Lorena, mi primera kine

Todos tuvimos alguna vez una primera experiencia con una kine. Les comparto mi experiencia de cómo me fue a mi; espero les agrade esta historia.

*Dado que hay varios mensajes de personas reclamando veracidad en las historias, haré lo posible porque mis relatos sean lo más verídicos posible, aunque en algunos casos no pueda contar con imágenes. Procuraré que mis relatos sean de mis propias experiencias y, si esto tiene éxito, continuaré compartiendo mis otras experiencias con otras chicas, sean kines o no.
**El link de su anuncio estuvo activo en el 2014, por lo que es más que seguro que esté caído. Debido a mi rango, no puedo compartir ningún enlace aún.

Era mediados de setiembre de 2013 cuando entré por primera vez a una página de contactos de kines. En esa época solo tenías la opción de comunicarte con ellas por llamada telefónica, nada de WhatsApp ni Telegram, pero con suerte podías estar seguro de que la chica que te respondía la llamada era la misma del anuncio. El único problema era que en ese momento yo no tenía trabajo. Ya para finales de ese año una amiga se contactó conmigo para trabajar en una agencia de publicidad y empecé en enero del 2014. Fueron los mejores 3 años de mi vida.

Empezó el año 2014 y yo solo estaba enfocado en esperar a que llegue la quincena para cobrar y retomar mi búsqueda en la web que encontré. Ahí ubiqué entre todas las opciones disponibles a una chica que se hacía llamar Lorena; decía tener 18 años (como todas) y que cobraba 120 soles la hora. La llamé y me dijo que se encontraba entre las cuadras 19 y 20 de Petit Thouars en Lince, Lima. En menos de una hora ya estaba listo, arreglado, perfumado y hospedado... y también nervioso.

Luego de poco más de 20 minutos llegó, tocó la puerta y la hice pasar. Realmente para mi ella era una chica muy guapa: tez clara, delgada, de unos 1.60 m aproximadamente, cabello castaño oscuro con rayitas doradas, pero un detalle que me llamó la atención era que tenía los muslos grandes y marcados. Vestía mini short de jean y un polito verde y llevaba lentes oscuros de aviador. Por su apariencia, no pareciera que fuera una kine. Me cobró los 120 soles por adelantado y se comenzó a desvestir para irnos juntos a la ducha, esto a pesar de que yo ya me había duchado antes de venir.

-¿Estás temblando?- Me dice.
-Sí, ¿no me crees?- Le respondo.- Es que quiero ser sincero contigo, eres la primera mujer que toco después de mi ex novia.
Mientras le decía esto, ella ya estaba totalmente desnuda frente a mi, y eso me puso más nervioso.
-¡Jajajajaja, deja de hablar tonterías, oye! No te creo.- Me responde en todo burlón.
-No, en serio. Toca mi mano.- Le doy mi mano que se puso toda temblorosa.
-¡Oye, sí! Jajajaja, pero tranquilo, te voy a tratar muy bien, vas a ver.-

Mientras nos duchábamos le conté que hace ya varios meses había salido de mi primera relación que duró 10 años. Como le pasa a casi todos los que les cuento esta historia, ella también se sorprendió.

-Entonces, ¿ahora quieres experimentar el tener sexo con una chica a cambio de dinero?-
-Así es.
-Interesante. Y dime, ¿qué era lo más loco que tuviste con tu ex?
-Pues, lo hacíamos en la cochera de su casa. Era muy adrenalínico porque en cualquier momento podía pasar alguien de su familia, felizmente nunca nos pillaron.

Una vez en la cama, Lorena se pone boca abajo mientras ve su celular, y yo solo me limité a contemplar su cuerpo, su cabello, su espalda, su cola, sus piernas. Al parecer ella hacía algún tipo de actividad física pq ese cuerpo no puede ser genética. Mis ojos no solo veían lujuria, también veían belleza, arte, femineidad.

-Pero dime, pues. ¿Qué poses te gustaría hacer?¿Perrito, misionero, yo encima, de costado?-
-Yo no soy tan exigente con eso, a mi me gusta que todo fluya de manera natural.- Le respondo mientras beso su espalda hasta llegar a su cintura.

De repente, Lorena se voltea y me muestra su vulva con un poquito de vello, lo suficiente como para acariciar mi nariz en ellos y respirar su aroma como en la escena de The Dreamers. Después de estar un rato así, separo sus labios y busco su clítoris con mi lengua. Al principio ella no gemía mucho, pero con el paso de los minutos ya podía sentir las contracciones en todo su cuerpo, así que aprovecho en tocar sus senos medianos mientras sigo saboreando sus fluidos vaginales que iban saliendo de a pocos. Sin contar a mi primera ex novia, era la primera vagina que saboreaba y disfrutaba al máximo. Me sentía en mi gloria al tener a una mujer entre sus piernas mientras gemía de placer.

-¡Yaaaa, paraaa jajajaja!- Me reclamaba.
-¿Por por qué? ¿Acaso no te gusta?- Le respondía con la boca pegada a su vagina.
-¡Yaaaa jajajajaja por favor, basta!- Me sacó la boca de ella y terminó con el cuerpo jadeando.

Después de un rato de recuperarse de sus orgasmos, me puso un condón que tenía efecto retardante, parece que no le gustó porque le adormeció la boca, jeje; desde ese día nunca más volví a usar un condón así. luego de un rato de hacerme oral se montón encima mío. ¡Dios, qué manera de moverse! Sentí que estaba viviendo una escena porno con ella. Luego de un rato así le pedí estar en 69, aún podría sentir su sabor.

-¡Qué rico sabe tu vagina!- Exclamé.

Acto seguido pasamos a perrito y luego echados boca abajo yo encima de ella. De tanto darle me cansé, en eso ella empezó a mover su culo con mi miembro adentro, eso hizo que pudiera sentir sus paredes vaginales con cada movimiento y me excite tanto que, casi por impulso, le di una nalgada que sonó tan fuerte que la habitación hizo una reverberación extraña. Luego de tanto sudor y placer logré vaciarme dentro de ella, vale decir, tenía condón puesto.

-Terminé.- Exclamé suspirando.

Nos volvimos a duchar y nos quedamos en la cama conversando de varias cosas, de su estudios de administración, de que es fondista (corre distancias largas), por eso las piernas grandes. Nos quedamos 10 minutos más y, luego de quedar para una próxima vez, nos dimos un beso de despedida muy tierno.

-Fue un placer... casi sexual. Has sido oficialmente bautizado, jajaja-, me dijo.
-Jajajaja igualmente para mi- le respondí.

Cuando se fue, dormí unos 10 minutos y, al salir del hotel, sentí una sensación de felicidad que nunca había experimentado antes. Tenía ganas de correr, de gritar, de cantar, ¡fue una sensación indescriptible! Han pasado más de 7 años desde esa experiencia y aún la recuerdo con cariño.

Lorena, donde quiera que estés, no sabes lo agradecido que estoy contigo. Espero que todo te esté yendo bien en la vida.