Los Cervantes: presos, putas… y una monja

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Quien no estudió alguna vez "El Quijote" en el colegio?



O al menos de nombre todos lo conocemos, pero lo que no sabíamos es que los antecedentes penales de la familia Cervantes (incluyendo al mismísimo don Miguel) harían escandalizar a cualquiera hoy en dia. Su abuelo, su padre y Miguel de Cervantes pasaron por la misma cárcel… la de Valladolid.

El autor del Quijote, la obra más grande de la literatura española y, quizás, de la universal, don Miguel de Cervantes Saavedra quiso llevar a la práctica el dicho:
"Quien a los suyos se parece, honra merece"



Juan de Cervantes (abuelo de Miguel) eran un abogado que ocupó varios cargos públicos aunque duró poco en dichos cargos, saliendo malparado de alguno de ellos. Se trasladó con su familia a Guadalajara bajo la protección del duque del Infantado. Todo iba sobre ruedas hasta que se metió a “celestino” entre su hija y un hijo bastardo del Infantado. Estos amores prohibidos le llevaron a la cárcel de Valladolid durante una semana.




Rodrigo de Cervantes (padre de Miguel) cirujano de la época, profesión humilde que le obliga a viajar continuamente. Rodrigo también paso unos meses en la cárcel de Valladolid. Su economía no era muy boyante y pidió un préstamo personal, vencido el plazo no pudo afrontar el pago y, como su padre, fue a parar a la misma prisión.




Miguel de Cervantes estuvo preso en varias ocasiones (Sevilla, Argel…) y también en Valladolid. Una noche, en la puerta de su casa, fue herido don Gaspar de Ezpeleta, aventurero navarro, por un hombre vestido de negro. La justicia comenzó sus averiguaciones: el lugar donde se produjo el incidente, el hecho de que en casa de don Miguel encontrasen ropa de Ezpeleta -las hermanas de don Miguel, parece ser que recibían en casa- y un juez nuevo en la plaza, presto a encontrar un chivo expiatorio, llevaron a don Miguel, sus hermanas y su hija a la cárcel… efectivamente, de Valladolid.
En la foto la celda donde estuvo preso Miguel de Cervantes Saavedra



Andrea y Magdalena -las Cervantas- (hermanas de Miguel) la mayor, Andrea, fue la primera en iniciarse en el noble arte de la jodienda (prostitución) y consiguió ser económicamente independiente, algo que en la época sólo se podía conseguir aprovechándose de los hombres. Magdalena, antes de perder su libertad al amparo de un matrimonio, decidió seguir los pasos de su hermana. Los ingresos de las hermanas sirvieron para aliviar la precaria situación familiar; de hecho, ellas son las que aportan la mayor parte del dinero para liberar a Miguel de Argel. Años más tarde, se unirá al grupo Constanza, la hija de Andrea.



Luisa (hermana de Miguel), siguiendo el refranero español “En luengos linajes hay putas, ladrones y frailes”, aquí tenemos a Luisa… en este caso monja. En 1565, toma los votos de monja carmelita con el nombre Sor Luisa Belén, en el convento de la Imagen. Aquí permanecerá el resto de su vida siendo nombrada Superiora y, más tarde, Priora.


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Muy amena y aleccionadora explicación. Ahora se explica bien el cúmulo de saberes con los que ilustraba el "manco de Lepanto". Tenían asidero en una riquísima historia familiar. Cuánto más no aprenderíamos de centenares de nuestros compatriotas si asumieran el gusto de escribir.

 

En aquella época, como escribió el genial historiador holandés Jan Huizinga, el mundo era más jóven y más aventurero. También era una era de oro de la prostitución en Europa, gracias a la recuperación demográfica y el influjo del oro.
La actividad era tolerada y regimentada por la ley civil y la ley religiosa. De hecho, los barrios de prostitutas se encontraban bajo la protección de la Iglesia y los lugares donde se ejercía el oficio se conocían como casas de tolerancia. No tengo el dato exacto, pero creo haber leído en una historia de Sevilla que el barrio rojo de la ciudad estaba en los alrededores de la Catedral y la Torre del Oro. No se penaba invertir en el negocio y muchos burgueses y nobles recibían rentas de la esa industria. Lo que si combatían las autoridades era el ejercicio clandestino del oficio, sin mucho éxito.
Si bien se prohibía a las prostitutas pasar al Nuevo Mundo, muchas de ellas lo hicieron y el oficio florecía en Portobello, Santo Domingo y posteriormente en Panamá.

 

Dato interesante que puedo vincular entonces con la pregunta que hice resecto a cuál sería la opinión de Keynes si el Estado debiera intervenir en regular elcomercio sexual.

 

No conozco la posición de Keynes, pero en la época se tendía a la regulación del oficio. La infancia y juventud de Keynes coincidieron con el último periodo de esplendor de las cortesanas y el impacto social que tuvo los asesinatos de prostitutas en Whitechapel en 1888. Tanto en Inglaterra como Alemania se sentaban las bases del estado social con la creación del seguro de desempleo y la seguridad social. Los liberales de la época tenían como bandera esas reformas sociales para "combatir" a la pobreza. Al mismo tiempo en el mundo femenino se gestaba el movimiento de derechos civiles de las mujeres y las prostitutas eran vistas como víctimas del sistema.

 

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Gracias por sus datos cófrade Drais. Mi comentario se orientaba a intentar una relación entre la prostitución como servicio esporádico y la prostitución como servicio esencial en una comunidad, por ejemplo la limeña, donde los servicios de prostitución abierta y encubierta se han incrementado exponenciualmente. Como la sociedad se hace de la vista gorda del problema el Estado no tiene opinión actualizada y no existe politica conocida al respecto. Y el hecho de saber que en el pasado este servicio fue aceptado y regulado nos debe llamar a reflexion para darle renovada atención en el presente.