Contramemorias de una muchachita

que exitante!!!

 

Sin duda cada autor tiene un estilo propio..digamos su sello.. La narrativa de Ana son como ráfagas de relatos eróticos que vivió, se le viene a la mente lo plasma y comparte.. He leido sus relatos hilvanándolos.( se lo recomiendo)..y si que es agradable y entretenido disfrutarlos.

 

Jajajaja....Ya recuerdo ese cuento bomboncita!!!..que rico que lo recuerdes!! como no olvidarlo ...

 

Creo que si el moderador trasladara todo este relato, al hilo de origen: "Increible?" (como lo pide la propia AnaBanAna, al inicio); la historia tendría mas sentido para los nuevos lectores....
Y Annie, tu también podrías ayudar, si continuas tus relatos por ese tema!

 

Ver relatos tuyos aqui, siempre son buenisimas noticias. ¡¡Gracias!!

 

Señores cofrades. Hola con todos. Este es el final de esta saga o como quieran llamarlo. Todo lo demás que escriba, si es que lo hago, será abierto en un nuevo tema. Disculpen si a alguien le molesta la palabra lindura, pues la uso en repetidas ocasiones en este relato. Disculpen también si es muy extenso, tenía que acabarlo. Será hasta el próximo relato. Les envió saludos y memorias.

[…] happy sad ♪
and happy sad ♪
sometimes good things happen to us ♪
disguising themselves ♪
as bad… ♪

Orlando aún me espera en el paradero. Para evitarlo tomaba la avenida paralela y luego bajaba hacía la avenida principal, donde había otro paradero. Cuando estaba perezosa, tomaba taxi. Mi amistad con el desvelo seguía en vigencia. En la escuela me empezaron a llamar “Manicomia”, y eso porque, según ellos, hablaba dormida sobre la carpeta. El tormento amenguó un poco después que el año de estudio terminó. Aprobé las materias con notas mediocres; pero estaba contenta; ya no tenía que levantarme temprano. Otra de la razón por la que me contenté fue porque pensé que iba a pasar más tiempo con mi tío; pero no fue así. Mi tío tuvo que viajar. El día anterior a que se fuera, después de vaciarse en mi boca, me dijo que a su regreso me haría suya, que me iba a desvirgar, que ese sería mi regalo de cumpleaños.

El día de su partida, Madre se puso a llorar en el aeropuerto. Yo traté de ponerme fuerte; pero al final Madre me contagió. Le susurré, a mi tío, al oído, lo más bajito que pude: te quiero.

Madre, ese día, estaba inconsolable.

Me conectaba seguido para chatear con él, al final siempre terminaba desnudándome frente a la cámara. Él se masturbaba hasta vaciarse, luego me escribía: pronto te voy a llenar la conchita de leche. Yo anhelaba ese día.

Pasaron días seguidos en los que él no se conectaba; pero me mandaba fotos de él desnudo. Yo hacía lo mismo. Después de unos días me pidió que le mandara fotos en hilos y tangas, yo no contaba con las prendas antedichas, y se lo dije. Él me dijo que quizá Madre podría tener alguno en sus cajones. Al principio me rehusé; pero luego, su tierna y enferma insistencia, con ayuda de mi arrechura, me convenció. Le envié lo que me solicitó más un plus: portaligas.

Parecería exagerado dar una cantidad aproximada de interiores que encontré en su cajón. Aunque podría obedecer fácilmente a la siguiente formula: número de calzados*15. Particularmente, a mí, me parece demasiado. Pienso en la cantidad que debe tener ahora y me indigno. Disculpen, prosigo.

Pocos días después mi laptop se descompuso. Recordé que en las cabinas de INTERNET, donde acudía con Orlando, había un letrero que decía que se arreglaban equipos de cómputo. Ese mismo día la llevé en compañía de Madre. No contaba con que ella me iba a acompañar. Me torné intranquila; algunos ya sabrán por qué.

Una de las cosas que no me agrada de ser algo atractiva es porque hay más probabilidad a que te reconozcan, y no es porque estén pensando en ti sino que te ven pasar, te miran el culo o las tetas y si les alcanza el tiempo te miran la cara y bang: a esta la conozco. Si mi comentario les pareció racista o discriminatorio, hacérselo llegar al señor moderador, quien es el que tiene la mota indicada para estas pizarras.

Ay, yo siempre me voy por las ramas. ¡AJA! Esa es una antesala.

Temía que el tipo que atendía en las cabinas me reconociera, pues era amigo de Orlando. Felizmente o infelizmente (ustedes decidan al final de leer) el que atendía no era el señor que solía estar cuando acudía con Orlando. Me tranquilicé. Nos acercamos hacía el señor que atendía.

-¿Mono?
-¿Charito?

Madre y el señor se conocían. Todas las oraciones que madre decía llevaban un Mono; eso a él no parecía incomodarle en absoluto; es más, cuando Madre nos presentó, él mismo dijo: Yo soy Mono, para servirte, lindura. No hace falta describir como era Mono. Señor moderador, usted tiene la mota.

Le dejamos la Laptop. Madre de ahí se iba a trabajar. Le dije si yo podía usar su Laptop en casa; pero me respondió que la había dejado en el trabajo. Le pedí permiso para quedarme un rato en las cabinas. Sólo media hora y de ahí te regresas, me respondió.

Todas las cabinas estaban ocupadas por lo que tuve que esperar 5 minutos, para eso Madre ya se había ido. La cabina que se desocupó estaba en el segundo piso; justo donde yo quería. Dejé a Mono revisando mi Laptop.

-Sube, lindura; ahorita arreglo tu Laptop.

Me encanta como hablan los morenos.

Cuando me conecté vi que mi tío estaba en línea y me puse a chatear con él, me agradeció por las fotos. Le expliqué por qué estaba en una cabina y luego nos pusimos a arrecharnos. Perdí la noción del tiempo hasta que él se desconectó. A mí me quedaba como 20 minutos para completar 4 horas. ¡JA!

Me puse a mirar sus fotos, a releer las cosas que me decía y que pronto íbamos a hacer realidad. Al ratito me tocan la puerta, era Mono y me dice que ya arregló la Laptop. Salgo de la cabina y me senté por ahí para revisar mi laptop que estaba sobre una mesa. La verdad que sí, incluso estaba más rápida. Me percaté que no había gente. Luego Mono me enseña un pendrive.

-¿Sabes que hay acá?
-No
-Aquí hay fotos tuyas calatita.

Inmediatamente se bajó el cierre del short y se sacó la verga. Yo no podía creer lo que estaba viendo. Él me la acercaba a la cara y yo la esquivaba, en repetidas veces. Hasta que me agarró fuerte la cabeza con una mano y con la otra me mostró nuevamente el pendrive.

-Me la vas a chupar o le cae esto a tu mamacita.

Lo hice, a pesar que yo lo hacía casi llorando, estaba excitada, venía excitada. Yo ponía mi boca donde él me indicaba. Acercó mi cara a su barriga velluda, cogió mi mano y la llevó a su verga para que lo masturbe, mientras yo se lo hacía, bajó mi cara hacia sus vellos púbicos.

-A ti ya te han lavado la cara y cepillado los dientes.

Me desvistió totalmente, y seguí chupándosela hasta que eyaculó dentro de mi boca, fue mucha y la tuve que botar. Me dio papel higiénico para limpiarme. Busqué mis ropas rápidamente; pero él me detuvo.

-Lindura, yo soy un caballero, ya me diste placer, ahora yo te voy a complacer.

Me echó sobre la mesa me abrió las piernas y metió su cara entre ellas y empezó a lamer mi conchita, exploté a los pocos minutos. Veo que él se yergue y se agarra la verga mientras mira mi conchita, veo que se acerca y le digo que no, que me haga otras cosas; pero en la conchita no.

-¿Eres virgen?
-Sí.

Se acercó más.

-Por favor, no lo hagas.
-No te lo haré. No quiero que te vayas con el calzón manchado de sangre, sólo te lo voy a frotar. Otro día te rompo la conchita.

Y eso fue lo que hizo, me la pasaba por la conchita, despacio, sentía como pasaba todo su tronco y luego sus testículos, y luego retornaba hasta sentir su glande en la entrada de mi conchita. Y así sucesivamente. Sus manos siempre estaban recorriendo partes de mi cuerpo. Hasta ese instante yo ya había dejado de llorar y mi respiración era irregular, tragaba saliva, sentía sed, sí existe más de un tipo de sed, las sentía todas.

Hubo un momento en que yo no hubiera puesto resistencia si él hubiese querido penetrarme; yo estaba a mil. Se masturbó y al eyacular apuntó entre mis piernas, sentí cada disparo, los sentí calentito. Relacioné ese momento con lo sucedido con mi tío; pero fue diferente, a Mono le salió más, mucha más. Traté de sentarme para chupársela, porque eso era lo que mi tío me pedí que le hiciera después que él terminaba de eyacular. Mono, frenó mi movimiento y me devolvió a la mesa. Él con sus dedos me untaba el semen por la conchita; por cosas de la gravedad, un tanto de semen, no tocado por él aún, fue a parar cerca a la entrada de mi culito, por lo que lo aprovechó, me lo untó en él, y me lo empezó a estimular. Trató de meterme un dedo, sin éxito; acercó su boca a mi culito y lo lamió un ratito luego dejo saliva en él e intento nuevamente introducir su dedo, esta vez lo logró, me dolió un poco pero se sintió muy rico. Yo recostada en la mesa, ahora con mis rodillas casi pegadas a mis pechos, me vine cuando introdujo un dedo más al mismo tiempo que empezó a chupar mi vagina nuevamente. Por ratos me iba, en serio, y al regresar la imagen seguía siendo la misma: su boca en mi conchita y sus dedos en mi culito.

-Tu anito ya está preparado, te meto la pinga un poquito.

Le dije que ya era tarde; pero la verdad es que yo sí quería.

-Un poquito, lindura, un poquito.

Le dije que sólo un ratito; pero no toda.

- Cómo te la voy a meter toda, te mato, lindura, te mato. No te preocupes, lindura, ya tengo experiencia en estas cosas.

Yo me encontraba en la misma posición sólo que ahora con las piernas sobre sus hombros. No tardó casi nada en introducir su pene dentro de mi culito, fui similar a la introducción de sus dedos, sólo que ahora se sentía tibió, duro, una sensación de llenura, un poquito más de dolor y un poquito más de placer. Cumplió con su palabra de no metérmela toda, al levantarme un poquito para ver cómo me la metía vi que la mayor parte de su verga estaba afuera. Dejé de ver cómo me penetraba y me puse a ver su rostro, y no se comparaba a la de los otros hombres con los que había tenido algo, realmente él estaba gozando, a los segundos, se echa sobre mí y comienza a penetrarme un poco más fuerte y más rápido y comienza a jadear fuerte, siento su semen en mi culito, su barriga aplastando mi abdomen, siento que sus embestidas disminuyen en fuerza y se hacen más lejanas, lo siento a él aletargado, y siento que su verga ha perdido dureza, siento su aliento en mi oído y me dice: estuvo muy rico, lindura. Busca mi boca, le correspondo y nos besamos. Terminamos.

-Mañana vengo a recoger la Laptop, ya es tarde, me da miedo andar con la laptop en la calle.
-Yo te acompaño, lindura.

Antes de salir le pido el pendrive y me lo da. Lo guardo en mi bolsillo.

-¿Por qué no ves lo que hay ahí?

Cuando lo abrí noté que no había ninguna foto, sólo un documento de texto con una conversación en donde yo decía que me iba a tomar fotos desnuda.

-No tengo ninguna foto tuya, lindura.

Me acompañó a casa, durante el camino, me empezó a hablar de él. Esa es la parte más aburrida de conocer a un hombre. Me enteré que no era peruano, era obvio, pues tiene un dejo muy bonito, cuando habla pareciera que estuviera recitando.

Aquella noche, me puse a pensar en mi tío; pero intempestivamente se cruzaba Mono y tomaba su lugar, y no podía sacármelo de mi cabeza ni de mi cuerpo. Aquella noche me introduje un cepillo en el culito mientras recordaba todo lo que me hizo. Aun así, estaba empeñada en guardarle la conchita a mi tío.

Me escapaba cada vez que podía y me iba a las cabinas por un poco de placer.

Después de un tiempo, mi tío aún estaba de viaje, se le malogró la Laptop a Madre, motivo por el cual fuimos a donde Mono y nos encontramos con la sorpresa de que estaba cerrado su local. Madre necesitaba urgente cierta información que había en su Laptop por lo que llamó al número de celular que había en el letrero. Le contestó Mono y le dijo que estaba por el centro de Lima y además que ese día no iba a abrir; pero que hacía trabajos a domicilio, y que llegaba en una hora.

Mono fue puntual, Madre le dio la laptop y de inmediato él se puso a trabajar. Vi que Madre se puso a escribir en un cuaderno y luego de un rato arrancó la hoja. Madre me dio una lista de cosas para comprar en el supermercado, pues ese día era el cumpleaños de su hermana. Es obvio que en la lista no había nada de bebidas alcohólicas.

-Está vez cada uno preparará su trago porque el barman está de viaje.

No te tristeza cuando Madre dijo eso.

-Pero lindura, aquí está tu servidor.

Madre se puso a reír.

-Espera a que termine con tu Laptop para mostrarte como se prepara un rico traguito de mi tierra.

Madre después de darme el dinero me dijo que tenga cuidado y que no demore.

Me demoré un poco. Me entretuve viendo unos vestidos. Cuando regresé a casa, ni bien cerré la puerta, Mono viene hacia mí.

-Lindura, te deseo. Vamos a culear un ratito antes que llegue tu mamacita.
-¿Dónde está ella?
-La llamaron urgente del trabajo.
-¿Sin la laptop?
-Faltaban como 20 minutos para recuperar la información del disco. Para que gane tiempo le dije que me indicará el nombre del archivo que estaba buscando y de ahí yo se lo mandaba por correo. Mira, me dejó su correo en este papel.

Miré el papel y reconocí la letra de Madre. La llamé al celular y lo escuché timbrar, estaba en el sofá.

-Tu mamacita estaba tan apurada que se le olvidó. Mira, hasta sus llaves se ha olvidado.
-En serio ¿no está?
-Claro que no está, si ella estuviera tú crees que yo te diría para culearte.
-Tienes razón.
-Acá he visto un cuarto donde podemos culear.

Le pregunté hace cuanto que se había ido Madre y saqué mis cálculos. Teníamos un tiempo sin peligro. Me llevó al cuarto de servicio donde sólo había cosas viejas amontonadas, y también algo que nunca había visto ahí: una colchoneta. Esa colchoneta madre la usaba para hacer ejercicios. Esa colchoneta suele estar en un armario en una pequeña sala donde madre tiene su mini gimnasio. Cuando entras por la puerta principal de mi casa, lo primero que vez más allá de la sala principal es el mini gimnasio de Madre, esa salita no tiene puerta. A veces voy ahí a jugar con la pelota de Pilates; pero cuando Madre se da cuenta me bota.

-Acá no. Mi mamá la usa casi todos los días.
- Hoy no la va a usar más porque ya la usó. Está mojada, ves.

No parecía mojada. Él insistió.

-Toca, lindura, toca. No te estoy mintiendo.

Efectivamente, estaba húmeda la colchoneta.

Se bajó el buzo, yo me arrodillé para chupársela, se la chupe unos segundos y me detuvo.

-No, lindura, no. No tenemos mucho tiempo. Te la voy a frotar por la conchita, y luego te la meto por el culito.

Me sacó el vestido y todo lo demás, me echó sobre la colchoneta, luego agarró unas ropas viejas y las puso debajo de mí culito y espalda, me había echado sobre la parte húmeda de la colchoneta. Me empezó a frotar su verga por mi conchita, me levantaba las piernas y me las besaba, ponía sus dedos en mi boca y yo se los chupaba, sentía que me la frotaba más intensamente, pensé que me la iba a meter.

-No.
-Ahorita me voy a venir, no te preocupes.

Después de decirme eso, su verga se hizo paso en mi vagina, antes de pegar el grito él me tapó la boca y se echó sobre mí.

-Ya lindura, ya va a pasar, fue de casualidad.

Se mantuvo un momento sobre mí sin moverse, y me retiró su mano de mi boca.

-Sácamela, por favor.

No me hizo caso. No sé cuántas veces le repetí lo mismo. Dejé de repetírselo porque me tapó la boca nuevamente cuando empezó a moverse. A los minutos el dolor venía con algo de placer, después de otros minutos, el placer venía con algo de dolor. Ambas combinaciones me gustan hasta ahora. Liberó mi boca, me cambió de posición sin sacármela, me puso de costado y sentí que me entraba más, y al mirar cómo me entraba, veía sangre deslizándose por la porción de su verga que no entraba en mi conchita. Me abrazó muy fuerte.

-Nunca me vas a olvidar. De ahora en adelante te la voy a meter por ahí cuando yo quiera.

Yo le decía lo que él deseaba escuchar, que coincidentemente era lo que yo sentía y quería. Me la empezó a meter más fuerte y rápido, me tapó la boca nuevamente. Y vi que él se quedó con la boca abierta, cómo sí se estuviese ahogando. Se detuvo y sacó su verga, me senté y vi mi conchita, mis muslos, las ropas viejas, y su pene con sangre, luego vi que de mi vagina salía semen. Me dio papel higiénico y me limpié. Él también se limpió, luego puso todas las ropas viejas y papeles manchados con sangre en una bolsa. Me llevó al baño de servicio y ahí ya había un lavatorio con agua para que me quitara la sangre y el semen. Él me ayudó, una vez sin rastros superficiales me entregó una toalla para secarme, él cogió otra y me ayudo a secarme. Tomó las dos toallas y las metió en la bolsa. Mientras yo me vestía él se ponía a ver el suelo, por aquí y por allá, se le veía nervioso. Cuando me ve vestida veo miedo en su cara.

-¿Te has puesto el calzón?
-Sí.
-Cojuda.

Me alzó el vestido y me bajó el calzón. Estaba algo manchado con sangre. Me sacó el calzón lo humedeció y me lo pasó por la conchita varias veces. Revisó mi vestido, no había rastros. Metió mi calzón en la bolsa.

Ya en la sala, antes de irse, él metió la bolsa en su mochila.

-Ahora anda a tu cuarto y báñate hasta que ya no te salga sangre.

Me dio un beso, me acomodó el cabelló, y se fue.

Estaba feliz de haberlo hecho; pero a la vez intranquila por mi tío. Subí a mi cuarto para alistarme para el baño y al pasar por el cuarto de Madre, veo que la puerta de su cuarto está abierta, entro y veo que ella está durmiendo. Me alejé despacio hacía mi cuarto e hice lo que me dijo Mono.

Después del largo baño, tuve mucho cuidado al secarme. Cada 5 minutos me revisaba por si se asomaba algo. Me preocupé por nada.

Ya en la reunión, Madre me manda a guardar unas cajas vacías al cuarto de servicio. Voy y veo que ahí está la colchoneta. Mono se olvidó de guardarla. Me puse fría. Me acerqué al lugar que le habían asignado a Mono para que prepare los tragos y cuando no había nadie le dije lo que yo había visto.

-No te preocupes, lindura, déjalo ahí.

Estuve toda la noche pendiente de él y vi que Mono se drogó, sacó un papelito y aspiró lo que había en él.

-¿Qué haces?
-Lindura, a mi edad, para mantenerme despierto necesito esto y para dormirme lo otro.

Al rato se fue. Subí a mi azotea y lo vi irse, vi que sacó otro papelito, quizá el mismo, y volvió a aspirar. Esa noche no pude dormir bien, y no por la bulla sino por la colchoneta.

A la mañana, antes de desayunar, Madre se disponía a realizar ejercicios pues la vi con su lycra. Nunca sentí tanto miedo, en serio. Se dirigió a su mini gimnasio, se puso a realizar su rutina de ejercicios; pero luego salió y se dirigió con dirección al cuarto de servicio. Al ratito me llama.
Se los juro, que en ese momento quise salir de mi casa; pero escuche otra vez su llamado. Voy a donde ella está. No sé si ella estaba ordenando o buscando algo. Cualquiera que sea la acción que estuviese realizando me aterrorizaba.

-Lleva la colchoneta a su sitio.

Estaba lela.

-Ahorita desayunamos. Lleva la colchoneta a su sitio.

Cuando levanté la colchoneta vi en el suelo que había un papelito como el que le vi a Mono. Mientras llevaba la colchoneta me fije que había manchas de semen en ella. Lo guardé en el armario. Cuando Madre terminó de hacer lo que estaba haciendo en el cuarto de servicio. Se dirigió nuevamente al mini gimnasio y me llamó nuevamente. Me hizo sacar la colchoneta y otros accesorios, pues, ya estaban viejos, y los iba a regalar porque se iba a comprar nuevos ese mismo día. No tuve cuidado al sacar la colchoneta y se me zafó de las manos, y cuando cayó en el suelo la parte donde había los restos de semen quedó expuesta. Madre me vio, se agachó y volteo la colchoneta.

Después del desayuno, vino Mono, y se llevó esas cosas. Le pregunté a Madre que la vi durmiendo ayer. Me respondió que se sintió un poco mal cuando estaba haciendo ejercicios. Estaba algo estresada; pero ya no.

Pasaron unos días, y cuando se suponía que debería ir al supermercado, me desvié un ratito hacia las cabinas. Era temprano, y le avisé a Mono por SMS que estaba yendo un ratito. Me respondió con una sonrisa. Me llevó arriba, sólo había gente abajo, y poca. Ya no había dolor, y si había era diferente al dolor que sentí en mi primera vez, esta vez no se vino dentro, aun sabiendo de mi secreto; pero aún así, no se vino dentro de mí hasta mi cumpleaños. La mayor parte de nuestros encuentros eran intensos pero fugaces.

Llegó mi cumpleaños sin mi tío, felizmente. Aun así, me sentí algo triste y culpable. Días antes, Madre me preguntó si quería algo en especial para mi cumpleaños. Le dije que algunas amigas iban a ir a un concierto y que yo también quería ir. Le dije que tenía que salir temprano para estar en primera fila, y bueno, el concierto terminaba algo tardecito. Me dio su permiso. Y íensan bien si piensan que me desvié del camino. Se lo conté a Mono. Y en el día de mi cumpleaños, Mono se consiguió, no sé cómo, un departamento en el centro de Lima, por la avenida Tacna. Fue entonces en ese día, en esas horas placenteras, que descubrí que podía tener varios orgasmos seguidos. Y también descubrí que los necesitaba y que él no era el único que podía dármelos.

Empezó un nuevo año de estudio y no llegaba mi tío, y a Madre ya no se le veía triste, quizá a veces. Me sentía llena de energía. Volví a sacar buenas notas, y, lo mejor de todo, los hombres me miraban más que antes, me miraban como si supieran todo lo que hice en las vacaciones.

 

Buen relato cofrade.

 

Sin tratar de crear controversia ni de quedar como santurron o "falso moralista"; o que me digan "que tanto va el cantaro al agua, hasta que se rompe", si sopesamos las circunstancias y los tiempos... cuando una mujer dice "No" es NO.

Pd: Y Annie, tu historia si que fue Increible!

 

Qué comentario tan ambiguo. Gracias por tu comentario.

 

Simplemente genial...me hizo vivir el momento.

 

Gracias por leer, Bomboncita. Tienes razón; pero fue intencional. Pensé en esclarecerlo, hacerlo explícito, no me costaba nada; pero opté por dejarlo como está. Aún así, hay dos líneas claves, una dicha por Mono y otra dicha por Madre, que podrían esclarecer esas dudas. Final abierto, creo que le llaman.

 

MrQuarzo su bandeja está llena.
No le pude responder.

 

Interesante relato...entretenido y envolvente....mmmm con respecto a la famosa colchoneta, a mi humilde entender.me inclino por la opción "A" de mi bomboncita ( pues a parte del detalle ya mencionado le agrego, el hecho que le tapara la boca para que no grite Anna, pues el "suertudo" de mono sabia que la mamá estaba en su hab. y bueno otro detallito (que mi mente cochina elaboró ) ese papelito encontrado cerca a la colchoneta,,tambien era de droga usado por mono y la mamá.

 

Me parece que Mono también tuvo sexo con la madre, esta claro.

 

Todavia no te leooo, primero le doy like, ¡¡a ojo cerrado!!

¡¡¡¡Wiiiiiii !!!! Como siempre ¡¡¡Divino!!! Por Dios no dejes de Postear, para mi es casi "cruel" ver como apareces y desapareces peor que estrella Fugaz mujer, tu de lo mejor que hay por estos Lares.

 

JA! Cuánta emoción la tuya, me contenta, gracias...y disculpas por mi insospechada crueldad relatora.

 

Excelente relato, me gusto mucho, sigue asi linda...

 

Excelentes relatos AnaBanAna, la estructura narrativa que le estás dando entretiene bastante.