Mi vecina Camila

Bueno antes que todo es la primera vez que escribo en esta sección por lo que cualquier crítica será bienvenida.

Era el año 2008, joven con mi DNI casi estrenado y sin oficio ni beneficio como cualquier mozalbete de mi edad; mi vida se reducía a ir a una academia de lunes a viernes y los fines de semana divertirme como si el mundo se fuera a acabar. Era un muchacho más del montón: inmaduro y algo desgarbado aunque acostumbraba ir al gimnasio y practicar natación por lo que me mantenía en forma sin llegar a exagerar tampoco. Tenía una enamorada de mi edad, casi o tan inmadura como yo con la que solía satisfacer mis "necesidades" de vez en cuando aunque cuando ella no podía, solía recurrir a una que otra amiga de la academia. Definitivamente aún era egoísta en cuestiones sexuales, todo se reducía a obtener placer y no brindarlo algo que iba a cambiar al conocer a mi vecina Camila.

Camila de 30 y pocos años (por razones obvias no es su nombre real), había sido madre muy joven (aproximadamente a los 20 años) por lo que aún conservaba muy buena figura a pesar de tener 2 hijos y haber tenido que salir adelante por su cuenta. Físicamente era una mujer atractiva: de facciones algo toscas aunque de mirada cautivante, de piel morena, 1,60 de altura, un busto firme, de buen tamaño y a pesar de los años en su lugar y unas piernas contorneadas que finalizaban en un trasero prominente y en su sitio. A pesar de tener esta figura tan atractiva, la vestimenta que usaba no permitía que se noten muy bien sus encantos ya que acostumbraba usar ropa holgada que no le favorecía para nada.

Sus hijos estaban en etapa escolar, el menor en primaria y el mayor iniciando la secundaria. Por esta razón, un día al encontrarla limpiando la vereda de su puerta me abordó preguntándome por algún profesor para que pudiera reforzar a su hijo menor ya que su rendimiento era bajo y se encontraba preocupada.

Camila:Jueisbuk, disculpa que te moleste pero quería saber si conocías a algún profesor que me pueda enseñarle a mi hijito porque le está yendo mal en el colegio y no quisiera que pierda el año

Jueisbuk: Seño no se preocupe, si desea yo puedo ayudarla pero tendrá que ser el sábado en la tarde - Dije mientras miraba de reojo su busto que se descubría a través de su blusa

Camila: está bien, entonces el sábado te parece a las 6pm?

Jueisbuk:me parece bien seño, bueno discúlpeme pero tengo que irme

Camila: ya, muchas gracias Jueisbuk. Ya ese día vemos como arreglamos. Que te vaya bien

Jueisbuk: Hasta luego seño - En ese momento se me cruzaron muchas ideas sobre cómo "arreglaríamos", claro que ninguna de ellas tenía que ver con un valor monetario...

El día sábado llegó el momento de ir a la casa de mi vecina, me duché y cogí un polo y un short deportivo y fui a buscarla. Al momento de abrir la puerta, ella se encontraba con una falda que le llegaba por debajo de las rodillas y un polo para nada favorecedor por lo que me decepcioné un poco aunque siendo sincero conmigo mismo era imposible que me esperara vestido ceñido y escotado para darle clases a su hijo. Su hijo mayor había ido a un campamento y no regresaría hasta el domingo.

La clase transcurrió de lo más normal, el problema como en la mayoría de casos era que su hijo era holgazán y que simplemente no se le daba la gana de estudiar porque captaba muy rápido los ejercicios. Terminando la clase, este se fue con sus amigos a jugar a la loza deportiva del barrio dejándome sólo con su madre.

Siendo ya casi las 8pm, Camila me ofreció un lonche y conversamos sobre su hijo inicialmente aunque después me contó sobre todos sus problemas y cómo le había afectado salir adelante sola con sus 2 hijos. En ningún momento me insinuó algún tipo de cosa; sin embargo, ya que no tenía nada que perder le empecé a hablar sobre el estrés y sobre cómo los masajes pueden ayudar a que se relaje y se sienta mejor (un libreto que lo tenía muy bien aprendido pero que nunca me había dado ningún resultado). Para mi sorpresa accedió a que le realizara un masaje diciendo que sentía como nudos en el cuello y espalda.

Su casa era de 2 pisos, en la primera planta se encontraba el comedor, la sala, la cocina y un pequeño patio; y en la segunda planta se encontraban 2 cuartos: uno donde dormían sus 2 hijos y otro que era exclusivo de ella. Ella me dijo que la esperara un momento que iba a bajar una crema para que fuera más fácil realizarle el masaje. Yo había aprendido algo de masoterapia en un curso corto que llevé con el propósito de conocer más chicas y que no me muy buenos resultados aunque al menos tenía las nociones básicas y ya había practicado con familiares que me decían que era muy bueno pero pensaba que lo decían porque éramos familia y no porque en realidad tuviera esa habilidad.

Al bajar me entregó una crema humectante y le propuse ir al sofá para empezar con el masaje. Se sentó dándome la espalda y recogió su cabello para poder trabajar en su cuello. Al instante que mis manos hicieron contacto con su piel ella dio un ligero sobresalto pero me dijo que continúe por lo que usando bastante crema empecé a masajearle el cuello y la espalda. Como no tenía nada que perder y veía que Camila estaba entregada al masaje le propuse que para mayor comodidad debía recostarse boca abajo para poder masajear bien su espalda. En un principio intentó echarse en el sillón pero (por suerte) éste era muy pequeño y luego de dudarlo unos segundos me propuso ir a su habitación y que continuara en su cama. Ya al escuchar esto mi mente empezó a trabajar y a imaginarse miles de escenarios pero traté de contener estos pensamientos ya que me encontraba con un short y podía notarse mi "ánimo" y arruinar el momento.

La habitación era de tamaño mediano, una televisión pequeña y un radio adornaban el lugar. Tenía un closet grande y una cómoda que se encontraba desordenada pero limpia al igual que el resto del cuarto. La cama era de 2 plazas y tenía algo de ropa sobre ella. Luego de pedir disculpas por el desorden y dejar sólo la sábana en su cama, procedió a echarse boca abajo y seguir recibiendo el masaje. Empecé a introducir mis manos debajo del polo que tenía haciéndolo parecer lo más dificultoso posible, estuve largo rato haciendo eso hasta que en un momento le dije que mejor sería retirárselo para poder facilitar mi labor. Camila, otra vez lo dudó por un momento, pero luego se quitó el polo y dejó su espalda desnuda sólo cubierta por la parte posterior de su sujetador color negro.

Procedí a masajear toda su espalda, con movimientos suaves se empezó a notar por sus suspiros que se estaba relajando bastante y que le agradaba lo que estaba haciendo. Otra vez, hice dificultoso el paso de mis manos por los broches de su sostén por lo que ella misma esta vez lo desabrochó y permitió que mis manos hicieran contacto con toda su espalda. En esos momentos ya tenía una erección considerable aunque Camila no se había dado cuenta porque tenía los ojos cerrados o al menos eso pensaba yo.

Cada vez que pasaba mis manos por su espalda, trataba de rozar por los lados sus senos y Camila no mostraba ningún signo de molestia o disconformidad aunque me resultaba dificultoso por lo que cambié de lado y empecé a masajear sus pies diciendo que estos también se contracturan y que luego iba a seguir con sus piernas a lo que Camila simplemente respondió que le parecía bien ya que le dolían porque en su trabajo estaba mucho tiempo parada. Me tomé un largo rato en sus pies (aprovechando esto Camila volvió a abrocharse el sujetador ya que había terminado con esa parte de su cuerpo algo que me desilusionó un poco), no soy muy fanático de esta parte de la anatomía pero tenía los pies suaves y los dedos algo delgados pero estéticamente se veían muy bien. Tuvo que pasar un largo rato hasta que ella misma me pidiera continuar con sus piernas. En ese momento no lo pensé dos veces y le dije que para evitar manchar su falda con la crema, sería mejor que se la subiera un poco; ante esto y para mi sorpresa, ella decidió mejor quitársela preguntándome antes si había algún problema si lo hacía, obviamente escuchó un sí de mi parte por lo que cuando menos lo noté ya se encontraba completamente en ropa interior y me decía que continuara con el masaje.

Su cuerpo se apreciaba en toda su magnitud, piernas firmes y muy bien contorneadas y un trasero prominente envuelto en una trusa blanca algo pequeña por cierto y que me desafiaba a tocarlo y tomarlo pero no podía actuar tan rápido por lo que empecé con el masaje a sus piernas. Me deleité cada minuto que mis manos pasaron por cada una de sus hermosas extremidades, subiendo ligeramente cada vez más mis manos hasta llegar a sus muslos y a veces tocar una de sus nalgas. Al ver que no oponía resistencia, usando bastante crema humectante empecé a masajear por debajo de sus nalgas de afuera hacia adentro intentado poco a poco separar sus piernas y poder apreciar su sexo sobre su ropa interior. Fueron unos cuantos minutos realizando esta labor cuando me di cuenta que la tenía abierta de piernas masajeando todos los alrededores de su sexo y mi vecina emitía suspiros y ligeros gemidos que evidenciaban que le estaba gustando el contacto de mis manos en esa zona. Percibí el calor de su sexo que ya se encontraba húmedo y se dejaba descubrir un poco a través de la delgada tela de su ropa interior. Para no arruinar el momento, proseguí con el masaje pero esta vez poco a poco pasaba uno de mis dedos por su sexo; a los pocos minutos ya me encontraba sobando directamente su vagina aunque aún por encima de su ropa interior. Sus gemidos, fluidos y temperatura evidenciaban que mi vecina estaba entregada al placer que le daban mis manos. Ya en ese momento me encontraba con una erección completamente evidente y que hacía contacto con una de sus nalgas; acariciaba su nalga con mi mano izquierda y con la mano derecha seguía sobando su ardiente sexo. Fueron aproximadamente unos 20 minutos en esta acción hasta que sentí la respiración aún más exaltada y ligeros movimientos que evidenciaban que había llegado a su clímax.

Inmediatamente después de esto, mi vecina reaccionó sobre la situación y me agradeció por el masaje pero me dijo que debía retirarme porque su hijo no tardaría en llegar y ella necesitaba tomar una ducha porque según ella la crema le había dejado la piel algo oleosa. Aún con una erección evidente que ella notó, tuve que retirarme para evitar perder la confianza que había ganado sin antes darme cuenta que Camila miraba de reojo cómo mi pene quería escapar de mi short. Sin embargo, no hubo alguna otra respuesta que me indicara que debía intentar algo más por lo que bajé al primer piso. Luego de 15 minutos, ella bajó envuelta en una bata y diciéndome que el próximo sábado si estaba libre podía continuar brindándole clases a su hijo. Me pagó unos cuantos soles por las clases y nos despedimos con un beso en la mejilla como si nada hubiera pasado.

Esa noche no dormí e imaginé haciéndola mía en diferentes formas mientras percibía aún el olor de su sexo impregnado en mi mano...

Hay una segunda parte de esta historia que por cuestiones de tiempo publicaré en otra ocasión.

 

ajaja estaremos atentos cofrade sigale sigalee

 

vamos cofradre!!! esperamos la segunda parte.

 

Cofras buen relatos Espero con ancias la segundo parte ......!!!!!!

 

cofrade hasta que al fin le ligo lo de lis masajes es buena estrategia hay saber aplicarla nomas

 

La dejo con las ganas a la vecinita

 

Mandate con la segunda parte.

 

Promete,, q venga la segunda parte...

 

Bien maestro.. la historia promete.. siga siga.. no pare.. jaja

 

Esperamos con ansias la continuación cofrade
..

 

Chessssssss...me dejo sin respiracion esperando el final, se le agradece cofrade.

 

Esperamos
JAJAJJA
A

 

esperamos la continuacion

 

cófrade, que buen relato estamos esperando con ansias la segunda parte

 

Salud cofra,
Esperamos la continuación.
Saludazos.

 

Bueno hasta ahora...solo a esperar lo que sigue

 

Buen relato hasta el momento pero falta la segunda parte....

 

Maestro continue su relato....

 

Bueno antes que todo las disculpas del caso, mis actividades no me permitían tomarme el tiempo para continuar con mi relato y no quería hacerlo de manera apresurada porque las cosas salen mal de ese modo.

Primera Parte: http://perutops.com/foro-relax/f100/mi-vecina-camila-339145/

Entonces, como la había descrito en mi anterior relato, Camila era una madre joven que por la vestimenta que solía usar escondía sus bien marcados atributos: un busto firme, piernas torneadas y un trasero que cualquier jovencita envidiaría. De piel morena, ya no podía sacármela de la cabeza luego de aquella experiencia que me había dejado completamente embelesado y obsesionado con poseerla; era mi fantasía recurrente en todas las noches.

Luego de aquella experiencia, continué brindándole clases a su hijo que por suerte no lograba grandes avances lo que permitía mantener un contacto permanente con Camila y así poco a poco propiciar de nuevo la situación. A pesar que ninguno de los dos hablaba del tema, notaba cómo Camila me miraba y trataba de diferente manera; empezaba a tener mayor confianza conmigo y me contaba sobre todo lo que le ocurría.

Ya que veía que pasaba el tiempo y no había ningún tipo de insinuación, ya me había resignado a pensar que simplemente iba a quedar ahí y que no iba a llegar a más el asunto. Hasta que un lunes me aborda en la calle y algo avergonzada y nerviosa me pregunta:

Camila: Jueisbuk quería saber si ibas a estar libre el sábado...(era feriado largo desde el viernes)

Jueisbuk: bueno, la verdad no lo sé...(mi familia iba a irse de viaje y aún no había decidido si ir con ellos o ir con mis amig@s de la academia a un campamento)

Camila: (sin dejarme terminar) es que mis hijos se van a ir a la casa de su abuela por el feriado (que vivía en provincia) y quería aprovechar que no estaban para arreglar la casa que como sabes está bastante desordenada. No te preocupes te pienso pagar...

Jueisbuk: (sin muchas ganas de pasar mi feriado moviendo bultos)...uhm la verdad no estoy seguro, te aviso a más tardar el miércoles

Camila: está bien, no te olvides por favor y me despidió con una sonrisa y un beso en la mejilla

Hasta el momento, mis pensamientos estaban sin malicia alguna ya que había pasado buen tiempo que me había resignado a que no volvería a pasar lo de esa oportunidad y no iba a desperdiciar mi feriado. Lamentablemente ninguna de las cosas se dio, mi familia decidió que yo me debía quedar a estudiar y no me dieron permiso para ir al campamento tampoco. En esa situación, simplemente me dije: bueno, aprovecharé para ganar algunos soles. En el transcurso de la semana le avisé a mi vecina y se alegró aunque a mí la idea me seguía pareciendo aburrida para un feriado largo.

Llegó el día sábado, me duché y me puse la ropa más cómoda que encontré: un short y un polo holgado lo que me pareció más cómodo para lo que iba a realizar. Eran aproximadamente las 10 am como me había dicho mi vecina y procedí a tocar su puerta. Como lo esperaba, ella al igual que yo estaba vestida con un polo holgado (probablemente de su hijo mayor) y largo que cubría sus muslos y lo que sí me llamó la atención fue que llevaba una lycra de color celeste que le quedaba muy bien entallada y que el viento de vez en cuando dejaba apreciar sus torneadas piernas y firmes nalgas.

Ya que había llegado, nos pusimos manos a la obra y empezamos a mover cajas, muebles, electrodomésticos, y poco a poco empezamos a ordenar todo el caos que se había instalado en su casa. Tuvimos una pausa para almorzar donde para suerte mía ella sacó el tema de lo estresada que había estado últimamente por unos asuntos familiares; se me iluminó el rostro en ese momento y simplemente atiné a decir:

Jueisbuk: Pero qué falta de confianza, tienes a unos pasos de distancia a un experto en masajes anti-estrés y no me dices nada

Camila: Jajajaja...bueno quizás tengas razón y necesite masajes otra vez...

Esas últimas palabras "otra vez" fueron para mí la señal que algo pasaba, que mi vecina había tomado la iniciativa. Pero antes que haga algo, se paró para llevarse los platos y continuamos ordenando su casa. Fueron aproximadamente 2 horas que eran una tortura ya que ahora simplemente me concentraba en cómo la lycra marcaba sus formas, algo que no pasó desapercibido por ella que en varias ocasiones me sorprendió mirándole el trasero, no se inmutaba al contrario al parecer le gustaba ese juego por lo que llegó un momento en que hizo un nudo a su polo y dejó al descubierto completamente su buen par de posaderas y ni qué decir de cómo se le marcaba su sexo en la parte delantera.

Luego de terminar al menos con el primer piso, me dijo que por ese día eso era suficiente ya que estaba anocheciendo. Cuando estaba a punto de retirarme pensando que no iba a suceder nada más, me dijo que si quería podía utilizar su ducha lo que acepté ya que por todo el trajín necesitaba un duchazo (además también para sofocar la calentura). Antes que yo hiciera algo me dijo que mejor ella se duchaba primero.

Mientras me duchaba escuché que me dijo que cuando terminara vaya a su cuarto. Luego de ducharme, opté por salir sin polo ya que el que tenía estaba sucio y con sudor, me puse la toalla al hombro y el short y me dirigí a su carto. Al verme sin polo, Camila se sorprendió un poco. Ella se encontraba con un buzo y un polo diferente pero igual de holgado, con su voz un poco nerviosa me dijo lo que me iba a pagar y si me parecía bien. Yo acepté y antes de irme tenía que arriesgarme así que le pregunté si deseaba que le hiciera un masaje ya que por lo que me había comentado durante el almuerzo, se encontraba estresada. Lo pensó por un momento pero luego aceptó, le dije que se pusiera cómoda y que esperaba afuera mientras lo hacía pero me sorprendió cuando me dijo que me quedara.

En ese momento, se quitó el polo dejando ver su firme busto envuelto en un sostén blanco que los hacía mucho más apetecibles y al retirarse el buzo me sorprendió al verla en una truza rosada pequeña como de encaje. Inmediatamente tuve una erección que no pasó desapercibida ya que se notaba sobre mi short; ella lo notó y simplemente sonrió y se acostó boca abajo sobre su cama (su cabeza hacia un borde y los pies hacia el otro lo que me facilitaba acercarme por ambos lados de la cama); me dijo que tenía una crema humectante en su mesa de noche y al volver hacia su cuerpo pude apreciar sus nalgas en casi todo su esplendor, cubiertas pobremente por la tela de esa truza y que invitaban a tocarlas y hacer un festín en ellas. Tuve que contenerme ya que no quería arruinar el momento, pero justo antes de empezar y sin yo pedírselo ella misma se desabrochó y se quitó el sostén diciéndome que para que trabaje bien en su espalda.

Comencé con mi labor, me senté a un lado de su cuerpo semidesnudo y tratando de ocultar mi erección en la medida de lo posible empezé con el masaje; me tomé bastante tiempo en su cuello y hombros para lograr relajarla lo suficiente para poder proseguir con el resto de su espalda. Luego de masajear toda su espalda y con movimientos desde el cuello hasta casi el final de ésta pasé a la parte de la cintura y el comienzo de sus nalgas. Me unté bastante crema en mis manos y comenzé a masajear por los bordes de su ropa interior, desde adentro hacia afuera tomandome el tiempo para acariciar sus muslos y luego volver hacia su espalda. Poco a poco mis manos abarcaban la mayor parte de sus nalgas a lo que mi vecina simplemente se dejaba hacer y ya empezaba a notar como el ambiente se iba calentando por lo que aproveché para acercarme más a su cuerpo y de manera leve hacerla sentir mi erección; en un primer momento se estremeció cuando la tela del short envolviendo mi erección rozó su brazo pero luego de continuar con esta acción lo dejé apoyado sobre su brazo.

En ese momento ya mis manos terminaban de masajear su espalda y aprovechaba para hacer lo propio con sus nalgas y muslos. Luego de eso procedí a trabajar en sus piernas; comenzé con sus pies tomando especial dedicación a el espacio entre los dedos ya que notaba que le agradaba cuando pasaba mis dedos con la crema por esa parte, luego de terminar con ambos me levanté y me puse a la altura de sus pies, primero masajeaba sus pantorrillas y de rato en rato las separaba levemente abriéndome camino hacia mi objetivo. Aproveché para colocar primero una rodilla entre sus piernas mientras seguía separándolas y luego de unos minutos me encontraba con el camino libre hacia su sexo que por lo delgado de la tela y lo húmedo se podia descubrir. Empecé con el movimiento de mis manos, comencé por la parte posterior de sus rodillas e iba subiendo hasta llegar a sus muslos y terminaba por la parte interior, poco a poco iba rozando su sexo con uno de mis dedos y Camla simplemente se dejaba hacer emitiendo algunos gemidos leves signo de que lo estaba disfrutando. En poco rato ya acariciaba su sexo directamente sobre la tela de su truza y ella estaba entregada al placer.

Pero esta vez no me iba a quedar en ascuas, cuando noté que iba a llegar a su orgasmo dejé de acariciar su sexo y me puse de pie. Ella sorprendida y con la voz entrecortada me preguntó si ya había terminado a lo que yo le respondí que ahora iba a continuar mi masaje por el otro lado. Ya no me importaba mostrar mi erección así que me acerqué por el otro lado de la cama (a la altura de su cabeza) y le pedí que se volteara. Ella lo dudó un poco ya que se había retirado el sostén pero me obedeció y se puso boca arriba.

En ese momento aprecié sus senos en toda su magnitud, de tamaño grande, aureola pequeña y pezones oscuros que se mostraban desafiantes e invitaban a perderse en ellos. A todo esto, mi erección estaba en su máxima amplitud y ya que yo me encontraba para el lado de su cabeza, no había forma de que ella evitara mirarla. El ambiente se encontraba ya impregnado del olor de su sexo y la excitación de ambos. Procedí con el masaje empezando por su cuello y hombros y acercando lo máximo posible mi erección a su rostro, de vez en cuando rosaba su nariz pero esto ya se había convertido en otra cosa por lo que ella se dejaba hacer.

Terminé con su cuello y hombros y procedí a masajear su pecho. Utilizé bastante crema y empezaba a masajear la parte central de su pecho y rozando levemente cada uno de sus senos, poco a poco fui abarcando su pecho hasta que empezé a dedicarme a cada uno de sus senos por separado. Realizaba movimientos circulares hasta terminar en sus pezón y luego otra vez hacia alrededor; para este momento sus manos acariciaban mis piernas y poco a poco sentía que subían. Mientras yo empezaba a bajar hacia su vientre, jugando un poco con su ombligo y luego introducía alguno de mis dedos al triángulo formado por su truza evitando llegar a su sexo, de rato en rato mi mano se perdía entre esa tela pero intentaba no llegar a su sexo para prolongar esa sensación.

Entonces sentí que su mano empezaba a acariciar mi pene sobre la tela de mi short, ya a esas alturas simplemente atiné a desnudarme y acostarme a su lado y tomar uno de sus senos y deleitarme con semejante manjar mientras con una de mis manos iba retirándole la truza. No tomó mucho tiempo para que los 2 nos econtráramos desnudos sobre su cama, ella gimiendo ya si ningún reparo mientras yo devoraba con avidez sus senos y una de mis manos la masturbaba con frenesí. Ella con una de sus manos me cogía el miembro en toda su extensión, los testículos y luego volvía a subir de una manera algo tosca guiada por la excitación mientras que con su otra mano cogía la cabeza, despeinándome y jalándome el cabello para que no me detenga. No pasó mucho cuando sentí que sus gemidos se hacían mas fuertes y su respiración se aceleraba indicándome que había llegado al orgasmo.

Empezé a besarle el ombligo, jugando con mi lengua por ese lugar y bajando lentamente hacia su sexo, esto hizo que empezara otra vez a excitarse y en esos momentos escuché lo que había esperado durante tanto tiempo: me pidió que la penetre que ya no resistía más. Sin más ni más cogí mi pene y luego de frotarlo por sus labios y clítoris la penetré. Su vagina era un mar de fluidos y estaba al rojo vivo; con sus brazos me abrazó y me entregó su cuello que mordía y besaba con frenesí mientras sentía que sus uñas se incrustaban en mi espalda; a pesar del dolor no me detuve y empezamos con el movimiento en vaivén lento, su sexo seguia emanando fluidos y yo no dejaba de penetrarla. Poco a poco fui acelerando el ritmo no resistí y eyaculé dentro de su sexo. A pesar de haber terminado, seguí masturbándola y deleitándome con su cuello hasta que alcanzó el orgasmo nuevamente y me abrazó. Me susurró al oído que nunca había experimentado esa sensación y me besó.

Nos quedamos acostados un momento hasta que volviendo a la conciencia me dijo que era mejor que vaya a mi casa porque los vecinos podrían sospechar; tomé mis cosas y me retiré despidiéndome con un beso en la mejilla como si nada hubiera pasado, dejándola desnuda sobre su cama con su sexo con restos de semen y su cuerpo lleno de sudor.

Luego de tomar un baño en mi casa, noté que lo habíamos hecho sin preservativo a lo que inmediatamente fui al siguiente día a buscarla. Por suerte, me dijo que luego de tener a su segundo hijo se había colocado la T de cobre y que siempre iba a controlarse. Dichas esas palabras, mis encuentros con mi vecina se volvieon más constantes; teníamos sexo al menos 4 veces a la semana hasta que luego de aproximadamente 4 meses me dijo que su madre había fallecido y que se iba de viaje con sus hijos pero que no regresaría. El día previo a su partida, tuvimos sexo incontables veces y ambos terminamos exhaustos.

Aprendí mucho con mi vecina, me enseñó a estimular y excitar bien a una mujer: el qué, el dónde y el cómo (lo que comprobé luego con mis parejas) por lo que viviré eternamente agradecido de Camila.

PD: Disculpen si es largo el relato pero considero que es bueno colocar detalles ya que dan una mejor perspectiva de la experiencia vivida. No acostumbro escribir en esta sección por lo que notarán algunos errores pero he decidido relatar mis experiencias y espero que con el tiempo, la práctica y sus críticas mejore.

Saludos.

 

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Gracias genio