Encuentros Furtivos II

De Encuentros Furtivos Universitarios

Había pasado ya mucho tiempo desde la última vez que nos vimos y aunque no habíamos dejado de contactarnos por el messenger, era la primera vez que nos citábamos para repetir nuestro primer encuentro. La coartada era perfecta: Yo estaría en un curso y tú saldrías a ver a un cliente. Nos encontramos en la puerta trasera de la Universidad como quedamos. Yo salí con dirección a mi curso como todos los días y registré mi ingreso como de costumbre. Esperé tu mensaje en el celular para salir por la puerta posterior. Yo estaba sentado en el auditorio sólo a la espera de tu mensaje, ni siquiera sabía de lo que hablaban. Éste no tardó en llegar. Me dirigí hacia la puerta posterior. Te divisé allí parada con la falda y botas que me prometiste. Imaginaba tu lencería y tuve una erección. Llegué donde estabas y nos dimos un cálido beso. Nos dispusimos a tomar un taxi. Le indicamos a dónde nos tenía que llevar. No tardamos mucho en llegar, bajamos prestos y ansiosos creo. Ya nuestros besos en el taxi fueron más que evidentes del lugar al que íbamos. Recuerdo la mirada del taxistas a tus contorneadas piernas, quizá imaginando en donde terminaríamos. Pagué la habitación y nos dirigimos prestos (y porque no algo motivados y ansiosos) a la habitación que nos asignaron (con vista a la calle como me pediste). Entramos presurosos, cerramos la puerta con pestillo, las cortinas y la puerta del baño. Nos empezamos a besar apasionadamente. Me dijiste que te había venido el período, pero igual habíamos quedado para jugar más osadamente que la primera vez. Estaba más preparado que la primera vez. Llevaba preservativos y lubricante y muchos deseos.
Empecé a quitarte la ropa que llevabas puesta mientras te besaba el cuello. Luego yo empecé a desnudarme y me quedé sólo con la truza. Tú te quedaste en trusa también por tu período. Me empecé a comer tus senos intensamente y a morderlos como a ti te gusta. Todo esto sin dejar de acariciar tu cuerpo, tus piernas. Tu me sobabas por encima de la trusa y sentías el tamaño de mi paquete (que ya no esta desconocido para ti). Luego de pocos minutos me sacaste el pene por el costado de la trusa y empezaste a acariciarme los testículos a la vez que acariciabas mi falo. Yo besaba tu cuello y oreja sin dejar de lado tus deliciosos labios que tanto extrañaba desde la última vez.
Poco después pedí que te pusieras boca abajo y empecé a besar tus nalguitas y a morderlas como me lo habías pedido muchas veces. Yo estaba extasiado en mi tarea. Y podía escuchar tus gemidos de placer. Tu olor a hembra en celo me encantaba. Aparté un poco tu bikini y empecé hurgar con mi lengua por tu orificio posterior. Algo que no te esperabas. A pesar de tu reticencia inicial me permitiste continuar cuando empezaste a sentir placer. Yo me aboqué a mi tarea de darte placer. No puedo negar que a estas alturas me encontraba excitadísimo y mi pene goteaba y goteaba líquido preseminal. Me detuve unos minutos, me fui a asear un poco, y busqué ansioso tus labios. Nos besamos intensamente y nuestras lenguas entablaban una lucha interna por querer tocarse. Yo te agarraba los senos con una mano y con la otra frotaba tus nalgas. Me dirigí a tu cuello y hombros, los que besaba con mucha pasión. Me recosté sobre la cama y me saqué la trusa. Te acercaste y empezaste a besarme los testículos con delicadeza primero y con más y más pasión poco a poco. Tu mano embadurnada ya de mi líquido preseminal, se deslizaba por toda mi polla a manera de hacer una pajilla mientras me besabas/ mordías los huevos. Todo esto provocaba que siguiera botando líquido que tampoco dudas en tomar. No pasaron muchos minutos cuando te paraste y fuiste en búsqueda de los preservativos. Sacaste uno y me lo colocaste. Tú aún llevabas la trusa/bikini contigo y te volteaste pues me disponía a jugar con orificio anal....Fui en búsqueda del lubricante el cual apliqué cuidadosamente en tu orificio posterior. Apliqué otro tanto en mi pene cubierto por el preservativo. Me acomodé y coloqué justo detrás de ti. Tu estabas recostada sobre el borde de la cama y la posición facilitaría el juego. Coloqué la punta de mi glande en la entrada de tu culito. Ejercí una pequeña presión para que entre el glande. Te pregunté: ¿Lo sientes mi putita? ¿Sientes la cabecita que se abre paso?
Tu respuesta no se hizo esperar: “¡Claro que si amor!" ¡Sigue, no te detengas! ¡Quiero ser tu puta!
Yo hice eco de tus palabras y ejercí mayor presión y me deslicé más en ti. La sensación era fabulosa. Ni la puedo describir como quisiera. Seguí ejerciendo un poco más de presión para adentrarme más en ti...Todo esto mientras te decía: ¡Puta! ¡Tú eres mi puta! ¡Ese culo es mío ahora!
El dolor inicial se fue disipando a medida que me introducía en ti y una vez que mi pelvis chocó con tu culito. Me quedé unos segundos para que tu anito se adaptara al intruso que tenía en sus entrañas. Luego empecé un vaivén acompasado y armónico de metidas y sacadas. Tú empezaste a gemir de placer y me pediste que continuara que no me detuviera. Algo que ni loco hubiera pensado hacer. Yo estaba sumamente excitado con toda esta escena. Y los gemidos que de ti brotaban daban cuenta del placer, hasta ahora desconocido para ti, que estabas sintiendo en una parte de tu cuerpo hasta ahora inexplorada. Yo mientras te penetraba el culito besaba la parte posterior de tu cuello y tus hombros. Mordía suavemente tus orejas y te decías cosas al oído que daban fe mi calentura. No obstante, todo esto me tenía muy pero muy excitado y te dije que no me faltaba mucho para terminar. Me dijiste: ¡Quiero tomarme tu leche! ¡Dámela! Yo, absorto a tus peticiones, saqué mi pene de tu hasta entonces virgen culito y sacando el preservativo, empecé a corrérmela para darte de beber mi leche. Te arrodillaste sobre el piso y yo estaba parado frente a ti. En pocos minutos te dije que ya venía, abriste la boca y empecé a descargar toda mi leche en ti....Y tú empezaste a saborear mis descargas muy pero muy a gusto. Sin dejar que se te escapase gota alguna...luego me chupaste el pene y lo dejaste sin rastro de semen.
Luego nos recostamos en la cama y empezamos a acariciarnos tiernamente, pensando en lo mucho que habíamos disfrutado y en cuando podríamos volverlo a repetir.
Att.
Tu amorcito.

 

Interesante relato continua

 

Interesante relato continua

 

Buen relato continua

 

Hubo cuatro (4) historias del mismo tema, todos con la misma mujer. En total 12 historias en otras dos series de historias.

 

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gracias por compartirnos su vivencia cofrita @spadina72