El jardinero

Mi nombre es Esteban y soy jardinero, lo he venido siendo durante mucho tiempo, 15 años aproximadamente. Soy un joven provinciano que se vino a Lima en busca de trabajo y, bueno pues, lo único que encontré fue ganarme la vida haciendo arreglos florales y podando céspedes. Felizmente mi trabajo me ha dejado ver muchas cosas interesantes, comencé haciendo pequeños cachuelos en casas de clase media con gente normal que me contrataba para regarles las plantas y cortar el pasto. Como soy un joven de tamaño pequeño no me toman como peligro, al contrario, por mi aspecto es más fácil que entren en confianza conmigo, claro, debo ganarme aquello para que me sigan recomendando y así crecer más en mi trabajo. Siempre he sido un hombre humilde, pícaro pero humilde. No voy a mentir, a veces me ha entrado mucha curiosidad por cómo vive la gente en esas casas grandes y qué harán en sus días cotidianos. Como a veces me dejan solo trabajando, y luego de un tiempo se olvidan de mi, las personas siguen con su vida normal. Me gusta observar mucho, no sé si es algo bueno o malo, pero me gusta mucho hacerlo. De pequeño gustaba de fisgonear a mis primas, tías y a las mujeres en general, a veces tengo miedo de considerarme un enfermo, pero luego observo detalles curiosos y se me pasa. Supongo que será algo normal en todos los hombres, pues, ¿Quién no ha observado a alguna mujer? Admito que me gusta mucho hacerlo, felizmente soy muy sutil con eso y no me he ganado problemas, aunque he estado en situaciones cercanas al peligro. Pero eso hace que sea más excitante. No se lo digan a nadie pero, creo que es muy rico observar las truzas de las mujeres cuando están colgadas en el tendedero, me hace imaginar cómo sería que la dueña las use, siempre tengo esas imágenes en mi mente, espero que sea natural. Bueno, de esas aproximaciones he tenido muchas, en algunos hogares donde me abrían sus puertas y notaba que habitaba alguna mujer bonita, trataba de escabullirme para ver sus prendas íntimas, según aquellas podría darme una idea de lo fogosa que podría ser ella. Nunca me pillaron observando las prendas, menos aún cuando me acercaba y las miraba aún más de cerca, a veces, las rozaba y besaba, siempre dulcemente. Sé que si alguna mujer se entera de esto sentirá mucho asco, pero es mi naturaleza, y así como yo, hay miles de hombres que hacen lo mismo. Tuve la oportunidad de ver muchas prendas, desde hilitos finos hasta calzones grandes y para nada apasionantes. Ahora, esto es algo que me avergüenza contar, pero creo que es necesario que sepan, siempre tengo en mi celular una colección de fotos con truzas de las casas donde puedo entrar, claro, no en todas, solo en las que tengo la oportunidad para hacerlo. Soy un fetichista y lo acepto, Dios, es tan fácil decirlo así esa manera, es aliviador. Bueno, mis experiencias siempre habían sido de tal forma, casi siempre lo mismo, nunca antes tuve sexo con alguna clienta, puesto que a ninguna le atraje físicamente debido a que soy feo, por eso es que la única manera con la que pueda estar más cerca a las chicas más lindas es viendo y sintiendo sus prendas íntimas. No me juzguen, por más que nazca de nuevo no tendré la oportunidad de estar al menos una noche con alguna de esas bellas y delicadas mujeres que veo en las calles o en las casas, es la única manera que tengo para satisfacer mi deseo. No se asusten, en mi interior nunca está la intención de hacerle daño a nadie, tan solo soy un curioso que se apasiona con lo que ve. Es triste mi vida en esa parte, pero no me quejo cuando puedo ver lo que me gusta, me hace sentir bien.

Bueno, siempre había seguido mi vida normal, trabajando, ganándome el dinero necesario yendo de casa en casa para arreglar los jardines, hasta que un día terminé en una lujosa casa en La Planicie. Para aquellos que no conocen, esta zona es una de las más exclusivas del Perú, la crema innata vive allí, y claro, las mujeres más bellas también. Es curioso saber que donde se encuentre más dinero, el estatus de belleza aumenta, aunque las actitudes hacia los demás varía según el grado de importancia y, claro, nivel social. Yo me muero por cada una de esas mujeres que viven allí, pero por mi nivel de jardinero y mi apariencia física estoy resignado a tan solo imaginarme cómo sería tener relaciones con ellas. Pero mi curiosidad es grande, así que siempre puedo darme una ayuda visual. En fin, había quedado un día en que entraría a la casa para arreglar el jardín, osea, todo lo que era regado, corte y estética de las flores. Cuando entré no me imaginaba lo grande que era la casa, el jardín era inmenso y hermoso, lleno de árboles, enredaderas, todo tipo de flores, también habían unos caminos empedrados que llevaban bien a la casa y a otras habitaciones, como la de huéspedes, la cochera, así mismo como a la terraza con chimenea y parrilla al lado y, lo más sorprendente de todo, una gran casa del árbol. Boquiabierto, me sentí celoso del lugar, me pregunté cómo es que había hecho el dueño para construir tremendo monumento, me sentí como si hubiera descubierto un nuevo mundo, tan maravilloso, pero tan distante de mi a la vez. Aquello me puso un poco triste. Entrando de una vez a la casa, y siendo guiado por la empleada del hogar, o mayordoma, no tuve otro remedio que caminar con la cabeza medio baja, no soportaba tremendo lujo que me rodeaba, a pesar de mi asombro, me sentía fuera de lugar, extraño; cada paso que adentraba hacia la mansión me alejaba más del recuerdo de la cautividad de mi modesto hogar. En un momento pensé en que sería mejor irme de aquel lugar para regresar a la normalidad de mi humildad. Pero aquella molestia se esfumó ni bien apareció la esposa del dueño de la casa, o la hija, o hermana, no lo sé, tal vez era solo la única dueña de la propiedad, al cabo del rato la relación de aquella mujer con la pertenencia del lugar me fue indiferente, puesto que su belleza me impresionó más que todo aquello que había visto hasta ahora. Si estás leyendo esto presta mucha atención, porque esta parte, creo yo, es la que más me gusta, bueno, es una de las que más me gustan. Corrió la mampara principal, o lo que vendría a ser la puerta, era de vidrio y tenía visión total de lo que sería el exterior, no la vi hasta que apareció de un costado y la abrió completamente. Ella era una mujer sumamente esbelta, en sus años veinte, rubia y blanca natural, alta de estatura y clase, mucho más alta que yo, evidentemente, aún si estuviera sin esos tacos carísimos y elegantes. Plasmé mis ojos en su mirada y no evité notar unos verdes que eran demasiado evidentes. Su rostro parecía de un ángel malvado, es decir, veía esa extraña combinación entre ternura y picardía a la vez, era algo que nunca había visto directamente. Era sencillamente la mujer más perfecta que había visto. Su vestir era mucho mejor, al parecer se había madrugado de una fiesta, ya que aún tenía un vestido negro muy suave que resaltaban sus piernas. No dije más, aunque me habló casi en todo de orden militar, dije que sí a cada uno de sus deseos, me llevó hacia los lugares donde trabajaría y me ordenó lo que debía hacer. Manos a la obra.

En la primera parte del trabajo yo me aburrí mucho, me concentré más en lo que tenía que hacer, para comenzar, tenía que podar todo el césped y hacer algunos arreglos con las plantas, eso me tomó un buen tiempo. Pero mientras hacía mi labor en mi mente no dejaba de pensar en la dueña, me habían entrado esos pensamientos de picardía. ¡Quería observar más! Poco a poco pensé a recordar los detalles del cuerpo de la mujer, comencé por sus piernas descubiertas y esa falda pequeña, me pregunté que tendría allí adentro. Yo siempre he preferido saber que cualquier mujer viste una truza en vez de nada, me parece más misterioso y excitante. Me preguntaba cada vez que tipo de ropa interior usaría. Cuando ya había pasado un tiempo moderado y estaba más acostumbrado a los lugares, comencé a realizar una búsqueda in situ del lugar donde estaría el tenderero con la ropa limpia. A modo de trabajo, comencé a moverme tranquilamente un búsqueda de mi obsesión, en caso de que me pregunten qué hacía, sencillamente respondería que estaba viendo el jardín y pensando que haría como jardinero. Voila, luego de una búsqueda no tan exhaustiva lo encontré, estaba en un pequeño pasadizo donde se ubicaba un caño y la lavadora, felizmente estaba cerca del follaje, por lo que podía trabajar y ver al mismo tiempo, tal vez escabullirme un momento para sentir aquella delicia. Entonces sin dudar me establecí allí, dispuesto a dar un salto de fe y seguir con mi juego. Me apresuré a regresar al otro lado de la casa para traer mis herramientas pero a medio camino noté algo que bajó mis esperanzas, era la bendita empleada que salió a recoger la ropa y meterla dentro de la casa. Maldita sea, me dije, me acabó de joder todo, pensé que eso iba a ser todo y que de a partir de allí mi trabajo iba a ser uno más de los tediosos oficios de siempre. La maldije tanto como pude en mi mente, aparentando darle una cálida sonrisa mientras nuestras miradas se cruzaron. Carajo. Otra vez me resigné a hacer mi labor callado, como es lo habitual. Seguí así durante 50 largos minutos, tiempo suficiente como para ver la estructura de la casa y ubicar puntos estratégicos. Noté que la cocina donde estaba la empleada se separaba de los cuartos y de la sala, eso era algo bueno ya que ella se mantendría alejada y ocupada mientras yo buscaba algo que sabía que no iba a encontrar. El dónde habría dejado la ropa ella fue un misterio en ese momento, no encontraba alguna cesta o pila de ropa donde estuvieran finas prenditas que cubrieran lo que más imaginaba. Maldije otra vez en mi cabeza.

Esos 50 minutos habían pasado muy lentos y aún había mucho por hacer, en algún momento pensé que me quedaría hasta el anochecer, o quizá eso era lo que quería, mientras más tiempo, mayores posibilidades de ver algo que me interese. Reorganizaba varias veces mis pensamientos estableciendo estrategias para tener algo de suerte hasta que escuché el cerrar de una puerta en el segundo piso, habrá sido ella, me pregunté, ojalá que sí. Y sí era cierto, lo que vi luego fueron unos pies descalzos que bajaban unas escaleras en forma de caracol, en parte una llama en mi se encendió, pero la otra fue el miedo, escondí mi mirada y mi cuerpo hacia un lado de la pared para que no se diera cuenta de que la observaba. Conté unos segundos y tímidamente asomé la cabeza, tan solo para verla de espaldas estirándose con los brazos abiertos, seguidamente oí su bostezo. No paraba de observar tal silueta, me embriagaban y seducían sus curvas, ese vestidito sin duda me ayudaba mucho con la imaginación. Oculté mi cabeza otra vez cuando me percaté del mínimo movimiento de voltear hacia mi posición y conté unos segundos más para volverla a sacar, esta vez vi que movía un mueble sin respaldar hacia un espacio libre y se sentó, luego de otro bostezo se echó allí. Yo aún seguía con la misma cara de curioso. ¿Es que se habría olvidado que yo estaba trabajando allí? Da igual la respuesta, ella se durmió un rato. Era impresionante ver a tal belleza descansar plácidamente de modo tan indefenso en su hogar. No evité pensar en todos los movimientos que mis impulsos me incitaban a hacer. ¿Me podría acercar? Al menos un pequeño espacio para verla mejor. Pero lo que quería ver eran sus piernas y entrepierna, ver que traía debajo de la falda, era un movimiento muy arriesgado en sí, cualquier fallo significaría mi expulsión más humillante. No, no puedo hacerlo. Es muy arriesgado. ¿Y si la empleada viene y me ve acercándome a ella? Dios santo, todas las posibilidades. ¿En realidad estaba a punto de jugarme el cuello tan solo por saciar mi curiosidad? Maldita sea. Sudaba en frío. 2, 3, 4, 10 minutos sin moverse y sin ningún rastro de la empleada. Aún así me escabullera sería sospechoso que no esté avanzando como debería en el jardín. Era cuestión de tiempo, tenía que hacer algo, pero el riesgo era extremadamente alto. Sentía mi corazón palpitar a mil mientras la adrenalina se segregaba cada vez más entre mis venas. A los 13 minutos aproximadamente mandé al diablo mis temores, decidí acercarme en extremo cuidado, sin hacer el mínimo ruido, sino estaría perdido. Sentía que jugaba con la vida y la muerte. Entreabrí la mampara de la forma más delicada posible, solo hasta el punto en el que pueda entrar y salir adecuadamente, luego puse el primer pie en el suelo. Ese movimiento activó más mi sistema nervioso, hasta tal punto de sudar del nerviosismo. ¿En realidad estaba haciendo lo que estaba haciendo? Por Dios que había llegado bien lejos, pero pensé que ya no había vuelta atrás, era avanzar o morir, así lo sentía todo eso. Por todos los santos que ni siquiera me sentía excitado, estaba aterrado hasta la médula. Pero no había forma de parar, tenía que ver. Cerré los ojos y me encomendé a todos los santos, seguí avanzando con el mismo sigilo extremo desde el comienzo. ¿Qué diablos pasa que no se despierta? Su respiración se hacía más evidente con cada avance que daba, eran esos suspiros largos y profundos, como si alguien estuviera bien dormido. ¡Quizá eso era! Si estaba vestida en falda hasta la mañana, era porque se había desvelado y necesitaba dormir. Mi deseo de suerte se hacía más grande, quizá tenía razón, en todo caso, estaría profundamente dormida y no sentiría casi nada. Está bien, solo una pequeña mirada y nada más, me voy tan rápido como entré. Daba pasos un poco más acelerados y tranquilos conforme me acercaba. Llegué hasta que le vi la cabeza, el pelo le cubría el rostro, Dios, qué bella. Seguí con mi camino mientras miraba su cuerpo tan privado de movimiento, vi sus suaves piernas, pero estas estaban cruzadas y no tenía forma de ver alguna prenda íntima, no estaba dispuesto a tocarla y agravar más mi delicada situación. La rodeé mirándola muy bien, hasta que oí unos sonidos al fondo. ¡! La empleada, debe estar viniendo. Me apresuré tan rápido como pude hacia afuera y cuando salí escuché que ella entró hacia donde dormía y que mi deseada despertó. Qué cerca estuve. Luego oí que ambas salían, quizá se iba a dormir a otra parte.

Mi juego había comenzado, así que las seguí con mi oído y tenía la esperanza que la empleada se vaya a hacer sus cosas y que nos dejara en paz. Efectivamente ella se fue a su lugar de trabajo, pero no pude oír a dónde se dirigía la otra puesto a que estaba descalza, decidido entonces a rodear la casa, trataba de mirar a través de las ventanas alguna señal de su presencia. Iba inspeccionando el lugar haciéndome pasar con que miraba las plantas que iba a arreglar, claro, las ventanas las miraba con discreción, lo que menos quería era alarmarla. Luego de una búsqueda luego, escuché un portazo, quizá era la señal que buscaba, seguro era ella que ya había encontrado un lugar donde descansar. Me acerqué hacia el origen del sonido y muy despacio asomé una porción de mi cara: Mi sorpresa sería grande ahora, muy grande. No solo la encontré a ella caminando dándome la espalda, sino que vi una pila de ropa en una silla la costado de la cama, allí estaban sus prenditas. Pero en aquel momento eso fue lo último que me interesaba, ahora quería saber que haría ella luego. ¿Se quitaría la ropa? ¿Se dormiría así? El show me aumentaba las ansias, era yo y ella. La mujer más bella del mundo siendo espiada por un hombre que no podría jamás en la vida salir con ella. Pero no me sentía nada mal, tan solo esperé a ver todo el espectáculo en mi escondite casi perfecto.

El final viene con gran pasión en mis palabras, lo que vi fue lo más hermoso y excitante que había observado en mi vida entera. Cuando ella se decidía a dormir, primero se miraba en el espejo, arreglándose o tan solo viendo lo bella que era. Seguro que pensaba que estaba sola en el cuarto, porque cada movimiento que hacía lo hacía con descuido, por ejemplo, caminaba bruscamente y cuando giraba, el vestido le daba vuelta enseñándome a mí, unas piernas excitantes y arriba, al fin, unas nalgas redondas y blancas. La truza tengo que contarlo con un ánimo muy especial. Observé una fininita línea negra que separaba las suculentas carnosidades de los glúteos, entendí entonces que usaba ella una sensual y muy erótica tanga negra con bordes detallados y una tela traslúcida que nacía entre el hilo y seguía hasta las finas tiras que rodeaban la cadera. Que rico. Hasta ahora solo había visto la parte trasera de su cuerpo, ahora quería saber cómo era la parte delantera, ¿Sería traslúcida también? Esperaba observar al menos una pequeña franja de pelitos que me matasen de una vez por todas. La exquisitez de su cuerpo no cesaba, y ella se movía en distintas posiciones hasta que se subió a la cama, como gateando, mostrándome a la perfección ese bello trasero con el hilito que se encontraba en la mitad, pero ahora veía un pequeño bulto entre sus piernas. Claramente entendí que aquel bulto era su vagina que, quizá estaba dilatada. Más pude observar y saborear cuando cayó completamente a la cama con las piernas abiertas, clamando libertad. Mostrándome la parte mas delicada de su ser yo me caí rendido, mentalmente, a sus pies, en cuerpo, alma y espíritu. Nunca había visto tanta belleza en un ser tan hermoso físicamente. El show no había terminado allí porque luego ella se levantó la falta y se la sacó completamente, todo echada. Estaba sin brassier, solo con esa tanga. Sus piernas se movían sobando la cama y sus pies rozaban las sábanas, su cadera se movía de un lado para otro, como si se moviese para mostrarme más. Con su mano tomó el hilo entre sus glúteos y se lo levantó para evitar la evidente molestia de sentir algo allí. Lo vi todo. Vi ese pequeño hoyo, que luego desapareció al ser cubierto por el hilo otra vez. Una vez más hizo lo mismo, pero para sacárselo con mayor distancia, a fin de sentirme más cómoda. Tomé una foto con mi celular, justo en ese momento, en el que con sus dedos jalaban el hilo y, sus piernas, separadas, se mostraban perfectamente para mi. Aún tendida en la cama, cogió una sábana y a penas se cubrió parte del cuerpo, tapó una parte de su espalda y cadera, mostrándome medio trasero, tomé otra foto. Quedándose a gusto, creo, descanso un par de minutos y yo aproveché para tomar todas las fotos que pude. Supe que vestir esa prenda pequeña sería molesta cuando encorvó su espalda hacia arriba y con ambas manos se bajó la tanga hasta las rodillas, para luego subir una pierna y sacar el pie de la abertura por donde se entra inicialmente, el mismo proceso pasó con el siguiente lado. Entonces, de repente, allí yo la tenía completamente desnuda, durmiendo y con las piernas abiertas. La tanga la tuvo en la mano derecha y luego esta salió volando por aire, cerca de la ventana donde yo miraba. Cayó al suelo. Observé muy detalladamente su sexo, un sexo muy exquisito, los labios estaban dilatados y vi esa delicia de raya, por donde entra el pene para jugar. Con una mano en mi miembro y la otra en el celular, me masturbé y tomé fotos al mismo tiempo. Soñaba en meter mi pene en su depilada vagina, besándola por el cuello y sobando sus cabellos. Era una diosa entera para mi y me había dado el regalo más hermoso. Me masturbé hasta eyacular, lo cual fue muy rápido, me sequé con una hoja que arranqué y la enterré en la tierra. Ya tenía todo lo que quería, ahora solo quería quedarme allí para siempre, aunque sabía que tarde o temprano tenía que salir. Quería otro recuerdo y vi su tanga tirada cerca de mi, esta vez, con todo mi esfuerzo, me abalancé sobre la ventana y pude coger esa dulce prenda. Oh Dios cómo olía, cuántos besos le di pensando en su vagina, con cada lamida que daba pensaba en que lo hacía dentro de ella, movimientos de arriba para abajo, circulares, dibujé toda la prenda con mis besos. Tenía que quedármela, sin dudar la metí dentro de mi pantalón, cerca de mi sexo, donde quería que ella esté, esa telíta rozaba mi piel y no pude contener mi excitación mirando al mismo tiempo el cuerpo y la sexualidad de aquella belleza. Tomé una ultima foto y le mandé un beso volado a aquel sexo tan perfecto. Salí cuando oí que la empleada abría la puerta, para luego entrar al cuarto y cerrar la cortina.

Aquel fue el día más hermoso de mi vida. Aún tengo las fotos que las guardo para mi solamente y esa prendita está escondida en un lugar muy especial, la cual veo y beso cada vez que la recuerdo. Es penoso que quizá ya no la vuelva a ver otra vez, pero aún así tengo un recuerdo y pruebas muy claras. El único delito por el que pudieran culparme, quizá, es el del robo de un calzón.

Fin.

 

Algo diferente y emocionante a la vez.. Buena historia, si hay continuación estaré atento.

 

puta que triste relato csm lo lei las primeras lineas de ahi safe.

 

Si bien es un relato muy distinto a los demás que se presentan en esta zona, pues no incluye sexo, no esta bien realizar comentarios ofensivos y/o despectivos respecto al aporte de este cofrade. Aunque quizás no fue la intención y estoy exagerando. En fin, a mi me pareció un buen relato en líneas generales. Si bien tiene sus partes tristes, y hasta quizás innecesarias, es parte de la descriptiva que hace el cofra de lo que observo. Es su estilo, y en cierto modo es mejor que saltarse de frente al sexo y/o las partes mas arrechantes. Así genera expectativa. Finalmente, quiero decir que entiendo perfectamente el comportamiento del cofra frente a las prendas femeninas y a la chica del relato. Cada uno de nosotros tiene alguna manía o fetiche, y al poder cumplirla o experimentarla nos genera una excitación incluso a veces mayor que el sexo. Algunas de estas podrán ser consideradas raras, desagradables y hasta enfermizas por otras personas, pero para eso esta este foro: para compartir nuestras experiencias, nuestros mas bajos instintos y hablar sobre temas tan tabú para la sociedad como lo es el sexo.

Saludos!

 

Muy original y sensual cofrade,

 

No es ninguna comentario ofensivo , es mi punto de vista y si tu susceptibilidad es tan sensible no es mi problema este foro esta para poder expresar y relatar lo que ha uno le guste y que ha su vez no tenga como objetivo la censura entre usuarios.

 

Se ve que no lees mucho estimado, es una narración donde el protagonista dice ser un jardinero, personalmente no creo que lo sea.
Coincido que es diferente a lo que estamos acostumbrados, muy bueno por cierto.

Espero la continuación.

Saludos

 

El primer relato que pude terminar de leer.
Referente a lo que mencionan algunos usuarios comentarios arriba: La sección se llama "Relatos Eróticos", no" Relatos Pornográficos" o "Relatos Coitales". A mí me queda claro, es un relato erótico; pueden buscar la definición en un diccionario o en Wikipedia.
Y yo, al igual que el cofra que dejó su comentario arribita de mí, no creo que el narrador sea un jardinero.
Sigue escribiendo.

 

Esteban: te lo has pensado todo, en mi cabezita ese nombre ya de por si es sensual, tengo un fenotipo que no coincide con tu descripcion de ese Jardinero, puro condicionamiento adolescente, es en efecto chato, solo que tiene los ojos miel, es trigueño tirando para blanco, su cabello es castaño claro, ondeado, largo y tiene un andar insolente "o me comes tu o me comera otra, decide ahora, decide ya!".

Tu relato es sin duda Erotico, sensual, me encanto el paseo por la casa, el miedo paralizador, el olor de las flores y la tierra, tus manos. El piso tibio por los rezagos de calor del Sol, riquisimo en su Descripcion, los detalles. Transportas, es toda una escena.

Claro esta, quien tenga muy poco gusto por la Literatura en general, no va lograr apreciar en su totalidad el Texto, logico lo va a dejar a medias, le va a parecer aburrido. Esto no es malo ni bueno, son diferentes aproximaciones y sensaciones que se recogen de una misma historia.

Desde luego aqui hay libertad, (eso siempre) para decir si algo no te gusto, estas en el derecho de contarlo ¿y si le das otra oportunidad y lo intentas de Nuevo?.

Entonces Jardinero ¿que otras historias nos vas a contar? ^.^

 

Muchas gracias Vidiapol, de hecho, esta es la primera vez que le respondo a alguien del foro. De paso darle las gracias a todos los que también gustaron de mi relato.

Me gustaría saber qué aspectos mejorar con respecto a mi redacción para escribir relatos más ricos.

Actualmente me encuentro escribiendo otro, pero este es un poco más grande y me toma mayor tiempo para pensar en situaciones excitantes. Muchos saludos.

 

Interesante relato, a mi tambien me gustaria algun dia entrar a una mansion en la planicie pero no como servidumbre quiero entrar como la esposa al menos jajajja

 

Me encantó la narrativa, muy buena descripcion de locación y personajes, ademas d elos momentos emocionantes en la historia.........Solo falta que cuelgue algunas de las fotitos que dice usted le tomó a la fémina.........Saludos.

 

Buen relato, aunque pense que al final el jardinero tendriá suerte y le regaria la chacra a la femina no fue asi, pero ese fue el motivo de no dejar de leerlo. Thanks

 

a este relato le faltan las fotos xD

 

Erotismo a flor de piel... buen relato!

 

Como comentó un cofra un relato diferente pero bueno sls al autor

 

Sería increíble, no?

Cómo exáctamente te gustaría que el relato siga en torno a ti? Juega con tu imaginación e ilumínanos jaja

Gracias por el aporte en serio! Me gusta darle esos toques tristes jaja Saludos

Jaja actualmente tengo en mente un proyecto que relaciona fotografías eróticas hechas por mi junto con relatos. Espero poder hacerlo conforme a la disponibilidad

Me gusta jugar mucho con la imaginación, es algo que he venido desarrollando desde que era menor, por no decir niño jaja. Actualmente soy jóven, no paso los 25. Y sí, me gusta leer y escribir, en especial los temas que te den un sabor agridulce. Generalmente me gustan mucho las diferencias socioculturales que hay en nuestras sociedad. Es allí por donde yo quiero dar en el clavo. También me gusta jugar con el deseo platónico de un ser hacia otro, es decir, lo imposible, pero rozando con generocidades placenteras

Muchas gracias! El jardinero seguirá pensando en aquella mujer, quizá le toquen algunas buenas experiencias a futuro con ella misma o con otras mujeres iguales de bellas e inalcanzables

 

Buen relato, interesante y bien redactado. Tan bien escrito que no parece que el autor sea un jardinero... sino alguien mucho más culto

 

Un relato distinto a lo q se lee x lo general en este tema donde todas las flacas se entregan al primer roce o ante la primera insinuación... Vale!!!