Mi mamá y su ya no tan nuevo amigo 2

Tema en 'Relatos Eróticos Peruanos' iniciado por dirty boy, 24 Feb 2025 a las 01:42.

    dirty boy

    Recluta

    33%
    Mensajes:
    11
    Me Gusta recibidos:
    36
    Puntos de trofeo:
    5
    Género:
    Masculino
    A pesar de la edad que tenía, sin duda recuerdo cada detalle de aquella noche. La noche en la que definitivamente mamá había dejado de ser la mujer que había conocido; en donde se había entregado totalmente al placer, a la lujuria, aunque eso conllevara hacer a un lado su lado maternal.
    Antes, a duras penas mamá bailaba en las fiestas, y si lo hacía, era de forma muy sobria, ecuánime, y hasta se podría decir que sin mucha gracia, ¿entonces, que había pasado? ¿Qué era lo que había visto?¿ cuando y donde había aprendido mi madre a hacer eso? esa no podía ser mi madre, no quería esa versión fuera mi madre. En eso pensaba mientras estaba de parado en medio de la oscuridad parcial de la habitación de mi madre y Javier.
    Ambos yacían en el suelo inconscientes por el alcohol, él boca arriba con la pinga a la vista, y ella casi a un costado tirada boca abajo, mostrando su hermosa espalda y ese magnifico trasero totalmente descubierto. Mi sexy madre desnuda estaba justo a unos centímetros de mi sin ella supiera, ¿Qué se supone que debía hacer?

    Me encontraba en la cama acostado, mirando al techo fijamente, casi sin parpadear, aún procesando lo que había vivido hasta a penas hace unos pocos minutos. Realmente en esos momentos
    experimentaba una serie de sentimientos encontrados, por un lado, no podía negar que había vivido la experiencia más deliciosa que había tenido hasta ese instante de mi vida, ver a mi madre
    completamente en pelotas y follando era un manjar para la vista. No cabe duda de que era una diosa en la cama. Como dije en el anterior relato, no tengo duda de que de haber podido, me
    hubiera corrido como cabello, y precisamente es ahí donde nacía el otro sentimiento, la culpa. Era cierto que mi madre era preciosa, y que tenía un cuerpo delicioso, pero realmente, incluso
    a esa edad, sabía que había hecho algo bastante malo; me masturbé, me di un enorme placer sexual con mi mamá, viendo como cogía. No es correcto que un hijo haga eso con su madre,
    independientemente de las circunstancias. Pero el morbo y la lujuria eran tantas, que por más que quisiera no podía prometerme a mi mismo no volver a hacerlo. Todo eso había sido tan
    exquisito para mi, que no quería renunciar al hecho de presenciar porno en vivo protagonizado por mi madre, por lo menos hasta donde me fuera posible. Además, al momento de tener dichos
    remordimientos, también consideré que mi mamá (creyéndome demasiado idiota o inocente) trataba de hacer sus cosas totalmente a mis espaldas, incluso engañándome y tratando de manipularme
    para conseguir estar a solas con su amante, dejándome a mi de lado por completo; así que de algún modo, espiarla me lo tomaba como una especie de venganza a sus tomaderas de pelo.
    Mientras estaba acostado además de la música que prevalecía, podía escuchar el agua de la regadera la caer. No sabía si se estaba bañando Javier o mamá, o ambos. Pero no me animaba a averiguar,
    salir, o siquiera asomarme me parecía correr un riesgo innecesario. De repente recordé de que debía cambiarme, ya que tanto como mi playera como mi pantalón estaban con bastante tierra como
    resultado de la sesión de masturbación que había tenido en el jardín hace un rato. Al quedarme desnudo, por algún motivo me vinieron las imágenes de al cogida que Javier le había dado a mi mamá.
    Mi pene se paró otra vez. Casi sin dudarlo me abalancé hacia la cama, tomé una almohada, y practicando lo que recién había aprendido, comencé a "cogerme" a la almohada de un modo parecido al
    usó Javier para cogerse a mi mamá de perrito. "Ah...qué rico..." me decía cuando de un momento a otro escuché la puerta de la habitación de mamá abrirse. Yo detuve lo que estaba haciendo casi de
    inmediato, la música se dejó de escuchar. De repente, un par de golpes resonaron en mi puerta, yo, estando sobre la cama desnudo con la almohada aún en mi entrepierna, estaba helado.
    - Cariño, ya puedes salir cuando quieras - le escuché decir a mamá.
    -S...sí....sí, mamá, voy....
    Casi se me salía el corazón del pecho al pensar que mi madre pudiera entrara de repente. Incluso, del susto, había perdido por completo mi erección. Aún tenía ganas de jalármela, pero sabía que si me
    tardaba demasiado en salir, mamá podría sospechar algo, así que decidí contener mis ganas para después. Rápidamente me vestí y salí de mi habitación. La ropa de ambos ya no estaba en la sala. La
    puerta de la habitación de mamá estaba abierta, yo me asomé para ver si había rastro alguno de la cogida que la habían dado a mi mamá hace unos momentos. Pero no, la cama estaba ya tendida,
    acomodada, aunque pude adivinar que las sábanas que llevaba eran nuevas, ya que vi un puñado de éstas en el sesto de ropa sucia. Tan fresca estaban las imágenes en mi cabeza, que tan solo ver
    aquella cama hacían que mi pene se comenzara a levantar nuevamente, así que era mejor retirarme de ahí por el momento.
    Escuché ruidos provenientes de la cocina, cuando llegué ahí, vi a mamá sacando alimentos de la nevera, mientras Javier sacaba algunas botellas de licor de una bolsa. Ambos llevaban indumentaria
    acorde al clima cálido que se sentía en ese momento. Mamá llevaba una camiseta blanca ligera de manga corta; un short de mezclilla bastante corto; y unos sandalias.
    -Cariño, por favor, ayúdame a poner la mesa - me dijo en cuanto me vio entrar.
    Comencé a tomar los trastes y utensilios y los llevaba al comedor para acomodarlos. En los trayectos que hice, Javier solo volteó a verme una vez lanzándome una ligera sonrisa algo indiferente.
    Detestaba acomodar su plato en la mesa.
    -Ya terminé, mamá - dije después de unos minutos.
    -Gracias, mi amor. En un rato está la comida, mientras si quieres ve la tele.
    Estaba sentado en el mismo lugar dónde estuvo Javier mientras disfrutaba de ver a mi madre bailando desnuda. La televisión estaba encendida pero ni siquiera sabía que estaba viendo. La mayor parte
    de mi atención estaba puesta en la mesa de centro dónde mamá había dado su espectáculo. La miraba fijamente mientras sostenía en mis manos el cojín que había usado para poner la lencería de
    mamá y masturbarme; era como si todo objeto a mi alrededor en ese instante me regresara a las escenas de la follada que le habían puesto a mi mamá. Incluso al escuchar las voces de ambos
    provenientes de la cocina, resonaban en mi cabeza los gemidos y jadeos que soltaban mientras cogían. Una vez más, mi pene se empezaba a endurecer.
    Tiempo después (no sé cuanto pasó), Javier salió a la sala a mi encuentro.
    -Ya está la comida lista, amiguito. Tu mamá dice que ya te vengas a sentar.
    Apenas terminando de entregar su recado se dio la vuelta de regreso. Yo esperé a que desapareciera de mi vista antes de levantarme e irme a sentar. Sentía mariposas en el estómago.
    Los platos estaban servidos, todo lucia apetitoso, pero mi hambre aparentemente estaba obstruida casi por completo debido a la incomodidad que sentía en ese instante. Solamente faltaba yo, parecía que
    me estaban esperando. Mamá se encontraba sentada a la cabecera del comedor, mientras que Javier estaba a su lado derecho; mi lugar se situaba al lado opuesto, al izquierdo de mamá, justo enfrente
    del sujeto con el que mamá se acostaba.
    -Siéntate, cielo - me dijo mamá señalando mi lugar.
    Los tres comenzamos a comer, era demasiado incómodo, nadie hablaba, el único ruido que intervenía en el momento era el que provenía de la televisión en la sala. Así pasaron como unos diez o quince
    minutos hasta que por fin mamá decidió tratar de romper la tensión.
    - ¿Todo bien, hijo? ¿te hace falta algo?
    -No, mamá, estoy bien.
    -Qué bueno - me dijo sonriendo para después volver a comer - ¿No hacía calor en tu cuarto?
    Yo levanté y bajé los hombros.
    -Un poco, pero me dijiste que me quedara ahí hasta que tú me dijeras.
    -Sí, tienes razón, discúlpame - dijo después de haber lanzado una rápida y ligera risa nerviosa - ¿Y cómo ves la casa? ¿Te gusta?
    Yo solo asentí ligeramente.
    - Oye, hijo, te quiero platicar una cosa.
    -¿Qué cosa?
    -Bueno, cómo ya sabes Javier se va quedar este fin de semana con nosotros, y pues es obvio que tengas preguntas al respecto. Mira, como ya sabes tu papi y yo ya estamos separados, eso quiere decir
    que los dos tenemos el derecho de ir por el camino que elijamos, y compartirlo con las personas que escojamos. Y bueno, para no hacer esto tan largo, te platico que después de aquel viaje a la playa
    que hicimos tu y yo hace unos meses, Javier y yo habíamos seguido estando en contacto, como amigos, y ahora, después de lo de tu papá y yo, pues nos dimos cuenta que nos caemos muy bien, que
    nos llevamos bien, que nos entendemos (sobre todo en la cama, pensaba yo). Y es por eso que hemos decido, pues.... conocernos un poco mejor, a ver que pasa.... ¿Tu que dices?
    El enojo y los nervios mezclados me tenían totalmente tieso, me costaba incluso abrir la boca.
    -¿O sea que van a ser novios o algo así?
    -No sé si novios sea la palabra correcta - respondió mamá - pero si se trata de que nos conozcamos mejor, entre los tres - Dijo esto último mamá mirando a Javier - y ver después que pasa, amor.
    -¿De eso hablaron mientras yo estaba en el cuarto?
    -Ehh... sí, cariño, de eso.
    Vi en ese instante de reojo que Javier esbozó una ligera sonrisa mientras comía.
    -¿Y por qué tenían la música alta? - seguía cuestionando a mamá.
    -Ah, porque eran cosas que teníamos que hablar entre dos y creímos que la música nos iba a ayudar a concentrarnos y tener algo de privacidad. Pero bueno, eso ya pasó, lo único que quería era
    informarte para que estuvieras enterado, y para que sepas que aunque hayan algunos cambios en nuestras vidas, trataré que sean con la mayor tranquilidad y normalidad posible para ti, para que no
    los resientas tanto y puedas llevar tu vida igual que antes, ¿ok? - me decía mamá mientras me acariciaba la mejilla con su mano derecha, la misma con la que le había agarrado el pene a Javier para
    llevarlo a su recámara a coger.
    Yo planeaba seguir tratado de poner incómoda a mamá, para al ser consciente de aquello, no pude evitar sentir como mi pene se endurecía rico una vez más, así que ante mi debilitamiento originado
    de mi pene, no me quedó de otra que responder con un simple "sí, mamá". Y sin más por el momento, sin un discurso de ningún tipo de la nueva pareja de mamá, seguimos comiendo.
    Una vez habiendo terminado nuestros alimentos y haber recogido la mesa, Javier sacó una botella de vino y se sirvió una copa él, y una a mamá, quien la aceptó gustosa. Nunca antes había visto a mamá
    tomar cualquier tipo de bebida alcohólica; lo cual, obviamente me sorprendió sobremanera, y también terminaba por confirmar y remarcar el cambio de mamá de unos meses atrás hasta ese momento.

    Continuará...
     
    dirty boy, 24 Feb 2025 a las 01:42

    ¿Quieres

    Caletitas Reales
    Mejor Contenido
    Más Diversión

    ?

    #1
Cargando...

Compartir esta página