Locas aventuras

Locas Aventuras

Quien no ha tenido en su sano juicio si podemos llamarlo así, ganas de tener de diferentes aventuras en lugares en donde difícilmente podríamos hacerlo.
Ahora trataré de contar diferentes fantasía que seguramente varios hubiéramos querido tener y/o varios seguramente hubieran podido lograr.
Advertencia.- Ojo, estos son simples relatos, si les gusta ésta práctica y son“atrapados” podrían ser objeto de denuncias. Así es que tómenlo con cuidado.


I.- Aventura enel aire
Parte 1

Una de mis primeras aventuras siempre fue la de considerar una en el aire, más propiamente dicho en un avión y con alguna azafata.
Mi primer pensamiento dataría de una aventura en el aire considerada tiempo atrás, inclusive cuando aún se permitía fumar en los últimos asientos de cualquier línea aérea y en donde las azafatas eran seleccionadas con ciertas características; bonitas, altas; sobre 1.68/1.70 de altura, de buenas figuras y buenas piernas cuyas pantorrillas debían sobresalir y generalmente trigueñas claras.
Creo que al final eran deseos sexuales de cualquier hombre que pudiera embarcarse en un avión y esto quedaba en evidencia, ya que cada vez que cada una de ellas pasaba por el angosto corredor y la mayoría de hombres inmediatamente extendía su largo cuello con dirección hacia el pasadizo y con la mirada baja para verle las piernas.
Para mí los vuelos siempre fueron poco tolerantes, a veces largos y generalmente nocturnos, no aguantaba estar mucho tiempo sentado, y mientras podía hacerlo me iba a la cola del avión para conversar con las azafatas, sea para fumar con quien lo hacía o simplemente conversar con quien me lo permitía ó a quien más bonita veía.
En este sentido, nunca me sentí rechazado por ninguna, creo que lo consideran parte de sutrabajo y debían atendernos de la mejor manera.
Mi oportunidad se presentó cuando llegado el momento tuve que hacer un viaje sólo de poco más de siete horas de vuelo nocturno y dentro de las azafatas había una chica muy bonita, joven ella, tendría sus 24 años,de buena estatura como de 1.68mt., de tez clara, con su melena rubia que le llegaban a los hombros, pero que siempre debían mantener amarrados, cara angelical y lindos ojos café, labios gruesos y unas piernas largas y pantorrillas bien formadas que mostraba a lo largo del saco y falda que formaba parte de su uniforme.
Como siempre la mejor oportunidad se presentaba cuando ellas terminaban de servir la cena, se apagaba la cabina y la mayoría de los pasajeros optaba por dormir.
Al terminar de acomodarme mi pensamiento fue sobre aquella linda azafata que me había recibido cordialmente al ingresar al avión, quien en su caso, al menos fue mi apreciación me guiñara el ojo.
No estaba completamente seguro, pero era algo que intentaría averiguar después.
Fue así que ni bien despega el avión lo primero que sirven son refrescos y bebidas, para suerte mía veía que a ella le correspondía atender el pasadizo por donde me encontraba sentado, hasta que llegó finalmente y con una sonrisa, voz dulce y sensual me dice:
“deseas beber algo”, a lo que le respondo:
“Lo que quisiera beber en estos momentos no me lo podrías dar ahora”.
Ella se sonroja completamente, era evidente que había recibido mi mensaje, pero debía guardar la cordura del momento, fue así que me replicó:
“ok, bebes algo?”, si, le dije “dame una copa de vino”.
Así se voltea se presta a servirme el trago pedido, y yo sin percatarme del momento ya se había desabotonado los primeros botones de su blusa.
Se voltea y se agacha para posar la copa en mi ya extendida mesa.
Si bien es cierto estando parada no dejaba nada en evidencia, más que una blusa ligeramente abierta, pero una vez que se agachó frente a mí, me mostró una muy buenas e infladas copas de sus espectaculares senos.
“Disculpa” le digo, “se te ha desabotonado la blusa y me muestras una linda vista”, a lo que ella sin inquietarse, me agrega:
“no es esto lo quete provoca beber?, agachándose a mi oído, añadiendo:
“te espero más tarde en la parte de atrás”.

 

uuuy, se le hizo amigo

 

Situaciones. 1 en 1millon

 

Mi estimado, antes de continuar el relato y con el afán de ser simplemente informativo, el 1 en un millón podría ser para un caso fortuito como el que narro, pero de acuerdo a noticias de hace un par de meses se denunció a una azafata de una aerolínea de Oriente Medio que reconoció tener relaciones con los pasajeros en pleno vuelo siendo descubierta.

Reconoció inclusive que podía tener ingresos de 1,800 euros por encuentro en pleno vuelo y que a lo largo de 2 años que mantuvo estos encuentros llegó acumular cerca de 880,000 euros.

A principios de años igualmente se detectó en otras líneas aéreas igualmente azafatas de oriente que ejercían adicionalmente estos servicios pero en tierra, llegando a cobrar 600 euros por 90 minutos de servicio.

Si bien es cierto, como agregan las noticias, se intenta controlar estas situaciones, pero se cree que aún siguen practicándose.

 

Excelente relato cofra.. y muy buena información adicional.. bien jugado!

 

Locas Aventuras

Aventura en elaire
Parte 2

Eso no fue difícil me dije, pero no podía esperar a que el tiempo enfriara las cosas, por lo que al cabo de un rato y antes que sirvieran la cena me voy atrás para fumarme un cigarro y allí la encuentro sonriente hablando con una de sus compañeras; quien al verme se sonríe y voltea la mirada sobre mi nueva amiga. Era un evidente anuncio que habían ellas estado conversando de nuestro ocasional encuentro.
Así estuvimos conversando un rato entre los tres pasando un buen rato y tratando de conocernos mejor hasta que llegó la hora en que sirvieran la cena y me pidieran tiempo.
Una vez todos los pasajeros servidos y atendidos apagaron las luces de la cabina y poco a poco cada uno de ellos va tomando posiciones para descansar, significado que había llegado mi momento.
Así me paro y me dirijo nuevamente atrás del avión, me encuentro nuevamente con ellas y nos prendemos todos unos cigarros hasta que lo terminamos y la otra azafata nos dice:
“ok, los dejo un rato solos”, se incorpora y sale de aquel reducido espacio cerrando la cortina que daba vista al pasadizo del avión, sentándose en la última fila en la que había un espacio libre.
Para que su compañera nos dejara solos era porque definitivamente quería algo más conmigo que solo conversar y de hecho le iba a dar gusto.
Ya sintiéndonos solos pero cuidando de que alguien pudiera acercarse, me acerco donde ella y le doy un beso al que fui bastante correspondido, y así empezamos a besarnos.
Primero eran ligeros piquitos a todo lo largo y ancho de su bien formados labios.
Besos que poco a poco fueron tomando más forma, con ligeras mordiditas en los labios y comenzando a sentir el paso de mi lengua y de la suya hasta que desapareciera el color que llevaba puesto, para terminar en un largo y apasionado beso.
Mientras esto sucedía mis manos bajaban por su delgada cintura hasta llegar a sacarle la blusa de la falda para llegar a su suave y delicada piel.
Así mis manos comenzaron a deslizarse entre su cintura y subiendo por su espalda en principio;
“que rico se siente, me estás calentando”, me dice al oído, y me agarra de la mano, para decir;
“vamos al baño, aquí no podrás tenerme cómo quisieras”.
Una vez dentro recién consideras que resulta un ambiente pequeño para un encuentro amoroso, pero no importaba, era una buena oportunidad y no la iba a desaprovechar, así seguimos besándonos y tocándonos por un rato, mientras comenzábamos a desnudarnos de a pocos, mientras iba apareciendo en ella su piel dulce y deseosa de ser poseída.
Mi boca y mis manos no podían quedarse quietas, iba sintiéndola toda le quito el brazier y comienzo a besarle el cuello y bajando lentamente hasta llegar a esos maravillosos senos, mientras mis manos se deslizaban por su suave y tersa espalda hasta llegar a su hermoso y contorneado trasero.
“si, que rico lo haces, sigue besándome, sigue tocándome, no pares….no pares!, me decía.
Mientras me sujetaba fuertemente con sus manos en la cabeza sobre sus pechos y sus ricos y claritos pezones comenzaban a tomar forma.
Luego me voltea sobre aquel reducido espacio para comenzar a tocarme y besarme;
“quiero lamerte todo, quiero lamerte todo”, me repitió.
Hasta que llega a mi bóxer y comienza suavemente a deslizarlo hacia abajo, apareciendo todo el esplendor de lo que ella realmente buscaba y comenzó a succionarlo de manera increíble.
“que rico y grande lo tienes”, replicaba,….”lo quiero todo dentro de mí”.
Al rato y luego de sentirme bien servido, la incorporo para dejarla igualmente caliente como yo me encontraba, besándole el cuerpo hasta llegar a su clítoris, empezando ella a contraerse ligeramente. Era evidente que la estaba llenando de deseo.
“Si, sigue así, mójame toda,….méteme toda tu lengua”.
Hasta que no pudo más.
Estaba completamente húmeda y excitada.
“Métela, métela, la quiero dentro de mí”
Así la incorporo y la volteo dejándola ligeramente inclinada, empezando yo a sobarla alrededor de sus húmedos labios vaginales, mientras ella buscaba la forma de que se lo llevara dentro, para volverme a decir:
“no me tengas así, estoy llena de deseo, hazme el amor, hazme el amor”.
Ya estábamos los dos calientes, y fue así que se la comienzo a introducir, hasta el final del túnel, con ligeros retiros, embestidas y ligeros palmoteos sobre sus carnosos glúteos, pasándole las manos por delante y acariciándole el clítoris con una y los senos con la otra. Era una delicia tenerla.
“si, si, que rico,más, dame más, manoséame toda”, me decía.
Al cabo de un rato de dulce placer, la separo y volteo acomodándola sobre el lavabo de aquel pequeño baño para nuevamente buscar su húmeda, hermosa y profunda “cuevita”; perdiéndome dentro de ella, mientras la rodeo con mis brazos a medida que nos íbamos besando ella me termina abrazando fuertemente con sus piernas alrededor de mi cintura.
Los gemidos de tanto placer no se hicieron esperar por parte de ambos. Se habían convertido en nuestro nuevo idioma en donde nos dábamos a entender la pasión y lujuria en la que nos encontrábamos.
De pronto y lo que normalmente puede suceder en un vuelo, comienza una turbulencia, encendiéndose las luces de la cabina en donde nos ordenaban sentarnos y abrocharnos los cinturones.
Nosotros, encontrándonos en ese momento apasionado hicimos caso omiso a la advertencia, y seguimos “profundizándonos” con nuestras“carnes”. En su caso, ella se sujetaba fuertemente a mí, pero era yo quien tenía que guardar el equilibrio dejando delado un rato las embestidas.
Lo anecdótico de la situación era que yo no necesitaba embestirla, era una tercera fuerza ajena a nosotros quien lo hacía.
La sensación fue única y extrema ya que así llegaba a tocarle todo el interior de su ser acelerando nuestro más anhelados deseos carnales.
“así, así, que fuerte, dale más”, me decía; “me estoy viniendo!, y aahhhhh, queeeé rico”.
Ambos habíamos terminado un momento inolvidable, al momento que la turbulencia igualmente amainó.
“que rico lo haces”, me dijo; “nunca había sentido lo que me has hecho sentir”.
Me abrazó, me dio un beso y nos comenzamos a vestir para luego despedirnos; previo intercambio de fonos y cada uno seguir haciendo sus cosas.
Fue así que el vuelo arribó a su destino y nos despedimos con ligeras señas, que daban a entender que me comunicara con ella para seguir con nuestros encuentros.
Yo esperaba que el próximo fuera en tierra firma y en una buena cama, pero no. Nuestro siguiente encuentro también sería en algún lugar inusual, pero igual de aventurero.

 

Buen relato cofra, espero siga contando sus aventuras con esta chica

 

Aterrizando un poco las cosas recuerdo haber leido alguna vez un relato o comentario de una cofra ex terramoza de buses q iban a la sierra central donde narraba que tmb almorzaba algunos pasajeros y choferes. Yo era chibolo en los tiempos q narra pero si recuerdo q en los 90 y 2000 las azafatas eran otro level basicamente modelos anfitrionas. Ahora ya se rompio ese standar y las contratan por insitutos hasta hombres hay.

Buen relato cofra espero la siguiente aventura.

 

algo diferente y exitante... espero leer mas de sus aventuras.

 

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II.- Aventura en el mar
Parte I

Luego de un par de semanitas y habiendo retornado anuestro terruño, intento ponerme en contacto con mi nueva amiga.
Ella inmediatamente contesta y nos ponemos a charlar para ir conociéndonos mejor, aunque claro, nada superará la forma en que nos conocimos en “Aventura en el aire”, y la invito salir a tomar un café para no ser descortés con ella y que pudiera pensar que mi interés primario era en comérmela otra vez.
Así quedamos para vernos en un par de días en un punto céntrico.
Llegado el día me voy al café acordado y reservo una mesa, al rato llega ella inmejorablemente presentada con su cabello suelto que la adornaba por completo, con ligero maquillaje que hacían resaltar las virtudes de su lindo rostro, una minifalda tipo escocesa que hacían apreciar en su conjuntos dos hermosas y contorneadas piernas y un top blanco que dejaba a la vista una cintura y color de piel cual manjar a ser probado.
“estás preciosa”, le digo….a lo que me responde;
“venía con la intención de seducirte y provocarte, pero nada más, jajaja”, y nos reímos un rato.
Así la invito a sentarse, y pedimos la carta y nos pusimos a conversar en principio de diversos temas, así que salió lo que nos ocurrió en el avión.
Ella se sonrojó ligeramente, diciéndome:
“es la primera vez que me pasa, nunca antes me había pasado una cosa así, pero desde que te vientrar al avión, me dio una sensación salvaje en todo mi cuerpo de tener que poseerte, fue como si hubiera sido poseída en ese momento.”
“Y ahora sientes lo mismo”, le pregunto, a lo que me responde:
“No, no siento lo mismo, pero eso no significa que no lo intentemos otra vez, sobre todo porque me gustó como lo hiciste, jajaja”, se ríe.
Luego, seguimos conversando mientras degustábamos lo que cada uno había ordenado, para luego decirle:
“te gustaría tener otra aventura similar, sin que ello signifique ir a un hotel, tal vez sea asíes como tu cuerpo ordena tus deseos”, le pregunto.
A lo que me responde afirmativamente asintiéndome sólo con la cabeza; como quedándose sorprendida y a la vez entusiasmada por mi pedido.
Ok, le digo, que deportes te gusta practicar, así sacaremos nuestro nuevo plan.
Ella se queda pensando levemente, pero era como que ya tenía la respuesta y me dice:
“El mar, siempre quise hacerlo en el mar”.
“Ok”, le digo, “que prefieres, la playa, pescar o bucear”.
Sin pensarlo dos veces, me dice: “bucear, siempre quise bucear”.
“Perfecto”, le digo, “tengo un amigo que me puede prestar los equipos y la embarcación, buscaré una zona tranquila donde lo podamos hacer sin contratiempos, de paso practicamos un poco por si antes no lo has hecho”.
Luego, conversamos un rato más, y me pide despedirnos, ya que había quedado en encontrarse con unas amigas para salir.
“Ok, perfecto,quieres que te deje”, le digo. “No” me dice, “tengo mi auto”.
“Ok, te acompaño entonces hasta tu auto”, una vez allí, me mira, me sujeta la cara y me da un beso.
Y así quedamos en encontrarnos el fin de semana.
Valgan verdades, eso me dejó intranquilo, verla vestida así, con una figurita impresionante para que sólo termine dándome un beso, cuando estaba como para agarrarla allí mismo.
Ni modo, a relajarse, la nueva oportunidad estaba dada,así es que me relajé y me retiré, esperando a que simplemente llegue el fin de semana.

 

Buen relato cofrade.

 

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Aventura en el mar
Parte 2

Llegado el fin de semana y con el equipo listo, paso a recogerla temprano de su edificio.
Ella baja y me da un beso, mientras yo hipnotizado de su encantadora figura la miro de pies a cabeza;
“que linda estás”, le digo.
Estaba con un diminuto short de jean. Esas piernas estaban para morderlas completamente y sobre el torso llevaba un top transparente que hacía relucir la parte de un bikini floreado que llevaba debajo, y puesta una casaca para protegerse del viento y un maletín con sus pertenencias.
La ayudo a subirse a mi auto y nos ponemos en marcha con dirección al Sur.
Durante el primer tramo del recorrido charlamos amenamente sin entrar en detalles que realmente me podrían interesar, pero ya entrados en carretera aprovecho para ir calentando el ambiente y comienzo a tocarle muy suavemente sus expuestas piernas.
“te gusta sentirme”, me dice, a lo que le respondo;
“si”, le digo; “tengo una debilidad por tus piernas y más si son suaves y tersas como las tuyas”.
Al cabo de un rato intento subir mis manos ligeramente para tratar de llegar a lo más profundo de su ser, y me dice:
“que intentas?, hasta donde quieres llegar?, no crees que es muy temprano para eso!” y se ríe.
“No”, le digo, “nunca es temprano ni tarde cuando se tiene deseos, simplemente hay que satisfacerlos. Es la diferencia entre sentirse bien o no.”
Bahh, entonces a costa mía quieres satisfacerte para sentirte bien?, me dice.
“Ok, vamos a verqué puedes hacer para sentirte bien”, y en eso comienza a bajarse ese pequeño short con el que cubría sus mejores partes quedándose tan sólo con la parte baja del bikini.
Para mí ya no había obstáculos sabiendo que fácilmente podría llegar a sus partes íntimas sin tener casi literalmente nada de por medio y con ganas de detener el auto y poseerla allí mismo.
¡Pero no!, había que cumplir su deseo y ese era en el mar; lo demás simplemente sería calentarla.
Fue así que comienzo nuevamente mi terapia de masajes alrededor de sus piernas y subiendo cada vez más para acariciarle en principio sobre su diminuto bikini. Primero con masajes suaves y luego presionando ligeramente para que sienta el furor de mis dedos.
Al cabo de un rato y ya sintiendo que quería volar, echa un poco el respaldar del asiento como queriéndose poner cómoda para ese momento y me sujeta la mano de tal forma que me la lleva debajo de su bikini para ya sentirla directamente.
Mis dedos se comenzaron a sentir en la gloria por supuesto que yo también, es más había un tercero ajeno al momento que comenzó a tomar forma y ella muy sutilmente se percató del hecho.
Así terminaron mis dedos jugaban libremente por sus partes íntimas pero sólo por encima, no quería extasiarla aún, y ella comenzó a desabrochar la ropa de baño que traía puesto, liberándome de la presión que llevaba en esos momentos, dejando en exposición y exhibición lo que ella realmente deseaba, tenerlo entre sus manos.
Las caricias iban y venían, ella ya estaba humedeciéndose, era el momento de jugar dentro de ella y comencé a introducir un dedo en principio suave y ligeramente, mientras otro intentaba frotar por encima como pidiendo permiso para ser introducido también; mientras ella por el momento que vivía comenzó abrir las piernas dándome total libertad de acción; comenzando a emitir ligeros gemidos de placer.
“si, si, que rico, me estás mojando toda”.
Ella por su parte, se acomoda mejor, ya había jugado conmigo lo suficiente con sus manos, ahora quería sentirlo con sus labios.
“dámelo”, me dice; “ahora quiero mojártelo así como me estás dejando a mí.”
Y comenzó con breves lengüetazos por todo su esplendor, de arriba hacia abajo una y otra vez, hasta llevárselo dentro de ella.
Nuestra conversación pasó por un leve silencio, quedándonos cayados completamente mientras cada uno cedía al placer del otro.
Los jadeos no se hicieron esperar, cada uno por su lado, acompañados de movimientos circulares que denotaban expresiones máximas de deseos.
Pero no, no era el momento ni lugar que habíamos buscado. Lo nuestro era en el mar.
Fue así que voy retirando mis manos dentro de ella, aunque ella quería que siguiera jugando, pero le dije:
“no, no terminemos aquí, ya estamos calientes pero esperemos hacerlo donde nos lo habíamos propuesto”.
Así ella deja a mi muchacho, en todo su esplendor y con ganas de explotar, me da un beso y se acomoda sobre su asiento, pero había que controlarse para llegar a cumplir el deseo que ella tenía y que yo con tantas ansias había preparado.
Ya el resto del camino nos quedamos pensando en que pudo haber terminado ese tramo de calentura mutua y luego con caricias leves como tratándonos de relajar del momento caliente que acabábamos de pasar.
Así estábamos por llegar a nuestro destino…el mar.

 

que historias

 

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Aventura en el mar
Parte 3

Una vez que llegamos a nuestro destino acalorados por el momento que acabábamos de pasar, descendimos del auto y con nuestros equipos nos preparamos para embarcarnos.
Ya estando listos y con las provisiones abordo, enrrumbamos a una caleta poco congestionada y que generalmente la visitaban con fines de pesca deportiva, por lo que esperaba no hubiera nadie y pudiera realizar uno de nuestros deseos más anhelados.
El trayecto tomaba cerca de 40 minutos de navegación a media marcha desde nuestro punto de partida, con un mar calmo, poco viento y un día en donde el sol brillaba pero sin llegar a ser incandescente aún, así el viaje sería bastante tranquilo.
Ambos disfrutábamos de aquel momento en donde te encuentras sólo con la naturaleza y con el mar por todo alrededor sin que nadie te observara o molestara. Son momentos únicos que se presentan en la vida y ambos lo estábamos aprovechando y más cuando estás en compañía de una bella mujer, inteligente y encima con deseos y ganas de ser deseada. Qué más podía pedir.
Luego de disfrutar ese momento entre nosotros nos cruzamos una miradas y le pedí que ella condujera, aunque si bien es cierto me dijo que nunca lo había hecho. Le dije que era muy sencillo.
La siento sobre mí en principio estando ambos con ropa de baño; fue definitivamente una sensación muy agradable.
Así le digo, pon las manos sobre el timón. Es como manejar un carro; siempre derecho y le señalo un punto fijo al cual nos dirigimos, así como también que no hiciera movimientos bruscos y fuera de eso como cortar las olas con la proa de la nave para evitar que entre mucha agua a la embarcación y termináramos mojados antes de tiempo.
La última parte era la palanca; no la mía, sino la de velocidad. Aunque valgan verdades ambas estaban igual de duras y a la misma altura.
Una vez instruida aproveché la oportunidad para acariciarla un poco, entre los muslos, caderas, cintura, dejándose ella con total naturalidad, mientras que el subir y bajar de la embarcación productos de las olas hacían que nuestros roces; al estar sentada encima mío fueran compases armoniosos de rozamientos provocativos.
Así seguimos nuestra marcha hasta que terminamos de llegar a nuestro punto de llegada, allí tomo nuevamente el control de nuestra nave hasta encontrar un lugar propicio donde anclar. Al final encontramos nuestro punto, donde no había mucha corriente y el viento fuera bastante ligero. Tiro el ancla y una vez confirmado el amarre apago el motor.
Así estando ella algo nerviosa la ayudo a colocarse el equipo; las pesas, el tanque, aletas y por último la máscara, mientras tanto le doy ciertas pautas que debe tener en cuenta.
Bajo las escalinatas y nos ponemos sobre el borde de la embarcación y nos lanzamos al agua.
Una vez dentro comenzamos a descender. Si bien es cierto la visibilidad no era óptima, al menos la luz solar del momento aclaraba bastante la visibilidad, pero en su caso a quien yo quería ver la tenía delante de mí; una sirena cuyos pataleos hacían notar lo bien desarrollado de sus piernas acompasado con la fuerza de sus músculos, y su hermoso trasero comprimido por cada movimiento que desarrollaba con el compás del movimiento de sus piernas.
Por delante era igual, ese movimiento circular que le daba a los brazos para avanzar, no hacían sino que sobresalgan su hermosos pechos con el arqueo obligado para el buceo.
Por un rato más seguimos buceando juntos, al verla así mis deseos sobre ella se incrementaban, así que comienzo a deslizar suavemente mis manos sobre ella, empezando por sus pantorrillas, subiendo por el muslo hasta su hermoso trasero, así subo por su espalda hasta llegar al cuello y por su extendido brazo hasta sujetarle la mano.
Luego como dos peces haciendo los actos previos de apareamiento, comenzamos a bucear dando vueltas entre nosotros tocándonos ligeramente. Cada vez los toques y los roces entre nosotros se hacían más intensos y ya nuestras manos comenzaron a jugar un papel importante en esos momentos, ya que con el equipo de buceo puesto sería difícil abrazarnos y menos besarnos.
Seguimos así por unos minutos más, hasta que deslizo mi mano por su espalda para desatarle la parte superior de su bikini, hasta que finalmente consigo dejarle los senos al descubierto, y llegar a guardar su prenda en el bolsillo de mi ropa de baño.
Así ella no perdió tiempo y se dirigió directamente a mi ropa de baño, primero me dio un par de estímulos por encima con la mano y comenzó a desatar el nudo, mientras iba metiendo la mano debajo de ella para ya sentirme directamente, en la medida que me la iba quitando.
Una vez liberado de la ropa de baño me la amarro directamente al tobillo para que no me incomode y a la vez no se me vaya a perder, mientras del mismo modo comienzo a bajarle la trusa a ella para estar completamente liberados debajo de las profundidades del mar.
La sensación de aquellos momentos siempre la considero como única y espectacular; difícilmente nada se le iguala.
Así comenzamos a bucear juntos, uno al lado del otro unas brazadas más, mientras ella me lo cogía y sobaba fuertemente con una de sus manos, en tanto yo al igual que un inicio, deslizo mi mano entre sus muslos hasta llegar a la parte baja de su trasero y por fin sentir sus hendiduras y cogerlas de soporte mientras mis dedos jugaban con ellas para deslizarnos juntos y no separarnos.
Cada vez con movimientos más suaves nos deslizábamos, no queríamos perder contacto. Inclusive ella dejó de mover sus piernas en nado natural. Ahora lo hacía oscilante, como abriéndome bien las piernas para yo poder sentirla mejor y completamente e invitándome a que poco a poco le vaya introduciendo mis dedos.
Cada vez más ajustaba su hermoso y claro trasero. Su nado comenzó a ser irregular, producto de las contracciones que iba teniendo en la medida que mis dedos se perdían en sus profundidades.
Al rato no pudo más, se voltea e intenta abrazarme con la intención de querer hacer el amor allí mismo. Sujeta mi ya extendido miembro tratando de llevarlo dentro del suyo, pero por lo complicado de los equipos era difícil mantener la cercanía deseada. Por lo que intento practicar una pose que sería bastante difícil de no tener la gravedad que en ese momento teníamos. Yo mantenerme en posición vertical y ella en posición horizontal abriendo sus piernas pasándolas a mi alrededor, era literalmente formar una “T”, sólo que de costado.
Era una posición bastante incómoda, ya que mientras tenía que sujetarle la cintura para evitar que el peso ya llevara hacia abajo y/o se arquea demasiado, yo tenía que ir pataleando para tratar de mantener una posición.
Aún así pasamos unos minutos, ella me abrazaba fuertemente con sus piernas mientras me agarraba fuertemente con sus brazos, de pronto nuestra respiración se ve acelerada, resaltando la cantidad de burbujas que rodeo nuestro alrededor al mantener la respiración aún con los tanques de buceo.
Al cabo de un rato le deslizo mi mano por sus senos y su vientre, y le hago una seña como para subir. Ella entiende mi mensaje y comenzamos a subir lentamente hasta llegar a la superficie pegados a nuestra embarcación. Nos quitamos la máscara y el respirador. Ella se me acerca y me abraza otra vez y me da un beso de aquellos.
Allí mismo nos desprendimos de los equipos y los subo a cubierta, quedándonos tan solo con las aletas al lado de la escalinata del bote.
Ese sería nuestro punto de encuentro. Yo me sujeto de la escalinata mientras uno de mis pies se asienta sobre el último escalón dentro del agua y ella abrazándome se pone sobre mí. Primero nos besamos y acariciamos hasta sentir todo el roce de nuestros cuerpos y finalmente ella sujeta mi armadura y lo dirige directamente dentro de ella. Los chapoteos y movimientos ascendentes y descendentes no se hicieron esperar mientras ella rodea con sus piernas mi cintura para abrirse mejor y lograr mayor profundidad en tanto me abraza fuertemente para quedarnos mudos; a excepción de ligeros gemidos que emitíamos por tan fuerte, prolongado y ardiente beso que nos dimos hasta que no pudimos más y reventamos con ese deseo que teníamos desde que habíamos partido de Lima.
Lo demás termina siendo el cierre de este capítulo amoroso. Nos quedamos chapoteando un rato en el agua, luego subimos a la embarcación para refrescarnos con algunas bebidas, y procedimos con nuestro retorno, comprometiéndonos a volvernos a ver.