Mi mamá y su ya no tan nuevo amigo 2

Tema en 'Relatos Eróticos Peruanos' iniciado por dirty boy, 24 Feb 2025.

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    A pesar de la edad que tenía, sin duda recuerdo cada detalle de aquella noche. La noche en la que definitivamente mamá había dejado de ser la mujer que había conocido; en donde se había entregado totalmente al placer, a la lujuria, aunque eso conllevara hacer a un lado su lado maternal.
    Antes, a duras penas mamá bailaba en las fiestas, y si lo hacía, era de forma muy sobria, ecuánime, y hasta se podría decir que sin mucha gracia, ¿entonces, que había pasado? ¿Qué era lo que había visto?¿ cuando y donde había aprendido mi madre a hacer eso? esa no podía ser mi madre, no quería esa versión fuera mi madre. En eso pensaba mientras estaba de parado en medio de la oscuridad parcial de la habitación de mi madre y Javier.
    Ambos yacían en el suelo inconscientes por el alcohol, él boca arriba con la pinga a la vista, y ella casi a un costado tirada boca abajo, mostrando su hermosa espalda y ese magnifico trasero totalmente descubierto. Mi sexy madre desnuda estaba justo a unos centímetros de mi sin ella supiera, ¿Qué se supone que debía hacer?

    Me encontraba en la cama acostado, mirando al techo fijamente, casi sin parpadear, aún procesando lo que había vivido hasta a penas hace unos pocos minutos. Realmente en esos momentos
    experimentaba una serie de sentimientos encontrados, por un lado, no podía negar que había vivido la experiencia más deliciosa que había tenido hasta ese instante de mi vida, ver a mi madre
    completamente en pelotas y follando era un manjar para la vista. No cabe duda de que era una diosa en la cama. Como dije en el anterior relato, no tengo duda de que de haber podido, me
    hubiera corrido como cabello, y precisamente es ahí donde nacía el otro sentimiento, la culpa. Era cierto que mi madre era preciosa, y que tenía un cuerpo delicioso, pero realmente, incluso
    a esa edad, sabía que había hecho algo bastante malo; me masturbé, me di un enorme placer sexual con mi mamá, viendo como cogía. No es correcto que un hijo haga eso con su madre,
    independientemente de las circunstancias. Pero el morbo y la lujuria eran tantas, que por más que quisiera no podía prometerme a mi mismo no volver a hacerlo. Todo eso había sido tan
    exquisito para mi, que no quería renunciar al hecho de presenciar porno en vivo protagonizado por mi madre, por lo menos hasta donde me fuera posible. Además, al momento de tener dichos
    remordimientos, también consideré que mi mamá (creyéndome demasiado idiota o inocente) trataba de hacer sus cosas totalmente a mis espaldas, incluso engañándome y tratando de manipularme
    para conseguir estar a solas con su amante, dejándome a mi de lado por completo; así que de algún modo, espiarla me lo tomaba como una especie de venganza a sus tomaderas de pelo.
    Mientras estaba acostado además de la música que prevalecía, podía escuchar el agua de la regadera la caer. No sabía si se estaba bañando Javier o mamá, o ambos. Pero no me animaba a averiguar,
    salir, o siquiera asomarme me parecía correr un riesgo innecesario. De repente recordé de que debía cambiarme, ya que tanto como mi playera como mi pantalón estaban con bastante tierra como
    resultado de la sesión de masturbación que había tenido en el jardín hace un rato. Al quedarme desnudo, por algún motivo me vinieron las imágenes de al cogida que Javier le había dado a mi mamá.
    Mi pene se paró otra vez. Casi sin dudarlo me abalancé hacia la cama, tomé una almohada, y practicando lo que recién había aprendido, comencé a "cogerme" a la almohada de un modo parecido al
    usó Javier para cogerse a mi mamá de perrito. "Ah...qué rico..." me decía cuando de un momento a otro escuché la puerta de la habitación de mamá abrirse. Yo detuve lo que estaba haciendo casi de
    inmediato, la música se dejó de escuchar. De repente, un par de golpes resonaron en mi puerta, yo, estando sobre la cama desnudo con la almohada aún en mi entrepierna, estaba helado.
    - Cariño, ya puedes salir cuando quieras - le escuché decir a mamá.
    -S...sí....sí, mamá, voy....
    Casi se me salía el corazón del pecho al pensar que mi madre pudiera entrara de repente. Incluso, del susto, había perdido por completo mi erección. Aún tenía ganas de jalármela, pero sabía que si me
    tardaba demasiado en salir, mamá podría sospechar algo, así que decidí contener mis ganas para después. Rápidamente me vestí y salí de mi habitación. La ropa de ambos ya no estaba en la sala. La
    puerta de la habitación de mamá estaba abierta, yo me asomé para ver si había rastro alguno de la cogida que la habían dado a mi mamá hace unos momentos. Pero no, la cama estaba ya tendida,
    acomodada, aunque pude adivinar que las sábanas que llevaba eran nuevas, ya que vi un puñado de éstas en el sesto de ropa sucia. Tan fresca estaban las imágenes en mi cabeza, que tan solo ver
    aquella cama hacían que mi pene se comenzara a levantar nuevamente, así que era mejor retirarme de ahí por el momento.
    Escuché ruidos provenientes de la cocina, cuando llegué ahí, vi a mamá sacando alimentos de la nevera, mientras Javier sacaba algunas botellas de licor de una bolsa. Ambos llevaban indumentaria
    acorde al clima cálido que se sentía en ese momento. Mamá llevaba una camiseta blanca ligera de manga corta; un short de mezclilla bastante corto; y unos sandalias.
    -Cariño, por favor, ayúdame a poner la mesa - me dijo en cuanto me vio entrar.
    Comencé a tomar los trastes y utensilios y los llevaba al comedor para acomodarlos. En los trayectos que hice, Javier solo volteó a verme una vez lanzándome una ligera sonrisa algo indiferente.
    Detestaba acomodar su plato en la mesa.
    -Ya terminé, mamá - dije después de unos minutos.
    -Gracias, mi amor. En un rato está la comida, mientras si quieres ve la tele.
    Estaba sentado en el mismo lugar dónde estuvo Javier mientras disfrutaba de ver a mi madre bailando desnuda. La televisión estaba encendida pero ni siquiera sabía que estaba viendo. La mayor parte
    de mi atención estaba puesta en la mesa de centro dónde mamá había dado su espectáculo. La miraba fijamente mientras sostenía en mis manos el cojín que había usado para poner la lencería de
    mamá y masturbarme; era como si todo objeto a mi alrededor en ese instante me regresara a las escenas de la follada que le habían puesto a mi mamá. Incluso al escuchar las voces de ambos
    provenientes de la cocina, resonaban en mi cabeza los gemidos y jadeos que soltaban mientras cogían. Una vez más, mi pene se empezaba a endurecer.
    Tiempo después (no sé cuanto pasó), Javier salió a la sala a mi encuentro.
    -Ya está la comida lista, amiguito. Tu mamá dice que ya te vengas a sentar.
    Apenas terminando de entregar su recado se dio la vuelta de regreso. Yo esperé a que desapareciera de mi vista antes de levantarme e irme a sentar. Sentía mariposas en el estómago.
    Los platos estaban servidos, todo lucia apetitoso, pero mi hambre aparentemente estaba obstruida casi por completo debido a la incomodidad que sentía en ese instante. Solamente faltaba yo, parecía que
    me estaban esperando. Mamá se encontraba sentada a la cabecera del comedor, mientras que Javier estaba a su lado derecho; mi lugar se situaba al lado opuesto, al izquierdo de mamá, justo enfrente
    del sujeto con el que mamá se acostaba.
    -Siéntate, cielo - me dijo mamá señalando mi lugar.
    Los tres comenzamos a comer, era demasiado incómodo, nadie hablaba, el único ruido que intervenía en el momento era el que provenía de la televisión en la sala. Así pasaron como unos diez o quince
    minutos hasta que por fin mamá decidió tratar de romper la tensión.
    - ¿Todo bien, hijo? ¿te hace falta algo?
    -No, mamá, estoy bien.
    -Qué bueno - me dijo sonriendo para después volver a comer - ¿No hacía calor en tu cuarto?
    Yo levanté y bajé los hombros.
    -Un poco, pero me dijiste que me quedara ahí hasta que tú me dijeras.
    -Sí, tienes razón, discúlpame - dijo después de haber lanzado una rápida y ligera risa nerviosa - ¿Y cómo ves la casa? ¿Te gusta?
    Yo solo asentí ligeramente.
    - Oye, hijo, te quiero platicar una cosa.
    -¿Qué cosa?
    -Bueno, cómo ya sabes Javier se va quedar este fin de semana con nosotros, y pues es obvio que tengas preguntas al respecto. Mira, como ya sabes tu papi y yo ya estamos separados, eso quiere decir
    que los dos tenemos el derecho de ir por el camino que elijamos, y compartirlo con las personas que escojamos. Y bueno, para no hacer esto tan largo, te platico que después de aquel viaje a la playa
    que hicimos tu y yo hace unos meses, Javier y yo habíamos seguido estando en contacto, como amigos, y ahora, después de lo de tu papá y yo, pues nos dimos cuenta que nos caemos muy bien, que
    nos llevamos bien, que nos entendemos (sobre todo en la cama, pensaba yo). Y es por eso que hemos decido, pues.... conocernos un poco mejor, a ver que pasa.... ¿Tu que dices?
    El enojo y los nervios mezclados me tenían totalmente tieso, me costaba incluso abrir la boca.
    -¿O sea que van a ser novios o algo así?
    -No sé si novios sea la palabra correcta - respondió mamá - pero si se trata de que nos conozcamos mejor, entre los tres - Dijo esto último mamá mirando a Javier - y ver después que pasa, amor.
    -¿De eso hablaron mientras yo estaba en el cuarto?
    -Ehh... sí, cariño, de eso.
    Vi en ese instante de reojo que Javier esbozó una ligera sonrisa mientras comía.
    -¿Y por qué tenían la música alta? - seguía cuestionando a mamá.
    -Ah, porque eran cosas que teníamos que hablar entre dos y creímos que la música nos iba a ayudar a concentrarnos y tener algo de privacidad. Pero bueno, eso ya pasó, lo único que quería era
    informarte para que estuvieras enterado, y para que sepas que aunque hayan algunos cambios en nuestras vidas, trataré que sean con la mayor tranquilidad y normalidad posible para ti, para que no
    los resientas tanto y puedas llevar tu vida igual que antes, ¿ok? - me decía mamá mientras me acariciaba la mejilla con su mano derecha, la misma con la que le había agarrado el pene a Javier para
    llevarlo a su recámara a coger.
    Yo planeaba seguir tratado de poner incómoda a mamá, para al ser consciente de aquello, no pude evitar sentir como mi pene se endurecía rico una vez más, así que ante mi debilitamiento originado
    de mi pene, no me quedó de otra que responder con un simple "sí, mamá". Y sin más por el momento, sin un discurso de ningún tipo de la nueva pareja de mamá, seguimos comiendo.
    Una vez habiendo terminado nuestros alimentos y haber recogido la mesa, Javier sacó una botella de vino y se sirvió una copa él, y una a mamá, quien la aceptó gustosa. Nunca antes había visto a mamá
    tomar cualquier tipo de bebida alcohólica; lo cual, obviamente me sorprendió sobremanera, y también terminaba por confirmar y remarcar el cambio de mamá de unos meses atrás hasta ese momento.

    Continuará...
     
    dirty boy, 24 Feb 2025

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    jajaja yo digo que la mamá ya sabe que el nene por lo menos la escucha coger pero ya le vale a la zorrita
     
    Cristian alvarado, 24 Feb 2025

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    Continuación...
    No entraré en muchos detalles sobre el resto del día para no hacer esto más largo de lo que, de por sí, ya es. Solamente diré que el resto de la tarde se trató de hacer actividades como si fuéramos una
    "familia" (aunque era notorio como yo a veces salía sobrando); y también de mi mamá y Javier bebiendo el licor que éste último había llevado, en mi presencia.
    Era casi las ocho de la noche, la noche comenzaba a caer. Veíamos televisión los tres en la sala, mamá y Javier sentados juntos en sofá principal, mientras que yo me encontraba desparramado en uno
    individual al lado. Llevaban sus copas en la mano, claramente habían perdido la atención en la televisión; se cuchicheaban entre ellos mientras emitían una que otra risa contenida. Javier tenía un brazo
    suyo rodeando a mamá, estaban demasiado juntos, perecía en cualquier momento se iban a dar un beso, pero no pasó. Lo que sí pasó, es que de reojo noté como Javier con el brazo que tenía sobre
    mamá, trató de agarrarle una teta. Pero mamá se la retiró suavemente con una sonrisa en el rostro, señalándome con la mirada. Javier le decía cosas al oído.
    -No, no, como crees - le escuchaba decir a mamá.
    -Ándale - le pedía Javier
    -No me me voy a poner eso, no enfrente de.... - Nuevamente, me señaló con la mirada pensado que no me daba cuenta.
    -Ándale, no creo que le moleste, se ve tranquilo - Javier miraba fijamente a mamá mientras le acariciaba el hombro.
    -Pero no, no está bien.
    -Pero no vamos a hacer nada, nada más a nadar.
    -Pero no está bien, no debe ver a su mamá así.
    -¿Qué tiene?, o mándalo a dormir ya - ambos rieron.
    -No, ya no puedo hacer eso - contestó mamá.
    -Pues entonces, ándale, no tiene nada de malo, es solo una prenda para nadar.
    -Pero se ve todo con eso.
    -¿Cuál todo? si está normal, nada un poquito más sexy. Ándale, un rato nada más, nada más quiero verte. Diez minutos aunque sea.
    Mamá se quedó un momento en silenció, hasta que me hizo saltar de un susto cuando me llamó.
    -Hijo, ¿No quieres nadar un ratito en la alberca? No te has metido - su voz se empezaba a escuchar rara.
    -Mmm....s...síí...mamá.
    -Pues vamos a ponernos los trajes de baño entonces.
    Me levanté y fui a ponerme mi traje de baño a mi recámara. Me costó trabajo disimular mi temblorina de camino al cuarto. Mamá y Javier se metieron también a cambiar. Salí minutos después, ya
    con mi traje, mis sandalias y mi toalla. A pesar de ser ya de noche, el bochorno que se sentía permitía perfectamente estar en bañador y nadando, así que con el clima no había ningún tema. Minutos
    después salió Javier igualmente cambiado.
    -¿Listo amiguito?, vamos a nadar.
    -¿Y mi mamá?
    -Todavía se está cambiando, ahorita nos alcanza.
    Yo estaba ya dentro de la piscina, solamente flotando en el agua prácticamente, mientras veía a Javier, quien había llevado el stereo al parte de afuera, a unos metros de la piscina, y la trataba de
    poner a funcionar. De repente, oí una puerta ahí, y lo que vi, debo admitirlo, me dejó sin aliento. Mamá venía caminado hacia nosotros, era una cosa se otro mundo. llevaba un bikini blanco, un
    bikini pequeño, puesto que se le podían ver parte de los senos fuera del sostén, traía el cabello recogido con un chongo, dejando unos caireles caídos en su frente, se veía hermosa. Cuando llegó,
    inmediatamente le sonrió a Javier, quien, por supuesto, al ser el más feliz ahí, le devolvió la sonrisa. Mamá llevaba amarrada a la cintura un pedazo de tela, para cubrir su trasero. Caminó hacia una
    mesita que había por ahí, y tomó uno de los tragos de licor que Javier había recién servido, sus gestos exhibían su poca experiencia con la bebida. Regresó a la orilla de la alberca con el trago en
    la mano.
    -¿Qué tal está el agua, mi amor?
    -Bien....- respondí
    -Qué bueno, ¿Quieres jugo, refresco, algo? - Yo negué con la cabeza - bueno.
    Mamá dejó su trago a la orilla de la piscina, se quitó la tela, la botó por ahí y se quitó las sandalias, para posteriormente, meterse a la alberca tratando de ser cuidadosa de no darme la espalda, creo
    que todavía tenía algo de vergüenza conmigo. Ya una vez dentro, tomó otro sorbo de su bebida, y como si nada, comenzó a juguetear conmigo lanzándome un poco de agua, yo, algo incómodo,
    trataba de seguirle el juego. Al jugar con mi mamá, creo que por primera vez desde que habíamos llegado me comenzaba a relajar un poco. Se sentía bien para mi, ser, o por lo menos, sentirme, otra
    vez, el centro de atención de mi mamá. Como dije, la verdad si era riquísimo verla y escucharla coger. Pero creo que aún así, hubiera preferido nunca conocer esa faceta de ella, a cambio de que esa
    madre consentidora, cariñosa, amorosa y sobre protectora, hubiera quedado intacta, aunque se hubiera separado de mi papá, pero que no tuviera ni un solo cambio, y se tratara, tal y como debía
    haber sido ese primer viaje, solo ella y yo. Todo iba bien, hasta qué, de repente, el stereo comenzó a sonar tan fuerte, que tanto a mi como a mamá nos asustó. No podía creer lo que había hecho Javier,
    la canción que sonaba casi a todo volumen era la misma con la que mi mamá le había bailado horas antes. Mamá volteó claramente sorprendida, casi atónita hacia Javier, quien sonreía pícaramente.
    -¿Qué es eso? - le gritó a Javier con una mirada nerviosa.
    -Ya sabes - le respondió el sujeto. Mamá no pudo evitar una risa nerviosa
    Javier comenzó a bailotear y aplaudir mirado a mamá.
    -Ándale, ¿Cómo iba?
    tomó los tirantes de su camiseta y comenzó a emular a mamá cuando ésta hacía lo mismo con los tirantes de su brasier esa vez. Yo no podía creer lo que Javier ¿Qué hacía, qué quería?; ¿Calentar a mamá?;
    ¿calentarse él?; ¿provocarme?; ¿restregarme en la cara lo que mi mamá le había hecho? Ya en retrospectiva estoy convencido de las últimas hipótesis, pero en ese momento, la confusión reinaba en mi
    mente de 7 años. Mamá solo atinó a mirarme con cara de extrañeza y decirme: "quién sabe de qué habla".
    -Ándale, un bailecito - insistía Javier.
    Mamá volvió a reír, y ante la insistencia de su, ahora novio, trató le librarse del momento tomándome de las manos y bailando de manera algo infantil. Yo al saber el contexto de todo, no hacía más que
    dejarme manipular por mi madre mientras la veía fijamente, ella me sonreía. Javier sacó una breve carcajada. Por fin la canción había terminado, pero lo más hardocore y rico todavía no llegaba.
    -Ya no la pongas - le ordenó mamá a Javier.
    -Está bien, está bien - respondió mientras escogía una nueva canción.
    Al mismo volumen, Javier puso ahora un reguetón, "good looking" se llamaba. El sonido era tan estruendoso que creí que en algún momento un vidrio se quebraría. Javier caminó hacia donde estábamos.
    Le ofreció su mano a mamá para ayudarla a salir, ella al principió lo dudó, pero segundo después aceptó y salió de la piscina. Casi se me sale el corazón al ver completo el tremendo bikini que mamá llevaba
    puesto; ¿recuerdan como les describí la tanga de mamá con la que me masturbé?, pues bien, la que traía ahora no se podía comparar; esta era completamente de hilo, a penas se notaban unos hilitos arriba
    de los glúteos, las nalgas, esas deliciosas nalgas estaban totalmente expuestas. No pude evitar seguir con la mirada el culo de mamá mientras salía de la piscina...

    continuará...
     
    dirty boy, 25 Feb 2025 a las 00:00

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    Javier se quitó su camiseta, dejándose solo en bañador. volteó a mamá, la pegó contra él y se empezó a menear de un lado a otro, haciendo que ella hiciera lo mismo. Mamá al inicio parecía incómoda, pero
    creo que el alcohol que había consumido ya había surtido el efecto necesario para quitarse toda pena, incluso delante de su hijo; y comenzó a acompañar a Javier con los movimientos. Yo, esta vez, los tenía
    solo a centímetros, ellos parecían no notarme en absoluto.
    Mamá se separó un poco de Javier y se volteó, quedando de frente a éste mientras seguía bailando. Yo desde ese ángulo podía ver super bien sus exquisitas nalgas, todavía con gotas de agua deslizándose.
    Mamá, bailando, se volteó de nueva cuanta, esta vez ya más decidida; dobló un poco las rodillas y abrió otro poco las piernas, y sin más, pegó su trasero a la zona genital de Javier para comenzar a moverlo,
    sí, se podría decir que mamá estaba perreando frente a mi, que seguía en la alberca absorto en el espectáculo. Mamá se recargaba totalmente en Javier sin parar de mover su cuerpo, Javier la tomaba por el
    abdomen con una cara de placer increíble, "Ah, qué rico" lo escuché decir en un momento. Recorría con sus manos los muslos y caderas de mamá, repito, todo esto sabiendo ellos de mi presencia ahí.
    El aire me comenzaba a provocar un poco de frío, tal vez era por la total inactividad que tenía en ese momento. No me atrevía a mover ni un dedo, no sé porqué. Quería decirle a mi mamá que se detuviera,
    que yo la estaba viendo, pero las palabras tampoco me salían, solo alcancé a emitir un "mamá" a penas entre dientes, que, por supuesto, resultó completamente inaudible por la intromisión la música. Mamá
    ocasionalmente en ese baile se ponía de frente a Javier para acariciar su pecho, era ahí dónde podía ver las tremendas nalgas que se cargaba (un niño de casi 8 años saboreándose el culote de su madre, lo
    reconozco, de lo más bizarro, pero creo que debo ser lo más sincero posible). Ambos se sonreían mientras bailaban. Mamá ya se movía con toda libertad, movía el culo de un lado a otro aún sabiendo que
    yo podía ver esa tanguísima que llevaba puesta. A Javier, como era de esperarse, se le paró, haciéndose una gran carpa sobre su short, y no fue el único, cuándo me percaté, yo también ya traía una gran
    erección debajo del agua, quería jalármela, pero, por lo menos en mi caso, todavía guardaba algo de pena ante mi madre. Las canciones de reguetón continuaban una sobre otra.
    El rostro de mamá estaba ya algo enrojecido (en parte tal vez por el alcohol), incluso ya hasta alzaba los brazos mientras se meneaba; abría la boca de las misma forma que cuándo hacía el amor,
    definitivamente estaba ya excitada. Se movía delicioso, bailaba como toda una golfa. Parecía que todo iba a quedar en esa sintonía, sin embargo, de repente mamá pareció recobrar conciencia y
    volteó a verme como si la hubiera cachado robando o algo así, obviamente detuvo su baile un momento; ambos nos quedamos mirando unos segundos con caras pálidas, sin parpadear si quiera.
    De la manera más discreta que pude, me echaba agua sobre el pene para tratar de bajar la erección. Pensé que el show había acabado para mi, lo que me esperaba era ir a mi habitación a dormir, o por lo
    menos a no estorbar; pero para mi sorpresa (e incluso para Javier, creo) mamá tomó otra decisión, me llamó con la mano.
    -Cariño, ven - dijo - baila con nosotros, no es nada malo, ¿verdad? - le dijo a Javier volteándolo a ver, éste solo asentó con algo de extrañeza.
    Yo me quedé solo mirando, sin moverme. Desde luego no esperaba tal ofrecimiento.
    -Ven - continuaba diciéndome mamá extendiendo su mano.
    Aparentemente, sin más opción, nadé hacia la orilla y salí de la piscina. Había logrado bajar mi erección, a diferencia de Javier, que sin ningún recato de él o de mi madre, todavía la tenía bastante firme,
    sonaba "La ametralladora", mi mamá nos tomó a mi y a Javier de la mano y bailaba. Tanto a él como a mi se nos notaba la incomodidad, pero tratábamos de seguirle el juego a mamá. Al parecer fue
    Javier al que le costó menos acostumbrarse, ya que solo unos segundos después, se colocó otra vez detrás de mamá para repetir lo que hacían hace unos momentos. Mamá se rio y me tomó con ambas
    manos, se seguía meneando. Yo trataba de emularla, pero lo hacía muy torpemente. Ella enfocaba su mirada en Javier mientras mantenía su boca semi abierta. Yo a la vez no podía evitar mirar las
    maravillosas tetas y piernas de mamá. Mi pene me estaba traicionando, se estaba parando otra vez, me palpitaba deliciosamente. Mamá ya toda perdida por el alcohol y la excitación, me soltó una de mis
    manos para llevar la suya a la cabeza de Javier, quien parecía estarle prácticamente besándole el cuello, sus manos seguían sobre el abdomen de mamá, pero cada vez se veían más cerca de tocar sus tetas.
    Mamá ya casi no se movía a los lados, más bien parecía moverse de adelante hacia atrás, como si quisiera que se la metieran otra vez. Enfrente mío, veía como se mordía los labios y pelaba los ojos. Mi
    madre, se podría decir que estaba a medio faje mientras me sostenía de la mano, había quedado claro su falta de control respecto al alcohol. Yo seguía sin decir una palabra, ya había dejado de moverme
    también, lo que me provocaba algo de frío debido a que no tenía mucho de que había salido del agua.
    Mamá, ya sin ningún cuidado, me soltó de golpe la mano y se dio la vuelta para quedar de frente a Javier, y ya sin más, se abalanzó sobre de él para plantarle un tremendo beso en la boca, rodeándolo
    con ambos brazos del cuello, por supuesto Javier aceptó el beso sin ningún tema. Yo me quedé atónito, sin saber que hacer, solo miraba como mamá y Javier, justo enfrente de mi, se comían las bocas.
    Lo mejor, o peor, fue que las nalgas de mamá habían quedado a centímetros de mi, justo enfrente de mi rostro. Yo estaba atónito, no lo podía creer. Dejé de mirar como se besaban para quedarme viendo
    perdidamente el trasero de mamá. Fue a tal grado mi hipnotismo que en un acto casi inconsciente, estiré una mano para tratar de tocar uno de los glúteos de mamá, pero logré reaccionar y quitarla antes.
    Sin embargo, pensé que ya que todos parecían haber perdido el sentido de la decencia ahí en ese momento (incluyendo mi propia madre) decidí que yo también me quitaría de todo pudor. Me vino una
    erección deliciosa, erección que esta vez ya no oculté, la traía como carpa en el traje de baño, además, comencé a tocarme mientras veía a mamá y Javier fajando. Se sentía exquisito. Me metí la mano en
    el traje de baño y toqué mi pene, sin pena alguna, me la jalaba feliz de la vida, mirando fijamente las nalgas de mamá, con la boca, al igual que ella, semi abierta. Estaba absorto en mi chaqueta hasta que de
    repente escuché como Javier se río.
    -¿Ya viste a tu hijo? - le dijo a mamá, quien, casi de inmediato se dio la vuelta para verme.
    Mi reacción fue tan lenta que para cuando mamá volteó yo seguía jalándomela. Mamá se quedó atónita al ver lo que estaba haciendo, su rostro reflejaba como si me tuviera miedo o algo así.
    -Hijo, ¿Qué haces?
    Sin siquiera dejarme contestar, o sacarme la mano del traje de baño, se abalanzó sobre mi para tratar de taparme, yo me quedé helado.
    -No hagas eso, mi amor - me decía mamá mirándome a la cara- ¿Por que se te puso así tu pajarito, bebé? ¿Fue por ver lo que hacía con Javier?- Yo asentí con la cabeza. Sentía como me pene, aún erecto
    rosaba uno de sus senos.
    Al sentir ese roce, en vez de que mi erección bajara, se había reforzado todavía más. Estando abrazado a mi madre, al sentir su piel todavía mojada, no pude evitar que todos lo recuerdos, tanto de nuestro
    viaje a la playa como los de hace unas horas, vinieran a mi mente de repente. Fue entonces, que en un acto asqueroso e inmoral (lo reconozco), le besé el cuello a mamá como veía que Javier se lo había hecho,
    mis manos recorrían su espalda. Mamá al sentir lo que hacía, con tufo alcohólico, inmediatamente quitó mi cara de su cuello y me miró fijamente a los ojos.
    -¿Qué haces? - me dijo.
    - Te he visto, mamá- le respondí sin saber exactamente en ese momento que estaba haciendo.
    -¿Como que me has visto?
    -Sí, te he visto, te vi como hacías el amor con Javier...…- El rostro de mamá, a pesar de estar borracha, se tornó pálido, abrió los ojos enormemente.,,
     
    dirty boy, 28 Feb 2025 a las 23:55

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    Continuación:
    -¿Qué?, ¿de qué hablas, que dices? - Yo volví a pegarme a mi mamá para hablarle al oído.
    - Qué te he visto como te encueras con Javier, como se besan, se tocan y tu le chupas a él su pajarito - mamá me volvió a separar de ella para mirarme a la cara sosteniéndome de los hombros.
    - ¿Pero.....Cuándo?
    - Desde esa vez que fuimos a la playa, sí estaba despierto, vi todo, cuando él llegó al cuarto, como te metía su pájaro en la sábana que estaba en el piso, y como después se metieron al baño; y también
    hace rato, me salí del cuarto sin que te dieras cuenta y vi como le bailabas en la sala, como lo hicieron aquí, en la hamaca y después en el cuarto, vi como te metió el pene en tus pompas, como los perritos y
    te dejó algo blanco que le salió del pene embarrado - mamá solo se quedó mirándome sin decir nada.
    - Y me gusto...…- continué.
    -¿Qué? - dijo mamá
    -Qué me mucho gusto verte sin ropa, y haciendo lo que hacías, se sentía rico.....
    -Hijo.....¿por qué? ¿Qué hacías cuando veías eso?
    -Se me levantaba mi pilín como Javier, y me lo tocaba como ahorita. Se veía que ustedes sentían muy rico, y yo también quería sentir rico.....
    Mamá me alejó un poco con sus manos sin quitarme la mirada de encima, sin responderme nada. Yo me pegué a ella, lanzándome a sus brazos, sin importarme que Javier estuviera ahí, yo la rodeé con mis
    brazos, impidiendo que se alejara de mi. Mi pene aun erecto ahora sí pegó en ella directamente.
    - ¡Yo también quiero, mamá...!
    - ¿Qué quieres?....- me preguntó.
    - ¡Yo también quiero me hagas sentir rico -(Evidentemente mis experiencias vividas, la excitación del momento y mi desconocimiento por lo sexual me hicieron decir esa sarta de locuras y estupideces) -
    ¡quiero que me hagas lo mismo que a Javier, quiero saber que se siente que te chupen ahí, como se siente meterlo ahí!
    Fue en ese momento que me empecé a restregar sobre el cuerpo de mamá, parecido a como lo había hecho en la tarde sobre el cojín mientras la veía coger. Mamá al sentir lo que hacía me quitó
    empujándome, haciendo que casi me cayera de sentón.
    - ¡¿Pero que tonterías dices?!! - me gritó - ¡¿Por qué me espías en mi intimidad?!, y además, ¿Cómo te atreves a desobedecerme?, peor, independientemente de lo que haga, de si estoy con ropa o sin
    ropa, o si traigo una tanga que deja ver todo, ¿Cómo te atreves a tocarte viéndome a mi, a tu madre?, ¿A masturbarte así, descaradamente en mi?, ¿Sabes qué? No te quiero aquí, vete a dormir ya,
    mañana hablaremos.
    Yo, ya con lágrimas en los ojos, no encontré otra forma de tratar de apelar a la decisión de mi mamá más que lanzarme una vez más a sus brazos y sostenerla fuertemente.
    -No, mamá, por favor, no te enojes, no me vuelvas a encerrar. Te prometo que ya no hago esas cosas, ni te vuelvo a ver, pero no me corras.
    Ella, sin devolverme el abrazo, se quedó en silencio varios segundos, yo tampoco emití palabra alguna. Fue hasta que Javier, quien tenía una sonrisa en el rostro, tomó la palabra se rompió el hielo.
    - Ya, Laura, no es para tanto - mi mamá volteó a verlo, ella tenía cara como de perdida - el niño nada más te salió un poco chaquterito, no tiene nada de malo, vio algo que no tenía que haber visto por
    accidente, le gustó, e hizo lo que hizo por eso, porque le gustó, sin más, sin ninguna maldad o intención de hacerte daño a ti. Además, no lo puedo culpar, la verdad estás deliciosa.
    Javier caminó hacía mi y mi mamá para ponerse a un lado de nosotros. Tocó mi cabeza con su mano.
    - Por más que sea tu hijo, es un hombre. Se está haciendo hombrecito ya y es normal que en algún momento le empiecen a llamar la atención las mujeres. Y aunque seas su mamá, estás buenísima,
    y eres una fiera en la cama, eso ni él lo puede negar. Pero eso no quiere decir lo vaya querer hacer contigo toda la vida, es solo una etapa, no seas tan dura.
    - Pero - respondió mamá - ¿Qué hago? me vio, nos vio, y creo que todo, no quiero, no quiero que vea.
    - Te repito, no creo que sea su culpa por completo, sigue siendo un niño después de todo, en todo caso la culpa es más de nosotros, tuya, que eres la mamá.
    - Sí, lo sé....
    - Y la verdad, si mi mamá hubiera estado como tú cuando era niño, también me hubiera pegado tremendos chaquetones - dijo entre risas - así que, no arruines el momento, ni a nosotros ni a tu hijo,
    recuerda que vinimos aquí a pasarla bien.
    - Entonces - dijo mamá - ¿Qué hacemos? - Javier le extendió la mano a mamá, la música seguía sonando a alto volumen.
    - Pues seguir divirtiéndonos.
    Mamá le tomó la mano, se levantó, también me tomó a mi de la mano.
    - Sí, tienes razón, hay que divertirnos, ¿verdad, mi vida? - yo solo asentí viéndola a la cara, confundido - Perdóname, mi cielo, no debí gritarte, tu no hiciste nada malo - mamá me dio un beso en la
    mejilla, ahora ella se me acercó al oído - Ahora, solo por hoy, voy a dejar que te satisfagas, para que se te quiten las ganas....
    Mamá, ya sin pena, me tomó de la mano y me llevó detrás de ella hacía la mesa que estaba cerca de ahí. No lo podía creer, veía, justo frente a mi, como las nalgotas de mi mamá se movían al ella caminar;
    creo que hasta una sonrisa se me salió, el corazón se me aceleró y sentía como mi pene se quería volver a levantar. De manera lasciva veía a mi mamá todas las piernas, de los pies a los glúteos. Eso me
    indicaba el nivel de confianza que mamá trataba de crear otra vez entre nosotros, así que decidí seguirle el juego.
    - Estás preciosa, mamá.....
    - Gracias, amor
    - Me gustan mucho tus nalgas - le dije entre risas. Ella me respondió con una ligera risa también.
    Tomó su trago de mesa y le dio otro gran sorbo.
    - ¿Puedo probar mamá?
    - Toma, solo un trago - me dijo extendiéndome el vaso.
    Probé el licor, hice gestos y lo dejó. Mamá y Javier rieron. Yo seguía sin poder quitar mi mirada del cuerpo de mamá, era tan delicioso. Así que, estando al lado de ella, volví a tocarme la entrepierna. Mamá
    al percatarse de esto me miro unos segundos, sin decir nada, yo al sentir su mirada me detuve pensado que me daría otro regaño. Pero, contrario de lo que uno pensaría, tomó otro trago de su bebida,
    terminándosela y casi azotando el vaso en la mesa.
    - Javier..... - le dijo mamá a su novio - pon una canción....
    - ¿Qué canción? - preguntó él.
    - Una canción que se llama "rich girl" de Gwen Stephanie. Y ven a la sala.....
    Mientras Javier buscaba la canción que mamá le había pedido, ella se amarró una toalla a la cintura y me llevo con ella adentro, a la sala.
    - Mi amor, aquí quédate tantito, regreso rápido, ¿vale? - yo solo asentí en silencio.
    Mamá fue casi corriendo a su habitación, escondiéndose en la oscuridad del lugar.
    - ¡Ya la encontré! - gritó Javier.
    - ¡Ponla y vete rápido a la sala tu también! - le respondió mamá desde la habitación...

    Continuará...
     
    dirty boy, 2 Mar 2025 a las 04:09

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    Continuación...
    Javier le dio play y fue casi corriendo inmediatamente después. Nos sentamos juntos en sillón, frente a la mesa de centro. La canción comenzó a sonar en alto volumen. De la habitación salió mamá, dando
    pequeños brincos para llegar a donde estábamos Javier y yo. Llevaba puesta la bata que usó esa tarde para su amante. No podía creer lo que estaba viendo, mamá se subió, de nueva cuenta, a la mesa de centro.
    Y, sí, comenzó a bailar, bailaba para Javier, pero esta vez, también para mi. Yo estaba atónito, solo miraba hacia arriba, hacia ella, con los ojos sin parpadear y la boca abierta. Mamá tenía sus manos en la nuca,
    las piernas un poco abiertas y moviendo las caderas de un lado a otro.
    -Ahh.... qué rico..... - dijo Javier mientras se tocaba el pene erecto, al lado de mi.
    Mamá se desabrochó la bata, dejando ver la parte delantera de su bikini. Seguía bailando alocadamente, dando vueltas y moviendo las caderas de manera demasiado sexy. Mamá se bajó un poco la bata,
    dejando ver sus hombros; solo para que, después, la dejara caer, dejándose ver su amante y su hijo en ese maravilloso, sensual y diminuto bikini blanco. Ella, ya sin recato alguno, nos mostraba esa estupendas
    nalgas en tanga de hilo, moviendo su trasero justo enfrente mío. Mi erección, al igual que la de Javier, ya estaba al límite. La canción terminó, pero inmediatamente sonó otra, de un ritmo muy distinto, ahora
    era reggae. Mamá se quedó quieta un segundo, sin saber muy que hacer, pero no tardó en volver a animarse; y sonriendo volvió a mover de una lado a otro la cadera, optando esta vez por una baile más
    cadencioso, lento, y sensual. Seguía moviendo las nalgas, pero ahora bajaba poco a poco. Tomó las tiras de su tanga, y las movía al compás de ella, como amagando con quitársela, pero no lo hizo. Mamá seguía
    bailándonos, pero se quedaba ahí, sin quitarse ninguna prenda como la vez anterior, lo cual, creo que nos decepcionó un poco a Javier y a mi. Mamá se volvió a voltear meneando sus caderas.
    - Qué rica está tu mamá - me dijo Javier al tiempo que se levantaba.
    Al parecer el nuevo novio no se quería quedar con las ganas, así que, sin que mamá se percatara, se acercó a ella y le desenredó el nudo del bikini del brasier; éste cayó un poco, pero mamá alcanzó tomarlo y,
    por instinto, se dio la vuelta, desde donde se le podía ver una buena parte de las tetas. Su mirada era de asombro.
    - Déjanos verte las tetas. ¡ya!
    Mamá y yo nos quedamos viendo un momento. Yo quité la mía de rostro para ver a sus tetas, a lo que ella, entonces, decidió botar el brasier dejando sus ricas chichis al aire. El brasier cayó detrás del sofá,
    mientras las bien formadas tetas de mamá, con los pezones erectos, iban rebotando de un lado a otro al ritmo de su baile. Mamá se agarraba los pechos, los movía con sus manos; se mojaba un dedo con
    saliva y lo pasaba por uno de los pezones al tiempo que se meneaba de adelante para atrás. Javier solo la miraba absorto, sonriendo con su pene super parado.
    Seguía sin poder creerlo por completo, mi mamá estaba bailando, prácticamente desnuda; ya que, en realidad, ya en ese punto solo se le cubría la vagina, porque en definitiva, la tanga por atrás dejaba ver
    sus nalgas por completo.
    Mamá, después de estar bailando un rato sobre la mesa, bajó de ella y caminó hacia Javier, ignorándome a mi. Al igual que hace un momento, mamá se le puso de espalda, pegando su trasero a su miembro
    viril para menearse mientras se mordía los labios. Javier la acompañó con el baile, también aprovechando para poner sus manos sobre el abdomen de mamá y recorrerlas por todo el torso hasta llegar a las
    tetas. Vi como le apretó una, increíblemente, mamá no hizo nada más que reír. Yo por mi cuenta me levanté del sillón y fui hacía ellos. Ambos se veían fijamente, sonrientes mientras bailaban, era como si
    estuvieran desconectados de este mundo, como si en sus mentes no hubiera otra cosa más que sexo. Fue mamá la que reaccionó al verme justo frente a ella.
    -Ah, mi amor.....ven....
    Mamá se separó un poco de Javier y me tomó de las manos para comenzar a bailar conmigo, sin importarle nada que estuviera con las tetas totalmente descubiertas. Ella se agachó al ritmo de la música
    hasta ponerse en cuclillas y quedar casi a mi altura. Yo estaba más rígido que nada, a penas y me movía, no podía dejar de ver las tetas de mi madre; rebotaban delicioso de un lado a otro. De repente, cuando
    me di cuenta, mamá estaba frente a mi bailando, solo con la tanga puesta. Mientras era movido por mi madre, con mi mirada recorría todo su cuerpo, ella parecía no notarlo, miraba para otro lado, como si
    lo que estaba haciendo lo estuviera haciendo por "mecanismo" o algo así.
    Me quedé viendo fijamente las tetas de mamá por un momento, eran preciosas, tan preciosas que no pude resistir más, y, sin previo aviso, me abalancé hacia el pecho de mamá y pegué mi cara a sus glándulas
    mamarias. Alcancé a restregar mi rostro un par de veces antes de que mamá se levantara nuevamente; no me regaño ni me dijo nada, solo se levantó. Yo quedé sujeto a sus caderas. De reojo vi como Javier
    estaba con una erección bien firme abajo, y una enorme sonrisa de par en par arriba, no cabe duda que le parecía delicioso todo lo que estaba observando.
    - Pon canciones más movidas - le dijo mamá a Javier, éste fue corriendo hacia el stereo.
    Aún prendado de mamá, comencé a darle pequeños besos en el abdomen, estaba excitadísimo, mamá esta vez no hizo nada. Javier puso unas canciones que creo que eran una combinación de merengue con
    reggaetón, o algo así. Hubo una en específico en la que mamá me separó de ella, y de la nada, comenzó a dar pisadas y aplaudir al ritmo de la música. Sus tetas rebotaban más que nunca.
    - Baila, bebé - me dijo
    Javier también, visiblemente ebrio, se puso a bailar a un costado de mamá. Yo al no tener más opción, comencé a copiar a como pude los movimientos de mi madre, obvio lo hacía lo más torpe posible. Después,
    mamá puso una mano en la cadera y la otra la levantó, al tiempo que volvía a mover sus caderas. Yo dejé de "bailar" y me quedé viendo lo rico que se movía mi madre justo al lado de mi. Ella al notar como la
    miraba se puso frente a mi, sin dejar de mover sus caderas en círculos. Estaba solo a un par de centímetros de mi, yo creo. Yo no hice nada más que quedarme quieto, con mi pene parado y mi boca abierta, mirando
    fijamente como el abdomen plano y tonificado de mi mamá se sacudía en mis narices. Extendí una mano para tocar la zona del ombligo de mamá, mientras que con la otra me tocaba mis genitales. Aun se
    sentía un poco húmeda su piel blanca, pero a la vez se sentía suave. Mamá ante esto, volvió a quitar mi mano de su cuerpo y, sin soltarla, empezó a bajar de forma más sensual posible, levantando las nalgas al
    tiempo que giraba sus caderas. Yo por instinto, me movía de un lado a otro siguiendo con mi mirada las tetas de mamá. Ella, por su parte, trataba de mirarme a la cara; cuando quedó totalmente en cuclillas tenía
    la boca un poco abierta, pero su mirada la dirigía hacía una de las paredes, su cara estaba un poco roja. Mamá, después de estar unos segundo en cuclillas, se levantó de la misma forma, bailando, aun sosteniendo
    mi mano. Cuando estuvo otra vez de pie, dio una vuelta como si estuviéramos bailando, con lo cual, por supuesto, vi otra vez esas nalgotas que se comían casi por completo el hilo de la tanga. Yo tomé una
    bocanada enorme de aire al ver los cachetes traseros de mi madre, además de que mi pene se endureció aún más.
    Por si esto fuera poco, mamá hizo algo impensable de una madre a un hijo; cuando la canción dio más "tamborazos" de lo normal, mamá otra vez me dio la espalda, y, en un acto que jamás, hasta hace unas horas,
    creía que haría mi madre, tomó los tirantes de su tanga y, quedando quieta un momento, solo movió el trasero de un glúteo en otro, sí, así, como si ella me estuviera ofreciendo sus nalgas. Yo estaba atónito,
    creía que me daría un infarto. No se que reacción tenía Javier en esos momentos debido a que solo podía ver el trasero de mi propia madre moviéndose bien rico delante mío. Después de eso, mamá otra vez se
    puso al lado mío y dando pisadas al ritmo de la música, volvió a aplaudir, esta vez invitándome a que la acompañara, y trate de seguirle la corriente a pesar de estar como hipnotizado en esos momentos. Ella
    regresó a su posición frente de mí, repitiendo su paso poniendo una mano en la cintura y la otra al aire, se movía riquísimo mi mamá, estoy seguro de que ella era mucho mejor que incluso mujeres más jóvenes
    moviendo las caderas, era una fiera. Mi mirada seguía fija en sus caderas, pero vaya sorpresa me di cuando levanté el rostro. Mi mamá ahora sí me miraba a la cara, a los ojos, fijamente. Pero era una mirada que
    incluso me detuvo de "bailar" unos segundos; era una mirada con la que mi madre nunca antes me había visto, no era una mirada dulce, cariñosa o represiva, como la de una madre común y corriente, esta era más
    una mirada de mujer, de mujer en celo, creo que solo le había visto esa mirada cuando estaba cogiendo con Javier. Seguía con la boca semi abierta, ninguno retiraba la mirada de los ojos del otro, sus bellos ojos
    azules se incrustaban en los míos, ella no dejaba de mover las caderas salvajemente. La mirada de mi madre junto con su baile no hizo otra cosa más que llevarme al extasis más profundo. No sé cuanto tiempo
    estuvimos así, pero llego un momento en el que, sin aviso alguna, aun mirándome a la cara, mamá me dijo algo agitada:
    - Entonces...… Crees que tu mamá coge rico...…..
    Yo me quedé helado, sin saber que responder, han de haber pasado algunos segundos cuando asentí con la cabeza muy tímidamente. Eso fue suficiente para que, en un acto de locura y excitación total de mi parte,
    con mi pene poniéndose más duro que nunca, me lancé a los brazos de mamá, y sine importarme nada, me comencé a masturbar en ella, restregando mi pequeño pene en una de sus deliciosas piernas desnudas.
    - Ah, ah, ah, qué rico....- decía mientras me frotaba sobre ella.
    Mamá se agachó un poco para tomarme de las axilas, pensé que me esperaría otro empujón para alejarme de ella, pero, para otra sorpresa mía, esta vez mamá me cargo y me puso sobre sus muslos, y en esa posición,
    con su hijo colgando de ella, se dispuso a seguir bailando, ahora más alocadamente, creo. Yo solo sentía como rebotaba de arriba hacia abajo, de una lado a otro. Yo era el niño más feliz del mundo en ese instante,
    mamá me estaba cumpliendo su palabra, me estaba haciendo sentir rico.....
    - Sí...… lo haces muy ricoo.....me gusta mucho verte, se siente ricoo..... - le decía mientras estaba seguía rebotando, ella no respondió, así que no sé si me escuchó o no.
    La diversión con mamá se vio interrumpida de golpe, cuando ella me dejó caer debido a un jalón que le dio Javier por detrás. Él se había quitado el traje de baño, quedando completamente desnudo, sin importarle que
    yo estuviera ahí a unos centímetros. Javier le comía la boca a mamá con un tremendo beso, le metía la lengua; después la cargo para llevarla a una pared y recargarla ahí. Mamá también lo besaba con toda la lujuria del
    mundo, yo solo quedé a unos metros viendo como se fajaban a mi mamá. Ella rodeaba con sus pies el trasero desnudo de su novio, amante, o ya no se que era, pero ambos ya habían empezado con los gemidos, los de
    mamá eran oro puro, un deleite para los oídos masculinos. Javier se despegó un momento de la boca de mamá para bajar besando su cuello, hasta llegar a las tetas, sobre las cuales restregó su rostro varias veces, mamá
    jamás lo despegó. Ella emitía sus gemidos "Ahhh,ohhh, ahhh....". Javier comenzaba a bajarle la tanga a mamá, pero ella, en un momento de lucidez(tal vez el primero en toda la noche), lo despegó un momento de su cuerpo
    y se dirigió a mi subiéndose el bikini.
    Mamá me tomó de la mano y llevó hacia la puerta por donde habíamos entrado, devuelta a la alberca. Una vez yo estando fuera ella me dijo:
    - Hijito, por favor espera aquí un momento, unos minutos - Yo la miré profundamente decepcionado, su mirada hacía mi ahora reflejaba una especie de remordimiento.
    - Perdóname hijo - siguió diciendo - se que no está bien, pero no puedo resistir, y no quiero hacerte más daño, no es bueno para ti..... - mamá hizo otra pausa de unos segundos - Ya hablaremos mañana.....
    Sin más, mamá me soltó y cerró la puerta, dejándome afuera, aunque claro, al ser transparente podía seguir viendo todo.
    Mamá regresó casi corriendo con Javier, quien se mordía los labios al ver regresar a su hembra prácticamente desnuda. Aun con la música sonando, mamá, ya marcando una costumbre al parecer, tomó a Javier de su
    verga parada y lo llevo con ella a la habitación. Yo me quedé viendo como se iban con la cara pegada al cristal de la puerta. Traté de ver por la ventana grande de su habitación, como lo hice esa tarde, pero esta vez las
    cortinas estaban cerradas, así que no pude ver nada.
    Las mariposas en mi estómago eran incontrolables, mi pene aun no estaba satisfecho debido a la interrupción del hijo de perra de Javier. Comenzaba a sentir algo de frío, pero no sabía bien que hacer. Han de haber
    pasado un par de minutos hasta que decidí volver a entrar a la casa sin importar que. Mamá, en medio de su embriaguez, dejó sin seguro la puerta, así que no fue ningún problema volver a entrar. La música me ayudo
    a pasar desapercibido, caminé con cuidado hasta la habitación de mamá y Javier, me pegué a la pared y asomé un poco mi cara hacía la recámara, la cual tenía la puerta completamente abierta....

    Próximamente, capítulo final de esta parte...
     
    dirty boy, 2 Mar 2025 a las 05:19

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    esto está riquísimo, siente que la parte final será una joya
    YA LA QUIERO LEER!!
     
    Cristian alvarado, 2 Mar 2025 a las 17:52

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    [​IMG] Pd. En un portal de relatos eróticos donde también está publicado el relato original dice que supuestamente esta imagen es de una mujer parecida a la mamá de la historia, lo que lo hace aun más delicioso!!!
     
    Cristian alvarado, 2 Mar 2025 a las 18:02

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    Final, tercera parte:
    La habitación estaba a oscuras, pero aún así, podía ver bien lo que pasaba dentro debido a la iluminación de la sala, y de la luz que llegaba desde afuera. En la cama estaba sentado Javier, con la cara apuntando al techo,
    suspirando, las piernas las tenía un poco abiertas, y, a sus pies, mamá estaba de rodillas chupándole, una vez más, el pene. Estaba completamente desnuda, cuando me di cuenta, vi que la tanga que llevaba puesta hace
    apenas unos minutos, estaba en el piso, casi a mis pies. Como tal, no podía ver como mamá succionaba el pene de Javier, ya que ella estaba de espaldas a mi, solo veía como su cabeza hurgaba, iba de arriba a abajo
    en la zona genital de su nuevo hombre. Los sonidos de la succión era iguales a como los recordaba cuando los espié en el cuarto de hotel. Aunado a los sonidos de la chupada, mamá emitía unos deliciosos "mmm.....mm",
    mientras que Javier era un poco más expresivo con unos "Ah....ah....."
    - Tráelo- Le dijo éste a mi mamá entre suspiros.
    -¿Cómo? - dijo mamá con voz sensual al tiempo que seguía mamando.
    - A tu hijo..... no lo dejes así, deja que termine que darse el espectáculo.....
    - No, eso no.... así está bien......
    -Ah..... sí ya te vio coger todo este tiempo, que es una más.....
    - Ah....yo no sabía...... ahora sería diferente, no quiero. No me sentiría cómoda haciéndolo delante de él, es mi hijo....
    - Sí ya hasta le bailaste encuerada, ¿no ves como se puso?
    - No es lo mismo.... - decía mamá sin despegarse de la entrepierna de Javier - no quiero......
    - Ah.... seguro le encanta ver como me la chupas, como te pongo de a perro, como te alzo las patas, ahhh....qué rico...... ya lo dejaste bien traumadito, vas a ver como se la va jalar contigo. Le gusta ver a su mamá en bolas,
    en bolas y cogiendo, que rico.
    En este momento, Javier retiró a mi madre de su labor y se levantó, yo me escondí detrás de la pared para no ser visto. escuchaba como se acomodaban y se subían a la cama. Me volví a asomar cuando escuché otra vez
    los gemidos de mamá. Lo que vi fue lo más delicioso que pude haber visto nunca. Javier estaba acostado boca arriba con los pies en dirección a la cabecera de la cama, y su cabeza hacia la mía. Y mamá, estaba sentada
    sobre de él, de espaldas, sujetada de la misma cabecera. Javier alzaba un poco su cabeza para ver el delicioso trasero de mi mamá, mientras pasaba sus manos por las caderas y nalgas. Mamá, por su parte, se introducía
    ella sola el pene sentándose en él a un ritmo semi lento, desde donde estaba, podía ver bien como el pene salía y entraba en la vagina de mi madre deliciosamente, a voluntad de ella, "Oh, sí, qué rico.....ah.....ahhh....ah....." era
    lo que decía ella y sentir como ese trozo de carne duro se deslizaba dentro de ella. Javier le pegaba de nalgadas a mamá mientras suspiraba, hacía sonidos como si estuviera enchilado, y respiraba agitado. Mamá respondía
    a cada nalgada con un "ah" que seguía con un par de "sí, sí...". Conforme se iba acostumbrando, mamá aumentaba la velocidad y fuerza de sus sentones, haciendo que se escucharan sonidos como de aplausos por toda la
    habitación. Mamá no paraba de gemir, se quejaba de forma deliciosa.
    La posición era tan rica, que ambos empezaron a moverse de manera muy salvaje y casi gritando de placer. Javier se incorporó y (creo), trató de cambiar de posición a mi mamá, pero ambos estaban tan ebrios y el movimiento
    fue tan brusco, que provocó que mamá y él giraran de más y cayeran en el suelo. Al principio, hicieron sonidos que indicaba que les había dolido el golpe, pero después ambos soltaron risas. Fue en ese momento que me
    di cuenta que mamá ya estaba agotada por la sesión de sexo, baile y alcohol que había tenido esa noche; ya que ella quedó sobre el suelo, acostada boca abajo, y se notaba que ya se estaba quedando dormida. Parecía ya
    no estar consiente de lo que pasaba a su alrededor muy bien; caso contrario de Javier, quien, al quedar sentado en el piso, y gracias a un descuido mío, me vio parado en la puerta viendo todo lo que hacían. Él y yo nos
    quedamos viendo mutuamente unos segundos (que para mi fueron como horas), pensé que le diría a mi madre, o algo así. Pero, en vez de eso, me sonrió, me dijo "observa" llevando un dedo suyo a su ojo. Se dirigió a mi
    mamá, y aprovechando que ésta quedó con el culo expuesto al aire, empezó a sobar sus nalgas mirándome fijamente, se burlaba de mi.
    - Amor..... - le dijo el tipo a mi mamá.
    - ¿Qué? - respondió ella como pudo.
    - Eres mía, ¿verdad?
    - Sí......
    - Toda mía, estas ricas nalgas son mías, ¿verdad?
    - qué sí......
    - Di que eres mía, quiero tú lo digas.....
    - Soy tuya.....
    - Ahora dilo más rico, di que eres mi puta.
    - Soy tu puta......
    Después de eso, aun mirándome, Javier se agachó a darle un beso a sus nalgas. Posteriormente, se puso encima de ella, entre sus piernas, acomodó su pene entre las nalgas de mamá, y sin más, lo introdujo hasta el fondo.
    Mamá al sentir otra vez el pene dentro suyo, pegó un grito "¡AHH....!", dio otro par de gritos mientras Javier se la metía y sacaba, después solo se limitó a gemir como lo hacía antes. Javier se la metía y sacaba, "ahh...ahh..."
    decía también cada que la volvía a introducir, estaba totalmente encima de mi mamá, creo que hasta incluso la estaba aplastando. Después de unos minutos, ese sujeto, de golpe, se la empezó a meter a mi mamá con más
    fuerza y rapidez, casi saltando sobre ella, lo cual, hizo que ambos gimieran y jadearan más fuerte; además, los sonidos del choque de los huevos de Javier con las nalgas de mamá se volvieron a escuchar, "clap...clap...clapp...",
    la piel de mamá temblaba delicioso. "Ah.....mmmm......mmmm........" repetía ella al sentir como el trozo de su amante se metía y salía de ella. Javier comenzó a dar sus empujones con más lentitud, pero más fuerza, gruñía con
    cada arrimón, hasta que, de repente, se quedó pasmado un rato con el pene dentro de mi mamá, al tiempo que emitía un largo y profundo "ahh......." en señal de satisfacción. Los pies tanto de Javier como de mi mamá se
    contraían de placer. Javier, luego de haber lanzado su alarido, todavía se quedó dentro de mi madre un momento más, tomando aire como si hubiera hecho un gran ejercicio. Un par de minutos después salió de mi mamá
    lentamente, y, a pesar de que yo los veía de espaldas, pude notar que el pene de Javier dejaba un hilo largo de líquido viscoso (ahora sé que era semen) que llegaba hasta la vagina de mamá. Javier, como último acto del
    día, me miró nuevamente (su pene ya estaba algo flácido, y sumamente húmedo), tomó otra vez las nalgas de mi mamá, y con la manos se las abrió solo para mostrarme la muestra de semen que acababa de dejar dentro
    de mi madre, en su vagina. Después, sin más, se echó ahí mismo en el piso, y se quedó profundamente dormido casi de manera inmediata, igual que mi mamá.
    Cuando menos me esperaba, yo era el último en quedar despierto, con casi todas las luces de la casa encendidas y la música aun sonando en la bocina. Me quedé donde estaba, parado en la entrada de la habitación de mamá
    y Javier sin terminar de procesar lo que había transcurrido. Estaba como congelado, a penas parpadeando, con mi pequeño pene levantado y endurecido pero sin siquiera tocármelo, no sabía que hacer en absoluto, "¿ya me
    voy a dormir? ¿despierto a mi mamá? ¿me baño?" fueron preguntas que me rondaban por la cabeza. Finalmente, por puro instinto, decidí salir a apagar la bocina, pero, antes, tomé la tanga bikini que mi mamá había dejado
    botada el piso, y así fui andando con la prenda, sin hacer nada más que sostenerla en mi mano. Apagué las luces dentro de la casa y me disponía ya a irme a mi habitación para dormir. Pero, cuando me preparaba para entrar a
    descansar, miré otra vez hacía la "habitación del amor", pudiendo ver nuevamente sobre el suelo dormidos tanto a mi mamá, como a Javier a unos metros, ella boca abajo y él boca arriba. Me le quedé viendo al cuerpo
    desnudo de mamá, sobre todo a sus deliciosas nalgas. Era hermosa, cada centímetro de ella era perfección para mi. Entre de lleno a la habitación, con sumo cuidado, su cuerpo era iluminado suavemente por la luz que se
    colaba de afuera por el ventanal. Dejé la tanga en el suelo.
    - ¿Mamá? - le dije con voz baja, pero no me respondió, estaba perdidamente dormida, al igual de Javier.
    Fue entonces, que, en un acto, del cual no me enorgullezco nada, pero, debo admitir, fue delicioso para mi yo de casi ocho años, me agaché para darle un beso a una de las nalgas de mi mamá, tal como lo hizo Javier, para,
    después, sobarle con algo de ferocidad ambos glúteos. Eran tan carnosos, al frotar ese maravilloso culo, tomaba grandes bocanadas de aire con la boca super abierta; pelaba los ojos y sentía una sensación deliciosa que
    me iba del estómago hasta el pene, me volvió a agarrar la temblorina, temblaba de pies a cabeza sin tener frío, escuchaba el chocar de mis dientes. Al ver que la reacción de mamá era nula, me quité mi traje de baño,
    quedando, ahora yo también, totalmente desnudo. Todavía con la temblorina al 1000%, como pude me subí en mi mamá, tocando su piel con mi pene. Una vez me terminé de acomodar, le besé la espalda como loco,
    se la besé casi por todas partes, y en un acto ya casi involuntario, me comencé a frotar sobre ella. Mi pene lo restregaba, sí, sobre una de sus nalgas. Sinceramente, lo primero que vino a la cabeza fue intentar introducirlo
    tal como lo hacía Javier, pero, además de no saber bien por donde se metía, creo que logré tomar consciencia de lo malo y grave que era eso, así que solo me conformaba con los que estaba haciendo. El cuerito de mi
    pene se recorría con la piel de mi madre, lo cual, por supuesto era delicioso. El cuerpo de mamá se zangoloteaba un poco, pero ni así ella despertaba, olía bastante a alcohol. Habré dado unas diez embestidas hasta que
    mi pene se sintió satisfecho y me detuve. Todavía me quedé un rato encima de mamá recobrando fuerzas como Javier (en esos momentos me preguntaba otra vez por qué a mi no me salía ese líquido blanco espeso del
    pene), cuando ya me sentía listo, me bajé de mi mamá para disponerme a irme a mi cuarto, no sin antes darle otra pasada de besos a su cuerpo, desde la espalada, pasando por las nalgas, los muslos, pantorrillas y
    hasta los pies. Tomé mi traje de baño y salí de ahí.
    Me acosté desnudo, tapado hasta el cuello, sin poder dormir hasta varios minutos después, invadido por lo vivido, la excitación, la lujuria y también, la culpa. Han de haber pasado algunas horas hasta que un ruido me despertó,
    por la luz que entraba por la ventana se veía que ya estaba comenzando a amanecer. El ruido se trataba de mamá abriendo mi puerta, yo, por supuesto, me hacía el dormido, la veía con un ojo entrecerrado. Mamá entró,
    estaba desnuda, creo, porque llevaba puesta solo una sábana enrollada al cuerpo. Mamá caminó hacia mi, se agachó y me dio un beso en la frente. Se quedó un rato viéndome, fijamente mientras me acariciaba el cabello.
    Yo seguía haciéndome el dormido. Mamá, sin decir o hacer algo más, se levantó y se fue de la habitación, cerrando la puerta tras de sí. Yo me decepcioné un poco, ya que pensé que se acostaría conmigo. Pero aquella visita
    express suya solo logró regresarme a la mente varias imágenes de esa madrugada. Mientras los recuerdos de mi madre bailándome prácticamente desnuda me venían como flash, sentía como una nueva erección se generaba
    ahí abajo; sin embargo, lo que realmente me la terminó por poner dura, fue el recuerdo de mi mamá moviendo sus caderas enfrente de mi, mirándome como con lujuria, según yo. Eso fue suficiente, para que, todavía algo
    somnoliento, me girara en la cama para quedar boca abajo y me comenzara a frotar, como lo hice con mamá horas antes. En mi cabeza se iban intercalando las imágenes del lívido en el rostro de mamá, la de sus exquisitas
    caderas moviéndose salvajemente en círculos y la de trasero moviéndose aun con el hilo de la tanga a penas visible en la raya. Me masturbaba delicioso, hundí mi cara en la almohada para ahogar los jadeos que soltaba; también
    tuve que bajar un poco el ritmo de mis embestidas, ya que la cama había comenzado a rechinar. Cuando terminé, me quedé en la posición en la que estaba, respirando por la boca, con el corazón agitado, incluso el pene me
    dolía un poco. Paulatinamente me fui quedando dormido nuevamente.
    Me desperté ya bastante tarde, casi al medio día. Todavía tardé más en salir debido a la vergüenza que sentía. Recuerdo que mi mamá, al dejarme afuera para irse a coger, me había dicho que hablaríamos de lo que había pasado,
    ¿realmente lo haríamos, hablaríamos de como bailamos estando ella desnuda?, ¿de como se la fajó y casi se la coge Javier delante de mi estando ella aun consciente?, ¿será que sabía que me había masturbado, literalmente,
    sobre ella mientras dormía?. Todas esas dudas me hacían sentir ahora un miedo incontrolable, pero era claro que tarde o temprano tendría que salir, además, el hambre también hacía de las suyas, así que me levanté y salí de mi
    habitación.
    Escuché movimientos provenientes de la cocina, así que para allá me dirigí. Cuando llegué, ahí estaba mamá, cocinando. Estaba vestida de lo más normal ahora, llevaba puesta una camisa remangada y rayada, azul con blanco;
    unos pantalones de mezclilla, algo ajustados y unos tenis blancos.
    - Buenos días, mi amor - me dijo mamá al verme, con total naturalidad - ven, siéntate, aquí está tu desayuno.
    Me senté a la barra, sin decir nada, comencé a comer de mi plato. Mamá se puso a beber su café frente a mi, yo no me atrevía a mirarla a la cara.
    - ¿Cómo dormiste, cariño? - me preguntó ella.
    - Bien, , mamá.... - le respondí.
    -Qué bueno, corazón - pude notar que mamá al darle los sorbos a su café, lo hacía mirando hacia otro lado.
    Yo solo esperaba el momento en el que mamá hablara de lo ocurrido la noche anterior, pero, para sorpresa mía, ese tema nunca lo tocó, ni un solo comentario al respecto. Hubo un momento en el que por accidente ella y yo
    cruzamos miradas, y ella solo me sonrió con ternura, como recuerdo que lo hacía constantemente antes.
    - ¿Y Javier? - le pregunté yo al darme cuenta que no había señales de éste.
    -Ah, fue a comprar algunas cosas al super, no ha de tardar - mamá dio otro sorbo a su taza.
    - Oye, amor - prosiguió ella - estaba pensado, ya ves que hoy en la noche nos regresamos a la casa, así que creí que hoy pudiéramos hacer algo, antes de irnos.
    -¿Algo como qué?
    - Pues, no sé, tal vez ir al cine, a algún parque, por un helado, o algo así, pero solo tu y yo, nadie más, ¿qué te parece? - me dijo mamá con una sonrisa enorme en su rostro.
    - No, mamá - le respondí después de pensar algunos segundos - no quiero..... - a mamá se le borró la sonrisa.
    - Pero, ¿porque no?, te estoy diciendo que solo vamos a ir tu y yo, sería como otras veces que has salido conmigo, un paseo madre e hijo.
    - Pero no quiero - le dije de forma seca, y hasta ya alzando un poco la voz. Mamá se sorprendió de que le hablara así, ya que casi nunca lo había hecho antes. Su mirada se transformó de "alegría o entusiasmo" a un aparente
    enojo.
    -Bien - dijo - olvídalo, si no te gusta salir con tu madre, no te vuelvo a molestar - tomó otro sorbo de su taza. Yo seguí comiendo sin mirarla.
    - Y ahorita que termines, escombras donde te quedaste a dormir, porque tenemos que entregar todo en orden.
    Después de decir eso, mamá dejó su taza sobre la barra y se retiró, dejándome solo en la cocina. Pareciera que con ese rechazo había quitado a mi mamá de toda culpa, porque, poco después de que regresara Javier, mamá,
    ya sin hacerme ningún caso, se lo llevó a la habitación ya sabrán para qué, sin decirme nada. Esta vez se aseguró de dejar las cortinas cerradas, la puerta con llave, y la televisión con un volumen algo alto. Aun así, pegando lo
    más que podía mi oído a la puerta, lograba escuchar (aunque tenues) los gemidos y jadeos de ambos, además de la cama rechinando. Obviamente, mi lívido se volvió a encender, así que fui a hacer lo propio al sofá con la ayuda
    de un cojín para lograr mi propósito.
    Mamá fue conduciendo casi toda la noche de regreso, sin hablarme todo el camino. Javier se fue por su parte, pero, ya sabía me hubiera sido muy ingenuo, y hasta estúpido, pensar que no lo volvería a ver. Lo malo, fue que
    cuando me preparaba mentalmente para seguir lidiando con esta situación, con la relación lujuriosa de mi mamá y él, poco tiempo después se dio una situación totalmente imprevista para en ese momento, para la que nunca
    estuve listo.
     
    dirty boy, 3 Mar 2025 a las 02:00

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