Hasta cuando con la mentira del 28 de Julio

Tema en 'Actualidad Peruana' iniciado por cesarmqh, 26 Jul 2008.

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    Este ensayo pequeño está en el libro "Cría Cuervos: Crítica a las ideas política vigentes" del abogado Raúl Chanamé Orbe. El e-mail contenido en dicho libro es [email protected], pero no sé si seguirá vigente.


    Hasta el más ignorante de nuestros políticos proclama que la educación es el objeto más importante para el desarrollo. No hay mensaje de Fiestas Patrias que no lo reitere. Algunos gobiernos decretaron “quinquenios de la educación”; otros más modestos, “el año de la educación nacional”.

    Es común escuchar ante los estropicios de ciertos personajes que “…les falta educación”, “no le pidas más, si sólo tiene Primaria”, “carece de educación”, entre otras frases muy recurridas para explicar sus comportamientos, hábitos o su lenguaje procaz. La educación es la gran panacea. Esta ha creado un consenso general sobre sus beneficios. No obstante, hay que replicar esa percepción mayoritaria señalando que en el Perú de hoy sobra educación y falta cultura.

    Entendiendo como cultura las costumbres y valores socialmente adquiridos, reproducidos por la tradición y que cohesionan a una sociedad bajo una personalidad colectiva. Los indios –me refiero a los habitantes de La India, no a los habitantes primigenios de América- son vegetarianos no por especulación dietética o sugerencia científica, sino por una mítica creencia religiosa, sentada en su cultura. Los estadounidenses son carnívoros en exageración, a pesar de las advertencias científicas, por gustos asentados en la cultura gastronómica yanqui. Nosotros tenemos varios graduados en Harvard que permanentemente llegan con 2 ó 3 horas de tardanza a sus compromisos oficiales ¿dónde está la explicación de este comportamiento relajado, acaso en las puntuales clases universitarias o en el recurrente complejo cultural de la “hora peruana”?

    Desde el siglo XVIII, la Ilustración creó el apotegma que la educación libera de la ignorancia, los prejuicios y supersticiones. La educación era un privilegio de los nobles; las revoluciones liberales se hicieron para dar derechos a los iletrados – en los últimos renglones, para mí, el autor quiere decir que los cultos lucharon para que los incultos tuvieran derechos-. El siglo XIX fue el escenario de la gran revolución educativa en Europa y Norteamérica, al universalizarse la instrucción en tres niveles: Primaria, Secundaria y Superior. Sin embargo, ello no hubiera sido posible prescindiendo de la reforma legal (Constitución o Carta Magna), sin la reforma religiosa (Estado laico) o Revolución Industrial (Libre Mercado), que demandaron cuatro siglos de aprendizaje social para hacer posible la cultura moderna. La educación formal fue la culminación de un proceso cuyo punto de partida fue la cultura.

    El “time is money” (“el tiempo es dinero”) no se aprendió en una lección escolar, se asimiló en la vida cotidiana de los puritanos volcados al comercio. Sin esa cultura como base, la educación hubiese sido echar abecedarios en sacos vacíos.

    ¿Qué ha ocurrido en nuestros países? Embrujados por la Revolución Industrial, creímos que la educación per se nos conducía al desarrollo, subestimando las fortalezas que estaban en nuestra cultura. La polémica entre el huancaíno Alejandro Octavio Deustua y Manuel Vicente Villarán, prescindía de todo elemento de referencia cultural: el debate giraba en torno a que si la instrucción francesa o la estadounidense era la que mejor se adaptaba a nuestra idiosincrasia. Partían de un supuesto –que hoy se demuestra- equivocado.

    A principios del siglo XX: el 70% de la población adulta era analfabeta, 75% vivían en el campo, la mitad sólo hablaba quechua, el 90% de las mujeres eran analfabetas, los universitarios a nivel nacional eran poco más de mil. Todos los discursos políticos concuerdan que el subdesarrollo estaba centrado en la escuela.

    ¿Qué ocurrió? El siglo XX culminó la revolución educativa auspiciada por todos los gobiernos desde José Pardo, Leguía, Odría, Velasco y Alan García. Los resultados saltan a la vista: 90% de alfabetizados, más de 8 000 000 de escolares, 350 000 maestros, cerca de 500 000 universitarios y el promedio educativo de los habitantes del país se elevó al 6to. grado de Primaria. El Perú en menos de 50 años superó el analfabetismo, tarea que a Gran Bretaña le tardo no menos de 300 años. El Perú hoy – en promedio per cápita - tiene más estudiantes universitarios que EEUU y más graduados que muchos países desarrollados. La promesa educativa se cumplió con creces, al menos en términos estadísticos, empero esta no nos condujo al desarrollo, sino que en algunos casos empeoró nuestro bienestar. En 1904 éramos un país mayoritariamente analfabeto, había 15% de peruanos en pobreza extrema; en el 2004, en un país mayoritariamente letrado, tenemos viviendo al 54% de nuestra población en condiciones de pobreza. Aquí no se cumplió la máxima del ex presidente argentino del siglo XIX Domingo Faustino Sarmiento: “Educar es nutrir”.
     
    User2019-01, 16 Sep 2008

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    Más aún, el Perú es uno de los países sudamericanos con el más alto índice de desempleados con grado universitario, subempleados con alta escolaridad y empleados con baja productividad. La sobreexplotación del jornalero agrícola en la “República Aristocrática” se explicó en su falta de capacitación y su miseria en su secular ignorancia. Hoy, ¿cómo podríamos explicar el desempleo del licenciado o la sobreexplotación del subempleado con magíster? ¿Quizás en una hiper-educación? ¿O en una educación para el desperdicio? Las cárceles del Perú están repletas de jóvenes - 18 a 35 años - el 70% poseen grados de escolaridad: cuanto más complejo es el delito, aumenta el grado de instrucción. En los casos de corrupción –por ejemplo- la mayoría son profesionales, algunos de ellos con doctorado; reconociéndose que la educación a secas no garantiza la honradez, si ella no se establece en una cultura que cultive la ÉTICA.

    En las prisiones se observa la paradoja del subdesarrollo, donde la escolaridad no liberó; sino que creó otras dependencias y servidumbres, creando un lumpen que sabe leer, llena crucigramas, recita versos, compone melodías y canciones, falsifica con gran talento; pero carece del sentido de pertenencia social, desconoce la solidaridad y la responsabilidad individual. La educación te enseña a leer y escribir, la cultura de entrena a convivir.

    Existieron pueblos que sin saber leer y escribir, fundaron civilizaciones admirables pues la parte ostensible de toda cultura está en la capacidad de creación de un orden que integre y comprometa, para realizaciones afectivamente superiores. Si eso lo refuerza la educación, en buena hora, en nuestro caso ella ha negado y a veces, contradicho nuestra cultura, sin edificar algo superior.

    Peor aún, la investigación de la UNESCO sobre educación (2003) – conocido como Informe Pisa - , nos revela que nuestro empeño instructivo tiene pobres resultados, en Latinoamérica somos los últimos en comprensión lectora, resolución de problemas matemáticos y vocación cognoscitiva, esto último significa saber investigar y tener agrado por ello (SOTELO HUERTA, Aureo: “La Educación Peruana en el Sótano”, Editorial San Marcos, 2004).

    La educación vigente es poco competitiva en un mundo laboral integrado (TLC, ALCA, Comunidad Andina, MERCOSUR, etc.), produciéndose una nueva marginalidad, esta vez no por ignorar leer y escribir, sino por carecer de habilidades y aptitudes para la productividad del siglo XXI.

    Es hora que revisemos nuestra educación superando los mitos del siglo XX. Hoy el niño debe ser educado para la vida – en cuanto a su capacidad de adaptación y cambio permanente -, así como para el trabajo -en cuanto pueda insertarse en el mundo productivo con sus propias iniciativas-, pero a su vez debe prepararse para ser hombre o mujer responsable, con plena capacidad para el ejercicio de una ciudadanía plena.

    Nuestro fracaso se originó, cuando queriendo profundizar la educación renunciamos a lo mejor de nuestra cultura, sin entender que parte de las soluciones estaban en nuestros valores ancestrales. Se partió del supuesto que la educación de reemplazar la formación tradicional, ensayando fórmulas modernas para superar lo precedente, desconociendo que todo aprendizaje es sincrético. Así el abecedario fue reemplazado por la lectura global, la lingüística se impuso a la gramática y la tabla pitagórica fue sustituida por la teoría de conjuntos. El resultado salta a la vista, hoy día tenemos menos comprensión lectora y un paupérrimo razonamiento matemático, a pesar que la tasa de escolaridad creció por mil.

    La educación de calidad se mide por la capacidad de permitir vivir honradamente a un individuo con las habilidades en las cuales fue instruido 11, 13 ó 16 años. La formación de los “Boys Scout”, capacitados para sobrevivir y socorrer aún en las condiciones de mayor escasez, es llevada hoy a la escuela para enseñar a insertarse con éxito en el mundo del trabajo, incluso en las peores condiciones, aprovechando todo lo que le rodea. Por ello, la educación actual pone énfasis en habilidades genéricas – que están en la cultura de los pueblos- : creatividad, comunicación, inteligencia emocional, capacidad para resolver problemas (incluso los existenciales), capacidad de integración (tolerancia), trabajo en equipo (consenso), adaptación e iniciativa (autoempleo).

    Aún así, todo ello es insuficiente sino se extraen de la cultura los valores (por ejemplo - y aunque tenga detractores como la célebre lingüista Martha Hildebrandt - el ama sua, ama quella y ama llulla), exaltando el esfuerzo individual, la disciplina conciente y la responsabilidad colectiva. Esta educación descubre la individualidad del educando, en tanto la cultura le da sentido de pertenencia a un grupo y acrecienta su solidaridad con lo que siente propio.

    Aquí está la gran controversia del siglo XXI que nos aproxime al desarrollo o perpetúe nuestra marginalidad, a pesar de que tengamos una computadora de última generación.

    Sobre Manuel Vicente Villarán:
    http://sisbib.unmsm.edu.pe/Exposiciones/pzulen/Personajes/Villaran.htm

    Sobre Alejandro Octavio Deustua:
    http://es.wikipedia.org/wiki/Alejandro_Deustua
     
    User2019-01, 16 Sep 2008

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