Follé con mi novia, su madre y sus hermanas (Capítulo 12)

Tema en 'Relatos Eróticos Peruanos' iniciado por Felipe Vallejo, 27 Nov 2020.

    Felipe Vallejo

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    Capítulo XII: La calma previa a la tormenta

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    Estando solo los dos en el balcón, me acerqué a Mariajosé, ella aún lucía enojada. Por mi cabeza jamás pasó la idea de cumplir con la sugerencia de Karla, solo quería contarle mi versión de lo que había pasado para contrarrestar lo que había visto. Cuando me disponía a explicarle que lo ocurrido con Karla había sido prácticamente una obligación, ella me interrumpió y sin titubear me dijo, “disfruta de los días que vas a compartir acá con Majo, porque apenas termine este paseo quiero que te alejes de ella. No quiero verla ni un día más junto a ti. Y si tengo que confesarle que hasta yo he sido partícipe de esto, lo haré”.

    Se fue y yo quedé solo allí en el balcón. Me quedé allí parado, divagando mientras miraba el mar. Pensaba en lo insoportable que sería para mi asumir que ya no podría estar más con Majo, era algo que no me cabía en la cabeza, de ninguna forma lo concebía. Meditaba la forma de salirme de este lío, pero lo único a lo que podía recurrir era a la negación.

    En ese escenario era mi palabra contra la de Mariajosé. Viendo lo extraña e increíble que podía resultar la historia para Majo, yo podría apelar a la demencia de su madre; argumentar que su madre estaba inventando cosas para hacernos terminar, ¿Cómo se le iba a ocurrir decir que habíamos follado, o que yo había follado con otra de sus hijas? Siendo así, me di ánimos y pensé que todo iba a estar bien. Luego fui a la habitación para acostarme muy pegadito a mi bella Majo.

    Los días fueron pasando, la madre de Majo disimulaba muy bien su enojo. Karla también disimulaba muy bien lo descarada que era. La pasábamos bien durante el día, conociendo la ciudad y sus atractivos.
    Majo poco a poco iba cediendo a su resistencia. Su naturaleza le impedía contenerse y de a pocos se iba olvidando del bochorno frente a su hermana, pero ahora buscaba ser lo más precavida posible, por lo menos mientras alguien de su familia estuviera cerca. Recurríamos a cosas como irnos en el auto a las afueras de la ciudad y hacerlo allí, en el asiento trasero, o volver a los matorrales cercanos a las canchas de tenis, o tomar un duchazo juntos a las tres de la mañana, mientras todos dormían, ese era el mejor de los planes.

    Faltando un día para que terminara el paseo, fui a la playa con Majo y su familia, solo faltaba Karla que había dicho que iría de compras. Mientras las mujeres de esta familia tomaban el sol para volver de las vacaciones con un lindo bronceado, yo charlaba y bebía unas cervezas con José, Mariano y Johnny, el novio de Esperanza. Johnny dijo querer volver a la cabaña para ir al baño, yo me ofrecí a acompañarlo para así poder recoger un porro que planeaba fumar con Majo al borde del mar cuando todos se marcharan. Apenas entramos escuchamos unos gemidos que venían del cuarto en donde se quedaba Laura. La puerta estaba ligeramente abierta; Karla, que a pesar de tener un cuerpo estupendo y poder follarse al que le diera la gana, estaba allí consintiéndose sin ninguna restricción. Ni siquiera se dio cuenta de que la observaba. Me alejé un poco de allí y le dije a Johnny que había algo para él en ese cuarto. El joven novio de Esperanza entró y cerró la puerta. Pasados un par de minutos, mientras buscaba el porro, los oía follar. El mocoso iba a quedar agradecido conmigo de por vida.

    Volví a la playa y me senté nuevamente junto a Mariano y José, bebimos por una hora más, luego fui y me senté junto a Majo. Ella dormía boca abajo, recibiendo el sol en la espalda. Aparentaba estar tranquila y relajada sobre la arena. Le di un masaje, desde luego que buscando relajarla, algo muy tranquilo, nada sexual.

    Era nuestra última noche allí, al otro día volveríamos a nuestra ciudad para retomar nuestras vidas luego de unas vacaciones. Majo y yo nos quedamos solos en la playa, bueno, no del todo, aún había gente allí, pero su familia ya había regresado a la cabaña.

    Nos quedamos sentados a la orilla del mar por un largo rato, hasta ser las últimas dos personas que quedaban en la playa. Nos acostamos ahí mismo, en donde acaba la vida de las olas; terminaban de romperse cuando chocaban contra nuestros cuerpos. Nos besábamos, acostados, sintiendo el agua ir y venir. Luego le pedí a Majo que se acostara boca abajo, le di un masaje con mis manos y con mis labios, recorrí de arriba a abajo y de abajo a arriba su espalda; llegaba al límite de esta, justo donde empezaba su tanga y empezaba a rodear los bordes con mi lengua.

    Esta vez el sexo con Majo fue muy distinto, ella estaba tan relajada que me cedió totalmente la iniciativa, se relajó y dejó que yo tuviera plena libertad para complacerla como quisiera. Todo el rato ella estuvo boca abajo.

    Encendimos el porro mientras yo la follaba, resultaba un poco complejo coordinar entre follar y fumar sin permitir que el porro se mojara. Una vez que terminamos el porro, seguimos moviéndonos, a un ritmo muy lento, queríamos que la última vez que lo hacíamos en esa playa durara mucho. En esta oportunidad no corrimos con la mala fortuna de la anterior ocasión; no pasó gente, por lo menos no mucha, apenas un vendedor de ostras que terminaba su jornada de trabajo, lo suficientemente cansado como para ignorar lo que hacíamos, y una pareja de novios que caminaba al borde de la playa. Poco no nos importó.

    Una vez que terminamos volvimos a la cabaña a empacar nuestro equipaje y luego a dormir, estábamos agotados y sabíamos que el siguiente día sería el retorno, un día muy largo.

    Capítulo XIII: Maquinaciones de una madura afligida


    icono3.jpg

    Continuamos nuestra vida normal. Yo seguí saliendo con Majo, haciendo caso omiso de la advertencia de su madre. No pensaba terminar con ella y en caso de que su madre hiciera lo imposible para acabar con nuestra relación, yo haría lo mismo para que esto no ocurriera. De todas formas parecía que esto ya no era relevante para esta mujer. Siempre que pasaba por su apartamento buscando a Majo, me recibía, me hablaba y me atendía muy bien, era como si hubiera olvidado lo que había ocurrido durante esas vacaciones o quizás como si me estuviera dando una segunda oportunidad...
     
    Felipe Vallejo, 27 Nov 2020

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    Este relato se está poniendo más larga que el himno nacional... ya se parece a Naruto o one piece, animes de 100 capitulos... o cuando los Super campeones jugaban un partido y el capitulo de 25 minutos solo relataba 1 minuto de partido, una distancia de 1 metro la corrían x 5 minutos q parecían kilómetros
     
    chicaliente, 27 Nov 2020

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    A MagodeHieloV2.0, Troyano69 y xcacherox les gusta esto.

    Troyano69

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    Jajaja, Los Supercampeones...... Chicaliente me hiciste reír.... Gracias por este momento de alegría que me has dado..... Y muy buena la comparación..... Saludos bonita mujer
     
    Troyano69, 29 Nov 2020

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