La Mujer Más Lasciva y Sumisa

Buen relato,cuidado que se puede rebelar buena onda

 

Cuando la tercera parte? Esta interesante!!!

 

Es usted un maestro... Estimado cofra su relato contiene todos los ingredientes necesarios para cautivar al lector ávido de lujuria... Prosiga doc!

 

Recuerdo aquel día como si fuera ayer…

Aquel deseo comenzó como un reflejo… el anhelo más ligero atravesó el torrente caudaloso de mis venas y acarició con lascivia el gris territorio de mi pérfido ser. Aquel deseo se convirtió en una descarga que remeció mi cuerpo llevando un mensaje una y otra vez hasta entregar mi cuerpo a la ninfomanía de aquella mujer. Ya han pasado varios años y aún puedo sentir su jadeante respiración desnudar mis sentidos y despertar pasiones que solo imaginaba en mis más utópicas fantasías. Ella era Camila…

CAPÍTULO II
(Continuación)
​

… Tras lamerle los labios dilatadísimos de su concha húmeda, puse mi atención en el hoyo encantador de su culo que yacía ante mis ojos. Después de besarlo con vehemencia, introduje mi lengua hasta donde pude y la moví de un lado a otro para ser testigo de su infinito placer, mientras con la mano izquierda frotaba vigorosamente su ya excitado clítoris. Ella a su vez sacudía su prodigioso trasero inundada por la excitación, hasta que se corrió abundantemente bañándome el rostro y el cuello con sus fluidos a la vez que contraía con tal fuerza su esfínter anal que llegó a estrujarme la lengua.

Encendida a más no poder y presa de un impulso de desenfreno, gritó: <<¡Oh, cógeme, méteme tu falo! ¡Oh, cógeme, cógeme, cógeme de una vez!>>

Embrujado por la manera súbita en que acababa de gritar sus deseos, acerqué mi furioso pene que palpitaba con firmeza hasta la entrada de su caverna que desbordaba jugos espumeantes de reciente corrida, y se la introduje de golpe hasta el fondo con toda mi alma. Ella asistió mi embestida echándose hacia atrás y lanzando un grito de placer. La penetré en su interior varias veces, hasta que la espuma que rebosaba de su concha deliciosa me pinto el pene de blanco. Aquel espectáculo de ver mi pene chorreando los fluidos espumosos de Camila una y otra vez me hicieron perder el juicio hasta convertirme en un sátiro descontrolado. En un desliz de hegemonía, saque mi verga de su concha, la puse ante la entrada de su gran culo y luego de escupirlo y lamerlo, le dije: <<Ahora tu culo es mío>>… Ella me respondió entre gemidos <<Es tuyo papi, cógeme por el culo>>. Empujé mi verga con suavidad, mientras que ella me ayudaba empinando las nalgas, y abriéndose el culo con ambas manos para que la entrada se ensanchara y yo pudiera colocarla suavemente dentro de su jugoso anillo que tan lascivamente aguardaba el momento de tragar y devorar mi pene. Camila era sin duda, el tipo de mujer que le gustaba que se la metieran por el culo una vez que, como en el presente caso, la habían follado bien por la concha. Una vez dentro de ella, me sentía tan deliciosamente atrapado y ahorcado que permanecí un tiempo inmóvil, gozando de las contracciones de su culo que buscaba expulsar aquel cuerpo extraño que llenaba su interior. Camila movía impetuosamente el brazo para hacerme ver que se estaba tocando el clítoris, hecho que se tradujo en un impulsivo movimiento de mi pene que esperaba con ansias aquella fricción que erupcionaría el manjar cálido de la lujuria. La dejé que continuara, a la vez que mi pene dilataba su ano con cada choque de furia contra sus nalgas. Puedo recordar cada segundo de aquel momento… Aquella sensación de como mi rígida verga se abría camino en ese canal de placer que lo succionaba salvajemente. No sé cuánto tiempo pasó hasta que noté por las fasciculaciones involuntarias de su culo, que estaba cerca de correrse una vez más, ante lo cual mi pene arremetió con más fuerza y tras unas cuantas embestidas, ella expulsó una nueva entrega de lascivia entre quejidos de placer a la vez que apretaba mi verga a tal punto que estuve a punto de eyacular, pero me contuve. Camila era insaciable, y en un vendaval de lujuria que mi desatada locura del momento provocaba, hice que se corriera una vez más antes de unirse a mí en el instante triunfal que mi pene explosionó dentro de ella el semen que a borbotones luego comenzó a chorrear por entre sus piernas. Aquel momento que nos sobrevino a la vez entre gritos de placer demostraban la satisfacción plena, aunque momentánea de nuestra impudicia en aquel lugar.

Recosté entonces mi pecho sobre su suave espalda, preso de la debilidad que sigue al éxtasis de un orgasmo… Pero no duraría mucho en ese estado... Las deliciosas contracciones internas que el culo de Camila efectuaba sobre mi pene eran desmesuradamente excitantes como para no invocar a una respuesta inmediata, pues así lo exigía aquel lugar tan placentero y seductor. En aquella posición, recostado sobre su delicada espalda, tomé con una mano uno de sus hermosos y firmes pechos y me apoderé de un pezón. Con la otra mano busqué aquella estructura lasciva de su clítoris el cual todavía estaba petrificado de excitación. Empecé a excitarla por ambos lados a la vez que ella frotaba suavemente sus nalgas contra mi pelvis buscando que la penetrara con furia una vez más. En ese momento, ella giró su rostro, se desclavó y rápidamente enterró su cabeza en una esquina de aquel mueble adamascado, dobló sus rodillas hasta el vientre dejando su perfecto culo en una posición suprema para mi ardiente verga. Entonces me arrodillé, detrás de ella, y le introduje mis dedos en sus húmedos labios hasta el orificio del culo que yacía abierto delante de mí, aún chorreante de mí soberbia corrida. Eso la terminó excitando de forma descomunal que empezó a temblar. Le dije <<Pídeme que te despedace el culo>>, ella respondió: <<méteme esa verga o te juro que te mato>>. Luego acerqué mi verga que me ya me dolía de lo dura que estaba y se la introduje un par de veces en su concha a fin de lubricarla bien; se la saqué y la puse delante del agujero del culo; fue entonces cuando violenta y uniformemente, la enterré de golpe hasta el fondo del recto. Ambos empezamos entonces a movernos con locura. Aquella posición me permitió contemplar el obsceno movimiento de su espléndido culo así como la entrada y salida de mi verga de aquel agujero. Ese hoyo me tenía hechizado y completamente atrapado, ya que se cerraba de una manera exquisita y sumamente excitante con cada embestida. Así la follé hasta que los dos rendimos juntos entre gritos de placer nuestro tributo al lívido que explosionaba en ambos. Esta vez ambos caímos agotados sobre el sofá, ajenos a todo salvo al éxtasis que acababa de arrebatarnos nuestra cordura.

Durante el momento que estuvimos echados, ella se estremeció temblorosamente varias veces víctima de la enorme excitación que le había producido la penetración. Al cabo de unos minutos me pidió que me levantara. Como ahora sí teníamos que separarnos irremediablemente, me levanté. En un salto sorpresivo, ella se arrojó contra mi pecho y me besó apasionadamente y luego me preguntó: <<Que harás el fin de semana?>>. Yo iba a responderle exactamente lo que mi pene me decía, pero ella me detuvo poniéndome uno de sus hermosos dedos en los labios y me dijo: <<shhh, mejor no digas nada... así es mejor>>, deslizó esa misma mano desde mis labios hasta mi pene y se arrodilló y sin que yo pudiera si quiera reaccionar, me beso el pene y se lo metió en la boca unos instantes, y luego, le dijo <<hasta la próxima, galán>>. Entendí que aquel momento era el inicio de un juego, un juego que me llevaría a oníricos recuerdos que marcarían mi ser en muchas formas y que hasta hoy puedo recordar… como si fuera ayer…

Continuará…

 

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Disculpen las demoras con la historia de Camila. Prometo escribir más seguido y concluir el relato. Aquí la siguiente parte...

Saludos

GH

 

Oki gene genial sigue con ese relato

 

buen relato estimados sigue así

 

Muy buen relato... hasta siento q salpicas al lector cuando lo lee, jejeje... no seras vargas llosa... ???