Historia erótica con posible continuación. Erotismo psicológico.

Tema en 'Relatos Eróticos Peruanos' iniciado por Srdestroyer, 9 Ene 2015.

    Srdestroyer

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    Esta es una historia ficticia que podría estar pasando en muchos países latinoamericanos, tal como es el caso de México, donde la violencia producida por la drogas no tiene por donde parar y cobra demasiadas víctimas, sin importar el sexo o el estatus social.

    Alessia Dupeyrat es una joven limeña de clase alta, nacida en una familia pudiente gracias a los negocios de sus padres y abuelos, el estatus que tiene la familia es elevada pero no tan grande; aún así, desde sus inicios ha podido darse demasiados lujos que miles de sus compatriotas en sus albores ni si quiera se daban la oportunidad de imaginar. Con viajes internacionales y vastas experiencias del mundo hacen de ella una mujer inteligente, pero no solo queda en su intelecto la picardía de su juventud, su belleza es el aspecto más valorado que se tiene sobre ella. Como es elemental en esta sociedad, a todos se nos inculca la idea de que la belleza es el elemento más importante para la aceptación social. Alessia es una mujer sumamente inteligente y bella, pero no solo cae allí su peculiaridad, puesto que, desde de sus tempranas experiencias en el colegio, siempre tuvo una inclinación hacia lo prohibido. Sus amistades en el colegio eran mayormente masculinas, de ellos aprendió los términos sexuales y jergas del momento, supo desde entonces que poseía una ventaja sobre ellos, era capaz de dominarlos como peones bajo el excitante sentido de la eroticidad. Nunca se dejaba aventajar.

    La personalidad de Alessia tiende a inclinarse hacia lo ilícito desde a mediados de la universidad, ferviente estudiante de psicología, trataba de entender la forma de pensar de los criminales de su localidad: No les temía, al contrario, sentía una extraña sensación y combinación de peligro, excitación y atracción hacia ese mundo. Se provocaba exámenes personales de fuerza mental y de pudor observando videos gore reales de la Internet, creía que aquello era lo que los hacía fuertes, por lo tanto, a ella también. Nunca demostró este gusto por lo prohibido de ese mundo por el sencillo motivo de que sería vista como extraña. A comienzos de los años 20 ya dominaba el arte de la seducción, era tan sutil que creía que tenía el poder sobre los hombres con tal solo tocarles y hablarles bonito. Aunque había tenido muy pocas relaciones sexuales hasta ese entonces, ya conocía los propósitos pasionales varoniles.

    Tuvo su primer contacto con una persona de los bajos mundos cuando realizaba un trabajo de la universidad, escogió tener que realizar una entrevista y posterior evaluación a un joven criminal en un reformatorio de la capital. A pesar de ser uno de los temas más interesantes y con mayor probabilidad de obtener mayor nota, sus compañeras rechazaron rotundamente hacer dicho deber, pero no hubo problema, se reunió con un grupo de hombres que de seguro la "protegerían" de cualquier peligro. Fue un día lunes que tenía que hacer tal cosa, en su cabeza se entrelazaban ideas perturbadoras sobre lo que iba a suceder: A ella le encanta ser admirada por todos, una extraña fantasía irracional que hacía que la desearan más a ella. Aquella mañana se puso bonita.

    Durante la entrevista con el sujeto sugirió a sus compañeros que se retirasen de la sala un momento para quedarse a solas con él. Ambos habían tenido una curiosa simpatía: Él, un pequeño criminal de 17 años que había sido capturado por exceso de violencia durante una pelea de pandillas y por micro comercialización de drogas que no dejaba de verla directamente debido a la atracción física; y ella, una esbelta joven de pelos claros y ojos verdes que amaba ser deseada y, además, poseedora de una potencial mente criminal. La charla fue más allá de los temas clásicos y terminó directamente en la vida personal de él: en la dureza de su niñez, la violencia de sus padres, su entrada en las pandillas, las drogas y, finalmente, el tema favorito del criminal, las mujeres. El haber crecido en un lugar marginal lleno de miseria y violencia solo le rodeaba de gente dura, no había lugar para la belleza, aquello se relacionaba con la debilidad y debía ser solamente relacionado con las mujeres, que, para mal, no había conocido a alguna mujer bella, tan solo las veía. Él no tenía remordimiento en sus palabras ni sutilezas, si tenía que decirlo, lo decía, y esto le encantaba a Alessia. Confesó tener una ávida debilidad por las mujeres blancas, ya sean rubias o castañas, y que siempre se había masturbado pensando en tener relaciones con cualquiera de éstas que veía por las calles de distritos pudientes. Asimismo, confesó un crimen que no se le había adjudicado: Un día, extasiado él por las noches calientes de fiestas y discotecas, él y dos amigos más fueron a observar qué mujeres salían ebrias, tomados también, esperaron los últimos momentos hasta que una de ellas vaya sola o se separe de un grupo, y como es de esperarse, siempre sucede. -Vimos a una gringuita salir medio borracha de la discoteca y vimos que estaba rica, rubiecita como me gusta y con tacones altos, caminaba por la vereda medio tambaleándose. Me acerqué por detrás de ella para que no se de cuenta y solo seguía caminando, no se daba cuenta que estaba allí. Mis amigos estaban un poco más lejos. Aproveché pe, me acerqué más y me agachaba poco a poco para ver esas piernitas blancas. Cuando me di cuenta que traía pantys me puse como a mil, pero eran de esas pantys que solo te llegan hasta el muslo, puta que rico. Ya, me agaché más y le pude ver lo más rico, sus nalgas con su hilo. Me ganó la arrechura. Estaba palteado así que me alejé para que no me vieran, pero más adelante la flaca se sentó en una banca y creo que se quedó medio inconsciente. Ahí si aproveché. Me acerqué y le dije "Amiga, estás bien". Cuando no reaccionaba ya pues, me agaché y le toqué las piernitas, !Qué suaves! Le agarré una rodilla y se la abrí para ver mejor. Ahí si me gané con todo, tenía un hilito rojo y sus pelitos estaban pequeños. Puta, no me aguante y le quise besar allí nomas, así que me acerqué y le besé primero las piernas y luego encima de la tanga, ahí me habré quedado un par de minutos hasta que un sereno tocó su pito y salimos volando. Para mi que el pendejo también quería lo suyo.-

    Alessia escuchaba atentamente cada palabra del muchacho, sus amigas estarían más que indignadas al oír ese relato, pero ella no se enojó, saboreaba cada expresión e imaginaba cómo y quién habrá sido la chica. Su maquieavélica mentalidad le daba un sentido erótico perturbado, ella quería saber más qué cosas hacía, pero en el fondo deseaba saber algo más personal: ¿Qué le haría él a ella? La simple idea de mancharse de esa forma haría que pierda el respeto dentro de su estatus social, es completamente inaceptable que suceda algo así, a menos que sea un hecho desafortunado que suponga un soporte emocional por parte de todos. Ella no estaría dispuesta a venirse abajo. Sus intenciones no eran de acostarse con él, sino el de saber que él fantaseara con ella y que la imaginara de las mejores y peores situaciones. Era obvio que sabía que se encontraba dentro del rango de gusto del muchacho, por eso hablaba de esos temas: Si yo hubiera sido esa chica, ¿hubieses hecho lo mismo? ¿Cómo me encuentras físicamente? ¿Qué es lo que más te gusta de mí, físicamente? Sus preguntas en la conversación giraban en torno a ella y su generosidad física. Desde el momento que entré a la sala ¿Me desnudaste mentalmente? ¿Cómo me imaginas en ropa interior? ¿Cómo me imaginas desnuda? ¿Si una chica como yo te dijera para que sea tu enamorada, o agarre simplemente? Cada pregunta subía la temperatura al muchacho, quien más que complacido respondía a su mejor manera, sin temor a hablar. ¿Si me ves inconsciente, me tocarías? ¿Me quitarías la ropa? ¿Me violarías?... El ambiente no pudo estar más cargado de tensión sexual, él quería hacer todas sus fantasías con ella; ella, en cambio, se satisfacía con cada respuesta.

    La conversación llegó al punto en que él fue suyo, lo logró dominar de tal forma que tuvo acceso a cada rincón de su vida y sus secretos más profundos, era un libro abierto dispuesto a ser leído. Lo había desnudado en aquel instante completamente, le había despojado de sus defensas y era ella quien ejercía el papel dominante. Antes de terminar, porque el tiempo se acababa, ella comprendió que él no era más que un hombre común que había sido llevado a esa vida por culpa de la sociedad misma, ella era la culpable, de cierta forma, que muchachos como él se maten por ganancias fáciles, para obtener los beneficios que ella siempre tuvo y que la gran de mayoría de ellos no tendrán en su vida y que hasta la perderían por llegar a la misma. Lo comprendió totalmente y sintió pena por él, a pesar de las cosas que hizo, fue capaz de perdonar, de premiar.

    Antes de que todo se terminara le pidió un favor al muchacho, que haga lo que ella le diga para que todo termine bien. Él accedió sin dudar. Le propuso darle un pequeño obsequio por todo el sufrimiento y deseo reprimido en su vida. Iba a ser una sorpresa y no quería que él la malograra, él no tuvo problema en obedecer como una mascota. Pon tus manos detrás de la silla y no las muevas por nada del mundo, no me toques. Alessia se paró de su silla y retrocedió silenciosamente la mesa, con tal de que haya un espacio entre él y ella. Situándose frente al muchacho se sentó en la mesa y se sentó cómoda. Lo miró fijamente en silencio. Se puso de pie y se acercó a él para darle un beso en la mejilla y sus manos le acariciaban la cabeza. Él cerró los ojos pensando que eso iba a ser todo, pero ella le mencionó que eso no iba a terminar así. Mira bien lo que te voy a mostrar, porque sé que te gusta ver esto mucho. Parándose frente a él de nuevo, desabrochó su botón del jean y abrió el cierre, luego con manos muy delicadas bajó el mismo un poco más abajo hasta que paró, dando a mostrar el paisaje más bello que había visto en su vida el muchacho. Mira bien y disfruta el viaje. Sudando en frío y salivando tal como el perro de Pavlov no dejaba de observar cada rincón de su cadera media descubierta, sentándose ella otra vez en la mesa, abrió las piernas hasta donde le dejaba la costura del pantalón para enseñar su entrepierna. Y ahora el gran final. Disfrutando el momento plenamente, ella situó sus dedos en la tela y la llevó hacia un costado para que él observe con claridad y sin interrupción la más bella vagina que había visto en su vida. Era tal y como había visto en páginas porno: pequeña, carnosa, rosada y depilada. Se quedó medio minuto en aquella posición para que pudiera ver a detalle lo que tenía en frente. -Gracias por lo que me has contado, ha sido demasiado interesante, he sentido que has sufrido bastante como para estar en un lugar así sin ningún tacto femenino adecuado. Ahora mírame, no soy más que una mujer normal, tengo vagina igual que todas, que sea rubia, castaña, fea o bonita no importa. Piensa en la chica de la discoteca si quieres. No quiero que olvides nunca este momento, y que recuerdes que una pituca loca tu mostró la . Disfrutala.-

    Al final del día regresó a casa con una extraña sensación de excitación o asco, no sabía que había hecho, todas las dudas le rondaban en la cabeza. Finalmente ganó la satisfacción sexual ante todo, había encontrado su fuerte máximo, sabía influenciar en los hombres, tenía un poder que tenía que desarrollar. Para mal, Alessia terminó convertida en una capa del narcotráfico, cuyas experiencias no distan de terminar. Fue temida de tal forma que se convirtió en una de las mayores sanguinarias del país, hasta tuvo su propio método de tortura. Pero será para otra ocasión.
     
    Srdestroyer, 9 Ene 2015

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    dokkosex

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    Buena historia.. Me gustaría si, leer una continuación de esta fantasía psicológica
     
    dokkosex, 10 Ene 2015

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    Rigel

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    Te felicito cofrade muy buena historia, bien relatada una es quistes, espero pronto la continuación. ...
     
    Rigel, 12 Ene 2015

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    JIMBOX

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    Buena historia cofra. Espero la continuación.
    Saludazos.
     
    JIMBOX, 15 Ene 2015

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