La prostitución en la India El Sexo y el sari Kiran Desai, una renombra escritora de la India, nos relata su viaje el pueblo de Andra, donde, generación tras generación, las mujeres se han dedicado a la prostitución. En marzo pasado viajé a la costa del estado de Andhra Pradesh, en el delta del río Godavari. Pasando por la calle principal de uno de los pueblos en el camino, observé la gran cantidad de camas y colchones en ambas orillas de la calles. Había todo tipo de camas y colchones, amén de todos los negocios relacionados con estos productos. Fuera de ese detalle, este pueblo podía ser cualquier otro pueblo de la India, con sus típicas tiendas de abarrotes, vacas, niños y mujeres, bicicletas y rickshaws que se dirigían al mercado local, a la orilla del río. El paso lerdo de un jeep de la Policía completaba el cuadro, Todo parecía tan normal, pero luego me explicaron que la realidad era totalmente diferente. Las mujeres que enviaban a sus hijos a la escuela eran prostitutas y sus hijos el producto inesperado de su trabajo y el deseo de sus ocasionales clientes. Los conductores de rickshaws eran los protectores de esas mujeres. Los clientes de las tiendas los maridos temporales de las prostitutas. Los policías estaban atentos en busca de un incauto que solicite los servicios de las mujeres en la vía pública, ya sea por el dinero de la víctima ocasional o un encuentro sexual gratuito con la trabajadora sexual. La palabra Peddaparum explica la vida en este pueblo, hogar de las Kalavanthalu, una sub casta de cortesanas y bailarinas de los templos, famosas desde tiempos inmemoriales por su elegancia y belleza. En el pasado las Kalavanthalu fueron protegidas de la realeza, la clase sacerdotal y terratenientes. Su estatus presente es el resultado del cambio de las costumbres desde la colonización británica hasta la actualidad. Aún así los servicios de la Kalavanthalu son muy apreciados y generosamente pagados, dependiendo de la belleza y educación de la muchacha. Ellas han sobrevivido al cambio de costumbres y se han adaptado al gusto y preferencias de los clientes. De repente, na señora madame de un burdel me advierte: Esos policías te están mirando porque piensan que eres una chica nueva y usas lápiz de labios. La tierra del pueblo de Andhra es roja, los largos mostachos son prueba de virilidad entre sus hombres y sus pickles y pimientos los más famosos a nivel del estado de Andhra Pradesh. Sus mujeres dicen que su pueblo tiene algo aún más que ofrecen y se ríen de ello. - Es el pimiento, dice una mujer. - No, es la música, responde otra. - ¿A quién le gusta el sexo, chicas?, interrumpe una tercera. - ¡ A ella, a ella!, y todas señalan a otra mujer con cara de asustada - ¿Quién dijo eso?, no, no me gusta si me gusta, lo admito, responde la mujer. La franqueza de esta conversación no debe sorprendernos. El estado de Andhra Pradesh encabeza las estadísticas de compañeros sexuales por habitante: 24% de los hombres y 9% de las mujeres tienen una vida sexual plena fuera de las restricciones propias del matrimonio. El promedio nacional es de 10% de la población masculina y 2 % de la femenina. La liberalidad de las costumbres en Andhra Pradesh no debe hacernos pensar en los lugares típicos de la prostitución en las grandes ciudades. En Pedapparum las mujeres visten de manera conservadora, no usan maquillaje pero si abundantes pendientes, collares y aretes al modo tradicional. Peddaparum existe para brindar satisfacción al típico cliente de clase media de la India. - Somos famosas por ser descendientes de cortesanas y de la realeza, por eso tenemos la gracia y la desenvoltura que nos distinguen, declaran orgullosas las Kalavanthalu. - ¿No tienen algún tipo de secreto? - No, sin trucos ni secretos. Lo nuestro son las buenas maneras. Tratamos a un hombre como un rey. Cocinamos para él, le bañamos, le damos masajes con aceite, le servimos Whisky McDougal, etc. Le damos todo lo que pida y, cuando tiene que irse, le pedimos que no se vaya, que no nos abandone. Los mimamos para que vuelvan lo antes posible. La organización y ornato del burdel son el espejo de la imagen que dan las Kalavanthalu. Sus habitaciones tienen las comodidades del típico hogar de clase media en la India. Lo único diferente son las cortinas que cubren las ventanas de hierro y dan privacidad a las pensionistas del local. El burdel en sí mismo es una gran casa atendida por una matrona o regenta muy digna y seria. - No nos llame trabajadoras sexuales, no mencione la palabra prostitución. Nuestros padres decidieron esta vida para nosotras, así como hay personas destinadas al matrimonio o un oficio, me advierte la matrona. - En el pueblo hay un templo dedicado a la diosa Godavari, a la orilla del mar. Cada año celebramos un ritual en el que una de nosotros se casa con el dios Shiva. Esa noche la elegida pasa la noche con el dios en el templo Tras explicarle que visito el pueblo en misión oficial, a fin de informar a las trabajadoras sexuales sobre la prevención del HIV, la matrona sigue contándome sobre la vida de la Kalavanthalu. - La chica elegida para el ritual recibe entre dos a tres acres de tierra del municipio. Se busca prioritariamente una chica muy bella pero pobre, por quién paguen un buen precio y su familia se beneficie. La ceremonia tiene lugar cada 11 de diciembre y se realiza con todo el boato de un matrimonio real, pagado por toda la comunidad Kalavanthalu. Supe que pagaran hasta US$ 12,500 dólares por una chica. La primera noche la pasó en el templo y la segunda con el hombre que pago por ella. - Durante el festival las chicas bailan en el templo para promocionarse. En el pasado utilizábamos hojas de betal para hacer las transacciones, ahora intercambiamos números telefónicos.
La prostitución en la India El Sexo y el sari Kiran Desai, una renombra escritora de la India, nos relata su viaje el pueblo de Andra, donde, generación tras generación, las mujeres se han dedicado a la prostitución. En marzo pasado viajé a la costa del estado de Andhra Pradesh, en el delta del río Godavari. Pasando por la calle principal de uno de los pueblos en el camino, observé la gran cantidad de camas y colchones en ambas orillas de la calles. Había todo tipo de camas y colchones, amén de todos los negocios relacionados con estos productos. Fuera de ese detalle, este pueblo podía ser cualquier otro pueblo de la India, con sus típicas tiendas de abarrotes, vacas, niños y mujeres, bicicletas y rickshaws que se dirigían al mercado local, a la orilla del río. El paso lerdo de un jeep de la Policía completaba el cuadro, Todo parecía tan normal, pero luego me explicaron que la realidad era totalmente diferente. Las mujeres que enviaban a sus hijos a la escuela eran prostitutas y sus hijos el producto inesperado de su trabajo y el deseo de sus ocasionales clientes. Los conductores de rickshaws eran los protectores de esas mujeres. Los clientes de las tiendas los maridos temporales de las prostitutas. Los policías estaban atentos en busca de un incauto que solicite los servicios de las mujeres en la vía pública, ya sea por el dinero de la víctima ocasional o un encuentro sexual gratuito con la trabajadora sexual. La palabra Peddaparum explica la vida en este pueblo, hogar de las Kalavanthalu, una sub casta de cortesanas y bailarinas de los templos, famosas desde tiempos inmemoriales por su elegancia y belleza. En el pasado las Kalavanthalu fueron protegidas de la realeza, la clase sacerdotal y terratenientes. Su estatus presente es el resultado del cambio de las costumbres desde la colonización británica hasta la actualidad. Aún así los servicios de la Kalavanthalu son muy apreciados y generosamente pagados, dependiendo de la belleza y educación de la muchacha. Ellas han sobrevivido al cambio de costumbres y se han adaptado al gusto y preferencias de los clientes. De repente, na señora madame de un burdel me advierte: Esos policías te están mirando porque piensan que eres una chica nueva y usas lápiz de labios. La tierra del pueblo de Andhra es roja, los largos mostachos son prueba de virilidad entre sus hombres y sus pickles y pimientos los más famosos a nivel del estado de Andhra Pradesh. Sus mujeres dicen que su pueblo tiene algo aún más que ofrecen y se ríen de ello. - Es el pimiento, dice una mujer. - No, es la música, responde otra. - ¿A quién le gusta el sexo, chicas?, interrumpe una tercera. - ¡ A ella, a ella!, y todas señalan a otra mujer con cara de asustada - ¿Quién dijo eso?, no, no me gusta si me gusta, lo admito, responde la mujer. La franqueza de esta conversación no debe sorprendernos. El estado de Andhra Pradesh encabeza las estadísticas de compañeros sexuales por habitante: 24% de los hombres y 9% de las mujeres tienen una vida sexual plena fuera de las restricciones propias del matrimonio. El promedio nacional es de 10% de la población masculina y 2 % de la femenina. La liberalidad de las costumbres en Andhra Pradesh no debe hacernos pensar en los lugares típicos de la prostitución en las grandes ciudades. En Pedapparum las mujeres visten de manera conservadora, no usan maquillaje pero si abundantes pendientes, collares y aretes al modo tradicional. Peddaparum existe para brindar satisfacción al típico cliente de clase media de la India. - Somos famosas por ser descendientes de cortesanas y de la realeza, por eso tenemos la gracia y la desenvoltura que nos distinguen, declaran orgullosas las Kalavanthalu. - ¿No tienen algún tipo de secreto? - No, sin trucos ni secretos. Lo nuestro son las buenas maneras. Tratamos a un hombre como un rey. Cocinamos para él, le bañamos, le damos masajes con aceite, le servimos Whisky McDougal, etc. Le damos todo lo que pida y, cuando tiene que irse, le pedimos que no se vaya, que no nos abandone. Los mimamos para que vuelvan lo antes posible. La organización y ornato del burdel son el espejo de la imagen que dan las Kalavanthalu. Sus habitaciones tienen las comodidades del típico hogar de clase media en la India. Lo único diferente son las cortinas que cubren las ventanas de hierro y dan privacidad a las pensionistas del local. El burdel en sí mismo es una gran casa atendida por una matrona o regenta muy digna y seria. - No nos llame trabajadoras sexuales, no mencione la palabra prostitución. Nuestros padres decidieron esta vida para nosotras, así como hay personas destinadas al matrimonio o un oficio, me advierte la matrona. - En el pueblo hay un templo dedicado a la diosa Godavari, a la orilla del mar. Cada año celebramos un ritual en el que una de nosotros se casa con el dios Shiva. Esa noche la elegida pasa la noche con el dios en el templo Tras explicarle que visito el pueblo en misión oficial, a fin de informar a las trabajadoras sexuales sobre la prevención del HIV, la matrona sigue contándome sobre la vida de la Kalavanthalu. - La chica elegida para el ritual recibe entre dos a tres acres de tierra del municipio. Se busca prioritariamente una chica muy bella pero pobre, por quién paguen un buen precio y su familia se beneficie. La ceremonia tiene lugar cada 11 de diciembre y se realiza con todo el boato de un matrimonio real, pagado por toda la comunidad Kalavanthalu. Supe que pagaran hasta US$ 12,500 dólares por una chica. La primera noche la pasó en el templo y la segunda con el hombre que pago por ella. - Durante el festival las chicas bailan en el templo para promocionarse. En el pasado utilizábamos hojas de betal para hacer las transacciones, ahora intercambiamos números telefónicos.
Familia, amor, matrimonio y sexo Las Kalavanthalu hablan con serenidad y dulzura acerca de su oficio. Muchos clientes pasan largas temporadas con ellas y se convierten en sus maridos temporales, a quienes dedican todo su tiempo y atención. Este sistema les ha asegurado la fidelidad de la clientela, una excepción en un negocio marcado por los celos y las traiciones. La mayoría de las Kalavanthalus se han independizado de la tutela del templo, pero mantienen un vínculo simbólico con sus tradiciones. Muchas de ellas están casadas con sus tíos y no, como en el pasado, con los bananeros y los dioses. - Si, el tío es quien da el mangalsutra, me dice una de las muchachas. El mangalsutra (collar equivalente al anillo de matrimonio en Occidente) es un tema de discusión recurrente entre las Kalavanthalus. Pienso que discuten sobre el tema y utilizan el mangalsutra para sentir que tienen ordinarias. Lo cierto es que saben que su vida ha sido decidida por su familia. El tío novio entrega los anillos a su sobrina esposa. La ceremonia matrimonial se diferencia de las bodas ordinarias porque los contrayentes no entrecruzan sus pies, no se echa arroz ni flores por la felicidad de la pareja y no se hace la reverencia a la estrella Arundthati. Las fotos familiares de bodas y otros eventos familiares son muy importantes para las Kalavanthalus, pues son el recuerdo del destino que no tuvieron y la alegría de saber que, gracias a ellas, una pariente alcanzó la felicidad que ellas no pudieron tener. Las Kalanvanthalus relatan con orgullo el origen mitológico de su linaje: tres bailarinas celestiales que intentaron distraer la atención del sabio Vishwamitra. El baile sigue siendo una de sus tradiciones, pero convertido ya en una actividad de tipo publicitario. En el pasado tenían la obligación de bailar en el templo cuando empezaban su carrera, ante el Shiva lingam. No obstante algunas viejas Kalavanthalus sienten que sus vidas han sido desperdiciadas. Una de ellas recuerda a su madre, a quién su familia le dio a escoger el matrimonio con un desconocido o el negocio a los 14 años. Su madre se casó pero su matrimonio fue un fracaso y tuvo que entrar al negocio. Cuando ella llegó a la pubertad, su madre decidió que su destino sería el negocio, la sexta generación de las mujeres de su familia en él. Una Kalavanthalu retirada me dice con orgullo: - Mi tatarabuela fue dasi (cortesana) del rey. Aún vivo en su casa, construida en una colina, de paredes blancas, donde no llega la tierra. Se respira paz mi casa. En Peddapuram hay muchas mujeres orgullosas como yo. El lado oscuro del pueblo Sin embargo no todas las prostitutas del pueblo son Kalavanthalu. En una barriada en las afueras Laxmi vive sola, en medio de un basural. Ella no es del pueblo, sino de la cercana ciudad de Kakinada. Su madre era sirvienta, su padre conducía un rickshaw. Un día una mujer la convenció de ir a Bombay por un mejor futuro y la vendió a un burdel. Un año después fue liberada por la Policía y regresó a su pueblo. Sus padres no la aceptaron en casa y se estableció en Peddapuram. Laxmi me cuenta que en el burdel las Kalavanthalu le aplican la ley del hielo y sólo sale del burdel en un coche cubierto, para que nadie la vea. La madre de su mejor amiga, Sridevi, cobra la mitad de las ganancias de Laxmi. Sridevi también ejerce el oficio y no siente resentimiento contra su madre. Sridevi y Laxmi se han convertido al cristianismo. - ¿Van a la iglesia?, les pregunto. - ¿Cómo podríamos ir a la iglesia? ¡Somos prostitutas!, responden las chicas. Extracto del libro Aids Sutra: historias desconocidas de la India. Vintage Books. £8.99. Available from TimesBooksFirst for £8.54, free p&p. 0870 1608080; timesonline.co.uk/booksfirst Fuente: The Sunday Times (UK) Fecha: 08 de septiembre de 2008
Familia, amor, matrimonio y sexo Las Kalavanthalu hablan con serenidad y dulzura acerca de su oficio. Muchos clientes pasan largas temporadas con ellas y se convierten en sus maridos temporales, a quienes dedican todo su tiempo y atención. Este sistema les ha asegurado la fidelidad de la clientela, una excepción en un negocio marcado por los celos y las traiciones. La mayoría de las Kalavanthalus se han independizado de la tutela del templo, pero mantienen un vínculo simbólico con sus tradiciones. Muchas de ellas están casadas con sus tíos y no, como en el pasado, con los bananeros y los dioses. - Si, el tío es quien da el mangalsutra, me dice una de las muchachas. El mangalsutra (collar equivalente al anillo de matrimonio en Occidente) es un tema de discusión recurrente entre las Kalavanthalus. Pienso que discuten sobre el tema y utilizan el mangalsutra para sentir que tienen ordinarias. Lo cierto es que saben que su vida ha sido decidida por su familia. El tío novio entrega los anillos a su sobrina esposa. La ceremonia matrimonial se diferencia de las bodas ordinarias porque los contrayentes no entrecruzan sus pies, no se echa arroz ni flores por la felicidad de la pareja y no se hace la reverencia a la estrella Arundthati. Las fotos familiares de bodas y otros eventos familiares son muy importantes para las Kalavanthalus, pues son el recuerdo del destino que no tuvieron y la alegría de saber que, gracias a ellas, una pariente alcanzó la felicidad que ellas no pudieron tener. Las Kalanvanthalus relatan con orgullo el origen mitológico de su linaje: tres bailarinas celestiales que intentaron distraer la atención del sabio Vishwamitra. El baile sigue siendo una de sus tradiciones, pero convertido ya en una actividad de tipo publicitario. En el pasado tenían la obligación de bailar en el templo cuando empezaban su carrera, ante el Shiva lingam. No obstante algunas viejas Kalavanthalus sienten que sus vidas han sido desperdiciadas. Una de ellas recuerda a su madre, a quién su familia le dio a escoger el matrimonio con un desconocido o el negocio a los 14 años. Su madre se casó pero su matrimonio fue un fracaso y tuvo que entrar al negocio. Cuando ella llegó a la pubertad, su madre decidió que su destino sería el negocio, la sexta generación de las mujeres de su familia en él. Una Kalavanthalu retirada me dice con orgullo: - Mi tatarabuela fue dasi (cortesana) del rey. Aún vivo en su casa, construida en una colina, de paredes blancas, donde no llega la tierra. Se respira paz mi casa. En Peddapuram hay muchas mujeres orgullosas como yo. El lado oscuro del pueblo Sin embargo no todas las prostitutas del pueblo son Kalavanthalu. En una barriada en las afueras Laxmi vive sola, en medio de un basural. Ella no es del pueblo, sino de la cercana ciudad de Kakinada. Su madre era sirvienta, su padre conducía un rickshaw. Un día una mujer la convenció de ir a Bombay por un mejor futuro y la vendió a un burdel. Un año después fue liberada por la Policía y regresó a su pueblo. Sus padres no la aceptaron en casa y se estableció en Peddapuram. Laxmi me cuenta que en el burdel las Kalavanthalu le aplican la ley del hielo y sólo sale del burdel en un coche cubierto, para que nadie la vea. La madre de su mejor amiga, Sridevi, cobra la mitad de las ganancias de Laxmi. Sridevi también ejerce el oficio y no siente resentimiento contra su madre. Sridevi y Laxmi se han convertido al cristianismo. - ¿Van a la iglesia?, les pregunto. - ¿Cómo podríamos ir a la iglesia? ¡Somos prostitutas!, responden las chicas. Extracto del libro Aids Sutra: historias desconocidas de la India. Vintage Books. £8.99. Available from TimesBooksFirst for £8.54, free p&p. 0870 1608080; timesonline.co.uk/booksfirst Fuente: The Sunday Times (UK) Fecha: 08 de septiembre de 2008
este post como que no deberia estar en esta seccion. Quisas adulto contemporaneo. Es como para pensar por que la india tiene una de las mayores poblaciones con VIH Saludos
este post como que no deberia estar en esta seccion. Quisas adulto contemporaneo. Es como para pensar por que la india tiene una de las mayores poblaciones con VIH Saludos