El Encuentro - Parte 1

Tema en 'Relatos Eróticos Peruanos' iniciado por spadina72, 24 Ago 2021.

    spadina72

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    El re-encuentro
    Habían transcurrido varias semanas sin poder saber de ti. Lo cierto es que haber decidido recibir nuevos clientes tuvo ciertos efectos en la relación que empezaba a formarse. Quizá haberte encontrado aquella noche en el chat fue lo mejor que me pudo haber pasado. Cada conversación llena de deseo y cada encuentro lleno de pasión aunque sólo fuera virtual.
    Y a medida que pasaban los días era más evidente que deseaba poder conectarme y encontrarte. Para complicar las cosas, acepté un trabajo que me sacó fuera de la ciudad, en dónde no había nada. Lo único que me consolaba es que estaría libre después de las 6.
    Entonces luego de unas seis semanas de apenas si saber de ti, me pude conectar finalmente y tener tiempo disponible para poder retomar lo comenzado. No obstante, aunque me conecté temprano no te vi. Te dejé varios mensajitos ansiones en off. Esperé en vano aquella primera noche, hasta que el sueño me venció.
    Transcurrieron dos días más hasta que por fin nos vimos en lugar previamente acordado: El parque de la facultad de arquitectura. Había imaginado mucho aquel momento y parecía que por fin se iba hacer realidad. Estaba muy nervioso e intranquilo. No sabía que te iba a decir primero. Nos saludamos y besamos. Fue casi mágico encontrarnos después de tanto tiempo de haber conversado en la red. Nos dirigimos a tu casa, a tu habitación, sede de innumerables encuentros virtuales. Casi sin mucho preámbulo empezamos a desearnos y desvestirnos. El apreciar aquellos senos tan imponentes (no tanto según tu) pero tan deseables a la vista de mis ojos. Comencé a comérmelos como si fuera lo último que pudiera hacer. Acercaba mi boca a la cámara para pudiéramos sentirnos más. Casi podía decirse que sentía el calor y tersura de tus senos era casi indescriptible el placer que podía sentir. Mi lengua se movía y recorría tu aureola y tus pezones, que no tardaron en endurecerse. Mis labios besaban esos senos una y otra vez con la misma intensidad que la primera vez. No sabía porqué, pero tus senos me tenían loco. Casi obsesionado diría yo. Pero mientras mis labios estaban ocupados con tus senos, mis manos no cesaban de acariciar tus caderas desnudas y nalgas prominentes. Tú estabas sentada al borde de la cama, yo arrodillado entre tus piernas también descubiertas, que mis manos tampoco dejaban de tocar con el mayor deseo. Pero mientras mis labios ocupados con tus senos y mis manos con tus piernas. Mis dedos deseaban darte placer y es así que empezaron a dirigirse a tu entrepierna. Tu monte de Venus discretamente cubierto de vellos, sucumbía a los avances de mis dedos. Tus labios mayores que trataban en vano de proteger la entrada a tu gruta también se rendían ante las caricias de mis dedos. Un poco más arriba, como mudo espectador, estaba tu clítoris que reclamaba la presencia de mis dedos. Los gemidos que emitía tu garganta no eran pocos y cada vez más intensos. En apenas unos pocos segundos, mis dedos alcanzaron tu clítoris que se unió gustoso a la fiesta.
    Pero como cada vez me ponía más cachondo con todo lo que estaba sucediendo, dejé tus senos y pedí que te recostaras sobre la cama y aún con las piernas separadas acerqué mis labios a los tuyos y les dí un beso intenso. Luego me agaché y me empecé a comer tu conchita como si fuera la primera vez. No había olvidado su sabor. Pasaba mi lengua por cada rincón de tu conchita y lo hacía intensamente. No dejé de hurgar por cada rincón de tu entrepierna. Tu clítoris era toda una excitación. Y tu vagina palpitaba inquieta por las travesuras de mi lengua. Sencillamente no me cansaba de tener mi lengua moviéndose de aquí para allá en tu entrepierna. Era una delicia. Todo un placer. Casi indescriptible. No sabes cuanto había extrañado y añorado este momento. Estar en tu entrepierna saboreándote y bebiéndome todo de ti. Todo un placer. Pedí luego que te recostaras sobre la cama y que levantaras tu pierna derecha. Había una vista magnífica, insinuante, imposible de rechazar. No tardé mucho en volver a juntar mis labios con los tuyos. A todo esto, casi estaba extasiado también por los gemidos y palabras que me decías: "Sigue amorcito, sigue"; "Por favor no te detengas", "Llévame al éxtasis". "Cómeme toda".
    Cada una de tus palabras y frases me motivaba y motivaba cada vez más. Empecé a mordisquear tus nalgas que hasta ahora parecían ajenas a la fiesta. Pero no tardaron en hacerse presentes. Tus gemidos ante cada una de mis mordidas no hacían más que deleitar mis oídos y estimular mis deseos. A estas alturas, mi verga, que se había mantenido casi al margen, no paraba de chorrear. Ahora tú me pediste que me recostara sobre la cama y que separara las piernas. Te agachaste y empezase por tomarte cada una de las gotas, que a estas alturas emanaban profusamente, chorreantes. La cara de placer que podía divisar era única. Podía notar que también me habías extrañado. Cada una de tus caricias linguales era todo un placer. Y, por seguro, un momento como éste lo habías deseado con mucha antelación. Lo cierto que me encontraba recostado sobre la cama de una mujer que me estaba dando el mayor placer que hasta ahora había tenido. Luego algunos minutos casi mágicos, te subiste sobre la cama también. Hicimos un 69 magnífico. El placer de comernos nuestros sexos al mismo tiempo casi no merecía descripción. Yo estaba disfrutando como hacía no mucho, del sabor de tu conchita, tan jugosa y provocadora. Y podría asegura que tú estabas disfrutando casi igual o más que yo. No obstante, todo esto me estaba excitando sobremanera. Y sumando al hecho que habían pasado varios días sin hacer nada, el tiempo que restaba para eyacular no era mucho. Los besos y tuyos y las succionadas de tus labios a mis huevos me hacían sentir un placer difícil de describir. Cada vez que te dedicabas a mis huevos sentía que se me ponía más dura y me chorreaba más y más. De eso te diste cuenta, y dedicabas profusos besos a mis testículos que hacía rato formaban parte de la fiesta. Tu mientras tanto habías tenido varios orgasmos, porque de rato en rato se mojaba tu conchita profusamente. Yo no estaba ajeno a todo estoy y te dije que no iba a aguantar más y que me esperaba correr en cualquier momento. Parecía que eso era lo que esperabas oír y, en cierta manera, te esmeraste en darme placer. Mi pene empezó a ensancharse y comencé a sentir que el semen iba subiendo. La sensación de estar llegando al punto sin retorno no estaba lejos, apenas unos segundos la separaban de su final. En el ínterin, tus labios no cesaban de darme placer y no lo dejabas salir de tu boca a la espera de un momento que habías deseado hacía mucho. Un gemido intenso mío te hizo saber que el momento había llegado. Cerraste tus labios alrededor de mi pene. Empezaste a sentir en tu interior como salían los borbotones de semen. Sentí como succionabas y evitabas que se cayera nada. Sentí que saboreabas mi pene con enorme placer. Cuando terminaron los espasmos, seguiste chupando mi pene y lo dejaste limpio y sin restos de semen. Y aunque no estaba plenamente erecto. Podía decirse que no había perdido del todo su dureza. No obstante, no estaba en condiciones de continuar. Te dije para ir a bañarnos para refrescarnos un poco y de paso recuperar un poco de energías. Muchas veces te había imaginado bañándote luego haber hecho el amor conmigo virtualmente. Te imaginaba yendo desnuda, chorreante, mojada y extasiada luego de estar conmigo. Casi podía adivinar el movimiento de tus nalgas. Ahora no estabas sola. Yo había sido testigo y autor de todo eso y te iba acompañar en las mismas condiciones. Lo que no sabía era lo que haríamos en la ducha después.…....
    Continuará....
     
    spadina72, 24 Ago 2021

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