Diario de mis primeras experiencias

Mi primera vez teniendo sexo anal
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Antes de empezar, quiero aclarar que esta va a ser una serie de historias sobre primeras experiencias en el ámbito sexual que he tenido en mi vida. Como pienso hacer varias decidí que es mejor tenerlos en un solo tema, para que sea más ordenado. Las anteriores partes son estas:

Parte 1: https://perutops.com/foro-relax/threads/mi-primer-agarre-en-la-universidad.438190/
Parte 2: https://perutops.com/foro-relax/thr...n-una-chica-en-mi-cuarto.438283/#post-4038548

Tal como dije en la historia anterior, pude continuar mi relación sin problemas con Paloma. Ella seguía viniendo a mi casa todos los viernes pero ahora sí teníamos más cuidado, además que desde entonces le ponía un seguro extra a la puerta principal para darme cuenta antes si alguien llegaba. Ya llevábamos juntos casi medio año y nuestros juegos íntimos habían avanzando poco a poco.

Ya no había tanto pudor como al inicio. En el micro cuando no había mucha gente aprovechaba en acariciar su culo mientras nos besábamos. Al llegar, apenas entrábamos a mi piso la apoyaba contra la puerta y le besaba el cuello mientras frotaba mi entrepierna en la suya. A la semana siguiente la subía sobre una mesa mientras ella rodeaba mi cintura con sus piernas. En la siguiente ocasión ya lo pasábamos a mi cuarto, echados en mi cama.

Llevó un par de semanas más pero Paloma dejó que le quitará el pantalón. Ahora nos estimulábamos en ropa interior. Nos encantaba. Ella podía sentir toda mi erección en su clítoris y yo notar cómo se mojaba. No parábamos hasta terminar sudando y jadeando, o cuando sentía que iba a eyacular, no quería manchar su calzón, al menos no en ese momento...pero con el tiempo yo quería más.

En las semanas siguientes, a base de caricias, la fui convenciendo de quitarse el calzón. La excitación era cada vez mayor así que lo hizo. En uno de nuestros viernes aproveché y la hice girar en mi cama, poniéndola boca abajo. Ella estaba dudosa de la situación pero me moví rápido, besándole el cuello, mientras empezaba a masturbarme con sus carnosas nalgas. Me acercqué a lamerle el lóbulo de la oreja y escuché como susurraba “se siente rico amor”. Era lo más cercano al sexo hasta el momento y no podía estar más feliz...pero con el tiempo yo quería más.

Cuando salía a flote el tema de tener relaciones Paloma siempre decía lo mismo: “No quiero hacerlo antes de los 18”. Ella los tenía pero yo era un año menor. Solo me quedaba sonreir y asentir pero por dentro me estaba quemando. “Supongo que puedo esperar unos meses pero ¿qué diferencia va a hacer?”. Y es que a esa edad uno es todo menos paciente. Necesitaba alguna manera de desfogue, un vacío legal por llamarlo de alguna manera...y mi curiosidad despertó nuevamente. Tuve una idea.

Estábamos en clase, uno al lado del otro. Nuestros compañeros siempre nos dejaban sitios libres y al fondo, donde preferíamos estar. No recuerdo de qué era el curso pero si que nos pusimos a conversar en voz baja, aprovechando una asignación en parejas. En medio fue surgiendo lo que haríamos el viernes.

• ¿Vas a venir mañana a mi casa? - le pregunté
• Sí, obvio ¿Qué viernes no he ido?
• No, como me dijiste que tu mamá quería ir a comprar
• Sí pero lo pasó para el domingo así que estoy libre
• ¿Osea que te tendré toda para mi?

• Solo para eso quieres que vaya ¿no? - me dice Paloma con una sonrisa coqueta
• No diré que sí pero tampoco que no
• Vivo te crees...pero sí, mañana soy toda tuya

 

Las chibolas en ese sentido se resisten y dicen que no lo harán cuando cumplan la mayoría de edad pero a la vez le gustaria cachar de lo más rico

 

Viendo que todos estaban pendiente en lo suyo y que nos encontrábamos alejados puse mi mano en su pierna.

• ¿Toda?
• Bueno tu ya sabes hasta donde podemos llegar

Pasé mi mano por su cintura.

• Sí, y me encanta...pero estaba pensando en algo
• Ay no...
• Jaja, tranquila, solo escúchame y me dices que piensas.
• A ver pues
• Estaba pensando que tal vez podíamos intentar algo con lo que hacemos ahora, pero ir un poquito más allá.
• Aja...¿Qué tan poquito?
• Bueno yo te doy la razón en lo de esperar hasta los 18- perdóname Dios por mentir tan descaradamente- pero qué tal si por ahora lo intentamos...por otro lado.
• Ok...no se si te refieres a lo que creo.

No entendía bien su reacción, si es que sentía curiosidad por más o me intentaba decir “cuidado con lo siguiente que salga de tu boca”. Decidí jugar a lo seguro.

• Bueno, solo digo tal vez experimentar, si ambos estamos de acuerdo. Ya sabes, hay distintas formas de tener sexo.
• Entonces...¿qué propones?

Bingo

• Intentarlo...por el otro camino – mientras hacía esto mi mano pasaba de su cintura al culo.
• Pero – me dijo abriendo los ojos por unos segundos y quitando mi mano – no se...¿no hace daño?
• Lo dudo – la verdad es que la práctica del sexo anal de manera irresponsable puede ser muy perjudicial pero en ese momento no lo sabía...y además era un adolescente muy caliente – Pero igual tomaríamos nuestras precauciones. Lento, con calma y si ambos nos sentimos cómodos pues...
• Sí ambos nos sentimos cómodos. Creo que principalmente si yo me siento cómoda.
• Tú sabes que yo llego hasta donde me dejes y sería delicado. También puedo comprar algo en la farmacia que nos ayude.
• Ay José...las cosas que dices – Paloma sonrió – Bueno...vamos a ver, pero me prometes que si no me siento bien no me vuelves a insistir con esto.
• Prometido.

De más esta decir que me pasé todo el día emocionado y deseando que ya fuera viernes. Por fin sentiría lo que era una penetración, a pesar de que no iba a ser por la cavidad tradicional, pero igual me sentía muy afortunado. Saliendo de clases y luego de despedirme de Paloma fui a una farmacia a comprar por primera vez un paquete de condones y lubricante. Contar cómo fue esa primera compra es para una historia entera pero no viene al caso ni es la sección adecuada. Solo diré que salí con las manos temblando, pero ya estaba hecho, tenía lo que creí necesario.

 

Al día siguiente casi no podía concentrarme en las clases, solo miraba el reloj una y otra y otra vez. En cada oportunidad que tenía le daba un beso y una pequeña manoseada a Paloma, para calmar las ansias. A ella también la veía distraída y, aunque correspondía mis besos, también sentía sus nervios. Estuvimos así hasta que terminaron nuestros cursos y fuimos a mi casa. Tuve suerte de que el micro estuviera casi vacío, eso permitió que pudiéramos juguetear un poco, lo que atenuó nuestros nervios e incrementó nuestras ganas.

Subimos a mi piso un poco apurados, como si quisiéramos pasar desapercibidos, como si pensáramos que los vecinos sabían lo que íbamos a hacer. Una vez dentro dejamos las mochilas en el sillón de la sala e inmediatamente la sujeté de la cintura y nos besamos apasionadamente. No supimos en qué momento pasó pero estábamos muy excitados.

Caminamos torpemente hasta mi habitación, tropezando porque no queríamos despegarnos. Yo la apoyaba en cada pared que pasábamos, lamiendo su cuello, acariciando sus senos y agarrando ese hermoso culo que en unos minutos sería mío. Cuando entramos a mi habitación me quité el pantalón, ella me ayudó con la correa y el cierre. Yo la tiré a mi cama y sin dejar de acariciarla le saqué sus zapatillas y los leggins negros ajustados. Solo quedó con su tierno calzoncito rojo.

Quería lanzarme a la acción pero reflexioné que primero debía estimularla así que empecé a frotar mi pene erecto en su clítoris, moviendo mi cadera en círculos. Ella empezó a gemir y sujetar mi espalda fuertemente, para sentir más presión. Se estaba mojando. Estuvimos así unos minutos hasta que me levante y le quité su ropa interior húmeda. Paloma tenía las piernas colgando por el borde de la cama así que aprovechó ese momento para acomodarse. Me acerqué a sus labios y mientras la besaba la tomé de su cintura e hice que se pusiera boca abajo.

• ¿Compraste?
• Sí – abrí el cajón de mi velador – aquí lo tengo
• Por favor hazlo despacio amor

Lo dijo en un tono que reflejaba verdadera inseguridad, eso me pareció tan tierno que mi excitación subió. Me recosté sobre ella, poniendo mi pene entre sus nalgas, como hacíamos cada viernes. Quería que se sintiera lo más cómoda posible así que empecé con eso mientras besaba sus mejillas y luego su cuello. Sentí que empezaba a relajarse otra vez y cuando volví a escuchar sus gemidos supe que era el momento.

Tomé uno de los condones y debo reconocer que no sabía como colocarlo, era la primera vez que usaba uno, pero lo logré. Paloma seguía con la cara hundida en la almohada, en silencio. Con el sobre de lubricante sí tuve problemas. Lo abrí y no sabía que hacer exactamente ¿debía echarlo sobre el condón o sobre ella? Vi que el condón ya estaba lubricado así que asumí que debía ser sobre ella. Abrí ligeramente sus nalgas y pude ver ese agujerito, tan cerrado y pequeño. Por un momento pensé “¿no iré a lastimarla'”. No es que sea superdotado, tengo un pene promedio pero su ano estaba tan cerrado que no imaginaba cómo iba a entrar.

Empecé a echarle el líquido de a pocos pero como dije, era primerizo y el lubricante empezó a deslizarse por su culo hasta mojar mi cama

• Ay ¿qué haces?
• Perdón, se me fue un poco el lubricante.
• Se siente raro, incómodo.
• Tranquila, ya con esto es suficiente.

Estaba perdiendo interés. Necesitaba actuar rápido. Volví a recostarme sobre ella.

 

Me apoyé sobre mi brazo para no aplastarla y también ver mejor lo que estaba haciendo. Lo tenía justo debajo de mi pene, un hermoso y redondo culo trigueño, esperando por mi. Sujeté mi miembro y lo acerqué a sus nalgas, buscando su ano, hasta que la punta lo tocó. Tenía puesto condón pero igual podía sentirlo, y ella, obviamente, también.

• Por favor...hazlo despacio.
• Sí amor

El área estaba húmeda por el lubricante pero al intentar meter mi pene sentí mucha presión. Empecé con solo la cabeza, metiendo un poco. Ví como Paloma sujetaba fuertemente mi almohada con ambas manos y hundía su rostro. Saqué la cabeza y luego volví a intentarlo pero la posición en que estábamos lo hacía muy complicado.

• Amor, levántate un poco por favor
• ¿Cómo?
• Ponte de rodillas

Ella me hizo caso. Era primeriza así que tuve que guiarla para que estuviera en cuatro. Abrí sus piernas y por fin pude ver con más claridad su lindo culo y su ano tan cerradito. Nuevamente me acerqué y fui metiendo la cabeza de mi pene. Ajustaba, pero ahora era un poco más fácil. Estuvimos así unos cuantos minutos y sentí que ya podíamos avanzar más, así que empecé a meter el tronco.

Sentía como todo el cuerpo de Paloma temblaba. Su respiración era más agitada, con grititos muy tenues cada vez que entraba en ella. Mi pene ya penetraba hasta la mitad así que no era necesario seguir agarrándolo. Le di a mis manos un mejor uso y sujeté su cadera para hacerlo más sencillo, alternando algunas caricias. Su piel ardía, y los grititos empezaban a mezclarse con uno que otro gemido.

Su ano estaba dilatado lo suficiente. Mi pene ahora entraba por completo. La primera embestida me llenó de calor y ella tembló como si una corriente eléctrica le envolviera el cuerpo. Ahora ya no lo hacía lento, me movía más rápido, entraba en ella más rápido, como si algo creciera dentro de mi. Quería más y más, ya no podía hacerlo despacio. Paloma ahora gemía más fuerte, cerrando los ojos y arañando las sábanas.

• Amor...no grites...tan fuerte.
• Sí amor....ay...si mi amor...ah....ah....pero....más despacio...

Escuchar como el placer le hacía hablar entrecortado me llenó de tanta excitación que sentía como estaba a punto de eyacular. Eran los últimos segundos y necesitaba disfrutarlo así que hice caso omiso. Mis manos ya no acariciaban sus nalgas, las oprimían, jalándolas con fuerza hacia mi. Escuchaba ese ruido de golpe seco, cuando la pelvis choca contra un culo redondo y hermoso. Ahora yo gemía y ella empezaba a dar pequeños gritos.

• Ay amor....me duele un poco...
• Ya casi acabo...¿te gusta?
• Si....¡Ah!¡Ah!...amor.....no acabes....¡Ay!....no dentro

Se había olvidado que tenía un condón puesto, y yo también, por lo que terminé haciendo caso. Cuando sentí que ya iba a explotar saqué mi pene y boté el semen, sintiendo uno de los mejores orgasmos de mi vida. Ella cayó sobre mi cama hundiendo su rostro en la almohada nuevamente, continuando con algunos gemidos durante un par de segundos. Me desplomé a su lado, jadeando, ambos cubiertos en sudor. No dijimos nada los primeros minutos, estábamos asimilando lo que acababa de pasar, lo que acabábamos de sentir. Finalmente ella rompió el silencio.

• Creo que me está empezando a doler
• ¿Mucho?
• Un poco

Nos miramos a los ojos.

• Te amo
• Yo también Paloma

Y con un beso el momento terminó. Continuamos teniendo sexo anal de manera seguida y ya no solo en mi cama, había ocasiones en que no aguantábamos y ella terminaba apoyada sobre un muro de la entrada de mi piso, ya sin importarnos si tenía un condón a la mano. Esta experiencia con los años me sirvió de anécdota curiosa en una que otra reunión, luego de algunos tragos, dejando a criterio de los demás si esto contaba como perder la virginidad o no. Técnicamente fue así, pero oficialmente ocurrió a los 18 años, porque sí, Paloma se mantuvo firme y recién al ser mayor de edad me entregó su “verdadera” virginidad. Pero eso...eso es una historia para otro día.

 

Mi primera vez (con una virgen)
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Había llegado el día. Por fin. No más excusas, no más demoras. Para la sociedad ya no era más un niño, ahora era parte de ellos. Por fin tenía 18 años y un nuevo mundo se abriría ante mis ojos...en todos los aspectos.

Si has leído las historias anteriores ya sabrás de Paloma y nuestras primeras experiencias sexuales. Así mismo, recordarás que no lo habíamos hecho de la manera tradicional, esto porque ella quería esperar a que yo fuera mayor de edad...y por fin lo era. Ese cumpleaños tan importante lo pasé en familia, obviamente. No soy de celebrarlo pero era algo especial, así que bastó con un almuerzo familiar y el tradicional canto. Listo. Algunos regalos, solo un par. Listo. El regalo que me interesaba vendría 2 días después.

Paloma sabía lo que yo esperaba ese viernes, día en que venía a mi casa, y se le notaba un poco de nerviosismo en el rostro, en su mirada. Habíamos tenido sexo anal muchas veces pero esto sería un siguiente paso, aunque suene extraño. Ambos perderíamos nuestra virginidad “oficial”, con todas las consecuencias que esto podría tener.

Ese día entramos a mi piso en silencio y tomados de la mano. Nos pusimos a ver algunos vídeos en Internet, para relajarnos luego de la semana en la universidad. Ambos sentados frente a mi computadora, ella apoyando su cabeza sobre mi hombro. Debo admitir que yo también sentía un poco de temor. Sí, claro, ya la había penetrado durante muchos meses pero la idea de por fin explorar una vagina virgen me daba inseguridad... ¿Le dolería?...¿Me dolería?...

Esos pensamiento llenaban mi cabeza pero poco a poco sentía como un viejo amigo iba despertando...Me refiero a mi curiosidad. Esa que luego me haría vivir diversas cosas. Tenía a Paloma a mi lado, podía sentir su piel tibia y suave, y su perfume tan dulce. Quería que conectáramos completamente, que fuéramos una pareja en todos los sentidos posibles. La amaba.

No pude contenerme más y empecé a acariciar sus piernas de manera tenue, besando sus mejillas, besos de corta duración. Quería una respuesta y la obtuve. Ella volteó a verme unos segundos y besó mis labios. Mi mano pasó a su rostro, bajando hasta su cintura, haciendo que los besos fueran más intensos. Entonces pasé a su cuello, intercalando besos con ligeras mordidas. Podía sentir como su pecho se movía más rápido, con una respiración agitada. Estaba gimiendo.

• ¿Vamos a mi cuarto?
• Ya..

En el trayecto no dejé de acariciarla. No quería “enfriar” el momento. Nos echamos en mi cama y continuamos con el juego previo. Le saqué el polo, ella hizo lo mismo. Bajé su pantalón, ella me ayudó con sus botas. Me quité mi pantalón (ella no lo hacía porque tenía problemas con las correas que usaba). Ambos quedamos en ropa interior.

Me puse encima de ella, frotando mi pene por encima de su calzón, arriba y abajo, luego con movimientos circulares. Ya había aprendido lo que le gustaba. Me quité el boxer y ella su ropa interior, y seguí con lo mismo pero apoyando mi miembro sobre su clítoris. Los dos ya estábamos muy excitados y pensé “es ahora o nunca”. Abrí el cajón de mi mesa de noche y saqué un condón

• Espera amor
• ¿Qué pasó?
• Solo...espera un momento

 

Buen relato, me gusta su forma de escribir, con diálogos específicos y la trama es inmejorable.

 

Otra vez esa mirada. Nerviosismo. Inseguridad. Miedo.

• Tranquila
• Es que no sé...no sé...
• Está bien amor. Sabes que me importas mucho ¿verdad?
• Sí...
• Entonces no vamos a hacer nada que no quieras.
• ...
• Yo estoy feliz contigo y esperaré a que estés lista.

Me miro profundamente...y sonrió.

• Tal vez...
• ¿Sí?
• Como dicen por ahí...Tal vez...¿solo la puntita?

Ambos reímos y nos besamos, retornando a las caricias. Abrí el condón y me lo puse. Paloma se acomodó, abriendo un poco más las piernas.

• Despacio por favor
• Sí

Ahora ¿Qué debía hacer? Clases de sexualidad, charlas...vídeos porno...ves tantas cosas pero a la hora de la hora, cuando es tu primera vez te sientes como un niño de nuevo. Sujetando mi pene, empecé a recorrer la vagina de Paloma...buscando...pero no encontraba nada. Era como chocar con una muralla, y no es como que pudiera pedir ayuda en ese momento.

Ya me estaba poniendo nervioso. Usé mis dedos con miedo, no quería que ella se diera cuenta de que no sabía qué hacer, se suponía que yo le debía transmitir seguridad. Fingí que la estaba estimulando pero Paloma ya notaba la situación.

• Tranquilo
• Es que....
• Despacio...yo te digo...

Nuevamente con mi glande empecé a recorrer su vagina

• Ahí...puedo sentirlo – me dijo

Ya con un poco más de seguridad empujé, muy despacio, sintiendo como mi pene se hundía. Paloma temblaba.

• Ay..ay ¡au!...espera
• ¿Te duele mucho?
• Un poco...despacito por favor

Intenté nuevamente, ahora entrando un poco más, sintiendo una gran presión en mi glande, como si rompiera algo, lo cual en realidad sí estaba pasando.

• Me está doliendo – dijo Paloma, ya con los ojos un poco empañados
• Si quieres podemos parar – No, por favor, pensaba por dentro – No quiero hacerte daño

 

• No...ay...solo sigue despacio...

Cada vez entraba más y más. Usaba condón pero igual sentía la calidez de su vagina virgen, tan suave y estrecha. Iba por la mitad cuando noté que Paloma estaba sollozando. Me detuve en seco.

• Amor ¿qué pasa?
• Es que...no se si está bien...perdón, no se que me pasa...

La miré un par de segundo y me acosté a su lado, abrazándola.

• Te dije que no haríamos nada hasta que estuvieras totalmente segura. Quiero que te sientas bien en todo momento
• Perdón amor, no se por qué me siento así...tan rara, como si estuviera haciendo algo malo.
• Es natural – o tal vez no tanto, pero necesitaba calmarla – es nuestra primera vez
• Te amo y quiero estar contigo...solo dame un momento
• Tómate todo el tiempo que quieras amor.

Empecé a sentir frío así que tomé una sabana y nos tapamos. Recordé que todavía tenía el condón puesto, me lo saqué y volví a abrazarla. Nuestra primera vez fue accidentada pero ambos desnudos, en mi cama, era una situación tierna y dulce. Ella podía sentir lo mismo, esa intimidad que había evolucionado entre nosotros, era hermosa...y excitante.

Unos minutos después estábamos besándonos nuevamente. El sexo tradicional podía darnos miedo pero seguíamos deseando nuestros cuerpos, nuestras caricias. Ahora mientras sentía sus labios empezaba a acariciar sus senos, trazando con mi pulgar un círculo en sus aureolas. Eran tan suaves que no me resistí y bajé hasta sus pezones, recorriéndolos con mi lengua.

Paloma gemía de placer. Estaba excitada. Llevó mis labios a los suyos nuevamente, pero ya no eran besos suaves, eran fuertes, con pequeñas mordidas en medio. Sentía como su mano sujetaba mi pene totalmente erecto y lo acariciaba, lo masturbaba. Hice lo mismo con mi dedo índice y medio, frotándolos sobre su clítoris. Quité la sábana porque nuestros cuerpos ahora estaban muy calientes.

Agarré sus nalgas y la traje contra mí, presionando mi erección contra su vagina, sobándola, apretándola. Me eché de espaldas y la puse encima para así poder agarrar mejor su culo. Ella besaba mi cuello mientras gemía, sintiendo mi pene duro.

• Amor...quiero hacerlo
• Pásame un condón

Ella abrió mi cajón y sacó uno. En otras circunstancias estoy seguro que me lo habría puesto pero en ese momento no sabía cómo así que me lo dio. Lo abrí rápidamente y me lo puse. Paloma iba a echarse cuando la detuve.

• No...mejor quédate arriba, así puedes controlar si te duele o no
• Sí...tienes razón.

Se acomodó, poniendo sus rodillas en ambos lados de mi cintura. Sujeté mi pene firmemente y ella empezó a bajar. Entró despacio, todavía le dolía pero ahora ella tenía más control. Subía y bajaba, luego subía y luego bajaba un poco más. Yo aproveché la posición para acariciarle los senos con ambas manos. Su rostro estaba ruborizado y temblaba por el dolor, pero este se mezclaba con el placer que sentía.

 

Se agradece bu en relato

 

Su dulce coño estaba húmedo y facilitaba mucho todo. Ya no temblaba tanto, solo gemía y cerraba los ojos, mirando al techo mientras subía otra vez y ahora al bajar lo hizo hasta chocar con mi pelvis, teniendo todo mi miembro en su interior, emitiendo un grito ahogado. Puso sus manos sobre mis hombros para apoyarse y aumentó el ritmo.

• Ah...ay....¡ah!¡ah!....
• Ah...ah....¿te gusta, amor?
• Sí José....¡ah!...me encanta.....

Subía y bajaba más rápido y a medida que aumentaba la velocidad yo apretaba con más fuerza sus senos, su cintura, su culo, todo lo que pudiera agarrar, sintiendo que mi pene estaba a punto de explotar. Un poco más...un poco más...estaba a punto...ya casi....hasta que al fin eyaculé...

• ¡Ahhh!....¡Ah!.....¡Ah!

Paloma se recostó sobre mí, todavía teniendo mi pene dentro y moviendo un poco la cintura por inercia. Estábamos llenos de sudor...ardiendo...felices...

• Te amo
• Yo también

Y cerramos el momento con un beso.

Ciertamente uno nunca olvida su primera vez y esta fue muy especial. Al igual que con el sexo anal, el tradicional también ocurrió más seguido y con menos inhibiciones con el paso del tiempo, lo que no preví fue que en Paloma también despertaba una morbosa curiosidad, que nos llevó a experimentar, como aquella vez que me hizo sexo oral en un bus. Pero eso...eso es una historia para otro día.

 

buenos recuerdos de las conchitas virgenes que me comi

 

La primera vez que me hicieron sexo oral en un bus
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Podrá parecer algo simple, sencillo, incluso mundano en estas épocas, pero deben tener en consideración cómo era yo, lo que pasaba por mi mente. Los primeros senos que toqué, la primera vagina que lamí, la primera penetración que hice fue en la universidad. No viví nada sexual en el colegio y mi despertar se estaba dando recién, por eso cualquier experiencia era un nuevo mundo, y esto califica como tal.

Fue durante un paseo por el aniversario de mi facultad, toda la promoción, incluyendo profesores, nos íbamos a un club fuera de Lima. Sería un evento lleno de música, juegos y comida. Obviamente se prohibía el alcohol pero ya todos sabemos que eso nunca se cumple e incluso los mismos profesores son los que ponen las cajas de cerveza ya avanzada la noche.

Eran las 8:30 a.m., todos formados frente a los buses, subiendo uno a uno hasta llenarlos, aunque eso daba igual porque dentro luego todos se re organizaban, yendo al fondo los que guardaban las botellas de ron y pisco en las mochilas. Paloma y yo nos sentamos por el medio, juntos. Debo agregar algo importante, durante esa época yo tenía la determinación de nunca probar alcohol. Durante toda mi vida había visto a mis tíos hacer el ridículo en sus constantes fiestas y desde niño esa imagen quedó grabada así que no probaba ni una gota. Paloma pensaba igual, o al menos eso creía.

El evento sucedió como se esperaba: Llegamos y armamos lo que se usaría para las competencias mientras que otros profesores organizaban el almuerzo. Habían mesas pero preferíamos comer en el cesped, cada quien con su grupo de amigos. Todavía era temprano así que solo algunos se servían chorritos de ron en la gaseosa para sazonar. Paloma y yo estábamos con un grupo tranquilo, bromeando y haciendo planes para algún otro fin de semana.

Luego vinieron los juegos, la carrera en la que dejaban que ganara el Decano, el jalasoga donde aprovechábamos en presumir, y así pasó la tarde hasta que se acabó el programa asignado y ya cada quien era libre de hacer lo que mejor le parecía. Abrieron la discoteca y casi todo mundo se encerró ahí. Era muy unido a Paloma pero sabíamos darnos nuestro espacio también y ella quería estar un momento con sus amigas así que aproveché en ir a jugar billar.

Luego de una hora Paloma se acercó a mí, muy alegre, y rodeó mi cuello abrazándome.

• Te extrañe mucho amor
• Yo también – podía ver cierto rubor en sus mejillas - ¿Todo bien?
• ¡Sí! Muy bien, pero ahora quiero pasar tiempo contigo
• Hay que caminar un rato entonces...y ver donde podamos estar tranquilos

El Club no era tan grande pero encontramos un rincón detrás del restaurante, vacío por lo oscuro que estaba. Apenas se dio cuenta que no había nadie mirando, Paloma empezó a besarme.

• ¿Por qué eres tan lindo?

• Te podría preguntar lo mismo.
• Ay, cuando dices eso te haces más lindo todavía

Ya con los besos podía sentir el aroma a alcohol en su aliento pero no me importaba. Yo la seguía besando mientras sujetaba su redondo culo y la presionaba contra mí. Paloma lo sintió y se pegó más. La situación era tan excitante que sin preguntar metí mis manos dentro de su pantalón, masajeando sus calientes nalgas, lo que al parecer le encantó porque empezó a darme leves lamidas en el cuello mientras notaba su mano bajar hasta mi entrepierna.