El viaje de trabajo

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Señores, después de tanto tiempo me reincorporo al foro, y felizmente cargado de historias. Dentro de poco el desenlace del culito de Tati, coming soon otros relatos acerca de la temporada de caza que he tenido en periodo pre-durante-post pandemia.
Ad maiora!

 

Muy buenos relatos cofrade y os invito a leer los míos tbm.

 

Buenas cofrade, en espera de la continuación de su relato.

 

Cofra @General Kenobi continúe con la exploración minera.

 

lei su relato cofrade @General Kenobi , lo disfruté muchisimo!!

 

Buen viaje continua tu relatl

 

Sin más dilación (y sin más dilatación), pedí a Tati de echarse boca abajo. Ella lo hizo sin chistar. Me dirigí hacia la parte inferior de la cama, que se encontraba ya empapada por sus emisiones, e hice flexionar la pierna derecha a mi amiga. Luego acerqué mi rostro hacia su entrepierna, regalándole varios lengüetazos a sus labios vaginales, que estaban preciosos, super hinchados por el uso y la excitación.
- Qué rico amor, no pares - Tatiana me conminaba.
Hubiera querido responderle, pero tenía la boca ocupada en cosas más interesantes.
En esa posición, parte de mi nariz rozaba ese anito, horadado precedentemente por mis dedos. El olor me embriagaba, y me decidí de lamerle la comisura del orto de mi amiga. Ella se comenzó a retorcer, diciéndome "No seas sucio!", pero me aferré a sus nalgotas, separándolas, y enterrando mi lengua en ese delicioso ano.
Estaba descontrolado, tenía que hacer ese culito mío. Cejaron los esfuerzos de mi amiga por liberarse, y ella misma me abrió las nalgas con sus manos para facilitar mi trabajo. Comencé a juguetear con su clítoris, empleando mi mano derecha. Su conchita perdía fluidos, transparentes y espesos, que restaban en mis manos. Parecía que la buenorra de Tati había cambiado de parecer sobre la higiene de mis actos...
Hice una pausa, y me reincorporé.
- Tati, quiero darte por el culito
Ella también se reincorporó, dándome la espalda pero volteando con la cabeza para observarme.
- Te lo estaba por pedir yo misma, quiero experimentar todo contigo! Está bien, pero hazlo despacio!
Acto seguido, Tatiana se puso en cuatro, separando las piernas para facilitar mi ingreso. Me coloqué detrás de ella, polla en ristre para penetrar ese anito. Le coloqué el cabezón en la entrada, y súbito ella colocó la palma de su mano derecha sobre mi abdomen. Parecía que tenía miedo que procediera con violencia. Aproveché los líquidos vaginales de mi amiga para untarlo sobre su anito y embardunar mi fiel herramienta. Como ustedes saben, estos menesteres requieren de mucha lubricación queridos amigos.
- No te preocupes - le dije - voy a hacerlo despacito
E inicié la penetración. Con algo de dificultad ingresó el glande. Apenas estuvo dentro, Tatiana me detiene.
- Déjame unos segundo para respirar - me dijo con la voz esforzada.
- El tiempo que necesites, preciosa
No podía más que comportarme como todo un caballero, con mi querida amiga que me permitía ingresar en sus entrañas de manera tan cariñosa. Sentí cejar la presión sobre mi abdomen.
- Sigue mi amor - me dijo Tatiana, ya con la voz más relajada.
Ni corto ni perezoso, hice ingresar al soldado, hasta que nuevamente lo detuvo Tatiana.
- Déjalo un rato ahí - me suplicó - Ahora me acostumbro.
Ya con la mitad de mi herramienta dentro de mi amiga, pude notar los movimientos de su lindo ano para acomodarse en torno a mi pieza. Toda persona que lee el relato, puede convenir conmigo en la sublime sensación de las contracciones anales en torno al miembro, luego como sentir que se relaja paulatinamente para contraerse nuevamente al mínimo movimiento. Estaba haciendo un esfuerzo sobrehumano para no correrme berreando como un descocido. No podía decepcionar a Tati, luego de lo que estaba haciendo por mí.
- Ya, métela toda, pero despacito
Y continué con la penetración, siendo dirigido amablemente por mi amiga, hasta que sentí cómo mis bolas chocaban con su conchita. Sin que me diga nada, yo mismo me detuve, mientras sentía como sus pliegues se recomponían en torno a mi miembro, y sus paredes anales se contraían y relajaban rítmicamente. Cuando se detuvo el vaivén, le pregunté a Tati si estaba bien.
- Comienza a moverte despacio - me dijo - creo que ya me acostumbré
Y así inicié a bombear lentamente dentro de ella. Ya no sentía la resistencia de antes, ese culito era un pasaje sin escalas al séptimo cielo.
- Quiero que me llenes el culito - me dijo Tatiana, volteando su cara y buscando mi boca.
Nos comenzamos a besar apasionadamente, mientras mi pene entraba y salía del cuerpo de mi amiga. Era riquísimo amigos, pocas veces he disfrutado tanto del sexo anal. Aumenté la velocidad, parecía que Tatiana soportaba bien el castigo. Deslicé una mano para acariciar su conchita, pero mientras la acercaba, sentí como sus jugos colgaban desde su conchita. Estaba haciendo un pequeño charquito en la cama.
- Parece que ya comenzó a gustarte Tati - le dije.
- No me hagas roche y continúa - me dijo gimiendo.
Continué con el mete y saca, esta vez ya de manera salvaje, mientras le daba cariño a su conchita. A cierto punto escucho un "Para! Para!", y siento cómo un chorro a presión sale de la vulva de Tati, mientras me ahorcaba violentamente el pene con el anito.
- No te muevas! No lo saques! - casi gritaba mi amiga mientras se corría - Ay shit! Ay shit! Ay shit!
Ante este espectáculo, no pude contenerme, e inicié a correrme en su colita. Fueron varios los chorros que arrojé dentro de Tati, y cada chorro era festejado por un gemido de ella. Ambos sudados, y aún sin sacarla, me eché lentamente sobre ella. Su respiración era aún agitada, y yo jadeaba también por el esfuerzo. Inicié a besar la espalda de mi amiga, mientras mi pene perdía poco a poco su vigor. Con la erección casi perdida, extraje a mi casado soldado de la cueva del placer de Tatiana.
- Tati, eres maravillosa! - agradecí a mi amiga.
- Siento tu leche caliente dentro mío - me dio por toda respuesta - y me encanta!
- De verdad te ha gustado?
- Al inicio me dolía, pero poco a poco me acostumbré! Y al final me corrí sabiendo que me ibas a dejar todo adentro!
- Ha sido riquísimo preciosa
- Y aún no terminamos. Déjame recuperarme un poco, y luego continuamos
- Me vas a dar de nuevo el culito - le pregunté esperanzado.
- Ya veremos... Depende de cómo te portas. Vamos a ducharnos!
Y Tatiana se reincorporó de un salto, con dirección a la ducha. Ver pasear ese cuerpo desnudo, con sus carnes turgentes que rebotaban a cada paso que daba, me pusieron fierro nuevamente.
- Voy! - le grité reincorporándome también, y dejando volar mi libidinosa imaginación - Tati, aprovechando que entramos a la ducha, quería saber si puedes...

 

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Excelente jugada cofra, ganadazo con el anillo de su amiguita, se agradece.