Encuentro casual

Hola, quisiera extender mi saludo a cada uno de los usuarios, y compartir mi pequeña experiencia que tuve con una menuda chiquita. Trataré de resumir esa anécdota. Es mi primer post, y espero que sea de su agrado.

A la chica en cuestión la llamaremos Lorena. La conocí en la Academia. A primera vista me gustó porque era de esas chicas que tiene ese que, que no sé que. Era delgadita, bajita y carita curiosa. Yo todavía era un adolescente de 16 y ella de 18.

Después de largos años de amistad que se mantuvo a pesar de todo, decidimos citarnos después de casi mas de 10 años.

Debo indicar que terminada la pre, entré a la universidad. Seguí mi vida, hablaba con ella por el antiguo Messenger. Pero nunca pasó nada hasta aquel entonces.

Ya en Facebook, nos escribíamos y comentábamos nuestros post. Hasta que cierta noche, la conversación se puso picante. Y me dije: vamos a ver hasta donde llegamos. Total, me había atraído bastante. Y así, decidimos citarnos para antes de fin de año. Y felizmente, nuestras agendas coincidieron.

Nos reencontramos en Centro Civico. Estaba bien linda a pesar de no haberla visto hace tantos años. Es más, seguía igualita. Después de juguetear, decidimos visitar un bonito parque, El Olivar. Ahí conversamos, nos pusimos al día de todo lo que habíamos hecho en ese largo tiempo de ausencia. Ya oscureciendo, decidimos caminar y de tanto jalones, quedamos pegados cara a cara. Sonreí y lo pasé por alto.

Nuevamente lo mismo, y me dije: veamos que pasa. Pues la besé y vaya que se estremeció. Hoy es mi noche, me dije.

Le sugerí ir a un lugar más privado. No sé si la captó pero me dijo que sí. En el camino íbamos agarrando como novios. En una parte oscura acaricié sus pequeños pechos y sus carnosas nalgas. Ella no decía nada.
En el bus nos controlamos y volvimos a la misma conversa de antes.

Al llegar al paradero, caminamos un poco. Visualicé un buen lugar, y dije: aquí es el point. Pagué, y con las llaves en mano, al cuarto.

Al entrar, la vi sorprendida. Me recosté pero ella se quedó fría. Ingresó al baño y demoró. Por dentro pensaba que se estaba arrepintiendo. Al salir, comenzó a cuestionarme si eso era lo que tenía en mente. Solo atiné a decirle que no pasaría nada que ella no quisiera.

Y así, nos fuimos besando otra vez, con caricias prohibidas de mi parte. Y cada vez que iba a sacar una prenda, me detenía.
Para ese entonces, seguía insistiendo en desnudarla, y de tanto persistir logré sacarle la polera y dejarla en brasier.

Otra vez la pego junto a mí y hago que pierda la noción de todo, y me saca el polo mientras yo le quitaba el brasier. Ya mis manos desabotonaban su pantalón y otra vez se puso en plan de que no estaba bien.

Se levantó, yo la seguí por detrás y continué besándola, mientras mis dedos iban retirando ese botón. La jalé hacia la cama, la senté sobre mis muslos mientras besaba y mordía sus pequeños pezones. La recosté sobre la cama y al fin pude quitarle el Jean. Mis labios recorrían su vientre y los contornos de su interior. Su piel comenzaba a erizarse, deslicé a un lado su trusa y decidí introducir unos dedos en su vagina. Y vaya que estaba húmeda.

Mientras mis dedos la masturbaban, mi lengua jugaba con sus suaves senos. Hasta que otra vez volvió en sí y se fue a un rincón de la habitación.

A decir verdades, me la estaba poniendo muy difícil. Fui hacia ella, la cargué como una bebé y funcionó. Otra vez insistí pero me dijo que no era correcto. Que no había forma de que tuviéramos intimidad de esa manera. Y sonará raro, pero si una mujer dice NO, es No. No insistí pero le dije que si haría algo. Y ahí fue donde me desquité con toda la furia.

Le quité la trusa, vi una conchita poblada pero aceptable e introduje mi lengua entre sus labios vaginales. Comenzó a gritar como loca, y para ese entonces mi lengua comenzó a lamer con vehemencia su clítoris. Sus jugos comenzaron a fluir y sus gemidos brotaron en intensidad. Habré estado haciéndolo por espacio de una media hora hasta que la vi echada y muerta de tanto llegar.

Fácilmente pude aprovechar que estaba en ese estado pero respeté su decisión de no hacerlo. Fui al baño, me di un breve aseo. Total, solo me había quitado el polo. Me acosté a su lado, la acaricié y me agradeció el gesto.

Salimos del hotel, tomamos nuestra movilidad a nuestros domicilios con la esperanza de que esto se tenía que consumar sí o sí. Quedaba ese aroma de revancha. Y vaya que así fue.

Continuará...

 

bueno has mencionado los puntos más importantes para hacer un primer post está bastante bien. Espero que la continuación sea pronto; y que ya hallas podido desquitarte; obvio que con el consentimiento de ella

 

Contunue contando esperamos no demores

 

Parte II

Pensaba despedir el año nuevo como tenía que ser. Sin embargo, faltó la cereza al pastel, me quede con unas ganas. Días después, celebré el año nuevo en familia. Todo bien. Tenía que retornar a Cajamarca para retomar mis labores. Así que aproveché el verano limeño todo lo que pude.

La conversación con Lorena siguió normal pero no era como antes. Sentía bastante pudor por lo que había pasado. Pasamos a hablar por celular. Ella temerosa me preguntó si en verdad quería que pase aquello. Yo le dije: somos adultos, nos gustamos, no hay ataduras. Creo que estamos en edad de disfrutar las cosas que se nos presenta.

Ahí la temática fue variando. Nuestras conversaciones fueron subiendo de tono. Me contó que si había tenido relaciones pero que nadie la había hecho sentir un orgasmo hasta la vez anterior. Eso fue un golazo a mi favor. Sutilmente le insinué si quería retomar donde la habíamos dejado.

Su respuesta fue afirmativa. Le dije que teníamos que volver a la escena del crimen y consumar esa tentativa. Se rió y me dijo que estaba bien. Y aquí viene lo bueno. Ahora sí podría devorar ese cuerpecito.

Nos citamos en un centro comercial. Ese día fue con un vestido color vino, algo suelto y ligero por el calor que hacía, que me dejaba apreciar sus piernas, y con gafas oscuras. Estaba para devorarla en el acto. Pero fui paciente. Sabía que era el día. Nos dimos un cálido beso sensual. Después me abrazó, indicando que me extrañó. Yo correspondí el cumplido amasando esa colita chiquita que se maneja. Sonrió pícaramente diciendo que era terrible.

La invité a comer unos helados. Con estos en mano, nos dirigimos al hotel. Ingresamos, y para ese entonces estaba con unas ganas. Comencé a meter mano debajo de ese vestido. Sentir su delicada piel. Ese cuerpito delicioso que iba a ser mío. Solo suspiraba y decía que había sido un error usar vestido pero igual me la iba a poner difícil.

En un dos por tres estaba sin vestido y sin brasier. El helado que tenía en la mano lo unté en sus senos y comencé a devorarlos. Sus gemidos empezaban a fluir. El líquido del helado bajaba por su vientre y mi lengua recorría ese camino, mientras mis manos acariciaban con libertad sus nalgas.

Se retiró un poco y se puso a bailar. Verla solo con su interior fue una delicia. Me recosté y admiraba el contornear de su pequeño cuerpito. Con el dedo le indiqué que se acercara. Lentamente gateó sobre la cama. Igual, me contuve. Comenzó a desabotonar mi camisa. Después me levanté, retiró la correa y luego el Jean y así lentamente me dejó solo en boxer.

Acto seguido, la abracé mientras besaba su cuello. La giré lentamente y sentía su colita como lo pegaba a mi miembro. Yo seguía besando y lamiendo su cuello, su espalda, mis dedos pellizcaban su pezones, y otros sobaban encima de su interior su vagina. Sentía como se humedecía.

La recosté sobre la cama. Retiré la trusa, y estaba algo recortado a la vez anterior. Lo había podado un poco pensando en mí. Comencé otra vez a lamer su clítoris. No habría pasado ni un minuto y ya comenzaba a retorcerse de placer.
-Te gusta?
-Síííí

Después de casi diez minutos de hacerle un oral, me quité el bóxer. Jugué con su clítoris un momento restregando mi miembro mientras lo humedecía con sus jugos. Ya húmedo, lo fui introduciendo lentamente. Sí que ajustaba, esa vagina era un volcán. Y no saben como gritó.

Una vez dentro, empecé suave hasta que se vaya acostumbrando. Luego fui embistiendo paulatinamente. Sus gemidos se convirtieron en gritos. Luego del misionero, la puse encima mío, para que trabaje cabalgando. Ella mantuvo buen ritmo, me montó muy bien mientras mis manos se deleitaban amasando su colita o sus senos.

Se cansó y la puse en cuatro. Que linda manzana se formó. Comencé a darle palmadas. Ella se asustó. Me pidió ser más delicado pero igual le seguí dando mientras se volvían rojo marcando las huellas de mi mano. Introduje mi miembro bien al fondo. Parecía que se ahogaba. Iba suave y de la nada, hasta el fondo. Así la fui bombeando hasta decir basta. La puse en misionero otra vez para tenerla de frente.

Se sorprendió que aguantara el ritmo, y que durara. Sobrado y canchero, le dije que era un don. Solo sonrió. Nos pusimos a conversar mientras le seguía dando; y le dije: sigo esperando que me sorprendas. Se avergonzó y me dijo: es que tú me intimidas. No puedo ser yo. Sonreímos y nos besamos y no sé que movimiento hizo y me hizo venir. Terminé dentro de ella y sorprendido por ese ajuste que hizo al muchacho. Le dije que hizo trampa y nos matamos de risa.

La llevé a la ducha para darnos un baño por tanto calor que hacía que habíamos sudado bastante. Yo aprovechaba en jabonar su cuerpito. Ella se sentía cómoda y entró en confianza. Nos besamos y el muchacho comenzó a despertar. Le pedí que me hiciera un oral y su respuesta me dejó frío. Me dijo que nunca lo había hecho y no sabía cómo hacerlo.

Tuve que instruirla. Fue haciéndolo con timidez y se notaba su inexperiencia. Con el tiempo aprendió y de eso me encargué. Lo hizo no más de 3 minutos, se levantó y sonrió avergonzada. Para retomar la confianza la besé mientras el agua seguía recorriendo nuestros cuerpos.

Nos secamos y nos recostamos sobre la cama, estando ella encima mío y mis manos acariciaban su piel. Mientras conversamos me fui enterando muchas cosas que no había realizado sexualmente. El oral como ya se indicó, solo había realizado poses clásicas (misionero o perrito); o sea, el hacerle cabalgar fue nuevo para ella confesando que le fascinó. Más adelante le hice todas las poses habidas y por haber. Le pregunté sobre el anal, y me dijo que un ex quiso hacerlo, dejó que lo intentara pero ni bien lo sintió en la entrada sintió dolor y no le gustó y que tuvo que apartarlo bruscamente porque quiso reventarla sí o sí. O sea, estaba selladito y eso fue música para mis oídos. Ese relato para otra oportunidad. Y que sus dos ex habían sido precoces. Solo uno casi pudo hacerle llegar pero nada, la dejó con ganas. Y que se sorprendió ver mi miembro porque era más grande. No me creo súper dotado pero con mis casi 16 cm me he sabido defender. Y que grande fue su sorpresa que le haya dado sin parar por casi 30 minutos.

Con todo esos datos, me dije que esta chiquita la volvería adicta sí o sí a mí. Continuamos con el siguiente round. La puse a cabalgar de nuevo. De cuando en cuando me erguía para lamer y morder sus pezones. Sin saber en qué momento, llegó y sentí como mis boliches se mojaban y parte de mi vientre. Ella se recostó sobre mi pecho. Sin darle tregua, levante mis muslos, me acomodé y empecé a taladrar sin piedad esa conchita. Sus gritos me iban a romper mis tímpanos pero valía la pena. Mis manos abrían ese par de nalgas, sus respectivas palmadas mientras le daba de alma. Me retiré un momento y la puse en cuatro y a bombear con vehemencia. Tanta fue la intensidad que prácticamente terminó tumbada sobre la cama. Yo no había acabado aún. Me acosté en su encima y le dije: no que ibas a aguantar mi ritmo. Abrí sus nalgas, ella me preguntó que iba a hacer, que era imposible que entrara y zas, penetré esa conchita ajustada. Comencé a bombear de nuevo. Verla morder la almohada y apretar las sábanas me pareció excitante. Bajé de la cama, la puse de costado con su colita al borde de la cama y a taladrar de nuevo. Ya sentía que me venía y le puse quinta y boté todo la prole en su interior. Fue delicioso y satisfactorio. Decidimos descansar, ella descansando sobre mi pecho mientras miraba algo por TV. Así la pasamos tranquilo y bien rico. Habíamos entrado antes de las 3 de la tarde y ya era casi las 8 de la noche. Salimos con la promesa de volvernos a ver. Tuve una buena despedida, debo reconocer.

Así fue mi primer encuentro casual con ella. Después de aquella vez sesión amatoria, liberé todo sus deseos. Las conversaciones en Facebook siguieron un curso más candente, con imágenes sugestivas, vídeos con bailes. En fin... me deleitaba muy bien hasta que decidió visitarme al lugar donde estaba porque me extrañaba. Y que visita eh!

Pd. Comparto imagen para que se hagan una idea de la chiquita que pude comer.

To be continued...

 

Buen relato cofra y por la foto de ve que se comió un buen lomito, quedamos atentos a más de la historia.

 

Sr le agradece por el relato

 

Buen relato, me hizo recordar a una flaquita que conoci por el irc

 

Buen relato cofra y por la foto en es posición sé ve que el culito no ha sido usado

 

Esta para darle bien.... Y ese culo a conquistarlo...jejejje buen relato

 

Se agradece los comentarios. Como indiqué, soy nuevo e intento contarlo de la mejor manera. Continuamos...

Parte III
Capítulo I

Después de aquella candente tarde-noche de verano limeño, en la semana siguiente regresé a Cajamarca con una sonrisa de oreja a oreja. Nos escribimos después de varios días, recordando aquella faena. Debo indicar que esta chica solía desaparecer de las redes, no era muy asidua de estar conectada. Algo raro pero mejor para mi bien.

Para ese entonces ya salía con otra nena, con quien sí iba a camino a ser algo serio. Y con quien tenía intimidad cuando quería. Por otro lado, Lorena, al no estar pegada al Facebook, era manejable llevar esa relación de amistad con muchos beneficios. Solía escribirme en la noche, cuando todos dormimos y despertaba con sus mensajes y era agradable en verdad.

Y así nos pasamos escribiendo, mandando mensajes, fotos y vídeos lujuriosos. Ya sabía que en mi cumpleaños iba a mandarme unos vídeos candentes. Vaya que así fue. Me masturbé viendo ese contornear de ese cuerpito y me hizo recordar aquel encuentro anterior que tuvimos.

Viajé a Lima para fiestas patrias. Quise contactarme con ella pero como desaparecía, fue imposible otra faena amatoria. Igual, terminé cogiendo con la otra chica que salía. Pero me quedé con esa espinita. Regresé a Cajamarca de nuevo, y a los días noto que me vuelve a escribir. Me escribió indicando que lamentó mucho no haberse conectado, que estaba a full en la universidad y que habría deseado estar conmigo esos días.

Yo en broma le dije que en ese caso, ella debería darme una visita y recuperar ese encuentro; y grande fue mi sorpresa al indicar que lo haría, y que lo había pensado. Su afirmación no lo creí, y así pasaron un par de semanas, y me pregunta qué bus tenía que tomar, como llegar. Le indiqué todo y que me avisara para ir a recogerla del terminal, con mi nave. A pesar de todo, la incredulidad pesaba en mí. Llegamos a fines de agosto. Estaba despertando de un sueño profundo, y suena el celular. Era ella. Contesto sorprendido, y mayor sorpresa fue saber que estaba en camino. No lo creí valgan verdades.

Seguí durmiendo. A eso de las 10 me indica que estaba por llegar a Cajamarca.
-Es en serio?
-Sí. El bus estará en media hora en el terminal, según me indican.
-Porque no avisaste antes para estar ahí. Eres una loca. De ahí, debes tomar otra movilidad para que te deje cerca de donde estoy. Eso te pasa por hacer bobadas.
-Y ahora, qué hago?

Pues tuve que darle las coordenadas. Y después de tantas vueltas, llegó a la ciudad. La encontré en una tienda, cansada de tan largo viaje. Cogí su maleta, su bolso, y a la maletera. Se sorprendió ver mi nave. En ese entonces usaba una camioneta. Cabe indicar que por el tráfico limeño, procuro no usar ninguna movilidad en Lima, salvo emergencia. O taxi o bus, a pesar de que mi viejo tiene autos libres.

Subimos, y partimos rumbo a un restaurante. Ella no tenía mucho apetito. Igual, yo me mandé una carne a la parrilla. Procedimos en dirigirnos a mi habitación. Guardé la nave, saqué sus cosas y directo a la habitación. Acomodé sus cosas e indiqué donde podía acomodarse.

Luego me acerqué a ella, me besó y comencé a dar rienda suelta a mis deseos. La cargué y ella me envolvió con sus piernas. La recosté sobre la cama, mientra la miraba me desnudé rápidamente. Le quité el jean, todo y sin previos de nada, introduje mi miembro en su vagina. Sufrió para ingresar y luego comencé a embestirla. Hace tiempo no tenía sexo y tenía que desquitarme con ella. Solo hubo un problema. Noté que mi pene salía con sangre. Le indiqué aquello y me dijo que estaba en sus últimos días de mujer. Lo malo es que se había manchado el edredón de la cama. Fui a la ducha para asearme y luego ella también. Pero estaba con ganas. Me dije fuck, a la m&$^, la puse contra la pared y le di sin que me importe nada. La hice gemir como loca. Le di parejo por espacio de 15 minutos y boté toda la descendencia dentro. Lo bueno es que al estar en la ducha, fue más llevadero para al final asearnos.

Preparé algo de café para cenar. Platicamos de muchas cosas, miramos algo de TV y a descansar. En verdad, al día siguiente tenía que cumplir algunos deberes del trabajo. Así que tuve que descansar. Nos pusimos nuestras pijamas... pero igual, en la madrugada volví a reventar esa conchita ajustada. Felizmente ya no había rastros de su período. Así que tuve carta libre para darle en misionero, piernas al hombro, pegar sus piernas hacia ella permitiendo una buena bombeada, y el clásico perrito. Y como habrán notado, tiene un lindo corazoncito. Ahí terminé, liberé todo el estrés y a dormir para ir a trabajar más tarde.

Ya en la tarde, almorzamos. Me llaman para hacer deporte. Pensé en cancelar pero tanta fue la insistencia que me dije: vamos a pelotear. Le pregunté si quería acompañarme. Me dijo que no, quería reposar y leer algo. Normal entonces. Arranqué y jugué hasta decir basta. Al llegar al cuarto, me di un baño. Estaba tan muerto que caí rendido, sin vestirme. Al rato, pensé que estaba soñando que me hacían un oral... pero no era un sueño, era ella haciéndolo. Y con un ojo abierto y el otro cerrao', pude ver como se desnudaba, se subió encima mío, cogió mi pene y lo colocó dentro de ella. Qué rica sensación sentir sus jugos vaginales. Me estuvo montando buen rato hasta que se cansó de tanto llegar. A pesar de mi cansancio, no iba a dejarla con ganas de más. La puse en cuatro, palmear esas nalgas y a reventar esa conchita ajustada. Después en cucharita y a darle toda la descendencia, mientras amasaba esos senos pequeños. Fue único porque llegamos a la vez.

Solo atinó a decir que a pesar de mi cansancio, si supe satisfacerla. Y se echó encima de mí, así calatita, dándome besos, caricias, mesando mi cabello, y así, procedí a dormir un poco.

Y grande fue mi sorpresa al despertar. Me preparó una ligera cena para luego, dizque descansar... pero lo mejor vendría después. Aquella noche me entregaría su virginal colita.

To be continued...

 

Ss hizo la difícil la flaquita yo le hubiera metido de frente la chula y que gima como mrd y dejarla bien arrecha

 

Que rico culito de la chibola blanquito muy rico y delicioso le daría de palmadas y dejaría huella de mis manos

 

Asu mare te dio el chico puta que rico se sentira enterrar el nepe en ese culito blanquito yo la reviento a pingasos y le lleno toda mi leche pucha cofra tienes una suerte de ser tímida a ser una salvaje en el sexo

 

Son bienvenidas todas las críticas y se agradece su lectura. Quizá sea algo extenso con el contexto pero procuro resumir para que se deleiten aprovechando esa cuarentena.


Parte III
Capítulo II

Se podría decir que me habían sacado el jugo todo el día. Al cenar juntos, pudimos conversar un poco más, saber si le estaba gustando la ciudad, el clima. Ella afirmaba, y que estaba fascinada. Llevó las tazas a la cocina, los lavó y se dirigió a la cama. Me besaba como si fuera el fin del mundo. Nos cubrimos y le saqué todo el pijama. Hice lo mismo. Me preguntó si no le daría frío. Solo atiné a decirle que piel con piel calienta mejor, con una risa pícara. Así estuvimos reposando de cucharita, sintiendo esa colita que me tenía loco.

Y el muchacho despertó, total uno no es de acero. Comencé a puntear ese pan francés, dirigiendo la cabeza de mi pene hacia ese ano virgen. Ella se dio cuenta pero no dijo nada. Mis labios y lengua se concentraron en su cuello para luego recorrer su espalda. Comenzó a quebrarse y levantar esa colita. Seguí bajando y me mandé con un beso negro. Eso la tomó desprevenida y se mandó con unos gemidos arrechantes. La giré boca arriba y me mandé con un oral para dejarla bien sazonada. Y vaya que surtió efecto. Introduje mi miembro dentro de su vagina y zas... qué rico se sintió. Levanté sus piernas hacia mi hombro y empecé a darle suave. En esa misma pose, hice todo lo posible en pegar sus muslos hacia sus senos, dejando un ángulo único para bombear. Y vaya que así fue. Esos gemidos, sus ojos desorbitados, me pusieron a mil.

Mientras bombeaba, empecé a preguntar si me daría su colita. Al principio se negó, pero cada que decía no, me impulsaba con fuerza y le daba de alma. Así la tuve como 5 veces hasta que me dijo que me lo daría. Qué felicidad fue escuchar aquello. Salí encima de ella, y mientras resucitaba de las embestidas previas, me dijo:

-Te dejaré que lo hagas pero promete ser cuidadoso. No quiero repetir esa mala experiencia.
-No te preocupes preciosa. Lo haré con amor.
-Está bien. Confío en ti.
-No te arrepentirás.

En mi cajón, recordé que tenía lubricante. Ella al verme con eso me preguntó. Y le indiqué que eso era importante para que no sintiera dolor. Acto seguido, me preguntó porque tenía algo así en mi cuarto. Le entró los celos. Seguro haces eso con cualquier chica. Le dije que en verdad lo compré pensando en ella (lo cual era falso, puesto que me había quedado dos después de haber destrozado la colita de otra flaca).

En fin, como que se estaba desanimando... pero la besé, la acaricié, y le dije que dar ese paso me haría muy feliz. Está bien me dijo. La puse en cuatro, qué rica manzana pude admirar, y esa noche iba a ser mío. Comencé a rociar ese líquido en la entrada, y con un dedo empecé a manosear ese culito. Entró y no noté ninguna queja. Procedí con dos dedos, y veía como se iba calentando. Mis dedos perforaban ese ano y vaya que se estaba dilatando. Un dedo más y agregué más lubricante. Ya estaba listo para ser perforada.

Pero se presentó otro problema. Mi muchacho si bien estaba excitado pero no estaba tan duro. Hay que recordar que ese día me había exprimido todo. Comencé a concentrarme, y le hablé imaginariamente indicando que esa oportunidad era única. Felizmente reaccionó y se puso dura. Lo cubrí de lubricante, sobretodo la cabeza y empecé a procurar ingresar en ese culito cachetón. Como era virgen, se estaba complicando la operación. La estaba notando tensa.

Le pedí ayuda solicitando que abra sus nalgas de par en par. Al hacerlo, introduje mi pene en la entrada y poco a poco fue ingresando la cabeza. Qué deliciosa sensación, estaba bien rica. Ahí me detuve para que se vaya acostumbrando al invasor que profanaba ese agujero. Le indiqué que seguiría y me dijo dale. Entró hasta la mitad y ella ya iba a convulsionar de dolor pero no me pidió que lo sacara felizmente. Ya dentro empecé a moverme suavemente. Habré estado bombeando esa colita por espacio de 5 minutos, y zas se la metí hasta el fondo. Pegó un grito de dolor pero después fue cambiando al de placer.

Habré estado dándole 20 minutos más sin salir de esa caverna. En verdad como disfrutaba ver mi pene entrando y observaba como esa membrana rugosa de su colita se estiraba exprimiendo mi pene. El tema es que ella se estaba cansando de tanto llegar, sentía dolor y yo no podía llegar. Hasta que me pidió que parara, que ya no podía más.

Tuve que retirarme pero fue hermoso ver ese agujero abierto. No sé ustedes pero es un fetiche personal ver un ano abierto después de ser penetrado por mi espada. Felizmente no hubo rastros de oro. Fuimos a la ducha, nos aseamos y ahora sí a descansar pero mi objetivo se había hecho realidad. Quizá faltó terminar dentro de la colita para cerrar con broche de oro pero solo adelantaré que sí se pudo más adelante.

Fue el mejor tubo que haya podido disfrutar, tan ajustado, tan rico. Valgan verdades, valió la pena tanta espera... ser paciente rindió sus frutos.

Como aún estaba con ganas de eyacular, y en la madrugada ya estaba recuperado, y aprovechando que estábamos desnudos, en la misma pose de cucharita empecé a introducir mis dedos en su vagina mientras la otra amasaba esos pechitos. Comencé a masturbarla y sin darse cuenta ya estaba gimiendo a pesar que estaba dormida. Ya lubricada, introduje mi pene en su conchita y empecé a moverme lentamente. Ella, entre sueños, empezaba a moverse. Que delicia sentir esa colita en mi vientre mientras se movía, y esos jugos que mojaba mis muslos. Estuvimos así por espacio de 20 minutos y terminé dentro. Así dormí luego, con el pene en su vagina.

Al despertar me cuenta que tuvo un sueño erótico donde la penetraba en la pose de cucharita, y que llegaba ricamente. Dentro de mí me mataba de risa. Solo la escuchaba y me decía internamente que iba a aprovechar ese día y medio que nos quedaba antes que retorne a Lima.

Y vaya que aquel día cumplí una fantasía que la chiquita tenía en mente. Y pensar que de pasaba cumplí el mío también.

Pd. Otra cortesía y la última para los lectores. Mi miembro en esa colita!

To be continued...

 

Provecho!! Bien ahi con la tubeada

 

Buena tubeada le diste bien provecho

 

Buen relato continua

 

Disculparán la demora. A veces la marcación es tenaz y peor con la cuarentena. Ya llegamos al final y espero que sea de su agrado. Se agradece su interés.

Parte III
Capítulo III

Al día siguiente, despertamos acurrucados. Hubiéramos continuado descansando de no ser por otras actividades que tenía que hacer durante el día. Tuvimos un mañanero para calentar motores. Es que nunca te cansas, me preguntó. Soy insaciable respondí. Solo sonrió. Luego desayunamos algo ligero, una ducha rápida y a vestirnos.

Me puse un jogger (tipo buzo), una polera y zapatillas deportivas. Ella, contrario a mí, usó un ligero vestido negro con flores, unas sandalias que hacían juego con su bolso, y unas gafas oscuras. Estaba una delicia. Salimos raudamente y a apoyar en las actividades pendientes del trabajo. Felizmente todo salió bien, y pudimos salir pronto.

Nos dirigimos a un restaurante. Almorzamos plácidamente y me pidió que deseaba un mini tour por la ciudad. Dejamos algunas cosas en la movilidad y a pasear. Fue un paseo ameno, nos reímos por cada ocurrencia suya o mía. En verdad la pasamos genial.

Algunos volteaban a verla y la comían con la mirada. Yo solo sonreía porque sabía que el que se comía ese lomito era este pechito. Después de conocer algunos lugares y tomarse algunas fotos, decidimos regresar a la nave. Ya en el trayecto iba acariciando sus muslos, y un poco más. Ella solo sonreía.

Al llegar a la puerta de la cochera, me empieza a besar de una forma lujuriosa. No daba crédito a lo que estaba pasando. Al morder mi oreja, me susurra que deseaba que le haga el amor en ese instante. Que era una fantasía que tenía en mente y quería hacerlo realidad conmigo. Miré a ambos lados y no había nadie felizmente. Y lo jodido es que no tenía lunas polarizadas. Arriesgar y rogar que nadie apareciera. Nos acomodamos como pudimos.

Al ser una camioneta rave, hay más espacio para maniobrar. Retrocedí el asiento hasta el límite, descubrí un poco mi pene para que me hiciera un oral. Sin dudarlo, empezó a chuparlo con ganas. En tanto, le quite su interior, para luego sentir su aroma de hembra en celo y lo guardé en mi bolsillo, e hice que se subiera encima mío. Ya instalada entre mis piernas, la levanté un poco para descubrir más mi pene. Ella al notarlo erecto, lo tomó entre su mano y lo colocó en la entrada de su húmeda vagina. Empezó a moverse suave y sin esperar más, lo introdujo todo y soltó un grito de dolor mezclado con placer. Se sintió tan rico ese vaivén.

Mientras procuraba mantener levantado su vestido, ella no dejaba de moverse y mandarse unos gemidos arrechantes. Esa escena me hizo recordar la canción de Pedrito y empecé a cantar: mi auto era una rana... ella se mataba de risa sin dejar de moverse. Agarré mi cel y grabé un breve recuerdo de ese momento. Después procedí a deslizar las tiras de su vestido, desabroché el brasier y sus tetas pequeñas quedaron al descubierto. Fueron unos sentones deliciosos hasta que ella llegó y sentí como mis bolas se humedecían. Miré a ambos lados y no había nadie para mi buena suerte.

Le indiqué para continuar adentro. Bajó de la nave prácticamente desnuda. Se subió las tiras. El brasier lo había tirado en la parte posterior. Descendí, subí mi buzo y procedí en abrir la puerta de la cochera. Ingresamos y seguimos tirando en el jardín. Había una silla en la cual me senté y la puse encima para que siga dándome unos sentones riquísimos. Pero los mosquitos jodían y la llevé al dormitorio. Ahí me desgracié, le di de alma en todas las poses habidas y por haber. Le iba a dar otra vez por el anexo pero me dijo que todavía le dolía. Así que, seguí destruyendo su conchita y terminé dentro. Debo indicar que lo hicimos sin condón todas las veces porque nos conocíamos y nunca me pidió preservativos. Ella se cuidaba con el método del ritmo y por lo general siempre procuramos hacerlo en esos días para no llevarnos sorpresa.

Nos duchamos y descansamos. Era su última noche a mi lado así que decidimos dar rienda suelta a nuestros deseos. Devorarnos sin cesar. Toda esa tarde hasta el anochecer me hizo un delicioso oral. Me repetía lo mucho que amaba mi miembro y mis boloñas. Pensar que nunca lo había hecho antes y ya se había vuelto adicta a succionar mi pene.

A la mañana siguiente, seguimos dándole sin parar pero calculando el tiempo. Despues pude ver como se alistaba para su viaje de retorno a Lima (adjuntaré imagen). Ya estaba bañadita y lista para que salgamos. No aguanté más verla así de rica. Me acerqué a ella, la abracé por detrás e hice que se mirara en el espejo mientras se excitaba. Una mano amasaba sus senos encima de su top, y la otra había ingresado debajo de su jean, encima de su trusa sobando ligeramente y pude sentir su humedad. Inmediatamente introduje dos dedos en su vagina y empecé a masturbarla. Para por favor, me decía. Segura? respondí. La tiré sobre la cama, bajé su jean con trusa y todo hasta la altura de su rodilla, la puse en forma de 'L' con su colita al borde de la cama, y como estaba húmeda, empecé a darle embestidas por espacio de 15 minutos. Como gritaba. No pude terminar y tampoco había tiempo. Así que la dejé ahí muerta mientras fui a bañarme.

En eso, al terminar la veo que estaba en la puerta mirándome. Le pedí que me alcanzara la toalla. Lo hizo y pude ver como se mordía los labios. Aprovecha mientras hay tiempo le dije. Ni corta ni perezosa se arrodilló y me hizo un oral mientras me secaba. Después de eso, me alisté y salimos rumbo al terminal.

En ese ínterin, la sentí triste porque no me quería dejar. Quería quedarse pero tenía evaluaciones en la universidad. Le prometí que cuando esté en Lima, nos volveríamos a ver de nuevo. Con esa promesa pendiente, nos despedimos. Pude ver como el bus se alejaba... pero sabía que sí o sí iba a haber repetición.

Y fue así como logré que recorriera medio país para verme y sentirme dentro de ella. Me quedé satisfecho, contento y agradecido por esos días, tardes, noches y madrugadas de placer y lujuria. Y que ricos momentos pasé comiendo ese delicioso cuerpito que me estaba volviendo loco.

Pd. Ya llegamos al desenlace de esa historia con esa pequeña delicia.

To be continued...

 

Gran historia, cofra.
Me gusta la manera en la que redactó y la historia en general.
Aún me sigo preguntando cómo fue que la chica, con lo que iba por algo serio, nunca se enteró de nada mientras Lorena se quedaba con usted? Pregunto por mera curiosidad.
Estaré a la espera de su siguiente post!

 

Qué tal? Buen día.
Simple: vivía solo en ese entonces. Y lejos de Lima, donde radicaban ambas féminas.
Recibía esas visitas y todo era caleta. Hasta que de tantas sospechas, se vino a vivir conmigo la marcación.
En esos días termino esa historia. Saludos