Siempre que me he dado una vuelta por provincias he percibido que los pobladores ven a los limeños recelosos, yo he nacido, estudiado y trabajado en provincia, pero tambien he vivido y vivo en Lima y eso me permite ver la realidad desde ambas posiciones. Ahora en San Pedro de Putina Punco que es un pueblito enclavado en la ceja de selva de Puno la gente me ha mirado recelosa casi una semana, yo me vine escapando de las navidades y sus huachaferías y terminé enamorado de este pedacito de suelo verde. El mejor café que se pueda imaginar a precios ridículos, que en Lima me venderían y me cobrarían como café gourmet. Un clima delicioso, no hay zancudos (no en mi cuarto ), y si bien no hay kines disponibles sino regresando hasta Sandia (por una carretera no apta para cardiacos) se vive muy bien. Me quedan pocos días aquí y las ganas de volver a la ciudad se contraponen a la paz del campo. ------------------------------------------------------------------------------------------------------ El odio al limeño Por: Rocío Silva Santisteban “Míralos”, me dijo el ingeniero ayacuchano mientras caminábamos por la Plaza de Armas, “vienen con sus camionetas 4x4, su jean, su polo blanco, sus lentes de sol, se sientan en las bancas de la plaza con los brazos sobre el respaldar, creídos, arrogantes, desafiantes, y nos miran como si fueran los conquistadores”. Esa era la descripción que hacía un ayacuchano de un limeño hace más o menos seis años. No de cualquier limeño, sino de aquellos, ya sean turistas o ingenieros mineros u operarios de grandes empresas, que se perciben a sí mismos como los dueños del Perú y que andan por un lado u otro sin ver siquiera con una mirada nítida al otro provinciano que, en múltiples oportunidades, los saluda sin esperar nada. Y, por supuesto, muchas veces ni siquiera recibe un saludo de vuelta. Los limeños o limeñas que se mueven por diversas razones a las tantas ciudades del Perú, y a los que no les importa más que su diferencia sin interesarse en la cultura local, están creando un odio al limeño que se encarama sobre cientos de años de centralismo sedimentado por resentimientos mutuos. El crecimiento económico centralizado en Lima y en las grandes capitales como Arequipa o Trujillo ha producido un consumismo que, por momentos, es vergonzoso y estúpido. Pero sobre todo ha planteado nuevas brechas que separan a los que pueden consumir de los que no pueden ni pensar en hacerlo. Los que no piensan siquiera en eso generalmente son los pobres rurales, de la sierra o zonas como Ucayali o Madre de Dios, que ni por asomo pueden tener acceso a ese consumo, y que muchas veces tampoco les interesa, pues sus vidas están centradas en otras formas de entender el mundo. Por eso, esa mirada que centra el desarrollo en el florecimiento de “malls” en provincias es una mirada básicamente urbana de capas altas. O en el boom de los restaurantes de “concepto” en los cuales una pareja de jóvenes limeños, publicistas por ejemplo, pueden gastar en una sola cena lo que le pagan a su empleada del hogar durante un mes y sin seguro ni horas extras. O en la movilidad de los empresarios que cada año se pasean con el CADE a Cusco o con Perumin a Arequipa, con sus ternos y sus blackberries, copando restaurantes y lounges, pero sin ver siquiera la ansiedad local por esa supuesta posibilidad de progreso. No debe sorprender, entonces, que durante el paro cajamarquino previo al estado de emergencia la reacción de la población local contra la prensa limeña haya sido tan agresiva y confrontacional: se tenía la percepción, creo que verdadera, de que los medios televisivos desde Lima presentaban a unos cajamarquinos rabiosos que seguían los dictámenes de cuatro radicales porque no sabían lo que les convenía. Infantilizados. Reducidos a ovejas. Prestos a ser tutoriados, como toda la vida lo fueron los subalternos en el Perú. Y la misma percepción fue con Puno, con Bagua, con Tambopata, con Espinar. Las brechas entre el sentir de las provincias frente a la arrogancia limeña se ensanchan y profundizan como el Cañón del Colca: dividiendo con un tajo hondo a los de un lado y del otro que, sin embargo, se miran de reojo… y se desprecian mutuamente. Extraido de: El odio al limeño | Columnistas | LaRepublica.pe
Siempre que me he dado una vuelta por provincias he percibido que los pobladores ven a los limeños recelosos, yo he nacido, estudiado y trabajado en provincia, pero tambien he vivido y vivo en Lima y eso me permite ver la realidad desde ambas posiciones. Ahora en San Pedro de Putina Punco que es un pueblito enclavado en la ceja de selva de Puno la gente me ha mirado recelosa casi una semana, yo me vine escapando de las navidades y sus huachaferías y terminé enamorado de este pedacito de suelo verde. El mejor café que se pueda imaginar a precios ridículos, que en Lima me venderían y me cobrarían como café gourmet. Un clima delicioso, no hay zancudos (no en mi cuarto ), y si bien no hay kines disponibles sino regresando hasta Sandia (por una carretera no apta para cardiacos) se vive muy bien. Me quedan pocos días aquí y las ganas de volver a la ciudad se contraponen a la paz del campo. ------------------------------------------------------------------------------------------------------ El odio al limeño Por: Rocío Silva Santisteban “Míralos”, me dijo el ingeniero ayacuchano mientras caminábamos por la Plaza de Armas, “vienen con sus camionetas 4x4, su jean, su polo blanco, sus lentes de sol, se sientan en las bancas de la plaza con los brazos sobre el respaldar, creídos, arrogantes, desafiantes, y nos miran como si fueran los conquistadores”. Esa era la descripción que hacía un ayacuchano de un limeño hace más o menos seis años. No de cualquier limeño, sino de aquellos, ya sean turistas o ingenieros mineros u operarios de grandes empresas, que se perciben a sí mismos como los dueños del Perú y que andan por un lado u otro sin ver siquiera con una mirada nítida al otro provinciano que, en múltiples oportunidades, los saluda sin esperar nada. Y, por supuesto, muchas veces ni siquiera recibe un saludo de vuelta. Los limeños o limeñas que se mueven por diversas razones a las tantas ciudades del Perú, y a los que no les importa más que su diferencia sin interesarse en la cultura local, están creando un odio al limeño que se encarama sobre cientos de años de centralismo sedimentado por resentimientos mutuos. El crecimiento económico centralizado en Lima y en las grandes capitales como Arequipa o Trujillo ha producido un consumismo que, por momentos, es vergonzoso y estúpido. Pero sobre todo ha planteado nuevas brechas que separan a los que pueden consumir de los que no pueden ni pensar en hacerlo. Los que no piensan siquiera en eso generalmente son los pobres rurales, de la sierra o zonas como Ucayali o Madre de Dios, que ni por asomo pueden tener acceso a ese consumo, y que muchas veces tampoco les interesa, pues sus vidas están centradas en otras formas de entender el mundo. Por eso, esa mirada que centra el desarrollo en el florecimiento de “malls” en provincias es una mirada básicamente urbana de capas altas. O en el boom de los restaurantes de “concepto” en los cuales una pareja de jóvenes limeños, publicistas por ejemplo, pueden gastar en una sola cena lo que le pagan a su empleada del hogar durante un mes y sin seguro ni horas extras. O en la movilidad de los empresarios que cada año se pasean con el CADE a Cusco o con Perumin a Arequipa, con sus ternos y sus blackberries, copando restaurantes y lounges, pero sin ver siquiera la ansiedad local por esa supuesta posibilidad de progreso. No debe sorprender, entonces, que durante el paro cajamarquino previo al estado de emergencia la reacción de la población local contra la prensa limeña haya sido tan agresiva y confrontacional: se tenía la percepción, creo que verdadera, de que los medios televisivos desde Lima presentaban a unos cajamarquinos rabiosos que seguían los dictámenes de cuatro radicales porque no sabían lo que les convenía. Infantilizados. Reducidos a ovejas. Prestos a ser tutoriados, como toda la vida lo fueron los subalternos en el Perú. Y la misma percepción fue con Puno, con Bagua, con Tambopata, con Espinar. Las brechas entre el sentir de las provincias frente a la arrogancia limeña se ensanchan y profundizan como el Cañón del Colca: dividiendo con un tajo hondo a los de un lado y del otro que, sin embargo, se miran de reojo… y se desprecian mutuamente. Extraido de: El odio al limeño | Columnistas | LaRepublica.pe
Lima esta poblado mas de provincianos. Poblado por la gente de la Sierra del Sur. Y esto lo dice todo.
Lima esta poblado mas de provincianos. Poblado por la gente de la Sierra del Sur. Y esto lo dice todo.
Interesante,pero la pregunta es existen Limeños natos??? el 99.99999% son limeños con padres provincianos y da risa cuando NIEGAN la procedencia de la familia,el hecho de nacer en un lugar no cambiara tu genes y lazos de amistad menos la de tu familia.
Interesante,pero la pregunta es existen Limeños natos??? el 99.99999% son limeños con padres provincianos y da risa cuando NIEGAN la procedencia de la familia,el hecho de nacer en un lugar no cambiara tu genes y lazos de amistad menos la de tu familia.
creo que no debe existir el odio ni hacia el limeño ni hacia ningun poblador de cualquier parte del peru, todos deberian convivir en paz y armonia
creo que no debe existir el odio ni hacia el limeño ni hacia ningun poblador de cualquier parte del peru, todos deberian convivir en paz y armonia
Jajaja, eso es cierto, también me río en la cara de las personas que me dicen eso, usualmente cuando me preguntan a mí, les digo : nací y vivo en tal distrito pero la verdad no sé donde mela es mi ascendencia, tengo familia que no conozco por el norte y sur, así que no me rompan la cabeza. Alguna vez viaje a Iquitos con un pata que vivió toda su vida ahí y estaba como 03 años en lima, cuando llegamos le pregunto a un mototaxista, en que calle estábamos, jajajaja y para colmo cuando salimos a tomar unos tragos, le pregunto a la mesera el trago típico de la región, caraxo no me aguante y le metí una cachetada por estúpido. Pero las lineas arriba escritas son ciertas, si pasa acá en la capital como será en provincias, por ejemplo alguna vez subí a un ascensor con un grupo de gerentes de una conocida empresa de telecomunicaciones y había chicas de limpieza provincianas, les salude (como siempre hago cuando entro a un habitación) y me miraron con una cara diciendo que estas loco a ellas no se les saluda,, jajajaja pero así somos las mayoría de personas que vivimos en lima, nos falta la humildad. Saludos
Jajaja, eso es cierto, también me río en la cara de las personas que me dicen eso, usualmente cuando me preguntan a mí, les digo : nací y vivo en tal distrito pero la verdad no sé donde mela es mi ascendencia, tengo familia que no conozco por el norte y sur, así que no me rompan la cabeza. Alguna vez viaje a Iquitos con un pata que vivió toda su vida ahí y estaba como 03 años en lima, cuando llegamos le pregunto a un mototaxista, en que calle estábamos, jajajaja y para colmo cuando salimos a tomar unos tragos, le pregunto a la mesera el trago típico de la región, caraxo no me aguante y le metí una cachetada por estúpido. Pero las lineas arriba escritas son ciertas, si pasa acá en la capital como será en provincias, por ejemplo alguna vez subí a un ascensor con un grupo de gerentes de una conocida empresa de telecomunicaciones y había chicas de limpieza provincianas, les salude (como siempre hago cuando entro a un habitación) y me miraron con una cara diciendo que estas loco a ellas no se les saluda,, jajajaja pero así somos las mayoría de personas que vivimos en lima, nos falta la humildad. Saludos
No me chupo de ser provinciana. Bueno actualmente vivo en Lima pero igual me siento provinciana ñañañañañañañaña
No me chupo de ser provinciana. Bueno actualmente vivo en Lima pero igual me siento provinciana ñañañañañañañaña
a mí me hubiera gustado haber nacido por ejemplo en alguna provincia y sentirme orgulloso de algo, en lima por ejemplo de que podríamos sentirnos orgullosos, todo es superficial y banal está lleno de cemento a donde vallas y el aire es venenoso, todavía en provincia la gente conserva inocencia, calidez, amabilidad a los huéspedes a mi me han tratado muy bien no sé si seria porque fui como invitado de un amigo de promoción a su tierra, pero su familia me hizo sentir como en casa se desvivían por atenderme y contarme todo de ahí, se enamoraron dos chicas de provincia de mi, la mesera del restaurant y la prima de mi amigo, las chicas de provincia son mandadas con los limeños pero con los de la zona son hasta incluso diría ariscas, mi amigo me decía ya te las tiraste solo llévalas al campo y dales curso yo ni me imaginaba algo así lo máximo que hacía era pasear con ambas y besarlas tocarlas un poquito más de lo debido pero con respeto, todavía no estaba tan podrido mentalmente como ahora, aparte que viaje resfriado y al siguiente día ya estaba curado, se me quito la alergia totalmente, sentía que podía respirar más sano y limpio, veía las nubes el cielo azul, las estrellas de noche era como estar en otro mundo, para alguien que siempre vivió en lima, al cabo de unos meses sucedió que comencé a extrañar nuevamente la urbe de cemento y eso me hizo regresar de otra forma me hubiera quedado a vivir ahí, creo que algún día cuando sea viejito me iré a vivir a lo ermitaño nuevamente ahí. pero lo que si note es que si mi amigo no me presentaba como colega de promoción, sus demás amigos y paisanos de la zona me veían con cara de desconfianza y algo prejuiciosos, cuando ya se enteraban quien era les cambiaba completamente el rostro, eso me llamo la atención, aparte que cuando hay fiestas celebran los 7 días de la semana, el trago y las cervezas parece que cayeran del cielo a donde vayas te invitan a tomar y rechazar es muy mal visto por ellos es casi como una ofensa.
a mí me hubiera gustado haber nacido por ejemplo en alguna provincia y sentirme orgulloso de algo, en lima por ejemplo de que podríamos sentirnos orgullosos, todo es superficial y banal está lleno de cemento a donde vallas y el aire es venenoso, todavía en provincia la gente conserva inocencia, calidez, amabilidad a los huéspedes a mi me han tratado muy bien no sé si seria porque fui como invitado de un amigo de promoción a su tierra, pero su familia me hizo sentir como en casa se desvivían por atenderme y contarme todo de ahí, se enamoraron dos chicas de provincia de mi, la mesera del restaurant y la prima de mi amigo, las chicas de provincia son mandadas con los limeños pero con los de la zona son hasta incluso diría ariscas, mi amigo me decía ya te las tiraste solo llévalas al campo y dales curso yo ni me imaginaba algo así lo máximo que hacía era pasear con ambas y besarlas tocarlas un poquito más de lo debido pero con respeto, todavía no estaba tan podrido mentalmente como ahora, aparte que viaje resfriado y al siguiente día ya estaba curado, se me quito la alergia totalmente, sentía que podía respirar más sano y limpio, veía las nubes el cielo azul, las estrellas de noche era como estar en otro mundo, para alguien que siempre vivió en lima, al cabo de unos meses sucedió que comencé a extrañar nuevamente la urbe de cemento y eso me hizo regresar de otra forma me hubiera quedado a vivir ahí, creo que algún día cuando sea viejito me iré a vivir a lo ermitaño nuevamente ahí. pero lo que si note es que si mi amigo no me presentaba como colega de promoción, sus demás amigos y paisanos de la zona me veían con cara de desconfianza y algo prejuiciosos, cuando ya se enteraban quien era les cambiaba completamente el rostro, eso me llamo la atención, aparte que cuando hay fiestas celebran los 7 días de la semana, el trago y las cervezas parece que cayeran del cielo a donde vayas te invitan a tomar y rechazar es muy mal visto por ellos es casi como una ofensa.
Pues la verdad es un tema interesante, pero debo recordaros cofrades que la mayoria de los verdaderos limenhos emigramos al extrangero durante los 80-90 por motivos de la guerrilla y en busca de un lugar en el nuevo orden que como ven hoy esta por tomar las riendas a nivel global, a lo que se refieren muchos cofrades es a los nuevos "Limenhos" que no son mas que los hijos o nietos de emigrantes provincianos o los nuevos ricos que como ya ven no son mas que provincianos que por esfuerzo o suerte en algunos negocios hoy ostentan esa posicion, basta con mirar la distrubucion geografica de lima delos anhos 50-70 y veran que eso talves es lo que se llamaria lo ultimo de la Lima verdadera. Por experiencia propia les dire que no he visto mas discrimination que la que los provincianos adinerados tienen pa con los menos afortunados, como limenho de los de antes la verdad no me vendria ni por la cabeza despreciar o humillar a un indigena ya que la que me cuido(natachy) cuando era un crio lo era y tengo gratos recuerdos de ella, pero como dicen el que lo lleva de cuna no lo presume. Solo os dire que nos analicemos a nosotros mismos y veran que todos en algun momento hemos tenido ese caracter arrogante y altanero para con los provincianos o indigenas, solo queda corregirlos y que la acotacion que hiso el cofrade con este tema no quede en saco roto. (Perdonen mi caligrafia pero llevo varios anhos escribiendo y hablando en varias lenguas diferente a la materna que me hago un rebolu)
Pues la verdad es un tema interesante, pero debo recordaros cofrades que la mayoria de los verdaderos limenhos emigramos al extrangero durante los 80-90 por motivos de la guerrilla y en busca de un lugar en el nuevo orden que como ven hoy esta por tomar las riendas a nivel global, a lo que se refieren muchos cofrades es a los nuevos "Limenhos" que no son mas que los hijos o nietos de emigrantes provincianos o los nuevos ricos que como ya ven no son mas que provincianos que por esfuerzo o suerte en algunos negocios hoy ostentan esa posicion, basta con mirar la distrubucion geografica de lima delos anhos 50-70 y veran que eso talves es lo que se llamaria lo ultimo de la Lima verdadera. Por experiencia propia les dire que no he visto mas discrimination que la que los provincianos adinerados tienen pa con los menos afortunados, como limenho de los de antes la verdad no me vendria ni por la cabeza despreciar o humillar a un indigena ya que la que me cuido(natachy) cuando era un crio lo era y tengo gratos recuerdos de ella, pero como dicen el que lo lleva de cuna no lo presume. Solo os dire que nos analicemos a nosotros mismos y veran que todos en algun momento hemos tenido ese caracter arrogante y altanero para con los provincianos o indigenas, solo queda corregirlos y que la acotacion que hiso el cofrade con este tema no quede en saco roto. (Perdonen mi caligrafia pero llevo varios anhos escribiendo y hablando en varias lenguas diferente a la materna que me hago un rebolu)
Cada vez q iba a provincia la primera impresion q notaba hacia el limeño es q son pendejos y son ociosos ,lo senti mas cuando fui a huaraz ,la gente alla es muy humilde y muy inocente de veras
Cada vez q iba a provincia la primera impresion q notaba hacia el limeño es q son pendejos y son ociosos ,lo senti mas cuando fui a huaraz ,la gente alla es muy humilde y muy inocente de veras
Yo como provinciano amo a las limeñas!!! toditas son piernonas y lindas. Sobre los limeños, pues tengo buenos amigos allá. Tal vez una cosa sea el limeño en Lima y otra el limeño en las regiones. Usualmente los que viajan por trabajo a las regiones se les nota un poco el aburrimiento de estar en pueblos pequeños, y a veces no se hacen problemas en hacer notar que se sienten superiores por su formación profesional cuando llegan. En parte es cierto, porque justamente hay una diferencia educativa que impide, por ejemplo, que los presupuestos de las regiones se ejecuten correctamente al no haber profesionales que armen expedientes que permitan su ejecución. Pero, sea que lo hagan de manera inconsciente o no, eso choca. Dicho sea eso no se debería generalizar, hay gente muy amable, en los pueblitos suelen saludar a los foraneos y ayudarlos, en el campo es un poco más difícil, las ciudades tienden a imitar un poco a Lima. No se debería generalizar.
Yo como provinciano amo a las limeñas!!! toditas son piernonas y lindas. Sobre los limeños, pues tengo buenos amigos allá. Tal vez una cosa sea el limeño en Lima y otra el limeño en las regiones. Usualmente los que viajan por trabajo a las regiones se les nota un poco el aburrimiento de estar en pueblos pequeños, y a veces no se hacen problemas en hacer notar que se sienten superiores por su formación profesional cuando llegan. En parte es cierto, porque justamente hay una diferencia educativa que impide, por ejemplo, que los presupuestos de las regiones se ejecuten correctamente al no haber profesionales que armen expedientes que permitan su ejecución. Pero, sea que lo hagan de manera inconsciente o no, eso choca. Dicho sea eso no se debería generalizar, hay gente muy amable, en los pueblitos suelen saludar a los foraneos y ayudarlos, en el campo es un poco más difícil, las ciudades tienden a imitar un poco a Lima. No se debería generalizar.
