Con las compañeras del trabajo

Mi jefe nos había invitado a su casa esa noche, celebrando los buenos números que habíamos estado teniendo en la empresa, solo iríamos mandos y gente de staff. En total éramos dos hombres y cuatro chicas, que, sumados a mi jefe y a su esposa formábamos un grupo consistente para la reu. Era un sábado, nos juntamos después del trabajo y nos embarcamos al domicilio del jefe que quedaba por Los Olivos. Mis cuatro compañeras de trabajo eran chicas muy guapas, pero sobre todo una que es una diosa y todos se la querían levantar en el trabajo. Magda era la mayor, tenia 35 años y era como la madre del grupo, ya que todos los demás éramos casi 8-10 años menores, ella, a pesar de haber tenido 3 hijos, tenía todo el cuerpo aún en su lugar, era de personalidad tranquila pero muy madura debido a la responsabilidad de ser mamá, era de tez clara, pero tenía rasgos de morena y todo lo que ello implicaba, unos labios carnosos, muslos que reventaban dentro de sus jeans y unas caderas que eran una delicia, con unos senos de señora, de esos que te caben en toda la mano. Galia tenia un poco menos que mi edad(24 en ese entonces), era fuertemente trigueña, de rasgos andinos, trabajaba en la misma área que yo, y tenía el cuerpo más voluptuoso de todas las chicas, sus senos eran pequeños pero apetecibles, su mejor atributo era las tremendas nalgas que se manejaba, con unas caderas explosivas, que siempre me sorprendí mirando en muchas ocasiones en la oficina, era mi subordinada y a diario la tenía al alcance de mi mano, pero lamentablemente tenía algo que no me prendía, era muy escasa de inteligencia y de poca personalidad, se notaba bastante en el trabajo, me daba muchos problemas, aparte de ser poco higiénica y en algunas ocasiones olía mal(si no fuera por eso ya le hubiera reventado esas caderas hace tiempo). Helena era una chica con la que ya había tenido roces y coqueteos desde el inicio de los 3 años que llevábamos en la empresa, salimos un par de veces pero como patas, donde habíamos bailado y tomado hasta estar ebrios(me restregaba su nalgas mientras bailábamos a oscuras en alguna discoteca de lince, me miraba desde adelante con una actitud de loba menstruando), pero sin pasar a más allá, en ambas ocasiones me resistí a no llevármela y follarla, yo no quería tener un compromiso emocional con ella aparte de la amistad del trabajo, describiéndola, es una chica de cabello largo y ondulado (de esos que llegan hasta las nalgas y nos encanta jalar cuando las ponemos en cuatro), cuerpo carnoso, llenita pero muy tentadora, sobre todo en los últimos años porque al tomar un mando en el trabajo se vestía de manera formal y muy sexy, atentando contra mi autocontrol. La última, la diosa, Álida, una chica preciosa y de carácter fuerte, la típica estudiante de administración de la UPC, blanca como la leche, con cabello castaño y labios usualmente pintados de rojo, era delgada, se vestía y maquillaba como hembra en celo a pesar de que apenas tenía 21 años, como comentaba, todos en el trabajo se la querían follar, captaba toda la atención y siempre era usual que algún jefe de alguna otra área viniera a tirarle flores, yo como lobo ducho no le paraba balón, de vez en cuando se me acercaba por cuestiones de trabajo, en dichas ocasiones la hacía reír y siempre se iba con una sonrisa pero más allá de eso no le hablaba ni le saludaba si no era formalmente necesario, cosa que ella misma me confeso que la intrigaba.

En ese tiempo estaba saliendo con una chica del trabajo y todos lo sabían, no podía asistir a la fiesta porque su puesto era inferior. Tenia todo el campo libre y me planteé que esa noche si o si tendría una de esas cuatro zorritas arrodillada atragantándose con mi falo.
(continuará)

 

buen comienzo cofrade!, prosiga!!

 

Se avisora una buena continuación cofrade, tenga a bien continuar con la historia...

 

Llegamos a la casa del jefe en una coaster que tomamos en Alfonso Ugarte, las cuatro estaban bien vestidas para la ocasión, pero a la vez decentes ya que también salían de la oficina. El departamento del jefe era en el segundo piso así que tuvimos que subir por las escaleras, yo subí al ultimo y pude apreciar lo bien que le quedaba ese pantalón formal a Madga, por un momento me descubrí resistiendo ese impulso que nos da a todos cuando subimos a un hotel con una buena hembra, esa necesidad de azotar la piel de la yegua de turno. Ya en el departamento del jefe tuvimos la típica reunión laboral, comimos cerdo a la caja china cortesía de la esposa del jefe, que físicamente no era tan agraciada, siempre me pregunté como teniendo su posición y el sueldaso que se manejaba, el jefe se buscó una mujer tan poco atractiva y sin formas, en fin, tal vez desde el punto vista de la tranquilidad familiar tendría un poco de sentido de sentido, algo que la voracidad sexual a de mi juventud no podría entender, al menos no en esa etapa de mi vida. Hubo un momento en que en la avenida de afuera un carro frenó en seco e hizo un ruido estruendoso por lo que las 4 flaquitas se subieron a un mueble sobre las rodillas para ver hacia la ventana, nunca olvidaré ese momento, los anfitriones estaban en la cocina preparando la comida, y yo regresaba del baño cuando encontré esa escena de 4 hembras sobre sus rodillas apuntando sus preciosas nalgas hacia mí, tres jeans a la cadera de las jovencitas y el pantalón formal de secretaria fatal de Magda, estaba en el paraíso, no perdí la oportunidad de grabar en mi celular y en mi mente la ocasión, Álida estaba con un jean negro, y con un polo largo que dejaba sus hombros blancos a la vista, dentro de mí reprimí las ganas de tomarle la cola de ese cabello castaño tan bonito que tiene para luego empotrarla contra el balcón, moría por ver la blancura de sus nalgas convertidas en rojas a punta de látigos con las palmas de mis manos... Me calmé, aún quedaba una larga noche.

No había trago, terminamos de comer, nos pusimos a contar anécdotas laborales y jugar juegos de mesa que tenían los anfitriones, pero la reu se estaba tornando aburrida, ya casi eran las 12 y estábamos en nada, así que propuse una chancha y salir a comprar algo de alcohol con mi compañero, había algo de peligro por la hora y porque la zona donde vive el jefe era medio picante, pero no hubo ningún percance, a una cuadra conseguimos un par de flor de caña que cabeceamos con cocakola. Comenzamos a tomar y nos animamos un poco con la música, no podíamos bailar porque el ambiente no era tan grande, pero las chicas estaban más sueltas y más animadas, sin embargo, nos pusimos las pilas tarde (o tal vez yo pequé de perezoso), ya que Magda se tuvo que retirar porque no podía llegar tan tarde por sus hijo, al igual que Álida que vivía por SJL y le quedaba un poco lejos (aparte de lo peligroso que es para ella siendo una chica tan guapa por esas zonas, al final se me escapó, pero más adelante en otra ocasión, saciaría con ella mis más bajos instintos), solo quedaba Helena y Galia, yo ya me había decidido cuál de ellas se la comería entera, nos terminamos de soplar el trago con mi compañero, mi jefe y las chicas, yo ya estaba movido al igual que todos, pero seguía teniendo todo bajo control, nos despedimos y pasamos a retirarnos del departamento tomando dos uber, en uno se fue Galia hacia comas(me preocupó un poco ya que esa chica es muy inocente, en la siguiente semana teníamos mucho trabajo en el sector) en el otro nos fuimos los demás hacia el sur, yo tenia que regresar a San Borja, Helena se quedaba en lince y mi compañero en cercado, me aseguré de hacer entrar a Helena en el asiento de atrás y mande a mi compañero adelante jajaja, estuvimos conversando medio picados por el trago pero consientes en el taxi, dejamos al compañero en Lima y continuamos nuestro rumbo, ya solo yo y Helena. Nos quedamos en silencio, había tensión y ambos lo sabíamos, a pesar que no era la primera vez de estar esa situación, aunque esta vez yo no me iba a negar.

Ella estaba a mi izquierda, alargué mi mano hacia su rostro y la jalé hacia mi buscando sus labios, los primeros segundos se quedó sorprendida, sentí como no reaccionaba al beso, pero luego se encendió con mi pasión, nos comimos la boca, baje mi mano de su rostro buscando sus pechos, introduje mis dedos en medio de su escote buscando la suavidad de su seno, eso la prendió, me tomo el cuello, sujetándome con más ganas mientras más apretaba su pezón, no recuerdo cuanto tiempo estuvimos intimando tan de cerca(pero sé que no fue corto), hasta que la voz del chofer nos sacó de ese trance erótico. Ya llegamos dijo, en voz alta y grave, que sonaba un poco incomoda(otro taxista que se gana con dos jóvenes antes del garche), era cierto, estábamos en la puerta de la casa de Helena, en Lince, nos sorprendió esa abrupta ruptura de la escena, el taxi ya estaba pagado por lo que bajamos, la calle estaba desolada debido a la altura de la noche, estábamos bajo la penumbra de un árbol a las afuera de la casa de su casa, ya la tenía mis fauces, no iba a permitir que el hechizo se rompiera, nuevamente atraje su rostro hacia el mío, pero esta vez ella estaba preparada, puso una mano en mi nuca y otra en mi cintura, la había encendido, y quería más, yo con una mano le tome las caderas estrujándola contra mí con fiereza y morbo, quería que sienta lo que se podría perder si dudaba, con un par de nalgadas violentas desquité un parte de las ganas que tuve reprimidas toda esa noche, ya podía escuchar como disimulaba sus gemidos entre dientes, mientras me comía los labios. La tenía a toda mi disposición, supe que era el momento para hacerle mi sórdida proposición, quédate conmigo esta noche, le dije, ella no lo dudó asintiendo con movimientos de la cabeza mientras me comenzaba a lamer el cuello. La tomé de la mano y la llevé a un lugar donde podría empotrarla sin miramientos.

(continuará)

 

uauuu ese tipo de aventuras si que prometen, prosiga bro!!!

 

Espero que continúes bro... pero que sea más largo el capítulo!!