El secreto familiar 3

Tema en 'Relatos Eróticos Peruanos' iniciado por Master Donn, 3 Oct 2020.

    Master Donn

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    He estado pensando, en estos días, como proseguir con esta situación. Es peligrosa la idea de que mi tía me visite por las noches. ¿Y si alguien se levantaba y nos encontraba?
    No podía hablar con ella por celular porque mi primo lo agarra a constantemente y era peligroso. Y cada vez que nos cruzábamos, había algún familiar cerca. Literalmente lo único que podíamos hacer era mirarnos y tirar, casi silenciosamente, en la oscuridad de la madrugada. Era una situación extraña y, por eso mismo, excitante.

    El día de hoy mi madre salió con mi abuela al supermercado. Mi hermanito quedó durmiendo. Después de 15 minutos de que salieron mi tía entró desnuda a mi habitación. Casi se me cae el celular de la sorpresa.

    -Naty - le dije - ¿que haces aquí?

    -Tu tío salió temprano a trabajar y tu primo está en media noche. Vi que tu que Maria y mi mamá salieron, así que pensé que querías jugar un poco con tu tía. ¿Me equivoqué?

    -Claro que quiero jugar contigo, le respondí, pero ¿y si alguien se despierta y viene? ¿Qué hacemos?

    -Eso no importa - respondió - quiero que me comas.

    Me miraba desde el alféizar de la puerta. Apoyando su desnudez en el umbral. No aguanté más el escrutinio de esa mirada arrecha. Inmediatamente me saqué la verga dura del short.

    -¿no vas a venir a probar tu carne?

    No me respondió. Cayó de rodillas y se acercó lentamente. Movía en un tenue bamboleo sus pequeñas nalgas. Cuando llegó, prácticamente se tiró al piso. Comenzó a lamer mis pies y a subir lentamente. Pasaba su lengua por donde podía. Hasta que engulló mis dos huevos dentro de su boca. Yo estaba sorprendido por su entrega. Era impresionante ver a mi tía, que hace un mes era tan maternal conmigo, arrodillada y chupándome los huevos. Se los comía como si fueran chocolates. No paraba de lamer y engullir. Luego de 5 minutos me miró fijamente a los ojos y se tragó lentamente mi pinga hasta la base. Parecía maullar mientras lo hacía. Era una gatita en celo. Y me busca a mi, a su sobrino, para satisfacer sus deseos.

    Al no poder aguantar más viendo esa situación le amarré lentamente el cabello entre mis dedos y la levanté violentamente de un solo jalón. Ella me observó sorprendida. Luego sonrió. Pude comprobar mi punto. Le gustaba rudo. La giré y sostuve firmemente su cabeza, de los cabellos, hacia atrás. La besé como si fuese el fin del mundo. Con mi lengua recorriendo toda su cavidad y mordiendo los labios inferiores. Sentí que me susurraba que tuviese cuidado con dejarle marcas. Le hice caso omiso. Comencé a morderle el cuerpo poco a poco, procurando que mis dientes dejaran marcas profundas. Dejé chupetones en sus senos y grandes marcas de dientes en sus nalgas. A las cerdas se les marca, le dije. Sentí un estremecimiento de gusto en su cuerpo. Hice que se subiera en cuatro sobre la cama y le metí la pinga directo al ano. Lanzó un grito de dolor que acalló rápidamente al poner su boca sobre la colcha. Luego me miró asustada. Yo tan solo le sonreí. Como si fuese el día más feliz de mi vida. Sonreí.

    Con la sonrisa sostenida en mi rostro, comencé a bombearla. Mi pene escupía tanto líquido preseminal que su ano, después de 10 minutos de bombeo, estaba lubricado. Subí como pude a la cama sin sacarle la pinga y comencé a bombear sin detenerme. Me sustuve de su cuello para no perder el equilibrio. Si mi primo hubiese entrado en este momento, sin duda alguna, su cara hubiese sido un poema. Naty estaba con las rodillas juntas sobre la cama y la cara hundida, levemente volteada hacia la izquierda, en la colcha. Tenía la espalda tan doblada que parecía que se iba a partir. Su culo estaba completamente en pompa. Y sobre ella, con un ritmo endemoniado, estaba yo sonriendo. Con mi verga completa que entraba y salía de su ano. Mientras la ahorcaba. Todo eso junto al cuarto donde dormía mi mamá. Imagínense encontrar a sus madres de esa manera.

    Llevaba 20 minutos seguidos bombeandolr el ano y ella ya no aguantaba más. La colcha ya no cubría sus gemidos. Supuse que se escuchaba en toda la casa. Eran gemidos de dolor y placer que no tenían tregua. Comencé a penetrarla más lento pero con más profundidad. Era hora de acabar con eso. Luego de penetrarla profundamente dos veces, comenzó a correrse a cántaros. Desde lo alto vi como la cabecera de mi cama, bajo ella comenzaba a recibir líquido por todos lados. Era una corrida descomunal la que ella tenía. No se detenía. Sentía los espasmos de su cuerpo bajo mis manos. Sentía que le costaba respirar porque yo no había dejado de ahorcarla en ningún momento. De hecho, había ido aumentando la presión sobre su garganta paulatinamente. Ella jamás se quejó. De vez en cuando sacaba la lengua. Noté el gusto y no me detuve. Me estaba comiendo a mi tía por el culo. ¿Imaginan el gozo que sentía en ese momento?

    Cuando sentí que estaba a punto de correrme, agaché todo lo que pude mi cabeza y levanté un poco la suya con mis manos sobre su garganta. Mordí fuertemente el lóbulo de su oreja mientras le daba una última estocada a su ano y me comenzaba a correr profusamente dentro de su culo. Parecía un perro. No salí de ahí hasta que sentí que la leche se rebalsaba sobre mi verga. Bajé de la cama de un salto y la dejé tumbada. No parecía poder moverse. Era una imagen bestial. Estaba tirada como una muñeca de trapo sobre el colchón de su sobrino. Tenía marcas de mordidas en todo el cuerpo, las nalgas rojas por el choque continuo con mi pelvis y el ano completamente abierto. Su ano escupía el semen como si estuviese vomitando. Se le rebalsaba entre las nalgas. Tuve una idea rápida, encendí mi celular y le tomé un par de fotografías. Lo guardé, me acerqué a ella y le susurré al oído; ve a casa con mi primo, ya debe estar despertando por culpa de tus gritos.

    Ella se levantó como pudo. Su estado era lamentable. Con marcas por todo el cuerpo, saliva escurriendo por su barbilla y lágrimas bajando por sus pómulos. Comenzó a andar lentamente hacia su casa. Parecía escaldada. No podía cerrar las piernas ni caminar bien. Veía gestos de dolor en su cara por el destrozo anal que le había provocado. Vi que de la cómoda de mi mamá elegía un vestido y se lo ponía. Se fue lentamente con las piernas juntas para que la leche no cayera en el piso. Era muy considerada.
    Me tumbé sobre la cama. Sin duda había sido mi mejor regalo de cumpleaños. El día anterior no me había regalado nada pero, después de esto, no podía quejarme.
     
    Master Donn, 3 Oct 2020

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    #1
    lunatacas, Ismy, Genre90 y 3 otros les gusta esto.

    Htl

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    Genial relato cofra, tiene aquí a un admirador. Si pasas esas fotitos serás un heroe.
    Saludos.
     
    Htl, 3 Oct 2020

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    afrae

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    Las fotos cofra y cierras con broche de oro este relato arrechante de inicio a fin.
     
    afrae, 3 Oct 2020

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    #3

    cachaperras

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    buen relato, a tu tía le gusta q la ahorquen....disculpando la expresión que tía para mas perra...provecho con ella cofrade
     
    cachaperras, 4 Oct 2020

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