La gerente y yo

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LA GERENTE Y YOPor esper_cl, [email protected]


Como conocí a una mujer alta, fuerte e inteligente que vino a cambiar mi vidaLa historia que voy a contar me sucedió cuando tenía 26 años y me iniciaba en la vida profesional. Me llamo Ariel y mido 1,75. Soy chileno.

Estudié ingeniería mecánica. Con el correr del tiempo me di cuenta que me gustaba mucho la economía y la administración de empresas. Por ello, una vez que me titulé de ingeniero decidí de inmediato hacer un MBA. Postulé a un Banco europeo que tenía sólo una oficina en Chile. Se dedicaba principalmente al financiamiento de grandes proyectos y a la emisión de bonos y acciones. En él trabajaban pocas personas. Sin embargo, según se me explicó los negocios que se hacían eran de envergadura. Una vez que pasé los exámenes sicológicos fui entrevistado por la gerente general, cuyo nombre era Karen. El día que fui citado, llegue puntual a la hora convenida. Me anuncié con la secretaria, ella le paso el llamado a Karen. Esta última dio las indicaciones para que se me hiciera pasar de inmediato. Entro a la oficina y me encuentro con una mujer imponente, que vestía un traje beige de dos piezas y una blusa de seda a tono. Estaba con zapatos con algo de tacos. Calculé que si se los sacaba no mediría menos de 1,80. Se veía robusta y esbelta a la vez. Su pelo era castaño, liso y le llegaba un poco mas arriba de los hombros. Su tez era clara y sus ojos cafés, de mirada muy enérgica y profunda. Aparentaba unos 40 años. Vi joyas de valor en sus manos, aunque no noté argolla de compromiso. Me ofreció la mano para saludarme. La tomé. Aunque suave, la sentí muy grande y gruesa, acorde con su anatomía. Condujo la entrevista. La impresionó favorablemente que tuviera postgrado y que hablara bien el inglés y el alemán, pues gran parte de mi vida de niño y adolescente la pasé con mis padres en Europa. Acordamos mi sueldo y que podía empezar a trabajar el lunes siguiente. Durante la entrevista, por precaución, decidí tratarla de Usted, aunque ella me tuteó en todo momento. Me contó que el banco no sólo atendía Chile sino que todo Sudamérica y que en otros países tenían representaciones que dependían de ella. Me informó que me iba a tocar viajar ocasionalmente. Al despedirnos, de mano como en la llegada, me esbozó una sonrisa cordial y me dijo: Una última cosa, me puedes tutear y llamar Karen. Muy bien Karen, le respondí. Nos vemos el lunes. -xxx-Mi cargo era el de analista de proyectos. Junto a mí trabajaban 4 profesionales en el mismo cargo. Ocupábamos una oficina grande y teníamos privados divididos por separadores. Todos éramos jóvenes y profesionales. El mayor tenía 33 años y reemplazaba a Karen cuando se ausentaba. De los 5, 4 éramos hombres. La única mujer, Ana María, a quienes todos llamábamos Any, tenía 28 años. Con Any rápidamente congeniamos y nos hicimos muy amigos, luego que descubrimos que habíamos estudiado en el mismo colegio y que se acordaba de mi hermana mayor. El banco ocupaba un piso en un edificio muy lujoso, en un sector de oficinas muy exclusivo.Normalmente salía a almorzar junto con Any, a veces en compañía de otros analistas. Ella me contó que llevaba 4 años casada y que estaba a punto de separarse, ya que su matrimonio venía mal desde entonces. Any era muy alta de pelo castaño claro largo y liso, delgada. Vestía habitualmente con traje de dos piezas de pantalones. Una vez le comenté a Any: parece que en este banco la estatura en las mujeres es un punto a favor para contratarlas. En efecto además de Karen y Any, una de les secretarias medía algo así como 1,78. O sea, de las 6 mujeres que trabajaban en el banco, 3 eran mas altas que yo. Así parece dijo Any,, riéndose ¿Cuánto mides? Le pregunté. 1,86, me respondió. Won, le dije, o sea 11 centímetros más que yo. Estábamos de pie esperando el ascensor. Nadie más se veía alrededor. Así es chicoco me dice, Me pone entonces su brazo rodeando mis hombros. Yo la tomo de la cintura, posición natural para ambos dado la diferencia de estatura. Acto seguido me da un beso en la frente y subimos abrazados al ascensor. Me miré el espejo y vi que mi cabeza llegaba a su nariz. Estaba claro en todo caso que nuestra relación iba a ser de una cariñosa amistad, sin que hubiera ni por atisbo, una relación de pareja. Any me contó en algún momento que llevaba trabajando 3 años en el banco y que admiraba a Karen por su inteligencia y habilidad. Espero que algún día la veas negociando, es muy hábil. Toma decisiones muy rápido y con mucha seguridad. Le pregunté si era casada, divorciada o soltera. Es soltera me contó Any. No le conocemos pareja. Nos hemos juntado en casas con parejas y siempre ha llegado sola. Sabemos que es muy deportista. Va mucho al gimnasio y le gusta la natación.Mi relación con los otros profesionales era bastante cordial, aunque no llegamos a entablar una gran amistad. Teníamos la costumbre de salir a comer juntos una vez al mes. Normalmente íbamos los 4 hombres, Any y ocasionalmente nos acompañaba la Gerente. -XXX-Con Karen me tocaba reunirme con frecuencia. Nunca olvidaré cuando le presenté mi primer informe. Me costó tres días de arduo trabajo, sin contar toda la búsqueda de información. Una vez que lo leyó me llamó a su oficina para discutirlo. Fue una reunión muy frustrante pero didáctica a la vez. Destrozó muchos de mis argumentos y me hizo rehacer una gran parte de él. Salí de la oficina muy confundido, sin saber si ella estaría molesta o desilusionada de mí, pero con la aprehensión de esa posibilidad. Ella me miró en un momento aparentemente percatándose de mis sentimientos, pero nada dijo. Al salir Any me vio, captó mi expresión y me dijo: tranquilo compadre, todos hemos pasado lo mismo, te dije que es muy aguda. Si, le dije, pero nunca tanto como me habría imaginado. Lo cierto es que fui aprendiendo mucho. Karen además de mi jefa, fue toda una maestra. Con el tiempo supe que había obtenido un master en finanzas en el London Business School, una de las instituciones más prestigiosas de Europa, en enseñanza de administración.Conforme aprendía mi trabajo fue mejorando, y cada vez mis informes eran aprobados por ellas con menos reparos. Me tocó participar en reuniones con abogados y clasificadoras de riesgo y especialistas técnicos de los proyectos. Me impresionaba como manejaba todos los temas y lideraba las reuniones. Ningún detalle parecía escapársele. Llegué a tenerle mucha admiración y respeto. A pesar de que no soy machista, me costaba admitir que una mujer fuera a la vez tan inteligente, hábil, alta y bella. Además empecé a sentir mucho cariño por ella.

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Un día ella se encontraba en Buenos Aires, viendo un financiamiento de un proyecto de una empresa chilena que había sido analizado por mí. En un momento acude a mi Claudia la secretaria y me dice: Ariel, la jefa te llama y quieres que vayas a hablar a la oficia de ella. Partí rápidamente. Karen me empezó a hacer varias preguntas del proyecto. Por fortuna tenía el proyecto fresco en mi mente y pude responder bien. Bueno, me dijo ella, necesito que te vengas a Buenos Aires rápidamente porque van ahora 200 millones de dólares los que podemos financiar y no los 80 originales. Trae uno de los notebook de la oficina. Entonces le dije, pero Jefa, acuérdate que estoy viendo también la hidroeléctrica del sur. Y no nos podemos atrasar en eso. Lo sé me respondió, tengo muy claros los tiempos. Vente nomás. Acá tendremos algunos tiempos muertos y podremos trabajar en eso también. Ya arreglé que Jorge ( otro analista), te reemplace en la reunión del viernes. La Claudia va a hacer todos los arreglos para tu viaje. Llegué al hotel en Buenos Aires a las 10 de la mañana del día siguiente. Karen había dejado avisado en la recepción que la llamara cuando yo llegara. La llamé a su habitación. Me dijo que dejara mis cosas y nos juntáramos en le restaurante a tomar un café. Cuando nos encontramos, me saludó con un beso cálido en la mejilla. Nos sentamos, pedimos un par de cortados y nos pusimos a trabajar de inmediato, preparando una reunión almuerzo que tendríamos a las 13:30 PM. La reunión fue ardua. Terminó como a las 17 30. Nos tomamos un taxi al hotel, y en el viaje fuimos coordinando acciones, para el día siguiente. El trayecto era largo, pues el cliente era una empresa que quedaba en las afueras de Buenos Aires. Una vez que amainaron los temas de trabajo me comentó que uno de los ejecutivos de la empresa la había invitado a cenar. Le pregunté si iba a ir.No, me dijo riendo. La vez pasada me invitó a cenar y fui, y el muy fresco que es casado quería otra cosa conmigo. La verdad es que prefiero cenar algo liviano en el hotel. Si no estás ocupado podemos cenar juntos, me dijo. Cuando mencionó lo último, no podía creer mi suerte. La verdad es que tenía pensado juntarme con un amigo que vivía en Buenos Aires para ir a algún show nocturno. Le dije: no tengo nada que hacer, con gusto. Llegamos al hotel y subí a mi cuarto al darme una ducha. Me estaba vistiendo cuando sonó el teléfono. Era Karen. Me dice, pedí la cena para mi cuarto así que vente como a las 20 30. Bien le contesté, allá estaré.

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Llegue al cuarto de ella a la hora convenida. Era una habitación tipo departamento. Entré a una especie de living comedor. En una puerta se divisaba el dormitorio. Ella vestía jeans, una blusa informal pero de marca, y sandalias con unos 5 cm de taco, que era lo que habitualmente usaba. Me sorprendió algo verla en esa facha dado que estaba acostumbrado a su vestimenta de ejecutiva TOP. Nunca la había visto sin mangas, así que me impresionó lo grueso de sus brazos. No se veían del tipo físico culturista, pero eran grandes y bien torneados. Me saludó con otro beso en la mejilla, y desde luego se tuvo que inclinar para dármelo. Adelante, me dijo en un tono amistoso. Comencé diciéndole que sin pretender ser impertinente me gustaría saber algo de la vida personal de ella. Karen : Bueno, en dos sentidos soy la historia de muchas mujeres. La primera es que soy una deportista que optó por su profesión universitaria, y la segunda es que soy una mujer profesional exitosa, que por ello le ha costado encontrar pareja estable. ¿Cuál de las dos te cuento primero? Yo: Vamos en el orden en el que empezaste. La de deportista primero. Karen: Oka. Desde chica me dediqué mucho a la natación, lo que sigue siendo una pasión para mí. Competí mucho y llegué a ser seleccionada a los panamericanos. Fui campeona de Chile un par de veces en estilo mariposa. A los 18 quise entrar a la universidad a estudiar ingeniería comercial, cosa que logré sin problemas. Ya en el primer año me di cuenta que iba a tener que escoger entre seguir entrenando natación o dedicarme a los estudios. Opté por lo segundo, de lo cual no me arrepiento. En todo caso sigo practicando natación y hago mucha gimnasia. En mi departamento en Santiago tengo el segundo piso con máquinas y pesas las que uso siempre. Yo: Ahora entiendo el físico que tienes...Karen: ( en tono cordial con algo de reproche), Mira eh. ¡Así que me has mirado!Yo: (tratando de aguantar el rubor). No se trata de que me dedique a mirarte. Lo que pasa es que viéndote todos los días, hay cosas que uno no deja de notar.Karen: (riendo). Das buenas respuestas, seguras y rápidas. Ya lo había notado, y eso lo encuentro muy positivo. Yo: Gracias. (Me sentí halagado, comprendí que ese comentario involucraba también la parte profesional). Karen: Bueno, en realidad, si sé que tengo un físico algo imponente, y mi metro ochenta y uno influye en eso. Me gustó que me contara su estatura. Siempre tuve la curiosidad por saberla, pero no me habría atrevido a preguntarla como con toda confianza lo hice en su momento con Any. Noté que le gustaba hablar de su físico y ser admirada. Karen: ¿Y tú? ¿Haces deporte?Yo: bueno, algo. Voy al gimnasio dos veces por semana. Troto, hago algo de pesas y juego fútbol los fines de semana. Karen: mmmmm. Veamos tu musculatura. Acto seguido me toma mi bíceps derecho y me pide que lo doble y haga fuerza. Le obedecí. Sentí un inicio de erección. Ese momento ya habíamos terminado de cenar, la mesa estaba desocupada y estábamos conversando el uno frente al otro. Luego pone su antebrazo levantado con el codo apoyado sobre la mesa. Karen: No está mal. A ver toma mi mano y haz fuerza. Estaba claro que íbamos a hacer vencidas. Puse mi antebrazo en la misma posición y tomé su mano. No era nuevo para mí que era una mano grande y fuerte. Comencé a presionar. El brazo de ella no se movía. Incrementé mi fuerza y no lograba moverlo. La miraba y la veía sonreír, sin estar haciendo un gran esfuerzo. Cuando yo estaba haciendo el máximo esfuerzo, ella comienza a presionar y contra mi voluntad el dorso de mi mano tocó la mesa en cosa de un par de segundos. Yo: Tienes mucha fuerza, me impresionaste una vez más. Karen: Te voy a impresionar más aún ¿Cuánto pesas? Yo: Unos 75 kilos. Karen se puso sobre la alfombra en posición horizontal, puso sus brazos estirados, sus piernas juntas, de modo que sólo sus manos y pies tocaban el suelo. Me pidió que me subiera arriba de ella en la misma posición, cosa que hice. Comenzó a hacer flexiones de brazos conmigo encima. Sentí su cuerpo y su olor personal con mezcla de perfume, el que se ponía intenso al hacer más flexiones. Sentí una enorme excitación. Me recordé en ese momento que era mi jefa, cosa que me asustó. Me gustaba mi lugar de trabajo y no quería arriesgar perderlo. Ya había hecho unas 10 flexiones, y estaba claro que podía hacer muchas más. La interrumpí entonces:Yo: Karen, ¡detente por favor! Ya me había bajado de ella. Se pone de pié asombrada.Karen: ¿Qué pasa?Yo: perdona. Voy a ser franco contigo. Me he excitado mucho y me atraes mucho. Y no puedo dejar de pensar que eres mi jefa y que tenemos una relación de trabajo de por medio. Karen: ¿tienes alguna novia a al que no deseas ser infiel? Yo: Nooooo. No la tengo y no se trata de eso, es que ...Karen: (interrumpiéndome) Espera, Ariel. El trabajo nada tiene que hacer acá. Algo me conoces y sabes que soy una persona que sé lo que hace. Estamos pasando un momento agradable. Ya está claro que soy mucho más fuerte que tú y te podría obligar a quedarte por la fuerza. También te podría forzar por la vía de la seducción, porque ya me había dado cuenta que te atraigo. Pero prefiero que decidas tu mismo. Escoge: te vas ahora mismo, o te quedas conmigo. Recordé en ese instante lo que me había dicho hace unos momentos de mis respuestas rápidas y certeras. Me di cuenta que fue de ella de quien había aprendido a tomar rápidas decisiones. Yo: (mirándola). Bien, me quedo. Karen: Así me gusta chiquito. Ven con mami. No creerás que no me iba a dar cuenta que te excitaría que estuvieras encima de mí mientras hacía flexiones. Me acerqué a ella. La tomé de la cintura. Ella me tomó de los hombros. Nos abrazamos con fuerza. Le besé su cuello el que era espigado y fuerte. Estaba con sandalias nuevamente, y además sin zapatos me superaba e 6 cm en estatura, por lo que tuve que levantar mi cabeza y ella tuvo inclinarse. Luego nos besamos largamente en los labios dejando que nuestras lenguas jugaran. Estaba muy excitado y mi erección era incontenible. Yo: eres muy alta. Nunca había besado mirando hacia arriba. Bajó sus brazos y me rodeó la cintura. Le puse mis los míos sobre sus hombros. Me apretó y sentí como mis pies dejaban el suelo. Me mantuvo en esa posición con mi cara unos 10 cm sobre la suya, y fue ella quien alzó su cara entonces para besarme. Karen: ¿así está mejor? Yo: jajá jajá, es lo mismo, no estaba reclamando. Me bajó y con su mano cogió mi pene y testículos. Hacía tiempo que no experimentaba una erección tan dura y prolongada. Karen: mmmm, esto está interesante. Se quitó las sandalias, los jeans. Nos volvimos a abrazar. Metí mi mano por debajo de la blusa y desabroché su sostén. Le acaricié la espalda, nuevamente besé su cuello. Pasé mi otra mano hacia delante y le acaricié los senos, los que eran de tamaño mediano y bien firmes. Luego me cargó en brazos y me llevó al dormitorio. Hicimos el amor varias veces hasta que dormimos juntos. A la mañana siguiente me desperté a las 7 AM y fui al baño. Cuando volví ella estaba despierta. Le di los buenos días con una enorme sonrisa y me comencé a vestir. Elle se encontraba con un pijama muy seductor. Karen: ¿Adónde vas?Yo: Pues a mi cuarto a ducharme y vestirme, a dónde más iba a ir. Tenemos una reunión a las 9.Karen: No todavía chiquito. Yo: ¿Estás loca? Tenemos que levantarnos. Karen: Dije, no todavía. Sentada sobre la cama, me hace una zancadilla y caigo sobre la alfombra. Luego se tira al suelo y me hace unas tijeras que rodean mi cuerpo. Cruza sus pies delante de mí. Trato de zafarme pero no puedo. Tomo sus piernas y trato de separarlas para liberarme. Inútil esfuerzo, eran duras musculosas y muy fuertes. Me di cuenta que si ella hacía mas fuerza, me podría destrozar. Karen: Tú eres de mi propiedad chiquito. Ve a lavarte que quiero darte una mamada maturina. Tuve que obedecer. Puso su boca y lengua en movimiento: me dio una chupada que nunca voy a olvidar. Me sentí totalmente entregado a ella, cosa que se lo dije una vez que había terminado. Karen: Te lo dije. Eres mío.

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Era día viernes y nuestro vuelo iba a ser en la noche de vuelta a Santiago. Ella viajaba en primera clase y yo en clase turista. Cambiamos nuestro vuelo para el domingo en la tarde. Entregamos los cuartos y nos fuimos a otro hotel, en el cual compartimos la habitación. Continuaron sus demostraciones de fuerza, en la que me superaba largamente, y el sexo. La historia que les he contado ocurrió hace 11 años. Al año siguiente fui promovido en el banco y trabajé 3 años en Alemania. Renuncié luego para trabajar en un banco norteamericano con mucha presencia en Chile. Quería volver a mi país. Cuando volví llamé a Any para vernos, con quien siempre tuvimos contacto vía messenger y mail. Se había separado hace un año. Iniciamos un romance y hoy estamos casados. Somos muy felices. Siempre me gustaron las mujeres altas. Ella no tiene la fuerza de Karen, pero fue un sueño realizado casarme con ella. Creo que Any siempre sospechó que tuve un affaire con Karen, pero nunca llegamos a hablar el tema. En cuanto a Karen, es la persona que más quiero en la vida, junto a mis padres y Any. Fue, es y siempre será mi maestra. Me formó en lo profesional y en el sexo, pues cuando tuvimos nuestro encuentro en Buenos Aires no tenía mucha experiencia. Es probable que haya habido otros Ariel en su vida. No lo sé, ni quiero saberlo. Conocerla y haber vivido con ella lo que viví es mucho más de lo que se puede pedir. Karen renunció al banco y hoy reparte su tiempo como directora de grandes empresas y como profesora en la Universidad. Hace poco cumplió 50 años. Está tan guapa como siempre. La visito un par de veces al año. Conversamos de distintos temas y me muestra como sigue igual de fuerte. Me sigue aconsejando en lo profesional. Espero que les haya gustado esta historia. Sus comentarios y críticas por favor háganmelos llegar a [email protected]

 

Quede fascinado man y Buen post estimado y se agradece su aporte.

 

Un relato de la mas educado, sin dejar de lado el erotismo y la imaginacion, mis mas sinceras felicitaciones por su logro y q alla llegado a realizar sus metas.

 

Muy buen relato, quizás faltó describir más el acto en sí, pero aún así, es de los mejores relatos que he leído en este foro

Saludos

 

me encanto el relato bueno ah poco mas y ellas es la ke te montaba a ti jajaja pero bien ah

 

que buen relato, me he puesto entu lugar en la historia y es la misma situación sometimiento placentero. Saludos

 

el relato no me pertenece lo copie de internet el enlace esta ahi

 

quien no ha tenido enredos con sus jefes o jefas, muy buen relato amigo.

 

ches una vez tuve una jefa bien gordita y potona como m gustan pero no pasó ni michi caraxo..pero si rekuerdo kuando le hacia indirectas y/o bromas y se ponia roja...Diablito

 

video apropiado

[ame]http://www.youtube.com/watch?v=GG_UVtoAz_U[/ame]

 

Muy buen relato cofrade ya lo habia leido tmbien en una paguina de relatos,pero siempre es bueno rescatar los buenos relatos,

 

Tenis buena prosa. Saludos desde USA de un compañero peruano, cuyo hermano en la vida también es chileno.