Marcial maciel demonio..... El mas grade pederasta del catolicismo

Tema en 'Filosofía y Religión' iniciado por ggatusso, 24 Feb 2013.

    ggatusso

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    Marcial Maciel soñaba con ser proclamado santo universal... y acabará en los infiernos más profundos de su iglesia. Los últimos descubrimientos sobre la doble y exagerada vida del famoso fundador de los Legionarios de Cristo y del grupo sacerdotal Regnum Christi no dejan lugar a dudas, y eso que aún no ha concluido la investigación ordenada hace un año por Benedicto XVI. Lo que ya se sabe es demoledor. El líder de uno de los más exitosos movimientos del nuevo catolicismo no sólo fue notorio pederasta y drogadicto. También tuvo hijos -al menos cuatro, quizá seis- con varias mujeres, plagió descaradamente el libro de cabecera legionario, titulado El salterio de mis días, e impuso a toda la organización un cuarto voto de silencio para guarecerse de denuncias. Uno de sus antiguos colaboradores le acusa incluso de haber envenenado a su tío abuelo, el obispo Guízar, que avaló la exitosa carrera eclesiástica del ambicioso sobrino en el convulso México de los años treinta del siglo pasado."¡Cuánta suciedad hay en la Iglesia!" Este clamor le valió un pontificado al entonces cardenal Joseph Ratzinger. Lo pronunció en un vía crucis en abril de 2005, a punto de reunirse el cónclave para elegir al sucesor de Juan Pablo II. El todopoderoso prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe (ex santo Oficio de la Inquisición) sabía de qué hablaba. Los cardenales electores, también. Sobre la mesa del Papa anterior, Karol Wojtyla, se habían acumulado acusaciones de pederastia contra miles de sacerdotes, y también quejas por el encubrimiento de esos delitos por algunos jerarcas en Estados Unidos, Irlanda, Italia, Austria e, incluso, España. El alemán Ratzinger aparecía como el único de los reunidos con información y autoridad suficientes para atajar tal estado de cosas.
    El propio Juan Pablo II no se libraba de las críticas. Por citar sólo el caso del fundador de los Legionarios, a la mesa de trabajo del Papa polaco habían llegado durante años cientos de denuncias sobre las andanzas y desviaciones del sacerdote Maciel. El Pontífice las despreció. Maciel era uno de sus preferidos. Llenaba plazas y estadios de fútbol en los viajes del líder católico por el mundo, junto al otro movimiento de moda, el Camino Neocatecumenal del español Kiko Argüello. Aquella protección contra toda lógica amenaza ahora con ensombrecer la anunciada beatificación de Juan Pablo II, a poco que funcione la famosa y vieja figura -desaparecida como tal- del abogado del diablo en todo proceso de canonización.
    Cuando el todavía cardenal Ratzinger clamó contra la "suciedad" interna en su iglesia, los cardenales se convencieron de que era el hombre a elegir. Dos días más tarde lo hicieron Papa, el 19 de abril de 2005. Fue entonces cuando se empezó a cavar la tumba del hasta entonces intocable fundador de los Legionarios. Una de las primeras medidas anticorrupción del pontífice Benedicto XVI, en mayo de 2006, le alcanzó donde más dolía. Maciel debía abandonar Roma apresuradamente, y retirarse a su México natal. También debía dejar el poder en manos de alguno de sus colaboradores. La decisión del Vaticano parecía humillante -Maciel era obligado a llevar "una vida reservada de oración y penitencia, renunciando a cualquier forma de ministerio público", se le ordenaba-, pero no acalló el escándalo. Demasiado poco castigo para documentadas acusaciones de abusos sexuales en varios países. Como disculpa, Roma apeló a la edad avanzada del encausado, casi nonagenario. Maciel moriría poco más tarde, en enero de 2008, en Cotija (Michoacán, México). Asunto zanjado, suspiraron sus antiguos amigos en el Vaticano.
    Se equivocaban de punta a cabo. Además del clamor dolorido de las víctimas, que pusieron el grito en el cielo por la benevolencia de Benedicto XVI, ahora entraban en escena autoproclamados hijos y mujeres de Maciel reclamando atención y derechos. Todo empezó en Madrid, adonde Maciel venía con frecuencia, a veces discretamente. Al fin y al cabo, fue aquí donde fue recibido con los brazos abiertos en 1941, nada más fundar en México el movimiento de los Legionarios de Cristo, con apenas 20 años de edad. El ministro de Asuntos Exteriores de entonces, el democristiano Alberto Martín-Artajo, fue el encargado de introducirlo en la nacionalcatólica sociedad franquista. Hoy, los Legionarios cuentan en España con una Universidad -la Francisco de Vitoria, en Madrid-, varios seminarios y cientos de colegios, entre otras muchas propiedades.
    Los primeros rumores sobre la doble vida de Maciel provocaron un revuelo morboso entre algunos legionarios, abrumados, sobre todo, por las acusaciones de pederastia, que hasta Roma avalaba oficialmente. Si su adorado fundador conoció mujer y tenía una hija, eso espantaba, según ellos, las sospechas del horrendo pecado de pedofilia. Así que lo que debía ser gestionado en sumo secreto, pronto fue un clamor público, filtrado desde dentro. Maciel no sólo tuvo aventuras amorosas, sino que en Madrid vivía una hija suya, con nombre, apellidos y un número de portal concreto en unos lujosos apartamentos de la calle de Los Madroños. La chica, ya madura -la madre murió hace años-, se llama Norma Hilda y ha pactado silencio a cambio de una pensión vitalicia. Quien selló el acuerdo y se ocupó de que la rocambolesca historia acabase ahí fue el mismísimo secretario de Estado vaticano, cardenal Tarcisio Bertone, durante una visita semioficial a España. Ocurrió en los primeros días de febrero del año pasado. El dinero no fue un obstáculo. Hace décadas que en ambientes hostiles el grupo del Maciel es conocido, con ironía, como los Millonarios de Cristo.
    Animado por el éxito del apaño maquinado en Madrid, Benedicto XVI tomó otra decisión, con la esperanza de difuminar el escándalo. Ordenó que la investigación se extendiese a toda la organización. El argumento de la medida era inatacable: si el fundador legionario había llevado una vida de crápula, ¿cómo es que nadie de su entorno lo advirtió y denunció? Para encontrar respuestas, el Papa nombró a cinco "visitadores", todos ellos obispos: Ricardo Blázquez, de Bilbao (España); Giuseppe Versaldi, de Alessandria (Italia); Ricardo Watty, de Tebladpic (México); Ricardo Ezzati, de Concepción (Chile), y Charles Joseph Chaput, de Denver (EE UU). Watty inspeccionaría en México y Centroamérica; Chaput, los centros legionarios de Estados Unidos y Canadá; Versaldi, los de Italia, Israel, Corea y Filipinas; Ezzati, los de Suramérica, y Blázquez, los de Europa, con la excepción de Italia. Para facilitarles el trabajo, el Papa, único que puede atar y desatar esas cosas en la confesión católica, derogó el cuarto voto de la Constitución legionaria, que obliga a los seguidores de Maciel a confesarse sólo con sus superiores y a guardar secreto de los conflictos internos.
    En un principio, la inspección ordenada por el Papa fue tomada por el sucesor de Maciel al mando de la Legión y del Regnum Christi, el también mexicano Álvaro Corcuera, como un gesto de confianza. El propio cardenal secretario de Estado, Bertone, había dado pie al equívoco en la carta en la que comunicó públicamente la decisión papal. "La visita apostólica es de fundamental importancia y merece la pena consagrarse a ella con amplitud de miras y limpio corazón. [Los legionarios] Siempre podrán contar con la ayuda de la Santa Sede para, a través de la verdad y la transparencia, en un clima de diálogo fraterno, superar las dificultades existentes", decía la carta del cardenal al sacerdote Corcuera.
    Lo que no podían prever entonces ambas partes es el aluvión de noticias sobre la vida secreta de Maciel, ahora sin control posible. Para colmo, había entrado en acción un abogado de prestigio, anunciando acciones judiciales civiles, que siempre sacan de quicio a la Santa Sede. El letrado se llama José Bonilla. Uno de sus hijos fue sometido a abusos sexuales a la edad de tres años en un colegio de los Legionarios y le ganó a la Iglesia católica un juicio penal por esos hechos. Ahora representa a tres de los autoproclamados hijos de Maciel, con nombres propios y en busca de reconocimiento legal y compensaciones económicas. Se trata de tres varones, hermanos entre sí, de nacionalidad mexicana. El letrado asegura que Maciel habría tenido tres hijos más, incluida la española Norma Hilda, cuya existencia ya ha reconocido oficialmente la Legión. Otro hijo viviría en Londres, y una sexta hija se mató en un accidente de tráfico cuando iba a recoger a su padre a un aeropuerto de París. Norma Hilda, por cierto, cursó su carrera en la Universidad Francisco de Vitoria, en Madrid, propiedad legionaria.
    Los obispos visitadores que llevan casi un año investigando en las instituciones y centros de los Legionarios de Cristo y del Regnum Christi no sueltan prenda de sus averiguaciones. Tampoco desmienten noticia alguna, y eso que se publican a diario, sobre todo en la prensa latinoamericana. Reconocen, en cambio, que los cinco prelados han sido convocados a Roma de urgencia para presentar a Benedicto XVI un primer informe de lo actuado. José Martínez de Velasco, redactor jefe de la agencia Efe y el primero que desveló los escándalos de la Legión -publicó en 2002 el libro Los Legionarios de Cristo, el nuevo ejército del Papa, y dos años más tarde, Los documentos secretos de los Legionarios de Cristo-, sostiene que la investigación está "prácticamente concluida", pese a que son muchas las personas que han solicitado ser recibidos para dar su testimonio o desahogarse.
    Martínez de Velasco afirma, además, que las acusaciones de pederastia contra Maciel prácticamente no se han investigado porque estaban suficientemente contrastadas. Las primeras denuncias sobre abusos sexuales en centros de la Legión llegaron al Vaticano en la década de los años cincuenta del siglo pasado, durante el pontificado de Pío XII, paternal protector también del sacerdote mexicano. Éste había llegado a Roma avalado por su parentesco con un tío abuelo suyo, Rafael Guízar, obispo de Veracruz y en proceso de canonización por Benedicto XVI como uno de los héroes de la persecución y guerra de los Cristeros en el México revolucionario de los años treinta del siglo XX. Sin embargo, un libro publicado en México con el título El Legionario, escrito por Alejandro Espinosa, sostiene que el obispo Guízar murió envenenado con cianuro por el propio Maciel. "Guízar acogió a su sobrino en su seminario clandestino, pero la buena relación entre ambos duró hasta que el obispo descubrió que el joven Maciel le estaba pervirtiendo su seminario con relaciones sexuales con otros estudiantes. El día en que el obispo murió había tenido una discusión muy fuerte con Maciel", sostiene.
    Apoyado con información de algunos testigos del suceso y con confesiones que el mismo Maciel le hizo cuando tenía con él una relación muy cercana, Espinosa armó esta hipótesis. "La muerte de monseñor Guízar no quedó esclarecida. Y cuando años después exhumaron su cadáver, se le halló incorrupto y con el pelo rojizo, tal y como deja el cianuro a los cuerpos. Pero la gente se fue por el lado del milagro", sostiene este ex legionario, él mismo sometido a abusos cuando estudiaba en el seminario que la Legión posee en Ontaneda (Cantabria). Hoy vive retirado en el campo mexicano, con estrecheces económicas y, aún, amenazado por antiguos correligionarios. En cambio, el postulador en México de la causa de canonización de Guízar, el sacerdote Rafael González Hernández, tacha de absurda la historia. "Monseñor Guízar murió en 1938 a causa de una insuficiencia cardiaca y de un ataque de diabetes. Tenía 60 años y ya era un anciano decrépito y acabadísimo, pues gastó su vida al servicio de los fieles. Efectivamente, 12 años después de su muerte, en 1950, sus restos fueron exhumados y se encontraron incorruptos", afirma.

    Lo cierto es que, con informaciones de acá y de allá, más lo que le han aportado ya los visitadores, el Papa tiene datos suficientes sobre la situación de la Legión de Cristo y sobre las acusaciones contra el fundador y algunos de sus colaboradores. La decisión que adopte se conocerá el próximo marzo. Según Martínez de Velasco, el Vaticano se debate entre tres opciones: disolver la congregación, proceder a su refundación o designar un comisario pontificio que conduzca a la Legión hasta un Capítulo General de renovación total.
    Desde la disolución de los jesuitas en 1773 por Clemente XIV, forzado por los reyes de Francia, España, Portugal y de las dos Sicilias -por motivos de poder, por tanto-, la Iglesia católica no se había enfrentado a un caso igual, esta vez por sucios escándalos sexuales y financieros. Benedicto XVI, él mismo acusado de no haber actuado con diligencia cuando estaba al frente de la Congregación para la Doctrina de la Fe, se enfrenta al peor momento de su pontificado, sobre todo si la investigación interna confirma una culposa pasividad de Juan Pablo II por amistad personal con Maciel.
     
    ggatusso, 24 Feb 2013

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    PTM CREEEN UDS. QUE 800 MISAS SALVARAN A ESTE INFELIZ DEL INFIERNO,QUE GRAN ENGAÑO DEL CATOLICISMO

    800 misas por el alma de Maciel

    30 de enero: “día de la expiación”
    “El 30 de enero, aniversario de la muerte de Maciel, será un día ordinario, pero de oración. La misa de comunidad –a la que se invitará a todos los miembros del centro o del equipo- se ofrecerá por el eterno descanso de su alma” Por una disposición de Álvaro Corcuera, firmada el pasado 6 de diciembre, en cada Centro legionario o del Regnum Christi habrá una misa de comunidad especial, como se hace en otros días festivos, ofrecida por Marcial Maciel.
    La misericordia cristiana no tiene límite, pero obligar a las pobres víctimas del fundador a ofrecer misas por su alma es grotesco: al menos veinte legionarios son víctimas de abuso sexual, y todos son víctimas de sus falacias. Ahora, a decir misas por el que les estupró.

    Qué fácil hubiera sido, en lugar de obligar, pedir con humildad misas voluntarias. Y pedirlas de forma reservada, no comunitaria. Pero el corazón y la mente de Alvarito Corcuera siguen estando presos en las manos de Maciel, que pretende salir rápido del purgatorio, y cómo en estos tres años no ha logrado comprar la llave de San Pedro con prebendas, ahora pide misas.
    No negamos a Maciel sus misas, aunque lo tiene difícil; pero recomendamos a todos los legionarios que eviten manchar la plegaria eucarística pronunciando el nombre de ese crápula, pederasta y falsario, “falto de todo sentimiento religioso”, y digan simplemente que ofrecen la misa “por un alma en pena”.
     
    ggatusso, 24 Feb 2013

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    Cómo sobornaba Marcial Maciel al Vaticano
    MÉXICO, D.F. (Proceso).- El sacerdote Marcial Maciel, fundador de los Legionarios de Cristo, gastaba mucho dinero para comprar favores de los altos jerarcas del Vaticano, incluido el Papa Juan Pablo II, así como para impedir que los tribunales eclesiásticos lo juzgaran por sus abusos sexuales cometidos contra menores de edad.
    En 1995, por ejemplo, Maciel le entregó un millón de dólares a Juan Pablo II, quien además llegaba a oficiar misas privadas –en su capilla del Palacio Apostólico– para los acaudalados amigos de Maciel que solían recompensar al pontífice con donativos de hasta 50 mil dólares en efectivo.
    Al ver el enorme poder que tenía Maciel durante el pontificado de Wojtyla, el actual Papa Benedicto XVI, entonces encargado dela Congregaciónparala Doctrinadela Fe, decía que no era “prudente” investigarlo por sus actos de pederastia, que para entonces ya eran conocidos en todo el mundo.
    Un detalle pormenorizado de estos “donativos” –o “sobornos”, en opinión de algunos– que repartía Maciel en El Vaticano lo brinda el investigador estadunidense Jason Berry en su libro Las finanzas secretas de la Iglesia, que editorial Debate pondrá a circular en México en los próximos días.
    En el capítulo “El padre Maciel, señor de la prosperidad”, se plantea que el sacerdote michoacano “quería comprar poder”, por lo que gastaba en Roma “grandes sumas de dinero para aislarse de la justicia”, pero también para obtener el aval del Vaticano a los centros de formación que iban abriendo los Legionarios de Cristo en distintos países.
    Agrega el libro que el cardenal Angelo Sodano, entonces secretario de Estado del Vaticano, era “muy cercano” a Maciel; no obstante, su “defensor más importante” era sin duda “el mismo Papa Juan Pablo II”.
    Y relata la siguiente anécdota que demuestra la cercanía entre Maciel y Wojtyla, que se prolongó durante todo su pontificado:
    “En enero de 1979, en su primer viaje como pontífice, Juan Pablo visitó México. Maciel iba sentado en el avión con él, como recompensa por el extenso trabajo de avanzada. Gracias a un sacerdote legionario que decía misas para la primera dama, el presidente López Portillo decidió recibir a Juan Pablo en el aeropuerto… Seis meses después Juan Pablo mostró su aprecio con una visita a los Legionarios de Roma”.
    Maciel le mandaba dinero a Juan Pablo II. El libro hace referencia a una de estas entregas:
    “En 1995, según exintegrantes dela Legión, Maciel envió al Papa Juan Pablo un millón de dólares por medio de monseñor Stanislaw Dziwisz, cuando el Papa viajó a Polonia. Como secretario papal, Dziwisz, oriundo de Polonia, fue durante décadas el hombre más cercano a Juan Pablo. Manejar dinero era parte de su trabajo”.
    El secretario del Papa –prosigue el libro– también se encargaba de recibir los donativos de las familias pudientes a las que Maciel llevaba a las misas privadas del pontífice, realizadas en la capilla de su Palacio Apostólico, con capacidad para 40 personas y adornada con frescos de Miguel Ángel, específicamente con La conversión de Saulo y La crucifixión de San Pedro.
    Los acaudalados amigos de Maciel “solían encontrar al Papa de rodillas, absorto en oración, con los ojos cerrados, casi en un éxtasis, completamente ajeno a quien ingresaba a la capilla… para los laicos era una maravillosa experiencia espiritual”.
    El libro recoge el testimonio de un exsacerdote legionario que asistía a estas misas exclusivas y quien revela: “Acompañé a una rica familia mexicana en una misa privada y al final la familia le entregó a Dziwisz 50 mil dólares”.
    Favores mutuos
    El secretario papal tenía “frecuentes comparecencias” con los allegados de Maciel, por las cuales también recibía donativos que se hacían “siempre en efectivo” y en dólares, pues “en liras se habrían necesitado demasiados billetes”.
    Añade el libro: “En 1998 Maciel tiró la casa por la ventana para ofrecer una espléndida fiesta en honor de Dziwisz, con motivo de su proclamación como obispo, e incluyó festiva música de mariachis interpretada por una pequeña orquesta de los legionarios”.
    No solo el Papa y su secretario recibían dinero en efectivo, pues también “los cardenales y los obispos que decían misas para los legionarios recibían pagos de 2 mil 500 dólares y más, de acuerdo con la importancia del evento”.
    ¿Se trataba de donativos o de sobornos? En el libro se hace esta pregunta. Algunos exsacerdotes legionarios responden que se trataba de “una forma elegante de dar un soborno”. Otros, en cambio, señalan que era opere de charittá (obra de caridad), ya quela Iglesia bien pudo destinar ese dinero para ayudar a los pobres y necesitados, cosa que no se sabe a ciencia cierta dada la opacidad de las finanzas vaticanas.
    Pero Maciel –se dice en el texto– también era muy dado a hacer costosos regalos en especie a los jerarcas vaticanos o a agasajarlos con fiestas y comilonas que no podían ser obras de caridad y cuya intención era conseguir favores a cambio.
    Plagada de estos favores mutuos fue la relación de Maciel con Angelo Sodano, desde que éste era nuncio apostólico en Chile durante la dictadura de Augusto Pinochet, a la que apoyaba. Con el fin de “neutralizar a los defensores de la Teología de la Liberación que militaban en la izquierda”, Sodano impulsó en Chile las obras que realizaban los Legionarios de Cristo y que imponían “el estilo católico de la teología de la prosperidad, la lealtad papal y el capitalismo del mercado libre”.
    A partir de entonces Maciel supo corresponder estos favores: “Puso al padre Raymond Cosgrave, un legionario irlandés, a disposición de Sodano prácticamente como ayuda de campo en la nunciatura de Santiago. En 1989, en el escalafón para ser nombrado secretario de Estado, Sodano tomó clases de inglés en Irlanda en el colegio dela Legión.Fuede vacaciones a una casa de recreo de la Legión en Sorrento”.
     
    ggatusso, 28 Feb 2013

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    tienes razon, este cura debe estar pudriendose en el infierno igual que todos los pederastas en el mundo
     
    ZAYAS, 19 May 2013

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