Kines con historias tristes

Por lo general no quiero saber nada sobre la vida de la kine, pero la semana pasada, me econtré con una chica muy jóven que aparentemente era kine, porque acompañaba a otras kines. El asunto es que la chica es probablemente la venezolana más linda y más jóven con quien he estado desde el 2017, que llegaron a instalarse en Lince. Fuí directamente hacia ella, porque era la más linda del grupo. Me la llevé al hotel.

Cuando llegamos ya habíamos acordado el servicio, un tipo de servicio que siempre busco y no todas las kines dan. Entra la chica y es una preciosidad, una muñequita. Me dice que apague la luz, bueno, ya me han tocado teens así que son nuevas y quieren todo con la luz apagada. Solo la veo desvestirse y no tiene ningún tatuaje.

Lo hacemos bien, se lo hago con amor y con cuidado. Creo que me pasé de cariñoso, y ella lo siente y se deja llevar, le pague media hora y estuvimos como una hora. Nunca quiso prender la luz esa noche

La segunda vez que la veo, es cuando la llamo al tercer día. Llega igual de tarde, me dice que en realidad vive muy lejos. Y efectivamente llega en taxi. Esta vez la veo mejor, y llega con piercings en el labio. La cara preciosa. No quiere hacer el mismo servicio, pero al final acordamos lo mismo, y le debo 10 soles (ya se lo pagaré, se olvidó). Me pide que apague la luz, pero esta vez la habitación está más iluminada por el televisor. Otra vez se pasa de la media hora, y llegamos a 40 minutos, ella no hace problemas con eso. Solo fue al baño dos veces porque decía que "quería orinar", todo bien. Eso no es orina, yo sé...

Al final voy al baño y la veo de frente y tiene quemaduras en la entrepierna, le digo "que es eso". "Me han quemado" me dice, en Venezuela, la persona con la que vivía. "Por eso me vine para acá". La reviso bien y son quemaduras como si se hubiera sentado encima de algo caliente, con las piernas abiertas, en la cara interna de ambos muslos, dos marcas simétricas, como triangulares, no se si con una plancha se haría eso. No entiendo, ella me ve a la cara y ve que no estoy asqueado, ni siento repulsión, solo preocupación. Su carácter cambia y me mira con cariño, me da un beso en la boca y luego otro al despedirse. No tiene nada, solo su número de Venezuela y sus ganas de huir