Relatos de la pensión Soto (casa comida y poto)

Cuando vives solo, y lo haces en una pensión, ….ta mare, las cosas que te pasan. Por eso me animo a abrir este pequeño thread, que deseo la enriquezcan, sobre todo, los estudiantes, intuyo.

Esta es una de las tantas cosas que me ocurrieron en mis locos años de estudiante universitario (hace bastaaaantes años, atrás).

Cuando vivía placidamente en el seno de mi hogar, tuve la infeliz idea de tirar con mi novia de ese entonces, en mi propia casa, pa colmo, al mediodía todavía (que tal ostra la mía). Eso fue lo que motivó, que mi venerable padre, me diera mi reprimenda de rigor, situación que motivó, que yo todo ofendido, optara por retirarme de mi hogar. No problem, me dije, (tenía 20 años, estudiaba y trabajaba, y ganaba decentemente, como para hacer frente a mi independencia). Por tanto, decidí buscar una pensión, rápidamente, cerca de mi centro de labores.

Reculé en una pensión de dudosisíma reputación en el centro de Lima. Esas que son tan viejas, que solo de milagro siguen en pie. En un ambiente, habían hecho tres divisiones, yo al fondo, colindaba con los dos habitáculos.

Mis vecinos eran un muchacho provinciano, que al comienzo estaba solo, ya al final se enamoró de una de las tantas pensionistas, y se la llevó a compartir su pensión con ella, a la que se sumó luego, su hermanita menor de ésta. Al final le dio tramite a la cuñadita (yo también, me apunté con ella, aprovecho para decirlo), pero lo reservo para contarlo en otra ocasión.

Centraré mi atención a mi otra vecina. Era bajita, de 1.55m., estudiante de enfermería y trabajaba en una farmacia. Era blancona, de 22 años mas o menos, y cuando (muy seria, ella) nos cruzábamos, intercambiábamos unos lacónicos saludos (al comienzo).

Una noche, en que yo estudiaba concentradamente, siento unos gritos destemplados que provenían de mi vecinita en cuestión. Se acercaron los infaltables curiosos, el casero de la pensión y otros tantos chismosos que se arremolinaron a ver que sucedía. Nada calmaba a la susodicha. Hasta que decidí salir de mi covacha. Con la autoridad que te da pronunciar las palabras precisas, dispuse: “Hay que llevarla al médico”. Todos se fueron. Los únicos que quedamos (porque era nuestro sitio), eran mi vecino y yo, que dicho sea de paso se quedó mudo, no sin antes recalcar, que no tenía plata (misio de m. maldije). No te preocupes, contesté, acompáñame, y busquemos un taxi. La sacamos, y se me ocurre (la infeliz idea) de llevarla a una cercana clínica de los alrededores. Me habrá costado (al cambio de ahora, fácil, doscientos soles), que (yo solo) tuve que pagar. El doc, diagnóstico, que la fulana, se había pepeado con calmantes y tuvieron que hacerle un lavado gástrico. Chesss, tanta vaina, y era eso…. caballero pé.

La regresamos a la pensión, la acostamos, y nos retiramos. Al día siguiente, me viene a buscar para agradecerme, y preguntarme cuanto costó, (para reembolsarme el gasto, cuando le paguen, aclaró). Pero se me ocurrió despacharla rápidamente, (estaba estudiando para un examen), diciéndole, no te preocupes,…. luego arreglamos.

Dos días después, al mediodía cuando regresaba a la pensión para almorzar, siento el sonido característico de la cama que se mueve con el cadencioso y conocido bamboleo de cuando tiramos. Aguzo el oído, (y la vista también) y descubro uno de los infaltables huequitos (que estaba momentáneamente tapado), al que destapé y al que metí mi voyerista ojo. Entonces veo que la fulana estaba siendo bombeada en dog style. No pude dormir tranquilo esa noche, pensando que ya tenía la forma en que le iba a hacer pagar la deuda, a la tan seriecita aprendiz de enfermerita. Mi otro vecino, era de Huaral, y yo sabía que los fines de semana, viajaba a su tierra. Regresé de la universidad, ese día viernes a las 11 y media de la noche (aproximadamente), chequié que estaba con candado la puerta del vecino (síntoma que estaba camino a su tierra), y sin candado la de mi vecina (que delataba que estaba allí).

Me instalé. Dejé los libros y cuadernos. Tomé valor, le toqué la puerta, y esperé el desenlace. Me abre, me saluda, (con un besito), y me invita a pasar. Entro y le digo (de frente, y sin ambages). Estuve pensando… y ya sé como me puedes pagar la deuda. Ella contesta, (coqueteando), ¿si, como? Acompañándome a mi cuarto, respondí…..Es que tengo miedo esta noche (sonriendo). Ella lo hizo mas fácil aun: ¿tienes preservativos?. Si dos cajas, ¿alcanzará? Espero que sí, …respondió.

Se pasó a mi cuarto. Bajamos el colchón al suelo (muy rochosa, la bulla, dije), y sin más preámbulos, empezó una febril mamada, que anunció una excelente performance de la vecina. Fueron tres polacos (para empezar), en nuestra dilatada historia de polvos que nos tiramos en los tres meses que permanecí en esa pensioncita de dos por medio. Cuando yo preguntaba ¿Tengo crédito aun?, o cuando ella me decía ¿puedo achicar mi deuda?, era nuestra manera de decirnos que queríamos sexo.

Lamentablemente tuve que cambiar de pensión (con mucha pena), debido a que mi señora madre me exigió que me mude, cuando conoció “el antro de mala muerte, en que me había metido”. Pero, es preciso señalar también, que en ese antro de mala muerte, -como calificó, ásperamente, mi señora madre-, me había metido también, muy buenos, memorables y placenteros polacos, que aún evoco, con cierta nostalgia.

 

Felicitaciones!!!!!!!!!!!
Muy bien escrito la verdad, o quizas sea que acabo de almorzar y estoy de buen humor.........
Fuera de bromas no importa si el relato es ficticio o real, pero el tema de la pension Soto da para mas, inclusive el relato de Bucefalo tiene para convertirse en novela corta cuando menos
Cuando era estudiante experimente situaciones parecidas con mis compañeros de la universidad que vivian en pension (provincianos la mayoria).
Nos juntabamos para "estudiar" y terminabamos en juerga o afanando a la pensionista de al lado.
Memorables polvos que has traido a mi memoria Bucefalo.

 

Se agradece el comentario. Pero debo aclarar que lo narrado, obedece estrictamente a lo que me ocurrió, en una etapa de mi vida.

Después de ser el engreído de mi casa, con las comodidades que me dieron mis adorados padres, (familia de clase media, afincada en Miraflores), fui a parar a una pocilga. Todo por obra y gracia de mi carácter rebelde y orgulloso (de mela, dirían otros), que siempre tuve.

A cambio, (esa bizarra experiencia), curtió mi carácter y me permitió conocer y apreciar mejor, - aunque ya había empezado antes, cuando ingresé a estudiar en la cuatricentenaria, mi San Marcos querido, - las otras caras que tiene el variopinto pueblo peruano. Casi un abrupto y traumático choque que, (agradezco a las circunstancias), me hizo pisar tierra firme, y comprender mejor muestro amado Perú, cuna de todas las sangres.

Espero tener el tiempo necesario (las ganas están presentes), para entregarles otras anécdotas que quedan aún en el tintero. Pero mientras tanto, metan de la suya, sin miedo.

 

BUENA BUCEFALO!!! tienes un estilo para hacer tus relatos siempre con esa rima , las palabras rebuscadas ( tal ves algunos cofrades se habran hecho bolas al leerlo ...) ... , con ese suspenso q le haces a tus relatos .. todo conjuga bien brother ...
saludos

 

se te agradece el relato amigo bucefalo , s cierto hay una epoca q por orgulloso no le gustan q le reprimendan los viejos y es contreras y se quita de la house . lo digo x experiencia propia chesss Pero donde me quite era mas tranquilo q agua de tanque .
chaufa people

 

Bueno, al leer tu historia me hace recordar mis historias de vaquero, la verdad es que el 95 % de varones que viven lejos de sus hogares, mas que nada por estudio pasan por lo mismo la libertad de hacer lo que quieres en tu propio espacio, es lo maximo por que ya no estas a los ojos de tus padres, yo empece a vivir solo a las 21 años y esos años de universidad fueron mis mejores años de mi vida (en la parte sexual me refiero) por que metias flacas y flacas, solo que tiene su riesgo hay ocaciones en tanto disfrute te bajan una tele, el equipo o peor aun la pc, en sos momentos era fea la nota, bueno gracias por tu relato y haber si sigues deleitandonos con tus vivencias.Diablito
he postiado un relato mio Casos de la Vida Real haber si lo lees.

 

Tambien vivi en una pension pero fue cuando empeze a trabajar, eran cuartos separados por maderas y tenia una vecinita charapita de buen culo y tetas pequeñas, que siempre tiraba con su gil un huachiman; la primera semana la pase de pesadilla en pesadilla, hasta que tuve que hacer el agujero respectivo, a la semana siguiente le hago el habla y como entro en confianza en una, le reclame por los ruidos que hacen y que no me dejan tranquilo; y la muy pendeja me dice ESO SE PUEDE SOLUCIONAR, asi empezo cuando despedia a su gil, se pasaba a pasar la noche en mi cuarto (previo baño porsupuesto), y hasta que al cabo de unos dias despidio a su gil y se quedo conmigo toda la temporada de mi chamba; hasta que tive que dejar a la pendeja y escapar sin dejar rastro.

 

La cuñadísima (algo putíiiisma) Parte I
Por cuestion de capacidad (del procesador de texto), se hace dos entregas

El acuerdo que había llegado con mis padres (especialmente con mi madre), como requisito previo (e imprescindible) para que me otorguen mi libertad, era que debía de pasar el fin de semana en mi casa familiar, (que yo interpretaba a voluntad), la mayor parte de veces, durmiendo los sábados y domingos en mi house, y otras veces, solo el domingo, (y no te olvides de traer tu ropita de paso, para lavarlo), había dispuesto mi madre. Por eso, es que los días sábados, -luego de mis clases vespertinas en la U-, regresaba a mi pensión, acopiaba mi ropa sucia, y me dirigía a mi hogar familiar.

Aproximadamente tres semanas después de lo narrado en mi primer post (y tras varios encuentros furtivos con mi deudora), me sorprende una noche, escuchar conversaciones en el cuartito de mi huaralino vecino. Afino mi parabólica y concluyo que la acompañante, era una lechona pensionista (por lo casi albina y por la abundancia de carnes) que exhibía la susodicha. Me entero –luego-, que se habían empatado, o sea, eran enamorados. Para ahorrar costos, habían convencido al casero de pagar algo más, pero mucho menos de lo que pagaban de manera individual. La rolliza, trabajaba en esa universidad, que es solo para hembritas. El pata era un esforzado obrero de una textil. Ambos salían al despuntar el alba a sus centros de labores, a golpe de 6.30 am. Yo salía, -suerte la mía,- después de las 8.00 am, debido a que chambeaba a escasas 5 cuadras.

Hasta ese entonces, -honor a la verdad, y en contra de todos mis pronósticos-, la parejita había guardado escrupulosamente las formas. Nunca escuché ni siquiera que se besaran, motivo por el cual, nunca tuve de que quejarme. Salvo que arruinó mi intimidad (de fin de semana), pues ya no viajaba el Huaralino, por obvias razones.

Me seguí sorprendiendo, cuando una noche escucho dos voces femeninas en la covacha del huaralino. Había llegado de su tierra (de Cajamarca), dizque a estudiar, la hermanita de la gordita, (otra chanchita más pensé ácidamente), me equivoqué de medio a medio, como comprobaría después. Se hospedó (transitoriamente, en teoría, definitivamente, en la práctica) en el cuarto de ellos. Yo me preguntaba como michi se acomodaban en un cama, los tres, pues una segunda cama, sencillamente, no cabía.

La respuesta, la obtuve de la manera menos pensada:
Ese sábado, salimos de clases de la U, a las 6.00 pm. Nos dirigimos donde la tía Chela (espaldas de la Av. Universitaria, recta de un grifo). Era un bebedero que nosotros, estudiantes universitarios de Contabilidad, habíamos adoptado como trinchera de guerra, templo ideal para empujarnos unas aguas. Hasta que se acabaron los tragos. De manera unánime decidimos continuar nuestro periplo chupístico en el centro de Lima, en el movido Jr. Zepita, donde había (en ese entonces), una cantina de baja estofa, de un robusto ponja que se amanecía atendiendo. Nos recibía (conocía nuestros gustos) con música del recuerdo, que nosotros cantábamos a voz en cuello – pero desastrosamente-, como frenéticos poseídos, pero es necesario precisar también, con una tozudez (y concha) a prueba de balas. Aquél día, tomé las cervezas suficientes, como para desistir de ir a mi casa familiar, debido a mi estado impresentable. Me dirigí a mi liliputiense cuartito de la pensión, y dormí como cadáver hasta las 9 de la mañana, del día domingo.

Interrumpen mi sueño, unos entrecortados gemidos (como con silenciador) que intentaba acallar infructuosamente la emisora. Desperté bien, y oigo que la chica (muy quedito) decía…no….no….no, al tiempo que unos pasos apurados entraban a dicho cuarto. Era la gordita, la pareja del huaralino…… entonces ¿de quien eran los gemidos?.... pues, pertenecían a ….la cuñadita….chess…. había resultado bravo y sin bandera el wey. Ufff el morbo se apoderó de todo mi ser. La cachudita pregunta si había mas ropa para lavar y él como entresueños, (mas falso), contesta, si amor, llévate esta ropa también, (si por el fuera, fijo que recolectaba la ropa de toda la pensión, para que se demore hasta el día siguiente). Sale nuevamente la inoportuna, mientras tanto yo había aprovechado para levantarme de mi cama, de la manera más sigilosa, y había buscado afanosamente un orificio que me permitiera hurgar lo que sucedía. Lo encontré. Entonces vuelve a comenzar la letanía (de gemidos). Al sapear la escena, observo que ella está echada en la pateadera de la cama, mientras él metía su traviesa mano (debajo de las mantas, pero sin cambiar su posición), para timbrar la papita de la sollozante cuñadita. Cuando consideró, que ella estaba preparada, (a punto de caramelo), se levantó, se quitó el calzoncillo y se echó encima de la fulana, -que a esas alturas del partido, ya se había colocado en posición de misionero-, para recibir la inminente visita. Luego, ella tomó la iniciativa, se para, se agarra del marco de la puerta (vigilante, por si hay moros en la costa, sospecho), abre las piernas, mientras espera ser penetrada por su cuñado. La escena fue de duración efímera, se puede decir que fue un rapidito. Pero lo necesario para ponerme como el cofrade Willi (arriola). Así que, golosa había resultado la pequeña (y delicada) hermanita de la rolludita vecina. Le apunté la placa, y me retiré, un buen rato después, y delatando (a propósito, y de puro jodido), mi presencia.

,,,,,,,,,Continuará......

 

La cuñadísima (algo putíiiisma) Parte II

Se llamaba Emma, era delgada y bonita (a diferencia de su hermana). Tenía 18 años declarados (aunque me pareció menos), de piel trigueña clara y mostraba muy oronda unos turgentes y paraditos senos (de aureolas rosadas, como comprobaría después). No existía punto de comparación con su hermana (por eso comprendo el desliz del huaralino). Cuando nos cruzábamos en la pensión, agachaba la cabeza (avergonzada, seguro), mientras yo la saludaba con mi mejor sonrisa. Contestaba de puro compromiso. Hasta aquella (y única) fiesta, en la que participé.

Era la víspera de un día feriado, y coincidía con el santo de uno de los hijos del dueño de la pensión. Había invitado a los pensionistas a la reunión, evento que se efectuaba en el pasillo central. Esa noche regresé algo movido, y me dirigía a mi cuartito a descansar. Me detiene la cocinera de la pensión, una morena gorda, de muuuchos años encima (me hacía recordar la negrita de Ña Pancha, el detergente). Había considerado (al parecer seriamente, pues ya me había conversado de eso), que yo era un potencial partido de su ahijada, a la que trajo –exprofesamente- a aquella reunión. Me la presenta, (y cual celestina), me la endosa. Era una flaca de rostro mas o menos agraciada, de cuerpo delgado, pero de carácter fingido (esas que se hacen las estrechas, porque así creen que nosotros las consideramos señoritas). No me agradó. Además yo había detectado, que también se encontraba Emma, y a esas alturas, se había convertido en mi mayor reto a cumplir. Me acerqué, le propuse (y me concedió) mi primera pieza (de baile). Utilice de mis mejores atributos, y mi labia. Hablamos de todo, pero jamás le hice sospechar que podía haber presenciado su pecado. Pero la cargosa morena, súacate, otra vez, importunando y empujándome a su flaca ahijada. Me dijo que la acompañara a su casa (todo caballero, acepté), pero solo para embarcarla en taxi, cuando me enteré que vivía por la quinta Hereen (la huerta perdida), en los barrios altos. De compromiso, intercambiamos datos, y teléfonos, y quedamos en vernos en otra oportunidad, debido a que (mentí y exageré), estaba mareado, y la despaché.

Regresé raudamente (con el malestar manifiesto de la zamba), para continuar afanando a la cuñadita. Me pulí, utilicé todos mis encantos. Humildemente, debo acotar, -que producto de mi condición de ex surfista, y de mi paso obligado (algo narcisista) por el gimnasio-, exhibía un más que aceptable cuerpo, y de carabina, se podría hasta afirmar, que no se me podría considerar chancadito. En definitiva, estaba en algo. Conseguí una cita, (calientito nomás), para vernos al día siguiente (feriado).

Nos citamos en una cercana y antigua panadería- café de los alrededores, a las 5.00 pm. Conversamos, y nos dirigimos luego al Cine. Hice lo mío, (sabiendo de que pie cojea), una planeada de rigor, con paleteo mañuco para calentarla. Cuando noté que ella se abandonaba a las caricias, le dije de la manera más natural “nos retiramos”. No me objetó, y la llevé en taxi, a donde “mi abuelita” una casa familiar, en la cuadra 1x de Paseo de la República, que fungía como hostal recontra caleta, al que yo conocía desde tiempo atrás. Al tocar la puerta, me preguntó ¿donde me llevas?, a lo que contesté, donde mi abuelita. Una angelical anciana de cabellos canos, se asomó por la ventana del 2º piso, me reconoció, y me arrojó la llave. Nunca me fallaba la venerable anciana. Tampoco nunca objetaron entrar, mis fugaces compañeras. Una vez adentro, en la habitación, continué besando a la calentona cuñadita, pero ella estaba preocupada por la abuelita. Le dije la verdad, y se abandonó a sus instintos. Entonces, pude conocer su (ardiente) temperamento.

La desnudé (completamente), a la par que nos besábamos. Me dejó besar los delicados y hermosos pezones, que se erguían desafiantes. Me coloqué el preservativo, y pude penetrar (por fin), a la deliciosa cuñadita, que de un tiempo a esta parte, se había convertido en mi obsesión. Yo sí la disfruté a cabalidad, hicimos y agotamos todas las poses, hasta terminar en una torrentosa eyaculación, que reconocía y reverenciaba, el excelente primer polvo que me pegué aquella noche. Mientras descansamos, -como antesala al segundo de la noche-, me preguntó muy sutilmente, ¿en que momento había llegado aquella mañana? (cuando la descubrí). Nunca le revelé, que había presenciado lo que vi. Le dije que había regresado de amanecida, totalmente zampado, y que apenas me desperté, me retiré rápidamente, y de manera inmediata, debido a que mi madre debía de estar preocupada por mi ausencia. Daba el margen necesario, para suponer, que no me había dado cuenta de nada. Nunca más hablamos de ese tema.

Nos percatamos, (para alegría nuestra), que entre las 7.00 AM. y las 8.00 AM., era el momento en que nos quedábamos solos en nuestro ambiente. Ella se iba a sus clases de secretariado, a las 8.00, igual que lo hacía yo, pero a trabajar. Su hermana y su cuñado, salían a laburar a golpe de las 6.30 am y la otra vecinita (la estudiante de enfermería), salía alrededor de las 7.00 am. Por tanto, cuando teníamos ganas, (y era recurrente su demanda de ración, pues, yo paraba más al día, al parecer), tirábamos entre las 7.00 y las 8.00, en mi cuarto, libre de visitantes impertinentes. Emma, Emma, Emmita…. riquita cuñadísima, y como titulé mi thread, -algo putísima-, a tu salud, …en la distancia ….y el tiempo.

 

En una zona algo brava, mi estimado angelito. En la cuadra 4 de Jr. Puno, en el centro de Lima, a media cuadra de la Av. Abancay y también de Jr. Azángaro (por la panadería los Huérfanos, todos los bogas la deben de conocer).

Sinceramente suena bacán evocar la parte agradable del asunto. Pero déjame decirte que la primera semana, sufrí bastante. Sentirme solo, y en un ambiente deprimente, es bravo de sobrellevar (hasta ahora recuerdo ese olor a viejo, a guardado, que emanaba ese antiguo solar de adobe húmedo, que data del tiempo virreinal). Solo el orgullo, me hacia fuerte. Eso que los primeros diez días me pusieron (provisionalmente, porque no había cupo), en una habitación totalmente independiente, destinada a las parejas, pero a la que tenía que llegar antes de las 12:00 de la noche (luego cerraban la puerta interna). Imagínate como era la covacha, que me dieron posteriormente. Creo que si me la enseñaban de primera intención, me corría despavorido. De la comida, ….mejor ni hablar.

Pero,…. trajo experiencias agradables, como las que les participé. Y como reza el popular adagio, “Nadie me quita lo bailao”.

 

si conosco la pasteleria de los guerfanos...
este anio la conoci ke empece a tener calle venden unos tallarines , lasagnia y ravioles ... ufffff
muy buena... tuve por ai pa ver webadas de construccion...
gracias bucefalus

 

Efectivamente. Su especialidad son esos platos, pero el mejor (para mí), son los canelones. Siempre que paso por ahí, me empujo un rico plato, acompañado con su humeante café express o cortado.

 

ami me paso algo similar, cuando estaba postulando ala U, vivia en una pension y un dia nos zampamos una tranca, borracho hasta el culo, baje al piso de "señoritas" nose como eskive al vigilante (estaba jato), fui al cuarto de una chibola mas o menos chata 150 le calculo, tenia un potito rico, y una bokita k arrechaba, weno, al llegar toke una puerta k no era y la chibola k me abrio no era, era una flakita alta, de 170, poco poto, lo unico rescatable eske no era fea y tenia piernas largas(baba), k estaba chambeando, pase medio tonto y nos pusimos a hablar, yo como estaba zampado hablaba huevadas y ella se reia, de ahi me le acerke y comenzamos a chapar, le kite la piyama y comenzamos a tirar rico en su cama, luego de un rato, ella se kedo seca, yo medio como borrando cinta, sali y prove una puerta mas, encontre ala k estaba buscando, me meti a su cuarto, ella estaba muy accesible nosexke, y d ahi me dormi jajaja, me desperto ala media hora y me dijo k le gustaba, asi k comenzamos a chapar, luego me la tire en todas las poses k pude estando en ese estado, me vesti y sali a eso d las 5 am del piso d Señoritas, la dueña d esa pension era una vieja renegona x la arekipa cerca al ipcna d miraflores, d ahi me kede dormido al lado del vigilante, k me desperto al toke y me mando a mi cuarto, al dia siguiente todas las chicas me miraban feo , algunas se kejaron con la tia y tube k kitarme d esa pension , x suerte ahora vivo solo (telo gratis), eso paso hace como 4 años jeje.

 

Es una pension solo de estudiantes que esta en un edificio al frente casi del icpna,he visitaro alguna vez sabiendo que habia alumnos de la upc,etc y la señora separaba a los alumnos por zonas hombres y mujeres.