Historia mitad sueño y mitad realidad

Tema en 'Relatos Eróticos Peruanos' iniciado por golosisimaperu, 4 Oct 2023.

    golosisimaperu

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    Hola queridos cofrades, quiero compartir con ustedes esta vez un sueño erótico que tuve hace unos días, este relato tiene como forma la carta de una mujer escrita a su esposo es la primera vez que escribo un relato de esa manera así que disculpen si encuentran algún tipo de error y gracias por sus críticas y comentarios.
    Hola te escribo esta carta porque es la única forma de saber de ti hace varios meses que no llamas ni te comunicas, además hay algo que no creo que pueda decírtelo mirándote a los ojos. Sabes que desde que me dijiste que tenías que irte de viaje por trabajo hace más de 8 meses mi vida se volvió triste y solitaria.
    Tus llamadas han sido cada vez más escasas, no te encuentro en el skipe y tuve miedo que hayas encontrado a otra, con este miedo y la soledad me volví vulnerable. Extraño tenerte a mi lado, extraño que me hagas el amor, extraño el calor de tu cuerpo; si tal vez me llamaras más seguido o te hubieras dado tiempo para venir y vernos nada de esto hubiera ocurrido.
    Hace casi 2 meses en la mañana encontré una carta debajo de la puerta, esta era anónima en ella un caballero escribía las cosas más lindas de mí, que era su musa, que no le gustaba verme triste por la calle y si le daba la oportunidad que contara con su amistad. Estos mensajes se repetían todos los días, sin querer ante mi soledad ansiaba despertar y ver sus mensajes debajo de la puerta de nuestra casa.
    No tenía idea de quien era ni como era, luego de 2 semanas de mensajes me llamaste solo por compromiso casi 2 minutos y fuiste tan cortante que terminamos peleando; en cambio el me escribía una carta de 3 o 4 hojas contándome de su vida, de lo guapa que me veía y que solo buscaba mi amistad, yo sin querer me volví dependiente de sus mensajes para olvidar mis penas. Una noche deje una nota, en la parte inferior de mi puerta, agradeciéndole sus mensajes y que me gustaría que pudiéramos hablar por teléfono dejándole mi número.
    Ese día estuve nerviosa como quinceañera, cada llamada al teléfono la atendía sumamente ansiosa hasta que a eso de las 5 de la tarde me llamo. Tenía una voz profunda, seductora, si leer sus cartas me tenía encandilada, su voz me derritió: se presentó como Coco y hablamos por más de una hora, le conté mis penas mi soledad y el me escuchaba, aconsejaba, me hacía sentir importante, admirada, deseada.
    Las conversaciones empezaron a ser todos los días a la misma hora, sus mensajes seguían llegando por las mañanas; mientras tu no llamabas, ahora esperaba más los mensajes y llamadas de coco que los tuyos. Un sábado por la tarde mientras hablaba con Coco, nuestra conversación cambio de rumbo y se fue calentando, mi falta de sexo y su voz me iban excitando, él me decía lo linda que era y lo que daría solo por estar abrazados en el sofá y el acariciando mis cabellos y masajeando suavemente mi espalda.
    Me sentía excitada, le seguía el juego, mientras decía como mimaría cada parte de mi cuerpo mientras yo con mis manos acariciaba mi piel; ese día no pasó nada, sin embargo los días siguientes el o yo buscábamos un pretexto para volver a tocar el tema de los masajes y caricias, besos por toda la espalda uhmm me estaba enamorando sin quererlo evitar. Cuando le pedía que se describiera, siempre cambiaba de tema, me decía que era el tipo de hombre que una mujer como yo nunca se fijaría en él.
    Luego de casi un mes de sus cartas y llamadas dejo de hacerlo, yo estaba nerviosa, paso uno, dos días, lo extrañaba horrores, necesitaba oírlo, sin embargo solo luego de tres días me llamo diciéndome que había estado en el hospital asustada pregunte que le había pasado, ahora si quería verlo y se lo dije; lo invite a casa a tomar un lonche, él se negó pero a mi insistencia termino aceptando, aunque me dijo que luego de que nos conociéramos no lo iba a querer volver a ver.
    Al día siguiente andaba ansiosa por la casa, al fin conocería a mi admirador secreto, me vestí con una falda a cuadros unos dedos por encima de la rodilla, una blusa blanca, sin querer tenía un aspecto de colegiala lo que me causo gracia, prepare todo y espere su llegada. A las 5pm tocaron a mi puerta, me acomode mi ropa y me vi una vez más al espejo antes de abrir, grande fue mi sorpresa encontrar un hombre de baja estatura (enano), debía medir menos de metro y medio con cuerpo poco desproporcionado, con un rostro como de niño envejecido, traía en manos un ramo de rosas se le notaba nervioso.
    Yo algo cortada (no esperaba que fuera así) lo invite a pasar a la sala; era muy respetuoso y caballero agradeció que no lo viera con repulsión, en el fondo era el mismo hombre de voz seductora y muy atento conmigo. Sin querer hablamos por casi una hora, le conté mis penas y mi soledad agradecí su amistad y atenciones conmigo, me había ayudado a sobrellevar este tiempo de soledad. Sabes cuánto espere que pudiéramos hablar así?, has cambiado esposo mío te importa más estar lejos de mí.
    Lo invite a tomar el lonche mientras conversábamos en la sala, mientras iba y venía de la cocina notaba como disimuladamente no dejaba de admirar mi cuerpo y eso me hacía sentir a gusto, mientras hablábamos dejaba que mirara un poco más de mis piernas y me agachaba para servirle ofreciéndole un vistazo de mi cuerpo. Antes de terminar agradeció mis atenciones sin embargo me dijo que no volvería a saber de él, eso me cayó como agua fría y le pedí explicaciones.
    – Creo que empiezo a sentir algo más que admiración por ti, me dijo… Sé que estas casada. Mírame Jaqui yo no tengo nada que hacer para competir con él, pero te quiero…
    Yo no sabía cómo reaccionar ante eso, no sabía cómo procesarlo, me quede en silencio baje la mirada y mientras se me salían unas lágrimas solo le dije: por favor no me abandones también tú, estoy tan sola.
    Coco dijo que estaba muy enamorado de mí y que esto le dolía más a el que a mí pero sabía que nunca me fijaría en un hombre como él y no quería que le hagan daño. Se acercó a mí y me dio un beso en mi mano despidiéndose para siempre.
    Mis lágrimas me caían y antes de que abra la puerta lo detuve, lo abrase y le di un beso en la mejilla pidiéndole que no me deje sola, estuvimos un momento en silencio sin decirnos palabra alguna, cuando me separe vi que estaba llorando, estábamos uno cerca al otro sin evitarlo me acerque y nuestros labios se juntaron. Empezó un beso muy suave, bastante cálido, me besaba con una suavidad, que me entregué a sus besos.
    Así es como lo lees, nos besamos estaba tan necesitada de cariño y amor que no lo pensé 2 veces: fuimos al sofá, si a nuestro sofá esposo mío, me eche en él y me deje querer, nuestras bocas se juntaba y nuestras lenguas se reconocían, me abrase a él me aferre mientras coco me besaba mis labios mi cara, mis ojos, diciéndome cuando me quería, cuanto me adoraba y lo mucho que quería hacerme sentir amada.
    Me vi abriéndome la blusa y cobijarlo entre mis senos, los empezó a lamer y succionar como si fuera un bebe, muy diferente a ti que siempre los chupas y muerdes mi pezón; fue bajando por mi cuerpo lamiendo y besando mi piel hasta llegar debajo de mi falda, me decía palabras muy dulces y besaba mis muslo acariciándome con una pausa y una delicadeza que me empezaba a arrancar gemidos de placer. Con sus pequeñas manos separo mi ropa interior a un lado y me hizo el sexo oral más suave y delicioso de mi vida, tal vez fue la falta de sexo pero sentí su lengua tan deliciosa llego a lugares que tú nunca te has acercado. Yo estaba abierta de pierna gimiendo y sobándome mis gordos senos mientras Coco se perdía en mi sexo.
    Tuve mi primer orgasmo luego de casi un año, llore de placer mientras mi cuerpo temblaba; “para coco” le suplicaba pero él se dedicaba a recibir y tragarse todos mis flujos; cuando lo hiciste tu?, cuando te dedicaste a hacerme venir y no buscar tu propio placer?. El seguía y seguía lamiéndome relamiéndose de mis flujos. Empecé a temblar y me hizo llegar a un nuevo orgasmo y me sentí desfallecer. Quede unos breves minutos inconsciente, recuperándome de mi orgasmo mientras coco me dedicaba los últimos besos a mi pubis.
    Eran más de las 9 pm, se quiso despedir pero le suplique que se quedara conmigo. Nos acomodamos en el sofá y masajeaba mi espalda desnuda mientras besaba mi cuello uhmm era tan placentero, nos volvimos a besar y le susurre: coco no has terminado tu déjame ayudarte:
    Despoje suavemente de su pantalón a Coco y fui en busca de su miembro, para mi sorpresa no era un pene pequeño, debía medir 14 cm un pene promedio que en el cuerpo de coco se veía más grande. Me arrodillé ante él, abrí la boca todo lo que pude y engullí su verga de un golpe tenía hambre de su verga, necesitaba lamerla, chuparla devolverle el placer que me había proporcionado. Su vello púbico era tan abundante que me hizo cosquillas en la naricita. Tenía la boca llena de su carne y me gustó su sabor. Me retiré lentamente, apretando los labios para facilitar la succión.
    Rodeé su miembro con mi mano derecha y comencé a masturbarlo. Examiné su glande palpitante que, aunque estaba inflamado en sangre, no había perdido su color. Lo envolví con mis labios, estimulándolo con suavidad, mientras no paraba de masturbarlo. Noté como Coco se retorcía bajo mis caricias mientras me animaba a seguir. Sabes tú nunca te entusiasmas tanto es mas a veces creo que me lo hacías por compromiso, y la grata respuesta de Coco me animó a esforzarme aún más.
    Cerré los ojos y su verga volvió a recorrer mi garganta disfrutaba oyendo sus gemidos mientras mi lengua recorría su tronco y lamia su cabeza, al poco tiempo contrajo sus nalgas y comenzó a menear su pelvis con cierto ritmo, usando mi boca como si de una vagina se tratase. Apreté los cachetes y succioné con fuerza, mitigando la violencia de sus embates. Coco estaba en el cielo, a punto de perder el control sobre sí mismo.
    Coco alejo con algo de brusquedad mi cabeza de su verga diciéndome: quiero volverte a saborear lo necesito, me lo dijo súper excitado mientras su pene estaba muy hinchado, me emocione con su actitud él quería hacerme gozar a costa de su propio placer, separé las piernas todo lo que pude, adelanté mi pelvis y arqueé mi espalda, ofreciéndome a Coco muy ansiosa de recibir una vez más su lengua en mi entrepierna..
    Coco mirándome morbosamente me dedicó un primer lengüetazo, que recorrió mi rajita desde la base hasta el clítoris. Luego me miró a los ojos y descubrió placer en ellos. Apoyó su mano derecha en mi pubis y comenzó a estimular mi clítoris con el pulgar. ¡Lo hacía tan bien! Aquel placer era totalmente nuevo para mí, y poco a poco me fui derritiendo en sus manos.
    – ¡Cómete mi sexo Coco! ¡Cómetelo todo!
    Mi vagina era un charco de flujo y saliva. Su pulgar seguía describiendo círculos sobre mi pepita, enloqueciéndome. Me acaricié los pechos con ambas manos mientras él seguía esmerándose entre mis piernas. Coco introdujo el pulgar en mi sexo, mientras su lengua se encargaba de mi clítoris. Llegados a aquel punto, yo ya estaba perdida. No tenía ni juicio ni vergüenza. Comencé a balancear rítmicamente mis caderas, enterrándome el dedo de Coco hasta los nudillos, y separé mis labios vaginales para facilitar su acceso a mi semillita.
    Me dejé caer sobre el espaldar del sofá y levanté las piernas, apoyando las rodillas sobre mis pechos. Estaba totalmente expuesta, entregada a un hombre de pequeña estatura el cual nunca había sido motivo de mis fantasías. Él no aflojaba el ritmo de su penetración manual. Su pulgar se deslizaba por mis paredes vaginales, mi excitación iba en aumento, y el calor se extendía a lo largo de todo mi cuerpo. Comencé a llorar como una poseída, concertando gemidos graves y agudos lamentos.
    Ahora estas lista, ahora te voy a penetrar, me dijo; Coco me empujó contra el espaldar del sofá, me cogió por una rodilla y me ladeó ligeramente, para que mi vagina quedara justo a su altura. Luego separó mis piernas.
    – ¿Vas… vas a cacharme? – le pregunté nerviosa, ansiando que me poseyera; en ese momento tu no me importabas así como yo no te importaba hace mucho.
    Me acaricié el clítoris comprobando que mi sexo estaba totalmente mojado esperando a ese intruso que me adoraba como tú nunca serás capaz de hacerlo. Entonces me penetró: Primero me introdujo su glande, luego el resto de su miembro. Avanzó suavemente, abriéndose paso con paciencia. El miembro de Coco quedó completamente engullido y mis paredes vaginales se adaptaron a su tamaño.
    Coco se mantenía de pie, mirándome complacido, eufórico. Su miembro entraba y salía de mi sexo con dinamismo, a un ritmo regular. Pero la postura pareció cansarle así que se acostó sobre mí, apoyándose en los brazos, acomodando su cabeza entre mis pechos a los que besaba y lamia con pasión.
    Se mantuvo así durante unos dichosos minutos, y se levantó de repente. Tomó mi pierna izquierda y me acostó de lado. Luego se situó detrás de mí, y volvió a trepanarme. Cerré los ojos y me perdí en un mar de sensaciones cálidas y vitales. Gemía al sentir sus testículos golpeándose contra mi entrepierna. Sus manitas amasaban la tierna carne de mis pechos, para aferrarse luego a mis caderas e incrementar el ritmo.
    Un gemido recorrió mi estómago y mi garganta como un torrente, para explotar en mi boca. Me mordí el labio con fuerza mientras los traviesos dedos de Coco frotaban mi clítoris, y su miembro erecto me desgarraba el orgullo. La sensación cálida y reconfortante fue incrementando en intensidad aullé como una loba; cerré los puños y agité mi cabeza con tanta fuerza que casi me rompo el cuello.
    – ¡Voy a correrme, diosa! ¡Voy a correrme!
    Apenas tuve tiempo de prepararme para el clímax de Coco, pues me cogió de las caderas y descargó todo su esperma quemando mi interior. Coco me miró directamente a la cara mientras escurría sus últimas gotas de semen, y me dijo: ha sido increíble Jaqueline.
    Yo aún recuperaba el aliento había descargado toda la lujuria que llevaba tanto tiempo, sin decirnos nada nos volvimos a besar y descansamos un rato, luego de ducharnos ambos por separado, Coco se volvió a vestir y se despidió de mi con un dulce beso.
    Te mentiría si te dijera que fue la primera y única vez, también seria mentirte si te digo que ya no lo veo. La verdad es que me ha demostrado que me ama sobre todas las cosas y tu indiferencia ha matado los buenos momentos que hemos tenido.
    No vuelvas a buscarme, mi abogado te enviara los papeles de divorcio, ya me entere que sales con alguien así que será lo mejor para los dos.
    Adiós.
     
    golosisimaperu, 4 Oct 2023

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    Las personas de baja estatura tienen algo que siempre llama la atención, yo una solo vez me fijé en una mujer de las características que mencionas, pero por miedo al que dirán nunca concreté nada, ahora me arrepiento, hubiera sido una "experiencia de otro mundo".
    Felicitaciones por los relatos, aunque este es el que más me ha gustado de los últimos que has compartido.
    Saludos,
     
    dalymanu, 4 Oct 2023

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    gracias cofrade por leer mis relatos, un beso
     
    golosisimaperu, 4 Oct 2023

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