Pequeños relatos eróticos

Tema en 'Relatos Eróticos Peruanos' iniciado por Srdestroyer, 22 Jul 2018.

    Srdestroyer

    Sargento

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    Les dejo unos pequeños relatos eróticos que me parecen alucinantes, espero les guste y también compartan los suyos.

    1. La mamá desvergonzada de mi amigo

    Fui una vez a la casa de un amigo de colegio para pasar la tarde, era de verano y el sol estaba fuerte. Habíamos jugado en la consola casi toda la mañana, encerrados en su cuarto. Nos habíamos quedado solos en la casa hasta que su mamá entró sola a la casa. Fue donde el cuarto y le pidió a su hijo que vaya a comprar una Inka Cola para tomar todos, a regañadientes aceptó, mientras que yo me quedé en el cuarto jugando a solas. Mi amigo se fue. Al rato, noto que la mamá estaba haciendo varias cosas cerca al cuarto, cuando pasaba por la puerta la veía de reojo, ya que usaba un pequeño vestido que fácilmente podía subirse por el viento o la inercia. Seguí jugando, sin prestar mayor atención. De repente, entra la mamá al cuarto con ropa limpia en mano para dejarla en la cama de mi amigo, esto no me hubiera parecido fuera de lo común si es que ¡ella no estuviera calata! Así es, entró con la mayor confianza del mundo usando solamente un polo y una trusa blanca. Entró y comenzó a guardar ropa en el ropero, frente a mí. Primero parada y luego en cuclillas, como mostrándome sus blancas nalgas. Lo único que me dijo fue: “perdón por la confianza”. Luego salió del cuarto y la pude ver un poco más pasando de largo por la puerta haciendo cosas usando solamente ese polito negro y ese calzón de encaje blanco. Ella se había cambiado de ropa antes de que llegara su hijo. Y mantuve ese secreto conmigo hasta este momento.

    2. El taxista mirón

    Salía con mi enamorada de ese entonces de una fiesta de unos amigos, habíamos tomado unos tragos, pero ella un poco más, además de la marihuana. Eran casi las 2 am cuando decidimos tomar un taxi hasta mi departamento y hacer el amor, como era de costumbre. Llegó el taxi, abrí la puerta y entré primero en la parte de atrás, luego ella. Inició el relativo largo trayecto y ambos estábamos con los efectos encima, esperando llegar rápido a nuestro destino. Pero no aguantamos mucho, comenzamos a besarnos y acariciarnos de forma muy sensual. Yo tocaba tanto sus piernas como sus pechos y ella daba pequeños gemidos de placer. Le pregunté, amablemente al taxista, que si podía detenerse en un lugar tranquilo y poco iluminado. Supongo que comprendió rápidamente lo que quería hacer, y dijo que sí. El regalo que estábamos a punto de hacerle era poder ver claramente lo que hacíamos. Se detuvo en un espacio donde pasaban pocos carros y comenzamos nuestra aventura. Ella se sentó encima de mí, estando yo entre sus piernas. Nos besamos profundamente mientras mis manos pasaban desde su espalda hasta sus nalgas, donde sin mayor reparo, levanté la falda y acaricié sus glúteos. Mis manos jugaban también con su tanga descubierta que estaba frente al taxista cuando éste volteaba a vernos. Notaba cómo el hombre miraba fijamente la figura de mi pareja y cómo ella se movía según el placer de nuestras caricias. Le susurré al oído si es que el otro podía tocarla y ella aceptó diciéndome “un poco”. Desde mi posición, invité con las manos al taxista a tocarla y él extendió una mano para acariciarle las nalgas. Me saqué el miembro, hice a un lado su tanga negra e hicimos el amor allí. El taxista seguía tocando esos glúteos mientras los dos nos movíamos de arriba a abajo. Terminamos el coito y nos dirigimos al departamento, donde continuamos nuestra labor.

    3. El escritorio de la gerenta

    Lo habían llamado para limpiar un derramamiento de café en la oficina de la recién ascendida gerenta de marketing. Cogió sus cosas y fue donde el accidente, tocó la puerta y entró tímidamente. Vio a la joven gerenta de ojos verdes y cabello castaño, quien le indicó que había un charco de café allí abajo del escritorio. Hizo caso y se agachó para ver el problema, cogió sus herramientas y se mantuvo limpiando el suelo. Desde su posición debajo del escritorio de la joven, no podía dejar de ver esas piernas cruzadas frente a él. Ella no se había movido de su sitio, seguía sentada en su silla todo el tiempo, mientras que allí abajo él limpiaba y muy cerca de él se mecía un pie con un elegante tacón. De repente ella recibe una llamada, era un cliente importante y suponía una oportunidad muy grande. Hablaba con el cliente con una voz sensual, que era parte de su estrategia para concretar una venta. Allí abajo, el joven podía notar el entusiasmo de la joven por el movimiento más acelerado de sus piernas que estaban a punto de patearlo, pero eso no impidió que termine su trabajo. Mientras ella cada vez más se acercaba a su objetivo, sus expresiones se tornaban más seductoras, al igual que el movimiento de sus piernas. Hasta que lo logró, cerró la venta más importante hasta ese momento mientras que al mismo tiempo, abría las piernas de manera grosera frente al joven limpiador. Allí abajo, el hombre podía ver directamente su ropa interior, que consistía en una fina tanga roja que comenzaba desde un punto oscuro y terminaba expandiéndose hasta donde comenzaba la falda. Pero eso no era todo, aquella tela presentaba una parte traslúcida que lograba mostrar una fina raya entre dos labios; asimismo observaba sus pantimedias oscuras que comenzaban más abajo y terminaban en sus pies. Sin amilanarse, ella hizo una nueva llamada, era hacia su pareja para contarle el logro del día, mientras allí abajo ella se mantenía con las piernas abiertas y el joven absorto tratando de concentrarse. Las piernas se cerraron antes de que termine su llamada, y un poco más, el joven limpiador había acabado su labor. Salió del escritorio y la gerenta sólo le dio un gracias. El hombre cerró la puerta de la oficina y decidido se fue al baño, para terminar lo que había querido comenzar hace unos instantes.
     
    Srdestroyer, 22 Jul 2018

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    #1

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    Buenos relatos.... tiene usted un magín desarrollado cofra... saludos
     
    Icelos230680, 23 Jul 2018

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    #2
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    Darth Plagueis

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    Ja ja ja tu segunda historia me trajo inevitablemente a la memoria, la canción de Ricardo Arjona y un recuerdo de juventud que siempre asocio a esa canción. Perdóname si me cuelgo de tu tema para compartirla.

    Tenía yo 23 años, mi primer trabajo y mi primer carro; era un viejo Toyota Corona de esos de fabricación nacional, con un motor tan gastado que ya no sé si gastaba más en aceite o en gasolina y una lata tan picada que ya hasta daba miedo dar un portazo no vaya a ser que me quedara con la puerta en la mano. Una bajada de motor "a lo baratieri nomá" en el garaje de un mecánico de VMT y una planchada "a lo berma central de la Av. Pachacutec" me dejaron tan endeudado que, como muchos profesionales jóvenes de mi generación, decidí incursionar como taxista lechucero para pagar mis deudas.

    Debo confesar que me cagaba de miedo mientras esquivaba el sueño manejando de madrugada, miedo de ser asaltado en alguna calle oscura por una banda de raqueteros, o por un pasajero, o por un policía que, ante mi carencia de brevete profesional, me quitara las magras ganancias de la noche a cambio de no llevar mi carro al depósito. Pero noche tras noche, sin embargo, la falta de dinero me empujaba a volver a salir.

    Así las cosas, una madrugada que rondaba entre Miraflores y San Isidro una flaca me paró... "¡Taxiiii...!!!" Una ruca chata de 20 a 25 años con unas sandalias negras taco aguja de como 15 cm, un escote que revelaba unas blanquísimas tetas paradas como dos misiles y desnudas casi hasta el borde de lo que tenían que ser unos pezones rosaditos, una minifalda a medio poto que descubría unas piernas desnudas, blancas, finas y bien torneadas, todo ello coronado por una cara redonda de rasgos orientales exageradamente maquillada como una puta de cabaret y con un complicado peinado de moño alto... maquillada es un decir, porque tenía todo el maquillaje corrido delatando lo que había estado haciendo hasta hacía apenas unos instantes. Me dió una dirección por Pueblo Libre, cerca de la Bolívar, arreglamos el precio y subió. Se sentó adelante, soltó una mentada de madre al descubrir que el asiento del pasajero no era reclinable y lo corrió completamente hasta atrás... y entonces fué que pasó lo que nunca antes me había pasado y nunca después me volvió a pasar.

    La china se arrecostó en el asiendo y, alzando el culo, se levantó la minifalda y se sacó el calzón de encaje negro que traía dejando a la vista su conchita pelada. Mi mirada pasó rápidamente de su entrepierna a su cara para encontrarme con una mirada fulminante que me heló la sangre en las venas... más asustado que otra cosa y sin saber qué hacer, volteé la mirada hacia adelante, moví el retrovisor completamente hacia arriba para no poder ver nada y fijé obstinadamente la mirada al frente, hacia la noche iluminada por los faros de mi fiel toyotita. Mientras manejaba pude percatarme, sin ver nada en realidad, que a mi costado la china se estaba desnudando completamente para luego volverse a vestir con ropa que iba sacando de su enorme cartera, donde luego acomodaría su ropa de juerga. Una vez vestida adelantó el asiento a una posición más normal, se limpió meticulosamente la cara con algo empapado en... yo que sé... y, usando el espejo retrovisor, se volvió a maquillar los ojos mientras yo cuidaba de evitar los baches y las paradas y aceleradas bruscas. Sacó un cepillo y se cepilló el cabello, sacó un labial y se repintó los labios; se echó apenas dos "puffs" de perfume, sacó un cigarrillo mentolado y lo encendió.

    Para entonces ya estábamos llegando a donde me había indicado, me dirigió por una trasversal de la Bolívar hasta detenernos frente a una bonita casa residencial de dos pisos y empezó a buscar en su cartera de donde sacó un monedero grande de esos que usan las mujeres... recién entonces me atreví a voltear a mirarla. Era una chinita preciosa, linda como una muñequita de porcelana, sobria pero elegantemente vestida como si volviera de un té de tías, mínimamente maquillada con los labios sin color, sólo con brillo, y su brillante pelo negro lacio completamente suelto; un sencillo vestido sin mangas con falda tubo cubría sus piernas hasta las rodillas, unas medias nylon color carne abrigaban lo poco que se veía de ellas y un escote redondo apenas si dejaba ver el sencillo collar de perlas de una sola hilera que adornaba su cuello, haciendo juego con las perlas que llevaba en sus orejas y en sus muñecas. Tan sólo las sandalias negras de taco aguja quedaban de lo que vestía cuando la recogí.

    Me sonrió, me dió lo que habíamos acordado por la carrera y luego sacó dos billetes verdes de esos que por entonces no era legal poseer libremente; me miró a los ojos y me dió uno de $20... "Esto es por no mirar" y luego me dió uno de $50... "Y esto es para que te olvides de dónde me recogiste". Me dedicó la sonrisa más sexy que jamás he visto, se bajó del carro y desapareció para siempre de mi vida.

    :cool:
     
    Última edición: 24 Jul 2018
    Darth Plagueis, 23 Jul 2018

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    #3

    Srdestroyer

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    ¡Pero que historia más impactante-erótica! Me imagino que habrás sentido una especie de ansiedad, tal vez las ganas de mirar más te descocentraba de tu labor de chofer. Muchas gracias por compartir tu anécdota. Me gusta conversar con los taxistas de noche porque siempre tienen algo que contar, me imagino la gran cantidad de anécdotas que existen por allí. Espero que escribas más porque parece que tienes más que contar. Un saludo.
     
    Srdestroyer, 23 Jul 2018

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    #4
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    Gracias, en realidad ya he escrito bastante y he compartido varias historias en esta sala, hasta pensaba que ya no me quedaba nada interesante que contar. Más bien te argadezco que me hayas llevado a recordar esta anécdota y motivado a volver a escribir.

    :cool:
     
    Última edición: 23 Jul 2018
    Darth Plagueis, 23 Jul 2018

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    #5
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    bomboncita

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    Soy una fan de los relatos cortos!
    Hace un tiempo llegué por casualidad a una página de relatos eróticos muy muy cortos, eran la mayoría de ellos de unas 5 o 6 líneas y eran espectaculares.
    Leí unos cuantos desde mi celular y cerré la ventana para continuar con mis labores. Por más q busqué, nunca más volví a encontrar dicha página
     
    bomboncita, 24 Jul 2018

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    #6
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