De Estonia con amor

Qué tal cofradía lectora. Les dejo un relato de mi no tan lejana juventud. Espero sea de su agrado

Todo hombre tiene una parte ficción en su propia historia. En esta, mi nombre es Santiago y la realidad se mezcla con la teatralización, todo lo necesario para ocultar identidades y todo lo conveniente para que valga la pena ser leída.

Hotel Bohemia, el más sobrevalorado de Barranco, pero el más decente al que tenía acceso. Pagué su inflada tarifa sin chistar, quizá guiado por el complejo peruanísimo que pone lo extranjero, siempre que sea occidental, antes que lo propio. Llegué al cuarto de sobrio mobiliario y me detuve al cerrar la puerta. No pude evitar detenerme para contemplar aquel estupendo pedazo de mujer. Incluso al pasar por mi costado no pude notar si era de mi estatura o ligeramente más alta que yo; y eso que ella usaba zapatillas planas. Pero, ¿cómo había llegado hasta ahí?

La noche era típica, sin brillo especial. Ese viernes el plan era noche de patas, chelas, cigarros y cague de risa. Estábamos en el segundo piso de Bierhaus, algo ruinoso pero disimulado por ser de madera. Las mesas eran largas, como de campo, y había bancas del mismo estilo. No me había percatado de que en la misma mesa, pero lo suficientemente alejados, había una pareja de turistas visiblemente caucásicos, hombre y mujer.

-Hey, tendrán fuego -nos dijo el gringo con un acento raro, como alemán, y nos mostró su encendedor- tihis shit ya no funciona.

Le atribuyo que nos juntáramos al ojo brichero de Enrique más que a nuestra cordialidad. Resulta que ambos eran de Estonia, un país de Europa del este, que en realidad está al norte, que no es tan cagado como Armenia y que se lleva mal con Rusia. El pata hablaba castellano con asombrosa calidad gramatical, medía más de uno noventa y era un clásico caucásico. Cuando la conversación siguió sentí tranquilidad porque nos dijeron que solo eran amigos, ni novios ni familiares, solo amigos. Aparentemente en Europa que dos mates viajen solos es normalazo y no implica nada sexual ni romántico.

Dejando de lado los detalles, todo fluyó debido a que la flaca no hablaba casi nada de español y nosotros tres sí manejábamos un nivel aceptable de inglés. La flaca se emocionó por poder estar incluida en la conversación sin traductor. Hizo unas cuantas críticas a que los ciudadanos comunes de Latinoamérica no hablaran inglés y otras cosas que no recuerdo. Entre risas y risas la madrugada pasó de las tres. No sé cuánta cerveza bebimos, pero en algún punto mis a amigos y yo firmamos un tratado de convivencia, la flaca escogería al ganador y los demás lo apoyaríamos. Quedó claro que el pata le había hecho el bajo con nosotros, que ella tenía un candidato desde el inicio. Por iniciativa de Enrique jugamos Yo nunca, en su versión en inglés Never have I ever. Las preguntas fueron poniendo en evidencia quién sería el ganador, hasta que llegó la definitiva never have I ever got a crush on a peruvian guy just met (yo nunca sentí atracción por un peruano que acababa de conocer). Ella bebió mientras me miraba fijamente y alzaba las cejas. Mis patas aceptaron con hidalguía, el pata se cagó de risa y dijo algo en su idioma, yo me alegre de que solo ella bebiera; con los europeos nunca se sabe. Luego de eso, con la excusa de ir al baño nos encontramos en la primera planta y bailamos. Gracias a Dios por la falta de ritmo de la Europa nórdica.

Nuestros pasos mediocres bastaron romper la barrera cultural. Sus ojos grandes eran realmente azules y estaban a la altura de mis propios ojos, quizá un poco más arriba. La delgadez equilibrada de su cuerpo la hacían ver naturalmente bella, una gringa caballona en toda regla. Ya con la victoria asumida le pregunté

-Do you fancy going to some nice place? (¿Te apetece ir a algún otro lugar agradable?)
-I feel like going where you show me beyond that poker face. (Quisiera ir a donde me enseñes más allá de tu "cara de póker")

La madrugada pasó de las cuatro y la noche empezaba a brillar. (The night begins to shine!)

El brillo de esa madrugada me llevó hasta el hotel Bohemia, el más sobrevalorado de Barranco, y detenido tras la puerta cerrada me siguió guiando hasta la cama. Ante mí tenía a una verdadera caucásica, de piel realmente blanca, no trigueña clara ni colorada, blanca más blanca que Grimanessa, de un a palidez que solo contrastaba con sus mejillas sonrojadas y con su llamativo par de ojos azules. Su mirada era inusual, no solo por sus ojos clarísimos sino también porque estaban a la misma altura de los míos, o unos milímetros más arriba. Tenía delante de mí a una mujer de al menos un metro ochenta, de hombros anchos para una mujer y un rostro como el de las protagonistas de Czech streets.

Nos miramos fijamente mientras la tomaba de la cintura y ella a mí del cuello. Nos besamos sin cerrar los ojos por largo rato, ella se pegaba a mí mientras yo le acariciaba las nalgas y la espalda. Le desabroché el jean y el sostén sin quitarle la blusa, ella me quitó el polo y se sentó en la cama.

-Show me that pretty latin body of you!

Le mostré mi torso desnudo y sonreía con picardía. Se mordió un labio lascivamente y me abalancé sobre ese cuello de cisne que me ofrecía su pálido costado. Entre besos ansiosos nos desvestimos totalmente y sentimos la calidez de nuestra piel. Ella me apretaba las nalgas, la espalda, me envolvía con sus piernas y me cogía la nuca para chaparme. Sentía que se adueñaba de la situación así que la tomé de los antebrazos y la inmovilicé. Quería tiempo para ver sus pechos. El tamaño era ideal, grandes en mis manos, pero equilibrados con su cuerpo. Imagínese, amigo lector, a un hombre de 20 o 21 años, con 8 Teras de consumo de porno y que acaba de vencer sus inseguridades con las mujeres; imagínese así y con un par de tetas vikingas a su disposición. Ver pezones como esos marcan un hito en la vida sexual de un simple habitante de la clase media limeña: aureolas color y pezones rosados, verdaderamente rosados; con el tamaño ideal. Quizá lo blanco de la piel los hacían ver más claros, quién sabe; el hecho es que parecían unos dulces finísimos y yo no tardé en reclamarlos.

Los lamí presionando la lengua contra cada milímetro de su piel. Mientras chupaba uno masajeaba el otro y mis dedos jugaban con su pezón. Era una delicia ver mi reflejo envolviendo con la boca ese par de pechos de importación y a la flaca presionando mi cabeza a la vez que movía sus caderas, buscando frotarse con mi pene, erectísimo.

Me subió de nuevo para chaparme, me volteó y se montó sobre mí. Esta vez ella inmovilizó mis brazos y así, a pelo, ubicó la punta de mi glande con su estoniana y, cuando entró toda la cabeza, de un sentón se la metió entera. La visión era alucinante. Una figura estirada hasta estilizarse, larga como modelo, su pubis con poquísimos vellos castaños, su abdomen blanco, plano y tenso, sus tetas ligeramente caídas por el tamaño, su cuello alargado y el cabello rubio hacia atrás: una valquiria a las puertas del Valhalla.

La flaca se movía mientras se apoyaba en mis brazos, inmovilizándolos. Yo alternaba la visión de mi pene entrando y saliendo de ella con su cuerpo estirándose de placer. Comenzó a decir cosas inentendibles en lo que imagino es su idioma, al tiempo que sus movimientos aumentaron la intensidad. Liberó mis brazos para apoyarse en el colchón, flanqueando mi rostro, y una vez así se reclinó hacia mí. Arañaba las sábanas a la vez que aumentaba la velocidad. Gemía deliciosamente, lo que aumentaba el placer de sentir sus pezones erectos en mi pecho, de apretarle las nalgas y meterle el dedo en el culo.

-Au, au, au, au, au, au, au, au! Do you like it, baby? (¿Te gusta así, papi?)
-Yes honey, keep moving, keep moving like that!! (¡Sí mamita, sigue moviéndote así, sigue moviéndote así!)

No me quería venir rápido, sentía que era una ocasión irrepetible, así que le metí un chape con toda la idiosincrasia latina, me apoyé un poco en las almohadas y la tomé de las caderas. Ella puso sus manos en mis muslos y se acomodó ligeramente hacia atrás. Ahora yo controlaba el ritmo y la movía contra mi pelvis, sentía que su cadera era una prolongación de mi placer, que se complementaba con una escena de la que era único y privilegiado espectador. La movía, ahora, y ella cerraba los ojos mientras gemía y con una mano se sobaba el clítoris. Sus pechos bamboleando, sus piernas dobladas y mis manos atenazando y guiando la cabalgata de esta Freya moderna. Aún así, no quería que el asunto acabara pronto; por lo que traté de recordar todas mis consultas a The urbandictionary para traducir “ponte en cuatro” al inglés.

-Turn over. Get on all fours! (¡Voltéate, ponte en cuatro!)
-Ah?

De todos modos, me di a entender por señas, o empujones, mejor dicho.

-You dirty bastard! (¡Tú, sucio bastardo!)

La tuve entonces en cuatro sobre la cama, verla en el espejo solo podía llevar a la frase “¡qué jerma, puta madre!” Y la verdad es que era un estupendo pedazo de hembra. Ocupaba casi toda la cama, sus piernas larguísimas dobladas, su torso blanquísimo y sus tetas notorias eran un ejemplo de armonía y belleza griega, cachable, cachabilísima. Era como esta flaca (PropertySex - Landlord gets fucked by hot criminal tenant - XVIDEOS.COM), un cuadro magnífico cuya visión panorámica estaba en el espejo, pero el primer plano frente a mí: su culo.

No diré que era un culo magnífico, en forma y consistencia abundan mejores, pero señores, un culo casi albino con ser redondeado basta, al menos bastó en ese momento para que lo besara, mordiera y estuviera a punto de hacerle el beso negro. Me contuve de eso, pero no de pararle el culito y lamerle la desde ahí. Una vez húmeda, más húmeda, se la metí gloriosamente. Con una nalgada le enrojecí los glúteos y podía notar el contraste entre mi piel y la suya, me enloquecía ver mi pene perderse entre esos Alpes nevados, ni qué decir de lo que veía en el espejo. Me ensartaba a semejante caballona europea y lo veía en un espejo. Su cadera era mía y sus movimientos de placer obedecían a mis embestidas.

-¡Oah, oah, oah, oah, oah! You like it? You like to fuck my pussy? (¿Te gusta? ¿Te gusta cojerme?)
-¡Ahh! Yes, darling, I like to fuck your damn pussy!! (¡Si mamacita, me encanta cogerte!)
-¡Ah, ah, yes, fuck my pussy baby! Fuck my pussy!! (¡Sí, así papi, cógeme!)

También decía una serie de cosas inentendibles, pero sus jadeos sí que los interpretaba. Quise jalarle el cabello, pero se echó levantando las caderas, estirando los brazos y arañando apretando las sábanas. Yo arremetí con todo y me vine al compás de sus gemidos. Terminé dentro de ella y luego de unos instantes me quedé frío. No sabía qué decir, pero ella me dio un tierno beso, tomándome del rostro.

-Don´t worry. I get the pill. (No te preocupes. Tengo la píldoa)

Me mostró una caja de Levonorgestrel que sacó de casaca tipo saco y me ofreció un pucho. La conversación fue amena, algo lenta por lo del idioma; pero tanto en inglés como en castellano fue una excusa para matar el tiempo hasta el segundo round.

 

Excelente relato cofrade, muy buena forma de narrar...

 

Se sgradece tu relato

 

Muy bien relatado, entretenido y cautivante. Continué con esos grandes relatos estimado colega. Valeu.

 

Gracias cofradía lectora. Fiel a mi estilo de itme en floro les dejo esta segunda parte

Hablamos de cosas predecibles como la diferencia de nuestras culturas. Recuerdo que me dijo que tenía cara de ruso, tipo Stalin. Me cagué de risa y me propuse dejarme el bigote algún día. Entre risa y risa nos fuimos tocando y besando, nuevamente con arrechura. Esta vez le metí la mano en la entrepierna y me dispuse a explorar los territorios de su bajo vientre. La besé desde los labios al cuello, sin importarme dejarle un chupetón. Seguí descendiendo con idéntica intensidad hasta llegar a su pubis de vellos castaños. Labios rosaditos en un marco blanquísimo, una invitación de lujo para sopear. Le metí la lengua en la vagina y besuqueé sus labios hasta tomar su clítoris. Lo lamí en círculos y lo chupé como un caramelo, lo suficientemente bien como para que la flaca me acariciara la nuca y me presionara la cara contra su vagina.

-Keep on! keep on! Ahhh, yes, eat my pussy baby, eat my pussy, ahhh! (¡Sigue, sigue así papi! ¡Cómeme el coño, cómeme el coño!)

La flaca se puso intensa con los movimientos de su magnífico par de piernas, al punto que de tanto subirlas y bajarlas deslizó la sábana hasta el filo de la cama. Ese fue el indicio de lo que luego confirmaría, que ella siempre había tenido el control de ese polvo. Reconozco que afloró en mí el atavismo de pueblo colonizado y no me importó que me use, aunque quizá un único apetito de dignidad se satisfizo. Me liberé de sus manos mientras le besaba los muslos y logré volver a la cabecera.

-Honey, I think It´s your turn to go beneath (Flaca, creo que toca ir abajo)
Ella me miró con cierta condescendencia, o picardía, no sé decirlo luego de tanto tiempo. Lo cierto es que me acarició el rostro con una mano y la dejó sobre mi mejilla después de chaparme.
-So, you mean I suck your dick, do you? (Ah, entonces quieres que te la chupe, ¿no?)
-Absolutely (Desde luego)

Pocas veces fui tan ansioso en mi vida como en esos instantes en los que ella recorrió la distancia de mi boca hasta mi falo. Se puso de costado, recogiendo su rubio cabello de un lado, y se metió mi pinga en la boca. Debo decir que fue algo mecánico, es más, con algo de vergüenza admito que en sus manos grandes mi pene se veía algo disminuido. Con la carita de costado la veía engullirse mi pinga, casi enteramente. Sus mejillas hacían hoyitos cuando chupaba y yo gozaba empujando su cabeza coronada de dorado. De cuando en cuando me miraba y ver esa carita, con esos ojos inusualmente claros me pareció una foto de portada. Su mamada era mecánica pero cumplidora, algo rápida y continua; solo de vez en cuando interrumpía el ritmo y mi pene empujaba su mejilla desde dentro.

-Mmm, do you like this? (¿Te gusta?)
-My cock pushing in your cheek from inside… It’s like a porn clip! ( Mi pinga empujándote la mejila desde adentro... ¡Es como una escena porno!)
-Jeje. Pervert. How you say cock in Spanish? (Enfermo. ¿Cómo dices pinga en español?)
-Formaly "pene”, but in slang "pichula” (Formalmente pene, en jerga "pichula")
-Oh, how? Pii, pi…choula?
-Yes honey, pichula. You’re sucking my pichula. In Spanish, me chupas la pichula
-Jejeje. Then Yo.. te chupoa la pichoula?
-Yes baby, jajaja. You say it very funny (Si flaca, jajaja. Lo dices muy gracioso)
-¿Te gusta que te chupo la pichoula?
-I love it! (Me encanta)

Siguió chupándomela mecánica y rápidamente. De tanto verla de costado le fui acariciando el culo y acercándola a mí, hasta que quedamos en la postura idónea para un 69. Sentía su chupada y tenía el primer plano de su colorada, era una sensación de placer y deber, de modo que tomando sus nalgas acerqué su pelvis y le metí una lengüeteada digna de los Morunos en Motivo. La flaca ahora chupaba con espasmos, incluso se la sacaba de la boca para lamerme las bolas y hacerme una paja. Cuando estuvo lo suficientemente mojada paró y me comprobó que era ella quien llevaba las riendas de este jaleo, porque sin mediar palabra se montó en mi pinga dándome la espalda y, apoyada en mis piernas, se movió como pajeándose. Yo hacía todo lo posible por contener mi venida, pero esa mujer me ofrecía una imagen salvajemente excitante. El quiebre de su cadera y su culito era la combinación perfecta con su espalda delgada y alargada, una cosa bonita, cosa bien hecha.
Siguió así, profiriendo gemidos y ruidos en su idioma natal hasta que la velocidad alcanzó límites compatibles con el deseo de acabar. Yo resoplaba lo más virilmente que podía y la flaca se ponía como loquita. Se puso de cuclillas y se tocó el clítoris con movimiento epiléptico para luego montarse en mí, de frente, apoyar sus manos en mis hombros y moverse frenéticamente. La flaca me estaba tirando a mí, envolviendo mi pene en su vagina, liberándolo y cubriéndolo con una fuerza ligada a su urgencia por llegar al orgasmo. Con cierta prontitud fue acercando su cara a la mía y después de tomarme por la mejilla me chapó ansiosamente. Me dijo, además, unas cosas que no entendí, salvo "finger" y "ass", así que le metí un dedo al culo mientras ella saltaba sobre mí aplastando mi pelvis a sentones. En un momento hizo una mueca como de esfuerzo y se estiró nuevamente, dejando bambolear sus impresionantes tetas en el centro de esa imagen de diosa nórdica.

Interpreté que había sido su orgasmo, y como a mí me faltaba poco le tomé fuertemente los pechos mientras meneaba el pubis, para después pegar su pecho al mío. De tres movimientos lentos y fuertes se la metí y saqué toda, hasta el fondo y hasta venirme en la tercera empujada. Ella consintió el movimiento con los ojos cerrados, nuevamente condescendiente, aunque no sé decirlo luego de tanto tiempo. Así acabamos ambos (al menos yo, con certeza) y nos quedamos un tiempo en es posición. Recobramos el aire y nos dimos un pico, nos reímos y chapamos de nuevo.

Conversamos brevemente, algo habremos dormido, al menos yo, con certeza. No debió ser mucho tiempo el que dormí, porque cuando la vi salir de la ducha eran poco más de las 7. Me incorporé para ofrecerle no sé qué, pero me dijo “don´t worry, keep sleeping. You must be tired! Anyway, I have to go” (no te procupes, sigue durmiendo. Debes estar cansado e igual ya me tengo que ir) Apesar de estar algo cansado me desconcertó la respuesta de la flaca, más aún cuando me dijo que ya había pedido un taxi en la recepción. Solo alcancé a decirle “nice to meet you” antes de que cerrara la puerta y me hiciera un gesto de “adiós”.

Después de 30 minutos de sueño salí rumbo a mi solitaria casa. Tenía todo el sábado y domingo para mí solo, así que estuve dando vueltas al asunto final. Entre pucho y pucho me venían los recuerdos de ese último año, de esos meses y las lecturas de toda mi vida. Acepté y contemplé la totalidad del hecho; había sido usado por la ciudadana estoniana. Esa claridad me llevó a aterrizar aquello que había empezado como una gran aventura a su verdadera dimensión, un simple polvo. Lo que yo convertiría en una magnífica historia para la estoniana sería una simple anécdota, un flaco que se tiró en su paso por Lima, porque le provocó y punto. Entonces reconocí que a lo mejor hay mucho de subconsciente en todo lo que hacemos, más cuando se trata de concretar nuestros deseos. La verdad es que la flaca era mayor que yo, digamos 30 o 35 años, y su piel no parecía tan cuidada.Tampoco era una miss universo ni modelo de Victoria's Secret. Claro, fue algo inusual y de hecho superior a un estándar promedio, pero tampoco es que haya escalado el Huascarán o que haya curado el Cáncer.

En el devenir de esas horas creo haber madurado algo. Creo haber alcanzado una escala de iluminación que me permite aceptar que quizá no hice que Vicky se viniera nunca (https://perutops.com/foro-relax/threads/rompiendo-códigos-la-flaca-de-mi-mejor-amigo.460026/), que a la argentina aquella tal vez le estimuló más el porro que yo (https://perutops.com/foro-relax/threads/carne-argentina.459696/) y que todas mis hazañas futuras (https://perutops.com/foro-relax/threads/dándole-en-la-ducha.449686/#post-4227900) tendrán tanto valor como la intensidad con que quiera recordarlas. Carpe diem, memento mori. Solo entonces los entendí.

Vivamos nuestras historias tanto cómo nos provoqué, juguemos a la seducción o al puterío sin perder la perspectiva de que es un juego y tomemos lo que nos corresponde de cada momento compartido, que aunque cada historia tenga siempre dos finales, es el de uno mismo el que se queda en la memoria, y depende de uno mismo que se vuelva memorable.



Les dejo estas fotos que supongo deben ser de ella, es la unica amiga en común europea que tenemos mis dos patas (en la vida real) y yo; asi que debe debe ser ella aunque las fotos deben ser de ella más joven que cuando la conocí.

Omito la censura de los ojos porque es la gracia de las imagenes; sin embargo estoy dispuesto a quitarlas si cometo alguna infracción.

 

Buena cofra, por esos países de Europa del este todas la feminas son bonitas

 

Le voy man.... Le voy a esa blanca como Leda y lujuriosa como venus en su mirar se ve.

 

excelente historia cofra, le comento esto con el amigo q no me deja teclear jeje, me gusto esa parte de la sopeada q le metiste despues de venirte adentro, pero no te pases pes como no reconoces a la chica en esas fotos?

 

Que gran historia cofra, para contar a los nietos... saludos

 

Muy buena historia fierita

 

Gracias cofra, en estos tiempos de confinamiento y temor ha sido un inucitado y grato descubrimiento esto de los relatos, leerlos y crearlos. ¡Nos seguiremos leyendo cofra!

Sí, jaja, gracias a la poca luz, mi juventud de entonces o qué se yo; que la flaca decidió levantarme. En perspectiva, quiza desde la Europa Nórdica nos vean como nosotros a ellas o por lo menos algo curiosos, jaja.

Y le iriamos todos, jeje. En un mundo mejor, los TLC pondrían a nuestra disposición lomos de esa categoría en burdeles locales. Algún día...

Jajajaja. Sí códrade, no es que no la reconozca, solo que hablar en condicional se me ha hecho costumbre, por precaución, jeje; además han pasado como 9 años de aquella única vez. Lo de la sopeada quiza no lo contextualicé, por tratar de ser breve omití que la flaca tomó un baño mientras yo pedía puchos y cerveza, que la flaca se puso a contar mis lunares y yo a elogiar sus largas piernas, al punto que las estiraba hacia arriba y me perdía un poco en esa especie de secuencia de nado sincronizado. Jaja. La verdad es que me voy en floro con estas historias, trato de recordar los detalles y darle forma a los hechos, de forma que sean atractivos. Espero que el resultado sea agradable.

 

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ahora tiene sentido cofra, a pesar de q he estado en el extranjero no he vivido una experiencia asi, solo pagando q en esta ocasion no cuenta, espero seguirle los pasos, saludos