Apuntes en Vapor: modelo y saunera

I.

Hace muchos años me salió una chamba como redactor en una empresa en San Miguel. Recuerdo que la paga era poca, pero el casino y las apuestas deportivas se habían consolidado cómo otra fuente ingreso. En aquel tiempo nos mandaban a hacer notas junto con el camara y uno que otro asistente. Estábamos en un desfile de bikinis haciendo la chamba para una productora. Básicamente debías escribir sobre lo concurrido del evento, las ganadoras y las promociones que daban. Sin embargo, quedé perplejo con el cuerpo de una. El camara la conocía, le había hecho fotos y en habían coincido en más de oportunidad. Nos acercamos para hacer una que otra pregunta de rigor, todo tranquilo, pero desde hace horas ya le habia imaginado calata en el hotel más cercano a la zona.
El camara se reía porque me veía con cara de huevón. Así vas a conocer varias, eres chibolo todavía, decía. Efectivamente tenía 22, la susodicha en cuestiona ya rozaba los 30.
Pase varios meses en la agencia, pero en las tradicionales cenas en los chifas de la avenida Brasil. Alguno que otro me recordaba a Angie. Diciéndome que me dió un flechazo, pura joda y joda. Quizás para animarme porque romper con mi flaca meses antes. Quizás solo para la joda, la inevitable joda.
Salí de esa chamba. Entre a otra. Fui a estados Unidos a vivir con mi hermana unos meses, regrese, ya había terminado la universidad también. Fui a una entrevista con un tío para su marca de piscos. Los números no eran muy altos pero quería escribir y a veces eso es lo más importante.
Llegamos a un acuerdo. De inmediato me regaló una botella de su marca, la cuál guarde en mi mochila. Pienso en ese día y todo es muy lucido. Hay lugares por los que uno pasa todos los días y nos les presta atención. Era la primera vez que entraba a uno de los saunas de la avenida aviación. Dije, algo nuevo, hay que probar. Me explicaron cómo era la nota y pase a los vestidores. luego directo a las cámaras. Entre el vapor pensaba en buscar a mi ex nuevamente, en la marca del tío, en el libro que estaba escribiendo desde hace poco.
Las salas de descanso no eran tan grandes, veías a borrachos viendo partidos de fútbol, gente hablando de trabajo, política, mujeres. Pero también veías el desfile de las kinesiólogas, de más masajistas. Algunas no dejaban nada a la imaginación. Otras tranquilamente pasaban como la típica seño entrada en carnes en las peluquerías.
Estuve buen rato viendo el material, escuchando conversaciones y precios. Desde los sillones se puede ver el bar, y un poco más cerca el camerino compartido de más chicas. Una luz cenital apunta el vacío, cómo antesala a las escalera y ahí está ella. Ahí está Angie. Trato de estudiarla a lo lejos, es normal equivocarse. Ella se percata de que me quedo mirándola y se acerca. Se muestra amable, me agarra la pieza y empieza a decirme cosas arrechantes al oído. Decido subir con ella, paleteos por aquí y por allá, me mira extrañamente, intenta darme un beso pero la esquivo, que pasa no te gustan ? Me dice. Seguimos en lo nuestro y nos metimos tremenda cachada. Le amaze los senos a mi antojo, le diré duro a ese culo, Vi sus ojos volteados, sus piernas temblando, completamente mojada. Tuvimos química y la kine se recosto en mi pecho. Intercambiamos números y volví a la sala de descanso
Le escribo para preguntarle si quiere ir a comer algo. Demora en responder pero me dice que si. Estamos en un chifa hablando un poco de nosotros hasta que le digo yo una vez estuve como redactor en una empresa y ahí te Vi. Se puso roja y avergonzada. Que iba a pensar de ella. Y le dije : lo mismo que pensé cuando te Vi ese día en Pueblo libre, que rica mujer, no sabes cómo deseaba montarte ese día. Sonrió, me dijo que estaba entre el modelaje y su chamba en el sauna. Conversamos de varias cosas, risas van, risas vienen, quedamos para encontrarnos el fin de semana hacer algo.

(Continuara)

 

Bien, prosiga por favor, saludos.