Mi primer relato: Giselle

Buen fin de semana cofrades. Hace unas semanas se me dió por comenzar a escribir mis vivencias y experiencias personales / sexuales. Ya tengo escritos varios relatos y pues aquí les comparto el primero. Si tiene buena acogida, seguiré posteando los demás. Todos mis relatos son basados en hechos personales y reales sin embargo he cambiado algunos nombres y lugares para no revelar las identidades de las/los involucrados. Espero les guste y como les dije acá va el primero titulado "Giselle".

Giselle
Giselle era una de esas chicas que te cagan el cerebro. No se como hubiese sido mi vida si no la hubiese conocido. Quizás me hubiese enamorado de verdad de la que es ahora mi esposa, o hubiese amado de verdad a alguna otra mujer con la que me hubiese felizmente casado, pero tuve que conocer esta ángel-diablilla y nada volvió a ser lo mismo. Nunca he vuelto a amar a otra mujer como amé a Giselle.

Era fines del 89 y principios de los 90s. La conocí en la facultad, en los últimos ciclos de la carrera. No sé porqué no la había visto antes en los pasillos o en la cafetería, pero faltando un par de años para terminar, se fusionaron varias secciones de la carrera que seguíamos y llegó a mi sección con varios alumnos más. Me quedé cautivado desde el primer día que la vi. Era linda, con cara de ángel. Mitad niña, mitad mujer. Blanquita, bajita, boquita fina, cabello castaño largo y sedoso... ojos grandes... su cuerpo en ese momento era lo de menos. Estaba enamorado. Tomó semanas para que comience a acercarme a ella y buscarle conversación. Era claro que yo sólo era un compañero más para ella. Ella salía con uno de sus anteriores compañeros, un sujeto flaco y sabelón, pero a mi no me importaba – bueno, si me importaba y mucho pero no lo hacía notar. Giselle me inspiraba amor, nada más que eso. Amor del puro. Lo único que me daba ganas era de abrazarla, acariciarla, sentir su aroma y suave cabello en mi cara y estar con ella simplemente así. No pensaba en tener sexo con ella. Me pasaba los días y largas noches pensando en ella y escuchando música romántica.

En el verano del 90 sonaba "Estuve bajo el Sol" de We All Together y los temas del disco "But Seriously" de Phill Collins. Entre los nuevos compañeros que llegaron a mi sección, estaba Jechu, El Loco, El Chato Miranda, el Negro Kike, Claudia, Elvira, Yessenia y César. Yessenia era la mejor amiga de César. Cesar era un pata buena gente, afable y noble. Rápidamente nos hicimos amigos – y se convirtió en mi confidente (algo que realmente necesitaba). Saliendo de clases, tomábamos el mismo micro para ir a nuestras casas, así que íbamos conversando todo el camino. No tardó mucho en darse cuenta que yo estaba templado hasta el tuétano de Giselle. Así que comenzamos a conversar de aquello. Le contaba mis penurias y el me daba consejos ya que era mayor que yo por algunos años. Los sábados al mediodía, saliendo de clases César y yo optábamos por caminar y dábamos largos paseos de regreso a casa, pero César sabía algo de Giselle que yo no: El ya la conocía un par de años pues habían estado en la misma sección desde primer ciclo, y sabía su actuar. La consideraba una chica convenida pues sólo estaba con el tal sabelón, porque éste le ayudaba con las tareas, le ayudaba estudiando para los exámenes y con los trabajos grupales. Pero yo no le creía a César. Le decía que hablaba cojudeces. Me dijo que tuviera cuidado, pues ella sabía muy bien que era bonita y usaba eso para su beneficio, ademas así como yo, habían habido otros 10 tras de ella en los ciclos pasados y con todos fue lo mismo.

El tiempo fue pasando. Poco a poco fuimos saliendo. Primero en grupos grandes del salón, a Barranco, a la Calle de las Pizzas o a algún pub. Para ese momento ya había terminado con el flaco, así que era mi momento de atacar y le propuse comenzar a hacer los trabajos grupales juntos. Ante tanta insistencia, y previas advertencias de César, él y Yessenia aceptaron formar grupo con ella (de todas formas Yessi y Giselle eran buenas amigas) - incluso me ´hicieron el bajo´ con Giselle, así que formamos un grupo de trabajo los 4. César me decía que ojalá Giselle vaya a ser diferente esta vez, pues el me consideraba un buen amigo y no me merecía salir herido. Nos Juntábamos normalmente en mi casa para hacer los trabajos, muchas veces los fines de semana. Cuando terminábamos, César llevaba a Yessenia a casa en su carro y había veces que me quedaba solo con Giselle hasta que sus padres la recogieran de mi casa. Mientras esperábamos a sus papás, nos poníamos a jugar en la computadora. Me encantaba su risa, como hablaba, lo que hacía... Sus papás llegaban y yo trataba de ser lo más cortés posible con ellos. Saludaba amablemente a su mamá y a su papá, le abría la puerta trasera del Datsun a Giselle y me despedía de ella con un suave beso en la mejilla. Veía como se alejaba, entraba a mí casa y nuevamente era sólo yo, mis pensamientos y el dolor de no estar con ella.

Un día de semana, mi papá me prestó su camioneta para ir y regresarme en la noche de la facultad ya que las clases iban a terminaban tarde. Era una camioneta tipo Van panel. Ese día llegué temprano a clases y como teníamos exposición, me quedé en el asiento trasero de la camioneta estudiando mi parte. Yo le había avisado a Cesar que estaría en la camioneta y que si veía a Giselle le diga que yo iba a estar estudiando allí. Al poco rato llegó ella y me fue a buscar a la camioneta. La hice pasar y cerré la puerta. La angustia y la ansiedad me mataban, así que me armé de valor y le dije cuanto la amaba y que no podía seguir así sin estar a su lado como enamorados. Ella no dijo nada, le acaricié las mejillas, me acerqué a ella y la besé. Ella correspondió a mi beso y nuestros anteojos chocaron. Aún recuerdo que sonriente ella me dijo "Choque de lentes!" así que nos los quitamos y nos besamos larga y suavemente. Olía riquísimo, usaba una colonia de bebés (creo que se llamaba Agú) mis manos acariciaban su cabeza, sus mejillas y su cuello. Sus cabellos eran suaves, yo sentía estar flotando... Terminamos de besarnos y estuvimos un rato abrazados. Luego, ella bajó de la camioneta y me pidió no comentar con nadie lo sucedido. Yo me quedé un rato más adentro. Mi corazón latía a mil por hora y me comenzaron a doler mis testículos. Más adelante me explicaron que eso fue por la enorme excitación y emoción que sentí en ese momento y que por eso produje mucha adrenalina.

Los siguientes días transcurrieron como si nada hubiese pasado. Me sentía desconcertado, con el corazón partido y herido. No tuvimos oportunidad de hablar más de ello hasta que la fecha de presentar un trabajo final de un importante curso, en el que éramos sólo Giselle y yo, se acercaba. Quedamos en hacerlo en mi casa un domingo en la tarde. Era un día fresco y soleado de inicios de diciembre del 90. Ya estábamos por terminar el ciclo y la carrera. Sus papás la dejaron en mi casa y pasamos al ambiente donde tenía mi escritorio y la computadora. Nos pusimos a trabajar. Al poco rato, mi mamá me avisa que iba a salir a hacer compras con mi papá. Salieron en la camioneta y nos quedamos solos Giselle y yo. Una fresca brisa entraba por la ventana y el blanco tul de la cortina formaba grandes globos con el viento. Me paré un momento para ir al baño y cuando regresé puse mis manos sobre los hombros de Giselle que estaba sentada a la computadora. Ella volteó y me agache frente a ella para repetirle mis sentimientos y que quería estar con ella en serio. Ella no dijo nada, sólo me quedó mirando. Lentamente acerque mi cara a la suya, ella cerró sus ojos y nos besamos. Nos abrazamos y nos pusimos de pie. Besándonos y abrazándonos fuimos lentamente hasta mi dormitorio. La recosté sobre mi cama y le comencé a besar el cuello. Olía riquísimo como siempre! Ese olor suyo hasta hoy lo puedo recordar. Yo estaba encima de ella besándola y ya tenía mi pene duro como piedra. Podía sentir el rápido palpitar de su corazón. Los dos jadeábamos aceleradamente. Mis manos comenzaron a recorrer su cuerpo, por primera vez estaba ansioso de tocarla toda. Llegué hasta su cintura la cual acaricie impacientemente. Dejé de besarla por un instante, nos miramos fijamente a los ojos, y lentamente empecé a abrir el broche de su jean Bugui. Ella seguía mirándome fijamente. Baje el cierre de su jean y pude ver su delicado calzoncito blanco de algodón... Me arrodillé y le quite sus zapatillas. Le baje el pantalón, su calzoncito y se los saqué por sólo una de sus piernas...por si acaso! Los dos estábamos temblando. No creíamos lo que estaba pasando. Sus blancas piernas entreabiertas me mostraron su pubis y su vulva - blanquita y cubierta con bellos castaños, por los cuales asomaban los rosados labios de su pequeña vagina. Me paré para abrirme el pantalón y bajarlo junto con mi calzoncillo. Mi pene erecto quedó al descubierto, ella había cerrado sus piernas y cubierto su sexo tímidamente con sus dos manos. Me agaché, le di un beso en sus manos y las aparté de su pubis. Le abrí las piernas y en ese momento no podía creer que tuviese a Giselle, la chica por la que moría, echada en mi cama con su coposa chompa color perla, con su cabello disperso sobre mi cubrecama y con sus piernas abiertas ofreciéndome su vagina. Me incorpore sobre ella, acerqué mi cara a la suya, y mirándonos a los ojos le dije "Te amo Giselle, eres todo para mí", la bese delicadamente mientras iba pegando mi cuerpo al suyo para que mi pene encontrara su vagina. Pronto mi glande tocó sus labios vaginales y fácilmente encontró su húmeda apertura. Penetré en ella lentamente con todo mi pene mientras ella cerraba fuertemente sus ojos y daba un pequeño grito de dolor. Derramó un par de lágrimas que yo seque con mis labios, para luego comenzar a entrar y salir en ella suavemente una y otra vez. Abrió sus ojos... me miraba fijamente y yo a ella, le acariciaba su bello rostro mientras me movía sobre ella. Le daba besos en su frente, en sus mejillas, en su boca. Su aliento y rápida respiración se juntaba con la mía. Yo seguía moviéndome sobre ella, ahora un poco más rápido, ella tenía las piernas dobladas y levantadas. Su sexo estaba totalmente mojado y caliente, yo no podía más, me movía más rápido metiendo y sacando levemente mi pene de su deliciosa rajita, le repetía al oido que la amaba infinitamente y que no podía ya más vivir sin ella - me seguía moviendo, ya sentía que me venía, y un segundo antes de llegar, los dos gemimos en un fuerte suspiro, y rápidamente saqué mi pene de su vagina para vaciarme en mis manos. Ella se levantó rápidamente de la cama y corrió al baño. Yo tenía un poco de sangre en mi pene y mis dos manos estaban llenas de semen. Cogí rápidamente papel higiénico de mi mesa de noche para que no caiga y manche la alfombra. Me limpie las manos y mi pene. Use casi medio rollo de papel para la cantidad de semen que me había salido. Cuando Giselle salió del baño, casi 20 minutos después, se dirigió directamente al escritorio sin decir nada y yo entre al baño para lavarme las manos y limpiar un poco mejor la sangre que tenía. Cuando regresé al escritorio ella sólo miraba fijamente la pantalla de la computadora. Yo me acerqué por detrás y le di un beso en su cabeza. Ella no dijo nada. Me senté a su lado y nos miramos sin decir una palabra. Al rato llegaron mis padres y ella llamó a su casa para que la recojan. El sol ya se estaba poniendo y sus papás llegaron. Me despedí de ella y se fue.

Ese año terminamos la carrera. Para Navidad fui a buscarla a su casa para dejarle un regalo. Un cassette que le había grabado con una tarjeta que yo mismo le había hecho. Hablamos banalidades en la puerta de su casa de la Villa. Durante las vacaciones no la pude ver porque se fue de viaje al norte con sus padres y hermanas. Ese fue el verano más horrible de mi vida, no sabía que hacer con mis sentimientos. A César yo le contaba todo y ese verano salíamos todos los fines de semana con nuestros demás amigos del grupo a tomar o comer algo y a chequear hembritas pero yo a todas les veía defectos y sólo pensaba en Giselle.
El año nuevo lo pasamos en la calle tomando y yo terminé borracho y llorando muy mal. Al terminar las vacaciones, la llamé varias veces para vernos y definir lo nuestro pero siempre evadió conversar sobre ello. Me la crucé un par de veces en la facultad mientras tramitábamos la presentación de nuestras tesis, hasta que dejé de verla. Cuando la llamaba a su casa nunca estaba. Pasaron un par de años y me enteré que se había casado con un norteamericano mucho mayor que ella y que se fueron a vivir a Estados Unidos. Eso fue lo último que supe de ella. Muchos años después con lo de Internet, encontré su perfil en Facebook. Seguía viviendo en Estados Unidos con el viejo ese y ya tenía un hijo.

En retrospectiva, me he dado cuenta que durante el tiempo que “estuvimos juntos” la mayor parte de las asignaciones y trabajos los hice yo. Yo hacía la investigación, desarrollo y tipeo de los trabajos. Yo le explicaba los casos, decidía que estrategia íbamos a usar para el desarrollo y la presentación pero ella hizo realmente muy poco del trabajo real pues no aportaba mucho.
Reuniéndonos a estudiar la hice pasar un par de cursos en los que no iba muy bien. Cuando lo se lo comentaba a César, el sabía de lo que yo hablaba.
Sin embargo, hasta el día de hoy, no estoy seguro de que mis heridas del corazón hayan sanado... Lo que si sé es que no sabría que hacer si la volviese a tener algún día de nuevo frente a mi.

 

Gracias Bomboncita por la bienvenida y tu comentario. Es verdad. Son esos primeros amores por los que uno pasa y nunca los olvida. Y que aun hoy, nos pone nostalgicos y nerviosos cuando los recordamos.

Un saludo

 

Muy buen relato cofrade... Me hizo recordar a una relación parecida que tuve... Hace poco nomás... Y hasta ahora no sana mis heridas...
Pero buen relato... Continué con sus relatos....

 

Buenas cofrade bienvenido al foro. Como dice bombocita, es un relato diferente con nostalgia juvenil, tambien eh vivido algo asi, creo que las personas que estamos aqui mayor de los 30 o casi 40 que es mi caso ah tenido una historia muy parecida, un amor del ayer de los años 90 linda década.
Como aveces digo suelo alentar y responder los relatos interesantes y buenos que escriben por aqui como es el tuyo. Hasta ya me estoy animando escribir unas de las tantas historias que tengo, Que no las hago porque son mias, mi vida privada.
Muy buen relato tio. Continue

 

Estimado cofra la verdad es todo su relato es bastante bueno dijo detalles Qué hacen el mismo sea bastante agradable la lectura continúa así saludos

 

Ese "modus operandi" es todo un clásico en las universidades, estuvo bueno el relato al margen de la cojudez: esos patas como "César" valen un Perú...

 

Así es, ese fue un pata de verdad, debí hacerle caso desde el principio....pero cuando uno está enchuchado no importa nada.

 

Gracias cofra por tu apoyo. Ya se viene el segundo relato.

 

Gracias cofra! Dale, que escribir esos relatos propios es una buena manera de liberarse de esos sentimientos que uno guarda por años.

 

Tienes razon tio, quizas lo haga algun dia que en realidad tenga tiempo

Continue con su relato