas veces ni el hombre se acuerda que pasaron.
- Eso es molesto.
- No importa. Nada se puede hacer contra lo que es. Al punto que quiero llegar, es que si siempre quieres ser atractivo no lo serás. Si una mujer te dice si aun vives con tus papás. ¿Qué es lo primero que responderías?
- Que no. Que vivo solo. Inclusive en una ciudad lejos de ellos.
- Ya vez. Quieres ser interesante, con algo simple. Tu respuesta no es mala, pero no genera interés. Puedes cambiar eso por: Mal te conozco y ya quieres que vivamos juntos.
- Osea debo ser siempre humorado.
- No siempre. Pero al responder así, alivias la tensión. Muestras seguridad. Y creas un misterio por saber cuál es la respuesta.
- Son muchos tips. Al final, cuando las papas queman, me confundo todo y respondo lo que me sale.
- Es por eso, que antes de hablar hay que pensar. Sí te demoras un poco y empiezas a prestar más atención a todo, se volverá automático. Ahora recuéstate que tengo ganas de tomar un vino y chuparte.

"No hemos ni desayunado y ya quiere embriagarse. Espera. ¿Ella quiere chuparme?"

Con un afecto invaluable se arrodillo. Entrelazo sus cabellos húmedos y con leves palmadas de su lengua fue atizando a mi pene. Yo no puse resistencia, pero el verla desnuda estaba dando sus frutos. Con cautela, poco a poco, mi pene fue ganando forma. Cuando finalmente llego a su máximo esplendor, ella se lo llevo al fondo de su garganta. Sus arcadas y masajes en los testículos eran una placer casi divino. Mis venas parecían explotar. Mi cabeza, que antes de veía pequeña y sin gracia, ahora estaba hinchada, mojada y brillante. Cuando menos lo espere, sus dientes me mordisqueaban con suavidad. La presión que hacia era perfecta, no tan fuerte como para herirme, ni tan suave como para no sentirla. Su lengua traviesa, poco a poco llego a mis testículos. Era un deleite ver como mis bolas desaparecían y aparecían. Cuando pensé que ya había agotado todas sus cartas, me sorprendió colocando la punta de su lengua en mi uretra. Sentía com si me colocaran agujas. Era doloroso, pero al mismo tiempo placentero. Cuando casi lo estaba disfrutando, su lengua paso masajear con suavidad mi tronco. Poco a poco el ritmo caía. Su lengua se despego y con una mano se paso mi verga por toda la cara. Luego la beso, la olfateo y la golpeo contra sus cachetes. En instantes, soltó mi falo y comenzó a lamer mi ingle. Su lengua erizaba mis poros. Estaba descubriendo puntos erógenos. Para culminar la obra, nuevamente mi miembro entro en su boca. El vaivén de sus movimiento hizo que expeliera todo lo que había guardado. Sin fuerzas y muy satisfecho dije:
- Gracias por eso.
- Ahora te toca.
Dicho eso se recostó en el filo de la cama. Abrió sus piernas y me invito a chuparle. Era increíble como sabia donde quedaba cada rincón del cuarto. Sin más, me arrodille y con la lengua fui a buscar el punto exacto. Los primeros minutos no hubo ningún tipo de respuesta de su parte.
- Para. Piensa en lo siguiente. Para que una mujer tenga un orgasmo debe llegar a un determinado punto. Muchas veces sucede que el hombre esta penetrando y el tanque se vacía y la mujer ni ha despegado. Pero, para eso tienes otras armas: la boca y los dedos. Debes comenzar a lamer y chupar suavemente, siente el olor, siente las texturas. Escucha las vibraciones. Cuando veas que las piernas se abren o cierran es hora de aumentar la intensidad. Al primer signo de un fluido saliendo, es hora de introducir con mucha cautela un dedo. Recuerda, el dedo debe ser curvo.
- Entendido.
- No te olvides de nunca parar el oral. Busca una postura que no te canse el cuello, pues hay mujeres que pueden demorar en llegar.
- Entonces, manos a la masa. Mejor dicho boca y dedos a la vagina.
- Cállate tonto.
Retome mi tarea, tal cual fue enseñado. El olor de una vagina limpia realmente es embriagante. Mi lengua poco a poco fue encontrando el ángulo y cuando sentí que ella vibraba mantuve la dirección. No apunte a ningún otro lugar. Aumente la intensidad y poco a poco un fluido escurrió. Metí mi dedo muy delicadamente. Aunque sus movimientos eran bruscos, fui cuidadoso. Al tener todo el dedo introducido, agite mi lengua. Por instinto, succionaba su clítoris cada cierto tiempo. Sus manos jalaban mis cabellos. Mi cuello estaba adolorido, pero sabia que estaba cerca de llegar. Así que gire mi mandíbula y continue lamiendo y girando mis dedos. Cuando casi me daba por vencido, sus piernas se cerraron y ella gimió alto.

"¡Victoria!"

Continuará...

 

Buen relato, espero que hayan muchas partes más

 

Y luego que más paso tmr que sr relato

 

Verla descansar en su cama superó mis expectativas. Como tengo el habito de la lectura cogí unos escritos de su mesa. El cuaderno estaba maltratado, tenía algunas hojas picadas y sucias. La letra era tan linda que parecía haber sido impresa. Algunas lineas estaban borradas y otras habían sido manchadas con aceite o agua. Pensé que era un diario, pero era una compilación de pensamientos, dibujos, bocetos y proyectos. Cuando sacie mu curiosidad me levante y prepare café. Ella aun dormía cuando entre al cuarto. Mis movimientos bruscos la despertaron. Su inocencia al despertar me hizo sentir privilegiado. Su tez blanca reflejaba el sol que se colaba por las rendijas de las ventanas. Quería besarle, decirle que estaba sintiendo algo por ella. No lo hice.
- ¿Qué paso? Pareces nervioso.
- No queria despertarte.
- Como tienes la sutileza de un elefante, me ha sido imposible seguir durmiendo - ambos reímos.
- He leído uno de tus cuadernos. Yo también suelo escribir, solo no tengo la elegancia y sensibilidad que desprenden tus escritos.
- Cuando aun veía me encantaba escribir y dibujar - era inevitable que mis ojos se llenen de lágrimas.
- Prepare café y tortillas.

"Una mujer tan bella y buena no merece tener ese castigo".

El día estaba soleado. Por la cantidad de maceteros en las ventanas algunos pajaritos nos bendecían con sus cantos. Ella abrió las ventanas y respiramos el aire salado.
- Es muy linda esta casa.
- Cuando era joven la herede. Nunca me gusto vivir en ella. Solo vengo a veces. Alquilo todos los cuartos y cuando este esta vacío me gusta pasar unas noches aquí.
- Para mí es como el paraíso. Nuestro cuarto en el sótano no tiene luz y es frio.
- Por cierto. Uno de mis, podemos decir amantes, que ya lo conoces. Vendrá hoy en la noche - no pude evitar ponerme celoso.

"Y me lo dices así, tan fríamente, tan en la cara".

Terminamos el café y decidí irme. Cuando estaba lavando los platos recién me di cuenta que todo ese tiempo había estado desnudo. En cuanto ella se bañaba yo me vestí y salí de la casa. Atravesé la calle y me di cuenta que poco o nada se miraba desde allí hacia el cuarto donde habíamos dormido.
Los días siguientes intente ordenarme. Pensé en la universidad, en sí estaba haciendo lo que me gustaba y en como encararía el nuevo ciclo. Planeé como haría para ganar más dinero. Cuando me parecía tener todo en orden, me mire en el espejo. Definitivamente me hacia falta un estilo, un corte de cabello nuevo. Una ropa más al compas con las nuevas formas que estaba aprendiendo. Salí de compras y después de largas caminatas conseguí lo que quería.

"Es increíble como una tijera y unos trapos pueden aumentar el autoestima de una persona".

Por la noche decidí ver un clásico de la pornografía. La película "Sensacional Janine". A lo largo de la trama imaginaba en que mi vecina era Janine. En que en ese momento debía estar chupando el falo de su amante. En como estaría siendo follada. Me excito mucho tanto la película como mis pensamientos paralelos. A pesar de eso no me masturbe. Me abstuve de darme placer.

Algunos días después recién tuve noticias de mi vecina. Me invito en la noche para conversar. Yo pensé en no ir, pues al día siguiente seria mi primer día de clases en el nuevo ciclo.

"Todo el mundo sabe que el primer día no se hace nada. A lo mucho el profesor contara unos chistes y después se ira con las mismas".

En su casa, ella había preparado chocolate caliente y unos mazapanes.
- Fui al doctor y al parecer estoy estable.
- ¡Qué buenas noticias! - le dije agarrándole la mano. Sus manos eran pequeñas, suaves y olían a perfume. Yo estaba acostumbrado a tratar con chicas de mi edad, algunas menores, que hablan con jergas, que se visten como estrellas y que se mueven como si el mundo fuera de ellas. Mi vecina, por otro lado, era elegante, directa, pensante y con una forma especial de ver las cosas. Donde otros mirarían un piedra, ella veía un mundo disecado. Fue extraño pero lindo estar desnudo ante ella y no sentir nada más que amor.
- Bien sabes que por más que nuestra amistad este empezando a ganar matices eróticos, no hay futuros para nosotros.
- Lo sé - respondí con un puntada en el corazón.
- Tu voz cambia cada vez que hablamos de ese tema. Pero quiero que sepas - me dijo agarrando mis mejillas - que en todo lo que pueda te ayudare, pero el día que te diga que debes partir de mi lado, lo hagas sin chistar.
- Yo queria mantener contacto siempre.
- No quiero que me veas en la peor etapa de mi enfermedad. No quiero que estes a mi lado y no podamos conversar o que solo te reconozca por tu olor. Es mejor así. Yo estaré en un casa de reposo y tú estarás conquistando el mundo y buscando a una compañera.

Por primera vez sentí que estaba con una mujer de verdad. Fue en ese momento que toda mi inmadurez, o gran parte de ella, se desvaneció y escurrió por un sumidero.

- Así será.
- Tienes que entender que un habito, solo se vuelve parte de nosotros sí lo realizamos por noventa días.
- ¿Tanto tiempo?
- El cerebro es un músculo ocioso y solo acepta un comando que lo desgaste cuando la insistencia es ardua. Por eso es que mucha gente empieza a ejercitarse, pero luego de unas semanas para y no puedo retomar su rutina. Quiero que te vigiles, que cuides tu postura, que pienses en lo que te dicen y en lo que respondes. Ademas de que he notado que siempre guardas cosas y pienso que cuando explotes puedes decir barbaridades.
- Eso es verdad. Cuando me enojo me enojo. Tengo mi carácter.
- Carácter que debes domar. La intensidad de tu rabia debe transformarse en leña para tus proyectos. Debe arder por tus venas y acercarte a tu horizonte.
- Trabajare en eso. Es complicado. En esos momentos pierdes la noción y no escuchas nada. Y solo te concentras en gritar.
- En una conversación, el que grita ya perdió la razón. Por más que este correcto. A veces no vale tanto lo que dices y sí como lo dices.
- Hay gente con poder que solo sabe hablar con gritos.
- Es correcto y por eso sus funcionarios solo están con allí por el dinero.
- En tus escritos había descripciones de personas.
- Sí. En algunas hojas has debido decir algunos corazones. Pues los ponía por qué me decía que quizás esa persona si valga la pena enamorar. Pero, lo que más importa no es la apariencia y sí la esencia. No el dinero y sí la educación. No la ropa y sí la clase.
- Bellísimas palabras, que algunos deben tomar como tontas.
- No son mías, pero sirven para quien busca ser reconocido o estar en este mundo por lo que es y no por lo que tiene.
- ¿De quién son?
- Coco Chanel - dejo su taza a un lado. - Hazme el amor.

Dicho eso nos recostamos en el sofá. La bese con la mayor ternura que podía. Ella con sus manos masajeaba mi espalda y mi cuello. Sus uñas afiladas dejaban marcas rosas en mi piel. Poco a poco me hinque y empece a aplicar lo aprendido. Estoy seguro que estas vez lo había echo mejor.
- Para y métemela.
La posicione en el sofá, abrí sus piernas y coloque la punta de mi miembro en su vagina. Se me ocurrió contornear sus sexo con mi pene.
- Métela ya.
No le hice y continue dibujando círculos con mi pene. Después de unos segundos visite su clítoris. Sus manos me sujetaron con fuerza. Yo atine a poner mi falo en su vagina, pero lo introduje lo más lento posible. Un liquido viscoso escurrió de su sexo. Así mi pene se resbalo hasta el fondo. Poco a poco fui moviéndome con más y más fuerza. En el ápice de mis embestidas, ella me araño sin medir la intensidad. Le respondí con un beso. Mis piernas se entumecían y antes de no poder controlarlas más quise cambiar de posición. Ella giro y se puso de rodillas encina del sofá. La luz tenue no me dejaba ver bien. Sus nalgas redondas y blancas querían esconder su sexo y ano, pero sus movimientos candentes y sedientos de sexo los descubrían. Era como una invitación a la que no podía resistir. Sin mas, la penetre. Junte sus cabellos y tire de ellos.
- No se te ocurra parar. ¡Sigue!
Cansado y con gotas escurriendo por mi pecho tome un segundo aire y levantando una de mis piernas la embestí con fuerza. Sus nalgas salidas rebotando me parecieron un lienzo neutro.

"Debo ponerle color a esto".

La nalguee sin saber si ella me diría algo. Me acorde que en una ocasión una universitaria se molesto. Según ella eso era cosa de prostitutas. Mi vecina no dijo nada, solo se movió en círculos. Mis dedos marcado me excitaron más. Así que, esta vez sin pena, le deje ambas nalgas rosadas.
- Perrita. Sigue así.
- Avísame cuando estes listo para venirte.
En ese instante me di cuenta que estábamos amándonos sin condón. El solo pensarlo me hizo sentir especial. Era una luz de esperanza de siempre tenerla a i lado. Una muestra de afecto que no se le da a cualquiera. Así que para no desentonar puse mis dos pies encima del sofá y con destreza le introduje lo más que pude mi miembro. El sonido de sus nalgas rebotando con mi ingle era miel para mis oídos.
- Ya estoy casi.
Ella rápidamente se desconecto y hinco. Me ofreció sus senos y a pesar de quería su boca eyacule en sus pechos. Cuando sentí que la ultima gota había salido ella busco con sus manos mi falo y se lo puso en la boca. Su lengua giraba y giraba. Cuando se dio por satisfecha y perdía volumen, puso una mano en el cuerpo de mi pene y con la otra mano, con la palma abierta, giro la cabeza. Qué sensación tan fascinante. Gemí de placer y ella me lamió por ultima vez.
Nos recostamos en la cama.
- ¿Qué fue eso del final?
- Ah nada. Es que siempre he sentido que los hombres no terminan cuando eyaculan. No sé. Me parece que después de eso como que les falta algo más.

Dicho eso nos abrazamos y dormimos profundamente.

continuará...

 

Continúe pronto cofra de puso mejor el relato

 

Era evidente que con todo lo aprendido había cambiado. Ya no era más aquel joven sin rumbo. Ahora tenia claro lo que quería. Mi voz y postura poco a poco adoptaron formas viriles. Las mujeres que antes ni me miraban ahora por lo menos me echaban unos vistazos. Yo no me inmutaba. Necesitaba probar mi valor y por eso solo tenia sexo con quien escogía. Llegue al punto de controlar erecciones y de rechazar mujeres que antes me parecían imposibles. No solo por las palabras que caen las mujeres y si por el conjunto de lo que ven, escuchan y sienten. Tenía claro que perrera sus cinco sentidos hacia con que ellas viajes a playas desconocidas y se regocijen en las orillas. Con mi vecina nos volvimos grandes amigos. Conversábamos bastante. Salíamos a pasear, yo le contaba como la ciudad era ahora y ella con su prodigiosa memoria me decía que había cambiado. Aun estaba enamorado de ella, pero comprendí que no era saludable que seamos pareja. Al fin sentía sintonía con alguien. Pero mi soberbia de la juventud no me hizo dar cuenta de que aun me faltaba mucho por aprender.

"Ahora que me acuesto con quién quiero, ya estoy al nivel de mi vecina".

Una noche, en un discoteca, quede en encontrarme con un amigo. Hace mucho que no sabia de él. Me di cuenta que había aprendido a bailar. Rápidamente se volvió el centro de atenciones. Yo por mi parte solo quería divertirme. El local tenia tres pisos. En el tercero me decían que había musica en vivo. Pero casi siempre estaba vacío. Como mi amigo ya estaba bien acompañando fui a escuchar unos covers. Como aun era temprano había poca gente. La mayoría estaba emparejado. Yo me senté en la primera mesa que vi. Bebí un poco de ron y me quede pensando en varias cosas. Sin darme cuenta un niña comenzó a cantar en francés. Su voz era angelical. Mi mesa estaba muy cerca de ella, así que pude ver con claridad sus gestos y su contorneado cuerpo. Al principio ella no me cautivo. Pero sus agudos y meneos fueron calentando mi corazón. Al final de sus presentación aplaudí y grite a voz en cuello. Cuando guardo su guitarra, la seguí hasta la puerta.
- Pero que bella sorpresa. Una "bijou" escondida en este antro.
- Le agradezco el cumplido.
- Quiero asegurarme un autografo.
- No sé ni cómo hacer eso - dijo en cuanto sus mejillas se acaloraban.
- Pues bueno, acépteme un trago y podemos practicar firmas en servilletas.
- A lo Messi.
- Exactamente - la mire fijamente y aprovechando que un mozo paso pedí dos martinis.

"Por lo que habla y dice, es evidente que ella aún no tiene noción de su talento".

Conversamos un buen rato. El ambiente estaba relajado. Bailamos una que otra vez y todo parecía encaminado.
- Tengo que irme. Mañana tengo otra presentación.
- Yo también trabajare pero como es grato estar contigo, he decidido tomar café cargado mañana temprano.
- Tonto. Es enserio. Mi casa no es lejos.
- Pero que rapida eres. No estamos juntos ni tres horas y ya me invitas a tu casa.
- No - estaba sonrojada y sus dientes mordían sus labios.

Caminamos hasta su casa. Realmente ella vivía cerca. La ciudad por la noche gana otra forma. Es como si por las noches, las calles se agitaran y todo parece pasar más rápido.
- No puedo dejar qué entres.
- Yo tampoco puedo dejar que entres sola.
- Eres muy insistente. Entra pero de puntillas y no respires fuerte.

Por más que intentamos algo de bulla hicimos. Su casa era como un laberinto de cuartos. Al final de un corredor estaba su recamara. Posters de cantantes desconocidos estaban pegados en las paredes. Su cama desordenada y el olor a incienso se mezclaba con nuestro aliento a alcohol. Nos besamos con ferocidad. En segundos ella paso de una francesa recatada a una gueparda hambrienta. Sin darme cuenta ya estábamos desnudos y ella chupando mis testículos. Cuando sentí que estaba bajando la intensidad le di un giro al asunto. La recosté y utilizando lo aprendido lamí, mordí y bese todo su sexo. Su pedido de no hacer bulla al entrar perdió toda clase de sentido. El sonido de la cama moviéndonos y los gemidos altos mataron cualquier tipo de silencio. La penetre todo lo que pude. Ella, como toda joven, aguanto las embestidas pidiendo más y más. Su ano me pareció apetitoso, pero al primer intento de contacto, recibí una negativa. No insistí y continue fornicando su sexo. Ya estaba cerca de eyacular, así que con rapidez y fuerza la puse de rodillas y expelí todos mis fluidos en su boca y cara. Ella tosió bastante y fue corriendo a limpiarse con una toalla. Al regresar me dijo para descansar. Pero algo en ella había cambiado. A la mañana siguiente, toda su inocencia y belleza parecían haber quedado en el recuerdo. De forma frívola y presurosa me saco de su casa.

Le conté todo a mi vecina. No escatime en narrar los detalles.
- No sé por que pero me había olvidado de comentarte algo.
- ¿Que?
- Cómo has estado comiendo barras de proteína y tomando antibióticos para la gripe. Tu semen esta con un sabor muy extraño.
- ¡Nunca me hubiera imaginado que eso era posible!
- Pues sí. Muchos hombres no saben, pero no es solo bañarse si no cuidar lo que uno come o bebe. La otra vez que hicimos el amor y después que eyaculaste y lamí tu pene, sentí un sabor desagradable. No dije nada para no matar el momento, pero sí lo iba a comentar.
- ¡Qué rayos!
- Tranquilo. Como todo en esta vida, tiene solución. Bebe bastante agua y come bastante piña. La piña ayuda con que el semen pierda el olor intenso y se endulce su sabor.
- Lo hace tal cual me dijiste.
- ¡En un par de días cuándo me des cariño quiero sentir ese dulzor!

"Las palabras de mi ciega tomaron sentido al fin: uno nace burro, estudio y estudia, pero al final muere burro".

continuará...

 

Great story , gracias por compartir

 

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Proecho con la francesa....