La bambina huachana

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De chibolo no era agarrado, pero siempre me mantenía en forma y tenía un cabello largo que disimulaba un poco mi rostro delgado. La primera vez que escuche la voz de Paola, me hizo sentir como escalofríos en toda la piel, tenía una voz tan delicada como la de la cantante Miriam Cruz. En mi búsqueda visual para ubicar a la mujer con esa sensual voz, pude ver de espaldas a una chica más o menos de mi edad, 20 años, cabello ensortijado y con un tono azabache digno de un comercial de champú. En ese momento me sentí como un marinero hipnotizado por el canto de una sirena, ella no era muy alta pero su estilizada figura la hacía parecer como de un metro setenta. En mi goce de escucharla no había caído en cuenta que me encontraba en medio de un pasillo y estaba interrumpiendo el paso al auditorio, en ese instante ella se acerca a hablarme y me dice "Hola, me muestras tu carné para ayudarte a encontrar tu ubicación" gente, ella amablemente me estaba queriendo sacar del pasillo para que no generé ese tráfico innecesario y yo todo embobado solo asentía sin decir una sola palabra. Era la primera vez que una flaca que no conocía me había dejado helado.

 

Después de esa primera impresión, me pude reponer e ir a mi ubicación en el auditorio (estaba en un congreso universitario) ya desde ahí podía ver que ella era siempre amable con todos y aunque no era voluptuosa tenía un aire de sensualidad que podía calentar a cualquier hombre. Ahí me di cuenta que no era el único que la miraba, en el auditorio habían como unos 20 pavos igual a mi que no paraban de verle el culo formadito que tenía.
Gente, esa flaca tenía un imán en la garganta, cada vez que hablaba, siempre volteaba alguien a mirarla. Luego de esa ocasión no me la volví a cruzar hasta el último día del congreso en que junto a todos mis amigos asistimos a la última ronda de conferencias. En esa época no tenía mucha experiencia en sacarle tema de conversación a desconocidas, pero hice mi mejor esfuerzo y me acerqué a saludarla, ella siempre amable habló conmigo hasta que su coordinadora la llamó, pero antes de que se vaya me preguntó si iría a la fiesta de cierre del congreso en una discoteca llamada Maaxo (no sé si aun existirá) yo le dije sin dudarlo que llegaba a eso de las 11. Gente yo no tenía ni perra idea de donde quedaba ese lugar, pero convencí a mis amigos de ir y que seguro la pasaríamos bien. En ese tiempo tenía de compañera a un flaca llamada Koni, era de la base y siempre se las arreglaba para conocer a todo el mundo y de paso se ganaba con otras flacas (era lesbiana, pero caleta). Esa noche Koni nos acompañó porque tenía planes con una loca igual que ella que también había conocido en el congreso. Al llegar el lugar estaba full y con la gentita nos ubicamos a un costado del escenario, Koni dijo que iba ir al baño a arreglarse (las huevas, ella siempre iba pero para ver a las otras flacas arreglarse las minis o sus sostenes, loca de . La cosa es que al regresar Koni me llama a un costado y me dice "Manu en el baño me gané con una conversa, una flaca rulosa le decía a su otra amiga que había quedado con un chibolo pelo largo y que si no se la llevaba a tirar esa noche iba a ir donde su ex porque ya no aguantaba las ganas". En ese momento yo le dije y que tiene que ver conmigo y en el acto me metió un lapo. Koni, "a cuantos flacos cabello largo ves en esta discoteca", efectivamente, en esa disco habían un huevo de patas pero nadie tenía el cabello largo. Estaba decidido, le agradecí a Koni (ella siempre se cobraba todo, sea en efectivo o en futuros favores y vaya que sabía cuando cobrar) y les dije a mis patas que iría a dar una vuelta. Cuando la vi, estaba con un grupo de 4 amigas y tres patas, sin roche me acerqué la saludé y me presentó a la mancha. La amiga de Paola (así se llamaba la rulosa) estaba fuertísima, pero la sensualidad de Paola superaba cualquier cuerpo voluptuoso. Me acuerdo que la primera canción que bailamos fue Think About The Way en la versión original, carajo la flaca sabía moverse y yo en mi mente agradecía a mi profesora de EF. del cole que hacía aeróbicos y pasos en las clases, gracias a ella en la clausura del quinto año toda la promo pudo hacer una coreografía completa de La Bouche (Link para los pulpines que no tienen idea de lo que estoy narrando ) Gente, en el baile nos llevábamos bien y con un poco de trago bailamos temas como "La mayonesa" que la estaba rompiendo en ese momento, la flaca no se cansaba, pero la verdad yo estaba trapo, si bien sabía bailar, no era un asiduo asistente a las discotecas, yo solo iba cuando era un cumpleaños o había algo que celebrar. así que luego de como 5 canciones al hilo nos sentamos un rato mientras los amigos de Paola no paraban de bailar, esa gente si era discotequera. La hora se pasó volando y sin darnos cuenta entre baile, trago y conversa, eran ya las 5 a.m. y en la disco comenzaron a poner huevadas como "El ritmo del chavo del ocho" lo genial fue que los patas de Paola también lo bailaron, eso confirmaba que esa gente paraba ahí los fines de semana. Antes de irse mis patas que aun estaban por ahí me pasaron la voz haciendo señas que ya se iban y algunos hasta buenas flacas habían conocido. Paola ya se quería ir porque se sentía cansada (o eso me dijo), gente esa era mi oportunidad (había bailado como loco y de paso la había manoseado a mi antojo toda la noche) luego de meterle un chape con harto lenguado le dije que la acompañaría a su casa y así salimos juntos de la disco, agarrados de la mano y yo sin conocer muy bien la zona le digo que sería mejor descansar un poco en el hotel que esta en frente y luego de que repose un rato ya la llevaba en taxi a su casa.

 

Prosiga con si relato,esta.muy interesante

 

Si está bueno siga con su relato vamos

 

¡Que cabezona la tienes! esa fue la expresión que soltó Paola luego de que me bajara el pantalón para que me meta una buena mamada. Esa noche ella me había pegado su culo cada vez que bailábamos y con el roce había hecho que la cabeza de mi pene se ponga más hinchada que nunca (estaba al palo, cuando bailábamos).
Paola no tenía más de 20 años pero una experta en mamar, se metía una succión precisa al glande y lo hinchaba como nunca. Fue una mamada memorable y como era de esperarse intentó enguir todo mi pinga dentro de su boca, pero no pudo y solo se atragantó en medio de varias arcadas. Esa perrita estaba aguantada y yo tenía harta leche para darle. Aun detrás de la puerta, le dije, preciosa vamos a la cama, quiero chuparte esas ricas tetas que tienes y la tome de la mano y la lleve lentamente a la cama, la acomodé y poco a poco fui quitándole la ropa, hasta tener frente a mi la conchita más peludita que había visto hasta ese día, gente eso me volvió loco y no aguante más, le abrí las piernas y comencé a lamer los labios interiores de esa rica concha jugosita y con muy poco uso.

 

Paola estaba gozando a mil por hora y su concha estaba mojadaza, no me importó nada y se la metí con todo a pelo, si gente era un chibolo huevón e inconsciente; pero, como disfruté el penetrar esa rica conchita canelita. Con cada metida, ella se aferraba más a mi cuerpo y podía sentir su respiración acelerada, estaba en lo mejor del mete y saca cuando siento que se me va a venir la leche y dentro de mi dije, a la ya la caché a pelo ahora la lleno con todo. Así en un par de movimientos más, descargue una buena cantidad de semen dentro de Paola y ella como si nada seguía moviendo sus caderas y me apretaba más con las paredes de su concha. Era chibolo y la sensación de sentir una concha tan apretada hizo que mi pinga pase de estado flácido a duro en cuestión de segundos, mientras Paola se acomodaba para montarme como una buena perra huachana. Que tales movidas me dio esa perrita, no sé como hacía pero lograba apretar mi pinga con las paredes de su concha, era algo riquísimo. Poco a poco me fui recuperando y ahí le dije "quiero que me saques todo la leche, perra" y con solo esas palabras, Paola comenzó a acelerar más, mientras yo la iba acomodando hacía adelante para tener a disposición su delicado culito. Ya recuperado y con la pinga bien dura, la acomodé en perrito para castigarla como se debe. Que rico culito se le formaba, canelita, suavecito y ese ano parecía casi sin uso, gente se la metí con furia, mientras la perra iba gritando, gimiendo y jalando las sábanas, en eso siento que tocan la puerta, era el cuartelero preguntando si todo estaba bien. Me quedé frío, pero Paola en una reacción rápida dijo "Todo bien" y se escucharon los pasos del hombre alejándose. Me cortó la viada, gente, puta madre ahora de nuevo empecé a darle con fuerza mientras lapeaba sus nalgas, que rico cachaba esa perra, a mis 20 años esa mujer era la que más rico me estaba sacando la leche. La cargué y la puse de pie frente al espejo que había en la habitación, ahí amasaba suavemente los pezones de Paola mientras sentía como sus jugos chorreaban entre nuestras piernas, estaba en el clímax y tenía tanto placer que no me aguanté más y me vine por segunda vez dentro de ella mientras sentía como Paola se iba desvaneciendo frente al espejo, la cogí fuerte para que no se golpeara y la acomode en la cama frente a mi.
En su rostro había una sonrisa suave y en mi cuerpo ya no había ni una sola gota de leche. Esa noche me metí un polvo más con ella y dormimos una hora bien abrazados y sintiendo mutuamente nuestro calor. Ese día esa linda mujercita se convirtió en mi enamorada huachana, no solo tenía una voz preciosa sino que mientras más conversaba con ella, más atraído me sentía a su personalidad y sensualidad. Al despertar, la acompañé a su casa y muy suelta me presentó a su mamá, quien sin chistar me invitó a almorzar amablemente.
Su madre tenía una voz muy parecida a la de Paola, y era muy amable o no sé si realmente le caí bien. Gente, con Paola tuve una bonita relación, aunque a la distancia; pues, yo vivía en Lima y todos los fines de semana iba a verla y me quedaba desde el viernes en la noche hasta el lunes por la mañana en que me regresaba a Lima directo a mis clases en la U. Durante los días de semana ella me llamaba o yo la llamaba así estuvimos hasta las vacaciones de verano, fecha en la que sus padres salieron de viaje por dos semanas y como yo era ya el consentido me quedé esos días en la casa y viví las dos semanas más memorables de mi vida, era como si estuviera casado con Paola, dormíamos juntos en su habitación, ella cocinaba para mi, íbamos a fiestas juntos, hasta que el verano se acabó y comenzó de nuevo la rutina de las clases en la U. Así pasaron un par de meses más hasta que en una fecha la mamá de Paola me llama para avisarme que ella y su esposo van a salir de viaje por un mes debido al trabajo de papá de Paola y que por favor cuide de su hija mientras ellos no estaban. Gente yo quería irme en ese mismo momento a buscar a Paola, pero las responsabilidades de la U me mantenían atado. Así es que como siempre viajaba los viernes y me quedaba con ella hasta el lunes por la mañana. Aquí hago una pausa para comentarles una costumbre que tenía Paola luego de que hacíamos el amor en su habitación, ella luego de terminar siempre se limpiaba la vagina con papel higiénico y lo tiraba detrás de la cabecera de la cama, siempre hacía lo mismo y siempre lo recogía a la mañana siguiente luego de barrer. Un lunes antes de irme dejé una cajita camuflada en la mesa de noche de Paola, le había comprado un collar de plata y quería dárselo como sorpresa el próximo viernes que era su cumpleaños. Así me despedí de ella ese lunes y al regresar el viernes por la noche, mientras Paola me preparaba algo para que cene, fui a buscar la cajita con el collar, fui al velador y al sacar la cajita el collar se me calló al piso, me agaché a recogerlo y grande fue mi sorpresa al ver un papel higiénico debajo de la cama justo detrás de la cabecera de la cama. Gente, el corazón se me partió, yo realmente estaba enamorado de esa flaca, pero esos dos pedazos de papel higiénico me decían que mi enamorada había tirado con alguien en la misma cama donde también tiraba conmigo y lo hizo aprovechando que sus papás no estaban. Mi mente voló, pero muy dentro de mi sabía que esa relación era demasiado buena para durar, así que me calme, respiré hondo, analicé la situación, verifique el papel higiénico, lo olí (gente era chibolo, pero no huevón) era reciente, tal vez de la noche anterior, no más. Luego de analizar todo decidí disfrutar de esa última noche con mi enamorada, total al día siguiente era su cumpleaños y sus padres iban a llegar ese sábado por la tarde para celebrar. Regresé a la sala para cenar con Paola, me tragué mi orgullo, la traté como siempre, la hice reír, la besé apasionadamente y bailamos juntos en su pequeña sala, fue una bonita noche. Al terminar los previos la cargue y lentamente la lleve a la habitación donde siempre la hacía mi mujer. Ni bien entramos la tiré sobre la cama y le arranque el vestido que llevaba puesto, desaté el brasier negrito que llevaba y de un solo tirón rompí la tanga negra que hacía juego con su brasier, ella estaba excitadísima y yo solo atine a lamerle el culo mientras dilataba ese rico agujero con mis dedos, cuando ya sentí que su culo empezaba a abrirse me quité toda la ropa y sin dudarlo le metí todo mi pinga dentro de ese apretado culito, ella intentó arañarme pero como tenía todo mi peso puesto sobre ella, no pudo hacerme nada. Gente le di de alma, mi pinga cabezona destrozó ese ano y con cada embestida podía ver su expresión de dolor y placer a la vez, esa noche no tuve compasión y se lo metí hasta el fondo, no me importó nada, la abrí como se debe abrir a una perra callejera. Nunca paré, por más que ella gritaba y suplicaba, no paré por ningún motivo, hasta que ya no se movió más, había llegado analmente y ahora estaba desvanecida sobre la cama. Saque mi pinga y esta tenía restos de oro, que señalaban que la faena había sido exitosa, fui a lavarme mientras ella seguía desvanecida sobre la cama, regresé lo más rápido que pude y me acomodé frente a ella, la besé mientras acariciaba su rostro e iba lamiendo sus pezones que aun seguían paraditos, acomodé mi pinga entre sus piernas y en media tijera la empecé a penetrar, ella gemía y abría la boca en señal de que le gustaba, mientras yo le decía "Te gusta tu regalo de cumpleaños", ella "Si mi amor, que rico" gente esa fue música para mis oídos, me acomodé mejor y la levanté en peso mientras ella se abrazaba a mi cuerpo y subía y bajaba una y otra vez, que rico me la estaba cachando, hasta que nuevamente se me vino a la mente la maldad y en un movimiento la acomodé al filo de la cama y la empecé a penetrar profundamente tanto que hasta llegué a sentir el fondo de su concha, fue riquísimo sentir como se orinaba de placer, era la segunda llegada de la noche, pero yo estaba concentrado y debía castigarla como se debe así que no la dejé descansar y en esa misma posé acomodé mi pinga en la entrada de su culo y poco a poco fui penetrándola hasta que ya toda mi pinga estaba de nuevo dentro, que rico ajustaba esa perra y nuevamente se me entró el diablo y le le dí sin parar hasta que sus piernas comenzaron a temblar de placer mientras ella gritaba "sácalo, sácalo, me dueeeleeeeeeeeeeeeeeeee", no le hice caso y solo le daba más y más profundo hasta que nuevamente sentí como su vagina temblaba y chorreaba otra vez sus juguitos, mientras sus piernas no paraban de temblar, yo no paré ni por eso y le seguí dando hasta que le llené el culo con toda mi leche. Que buena vaciada me había dado y el semen salía del culo de Paola mezclado con restos de heces y manchas de sangre, literalmente le había roto el culo.
Yo aun no estaba satisfecho, así que me fui a bañar y al regresar ya la vi tapada con la sabana y dormida como un angelito, mi orgullo de hombre no la dejó dormir y suavemente la volteé para hacerle un clásico misionero, acomodé la punto de mi pinga en la entrada de su concha y de un solo tirón se la metí, ella dio un gemido riquísimo y le dije "ya es tu cumpleaños y te voy a dejar más abierta que nunca" ella, "mi amor, ya me duele todo, mejor mañana seguimos", para que dijo eso se me entró el demonio y acomodé sus piernas sobre mis hombros y la penetré con tanta fuerza que ella solo gritaba y ya no gemía para nada, mi pinga abrió esa concha como quiso, me acomodé de tal forma que por más que intentó no pudo zafarse y solo le quedó aceptar que en esa ocasión yo la iba a partir a punta de pingazos, nuestros cuerpos chocaban y su concha estaba rojísima y completamente hinchada, pero ni aun así la deje de partir, cuando me canse un poco decidí acomodarla de medía tijera y penetrarla hasta el fondo de su ser, que rica concha tenía esa mujer, caliente, mojada y recontra apretada, pero ya después de tanto maltrato no aguanté más y me vine a borbotones dentro de ella. Me acosté a su lado y por fin le vi nuevamente el rostro, ella estaba toda llorosa y solo atinó a acurrucarse a mi pecho, "fuiste muy brusco, me duele mucho mi cuerpo", yo solo la besé, abracé y me dispuse a dormir junto a ella.
A la mañana siguiente, me bañe, vestí, acomodé el collar en mi maleta y dejé todo listo para irme; pero, antes de retirarme la desperté, le deseé un feliz cumpleaños y le dije cuanto la amaba; pero, como hombre no podía seguir en una relación con una mujer en la cual no podía confiar. Así que finalicé nuestra relación y por mas que ella lloró, me puse fuerte, tome mi maleta y fui al paradero de buses por última vez.
Esa tarde la mamá de Paola me llamó para preguntar que había pasado y porque no estaba en la casa si era cumpleaños de Paola y ella estaba muy triste esperándome. Fui amable con la señora, ella era una excelente persona, y solo le dije que ya no podría ir nuevamente a su casa, que siempre recordaré con cariño a su familia; pero, que la respuesta a porque no estaba en ese momento ahí, solo la tenía su hija y que debía conversar con ella sobre lo sucedido.
Después de eso como a la semana Paola me buscó en mi U para arreglar las cosas; pero, yo era joven y decidí pasar la página, ahí recordé las palabras de mi hermano mayor, "flaco, enamórate, vive tu vida; pero, nunca perdones una infidelidad, porque si lo haces, esa mujer siempre te hará cachudo una y otra vez". Sabías palabras de mi hermano que luego de unos años me contó que esas mismas palabras se las dijo mi abuelo en una de las tantas borracheras que se mandaban.
Bueno gente, así acabó esta historia de amor y desengaño, que es tan real como un billete de quinientos intis con la cara de Tupac Amaruc (los cofrades entrados en años sabrán de que hablo).

 

Excelente historia, aleccionadora. Para el recuerdo.

 

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Gracias man, como anécdota te puedo contar que hace algunos años me cruce con Paola en el centro de lima, seguía guapa; pero, ya no tenía el cuerpo con la que yo la conocí. Era una señora gruesita con los pechos caídos, supongo por la maternidad, ya sin el brillo que la caracterizaba. Ella no me vio o tal vez sí, no le sé; pero lo que sí sé es que esa mujer pudo ser algo más que una simple conocida en mi vida.