La primera vez que me enamoré

Siempre que me cruzo por la calle con alguna pelirroja se me viene a la mente la primera mujer de quien realmente me enamoré. Jessica tenía una cabello rojizo natural, unos ojos color caramelo con una dulzura particular y un cuerpo de mujer tan natural como el agua que corre por los ríos. La primera vez que la vi fue su último día en el colegio (yo aun estaba en cuarto año) y tenía la blusa llena de frases escritas con lapicero (recuerdos de sus amigos (as)). Hasta ese día no había experimentado esa sensación en el estomago (como de hambre y sed a la vez), aun no sabía que significaba eso, pero esa flaca de cabello rojizo hacía que todo al rededor se pusiera como en cámara lenta.
No tuve el valor de acercarme, solo la vi y dejé pasar mi oportunidad, no me sentía seguro de lo que le iba a decir o siquiera si le iba poder hablar, era un chibolo que se dejaba impresionar fácilmente por una mujer hermosa. Al día siguiente la posibilidad de volverla a ver casi se había esfumado, en ese tiempo no habían celulares o redes sociales, todo era face to face. El verano pasó y regresé nuevamente al cole, mi último año, recuerdo claramente ese inicio, había un pata nuevo (en realidad era un repitente del turno de la tarde, que por el roche lo habían trasladado al turno de la mañana) y jugaba de puta madre a la pelota y con él completamos el equipo de salón. Javier, ese era su nombre, se acoplo al grupo sin problemas y en poco tiempo se hizo amigo de todos en salón (siempre, en la hora del Ángelus era el primero en parar todo para orar).
Un martes de julio, Javier, nos invitó a todos a celebrar su cumpleaños en su casa (tenía una casa en una playa muy conocida en el sur) y como el era recontra bailarín pidió que todos llevaran un CD con las canciones que querían bailar (Sí, eran tiempos donde esa era la forma de escuchar música).
Ese sábado nadie se preocupó por llevar trago u otras cosas, todos sabían que en casa de Javier iba a ver de todo. Grande fue mi sorpresa cuando al llegar a la fiesta pude ver a lo lejos a Jessica junto a un grupo de amigos (no más de 8), pero no estaba seguro si era ella o no, porque ya no tenía su cabello rojizo y largo, sino que ahora tenía un cabello corto, lacio y negro que la hacían ver mas madura de lo que en realidad era. Me acerqué a Javier para saludarlo por su cumpleaños, nos fundimos en un fuerte abrazo de patas y como disimulando le pregunté por la flaca de cabello negro, él sin dudarlo me dijo: "Ella es Jessica, te gusta no huevón" "Bueno, te la voy a presentar, pero esa flaca no es para jugar, desde que la conozco siempre ha sido una mamacita y le tengo mucho aprecio" , y en menos de cinco minutos Javier, me había presentado a la que en ese momento pensé era la mujer que me acompañaría el resto de mi vida.
Ella, a pesar de ser tan guapa, era muy sencilla y casi sin conocerme me dijo; "Esa canción me encanta, quiero bailar", Yo, impresionado, solo tomé su mano y la lleve al patio donde todos estaba bailando y fue genial, la gente hacía las clásicas coreografías y Jessica y yo coordinábamos muy bien, parecía que hubiéramos bailado juntos antes. Cuando uno se divierte las horas pasan volando y ese sábado pasó tan rápido que cuando menos me lo esperaba Jessica me dijo que su papá no tardaba en venir a recogerla y que la había pasado muy bien conmigo, gente, no la deje terminar de hablar y la besé, primero suavemente y cuando ella me correspondió le metí un lengüetazo que hasta creo que la excité, porque emitió un leve gemido. "Manu, ya me besaste y ni siquiera me has dicho para ser enamorados" (gente así se estilaba antes) yo: "Jessica, quiero que seas mía y de nadie más" y al finalizar mis palabras ella solo me abrazó diciendo "ya me tengo que ir, pero nos vemos el martes 6 en la plaza" y se fue dándome un último pico, porque ya a lo lejos nos estaba viendo su papá.

Los días se pasaron volando y ese martes estuve dando vueltas en la plaza desde las 5:30, hasta que la vi llegar, estaba riquísima, llevaba un jean piel de durazno color camel y un polito de esos donde se le notaba el ombligo, conversamos, paseamos y como era día de semana no habían discos abiertas para llevarla a bailar, así que me tuve que conformar con llevarla a su casa temprano no sin antes calentarnos con unos buenos chapes y manoseo a full, se notaba que ella tenía ganas, pero se contenía, luego me enteraría que aun era virgen. Al llevarla a su casa, supe que había mucha distancia entre nosotros, ella vivía en una casa del tamaño de toda una cuadra de la urbanización en donde yo vivía, pero eso no me iba a impedir que en algún momento la tenga desnuda en mi cama.
Conforme pasaban las semanas las salidas con Jessica eran cada vez más excitantes, ella se soltaba más y más hasta que un sábado luego de salir de la discoteca ella me dijo "Manu, hoy quiero amanecer contigo, no me importa nada más" y así fue, tomamos un taxi y fuimos directo a un hostal donde sabía que no me iban a pedir documento (claro, previa aceitada al recepcionista, ya me habían pasado ese dato). Gente, al entrar a ese cuarto me sentí el hombre más afortunado del mundo, fue delicioso ver a Jessica desnuda, su cuerpo era delgado, pero sexy, y su inexperiencia me hacía poner más duro que pata de perro envenenado.

 

Buena introducción cofrade. Prosiga usted con la continuación....con detalles en 8 k!

 

Al ingresar, en una mesita había una radio pequeña la cual encendí, para poner alguna canción de fondo, y casi por instinto busque la emisora que siempre escuchaba cuando me metía mis porritos en la soledad de mi habitación (Telestereo). No sé si fue suerte o el destino, pero en el fondo sonó "Sleep Walk" de Santo y Jonny, un instrumental que marco la relación que tuve con Jessica, así éramos nosotros, más sentimiento que palabras, más pasión que inútiles frases.
Ella me abrazó tan fuerte como pudo y yo solo pensaba en como ese ángel podía haberse enamorado de este flaco sin más atractivo que su corta cabellera. La tomé entre mis brazos y poco a poco la acompañé hasta la cama, mientras suavemente le iba quitando una a una las prendas que llevaba. Al verla completamente desnuda me abalance hacia sus pechos y los besé lo más suavemente que pude, mientras ella solo gemía tímidamente.
Besé y lamí cada parte de su cuerpo, nunca olvidaré ese sabor a manzana, ella era una manzana verde que solo yo me podía comer. Lamí y Lamí esa pequeña conchita con labios casi imperceptibles y mientras eso pasaba sentía como sus juguitos se iban mesclando con mi saliva en señal de que ya estaba lista para todo. Era la primera mujer virgen que me iba a comer, así que la traté como se debía y fui paciente, me acomodé frente a ella y poco a poco fui introduciendo mi glande dentro de su conchita, mientras veía como sus ojos estaban llenos de fuego, ella solo gemía con cada leve empujón, el himen ponía un leve freno a mis movimientos hasta que por fin se rompió y ella con un delicado gemido solo atino a abrazare más fuerte mientras decía "No pares mi amor, no pares, que no me duele". Un hilo de sangre se deslizó desde su vagina mientras no paraba de penetrar a esa delicada mujer que estaba frente a mi.
Luego de ese primer impacto paramos un ratito para que ella se lave, la esperé en la cama y cuando regresó solo se acostó a mi lado y dijo "eres el primero y espero que tú seas el único" y luego me besó, me besó con desesperación, me besó como si el mundo se fuera a acabar. La vi a los ojos y su mirada ya no era la misma, ahora tenía la mirada de una mujer llena de lujuría y eso me puso a mil. Gente, ella se montó y casi instintivamente se acomodó sobre mi falo erecto (a esa edad siempre la tenía fierro) me montó como una loba desesperada, sus movimientos de cadera eran rápidos y sus ojos solo estaban hacía el techo, luego de un ratito gritó tan fuerte que yo pensé que algo malo le estaba pasando; pero no fue así, Jessica había tenido su primer orgasmo y su cuerpo poco a poco se iba desvaneciendo sobre mi, la abracé y sin sacarlo me comencé a mover suavemente mientras acomodaba su cuerpo para darle de costadito. Que linda figurita se formaba y su piel suavecita me invitaba a darle más placer del que ya había tenido. Al sentirla así, me desconocí, la acomodé bien y empecé a metérsele con fuerza mientras ella solo se agarraba de las sábanas y me decía "Amor, sí, así, ahhh , ahhh". Estaba de lo más rico dándole de costado cuando mi mente retorcida recordó un capítulo de La Serie Rosa, donde el panadero pone patas al hombro a la esposa de alguien. Gente, me volví loco, la acomodé de tal forma que sus piernas quedaron completamente abiertas mientras la iba penetrando, ella estaba como sorprendida, pero vaya que lo gozaba , pues los jugos de su concha salían como si de un puquial se tratase.

 

Un buen relato compa, gracias por compartir

 

Acomodé sus frágiles piernas sobre mis hombros, mientras no paraba de penetrarla y darle con tanta furia que ella solo gemía sin parar. Cuando reaccioné ella estaba como poseída con los ojos blancos y solo balbuceando de placer, ese ajuste era brutal y me volvía loco. Me detuve, la acomodé bien sobre la cama, guiándola para hacerle un perro y de pasó ir masajeando su ano rosadito. Mientras ella intentaba empinar su culito, yo no paraba de lamerle el culo, no me aguante y le metí la lengua a su concha y a su culo, ella solo se encogía y gemía (estaba gozando al máximo en su primera vez). No aguanté más y la penetré poco a poco, esa concha ajusta cual chupón y en cada mete y saca se formaba como una boca que succionaba mi pene en cada embestida. Ahí si no aguanté mucho y saqué mi pinga para botar toda la leche sobre las ricas nalguitas de Jessica.
Así terminamos esa noche, abrazados, felices y completamente extasiados. Recuerdo haber conversado con ella, mis palabras casi no las recuerdo, pero aun guardo en mi memoria lo que ella me dijo. "Manu, sé que estamos pocos meses; pero, yo siento que te amo con todo mi corazón" Gente, esa mujercita me tenía en sus manos, ella me podía pedir lo que quisiera y yo se lo iba a dar. Yo también me había enamorado de ella. Antes de dormirnos abrazados, en un masticado español sonaba en la radio "Angel Baby" de Rosie y los originales, mi inglés era malísimo, pero pude entonar el ligero coro de la canción y Jessica se acurrucó en mi pecho y sin decir más cerramos los ojos.

 

Gente, cuando uno es chibolo comete errores y por más que te aconsejen, igual caes. Eso me pasó a mi y creo que a muchos, a veces pienso que fue por miedo o por inmadurez, lo cierto es que le rompí el corazón a Jessica y ella al poco tiempo se fue a estudiar Arquitectura a España. Me gustaría decir que me la volví a encontrar, pero no fue así, ella nunca regresó de España.