La gata quiere su leche

Esta historia es de hace ya varios años, en ese entonces tendría unos 17, estaba en el primer año de universidad. Eran fechas de vacaciones de Julio, así que acompañé a mis viejos a la ciudad de donde son, para efectos del relato diremos que la ciudad es mmm Chota, jajaja. Bueno, en esta ciudad toda la gente se conoce, todos son como parientes lejanos, malditos incestuosos.

Uno de esos días andaba paseando por la plaza viendo qué michi iba a hacer y veo un local de billar, me meto a hacer tiempo y como no había nadie me hago pata del dueño. Ya era la hora de almuerzo y tenía que ir a darles el alcance a mis viejos a una reunión, que era básicamente un fiestón: banda, harta comida, y sobretodo mucha cerveza. Ubico por ahí a mi vieja para que me dé billete para comprar mi jama, y la clásicaaa se pone a presentarme a sus amigas, una de ellas me agarra de la mano y me dice ven ven, te presento a mi hija Maripili, uy carajo. La hija era linda, blanca, ojitos marrones como almendras, labios pintados de rojo oscuro, su cabello bien lacio, peinado a un costado tipo emo que estaba de moda ese tiempo, jaja. "Ustedes eran novios de niños", dice la señora y se ríe, la hija que estaba tomando una gaseosa casi se atora y yo, como huevón, me pongo rojo.

Pasado el roche, le digo que me haga la taba a comprar mi almuerzo. Nos vamos al otro lado del local y mientras comíamos una pachamanca me entero que me lleva un año y que estudiamos en la misma universidad, mmm.
Estábamos conversando de cosas en común de la facultad y escuchamos –Qué aburridos estos chicos de ahora, sentados ahí–, un tío bigotón nos saca a bailar a la pista. Al rato le digo que ya me dio sed, nos vamos a la zona de bebidas y la flaca saca una chela y nos vamos a la parte de atrás donde habían juegos de niños y un huerto, ahí nos tomamos un par de botellas, como éramos pulpines ya estábamos medio sazonados, entre risas nos acercamos y empezamos a agarrar.
Como no queríamos roche nos metimos más a la huerta para chapar tranquilos, ahí le empecé a agarrar las caderas, ella me abrazaba, sintió mi erección y lanzó un gemidito, nos miramos y le quería levantar el polo para chuparle las tetas y ella no quería, se volteó y me la punteaba mientras le amasaba las tetas. Yo ya estaba goteando, en eso sentimos pasos y eran unos borrachos que no sé qué se metían a la huerta (ahora que lo pienso será que eran cabros o se iban a jalar... Nunca lo sabré). La cosa es que me dejaron en pindinga, la flaca ya se acomodó y salimos al patio donde estaban todos, la gente ya estaba bien picada, algunos se iban otros llegaban. Su vieja le hizo señas como para irse y Maripili me dijo que nos encontremos al día siguiente en la plaza, a eso de las 10 de la mañana.

Esa noche me corrí un pajazo pensando en lo que pasó y quedé seco. Al día siguiente, ya bien acicalado me fui a darle el encuentro. A lo lejos la vi con su cabello que se lo llevaba el viento, sus lentes de sol, su jean a la cadera, tenía un piercing en el ombligo, ya se me paraba la pinga al acercarme, nos saludamos con un besitos en el cachete y me dice que la acompañe a una ciudad cerca para comprar souvenirs.

En la combi nos sentamos en el asiento de atrás, como no nos conocía nadie pues la abrazo, sonreímos y empezamos a darnos picos y agarrar como novios, mi bulto empezó a crecer y la pendeja puso su mano encima y lo fue acariciando todo el camino, como estaba con buzo yo ya quería explotar... Llegamos a la otra ciudad y mientras comprábamos esas cojudeces de recuerdos y dulces le veia con ganas y ganas, esas nalguitas me hipnotizaban, la abrazaba por detrás para puntearla a cada rato. Ustedes saben cofras, esos cuerpitos firmes de flacas de 18 añitos son más añorados a medida que pasan los años, qué recuerdos. Bueno, la flaca me tuvo como hasta las 2 viendo esas huevadas, por ahí nos metimos a un restaurante a almorzar con una chelita, salimos de la mano y con el gasto de souvenirs, que también tuve que comprar, estaba calculando que no me iba a alcanzar para un telo...

 

Continua nteresante el relato

 

Ya no continuaste bro
Una lástima no saber como acabó la historia

 

Se veía interesante la historia.

 

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Si la gata quiere leche que buena obra hacer en alimentar a los animalitos que lo necesitan. más si saben recompensarte después.